SEFARAD
CRISOL DE CULTURAS
Con la caída del Imperio Romano y las
invasiones bárbaras a comienzos del siglo V d.C., comienza una nueva etapa en
la historia de Andalucía, pues el pueblo que terminó por imponerse y asentarse
en en el sur de la península Ibérica fue el visigodo. No obstante, su
definitiva dominación del territorio fue lenta y progresiva, y no se culminó hasta la muerte del rey
Leovigildo, a finales del siglo VI. Mientras se producía esa
unificación, las costas andaluzas y amplias zonas del interior oriental andaluz
estaban controladas por el Imperio Bizantino, heredero del Imperio Romano, que
nombró a esta provincia Spania.
Malaca y Asidonia fueron dos de las grandes ciudades bizantinas andaluzas
de este periodo. Y de la Andalucía
visigoda, caben destacar varios personajes a nivel religioso: San Isidoro de
Sevilla y San Hermenegildo quien, a pesar de nacer en Medina del Campo, fue
gobernador de la Bética visigoda y con su conversión fue uno de los grandes
artífices del abandono del arrianismo y la adopción del catolicismo como
religión oficial.
Si bien todos los periodos son
importantes en el conjunto de la historia de Andalucía, no exageramos si
decimos que la invasión árabe a
partir del 711 supuso un auténtico momentum. Y es que fue una una
conquista que, paradójicamente, supuso un gran impulso para la región, a todos
los niveles, especialmente a nivel cultural. Propició una convivencia, no siempre
pacífica, entre hebreos, cristianos y árabes, con dominio de estos últimos, que
llamaron genéricamente al sur peninsular Al-Andalus.
La primera entidad política que aquí se
organizó fue el Emirato de Córdoba, inicialmente dependiente del Califato omeya
de Damasco y posteriormente independiente del Califato abbasí de Bagdad, a
partir de Abderramán I. Una independencia civil que posteriormente se convirtió
también en religiosa, pues Abderramán
III instituyó el Califato de Córdoba en 912, proclamándose de esta
manera califa, es decir, sucesor
mismo de Mahoma. La mezquita de Córdoba o el complejo palaciego de
Medina Azahara son algunos de los mejores ejemplos de este periodo.
La expansión árabe fue tan grande que alcanzó casi toda la península
ibérica, pero a partir del
siglo IX comenzó un paulatino retroceso, fruto del avance reconquistador de los
reinos cristianos del norte. Paralelamente, las divisiones internas propiciaron la caída del Califato en 1031, dando
lugar a una descomposición territorial en diferentes reinos, conocidos como los
Reinos de Taifas, siendo la Taifa
de Sevilla una de las más importantes.
A finales del s. XI y durante el
XII, se produjeron dos invasiones
bereberes procedentes del otro lado del Estrecho de Gibraltar (primero
almorávides y posteriormente almohades) que trataron de dar una mayor unidad a
los reinos Taifas.
A comienzos del siglo XIII se produce un importante avance cristiano, cuyo
principal hito fue la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), episodio fundamental en la historia de
Andalucía y de España en general, por haber supuesto la unión de los diferentes
reinos septentrionales (Castilla, Aragón y Navarra). Como consecuencia de esa
victoria surgieron posteriormente los reinos cristianos de Sevilla, Córdoba y
Jaén, bajo dominio castellano aunque con cierta autonomía, mientras que bajo
dominio musulmán quedó solo el de Granada, que había nacido con la dinastía
zirí en el s. XI y que a partir de entonces estaría gobernada por los nazaríes.
Esta situación geopolítica, en la que la
actual Andalucía quedaba dividida entre cristianos (noroeste) y musulmanes
(sureste), se mantuvo durante aproximadamente dos siglos. En el lado cristiano, destacaron reyes como Fernando III el
Santo y Alfonso X el Sabio, ambos enterrados en la catedral de
Sevilla, que muestra en sí misma esa mezcla de culturas de la Andalucía
medieval: un templo gótica iniciado a comienzos del siglo XV, cuyo campanario
era el minarete de una mezquita musulmana del siglo XII. Y en el lado musulmán, la gran joya que ha llegado hasta
nosotros es la Alhambra de Granada, símbolo del esplendor de la dinastía
nazarí.
1492 es otro momento destacado de esta
breve historia de Andalucía, como también lo es para España y para el mundo en
general. Es la época del reinado
de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y la
fecha en la que tomaron tres importantes decisiones, fraguadas precisamente en
lo que hoy es Andalucía.
En primer lugar, termina la Guerra de Granada con la toma de la ciudad el 2 de
enero, tras el acuerdo con el rey nazarí Boabdil. Esta guerra, que
había comenzado mucho antes y que tuvo otros capítulos destacados (como la
Batalla de Málaga en 1487) se considera el último episodio de la Reconquista.
Meses después se produjo la expulsión de los sefardíes (judíos de Castilla y
Aragón), ampliamente asentados en lo que hoy es Andalucía, como atestiguan
importantes juderías (Córdoba, Jaén o Lucena). Y por último, la llegada de
Cristóbal Colón, bajo bandera castellana, a América. Un viaje que se organizó
en gran medida en la provincia de Huelva, como da cuenta de ello la ruta de los
Lugares Colombinos.
De esta manera, se inaugura la Edad Moderna, con
un papel central de España, y en particular de lo que hoy es Andalucía.
Entramos así en una nueva etapa para la historia de Andalucía: la de la dinastía de los Austrias, con
Carlos I y Felipe II como grandes exponentes del poder del nuevo
imperio. Y aunque Felipe II estableció la capital en Madrid, los puertos
andaluces mantuvieron un tráfico inusitado, especialmente el de Sevilla. Esto
la convirtió en una de las ciudades más cosmopolitas y ricas del continente,
gracias al establecimiento aquí de la Casa de Contratación, para fomentar los
viajes a Ultramar y acaparar el monopolio de su comercio.
Otra consecuencia palpable en esta y
otras muchas ciudades fue la proliferación de conventos y templos religiosos,
impulsados precisamente por la misión evangelizadora en el Nuevo Mundo y por
los recursos que de él llegaban. La fuerte defensa de la religión católica se extendió
también a la relación con los moriscos que aún habitaban en territorio andaluz,
como da cuenta de ello la crisis
de la rebelión de las Alpujarras (1570-72) o la definitiva
expulsión en 1609.
El mejor exponente de esta época dorada
de la historia de Andalucía es el arte, en particular:
- La
arquitectura, con su esplendoroso
Renacimiento (catedral de Jaén, monumentos de Úbeda y Baeza) y su
exuberante barroco (cartuja de Jerez de la Frontera y numerosas capillas).
Un estilo que, por cierto, es aún más importante por su exportación a América
Latina (catedral de Cuzco o catedral de México DF, entre otras)
- La
pintura: es la época en la que surgen
algunos de los más grandes pintores españoles, como Velázquez y Murillo
- La escultura: es el periodo de trabajo de importantes nombres
como Pedro de Mena o Alonso Cano
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