viernes, 14 de noviembre de 2025

JAYRAN AL-'AMIRI

 

JAYRAN AL-'AMIRI

Jayrān al-‘Āmirī. ?, u. t. s. X – Almería, ŷumādà II de 419 H./27.VI-25.VII.1028 C. Primer soberano taifa de Murcia y Almería.

Rey de Taifa

Biografía

Jayrān fue un personaje de relevancia notable en el contexto político del período conocido como la fitna, es decir, la descomposición del califato cordobés durante el primer tercio del siglo XI. Aunque ignoramos todo respecto a sus orígenes, sabemos que Jayrān pertenecía a la elite burocrática de origen eslavo que desempeñaba altos cargos en la administración Omeya. Desde el comienzo aparece vinculado al servicio de la dinastía amirí, siendo habitualmente designado en las fuentes como fatà, término que se utilizaba para nombrar a los oficiales de condición esclava que ocupaban los más altos puestos en la jerarquía palatina. No obstante, es improbable que el fundador de la dinastía amirí le otorgase alguna vez poder ninguno sobre Almería, como insinúa alguna fuente árabe, dado que este hecho no habría pasado desapercibido al célebre historiador y geógrafo almeriense al-‘Uḏrī, al que debemos el relato más detallado de su acceso al poder en dicha ciudad.

Más que en su función como servidor del califato de Córdoba, la importancia de Jayrān radica en su condición de soberano de las taifas de Murcia, durante un breve período, y, sobre todo, de Almería. Al igual que en otras ciudades del levante mediterráneo, como Tortosa, Valencia o Denia, antiguos servidores de la administración califal, de origen eslavo, se hicieron con el dominio de la capital almeriense durante los inicios de la crisis del Estado Omeya, a partir del año 1009. De esta forma, dos emires eslavos se sucedieron en el gobierno de la ciudad durante veintiséis años. El primero de ellos fue el Jayrān, que ejerció el poder a lo largo de catorce años, entre 1014 y 1028.

Las más antiguas referencias de que disponemos se refieren ya a la época de la fitna y, en ellas, Jayrān aparece como un personaje muy implicado en las continuas luchas por el poder que caracterizan la etapa final del califato cordobés. Su aparición en las fuentes se produce en el contexto de los primeros conflictos, que en el año 1009 enfrentaban a los partidarios de dos califas, el omeya Muḥammad al-Mahdī, bisnieto de Abderramán III (proclamado en febrero), y Sulaymān al-Musta‛īn (elevado a la dignidad califal en noviembre). En este contexto, Jayrān es mencionado como uno de los esclavos amiríes que vinieron a Córdoba para ayudar a al-Mahdī a resistir el ataque de los beréberes tras su derrota frente a ellos en el Guadiaro a finales de šawwāl de 400/15 de junio de 1010. Ibn ‘Iḏārī señala que su fidelidad hacia el califa al-Mahdī era escasa, siendo la facción de los eslavos, encabezada por el general Wāḏiḥ, la que acabó ejecutando a al-Mahdī y volviendo a proclamar al legítimo califa Omeya, Hišām II al-Mu’ayyad.

Jayrān abandonó Córdoba una vez que los beréberes se hicieron con el control de la ciudad, el 19 de abril de 1013, dirigiéndose hacia la zona del Levante, donde radicaban las bases de su poder, pues de allí procedía cuando acudió a Córdoba para ayudar a al-Mahdī. En cualquier caso, a partir de eso momento Jayrān se convierte en el principal caudillo de procedencia esclavona. Las noticias de que disponemos indican que en 403/24 de julio de 1012-12 de julio de 1013 logró hacerse con el control de Orihuela y de Murcia, de donde desplazó a sus primeros ocupantes beréberes. Un año más tarde, en muḥarram de 405/julio 1014, se apoderó de Almería tras imponerse a un rival eslavo llamado Aflaḥ, que finalmente fue ejecutado junto a sus hijos. Tal es el relato del cronista almeriense al-‘Uḏrī, que se pronuncia en términos favorables respecto a la figura de Jayrān y su actuación:

“En el mes de muḥarram del año 405/julio del 1014, entró en la ciudad de Almería el fatà Jayrān, enfrentándose a Aflaḥ y a sus dos hijos, a quienes asedió duramente hasta que consiguió demoler la Torre del Pozo y ocupar la alcazaba. Aflaḥ y sus hijos fueron asesinados y sus cadáveres arrojados al mar durante la noche. Almería y sus distritos fueron consolidados por el fatà Jayrān, quien estableció en ellos un régimen de gobierno digno de elogio”.

