EL PAN EN LA ÉPOCA
ANDALUSÍ.
Pan y panera andalusí.
(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el
que se conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que
habían formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania
francesa y las Islas Baleares. Su zona este se denominó Xarq al-Andalus.
En la época andalusí, dependiendo del gluten, los trigos se distinguieron
como duros, cosechados en invierno, y blandos, recogidos en primavera. Los
trigos duros constituyen la llamada harina de fuerza, son más ricos en
elementos nutritivos. Con ellos se elaboran grandes panes ligeros y porosos, es
la harina apropiada para el cuscús, plato típico amazigh a base de sémola y
carne de cordero, llegado a la Península a principios del siglo XIII. La harina
débil proviene del trigo blando, contiene menos gluten y se emplea en
repostería.
Como en todas las épocas, hubo ricos y
pobres. La gula era pecado capital del adinerado y para la escasez de los
humildes las gachas y el pan constituían el alimento diario.
Cuando raras veces el trigo faltaba, por
desastres naturales o prolongadas guerras, los hispanomusulmanes contaban, al
menos desde la época califal, con una práctica preventiva, heredada en parte de
la antigüedad. Consistía en la confección de panes
sustitutivos elaborados con productos vegetales muy nutritivos
que se podían conservar durante largo tiempo.
Sobre las clases de pan, cuenta Benavides que: "el pan forma parte de la
cultura alimentaria de primer orden y añade que podemos encontrar panes cocidos
bajo cenizas, pan sin levadura, pan frito, pan cocido en cacerola, en horno
romano, en horno oriental abovedado, horno móvil, el pan mojado, pan mojado y
muchos otros".
Cuenta a este respecto Ibn Al-Jatib: "La base fundamental de la
alimentación la constituye, por lo general, el buen trigo candeal. Pero con
frecuencia las gentes de pocos medios económicos y los jornaleros en invierno
tienen como principal alimento el panizo, la más parecida al trigo de las
distintas variedades".
Completa esta información el
investigador Camilo Álvarez de Morales diciendo: "Si no se disponía de trigo se usaban otros cereales, como el
mijo, la cebada, el arroz e incluso se hacía con frutas (peras, manzanas, higos
o membrillo) que se dejaban secar al sol, se trituraban, se desmenuzaban, se
mezclaban con harina de algún otro cereal, se amasaba todo con aceite y se
fabricaba el pan. A veces al pan se le añadían cominos, pasas, nueces o
azafrán".
De esta manera, el trigo constituía un alimento de primera necesidad,
con él se elaboraba el alimento básico, pero también se empleaba para cocinar
las muy difundidas gachas, galletas, sopas espesas y, como ya apuntamos, el
cuscús o alcuzcuz.
El cuscús, insistimos, era
patrimonio culinario de los beréberes del Magreb. Surgido en tiempos oscuros y
afianzado en pocos siglos sobre la base de variedades de trigo duro, idóneo
para su confección. Con la llegada de los musulmanes, se popularizó en
al-Andalus este plato y disfrutó de salud culinaria hasta en la real cocina de
Felipe IV.
En líneas generales el pan utilizado normalmente por los hispanomusulmanes era el blanco de
trigo, mientras que los cristianos consumían el pan
negro (de color oscuro) (normalmente, elaborado con una mezcla
de cereales).
El pan, las tortas o las empanadas eran
amasados en las casas y se llevaban al horno público más cercano (aunque las familias
pudientes y las familias campesinas tenían horno propio). Este horno popular, que existía y todavía existe en las
ciudades islámicas y en algunos pueblos andaluces, no sólo servía para cocer el
pan, también horneaba otros platos, como la carne de ave o de cordero. El
panadero, como pago, se quedaba con una porción de la masa, llamada poya.
El trigo llegó a tener tanta importancia, que su carencia era
sinónimo de escasez. La falta de cereales, en especial el trigo, como decimos,
es sentida como la causante del hambre por todas las clases sociales de
Andalucía, debido a la importancia paralela que aquí tenía el consumo de
gachas, cuscús, sopas espesas de harina y verduras (a las que a veces se les
añadía carne y especias) y los diversos tipos de panes comentados. También las
pastas eran muy apreciadas, sobre todo los fideos y los macarrones.
Extractos de "HERENCIA DE LA COCINA ANDALUSÍ" de Jorge Fernández
Bustos y José Luis Vázquez González- FUNDACIÓN AL ÁNDALUS
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