jueves, 9 de febrero de 2012

Historia de los musulmanes en al-Ándalus. Málaga un poco de historia


MALAGA, UN POCO DE HISTORIA

Los invasores africanos formaron una cora o provincia que abarcaba sensiblemente el actual territorio provincial malagueño, excepto Ronda y Campillos, e integraba, por la parte oriental, algo de la provincia de Granada. Dieron a esta cora el nombre de Rayya, de discutida etimología, y aunque alguna vez lo aplicaron también a la ciudad, generalmente a ésta le mantuvieron el nombre y pronunciación antiguos, Malaka, o bien Malica y Malicha. Los musulmanes, no obstante, no mantuvieron en ella la capital del distrito, que ostentaban bajo los visigodos, sino que, por razones probablemente estratégicas, la establecieron en Archidona, aunque antes del siglo XI recuperó la capitalidad. Fue residencia de los wallíes o gobernadores, que tuvieron importante protagonismo y poder.
Fueron los árabes habilidosos para la agricultura, expertos en el aprovechamiento de las aguas, buenos constructores de pozos, norias y acequias. Estas facultades, unidas a la fertilidad del suelo malagueño y a su clima, hicieron que desde Fuengirola a Vélez la costa fuese un higueral. Los alrededores de la ciudad se regaban con aguas del Guadalmedina – Wad-al-medina, río de la ciudad. Ocho siglos de historia árabe Vista de la Alcazaba de Málaga A principios del siglo VIII comienza el derrumbe de la monarquía goda y, a mediados de este mismo siglo, la penetración del Islam en la península ibérica desde las costas del Norte de África.
Este fenómeno se observa en la provincia de Málaga en el asentamiento de nuevos pobladores, árabes y beréberes y también con la huida a los montes de la población indígena.
Tras la conquista árabe la ciudad formó parte de la región musulmana de Al Andaluz, llamada por ellos Malaqa . En el 743 entre definitivamente dentro del área de influencia árabe, tras años de sublevaciones de sus habitantes hispano romanos que serían sofocadas por el gobernador de la ciudad Abd Al Ariz, en 716. Con la sumisión de Bobastro ante Abd-al-Rahman III se impone totalmente el sistema islámico en la tierra de Málaga lo que se traduce en una etapa de paz y un nuevo esquema de población, basado en el desarrollo de las ciudades y la proliferación de alquerías en el mundo rural, con el florecimiento del artesanado y el comercio, así como de una agricultura intensiva con base en el regadío, en contraste con el feudalismo que sufría el resto de Europa.
Málaga, rodeada por un recinto amurallado provisto de cinco grandes puertas y con gran cantidad de de arrabales y barrios asimismo amurallados, dentro de los que evolucionaban los adarves, salpicados de huertas a orillas del Wad-al-Medina, y cruzada de este a oeste por una vía que comunicaba al puerto y la fortaleza con el interior del recinto amurallado; junto al recinto, se asentaban los barrios de comerciantes genoveses y las juderías, de forma independiente del resto de la ciudad.
Seguimos con la historia

Los musulmanes llegan a España en el año 711 dirigidos por  Tariq Ibn Ziyad, el cual derrota al rey Rodrigo y consigue suplantar al estado Visigodo.. Con ello se inicia una nueva etapa. Frente a esta sociedad feudal, publica, rural y servil, la islámica se caracterizo por la hegemonía de lo privado, lo urbano y las relaciones contractuales. A ese mismo principio de la hegemonía de lo privado obedece la arquitectura y la distribución de la vivienda, sin fachadas orientadas hacia  el exterior. Las actividades económicas principales de estas nuevas ciudades serán la artesanía y el comercio; no obstante, la expansión islámica alcanzará pronto, Asia  Central y los limites de India, y a partir de esos contactos se difundirá una agricultura capaz de abastecer los centros urbanos. Pronto Málaga y las demás ciudades conquistadas se poblaron de gentes musulmanas de diversa procedencia: unos eran árabes (de Arabia), otros  sirios, otros beréberes (del Norte de África). También vinieron gentes de otra religión, como los judíos. También hubo hispano-cristianos que se quedaron y que con el tiempo se fueron convirtiendo al Islam. A veces la convivencia era difícil, porque los árabes no se llevaban muy bien con los beréberes, mientras que los judíos e hispano-cristianos tenían otra religión y   otras costumbres.

