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miércoles, 5 de junio de 2019

SULTANES NAZARIES


SULTANES NAZARIES...

Yusuf I fue un rey nazarí de Granada (Granada 1318 - † íd. 1354), séptimo soberano de la dinastía nazarí que ocupó el poder entre 1333 y 1354.
Estableció la paz con Alfonso XI de Castilla, pero tras finalizar los cuatro años de paz pactados, se alió con los benimerines que habían pasado el Estrecho a las órdenes del sultán del Fez, Abu al-Hasan ben Uthman y presentó batalla a los castellanos, siendo derrotado en la batalla del Salado en 1340.
A finales de 1340 Alfonso XI puso cerco a Q'alat ben Said (Alcalá la Real), que hacía de escudo defensivo de Granada con el reino de Jaén y puerto seco de control de una importante ruta comercial. Ni Yusuf, ni su gran visir, el cristiano renegado Ridwan, como tampoco Ozmín, general de los "defensores de la fe" africanos consiguieron hacer caer a las tropas cristianas en las varias trampas que les prepararon en la Vega, en Sierra Elvira o en los alrededores de hins al-Muklín. Al final Alcalá la Real capituló el 15 de agosto de 1341 y a sus habitantes se les asentó en Moclín para que guardasen el deseo de revancha. Este rey estuvo más preocupado de embellecer Granada que de defenderla con las armas, cosa que deja a su chambelán o al general Ozmín.
Perdió Algeciras en 1344 tras un largo asedio y Gibraltar en 1349 después de soportar un duro asedio durante el que murió Alfonso XI a causa de la peste.
Su reinado es una de las épocas de mayor esplendor del Reino de Granada, construyó el palacio de Comares, una de las joyas de la arquitectura andalusí. En 1349 inaugura La Madraza, la primera Universidad que tuvo Granada.
Yusuf I murió asesinado mientras oraba en una mezquita de Granada.

Construcciones de la Alhambra en tiempos de Yusuf I

Torre del Cadí
Torre de la cautiva
Torre de Comares
Torre quebrada
Puerta de la justicia
Puerta de la Alberca o de los siete suelos
Oratorio del Partal
Reformas del baño real y del Menxuar

Muhammed XI
, llamado el chico, fue rey musulmán de la dinastía nazarí de Granada entre los años 1453 y 1454.
Era hijo de Muhammed VIII de Granada.
Después de las derrotas de Muhammed IX de Granada, el zurdo en la campaña de Murcia (1451), los Abencerrajes proclamaron a su candidato Abū Nasr Sa'd al-Musta'în bi-L·lah (Sad) en la parte occidental del reino, mientras en la oriental, con centro en Málaga, era proclamado Muhammed el chico; sin embargo, en 1452 fue derrotado por Muhammed IX el zurdo. Éste murió en 1453 y la facción que le apoyaba se volvió a levantar, alcanzando esta vez el poder en el emirato de Gharnati además de Málaga y Almería, mientras el rebelde Sad ibn Ali, vasallo de Castilla, sólo era reconocido en la parte occidental, con centro en Ronda. Muhammed firmó con Castilla una tregua que era onerosa para el reino de Granada, lo que le hizo perder el apoyo de sus partidarios. Por otra parte Sad había roto con Castilla (agosto) y tenía el apoyo de los influyentes Abencerrajes. La ciudad de Granada proclamó a Sad (1454) y Muhammed huyó a Málaga.
Poco después fue derrotado y capturado por el hijo de Sad, Abū al-Hasan 'Ali ben Saad (Muley Hacén en las crónicas cristianas), y ejecutado junto con toda su familia en la Alhambra.
Abū Nasr Sa'd al-Musta'în bi-L·lahtambién conocido como Abu Nars Saad, Sad o Ciriza, fue rey musulmán de la dinastía nazarí de Granada en dos períodos, entre los años 1454 y 1464.
Era hijo de Alí y nieto de Yusuf II.
Tenía el apoyo de Castilla y de los Abencerrajes, y en 1453/1454 tras la muerte de Muhammed IX al-Aysar las facciones proclamaron a Muhammed XI el chico (el chiquito), hijo de Muhammed VIII, que dominó el emirato de Gharnati, Málaga y Almería, mientras Sad ibn Alí era proclamado también rey y dominaba Ronda y la parte occidental del reino. Sad, que ya se había sublevado un poco antes, era vasallo del rey Juan II de Castilla, pero el 21 de julio de 1454 murió en Valladolid, y el rey musulmán, alegando que el vasallaje era personal rompió con Castilla. Este movimiento podría estar relacionado con la lucha por el poder en Granada, donde gobernaba Muhammed XI el chico, que en 1454 había firmado una tregua con Castilla, onerosa para el reino de Granada, y que fue derrocado (1454), con lo que Sad fue reconocido en Granada. Muhammed XI resistió en Málaga, pero finalmente fue capturado por el hijo de Sad, Abū al-Hasan 'Ali ben Saad (Muley Hacén en las crónicas cristianas), y ejecutado con toda su familia en la Alhambra.
Durante tres años los combates con los castellanos fueron continuados, aunque de baja intensidad (guerra de Granada de 1455 a 1457). Ninguna batalla importante se menciona, pero los castellanos asolaron la vega de Granada y ocuparon Huelma y Jimena. En 1457 se acordó una tregua parcial.
En julio de 1462 Sad rompió con los Abencerrajes e hizo matar a dos de los miembros principales de la familia en la Alhambra, el resto de los miembros del clan huyeron a Málaga, y en septiembre proclamaron soberano al antiguo rey Yusuf V. Mientras, el 20 de agosto, los castellanos se apoderaron de Gibraltar y el gobernador de la misma se sometió y se convirtió al cristianismo. En septiembre los castellanos ocupaban Archidona. En noviembre Yusuf V se apoderó de los territorios occidentales y entró en Granada; pero Sad recuperó la capital en diciembre y Yusuf murió.
En agosto de 1464 su hijo Muley Hacén le derrocó en un golpe de estado planeado en alianza con los Abencerrajes, y le encarceló.

