LA MUSICA SEFARDI EN AL-ANDALUS
La música sefardí
y al-Andalus van a ser protagonistas de esta selección. Endechar es una palabra
que se utilizaba en el pasado, cuando los judíos estaban presentes en la
cultura y la tierra española, quedando su acepción entre ellos y que significa
cantar cantos de duelo, lamentarse o cantar lamentos. Para los sefardíes la
salida de Sefarad supuso un continuo lamento, un rememorar la tierra perdida y
no hay nada mejor para hacerlo que la música, quizá de ahí vengan los tonos
melancólicos y elegíacos de las canciones sefardíes, esa nostalgia perpetua
presente en su música. Los sefardíes supieron mantener viva la tradición de
cantar romances, endechas y canciones en ladino o judeo-español que aprendieron
en España, añadiendo palabras propias judías y de los lugares a donde llegaban,
como Salónica (Grecia), los Balcanes, Turquía, Marruecos, creando así unas
obras que mantenían el idioma original con ligeros añadidos.
Los ritmos que
cogieron de la música árabe, balcánica y turca dieron un toque más
orientalizante y danzable a los romances, uniendo esto a los instrumentos que
también fueron adoptados por los lugares de paso. Comenzando con los
instrumentos medievales o cristianos, que también utilizaban los judíos,
pasando por los árabes y continuando con los balcánicos y turcos, así se llega
a lo que es hoy la música sefardí. Básicamente la música sefardí se podría
considerar la heredera más pura de la música medieval hispana o de las tres
culturas que convivieron en España hasta finales del siglo XV, porque no
debemos olvidar que el romancero es una expresión que deriva del cantar de
gesta medieval. Con Endechar queremos volver a las raíces de estos
romances de antes de la diáspora, que supuso el decreto de expulsión de los
judíos el 31 de marzo de 1492, tratándolos como romances hispanojudíos. Hemos
optado por la inclusión de instrumentos medievales cristianos en la ejecución
musical de los romances, ya que sabemos que los judíos participaban de la misma
forma de interpretar los romances que los cristianos. También podemos comprobar
como, en las Cantigas de Santa María de Alfonso X, músicos judíos tañen
instrumentos medievales juntos a cristianos, desde el salterio, la çinfonía
(sinfonia) ó la chirimía. Alfonso X hizo traducir la Torá y el Talmud, así como
algunos libros cabalísticos, con fines de estudio y discusión religiosa. Además
Alfonso X trató en la colección de Cantigas de Santa María la temática judía,
por ejemplo en las cantigas CSM 25, CSM 286, CSM 108, etc…
Sabemos, por
documentos de la época medieval, que los judíos interpretaban los romances y
las canciones de la misma forma que los cristianos, es decir con sus mismos
giros melódicos e instrumentos. En la Haggadá o Biblia de Barcelona del S. XIV,
que es sefardí, aparecen músicos tocando atabales, gaitas, un rebec, una
guiterna, etc…En este manuscrito sefardí podemos comprobar como los
instrumentos medievales cristianos están a la orden del día en la cultura
sefardí. En Endechar unimos, por ello, instrumentos medievales
cristianos con los árabes.
En el Talmud,
libro sagrado judío, se habla de las endechas y se dice que en ellas al menos
toquen dos flautas acompañando el canto. La flauta siempre tuvo un valor muy
importante para los judíos y aparece tanto en cantos de boda como en endechas,
el Talmud habla de la flauta de las bodas y la flauta de los muertos.
Hay una cita en la Parábola de los niños contradictorios donde Jesús
denuncia a la gente que no entendió el mensaje de San Juan Bautista diciendo: Os
tocamos la flauta y no bailasteis, os endechamos y no llorasteis (Lucas
7: 31–32).