Durante época musulmana las ciudades de al-Andalus vivieron una época muy brillante  Córdoba fue la mas famosa de todas. Llego a ser la capital de al-Andalus, viviendo en ella 250.000 habitantes. Córdoba tuvo el palacio mas lujoso: Medina  al-Zahra; la mezquita mas grande; la biblioteca con mas libros (mas de 400.000). También tenía universidad.

En el aspecto cultural, los musulmanes nos iban transmitiendo muchos conocimientos que ellos mismos habían aprendido en paises lejanos.

En los primero tiempos de los musulmanes, Málaga no era importante. Nunca paso de 15.000 habitantes. En su conjunto la población islamo-malagueña se atuvo a la ortodoxia religiosa más estricta bajo la tutela de los aliaquíes. Ortodoxia que respondía más a las normas de comportamiento social

Fue sobre todo a partir del año 1.000 cuando Málaga comenzó a alcanzar la prosperidad, y desde entonces tuvo cada vez mayor actividad comercial. Enormes cantidades de pasas, higos y almendras se vendían a países tan lejanos como Arabia, ya que nuestros productos eran famosos por su gran calidad. Estos productos se exportaban a través del puerto de Málaga, embarcándose en grandes naves. Había también talleres de tejidos y de cerámica; y una fabrica de barcos.

Después de los primeros siglos de dominio musulmán, en Málaga ya quedaban pocos cristianos. Unos se habían marchado a territorio cristiano y otros se habían convertido al Islam. Los habitantes de Málaga tenían ya la misma forma de vida del musulmán,  sus costumbres, forma de vestir, su religión… En resumen, Málaga era una ciudad completamente islámica..

LA ESCUELA: Los niños iban  a la escuela desde los 7 años. La escuela  (madraza) estaba en las Mezquitas. Un buen maestro era el que conseguía que los niños aprendieran a leer y a recitar el Corán de memoria. El Corán es como la Biblia de los cristianos.

LA FAMILIA: En la sociedad musulmana las mujeres tenían poca libertad. No podían salir a la calle a no ser que fuera necesario. Cuando salían tenían que cubrirse el rostro con un velo, aunque esta norma en nuestro país no siempre se cumplía. Los hombres podían tener hasta cuatro mujeres, aunque en la realidad solo los ricos podían permitirse el mantenerlas. A los hijos se les ponía el nombre del abuelo paterno. Jugaban con caballitos, jirafas, toritos, pucheritos y candiles de barro. Cuando tenían suficiente edad, los hijos se casaban con quien los padres querían.

LA ESCLAVITUD: En la Málaga musulmana había esclavos. El Corán admitía la esclavitud. Los esclavos eran prisioneros capturados en las guerras, o traídos desde países lejanos. Muchas familias tenían esclavos y esclavas. Trabajaban en las casas, en los talleres, en el campo… Eran mejor tratados que en la época de los romanos. Se cuenta que el Califa Abd-al-Rahman III tenía en su palacio la sin duda exagerada cifra de 14.000 esclavos y 6.000 esclavas.

EL VESTIDO: Los musulmanes se vestían con ropas anchas, y en la cabeza se ponían un turbante. Por eso llevaban completamente rapada la cabeza.´

PRODUCCIÓN AGRICOLA: La faceta más destacada de la agricultura malagueña vino representada por la asociación de viña e higueral, que se daba sobre todo en la Axarquia. La actividad pecuaria de la que estaba ausente el cerdo, parece haber desempeñado un lugar secundario.

El carácter fundamentalmente montañoso del paisaje malagueño no favorecía la agricultura, pero el campesino musulmán supo crear, con útiles muy simples, cultivos pendientes y organizar de modo eficiente el regadío. El buen trigo candeal constituya la base de la dieta alimenticia.

La producción de aceite de oliva fue  también deficitaria, recurriéndose a las importaciones del Aljarafe sevillano. Otros árboles frutales si eran abundantes, pues las avellanas, nueces, castañas, almendras e higos jugaban un papel importante en la alimentación invernal, incluso los morales, cuyo fruto se utilizaba para fabricar zumos.

LAS COMIDAS. La comida principal era al atardecer. Los principales alimentos que se consumían eran los potajes d verduras, con habas o alcachofas, y sobre todo las frutas, como los melones, los higos, las uvas, manzanas y granadas. No se usaban los tenedores ni los cuchillos, en cambio si se usaban cucharas de madera, para las sopas y papillas, que se servían en cuencos. El plato mas corriente era la “harisa”, que era una sopa espesa de harina, que podía tener carne picada. En los banquetes se comía cordero o vaca asada. La carne de cerdo estaba prohibida.