Abū al-Hasan 'Ali ben Saad (أبو الحسن علي), rey de Granada, llamado Mulay Hasan o, por los cristianos, Muley Hacén.
Accedió al trono en agosto de 1464, sucediendo a su padre Sa'd al-Musta'în cuando ya el Reino de Granada vivía fuertes conflictos internos que le impidieron sacar provecho militar de la guerra en Castilla. Con la sultana Aixa tuvo a su hijo Boabdil, que le quitaría el trono en 1482. En ese momento Muley Hacén huyó de Granada con su hermano el Zagal para combatir a su hijo. En 1485, ya muy debilitado, nombró heredero a su hermano, falleciendo ese mismo año en el castillo de Mondújar.
Hay diversas leyendas sobre este rey granadino. Una de ellas es la de Isabel de Solís, noble castellana que fue apresada en una incursión nazarí y fue llevada cautiva a La Alhambra. Allí el rey se enamoró perdidamente de ella, descuidando sus asuntos de Estado. Isabel se convirtió al Islam con el nombre de Zoraida y fue la esposa favorita del sultán, provocando la enemistad de la sultana Aixa, madre de Boabdil. Las intrigas palaciegas causaron la debacle del rey. De ella tuvo dos hijos: Don Fernando de Granada (c. 1460 - Burgos, marzo de 1512), cuarto marido de Mencía de la Vega, sin sucesión, y Don Juan de Granada, que se casó con Beatriz de Sandoval y tuvo descendencia.
Otra leyenda dice que, cansado y hastiado de su trato con los hombres, dispuso que a su fallecimiento fuese enterrado en el lugar más alto, cercano al cielo y alejado de la civilización: en el pico Mulhacén, y de ahí el nombre de la máxima altura de la península ibérica. No obstante, desde entonces fueron muchas las búsquedas y catas que se han realizado en esta montaña para localizar la tumba del monarca y los tesoros que se suponía podía contener, pero nunca ha sido encontrada.
Publicado por al-Andalus en 8:00 


CASTILLO DE SALOBREÑA DE GRANADA


El CASTILLO DE SALOBREÑA DE GRANADA.

 Historias y leyendas.

Este Castillo se conoce como fortaleza desde el siglo X.
Ya antes la zona estuvo habitada por fenicios y romanos pero fueron los árabes los que construyeron el castillo como tal.
Al principio se construyo con fines defensivos, situado estratégicamente sobre una alta roca, desde él se divisa el mar, la vega y hasta Sierra Nevada.
Sin embargo, durante el reino nazarí, se convirtió en palacio de recreo de los reyes, según cuentan, en su interior había jardines, fuentes y lujosos palacios famosos en su época, habitados por los mas importantes reyes nazarís. Estos reyes, en sus luchas internas en dominar el territorio acabaron convirtiéndolo en prisión real y muchos de ellos acabaron cautivos entre sus muros e incluso ejecutados allí.
Cuenta una leyenda que existió un rey llamado Muhammed IX, (Hayzari) el zurdo, unos dicen que le llamaban así por su gran destreza en manejar con esta mano la cimitarra, y otros porque todo le salía al revés, fue destituido tres veces, estuvo preso en el castillo varias veces, pero luego siempre conseguía recuperar su trono.

El caso es, que este rey tuvo tres hijas trillizas, aunque hubiera preferido varones, se contentó al ver lo bonitas que eran y pidió a sus astrólogos que les hicieran su horóscopo como era costumbre.
Fue entonces cuando estos le avisaron de que las guardara muy bien, ya que cuando alcanzaran la edad núbil se las podían robar.
Al poco tiempo, el rey quedó viudo, y teniendo presente la predicción de los astrólogos, mandó criar a las niñas en el Castillo de Salobreña, que ya era una gran fortaleza inexpugnable y además contaba con todas las comodidades de un palacio real.
Las niñas crecieron allí felices rodeadas de flores, frutas exóticas, fuentes, baños y todo un batallón de sirvientes.
Pronto se convirtieron en tres hermosísimas jóvenes con caracteres muy distintos.
La mayor Zaida, muy curiosa y de espíritu intrépido.
Zoraida, obsesionada con la belleza y las cosas bonitas como las joyas y adornos.
Zorahaida, la última en nacer, la mas asustadiza, la mas tímida y sensible.
Un día, vieron como llegaba a la playa una embarcación llena de esclavos cristianos, entre ellos iban  tres caballeros jóvenes y bien vestidos con capas y relucientes armaduras.
Se notaba claramente que eran de alta cuna ya que andaban como si estuvieran rodeados de siervos aun cargados de cadenas como iban.
Las tres princesas que solo habían visto esclavos y sirvientes en su corta vida, se enamoraron de ellos.
Alguien avisó al rey de que ya las princesas eran jovencitas, y esté las hizo regresar a Granada para vigilarlas mas de cerca.
Pero por casualidades de la vida, se encontraron que a los tres caballeros presos los habían llevado a trabajar a la Alhambra.

En los ratos de descanso se sentaban a tocar la guitarra y a entonar canciones cristianas.
Las princesas, aprovecharon esta situación para comunicarse con ellos con canciones y laudes, y entre las flores y fuentes de la Alhambra se conocieron sin que nadie lo advirtiera.
Pronto se declararon su amor por medio de símbolos de flores y mensajes secretos.
Hasta tal punto se enamoraron que decidieron huir.
Todo se planeó con mucho cuidado, además los caballeros contaban con la ayuda de sus familiares cristianos que les querían rescatar.
Una noche escaparon los caballeros cristianos con veloces caballos, fueron hasta la torre de las princesas para huir con ellas.
Las dos mayores bajaron rápidamente, pero la pequeña demasiado asustadiza dudó y se quedó en la torre, perdiendo así la oportunidad de huir con su caballero.
Zaida y Zoraida llegaron sanas y salvas a territorio cristiano, donde abrazaron su fe y se casaron con sus caballeros.
Pero la pequeña Zorahaida quedó en la torre, murió de pena muy joven, y según la leyenda, todavía se oye bajo la Torre de la Cautiva, en las noches de luna llena,  una triste canción y el sonido de un laúd que llama a su caballero.

Publicado por al-Andalus en 7:25 

GOBIERNO EN LA GRANADA NAZARÍ


GOBIERNO EN LA GRANADA NAZARÍ.

Organización territorial

Vista de la Alhambra de Granada, el lugar donde residía el rey del Reino Nazarí de Granada.
El Reino de Granada comprendía parte de las provincias actuales de Jaén, Murcia y Cádiz, y la totalidad de Almería, Málaga y Granada, pero fue reduciéndose hasta que en el siglo XV abarcaba aproximadamente las provincias actuales de Granada, Almería y Málaga. El reino estaba dividido en circunscripciones territoriales y administrativas, denominadas tahas. A la frontera entre el reino de Granada y los territorios de la Corona de Castilla se le denominaba la Banda Morisca, de ahí que muchos pueblos de Andalucía Occidental se llamen "de la Frontera [con Granada]". Así mismo, el Reino nazarí sufrió de un importante problema de superpoblación.

