El Generalife (en árabe: جَنَّة الْعَرِيف) es la villa con jardines
habitada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en
la ciudad de Granada, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines
ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la
Alhambra. El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat
al-Arif como Huerta del Arquitecto, o "Jardín del arquitecto" aunque
pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes
hispano-árabes y es fruto de las reformas y añadidos que le aportaron los
diferentes sultanes. Por sus elementos decorativos más antiguos, el palacio
debió de construirse a finales del siglo XIII por el segundo sultán de la dinastía
nazarí, Muhammad II (1273-1302). Fue declarado, junto con la Alhambra,
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la
ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero
también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al
menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn
al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
El Generalife (en árabe: جَنَّة الْعَرِيف) es la villa con jardines
habitada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en
la ciudad de Granada, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines
ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la
Alhambra. El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat
al-Arif como Huerta del Arquitecto, o "Jardín del arquitecto" aunque
pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes
hispano-árabes y es fruto de las reformas y añadidos que le aportaron los
diferentes sultanes. Por sus elementos decorativos más antiguos, el palacio
debió de construirse a finales del siglo XIII por el segundo sultán de la dinastía
nazarí, Muhammad II (1273-1302). Fue declarado, junto con la Alhambra,
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la
ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero
también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al
menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn
al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la
Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de
la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo
su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los
Chinos, que ascendía desde el río Darro.
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo
convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto
con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la
arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones
situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del
agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la
Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo
sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el
llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de
los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron
iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos
formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas.
Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La
sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos
empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines
Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios
a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre,
fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de
música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de
dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar
edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base
de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por
muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos
e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también
volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco
junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado
más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia.
Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y
de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición
eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la
presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y
posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda
tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en
el cruce de ambos. La acequia está cuajada con dos filas de surtidores que
cruzan sus chorros de agua de forma espectacular, que fueron añadidos en el
siglo XIX. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la
Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural
cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia:
con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el
aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y
adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus
distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la
apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a
la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo
XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es
comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa
rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras
de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o
naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con
pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sult
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble
galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana,
protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda
narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil
con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El
patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia
de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes
castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La
construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del
siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los
leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello
pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute
de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el
palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina.
El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo
salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos
de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos
canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre
el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía
de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada
bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez
para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se
convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una
lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de
necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol,
separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de
origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del
Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época
nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla
del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema
hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la
llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el
Aljibe de la Lluvia.
El Generalife (en árabe: جَنَّة الْعَرِيف) es la villa con jardines
habitada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en
la ciudad de Granada, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines
ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la
Alhambra. El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat
al-Arif como Huerta del Arquitecto, o "Jardín del arquitecto" aunque
pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes
hispano-árabes y es fruto de las reformas y añadidos que le aportaron los
diferentes sultanes. Por sus elementos decorativos más antiguos, el palacio
debió de construirse a finales del siglo XIII por el segundo sultán de la dinastía
nazarí, Muhammad II (1273-1302). Fue declarado, junto con la Alhambra,
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la
ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero
también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al
menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn
al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la
Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de
la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo
su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los
Chinos, que ascendía desde el río Darro.
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo
convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto
con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la
arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones
situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del
agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la
Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo
sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el
llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de
los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron
iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos
formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas.
Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La
sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos
empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines
Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios
a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre,
fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de
música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de
dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar
edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base
de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por
muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos
e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también
volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco
junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado
más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia.
Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y
de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición
eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la
presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y
posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda
tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en
el cruce de ambos. La acequia está cuajada con dos filas de surtidores que
cruzan sus chorros de agua de forma espectacular, que fueron añadidos en el
siglo XIX. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la
Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural
cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia:
con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el
aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y
adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus
distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la
apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a
la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo
XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es
comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa
rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras
de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o
naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con
pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sultana
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble
galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana,
protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda
narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil
con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El
patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia
de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes
castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La
construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del
siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los
leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello
pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute
de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el
palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina.
El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo
salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos
de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos
canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre
el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía
de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada
bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez
para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se
convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una
lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de
necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol,
separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de
origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del
Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época
nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla
del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema
hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la
llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el
Aljibe de la Lluvia.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los Chinos, que ascendía desde el río Darro.
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo
convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto
con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la
arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones
situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del
agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la
Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo
sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el
llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de
los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron
iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos
formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas.
Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La
sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos
empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines
Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios
a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre,
fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de
música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de
dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar
edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base
de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por
muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos
e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también
volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco
junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado
más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia.
Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y
de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición
eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la
presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y
posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda
tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en
el cruce de ambos. La acequia está cuajada con dos filas de surtidores que
cruzan sus chorros de agua de forma espectacular, que fueron añadidos en el
siglo XIX. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la
Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural
cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia:
con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el
aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y
adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus
distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la
apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a
la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo
XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es
comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa
rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras
de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o
naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con
pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sultana
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble
galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana,
protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda
narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil
con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El
patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia
de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes
castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La
construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del
siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los
leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello
pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute
de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el
palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina.
El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo
salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos
de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos
canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre
el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía
de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada
bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez
para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se
convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una
lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de
necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol,
separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de
origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del
Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época
nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla
del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema
hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la
llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el
Aljibe de la Lluvia.
Publicado por al-Andalus
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