En la calle también era corriente encontrar puestos en los que hacían asados o fritos (cabezas de cordero, salchichas,  albóndigas, pinchitos), también buñuelos fritos en aceite y metidos en miel, tortas de queso blanco y una especie de turrón con almendras, piñones y especias. Pero la primera  ocupación de todos los días era amasar y hacer el pan. Un encargado de la panadería se pasaba por las casas para recoger los panes crudos, se los llevaba, los ponía en el horno a cocer y al rato regresaba con los panes ya hechos, quedándose con uno como pago. El pan podía comprarse también en la panadería o “tahona”.

LA CULTURA.  En las ciudades musulmanas casi  todos sabían leer y escribir, cosa que no ocurría en las otras ciudades de Europa. El oficio de poeta era bien valorado por la gente. Hubo en Málaga escritores famosos, como YUSUF IBN AL-SAYI, que escribió una especie de enciclopedia, o AVINCEBRON, que era poeta y filosofo.

EL ARTESANADO: Destacan en las malagueñas, los trabajos del cuero y la piel, metalistería (cuchillos, tijeras) y la cerámica dorada o porcelana de Málaga. De la producción textil, se habla menos, quizás porque se encontraba en decadencia, solo la seda escapa a este declive. La construcción naval también es importante. En las atarazanas de Málaga se construian navíos ligeros para la vigilancia ribereña y el corso..

El nudo malagueño destaca por el papel privilegiado que desempeña en el comercio exterior del reino de Granada. La seda, los frutos secos y el azúcar, van a ser los componentes fundamentales de las  exportaciones malagueñas. El puerto malagueño va tomando mucha importancia.

LA VIDA RELIGIOSA. Los musulmanes tenían que rezar cinco veces al día. El no hacerlo así era una grave falta. La Mezquita era el lugar de oración de los musulmanes. Antes de entrar en una mezquita los musulmanes tenían que asearse, en unos locales o fuentes que había en las cercanías. Al llegar a la puerta de la mezquita tenían que  descalzarse. Las mezquitas tenían una torre o minarete. Había un encargado de llamar a la oración desde lo alto de la torre. Los viernes era el día festivo, y había lectura solemne,  y  sermón. En Málaga había más de 20 mezquitas. En Málaga se conserva la torre de una de ellas.

LA MEDICINA: Los médicos obtenían la licencia para ejercer después de reunir testimonios de  personas a quines habían salvado. Los musulmanes estaban muy adelantados en la medicina, aunque también había supersticiones. Ejemplos: había quien creía que el dolor de cabeza se curaba poniendo pescado seco encima de la cabeza. Se creía que era muy curativo el hígado y las pezuñas de asnos. Los ojos fritos de los erizos curaban el insomnio….

LAS CASAS: Eran pequeñas. De una sola planta. Pero tenían un patio más grande con un pozo y algunos árboles. La cocina de las casas era también muy pequeña. La cocina disponía de un hornillo de barro que funcionaba con carbón vegetal. En las casas había también una despensa donde se guardaban alimentos como el aceite de oliva, la harina, la miel o la carne. La carne se conservaba en grasa, dentro de unas orzas de barro. Por las noches las casas se iluminaban con velas o con candiles de aceite. En invierno la familia se calentaba con braseros.

Las casas no tenían dormitorios, sino que en los extremos de la sala estaban las camas. Unas cortinas separaban este espacio del resto de la habitación. El suelo estaba cubierto de alfombras. No se sentaban en sillas, sino en almohadones de cuero. No había armarios, porque la ropa se guardaba en unos cofres de gran tamaño, protegidos por candados. Todas las viviendas tenían  roerte, y un sistema de desagüe de forma que las aguas sucias iban a parar al mar o al río conducida por canales.

LAS CALLES: Eran estrechas y retorcidas. Algunas no tenían salida. Otras tenían toldos para protegerse de los calores del verano. En los alrededores de la Mezquita Mayor había calles llenas de tiendas y talleres de todas clases: De cerámica, tejidos, de arcilla, el platero, que fabricaba joyas o el barbero, que era también cirujano. También  había espacios más anchos donde se instalaban “zocos” o “mercadillos”, con  tenderetes y puestos donde se vendía fruta, carne o pan.

Un poco de historia

"A Málaga tampoco mi corazón olvida;
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"




(Aben Said)

Málaga, ciudad de historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y ambiciado. Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur. ¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada de los musulmanes?

Cronistas musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena efervescencia social y económica, al igual que constructiva.

