EL POBLAMIENTO RURAL DE LA TIERRA DE LOJA A FINALES DE LA EDAD
MEDIA
Miguel Angel Puertas
Universidad de Jaén
A fines de la Edad Media se producen importantes
transformaciones a todos los niveles en el reino nazarí de Granada como
consecuencia de la conquista castellana. El control y la ocupación del
territorio por parte de los cristianos, máxime en las zonas donde la población
musulmana desaparece o queda como un grupo muy minoritario, dieron lugar a
trascendentales modificaciones en la organización social del espacio en función
de los intereses derivados de la estructura social y de poder característica de
la sociedad castellana, cualitativamente diferente de la nazarí. En esta línea
de trabajo se sitúa el presente estudio que pretende analizar la evolución del
poblamiento rural durante la época nazarí y las modificaciones que tienen lugar
tras la conquista castellana en una zona concreta, la tierra de Loja, que se
caracteriza por su situación fronteriza. I. EL POBLAMIENTO NAZARÍ La tierra de
Loja constituía en época nazarí una división político-administrativa cuya
delimitación territorial heredó el Concejo castellano organizado tras la
conquista de 1486, tal como queda claro cuando los repartidores disponen
señalar e alindar los terminos d esta ciudad de Loxa... por donde los moros los
tenian en el tiempo que la çiudad era de moros 1, por lo cual podemos saber de forma
aproximada su extensión gracias a que conocemos esta delimitación realizada a
raíz de la ocupación castellana (MALPICA, 1981, pp ). Todo el conjunto que
englobaba este territorio estaba organizado en torno a la ciudad de Loja. Esta
ciudad era un importante núcleo de población 2 estructurado en tres sectores:
la Alcazaba, situada en el peñón que domina el resto de la ciudad, con una
función eminentemente militar; el barrio del Jaufín, situado al norte, que
estaba amurallado; y el Arrabal, ubicado en la zona sur, también amurallado, y
que en el momento de la llegada de los castellanos es el sector más destacado
de la ciudad, dado que es probablemente el más poblado 3, el que cuenta con la
más importante infraestructura comercial 4 y donde se ubicó la Iglesia Mayor
cristiana. La ciudad era además la sede del poder político-militar, el cual
estaba personificado en el alcaide de Loja. Mención especial merece la gran
importancia de la figura de Alatar, que fue alcaide de Loja durante gran parte
de la segunda mitad del siglo XV hasta su muerte en 1483 durante la batalla de
Lucena, en la cual los castellanos capturaron a Boabdil. 1 BARRIOS AGUILERA, M.
(1988): Libro de los Repartimientos de Loja. Granada, f. XXVIII. En adelante
citaremos esta edición abreviadamente como LRL. 2 En 1489 se habían repartido
456 lotes de casas, lo que puede dar idea del volumen demográfico de la ciudad
(LRL, fols v). 3 De los 456 lotes de casas repartidos en 1489, 41 están en la
Alcazaba, 191 en el Jaufín y 224 en el Arrabal (LRL, fols. 1-29v). 4 El Concejo
recibió en el Arrabal un mesón y veinte tiendas (LRL, fols v y 152 v).