La capital nazarí, Granada, se convirtió en los siglos XIV y XV en una de las ciudades más prósperas de una Europa devastada por la crisis del siglo XIV. Era un centro comercial y cultural de primer orden que llegó a contar con unos 165.000 habitantes y del que se conservan importantísimos conjuntos urbanísticos como la Alhambra y el Generalife.15 En el Albaicín vivían los artesanos y el resto de la población ocupó la parte llana hacia el sur, con grandes industrias, aduanas y la madrasa (المدرسة). Hoy en día quedan numerosos vestigios como la Alcaicería, el Corral del Carbón o el trazado de las calles hasta la antigua puerta de Bibarrambla.
Otras ciudades de importancia eran Almería –aunque su periodo de esplendor había sido en los siglos XI y XII con los reinos de Taifas–, Málaga, Guadix y Baza. La comarca de las Alpujarras, si bien no contaba con ninguna ciudad de importancia, era una zona muy poblada y de gran importancia económica para el Reino, situación que perduraría hasta la sublevación de 1568, tras la cual la mayor parte de la población islámica abandonaría la comarca.
Política exterior

Posición del Reino Nazarí en el Mediterráneo Occidental, hacia 1360.
En sus inicios el reino de Granada fue un reino aliado de la Corona de Castilla, aunque posteriormente tuviera que hacerse tributario de ella para mantener su independencia. La monarquía se mantuvo gracias a las concesiones a los castellanos, a la necesidad de éstos de consolidar sus conquistas y a los pactos con los benimerines del Magreb. Esta difícil situación se mantuvo gracias a la diplomacia y la habilidad política de ciertos reyes nazaríes. Durante buena parte del siglo XIV las luchas entre cristianos y benimerines, con el apoyo nazarí, por el control del Estrecho de Gibraltar iban a ser una constante, con una larga historia de alianzas y traiciones, de pérdidas y conquistas.16 En 1305 los nazaríes conquistaron Ceuta, aunque en 1309 los Benimerines la reconquistan gracias a la ayuda aragonesa. En 1325, tras el asesinato de su padre Ismaíl I, Mohámed IV accedió al trono de Granada, quien en 1333 arrebató Algeciras y Gibraltar a los castellanos, aunque no pudo disfrutar de sus éxitos militares porque fue asesinado ese mismo año, a los 18 años de edad, sucediéndole su hermano menor Yúsuf I. En 1384 los nazaríes volvieron a conquistar Ceuta otra vez, pero tres años después la volvieron a perder a manos del Reino de Fez.

La Batalla del Salado en 1340 supuso un serio varapalo tanto para Nazaríes como Benimerines, pues éstos nunca más volverían a intervenir en la Península Ibérica y, por tanto, los reyes nazaríes perdían así la ayuda militar del Norte de África. No obstante, la derrota en el Salado no supuso ningún descalabro para Granada, que pronto volvería a la política de pagos y vasallaje con Castilla. Tras el esplendor de estos reyes, especialmente Muhámmed V, las luchas dinásticas marcaron la vida del reino, lo que hizo que la existencia del reino dependiera en gran medida de la voluntad de los reyes de Castilla y de las relaciones de equilibrio con los reyes de Aragón.
Ejército
Cuando Muhammad ibn Nasr, el primer rey nazarí, consolidó los dominios del Reino de Granada, estableció el esquema básico del que sería el ejército del reino. En el Reino Nazarí de Granada el estamento noble estaba formado por dos grupos: el autóctono y el foráneo. El autóctono estaba formado los antiguos terratenientes, que tenían grandes posesiones y extensos señoríos; vivían holgadamente, a veces hasta con lujo. El foráneo lo integraban las familias nobles que se habían visto obligadas a emigrar de los territorios ocupados por los cristianos; sus miembros se veían obligados a buscar empleo en la corte y malvivían cuando no lo alcanzaban. Ibn al-Ahmar enroló a los foráneos en el Ejército granadino; por eso éste estaba formado inicialmente por dos cuerpos de milicias: uno permanente y asalariado, formado por los nobles y capitaneado por el rey, y otro, la Muttavia, de mercenarios temporales reclutados para una determinada empresa y en el que se alistaban los guerreros de toda condición social.

A partir de 1264, llegan desde Tremecén al reino nazarita los primeros voluntarios capitaneados por los hermanos Abu Tabit Amir ibn Idris y Abu al-Muarrif Muhammad, por lo que se organiza otra milicia regular formada por voluntarios bereberes y exiliados marroquíes. Además de estos cuerpos, los reyes nazaritas, recordando la costumbre de los omeyas cordobeses y de los reyes taifas del siglo XI, encomiendan su guardia personal a un cuerpo especial formado sólo por cristianos, castellanos mayoritariamente, desterrados o huidos de su tierra, a veces cautivos, islamizados o elches.
Marina
La flota de guerra nazarita tenía su base principal en el puerto de Almería. Sin embargo, la flota era débil, poco imponente y se empleaba más en la piratería por la costa de la Corona de Aragón que en guerra abierta. Los habitantes del reino nazarí eran poco aficionados a la marina, como según cuenta Ibn Jaldún, de los que dice que eran «extranjeros en la mar».18 La armada nazarita se veía obligada a enrolar mercenarios, almogávares audaces y aventureros de la mar, cuyo ideal era la piratería. En el periodo más brillante de la marina de guerra granadina, el siglo XIV, destacaron dos almerienses: el qaid Abu-l-Hasan y su sobrino, Abu Abd Allah Ibn Salvator.
Publicado por al-Andalus en 8:25 

jueves, 9 de mayo de 2019

TAIFA DE SEVILLA


TAIFA DE SEVILLA:

 Abú al-Qasim y Al-mutadid.
ABÚ AL-QASIM MUHAMMAD IBN ABBAD
(Sevilla, ? - id., 25 de enero de 1042) fue un rey taifa de Sevilla (1023-1042), de la familia de los abadíes.
Perteneciente a la familia de los abadíes, de estirpe árabe, era un cadí (juez) de Sevilla en los turbulentos años de disgregación del Califato de Córdoba. Se hizo popular entre sus conciudadanos al organizar la resistencia contra los soldados de fortuna bereberes que estaban rapiñando los fragmentos en los que se estaba deshaciendo el Califato.
Al principio prometió gobernar con la ayuda de un consejo formado por los nobles de la ciudad, pero cuando su poder estuvo establecido, se otorgó la apariencia de un título legítimo protegiendo a un impostor que afirmaba ser el califa Hisham II. A su muerte en 1042, había creado un estado que, aunque débil en comparación con el ahora difunto califato, era fuerte comparado con los reinos de taifas que lo rodeaban. Hizo también de su familia los líderes reconocidos de los musulmanes de origen árabe y muladí en contra de los elementos bereberes de al-Ándalus, cuyo jefe era el rey zirí de Granada.
Fue el fundador de una dinastía que regiría Sevilla hasta su conquista por los almorávides en 1091. Le sucedió su hijo al-Mutadid.