Sin duda, la Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra verdadero sentido.
Malaga musulmana en 1487
Málaga cumplía su función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada, donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a los alrededores del núcleo principal.

Habiendo expuesto las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro viaje.

Iniciemos por el puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano, sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene todavía su nombre.

Málaga, junto a al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del litoral andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras cosas.

Fueron los Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las descargas.

También desde el fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.

La playa tenía por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.

De gran importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita. Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio y riqueza de la tierra.

Pero el caso genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas, salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.

Los genoveses contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses como los Spínola o los Grimaldi.

Después de la conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.

A las afueras de la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.

El arrabal Tabbanin estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del año 1661 y que destruiría el puente.

Este arrabal llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.

El arrabal de Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.

Siguiendo la muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al- Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.

El gran arrabal sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos, casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el desarrollo de la vida urbana.

Desde fuera, lo que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.

Ya al final incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su vida.

Si antes hemos resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.

Llegó la hora de entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a lo largo y ancho del emplazamiento.

Aproximadamente unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría para dar con el Arenal.

Claramente los elementos más visibles de la ciudad sería la Mezquita Mayor y la alcazaba. La Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración con 113 columnas.

Seguramente habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por Calle Molina Larios.

Tras el patio habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración. Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.

Las funciones de la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.

La Madraza se confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al- Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.

Como dato significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los musulmanes.

En el tránsito a época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se abriría y daría misa por primera vez.

Ya en el s. XI se tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones que la Mezquita Mayor.

Muchas mezquitas eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.

Destacan también mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.

Como dato curioso también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair, que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero; y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.

Otro elemento con el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas, variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al- Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de seguidores piadosos, y místicos.

Dentro del plano económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los genoveses de los que anteriormente hemos hablado.

Los principales zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.

La alcaicería malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor, y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o paños de seda.

Mientras que las telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.

También las manufacturas del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías en la zona actual de La Goleta.

Sobre las alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.

Así mismo, habría un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres gestionados por el Estado.

Si antes hemos dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.

Respecto a los cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos), que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y Almería a partir del S. XIV.

La judería estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e incluso como poetas en la corte de Granada.

De nuevo nos movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción, aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergaría navíos castellanos y toda clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.

Y al fin llegamos al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya, la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.

El uso del edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por el beréber Magluf Ben Mallul.

En el s.XIII de nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn Zannun.

Los almorávides tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a Marrakech.

Ya un poco antes de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto que caerían.

De nuevo le seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.

Sobre el otro ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus,la llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter más estable y reformas con Yusuf I.

Se uniría a la alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.

La despedida de la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...

Málaga, ciudad de historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y ambiciado. Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur. ¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada de los musulmanes?

Cronistas musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena efervescencia social y económica, al igual que constructiva.

Sin duda, la Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra verdadero sentido.

Málaga cumplía su función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada, donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a los alrededores del núcleo principal.

Habiendo expuesto las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro viaje.

Iniciemos por el puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano, sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene todavía su nombre.

Málaga, junto a al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del litoral andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras cosas.

Fueron los Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las descargas.

También desde el fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.

La playa tenía por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.

De gran importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita. Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio y riqueza de la tierra.

Pero el caso genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas, salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.

Los genoveses contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses como los Spínola o los Grimaldi.

Después de la conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.

A las afueras de la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.

El arrabal Tabbanin estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del año 1661 y que destruiría el puente.

Este arrabal llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.

El arrabal de Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.

Siguiendo la muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al- Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.

El gran arrabal sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos, casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el desarrollo de la vida urbana.

Desde fuera, lo que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.

Ya al final incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su vida.

Si antes hemos resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.

Llegó la hora de entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a lo largo y ancho del emplazamiento.

Aproximadamente unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría para dar con el Arenal.

Claramente los elementos más visibles de la ciudad sería la Mezquita Mayor y la alcazaba. La Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración con 113 columnas.

Seguramente habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por Calle Molina Larios.

Tras el patio habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración. Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.

Las funciones de la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.

La Madraza se confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al- Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.

Como dato significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los musulmanes.

En el tránsito a época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se abriría y daría misa por primera vez.

Ya en el s. XI se tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones que la Mezquita Mayor.

Muchas mezquitas eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.

Destacan también mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.

Como dato curioso también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair, que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero; y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.

Otro elemento con el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas, variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al- Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de seguidores piadosos, y místicos.

Dentro del plano económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los genoveses de los que anteriormente hemos hablado.