2 Su control sobre el resto de los
castillos o fortalezas de la tierra de Loja explica que una crónica castellana
se refiera a él como alcaide de Loja y señor de Zagra (BAEZA, 1868, p. 23). Sin
embargo este control no lo hace a título personal. No es realmente un señor tal
como entendían los castellanos, sino que ejerce este poder como representante
en esta zona del Estado, es decir, del sultán de Granada. Esta cuestión está
perfectamente clara tal como se aprecia en un precioso y brevísimo documento de
1487 estudiado por A. Malpica Cuello, que además revela la relación fiscal
entre los lugares del alfoz, en este caso Zagra, y su cabecera, ya que indica
que, en época de paz, el diesmo dauan en Loxa (MALPICA, 1987). En este contexto
de un territorio fuertemente influenciado por el mundo urbano es en el que
encontramos un poblamiento rural que es el resultado tanto de una herencia
anterior como de las circunstancias nuevas que surgen en esta etapa, sobre todo
en relación con el carácter fronterizo que adquiere este sector del reino de
Granada a fines de la Edad Media. Combinando el análisis de las fuentes
escritas, entre las que destaca el Libro de Repartimiento de Loja, y los
resultados de la prospección arqueológica, hemos intentado determinar las
alquerías existentes en época nazarí. En este sentido, tenemos que señalar que
dado que las fuentes escritas, tanto árabes como castellanas, son muy parcas a
la hora de informarnos sobre la red del poblamiento rural en época nazarí, nos
hemos aproximado al conocimiento de ésta partiendo de la hipótesis de que las
torres existentes en zonas de topografía llana y junto a espacios cultivados,
sobre todo si éstos son de regadío, son fortificaciones vinculadas a alquerías,
entendidas éstas como núcleos de población que tienen una cierta entidad
demográfica y unos límites propios, aunque no habría que descartar que haya que
vincularlas a otro tipo de poblamiento disperso como almunias o cortijos. Esta
problemática no evita que podamos distinguir claramente a nivel espacial en el
conjunto de la tierra de Loja dos sectores con características diferenciales:
la Vega de Loja y el resto del territorio vinculado a esta ciudad. Tras el análisis
de ambos territorios pasaremos posteriormente a estudiar individualmente las
alquerías existentes. 1. Análisis territorial del poblamiento rural nazarí La
Vega de Loja constituye una llanura aluvial que se extiende en torno al río
Genil en el tramo situado entre las desembocaduras de sus afluentes Cacín y
Riofrío, en cuyos márgenes encontramos zonas alomadas arcillosas y, sobre todo,
las sierras de Loja y del Hacho, que estrechan la Vega a la altura de la ciudad
y, en consecuencia, esta zona se convierte en un obligado paso que pone en
contacto la Depresión de Granada con las de Archidona y Antequera, todas ellas
en el denominado surco intrabético, así como con el Valle del Guadalquivir
siguiendo el curso del río Genil. Junto a estas circunstancias hay otras que
han contribuido a que la ocupación humana haya sido muy importante desde
tiempos prehistóricos, destacando fundamentalmente el hecho de que las sierras
calizas del Hacho y de Loja son unos inmensos acuíferos kársticos que afloran
precisamente en la Vega de Loja, en importantes manantiales como son los de
Riofrío, Plines, Manzanil, Frontil, etc. Constatada la importancia del
poblamiento romano en la zona -yacimientos de la Esperanza (PELLICER, 1962, pp
) y Plines (GENER, 1992, especialmente pp ), entre otros-, se evidencia la
existencia de una continuidad en época tardorromana (necrópolis de Loja,
propiedades de Artobás 5 ) que se prolonga en la época altomedieval con un
importante asentamiento de individuos árabes del yund de Damasco a mediados del
siglo VIII en Turrus, al-funtayn y fiikanb. Esta 5 Artobás era uno de los hijos
del rey Witiza que había heredado parte del patrimonio de los monarcas
visigodos. Sus propiedades en esta zona las conocemos por el testimonio
transmitido por Ibn al-qutiyya relativo a las fincas de al-funtayn y Turrus,
topónimos que se vienen ubicando en la tierra de Loja, que fueron donadas a dos
individuos árabes (VALLVÉ, 1986, pp ). 64
continuidad es probablemente la causante de la
preponderancia de una toponimia de origen latino (Riofrío, Plines, Torrox,
Loja, Manzanil, Salar, Frontil, etc.). Esta evidencia toponímica, así como las
noticias proporcionadas por las fuentes escritas y las cronología aportada por
el estudio de la cerámica recogida en la prospección de los yacimientos
arqueológicos, llevan a concluir que las alquerías existentes en época nazarí
tienen su origen en etapas precedentes y no ha tenido lugar en esta época el
surgimiento de nuevos núcleos de población. El elemento más característico de
este grupo de alquerías de la Vega de Loja (Plines, Salar, Tájara, Huétor,
Agicampe y Frontil) es el hecho de que su economía está basada fundamentalmente
en la agricultura de regadío, pero además hay que destacar que en los últimos
tiempos nazaríes constituyen la única zona donde se mantuvo una explotación
agrícola importante y permanente, tal como demuestra el hecho de que es en esta
zona donde el Libro de Repartimiento de Loja recoge la existencia de
infraestructuras vinculadas a la agricultura (sistemas de regadío en Riofrío,
Plines, Loja, Manzanil, Salar, Tájara, Huétor, Agicampe y Frontil; molinos en
Plines, Terciado, Manzanil, Tájara y Frontil). Esta circunstancia estuvo
favorecida por ser el sector más alejado de la frontera y, sin duda, por la
proximidad de la ciudad de Loja, fortaleza en torno a la cual giraba la defensa
del territorio. Además tuvo lugar una fortificación de las alquerías existentes
en esta zona, constatándose en todos los casos la presencia de torres de
diferente complejidad, como respuesta a las amenazas derivadas de las
incursiones militares castellanas que se hacen más frecuentes en el siglo XV.