De esta forma, inicialmente el poder de Jayrān se ejerció de forma simultánea sobre Murcia y Almería, hasta que su sucesor, Zuhayr, a quien el propio Jayrān había confiado el gobierno de Murcia, cayó en manos de los Banū Ṭāhir en 1038. Desde Almería, Jayrān desempeñó un papel protagonista en los sucesos de la época. Su actuación, como la de la mayor parte de los dirigentes de esta época, estuvo marcada por una notoria oscilación de sus fidelidades políticas, que fueron fluctuando en función de las circunstancias, a veces a favor de los omeyas y otras en apoyo de los ḥammūdíes.

Desde Almería, Jayrān siguió manteniendo sus ambiciones políticas y oponiéndose a la facción beréber. Para ello, no dudó en dar su apoyo a ‘Alī b. Ḥammūd frente al califa Sulaymān al-Musta‘īn, acompañándolo en su entrada a Córdoba el primero de julio de 1016. En este contexto se sitúa la detención del célebre polígrafo cordobés Ibn Ḥazm, que se había exiliado en Almería y fue encarcelado por Jayrān durante unos meses, acusado de conspirar a favor de la dinastía omeya, si bien finalmente fue liberado y desterrado. La alianza de Jayrān con Ibn Ḥammūd no fue duradera, pues se rompió al año siguiente ante la evidencia de la ausencia del califa Hišām II, que se suponía estaba en Córdoba. Ibn Ḥammūd quiso entonces matar a Jayrān, quien logró huir hacia el Levante. Allí se fraguó su alianza con el soberano de Zaragoza Munḏir b. Yaḥyà y el conde de Barcelona Ramón Borrel, quienes se unieron para proclamar frente al ḥammūdí a un bisnieto de Abderramán III. Cuando se disponían a partir desde Játiva hacia Córdoba les llegó la noticia de la muerte de ‘Alī b. Ḥammūd, proclamando entonces a su candidato con el sobrenombre de al-Murtaḍà. Sin embargo, al advertir que el omeya no estaba dispuesto a someterse a sus dictados, Jayrān abandonó la idea de llevarlo a Córdoba, siendo asesinado por unos emisarios del eslavo en el año 409/20 de mayo de 1018-8 de mayo de 1019 cerca de Guadix. Su cabeza fue enviada a Jayrān y Munḏir b. Yaḥyà al-Tuŷībī, que estaban en Almería, donde celebraron su muerte.

La participación de Jayrān en los sucesos de la fitna no cesó prácticamente hasta el final de su vida. Tras la salida de Córdoba de Yaḥyà b. ‘Alī b. Ḥammūd, Jayrān entró en la ciudad en rabī‘ I de 417/mayo de 1026 en compañía de Muŷāhid de Denia, habiendo sido enviados ambos por el soberano zīrí granadino Ḥabbūs b. Māksan. Allí permanecieron cerca de un mes, hasta que surgieron desavenencias entre ambos y Jayrān decidió salir de la capital, concretamente el día 19 de junio, al igual que hizo poco después el soberano de Denia, quedando la ciudad en un estado de agitación y tumultos.

A su continua intervención en los asuntos políticos de la época hay que sumar su actividad dentro de la capital almeriense, donde llevó a cabo importantes obras constructivas, tales como la ampliación de la mezquita aljama en 410/1019-1020 y el amurallamiento del arrabal de la Muṣallà, situado en la zona oriental de la ciudad, en torno al camino de Pechina. Asimismo, las fuentes afirman que la fortaleza de Almería era conocida como fortaleza de Jayrān, si bien fue construida por ‘Abd al-Raḥmān III y luego reformada por Almanzor, quien, supuestamente, habría nombrado a su cliente gobernador de la ciudad, por lo que tomó su nombre. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que, a partir de Jayrān, Almería comenzó un desarrollo urbanístico que culminaría en época almorávide, cuando se convirtió en una de las principales ciudades de al-Andalus.

Tras su última intervención en la intrincada lucha entre los diversos soberanos por la supremacía y el control de la legitimidad califal, Jayrān no volvió a salir de Almería, pasando sus dos últimos años dentro de sus territorios. Su muerte se produjo dos años después, en ŷumādà II de 419/27 de junio-25 de julio de 1028, de forma natural, habiendo dispuesto que su sucesión al frente de la taifa almeriense recayera en otro eslavo amirí, llamado Zuhayr, como así ocurrió.