También hay una
referencia muy clara en como se lamentan los hombres en casos de pérdidas, es
decir de muerte gracias a la música. Las endechas están unidas al canto en el Tractatus
de musica de Ieronimus de Moravia, donde dice: ¿Por qué los hombres que
sufren convierten en música sus llantos de luto? Con el objeto de
que, sobre todo en el caso de las mujeres, la causa del dolor se
dulcifique al ir acompañada del canto de duelo. Que el son de la flauta
presidiese los funerales era también costumbre entre los antiguo. Papinio
Estacio da fe de ello.…profirió su sonido grave, la flauta de curvo cuerno
que acostumbra acompañar las almas de los niños. En todas estas
citas vemos como la endecha está presente en la vida de los judíos, el lamento
por medio de la música era una forma de expresión característica de la cultura
judía.
Los judíos al
tener que salir de España se esparcieron por el Mediterráneo, llevando la
cultura andalusí allí por donde iban, pero los que quedaron más alejados de
España se fueron orientalizando más que los que quedaron cerca. Esta división
es visible en la conservación y la interpretación de los romances sefardíes. La
rama del Mediterráneo occidental representada por Marruecos supone la conservación
de una tradición muy parecida musicalmente a los modos originales medievales
hispanos, casi sin añadidos ornamentales en la línea de canto. Se fueron
añadiendo palabras árabes y sobre todo se fue actualizando el repertorio, como
toda música de tradición oral a lo largo del tiempo, más aún teniendo en cuenta
la cercanía con la Península. Pero aún así se mantienen las estructuras
estróficas de los romances, quedando patente el origen hispano de la música.
Los romances sefardíes son un homenaje a la cultura de Al-Andalus, a la que
tanto debe la música medieval española.
La rama oriental
o turca, en la que encuadraríamos también a los Balcanes y cuyo centro
neurálgico sería Salónica, tiene unas características totalmente distintas pese
tener el mismo origen hispano. La rama oriental se impregnó desde el principio
de los ritmos turcos y griegos y los textos de palabras en el idioma de los
países adoptivos. Ello lleva consigo el que muchas veces sea difícil comprender
el texto original en castellano con la inclusión de tantas palabras en otros
idiomas. Los romances de la rama oriental no son tan completos como los de la
occidental, siendo muchas veces más breves y fragmentados. Sin duda que la
distancia física con respecto a la Península afectó a esta hibridación.
El planteamiento
que hemos seguido en Endechar ha sido estar más cerca de la rama
occidental o marroquí, que es mucho más cercana al original que la oriental,
que ahora se está utilizando mucho en la recuperación de la música sefardí. El
auge de la rama oriental quizá venga por su popularismo y giros
orientalizantes, pero que se alejan bastante de los romances medievales y la
hemos querido obviar por ser más lejana a nuestras ideas de interpretación y al
germen de donde nacieron los romances.
En cuanto a los
ritmos utilizados en nuestro programa, igualmente hemos querido que el origen
fuera lo más occidental posible y dentro de ello peninsular. Por eso hemos
optado por incluir ritmos árabe-andalusíes que enriquecen el valor de la
melodía sin emborronarla. Queremos además homenajear a la Nuba andalusí
y por tanto a las tres culturas presentes en la edad media en España. La
mayoría de los ritmos de Endechar están sacados de la Nuba andalusí,
como el Basit.
El judeo-español,
más conocido como ladino entre los judíos, es el idioma de los sefardíes,
basado en el en el castellano antiguo. Este sigue siendo el idioma hablado por
los sefardíes esparcidos por el mundo y que se siguen sintiendo españoles.
En al-Andalus
sabemos de la convivencia de músicos árabes y judíos tal como ocurre con Mansur
al Yahudi (al-Mansur), músico judío de la corte omeya de Aljakem I (796–821) y
nombrado emisario de la corte para recibir a Ziryab (789–857). Así fue como
Ziryab llegó a la Córdoba de los Omeyas reinando ya Abderraman II (821–852), de
la mano de al-Mansur. Ziryab trajo de Bagdad innumerables innovaciones, no solo
musicales, sino gastronómicas y de modales a al-Andalus. Se le atribuye el
incorporar una quinta cuerda al laúd, además de crear una escuela de canto y
sobre todo el crear la nuba, palabra que significa turno o vez. La nuba es
una suite de piezas instrumentales y vocales de larga duración que será la base
de la música andalusí.