ABBAD IBN MUHAMMAD AL-MU´TADI.
(Sevilla,? - id., 27 de febrero de 1069). Rey taifa de Sevilla (1042-1069), de la familia de los abadíes.
Sucedió a su padre Muhammad ibn Ismail ibn Abbad, el creador de la taifa de Sevilla en 1042. Se anexionó los reinos de taifas de Mértola (1044-1045), Huelva (1051), Santa María del Algarve (hoy Faro, 1051-1052), Niebla (1053-1054), Algeciras (1055), Silves (c. 1063), Morón de la Frontera (1066), Ronda (1065), Carmona (c. 1067) y Arcos de la Frontera (1069), aunque no pudo hacerlo con el de Granada, ni con el de Badajoz. De esta forma, controló todo el territorio situado al sur de la taifa de Badajoz. Sin embargo, estas campañas militares dejaron el reino en un estado de gran debilidad, y tuvo que prestar vasallaje a Fernando I de Castilla en 1063, tras una gran incursión de éste por el valle del Guadalquivir que llegó hasta las puertas de Sevilla.
Para mantener la ficción de la continuidad de su reino con los Omeyas, mantuvo a un títere que se hacía pasar por el califa Hixam II, pero tras su sometimiento a Fernando I, conde de Castilla, la ficción era ya inútil por lo que anunció que el pretendido Hixam II había muerto.
Equiparado muchas veces a los príncipes italianos del Renacimiento, fue poeta y mecenas, pero al mismo tiempo hizo gala de extrema crueldad con sus enemigos, fue traicionero con sus fieles y utilizó con frecuencia el veneno. Aunque hizo la guerra contra todos sus vecinos, raramente aparecía en el campo de batalla, sino que dirigía a sus generales, en los que no confiaba, desde su residencia de los Reales Alcázares. Mató con sus propias manos a uno de sus hijos, que se había rebelado contra él. En una ocasión eliminó a un buen número de sus enemigos, los jefes bereberes de la taifa de Ronda, que le estaban visitando, asfixiándoles en la sala caliente de los baños del palacio. Acostumbraba a preservar los cráneos de los enemigos que había matado. Los de los enemigos de baja alcurnia los convertía en floreros, mientras que los de los príncipes eran conservados en cestas especiales.
Durante su reinado (y el de su hijo y sucesor, al-Mu'tamid), la taifa de Sevilla alcanzó su máximo esplendor.