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Bibliografía

M. Sánchez Martínez, “La cora de Ilbīra (Granada y Almería) en los siglos X y XI, según al-‘Udrī”, en Cuadernos de Historia del Islam, VII (1975-1976), págs. 5-82

E. Molina López, “Los Banū Ṣumādiḥ de Almería (s. XI) en el Bayān de Ibn ‘Iḏārī”, en Andalucía Islámica. Textos y Estudios, I (1980), págs. 129-140

J. J. Rodríguez Lorente, “Aportación al estudio numismático de los taifas del Califato, los territorios del eslavo eunuco Jayrān”, en Al-Qanṭara, II (1981), págs. 453-455

R. P. Dozy, Historia de los musulmanes de España, vol. III, Madrid, Ediciones Turner, 1983, págs. 247-248, 255, 257-259, 279-280

D. Wasserstein, The Rise and Fall of the Party Kings. Politics and Society in Islamic Spain, 1002-1086, Princeton, University Press, 1985

J. A. Tapia Garrido, Almería musulmana, I (711-1172), en Historia general de Almería y su provincia, t. III, Almería, Ed. Cajal, 1986, págs. 170-183

M.ª J. Viguera, Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes, Madrid, Mapfre, 1992, págs. 91 y 95-97

F. Maíllo Salgado (estud., trad. y notas), La caída del califato de Córdoba y los Reyes de Taifas, Salamanca, Universidad, 1993, págs. 90, 109, 110, 111, 113-114, 125-126 y 144

M.ª J. Viguera (coord.), Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI, Madrid, Mapfre, 1994, págs. 66

F. Clément, Pouvoir et légitimité en Espagne musulmane à l’époque des taifas (Ve-XIe siècle). L’imam fictif, París, L’Harmattan, 1997

P. Guichard, Al-Andalus frente a la conquista cristiana, Madrid-Valencia, Editorial Biblioteca Nueva, Universitat de Valencia, 2001

J. Lirola Delgado, Almería andalusí y su territorio, Almería, Fundación Ibn Tufayl, 2005, págs. 25, 31, 199

Autor/es

  • Alejandro García Sanjuán

 

YAHYÁ B. ALI B. HAMMUD

 

YAHYÀ B. ALI B. HAMMUD

Yaḥyà b. ‘Alī b. Ḥammūd, al-Mu‘talī bi-llāh. ?, s. m. s. X – Carmona (Sevilla), 11 de muḥarram de 427/11.XI.1035 C. Tercer califa Ḥammūdí de Córdoba y soberano de la taifa de Málaga.

Califa hamudí Rey de Taifa

Biografía

Yaḥyà b. ‘Alī b. Ḥammūd, cuya relación de parternidad (kunya) era Abū Zakariyā’, fue el tercer soberano de la dinastía ḥammūdí, que durante cierto tiempo detento el título califal en Córdoba y, además, ejerció el gobierno de Málaga, Algeciras, Ceuta y otras ciudades del norte de África.

Yaḥyà era el hijo primogénito de ‘Alī b. Ḥammūd, señor de Málaga y primer soberano de la dinastía, quien se proclamó califa en Córdoba en 407/1016, suponiendo la sustitución del linaje omeya por el ḥammūdí. Al trasladarse desde Ceuta hacia Córdoba, ‘Alī b. Ḥammūd tomó Málaga y Algeciras, que serían sedes principales del linaje en la Península. En vida de su padre, Yaḥyà ejerció el gobierno de Ceuta, mientras a su hermano Idrīs le correspondía el de la ciudad de Málaga y al tío paterno de ambos, al-Qāsim, se le confió el de Sevilla. Tras la destitución y asesinato de ‘Alī b. Ḥammūd en Córdoba en 408/1018, la sucesión al frente del califato debía haber recaído en su primogénito Yaḥyà, quien había sido designado previamente heredero al Trono y, en ese momento, se encontraba en Ceuta. Sin embargo, los beréberes proclamaron en Córdoba a al-Qā’im, hermano mayor del asesinado Califa y, por lo tanto, tío del heredero legal. Yaḥyà adoptó una actitud no beligerante ante la proclamación de su tío y se limitó a trasladarse a Málaga, enviando a su hermano menor Idrīs a Ceuta. Como contrapartida a esta actitud, el califa al-Qā’im nombró su heredero al propio Yaḥyà y le dio como esposa a su hija Fátima.

Pero la apariencia de buenas relaciones entre tío y sobrino se rompió muy pronto, ya que, como afirman las fuentes, Yaḥyà conspiraba en secreto contra el Califa. De esta forma, cuando llegó a sentirse suficientemente fuerte, se proclamó en rebeldía contra al-Qā’im en Málaga en 412/1021, dirigiéndose a continuación sobre Córdoba con la intención de tomarla. El califa rehuyó el enfrentamiento y optó por la huida, refugiándose en Sevilla. Ello permitió a Yaḥyà apoderarse sin dificultad de Córdoba, donde logró al fin ser proclamado califa el lunes 1 ŷumādà I de 412/13 de agosto de 1021, solo nueve días después de la partida de su tío al-Qā’im, adoptando el sobrenombre de al-Mu‘talī bi-llāh. Se abre, de esta forma, la segunda fase de la actuación de Yaḥyà, como titular del califato de Córdoba. Pero el tercer ḥammūdí no permaneció mucho tiempo al frente de la comunidad de creyentes. Su apoyo decidido a los andalusíes irritó a los señores beréberes que lo habían apoyado en su proclamación, de forma que un año y medio después de la misma, el 13 de ḏū-l-qada de 413/7 de febrero de 1023 abandonó la capital de al-Andalus y se dirigió a Málaga, donde se inicia su tercera y última fase, como soberano de la taifa malagueña. Ello fue inmediatamente aprovechado por su tío al-Qā’im, hasta entonces refugiado en Sevilla y que seguía manteniendo su dignidad califal, para regresar a Córdoba, donde entró cuatro días después de la partida de su sobrino Yaḥyà, el 17 de ḏū-l-qa‘da (11 de febrero). Pero la relación entre ambos personajes aún no había terminado: el 16 de ramadán de 414/2 de diciembre de 1023, al-Qā’im fue de nuevo expulsado de Córdoba, buscando refugio en Sevilla, donde no fue acogido, y luego en Jerez, ciudad donde fue capturado por Yaḥyà, quien lo llevó a Málaga, donde permaneció prisionero hasta su asesinato por orden de Idrīs, hermano y sucesor de Yaḥyà.