A la música árabe
también debemos la primera noticia de la presencia de la voz de contratenor que
tenemos constancia. Fue el músico, cantor y compositor Ishac al-Mosulí,
profesor en Bagdad de Ziryab, el primero que sabemos utilizó el falsete para
cantar sus propias canciones. El contratenor es un contralto masculino que para
cantar en la tesitura aguda femenina utiliza el falsete o voz de cabeza y por
tanto no hay que confundirlo con los castrati, capones en España, a los que se
sometía a una castración para que mantuvieran la voz de niño perennemente. En
la Edad Media con el Ars Nova y en el Renacimiento la voz de contratenor, o más
bien su línea melódica, se escribe por encima del tenor, es decir a la “contra
del tenor” y de ahí viene su nombre. Es la voz aguda de falsete, la del
contratenor, la que utilizamos en algunos de estos romances, recordando
estéticas andalusíes y medievales.
En Endechar no
podía faltar una voz femenina (mezzosoprano), ya que muchas de las canciones
sefardíes eran cantadas por las mujeres, sobre todo a partir de la Diáspora, y
así las hemos escuchado en cantidad de versiones de canciones de cuna como Nani,
nani ó Durme, durme hermozo hijico. Pero nuestro planteamiento
era el de hacer de los romances con una visión más dialogada y dramatizada, tal
y como es el texto, dando vida e importancia a los distintos personajes que
aparecen, no cantados todos por la misma voz como si fuera un romance popular o
de ciego, sino queriendo llegar a su más hondo realismo. Creemos que al
desdoblar los personajes en distintas voces el sentido del texto puede ser
captado más fácilmente.
Y así aparece la
tercera y última voz, la de tenor, que es la voz más normal en los cantores
judíos y los andalusíes, es decir una voz masculina aguda. El personalizar con
una voz o dramatizar con las voces nos hace estar más cerca de un drama cantado
de origen medieval, que simplemente volver a hacer romances sefardíes donde no
entendemos lo que quiere decir el texto. La única obra que se sale de la línea
sefardí de nuestro CD es Calvi arabi, pero hemos querido integrarlo con los
tres textos que se conocen, árabe, jdío y cristiano porque esta obra fue una de
las más famosas del repertorio popular de la Edad Media, de ahí que se
tradujera a diversos idiomas. La primera cita que tenemos de esta pieza
proviene del Arcipreste de Hita, escritor de principios del siglo XIV, en su
famoso Libro del Buen amor.
allí sale
gritando la guitarra morisca
de las voces aguda, de los puntos arisca;
el corpudo laúd, que tiene punto a la trisca;
la guitarra ladina con éstos se aprisca;
de las voces aguda, de los puntos arisca;
el corpudo laúd, que tiene punto a la trisca;
la guitarra ladina con éstos se aprisca;
el rabel
gritador, con la su alta nota
“calví arabí!” va tañendo la su rota;
el salterio con ellos más alto que la mota;
la vihuela de péñola con aquesto y sota;
“calví arabí!” va tañendo la su rota;
el salterio con ellos más alto que la mota;
la vihuela de péñola con aquesto y sota;
Además el Libro
del buen amor es un claro ejemplo de la convivencia de las tres culturas en
la música, vemos como aparecen instrumentos árabes, judíos y cristianos en sus
citas musicales. La música sefardí es el mayor exponente sin duda de la
presencia de las tres culturas en la música de la península Ibérica en la edad
media. Los sefardíes mantuvieron durante siglos y siguen manteniendo en muchas
ciudades del Mediterráneo a las que emigraron, costumbres y usos que comenzaron
en Sefarad y por supuesto entre estos recuerdos están las canciones sefardíes.
José Ferrero
Leví, Yehuda ha- (c. 1075-c. 1141), poeta, filósofo y médico judío
español de la escuela judeo-arábiga, considerado el mejor poeta medieval en
lengua hebrea. Yehuda nació en Tudela, actual Comunidad Foral de Navarra
(España), y vivió en Córdoba y otras ciudades andaluzas, antes de establecerse
definitivamente en Toledo. Conocía en profundidad la Biblia hebrea, la
literatura rabínica, la poesía árabe, la filosofía griega y la medicina.