Publicado por al-Andalus en 3:33 

viernes, 3 de mayo de 2019

BOBASTRO


BOBASTRO

Periodo
Siglos IX – X
Cultura Musulmana
Lugar
Ardales, Málaga
Coordenadas GPS
36.902222°, -4.780833°
36°54’8″N, 4°46’51″W
Mapa
Acceso
La visita es libre. También cuenta con centro de interpretación, visitas guiadas y paneles explicativos. Por algunas zonas hay que ir con cuidado debido al riesgo de extravío y por la existencia de algunos barrancos.
Descripción
Bobastro fue una ciudad fortificada medieval que se asentó durante los siglos IX y X en el norte de la provincia de Málaga, en la serranía de Ronda, a algo más de cinco kilómetros al noreste de la población de Ardales. Está situada en las inmediaciones del Desfiladero de los Gaitanes, sobre una gran meseta de areniscas sobre el rio Guadalhorce conocida como “Mesas de Villaverde”. Toda esta zona se caracteriza por su espectacular paisaje, con gran cantidad de vegetación, profundos barrancos, altos tajos y caminos estrechos.
Fue construida en el año 880 por Omar Ben Hafsún en un lugar inexpugnable para ser centro de operaciones y refugio en su rebelión contra el poder musulmán de Córdoba. Además estaba rodeada de un grupo de pequeñas fortalezas que coronaban los cerros de su alrededor y que también servían para la defensa de la ciudad. Los cronistas cordobeses llamaban a este sitio “nido de águilas” y “lugar de perdición”.
Omar Ben Hafsún nació en esta zona de la serranía de Ronda, se cree que en el municipio de Parauta, en el año 854. Descendía de una importante familia acomodada y terrateniente de nobiliarios visigodos que se había convertido al islam a partir de uno de sus abuelos. Por lo tanto era un muladí, es decir, un cristiano convertido al islam y que vivía en territorio de Al-Andalus. Sin embargo, se convirtió al cristianismo en el año 899 y se hizo llamar Samuel desde entonces. El origen de cómo se convirtió en un rebelde, parece que está en un incidente que siendo joven le ocurrió cuando descubrió que un pastor bereber le estaba robando el ganado a su abuelo. Omar Ben Hafsún se enfrentó a él, matándolo. Tras este asesinato, tuvo que huir y esconderse de los justicieros bereberes.
Junto con un grupo de muladíes como él, mozárabes (cristianos que vivían en territorio de Al-Andalus) e incluso bereberes descontentos con el poder musulmán dominante, se instala en el año 880 el fortín de Bobastro. También sirvió de refugio a la población que huía del control musulmán. Desde aquí lideró la revuelta y preparó la sublevación para derrocar al poder de Córdoba y su actividad llegó a preocupar bastante a su enemigo. Fue la rebelión más importante a la que se enfrentó el poder musulmán durante sus ocho siglos de estancia en la Península Ibérica. De hecho estuvo cerca de conseguirlo y por tanto de cambiar la historia tal como la conocemos.
Bobastro fue un lugar inexpugnable durante casi cincuenta años. La rebelión se extendió en el tiempo con el gobierno de cuatro emires musulmanes: Muhammad I, Almundir, Abd Allah, y Abderramán III. Omar Ben Hafsún era considerado un gran líder y estratega militar; a lo largo de una complicada serie de batallas, avances, retrocesos y acuerdos con el poder, incumplidos todos por alguna de las partes, llegó a ocupar gran parte de Andalucía, en muchas áreas de las provincias de Málaga, Granada, Cádiz, Jaén, Sevilla y Córdoba. Un hecho importante fue su conversión al cristianismo en el año 899, que le hizo perder apoyos, tanto de muladíes como de bereberes, y por tanto también territorios. Con la subida al poder de Abderramán III en el año 912, el territorio de Bobastro fue perdiendo gran parte de las fortalezas conquistadas y su situación fue cada vez a peor. Omar Ben Hafsún murió en el año 917 y aunque sus hijos continuaron la causa de su padre, no pudieron conseguir su propósito y Bobastro finalmente cae en el año 928. La fortaleza fue rendida por su hijo menor a las tropas dirigidas por Abderramán III después de seis meses de sitio desde una colina cercana.
Se sabe que Abderramán III estuvo en el momento de la conquista de Bobastro, arrasando la ciudad y sobre todo las iglesias que el rebelde había construido. Hizo desenterrar el cadáver de Omar Ben Hafsún, que fue colgado en una de las puertas de entrada de la ciudad de Córdoba junto a la cabeza de un cerdo. En el año siguiente a la caída de Bobastro, el año 929, Abderramán III dejó de ser emir y se hizo proclamar cáfila, es decir, pasó de tener el máximo poder político a también tener el máximo poder religioso.
En la ciudad son reconocibles restos de numerosas edificaciones: canalizaciones de agua, aljibes, silos, necrópolis, viviendas en cuevas o excavadas en roca, iglesias, murallas, torres de vigía, alcázar, etc. Uno de los lugares más emblemáticos es la iglesia rupestre excavada en roca. Está realizada a finales del siglo IX o primeros del siglo X. Posee planta basilical con tres naves, siendo la situada en el medio algo más ancha, separadas por arcos de herradura. Manteniendo la misma anchura de las naves hay un transepto también triple y tres ábsides en la cabecera. El ábside principal central es de forma de herradura y los dos ábsides laterales son de forma rectangular. La iglesia está exactamente orientada al este y tiene una longitud de 16’5 metros de largo por 10’3 metros de ancho. El nivel del suelo de las distintas zonas va descendiendo de este a oeste: 17 centímetros entre el ábside y el transepto, y otros 17 centímetros entre el transepto  y la nave, posiblemente por motivos litúrgicos. Bajo el suelo de la nave central, en el costado oeste, se encuentra la entrada a una cripta, sin terminar, horadada debajo de la iglesia; en esta cripta fue posiblemente enterrado Omar Ben Hafsún. También contiene un amplio patio en el que se conserva tallados un aljibe y otras edificaciones de servicio, como almacenes. Está rodeada de otras estructuras como silos y una pequeña necrópolis. Está realizada en una única gran roca de arenisca y se conserva parte de sus tres naves. Es la única muestra arquitectónica conocida de construcción puramente mozárabe, puesto que se trata de un templo levantado por la comunidad cristiana en el territorio de Al-Andalus durante el dominio musulmán.
La iglesia aún no se había acabado completamente cuando la ciudad fue conquistada y semidestruida por las tropas cordobesas. Esto se comprueba por ejemplo en los arcos de herradura de la nave superior, que se quedaron a medio tallar. No obstante se sabe que el templo se consagró y en él se celebraron actos litúrgicos. Estaba situada en un entorno próximo a la urbe, en la cara oeste de la montaña, relacionada con la comunidad religiosa protegida por Omar Ben Hafsún. Formaba parte de un recinto cuadrangular que albergaba a los monjes. Un convento ejecutado por y para la comunidad religiosa.
La otra iglesia que se conoce está hecha en mampostería. Tiene tres naves y planta muy similar a la anterior. Se sitúa junto al alcázar, en la zona más alta de la ciudad, claramente relacionada al cuartel general de la revuelta. En los alrededores hay algunas tumbas vinculadas al complejo eclesial. No se descarta que hubiese más iglesias. De hecho junto al desfiladero de los Gaitanes, se encuentra la Ermita de Villaverde, edificada sobre un recinto que incluía una necrópolis mozárabe.
Se calcula que pudieron habitar en este lugar unas 2.000 personas a finales del siglo IX. En Bobastro quedan todavía muchos restos por descubrir. Hasta ahora se ha excavado una pequeña parte de todo el conjunto arqueológico. Sin embargo, con el embalse del Tajo de la Encantada, construido en esta zona en el año 1978, ha desaparecido aproximadamente el 30% de los vestigios de esta antigua ciudad-fortaleza. En la localidad de Ardales hay un museo que conserva materiales procedentes de este yacimiento.

¡QUIENES ERAN LOS MORISCOS, MOZARABES, MUDEJARES Y MULADIES

¿QUIÉNES ERAN LOS MORISCOS, MOZÁRABES, MUDÉJARES Y MULADÍES?