Desconocemos prácticamente todo en relación a las características de estas
alquerías, pero vamos a intentar definir algunos rasgos. A nivel de topografía
de las alquerías sólo tenemos una alusión a las casas del arrabal de Salar,
nombre que recibiría por su situación en los alrededores de la fortaleza de
este lugar. Ya en época morisca se menciona en Huétor una estructura
urbanística compuesta por el fuerte, un barrio alto y un barrio nuevo, surgido
éste probablemente ya en el siglo XVI. En todos los casos una torre, o una
fortaleza más compleja como en el caso de Tájara, dominaría desde el punto de
vista visual el conjunto de la alquería. El estudio realizado por A. Bazzana y
P. Guichard sobre las torres de alquería de la Huerta de Valencia en el siglo
XIII les permitió concluir provisionalmente que este tipo de fortificaciones
surgen en íntima relación con el aumento de la presión militar cristiana, sin
ninguna vinculación a poder señorial alguno; es más, probablemente, han sido
construidas a iniciativa del poder estatal. Su función era, además de estar
integradas en el conjunto del sistema defensivo de un territorio, proteger a la
población de la alquería, en este sentido no constituyen un elemento aislado,
siendo habitual la existencia de un espacio de refugio y, en algunos casos, una
muralla que protegía al conjunto de las casas. A nivel de poblamiento estas
alquerías fortificadas hacen girar en su órbita al resto de las alquerías y al
poblamiento disperso (almunias o cortijos) existentes en su entorno (BAZ- ZANA,
GUICHARD, 1978, pp ). Pensamos que en el caso de la tierra de Loja las
características que acabamos de exponer tienen validez en gran parte. Así,
respecto a la cronología del surgimiento de estas fortalezas podemos asegurar
que la técnica de construcción de las torres de Agicampe y Salar, es decir la
mampostería ripiada formando hiladas con sillares en los ángulos rectos, es
propia de la época nazarí (ESLAVA, 1984, pp ), lo que relaciona la construcción
de estas edificaciones con la amenaza castellana derivada del carácter
fronterizo de la tierra de Loja. En relación al carácter estatal y no señorial
de estas torres, hemos de señalar que tenemos la información relativa a la
iniciativa de Muhammad III para construir torres en las proximidades de la Vega
de Granada (LADERO, 1989, p. 27). Ahora bien, también es cierto que en las
propiedades de la familia real nazarí en esta zona existían torres, los
alcázares mencionados en algunas crónicas castellanas, que eran a la vez
fortaleza y palacio. Respecto al carácter de refugio de estas fortificaciones
es ejemplar el caso de Tájara, según recogen las crónicas cas- 65
4 tellanas, tal como veremos posteriormente
al analizar individualmente cada núcleo de poblamiento rural existente en la
tierra de Loja. En relación al carácter de estas alquerías con torre como
elementos que vertebran el poblamiento rural existente en su entorno, nuestros
datos sobre alquerías no fortificadas o sobre poblamiento disperso son muy
escasos y no permiten corroborar esta cuestión. Normalmente un camino de primer
orden pasaba por la alquería o sus inmediaciones. La red de caminos reales de
la tierra de Loja es radial, ya que éstos enlazaban las principales ciudades
del reino, lo que nos informa del papel que juegan a nivel comercial las urbes,
que concentran esta actividad. Pero esta red caminera principal también pasa