Mientras se ganaba la vida como médico, escribió Diván (Dìwan), una colección
de poemas profanos, escritos en hebreo, que cantan la amistad, el amor y la
naturaleza; esta obra incluye también poemas religiosos que posteriormente se
emplearon en la liturgia judía. En ellos expresa su anhelo de Dios y Sión y
manifiesta su esperanza en la redención mesiánica de su desdichado pueblo.
También escribió el Libro del Jazar, un diálogo en árabe que explica el
judaísmo a un converso.
Otro libro: El Cuzary
Libro de la prueba y de la demostración en defensa de la religión
menospreciada. El Cuzary narra las conversaciones mantenidas entre este rey
(Cuzary) y un sabio hebreo. Un extraordinario compendio de tradiciones orales y
costumbres semitas. Ed. Indigo. Barcelona, 2001. 284 págs
Otra Edición:
Jesús
Imirizaldu, edición del Cuzary de Jehuda Ha-Leví, (Editora Nacional, Madrid,
1979)
Más adelante Yehuda abandonó a su familia y amigos en España para realizar una anhelada visita a Palestina. De camino pasó algún tiempo en Alejandría y El Cairo. No hay ningún tipo de información sobre el resto del viaje, pero según la leyenda fue asaltado por un bandido a las puertas de Jerusalén.
LA MÚSICA DE
SEFARAD
.Parece seguro que algunos elementos judíos participaron en la vida musical de la España medieval junto con árabes y cristianos, encontrándose en las cuentas de algunas casas reales juglares judíos a sueldo de la corona.También parece que el músico y cantor judío Al-Mansur tuvo un papel importante en la llegada a la corte de Alhaquem I de Córdoba del cantor de la corte de Bagdad, Ziryab, quien fundara la primera escuela de música en AI-Andalus e introdujera importantes novedades en la teoría y en la práctica musical de la época. Así mismo el poeta hispanojudío medieval Yehudá Haleví en su obra filosófico-apologética Kuzari habla de los diferentes estilos de la música interpretada en la sinagoga. Pero a pesar de la estrecha e intensa actividad entre árabes y judíos en Al Andalus, muy poco sabemos acerca de la práctica musical en las juderías. Tanto la música litúrgica como la profana que conocemos han llegado hasta nosotros por transmisión oral, habiéndose impregnado de elementos musicales de diferentes tradiciones occidentales y orientales, pero solo desde comienzos del siglo XX se han documentado sistemáticamente las tradiciones musicales sefardíes.
Sefarad (en alfabeto hebreo, ספרד) es el nombre que en la tradición hebrea se da a España, al menos desde época medieval. De Separad toman su nombre los sefardíes, descendientes de los judíos originarios de España y Portugal.
Completada la reconquista por los Reyes Católicos, se dictó en Granada el 31 de marzo de l492 el Edicto de expulsión de los judíos. A partir de allí los sefarditas debían convertirse, exilarse o morir en la hoguera de persistir en sus costumbres o religión.
Resulta por demás interesante analizar la condición jurídica de los sefarditas antes y después de la expulsión de España. Los judíos no eran súbditos, no tenían derechos reconocidos, se los manejaba en una estructura feudal por un lado, pero no eran siervos del señor feudal, sino del rey. Eran parte del patrimonio real. sin embargo, había muchos judíos entre los Consejeros de los Reyes, muy respetados y tenidos en cuenta.
Eran tolerados, protegidos o llamados a esa servidumbre parcial al rey en la muy particular historia. de la España medieval: la Reconquista.
España-Sefarad -tiene un significado especial para los judíos de hoy. Fue en España donde los judíos medievales disfrutaron de la edad de oro en el comercio, medicina, escolaridad y la vida judicial. Y después del holocausto, la expulsión de España es recordada como el evento histórico mas traumatizante que sacudió a la judería europea..
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