Con estos cuatro nombres se definen a los cristianos o a los musulmanes de la Península Ibérica según habitasen los unos en los territorios de los otros conservando o no su religión, desde inicios del siglo VIII y hasta inicios del siglo XVII en caso de los moriscos. A continuación se describe a cada uno de ellos.
Moriscos
Nombre dado a los musulmanes que permanecieron en España una vez finalizada la conquista cristiana de todos los territorios peninsulares.
La conquista del reino musulmán de Granada en el año 1492 supuso la incorporación de miles de familias de esta religión a la cultura cristiana, las cuales se sumaron a la ya voluminosa población de origen musulmán que vivía en los reinos cristianos desde lejanos tiempos de la Edad Media. A principios del siglo XVI los moriscos estaban repartidos por cuatro grandes áreas: reino de Valencia, valle del Ebro, tierras de Murcia y reino de Granada. Se mostraron muy tenaces en su resistencia a abandonar su religión y cultura. Supusieron además un peligro potencial al ser vistos como un apoyo firme y favorable a las ofensivas del imperio musulmán en el mediterráneo español. Formaban, por otro lado, comunidades muy cerradas, con un elevado número de población y con una importancia económica notable. Todo ello hizo que las relaciones entre la mayoría cristiana y la minoría musulmana fueran siempre difíciles, hecho puesto en evidencia durante la rebelión de los moriscos en las Alpujarras (1568-1570), que tuvo como consecuencia la dispersión forzosa por tierras de Castilla de los musulmanes granadinos. Las medidas políticas que llevaron a cabo los reyes durante el siglo XVI para superar esta situación, siendo muy variadas, no dieron sin embargo los resultados deseados. En el año 1609, el rey Felipe III acabó por ordenar la expulsión de todos los moriscos de España, alrededor de trescientos mil, lo que supuso una fractura extraordinaria en todos los niveles y la evidencia de un fracaso.
Mozárabes
Nombre dado a los cristianos que vivían en los territorios dominados por los musulmanes tras la conquista de la Península Ibérica en el año 711.
Desde el primer momento los musulmanes mostraron un gran respeto hacia los cristianos, que eran, como ellos mismos y como los judíos, “gentes del Libro”, es decir, habían recibido la revelación divina. Como protegidos del Islam, se les garantizó la conservación de sus bienes y de sus derechos privados, así como la libertad para practicar su religión. A cambio de esta tolerancia, los cristianos tuvieron que aceptar el pago de ciertos impuestos y de la aceptación de una posición social inferior. Estaban obligados a pagar un tributo de carácter personal (yizya), que afectaba a los varones entre 20 y 50 años, y un impuesto territorial (yaray). La comunidad mozárabe conservó su organización política, eclesiástica y jurídica. Tenía sus propios condes, que eran los responsables de la comunidad ante la administración musulmana, sus jueces, que actuaban según las normas del derecho visigodo, sus recaudadores de impuestos y sus obispos. El Estado musulmán se reservó el derecho a intervenir en el nombramiento de las autoridades civiles y eclesiásticas cristianas además de convocar sus concilios. Durante el siglo VIII los musulmanes necesitaron la colaboración de los cristianos en las tareas de gobierno, por lo que no dudaron en utilizarlos como administradores y funcionarios, pero a medida que el dominio musulmán se hizo mayor los mozárabes fueron perdiendo influencia. En el siglo IX disminuyó la tolerancia de los dirigentes omeyas, debido a la participación de los mozárabes en los movimientos separatistas de las Marcas fronterizas y en las revueltas sociales. Esto hizo que el número de conversos a la religión árabe aumentara y que los que siguieron fieles al cristianismo se arabizaran para evitar su discriminación. Contra esa dependencia se levantaron, entre los años 851 y 859, los mozárabes más intransigentes, dirigidos por Eulogio de Córdoba. Buscaban de forma voluntaria el martirio, lo que se conseguía injuriando al Islam en público, algo castigado con la pena de muerte. Este movimiento dañó la convivencia entre cristianos y musulmanes, haciendo que muchos mozárabes emigrasen a los reinos hispanocristianos de norte y otros se hicieran musulmanes, con lo que a finales del siglo X la comunidad mozárabe era algo marginal en Al-Andalus. Más adelante, en los periodos de dominación de los almorávides y de los almohades, la situación de los cristianos incluso continuó deteriorándose.
Mudéjares
Nombre dado a los musulmanes que permanecieron en los territorios ocupados por los cristianos durante el periodo de la reconquista.
El avance hacia el Sur de los reinos cristianos provocó que numerosas poblaciones de credo musulmán se vieran englobadas en un sistema político cristiano: son los mudéjares. Los acuerdos pactados con las poblaciones de Al-Andalus vencidas variaron según la forma en que fueron ocupadas, pero en general se garantizó la permanencia de los musulmanes y se les permitió conservar su religión, costumbres, organización y derecho, aunque las obligaciones tributarias que mantenían con la antigua administración fueron transferidas al nuevo poder. Esta actitud de los monarcas cristianos se producía, principalmente, por la necesidad de no despoblar y mantener la vida económica de los territorios ocupados. Sin embargo, a medida que la dominación se hacía efectiva, iban aumentando en número y su condición se fue deteriorando. La presencia de mudéjares fue grande en los reinos de la Corona de Aragón, particularmente en Valencia. En su mayoría eran campesinos que dependían jurisdiccionalmente de los nobles. En la Corona de Castilla la comunidad mudéjar estuvo formada por pequeños campesinos y, sobre todo, artesanos, que vivían agrupados en barrios propios, llamados aljamas. Sin embargo, el incumplimiento de los compromisos contraídos en las capitulaciones provocó la salida de numerosos musulmanes hacia Granada, expulsados por el rey Alfonso X  después de la sublevación del año 1264. Durante el siglo XV las disposiciones legales se hicieron más restrictivas, pero a diferencia de los judíos, los mudéjares no despertaron el recelo de las masas populares cristianas. A pesar de todo, su situación se complicó después de la conquista del reino nazarí de Granada en el año 1492. Aprovechando la sublevación que protagonizaron los musulmanes granadinos en el año 1498, los Reyes Católicos obligaron a todos los mudéjares a convertirse al cristianismo. Los que tomaron esa opción pudieron quedarse en sus hogares y se les pasó a conocer como moriscos. Aunque finalmente en el año 1609 los moriscos fueron expulsados de España por el rey Felipe III. Emigraron principalmente al norte de África, en donde acabaron integrándose.
La frecuente dedicación de los mudéjares a trabajos artesanales y el gusto por la sofisticación de numerosos reyes y nobles explican que podamos hablar de un “arte mudéjar” o “mudejarismo” en la mayoría de los movimientos artísticos hispanos desde el siglo XI al XVIII. Se trata de la implantación directa de elementos, maneras y estéticas del Islam andalusí (sobre todo taifas o nazaríes) en construcciones cristianas, algo que confiere enorme personalidad a estas obras.
Muladíes
Nombre dado a los cristianos que se convirtieron al Islam después de la conquista musulmana del año 711.
Los muladíes constituyeron el grupo mayoritario de la población musulmana de Al-Andalus porque, aunque éstos no persiguieron a los cristianos ni trataron de atraerlos a su fe, la mayor parte de la población adoptó la religión islámica. Ésta conversión masiva se explica por las ventajas económicas y sociales que comportaban el ser musulmán. Para los nobles hispanovisigodos significaba la posibilidad de mantener sus propiedades y su posición de preeminencia; para el resto de la población significaba librarse del pago de los impuestos personal y territorial, que afectaba a los no musulmanes. La arabización de los muladíes fue tan profunda que externamente no era fácil distinguirlos de los árabes de nacimiento. Sin embargo, en la práctica las diferencias entre viejos y nuevos musulmanes se fueron acentuando como consecuencia de la política nacionalista practicada por los dirigentes omeyas. Esta discriminación propició la aparición de sublevaciones y revueltas en las que se mezclaban factores sociales y políticos. Los principales focos de disidencia se localizaron en las Marcas fronterizas, aunque a finales del siglo IX se extendieron por la mayor parte de los territorios de Al-Andalus. En las ciudades de Zaragoza, Toledo y Mérida el descontento de los muladíes se transformó en movimientos independistas dirigidos por las autoridades locales. Las revueltas sociales desembocaron en una sublevación general de los muladíes contra la aristocracia árabe en el año 878. Desde la fortaleza de Bobastro, situada en la serranía de Ronda, Omar Ben Hafsun, se alzó como defensor de los muladíes y aglutinó a todos los rebeldes del sur de Andalucía. El movimiento comenzó a declinar tras la conversión al cristianismo del dirigente muladí en el año 899, pero hasta la época de Abd Al-Rhaman III no se consiguió su represión total.