La tercera y última fase política de Yaḥyà b. Ḥammūd transcurre en su ciudad, Málaga, donde llegó a construir una de las taifas más importantes de su época, debiendo ser considerado, por lo tanto, entre los soberanos más poderosos de al-Andalus. Tras abandonar Córdoba, Yaḥyà perdió todo interés por el dominio de la capital omeya y se centró en sus tierras malagueñas, mucho más poderoso que la antigua sede del califato. No obstante, cuando el califa al-Muktafī la abandonó, Yaḥyà se apoderó de ella en 416/1025, si bien regresó a sus dominios de Málaga, dejando al frente de Córdoba como gobernador a Abū Ŷa‘far b. Mūsà. De esta forma, Córdoba pasaba a ser dominada por Málaga, como uno más de los territorios de la taifa Ḥammūdí, si bien por poco tiempo, ya que el gobernador nombrado por Yaḥyà fue expulsado. A pesar de ello, los soberanos Ḥammūdíes siguieron ostentando la dignidad califal y considerándose sus legítimos titulares.

El fin de la trayectoria política del soberano Ḥammūdí se relaciona con la intrincada política de los reinos de taifa. Dada la zona sobre la que ejercía su poder, la taifa de Málaga pronto entró en colisión con el poder más fuerte de la zona del Occidente andalusí, la taifa abadí de Sevilla. Yaḥyà logró hacerse con el dominio de Carmona, ciudad próxima a Sevilla y a Córdoba, convirtiéndose así en una amenaza directa para los abadíes. Sin embargo, el 11 de muḥarram de 427/11 de noviembre de 1035, Ismā‘īl b. ‘Abbād sorprendió a Yaḥyà en su campamento de Carmona y logró derrotarlo, dándole muerte.

Leer menos

Bibliografía

F. Codera, “Estudio crítico sobre la historia y monedas de los Ḥammūdíes de Málaga y Algeciras”, en Museo Español de Antigüedades, VIII (1877), págs. 427-466

F. Guillén Robles, Málaga musulmana, Málaga, M. Oliver Navarro, 1880

F. Codera, “Ḥammūdíes de Málaga y Algeciras”, en Estudios críticos de historia árabe española, Zaragoza, Andrés Uriarte, 1903 (col. de Estudios Árabes), págs. 301-322

L. Seco de Lucena, Los Ḥammūdíes, señores de Málaga y Algeciras, Málaga, Ayuntamiento, 1955, págs. 17-30

D. Wasserstein, The Rise and Fall of the Party Kings. Politics and Society in Islamic Spain, 1002-1086, Princeton, Princeton University Press, 1985

F. Maíllo Salgado (intr., trad. y notas), Crónica anónima de los reyes de taifas, Madrid, Akal, 1991

M.ª J. Viguera, Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes (Al Andalus del XI al XIII), Madrid, MAPFRE, 1992

F. Maíllo Salgado (est., trad. y notas), La caída del califato de Córdoba y los Reyes de Taifas = Al-Bayān al-Mugrib / Ibn ‘Iḏārī, Salamanca, Universidad-Estudios Árabes e Islámicos, 1993

M.ª J. Viguera (coord. y pról.), Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. VIII-I, Madrid, Espasa Calpe, 1996

F. Clément, Pouvoir et légitimité en Espagne musulmane à l’époque des taifas (Ve-XIe siècle). L’imam fictif, pról. de P. Guichard, París, L’Harmattan, 1997

Autor/es

Alejandro García Sanjuán

 

jueves, 13 de noviembre de 2025

POLLO A LA COCA-COLA

 

POLLO A LA COCA-COLA

Como me gusta probar recetas nuevas, se me ocurrió esta receta de pollo caramelizado, agridulce., con cola y especias que habia visto en un blog. Es suave, dulce y salado a la vez; al final casi no se nota el sabor de la cola, pero queda una salsa estupenda que recubre el pollo a la perfección.