Los principales zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.

La alcaicería malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor, y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o paños de seda.

Mientras que las telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.

También las manufacturas del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías en la zona actual de La Goleta.

Sobre las alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.

Así mismo, habría un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres gestionados por el Estado.

Si antes hemos dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.

Respecto a los cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos), que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y Almería a partir del S. XIV.

La judería estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e incluso como poetas en la corte de Granada.

De nuevo nos movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción, aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergaría navíos castellanos y toda clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.

Y al fin llegamos al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya, la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.

El uso del edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por el beréber Magluf Ben Mallul.

En el s.XIII de nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn Zannun.

Los almorávides tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a Marrakech.

Ya un poco antes de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto que caerían.

De nuevo le seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.

Sobre el otro ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus,la llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter más estable y reformas con Yusuf I.

Se uniría a la alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.

La despedida de la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...

BIBLIOGRAFÍA

CALERO SECALL, M.I. Málaga, ciudad de Al- Andalus. Editorial Ágora. Univ. Málaga. Málaga, 1995.

LIÑÁN, A. (et alii.). Sobre la estructura urbana de la Málaga nazarí. Cuadernos de la Alcaicería. Málaga, 1985.

GUILLÉN ROBLES, F. Historia de Málaga y su provincia. Editorial Arguval. Málaga, 1985.

LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, J.E. El Reino de Granada en la época de los Reyes Católicos. Biblioteca de bolsillo Univ. Granada. Granada, 1989.

MENÉNDEZ PIDAL. Historia de España. VOL. VIII: El Reino Nazarí de Granada (1232-1492). Espasa Calpe. Madrid, 1997.

GARCÍA MALDONADO, A. El reino nazarita y Málaga. Ediciones del Área de Cultura de la Diputación Provincial, 1985.

ARIE, R. El reino nasri de Granada. Mapfre. Madrid, 1992.









La Málaga musulmana

Tras la expedición de Abd al-Aziz, el territorio de la actual provincia de Málaga quedó definitivamente en poder musulmán: en un principio, los ejércitos de Musa y Tarik, compuestos de bereberes, de esclavos, de judíos y de visigodos traidores, fueran cuales fueren las razones, quemaron pueblos y asesinaron a sus moradores. No obstante, no fue ésa la práctica habitual.

Del mismo modo que la incorporación de la ciudad al dominio árabe fue inmediata, su islamización fue un largo proceso de adaptación en profundidad del territorio y la ciudad, así como de los pobladores de las diversas etnias que desde entonces la cohabitaron (hispano-visigodos, judíos, así como los recién llegados árabes y bereberes). No obstante, independientemente de la rapidez con que fuese islamizada, lo que sí es seguro es que la conquista trajo consigo importantes cambios en el poblamiento de la ciudad. Los primeros asentamientos de conquistadores árabes yemeníes (yundíes) y bereberes se llevaron a cabo sin grandes problemas por parte de los hispano-visigodos que ya habitaban la ciudad. Sin embargo, gran parte de la población se vio forzada a huir y refugiarse en los actuales Montes de Málaga, donde vivían en refugios-fortalezas (husun).

Está muy generalizada la errónea idea según la cual la guerra santa o yihad significaba que los musulmanes dieron a elegir a los hispano-visigodos de la ciudad «entre la espada y el Islam». En algunos casos sucedió así, pero esto sólo ocurrió cuando sus adversarios eran politeístas o idólatras. Para los judíos, los cristianos y otros «pueblos del libro», es decir, para los monoteístas con tradiciones escritas —expresión que se interpretaba muy liberalmente—, existía una tercera posibilidad: el estatuto de dimmíes. Gracias a éste, la población que permaneció en la ciudad podía, mediante el pago de la capitación, mantener su religión y su derecho (forum iudicum). Además, los musulmanes concedieron a esta ‘población protegida’ el derecho a gobernarse por una autoridad elegida de entre ellos mismos, autoridad que, con el título de conde, estaba encargada de asegurar el orden interno y de recaudar los tributos que los árabes les habían impuesto. En el Oriente Medio, este hombre responsable era, por lo general, el anterior jefe religioso de un grupo de creyentes como, por ejemplo, un patriarca o un obispo.