miércoles, 10 de abril de 2019

MUJERES DE AL-ANDALUS



MUJERES DE AL-ANDALUS

La situación de la mujer en el mundo islámico es uno de los temas más controvertidos y analizados. La causa se encuentra sin duda en las medidas fuertemente represoras que algunos países ponen en vigencia, merced a las interpretaciones que del Corán y los Hadits hacen las autoridades de unos países donde las decisiones políticas y religiosas se encuentran indisolublemente unidas.
La mujer aparece como la gran perdedora, una vez más, en el juego de la vida social, la gran víctima de las medidas que controlan los espacios y los poderes. Una y otra vez ve desaparecer sus posibilidades de seguir avanzando en una vía que le facilite el acceso a su propio papel y a ser ella misma, sin subordinaciones ni concesiones. Si el esfuerzo que, todavía hoy y después de todas las revoluciones y transformaciones, tiene que hacer la mujer en Occidente para que su condición femenina no sea una circunstancia condicionante para su quehacer en la vida social es enorme, se nos aparece como titánico y a veces heroico el que debe de aplicar la mujer en los países islámicos en general, sin más matizaciones.

No es extraño entonces que cualquier testimonio que nos aporte la historia sobre la forma positiva en que se ha resuelto el eterno dilema del papel de la mujer sea bienvenido y a veces mitificado. Tal ha sucedido con el caso de al-Andalus y la forma en que en ese espacio-tiempo casi mítico, se logró que la mujer adquiriese un protagonismo y una influencia, insólitos en aquellos siglos oscuros de la Edad Media y en aquel mundo islámico, tan condicionado por una manera de ver el mundo que interpreta el papel de la mujer como secundario y siempre supeditado al hombre.
Para algunos historiadores, la mujer al-Andalus gozaba de una libertad y una capacidad de acción casi iguales, sin precedentes y sin posible parangón en el resto de Europa. Estudios más desapasionados y menos influidos por el mito del paraíso perdido han podido determinar que tal estimación es en sí por lo menos, exagerada. El conocimiento del papel que jugó la mujer en al-Andalus se encuentra limitado por la falta de datos sobre aspectos socioeconómicos y de vida cotidiana y a la vez no se debe contemplar como un todo homogéneo, dado que existen importantes matices que diferencian, por ejemplo, el ámbito rural, el urbano, la mujer árabe o la mujer beréber, la de la clase superior o la del vulgo.
Como ha dicho Santillana, "desde el punto de vista religioso y ético, la mujer musulmana es igual que el hombre; tiene los mismos deberes morales y religiosos; en la vida futura, al hombre y a la mujer le esperan los mismos castigos y las mismas recompensas ( .. ) Pero si en el terreno religioso y moral musulmán la mujer es igual que el hombre, en el terreno civil, es decir político y jurídico, se la considera bastante inferior, tal y como señaló lbn faldum". A la vista está que las interpretaciones de los mandatos coránicos han ido recibiendo el sesgo que se les ha ido dando, inclinando la balanza la mayor parte de las veces en contra de esa consagrada igualdad entre el hombre y la mujer.
En el plano social y de la comunidad, más allá de las declaraciones de principios o de las normas dictadas, destaca un hecho que quizá explique muchos de los factores que afectan a las actuaciones femeninas en la historia de al-Andalus, aunque no con carácter exclusivo: en la concepción del mundo propia del Islam, no sólo hay una separación controlada entre el mundo femenino y el mundo masculino, sino que, previamente, existen esos dos mundos separados, con sus especificidades, sus territorios acotados, sus rituales y reglas internas de funcionamiento.

Más allá de los criterios de igualdad o superioridad que prevalezcan, a través de las interpretaciones de las escuelas jurídicas, el hecho cierto es que se concibe la existencia de un universo exclusivamente femenino, en el cual la mujer, en tanto que tal, desarrolla unas cualidades que le son propias, para las cuales está especialmente dotada y que realiza más eficazmente que el hombre. Ese mundo femenino ha sido y es en el Islam, el caldo de cultivo del que surgen las obras y las protagonistas, a veces como una manera organizada de elaborar las respuestas que la sociedad masculina requiere de las mujeres, a veces como ámbito de actuación de las mujeres mismas. Ninguna cultura como la islámica ha dedicado tanta atención a la mujer ni ha puesto tan de relieve su presencia en el complejo tejido de las relaciones sociales.
No hay que considerar que el mundo femenino islámico se encuentre como encapsulado del conjunto social, sino que es receptivo y refleja los parámetros vigentes, respondiendo a su vez con sus propias creaciones específicas De ahí que cuando citamos esos nombres femeninos singulares que destacaron en determinados campos, no debemos considerarlos aisladamente del universo exclusivo en que aparecieron, ni de su interrelación con el mundo masculino propiamente dicho, más o menos dispuesto a reconocer la significación de las obras de las mujeres.
Historiadores árabes, como lbn al-Abbar y al-Marrakusi en sus diccionarios biográficos, nos han dejado relaciones de nombres de personajes que estuvieron vinculados con algún aspecto del conocimiento, tanto por lo que se refiere a las ciencias religiosas como a las profanas. Hay también relaciones biográficas dedicadas a recoger ese protagonismo femenino en el mundo de la cultura, tales como la de Maslama b. al-Gasim y Abu Dawud al-Muqri. Dichas relaciones incluyen ciento dieciséis nombres de mujeres que "hicieron algo" en alguna de las ramas del saber: poetisas, lexicógrafas, copistas, gramáticas, ascéticas, juristas, matemáticas, médicas y astrónomas. De todas ellas, el grupo más numeroso es el de las que se dedicaron a la poesía (unas cuarenta). Las noticias que se nos dan de estas mujeres son muy limitadas y en ocasiones meramente testimoniales. Sin embargo, podemos considerar como significativo el hecho de que haya existido un empeño en reflejar las obras de estas mujeres por parte de los autores masculinos de las biografías, lo cual se justifica en una sociedad que, por lo menos, valora la presencia femenina en determinados ámbitos culturales, además de su efectiva participación. Tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones sobre dicha significación, pues tras el análisis de las referidas reacciones biográficas se desprende que adquirieron ese protagonismo ante la falta de hermanos varones, o siempre al amparo de padres ilustrados, y desarrollaron su actividad mayoritariamente en los círculos familiares o específicamente femeninos.