 

Ingredientes

2 pechugas de pollo

1 cucharada de maicena

1 lata de cola, con azucar1 cebolla

½ cucharadita de pimentón

½ cucharadita de cayena en polvo

1 diente de ajo o ½ cucharadita de ajo en polvo

1 rama de canela

Sal

Pimienta negra recién molida

Cilantro para servir y un poco de arroz basmati para acompañar

Elaboración

Cortamos las pechugas de pollo en tiras de 1 centímetro de grosor.

En un bolo, colocamos las tiras de pechuga de pollo, las mezclamos con las especias, y el ajo en polvo o ajo picado, la sal y la pimienta negra recién molida, mezclamos muy bien y por último añadimos la maicena, volvemos a mezclar bien para que todas las tiras de pollo queden impregnadas de maicena.

En una sartén, con una nuez de mantequilla, al fuego medio , añadimos la cebolla muy picada y cocinamos durante 2 minutos aproximadamente, cuando la veamos transparente.

Vertemos un tercio de la lata de cola, esperamos a que reduzca, luego añadimos más cola.

En un bol pequeño, mezclamos una cucharada de maicena con la cola restante y añadimos a las tiras de pollo en la sartén, mezclamos, y en pocos segundos, la salsa espesara y . cubrirá bien el pollo

¡Ya está listo para servir!

Acompañalo con arroz basmati.

¡Buen provecho!

 

 

 

 

LINGUINI CON SALSA CREMOSA DE AGUACATE Y BURRATA FUNDIDA

 

LINGUINI CON SALSA CREMOSA DE AGUACATE Y BURRATA FUNDIDA

Ingredientes

1 aguacate maduro

50 gr de parmesano rallado

100 gr de hojas tiernas de espinacas

10 hojas frescas de albahaca

 Zumo de medio limón

4 cucharadas de aceite de oliva

Sa

Pimienta negra recién molida

200 gr de linguini, o tallarines cocidos al dente

1 burrata cremosa, unos 125 gr.

 

Elaboración:

Preparamos la salsa: en el vaso de la batidora o licuadora, combinamos la pulpa del aguacate, las hojas de espinacas, las hojas de albahaca, el queso parmesano rallado, el zumo de limón y el aceite de oliva. Licuamos hasta obtener una mezcla homogénea. Salpimentamos al gusto , y licuamos para integrar la sazón.

En una olla grande , cocemos las pastas con agua hirviendo y salada , siguiendo las instrucciones del paquete de pasta, hasta que estén al dente. Escurrimos muy bien la pasta, reservando un cucharon de la cocción.

En un bol grande ponemos la pasta caliente, añadimos la, salsa de aguacate y un poco de agua de la cocción si es necesario para aligerarla. Mezclamos bien para que toda la pasta quede impregnada.

Servimos la pasta en platos hondos o en una fuente grande. Colocamos con cuidado la burrata en el centro, rociamos con aceite de oliva, y añadimos un poco de pimienta negra recién molida. Decoramos con unas hojas de albahaca.

Servir inmediatamente para disfrutar del contraste entre la frescura de la salsa y la burrata fundida.

¡Buen provecho!

TRONCO DE NAVIDAD DE NUTELLA, CHOCOLATE Y MERENGUE

 

TRONCO DE NAVIDAD DE NUTELLA, CHOCOLATE Y MERENGUE

Es UNA receta fácil de elaborar. La base un bizcocho de chocolate húmedo, bien empapado para que no se seque. Yo use un almíbar simple, pero podéis aromatizarlo con vainilla o incluso añadir un chorrito de ron.

 

Ingredientes

150 gr de Nutella

1 merengue grande de pastelería

50 cl. de c nata liquida entera (para montar)

250 gr de mascarpone

Avellanas trituradas

100 gr de azúcar + 100 ml de agua

4 huevos

100 gr de harina

125 gr de azúcar

50 gr de mantequilla derretida

25 gr de cacao en polvo.

 

Elaboración

Precalentamos el horno a 180º.

En un bol, colocamos la nata y el mascarpone en un b l grande, en el frigorífico durante 30 minutos.

Separamos las claras de las yemas y en un bol, batimos las yemas con el azúcar hasta doblar su volumen.

Añadimos la mantequilla derretida, la mezclamos bien con las yemas de huevo, tamizamos la harina con el cacao y la incorporamos al bol de las yemas, y mezclamos muy bien.

Agregamos las claras de huevo que abras batido a punto de nieve fuerte., mezclamos bien con movimientos envolventes suaves hasta su incorporación.

Extendemos sobre papel sulfurizado sobre una placa de horno, metemos en el horno y horneamos durante 10 minutos. Sacamos y dejamos enfriara a temperatura ambiente.