Debido a esta singular forma de conquista, la ciudad no sufrió una interrupción en su vida urbana, y esta continuidad se hace patente incluso en su onomástica. Sin embargo, los musulmanes conquistan una ciudad que, desde hacía siglos, se hallaba en pleno proceso de despoblación y, consecuentemente, en decadencia de las actividades urbanas y portuarias. El puerto permanecería inoperante y sus instalaciones serían reemplazadas por un cementerio islámico. La superficie habitada era similar a la de la ciudad romana, y la despoblación se incrementó aún más con la huida de muchos hispano-visigodos hacia los ahora llamados Montes de Málaga. Desde los primeros momentos, sólo un contingente árabe se asentó en la Málaga árabe (Malaka), para lo que se edificó la primitiva Alcazaba, con objeto de asegurar el mantenimiento del fisco. La función militar-fiscal de la Alcazaba motivó, a mediados de siglo VIII, la construcción de una mezquita en su parte baja.

Tiempo después, Malaka sería una de las ciudades mejor consideradas de toda al-Andalus. Y así lo dejarían ver en sus obras el cronista andalusí Ahmad ibn Muhammad al-Razi (887 – 955) o el viajero y explorador Abu Abd Allah Muhammad ibn Battuta (1304 - 1368).

En suma, más de setecientos años de dominio musulmán en la provincia de Málaga del que apenas hoy quedan algunos vestigios. La recuperación de nuestro pasado y la comprensión de los hechos que acontecieron antaño son una responsabilidad que ha de asumir el conjunto de la sociedad. Sólo el conocimiento del pasado puede evitar que se vuelvan a caer en los errores cometidos. Conocer el pasado árabe de Málaga es conocer un poco más a la Málaga de hoy: es conocer sus calles, su arquitectura y, en cierta medida, conocer un poco más a su gente.

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NOTAS

1 RUIZ POVEDANO, José María (2000): Málaga, de musulmana a cristiana. 1.ª ed., Ed. Libr. Ágora, Málaga; pág. 31.

2 Rafael Puertas Tricas fue director durante 32 años del Museo de Bellas Artes de Málaga.

3 El topónimo ‘Gibraltar’ no es sino una derivación de «yabal Tarik», ‘montaña de Tarik’.

4 Historia de Málaga y su Provincia (I), edición facsímil de la de 1874, Ed. Arguval, Málaga, 1994; págs. 102-103. El detalle del asedio vuelve a describirlo en Málaga musulmana (I), edición facsímil de la de 1880, Ed. Arguval, Málaga; págs. 34-35.

5 Sin embargo, en el 713, Abd al-Aziz llegó a un acuerdo con el príncipe visigodo Teodomiro y firmaron el Pacto de Teodomiro, también conocido como el Tratado de Orihuela. Según éste, el señorío de Teodomiro, que comprendía, a grandes rasgos, las actuales provincias de Alicante y Murcia, seguía manteniendo cierta independencia, aunque debiendo reconocer la soberanía islámica. Con este pacto se logró también el respeto de la libertad de culto de los oriolanos, previo pago de un impuesto especial.

6 Según José María Ruiz Povedano: op. cit., pág. 32: «[...] según sigamos los ‘Ajbar Machmua o a Ibn Askar: la ciudad fue conquistada en el 711 por un destacamento enviado por Tarik o en el 713 por Abd al-Aziz».
 





REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

“Agila II”, en WIKIPEDIA [En línea]. Disponible en la web: http://es.wikipedia.org/wiki/agila_II. (Consulta del 24 de noviembre de 2008).

CEBRIÁN, Juan Antonio (2004): La aventura de los godos. 1.ª ed., La Esfera de los Libros, Madrid.

GUILLÉN ROBLES, Francisco (1874): Historia de Málaga y su provincia. Edición facsímil. Ed. Arguval, 2.ª ed., Málaga, 1985; 2 tomos.

GUILLÉN ROBLES, Francisco (1880): Málaga musulmana. Edición facsímil. Ed. Arguval, 3.ª ed., Málaga, 1994; 2 tomos.

MELLADO, Juan de Dios [ed.] (2004): Enciclopedia General de Andalucía. Tomo I, C&T EDITORES, Sevilla.

RUIZ POVEDANO, José María (2000): Málaga, de musulmana a cristiana. La transformación de la ciudad a finales de la Edad Media. 1.ª ed., Ed. Libr. Ágora, Málaga.

SÁNCHEZ MANTERO, Rafael (2001): Historia breve de Andalucía. 1.ª ed., Sílex Eds., Madrid.

WATT, William Montgomery (1965): Historia de la España islámica. 4.ª ed., Col. ‘El Libro de Bolsillo’, Alianza Ed., Madrid, 1981.






1 comentario:

  1. Gracias por el excelente artículo que hace que quiera seguir investigando.

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