Si tenemos en cuenta el corto alcance de las conquistas femeninas en los ámbitos de la vida cultural, todavía hoy en nuestras sociedades contemporáneas, la presencia de estas mujeres en la historia de la cultura andalusí resulta especialmente significativa, más aún dentro del contexto con que enmarcamos a la sociedad musulmana medieval y sus correspondientes estereotipos, muchas veces dictados por realidades más cercanas en el tiempo y pertenecientes a ciertos países islámicos.
El caso de las poetisas de al-Andalus merece una consideración aparte, por lo que representa de aportación de las mujeres a la cultura andalusí y a la vez por resultar significativo, como florecimiento de un mundo femenino particular y vuelto sobre sí mismo. De las 116 mujeres recogidas por la profesora Mª Luisa Avih, cuarenta y cuatro cultivaron la poesía, en mayor o menor medida, con mayor o menor dedicación, dentro o fuera de un contexto de cultura literaria global. Se trata de una proporción ciertamente alta, que viene a confirmar la tradición musulmana que asigna a la mujer cualidades especiales para la práctica de la música y la poesía. En efecto, son las artes a las que más debe su esplendor la civilización islámica en general y la cultura andalusí en particular. De la mayoría apenas sí contamos con unas pocas líneas, que han quedado como testimonio de su quehacer literario. Otras han pasado a formar parte de la imagen ampliada de unas mujeres que dejaron huella en la vida cultural andalusí y sirven de referencia casi obligada, y no solamente en un contexto exclusivamente femenino, sino general.
Nació en Córdoba el año 994 y era hija del califa al-Mustakfi. Su posición privilegiada en lo social le da un carácter excepcional, aunque la personalidad de Wallada hubiese destacado de todos modos. Como apenas se conservan nueve poemas suyos, de los cuales cinco son satíricos, se ha visto rodeada de una cierta fama de atrevida y mordaz. Además algunas alusiones un poco subidas de tono, en sus versos, seguramente unidas a las represalias de sus enemigos, motivaron que pasara a la historia como inmoral y libertina, a lo cual contribuye el hecho de que no se casó nunca, y se le conocieron varios amantes. En las referencias biográficas, aunque un tanto tendenciosas, que existen sobre ella, y también por los versos de su amado, el poeta lbn Zaydun, podemos percibir una Wallada sensible y refinada, que reunía a literatos y pensadores de la Córdoba califal, con el espíritu que, varios siglos más tarde, se dio en los salones parisinos de los siglos XVII y XVIII.
Como si se tratase de una divisa, que proclamaba su independencia y sentido de libertad, llevaba estos versos suyos bordados en su túnica:
"Estoy hecha por Dios para la gloria, y camino orgullosa por mí propio camino. Doy poder a mi amante sobre mi mesilla y mis besos ofrezco a quien los desea".
Dos siglos más tarde, en Granada floreció Hafsa al-Rukkunyya, famosa por la elegancia de sus versos, y por haber protagonizado una doble historia de amor, con el poeta Abu Yaffar y con el gobernador almohade de la ciudad. Estos apasionados romances simultáneos inspiraron ingeniosos cruces de poemas, donde se asoman románticas alusiones a los celos, el secreto de los encuentros, e incluso el temor, porque uno de los dos amados de Hafsa tenía derecho de vida y de muerte sobre todos sus súbditos y la vida de Abu Yaffar corría peligro, cosa que efectivamente acabó confirmándose en un trágico destino.
La última parte de la vida de la poetisa estuvo dedicada a la enseñanza, en Marraquech, capital del imperio almohade, donde fundó una escuela en que aprendían las mujeres del harén las artes de la caligrafía y la poesía, en la corte del califa al-Mansur.

La evocación de sus amores parece reflejarse en este poema, con románticas metáforas, que tituló Relámpago:
"Preguntad al relámpago tremolante, mientras la noche está en calma, cómo es que me produce debilidad, al recordar a mis amados. Su efecto ha sacudido en mi corazón un pálpito y la abundante lluvia de su nube, me hizo llover el párpado".
La imagen de la poetisa andalusí, de corte, ilustrada, que personifica Wallada tiene su contraparte en esta granadina que vivió en el siglo XI o XII y se hizo famosa por su ingenio y su habilidad con la sátira. Nazhun mereció un elogio muy significativo por parte de sus contemporáneos, pues lbn Said, a quien debemos otras referencias de mujeres escritoras, dijo de ella que "sus poemas a veces eran superiores a los de los hombres".
La habilidad de los poetas en Al-Andalus se ponía a prueba en una costumbre que practicaban los amantes de los juegos metafóricos y el ingenio condensado en unos pocos versos. Consistía en comenzar un poema y lanzar el reto a alguien para que lo continuase. Existen numerosas anécdotas en ese sentido y de cómo tanto hombres como mujeres cultivadores de la poesía alcanzaron la fama y el prestigio por haber sabido aprovechar la oportunidad que les brindaba el destino de lucirse ante algún notable o gobernante con su pericia versificadora. Tal le sucedió precisamente a la granadina Zazhun, que supo demostrar su espontaneidad ante el gran poeta al-Kutandi, cuando éste visitó al poeta ciego al-Majzumi, que estaba dando lecciones a la poetisa. Al-Kutandi propuso al ciego que continuase este verso: "Si tú vieras a quien hablas...". Como al-Majzumi titubease y no acertase a encontrar las palabras adecuadas, Nazhun se le adelantó y siguió así el poema:
"Mudo quedarías del fulgor de sus alhajas. Brota la luna, en su cuerpo, por doquier y, en su ropaje, la rama juega".
Un verso dicho a tiempo y en un rasgo de espontánea inspiración fue el que le valió a la lavandera Rumaikyya el amor del rey de Sevilla, al-Mutamid, cuando supo acabar el poema que había iniciado el rey poeta, mientras paseaba junto a sus cortesanos, por la ribera del Guadalquivir. Al menos así lo quiso la tradición y la leyenda, consagrando una escena que resume el refinamiento culto de los tiempos dorados de al-Andalus.

- Autor: Mª Dolores Fernández Fígares - Fuente: Webislam


Publicado por al-Andalus en 3:23