Batimos la nata, el mascarpone y la Nutella hasta obtener una ganache firme, y luego la metemos en el frigorífico.

Mientras tanto preparamos el almíbar de azúcar y agua llevándolos a ebullición.

Empapamos el con este almíbar y dejamos enfriar.

Luego, extendemos la ganache sobre el bizcocho, espolvoreamos con avellanas trituradas o en polvo y trozos de merengue.

Enrollamos el tronco y cubrimos completamente de ganache.

Decoramos con líneas de Nutella, decoraciones de chocolate o virutas de chocolate.

Refrigerar, hasta su uso.

¡Buen provecho!

 

IDRIS (I)

 

IDRIS (I)

Idrīs [I]: Idrīs b. ‘Alī b. Ḥammūd, Al-Muta’ayyad bi-llāh. ?, s. m. s. X – Bobastro, 430-16 muḥarram 431 H./1038-8.X.1039 C. Cuarto califa Hamudí de al-Andalus, rey taifa de Málaga.

Califa hamudíRey de Taifa

Biografía

Idrīs b. ‘Alī era hijo del califa de al-Andalus ‘Alī al-Nāṣir b. Ḥammūd al-Ḥasanī. Cuando su padre fue proclamado califa en Córdoba, entregó a Idrīs y a su hermano Yaḥyà, el gobierno de Málaga y Ceuta respectivamente (407/1016). Tras la muerte de su padre ambos reconocieron, al menos aparentemente, la soberanía del nuevo califa, su tío paterno al-Qāsim al-Ma’mūn b. Ḥammūd (408/1018), manteniendo así el poder sobre dichas ciudades. Sin embargo, años después, Idrīs apoyaría a su hermano Yaḥyà, acogiéndole en Málaga, cuando éste cruzó el Estrecho desde Ceuta, para deponer a su tío al-Qāsim. Como consecuencia, Yaḥyà b. ‘Alī sería proclamado califa en Córdoba con el título de al-Mu‘talī bi-llāh (el Elevado por Dios), y entregaría a su hermano Idrīs el gobierno de Ceuta (412/1021). Desde esta ciudad magrebí, Idrīs tomaría el control de Tánger y extendería su autoridad a los territorios de las tribus gumāra que en su día habían reconocido a su padre, el difunto ‘Alī al-Nāṣir (413/1023).

Idrīs b. ‘Alī se encontraba en Ceuta cuando tuvo lugar la muerte de su hermano el califa Yaḥyà al-Mu‘talī en la batalla de Carmona (427/1035). Probablemente debido a la corta edad de sus sobrinos Idrīs y Ḥasan b. Yaḥyà, aun siendo este último teórico heredero al califato, Idrīs b. ‘Alī, fue inmediatamente proclamado califa en Ceuta, con el título de al-‘Azīz bi-llāh (el Inalcanzable por Dios). Desde allí partió a la Península, y fue reconocido en Málaga con el título califal de al-Muta’yyad bi-llāh (el Ayudado por Dios) (427/1035). Contó para ello con el apoyo de dos de los personajes que debieron de desempeñar un destacado papel en el gobierno de su hermano el califa Yaḥyà al-Mu‘talī y cuya influencia sería decisiva en los años posteriores: el eslavo Abū al-Fawz al-Naŷā’ al-‘Alawī y el bereber Aḥmad b. Baqānna. Una vez proclamado califa, Idrīs I nombró gobernador de Ceuta a su sobrino Ḥasan b. Yaḥyà, que cruzó el estrecho para asumir el gobierno de los territorios magrebíes acompañado de al-Naŷā al-‘Alawī.

Poco tiempo después de llegar a Málaga, Idrīs I al-Muta’yyad debió de mandar estrangular a su tío, el depuesto califa al-Qāsim al-Ma’mūn (427/1036), encarcelado en Málaga trece años antes por Yaḥyà al-Mu‘talī. Centraba así su atención en hacer frente a los partidarios del supuesto Hišām II al-Mu’ayyad quien, durante el gobierno de su hermano Yaḥyà al-Mu‘talī, había sido proclamado califa por el cadí de Sevilla Ibn ‘Abbād (427/1035), principal rival de los ḥammūdíes desde que se proclamara independiente en Sevilla traicionando al califa al-Qāsim.

Idrīs I contó para ello con el apoyo de los emires bereberes Ḥabbūs b. Māksan (señor de Granada), Zuhayr (señor de Almería) y Muḥammad b. ‘Abd Allāh al-Birzalī (señor de Carmona). Así, Málaga, Ronda, Granada, Algeciras y Almería quedaron bajo la soberanía del califa ḥammūdí. Sin embargo, tras la muerte de Zuhayr (429/1037-1038), Almería y Murcia pasarían a manos de ‘Abd al-‘Azīz b. Abī ‘Āmir al-Manṣūr, señor de las coras de Tudmir y Valencia, quien había apoyado desde un primer momento al supuesto Hišām II alzado en Sevilla. Se dejaba así de pronunciar el nombre del califa ḥammūdí en las mezquitas de Almería.

Idrīs I murió de muerte natural en Bobastro (430-431/1038-1039), tras una gran victoria sobre el ejército ‘abbādí en la que moriría Ismā‘īl b. Muḥammad b. ‘Abbād, hijo del cadí de Sevilla y ḥāŷib del supuesto Hišām II. El cadáver de Idrīs I fue trasladado y enterrado en Ceuta. Según las fuentes árabes, durante su califato había reinado la prosperidad en sus territorios, gracias a sus dotes de gobierno, generosidad y buen proceder para con su pueblo. Mencionan las fuentes a cuatro hijos de Idrīs I b.‘Alī: su primogénito ‘Alī, Yaḥyà, Muḥammad y Ḥasan. A su muerte le sobrevivieron los tres menores, así como al menos un hijo varón de su primogénito.

Su muerte ha sido vista por la historiografía como el comienzo de la decadencia de la dinastía ḥammūdí.

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Bibliografía

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Autor/es

  • Almudena Ariza Armada

 

 

AL-QASIM B. HAMMUD

 

AL-QASIM B. HAMMUD

Al-Qāsim b. Ḥammūd: Abū Muḥammad, al-Qāsim b. Ḥammūd b. Maymūn b. Ḥammūd b. ‘Alī b. ‘Ubayd Allāh b. Idrīs b. Idrīs b. ‘Abd Allāh b. Ḥasan b. al-Ḥasan b. ‘Alī b. Abī Ṭalīb, al-Ma’mūn (El Fidedigno). Marruecos, c. 345-6/958 – Málaga, ša‘bān del año 427/VI.1036. Segundo califa ḥammūdí de Córdoba, descendiente de ‘Alī b. Abī Ṭalīb y de Fāṭima, hija del Profeta. Según Ibn ‘Iḏārī, siguiendo a Ibn Ḥayyān, su califato en dos etapas duró cuatro años y veintitrés días.

Califa hamudí

Biografía

Su padre, Ḥammūd b. Maymūn, fue un notable de la zona de Arcila de familia árabe fuertemente berberizada. Su madre se llamaba al-Bayḍā’ (Blanca) al-Qurayšiyya, hija del tío paterno de su esposo.

En las primeras semanas que siguieron al asesinato de su hermano ‘Alī b. Ḥammūd, primer califa ḥammūdí de Córdoba, y el advenimiento de al-Qāsim, se dio un pretendiente omeya —suscitado en el Levante de al-Andalus por Jayrān, señor de Almería y el tuŷībí al-Munḏir b. Yaḥyà, señor de Zaragoza, así como por otros notables—, del que esperaban los cordobeses una restauración omeya que diera nuevo esplendor al califato ya moribundo, pero no llegó a cuajar. El flamante califa omeya era un bisnieto de Abderramán III, llamado ‘Abd al-Raḥmān IV b. Muḥammad b. ‘Abd al-Malik, que se había retirado a Valencia y había sido proclamado califa bajo el nombre de al-Murtaḍà, luego del asesinato de ‘Alī b. Ḥammūd; mas viendo Jayrān y al-Munḏir que el nuevo Califa no iba a ser manejable, decidieron antes de ir a Córdoba atacar a los beréberes zīríes de Granada, a fin de deshacerse de al-Murtaḍà. Dicho y hecho, dejaron al flamante califa cuasi abandonado ante el ejército beréber, y los dos fautores califales se retiraron a Almería. Con todo, al-Murtaḍà pudo escapar y refugiarse en Guadix, donde unos sicarios de Jayrān lo volvieron a apresar y lo asesinaron.

En el ínterin, las milicias bereberes ḥammūdíes de Córdoba y Sevilla proclamaron a al-Qāsim como sucesor, vulnerando, pues, el testamento del difunto califa ḥammūdí ‘Alī, que había nombrado a su hijo mayor Yaḥyà heredero presunto y se hallaba entonces en Ceuta.

Al-Qāsim se apresuró a trasladarse de Sevilla, ciudad de la que era gobernador, a Córdoba para recibir el juramento de fidelidad de los cordobeses, que se lo prestaron el martes 4 de ḏū-l-qa‘da de 408/25 de marzo de 1018, tres días después de la muerte de su hermano menor ‘Alī. El nuevo califa había sobrepasado los 61 años de edad el día de su proclamación.

Yaḥyà, a quien correspondía la herencia de su padre, no estimó conveniente oponerse de momento a la proclamación de su tío, pero no descuidó asegurar sus dominios: Málaga, donde estaba su hermano Idrīs, y las plazas africanas. Al-Qāsim por su parte designó como heredero a su sobrino Yaḥyà y le dio a su hija Fátima como esposa. Cuando Yaḥyà más tarde reciba propuestas de los beréberes de Córdoba que el califa al-Qāsim había postergado, ofreciéndole su apoyo para ocupar el Trono, entonces Yaḥyà se desplazó a Málaga, enviando a su hermano y lugarteniente Idrīs a Ceuta.

Mientras, la capital cordobesa conoció durante tres años seguidos una verdadera paz. Al-Qāsim no estaba desprovisto de ciertas dotes políticas y su avanzada edad lo inclinaba a la moderación; de ahí que hasta gozase de cierta popularidad entre la población. Al hacerse cargo del poder decretó una amnistía general y abolió las medidas de su hermano ‘Alī, que obligaban, entre otras cosas, a la gente acomodada a pagar personalmente el equipo y el mantenimiento de un soldado. Poco a poco se ganó la animadversión de las milicias beréberes, hasta el punto de que el califa empezó a desconfiar de ellos, por lo que reclutó en el norte de África mercenarios negros que empleó como guardia de corps. Algunos le atribuían opiniones ši‘íes; pero no las dejaba transparentar. Su talante moderado atrajo a la corte a jefes esclavones amiríes de Levante, tales como Jayrān y Zuhayr, confiándoles el mando sobre sus regiones, Almería al primero, y Jaén, Baeza y Calatrava al segundo.

Con el tiempo las relaciones entre el califa y su heredero presunto, su sobrino y yerno Yaḥyà b. ‘Alī se fueron deteriorando; el segundo se había dado buena maña para acrecentar sus apoyos (Jayrān de Almería siempre dispuesto a venderse al señor del momento, le aseguró su participación). Cuando se sintió lo suficientemente fuerte, se sublevó contra su tío en Málaga, un día de rabī‘ I de 412/15 de junio de 1021, y acto seguido marchó contra Córdoba.

Su tío al-Qāsim, inseguro de los cordobeses, abandonó la capital el 22 de rabī‘II de 412/5 de julio de 1021 y se fue a refugiar a Sevilla, ciudad de la que había sido antaño gobernador. Los beréberes se fortificaron en el alcázar de Córdoba esperando la llegada de Yaḥyà b. ‘Alī, que entró sin dificultades en la ciudad y tanto los cordobeses como los beréberes se pusieron de acuerdo para proclamarlo califa. La jura tuvo lugar el primero de ŷumādā I de 412/13 de agosto de 1021.

Mientras al-Qāsim seguía titulándose califa y emir de los creyentes en Sevilla, y como tal lo reconocían sus habitantes; lo cual fue piedra de escándalo en al-Andalus ver reinar a dos califas a la vez. Pronto Yaḥyà no pudo mantenerse en Córdoba, su desmesurado orgullo le enajenó los apoyos beréberes y sintiéndose amenazado optó por huir a Málaga. Aprovechó la situación su tío al-Qāsim para volver a Córdoba de inmediato y entró en la ciudad el martes 17 de ḏū-l-qa‘da de 413/11 de febrero de 1023. Los cordobeses le renovaron el juramento de fidelidad y al-Qāsim revocó la designación de heredero que había formulado a favor de su sobrino Yaḥya, otorgando la herencia de su precario califato a su hijo Muḥammad.

El viejo califa reinó esta segunda vez siete meses y algunos días, hasta que el martes 21 de ŷumādā II de 414/9 de septiembre de 1023 la gente de la ciudad se levantó contra él y sus beréberes, a los que el califa no podía sujetar. Intentó impedir la llegada de toda clase de víveres y reducir por hambre a los cordobeses; pero al final al-Qāsim debió abandonar la ciudad para no volver el 16 de ramadán de 414/2 de diciembre de 1023.

Enseguida los cordobeses nombraron califa al omeya ‘Abd al-Raḥmān V al Mustaẓhir, hermano menor del desastroso califa Muḥammad II al-Mahdī, iniciador de la guerra civil que llevaría al califato de Córdoba a su extinción. En vano al-Qāsim buscó refugio en Sevilla, esta vez los habitantes le cerraron las puertas y expulsaron a sus familiares del alcázar; finalmente se refugió en Jerez, donde su sobrino Yaḥyà pronto vino a sitiarlo, obligándolo a capitular y desde donde sería conducido cautivo a Málaga. Permaneciendo en ese estado hasta la muerte de Yaḥyà b. ‘Alī; entonces su hermano y sucesor Idrīs mandó estrangularlo en prisión, corría el mes de ša‘bān del año 427/junio de 1036. Era por esas fechas un anciano octogenario. El cadáver fue entregado a sus dos hijos, Muḥammad y Ḥasan, que a la sazón residían en Algeciras.

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Autor/es

Felipe Maíllo Salgado