por las alquerías, conectando así la ciudad con los núcleos rurales de su
tierra. Ello no tiene sólo sentido desde el punto de vista comercial, sino
también fiscal, debido a que los impuestos en especie se entregaban en la
ciudad de Loja, como hemos visto anteriormente en el caso de Zagra. En este
sentido sabemos que las autoridades eran las que decidían donde se entregaban
los impuestos, como se constata en el caso de Málaga: los moros de la
jurediçión de la çibdad de Málaga sean obligados de poner el pan del dicho
diezmo donde el dicho recabdador lo quisyere syendo en la jurediçión (LADERO,
1988, doc. 76 bis, p. 407). En este sentido los caminos son, a todos los
efectos, las vías por donde circula el excedente. Junto a la alquería, por
debajo de las casas, se sitúan los espacios irrigados, que constituyen en esta
zona el elemento básico de la economía. Los sistemas de irrigación están
construidos tanto a partir de ríos como de manantiales, creándose presas, como
la mencionada en el Libro de Repartimiento de Loja en Salar, a partir de las
cuales del agua se conduce por medio de acequias, algunos de cuyos nombres
conocemos: açequia gorda del rio de Caçin que biene a Taxara (LRL, fol. 140 v),
açequia alta en Huétor (LRL, fol. 138), açequia primera de Manzanil (LRL, fol.
160). Incluidos en esta red se sitúan los molinos. Sobre los productos
cultivados en estas áreas tenemos pocas noticias, lo que contrasta fuertemente
con el minucioso detalle con que se puede conocer a través del Libro de
Repartimiento de Loja el espacio de huertas situadas alrededor de la ciudad de
Loja. La existencia de molinos indica que los cereales debían ser uno de los
cultivos más importantes, lo cual está apoyado por el testimonio referente a
Tájara que alude a los muchos panes que ay abía (CARRILLO, 1946, pp ). Sólo en
referencia a Salar tenemos noticias de la existencia de olivos en el regadío.
Los cultivos de secano se sitúan entre el regadío y el monte, teniendo en esta
zona un papel secundario, salvo en el caso del campo de Huétor, una amplia
llanura aluvial sólo regada en una pequeña parte. El Libro de Repartimiento de
Loja recoge la cuantía y ubicación de las tierras de secano repartidos a raíz
de la repoblación castellana, pero no siempre tenemos la certeza de que estos
campos estuviesen anteriormente cultivados, máxime en los casos, como en Plines,
donde el secano se reparte en los Retamales, topónimo que alude a esta especie
arbustiva propia del monte mediterráneo. Fuera de las áreas de secano, el Libro
de Repartimiento de Loja recoge la presencia del monte o la sierra, aunque no
suele ofrecer más especificaciones, salvo en algunos casos. Así en Salar, las
tierras de secano entregadas a Fernando del Pulgar limitaban unas con las
ençinas del Portichuelo (LRL, fol. 130 v) y otras se sitúan entre unos çerros
espartosos, que va a dar a unas ençinas (LRL, fol. 148); en Tájara unas tierras
de secano concedidas a Antonio de Córdoba lindan con un pinar que está delante
del Algarvejo (LRL, fol. 140 v). El resto del territorio vinculado a la tierra
de Loja, pero alejado de la próspera llanura aluvial, presenta un poblamiento
más débil, debido tanto a su situación fronteriza como a su vocación ganadera.
Este conjunto se caracteriza por su pertenencia al subbético, presentando a
grandes rasgos desde el punto de vista geomorfológico tres tipos de paisaje.
Por una parte nos encontramos con las sierras calizas (Sierras Gorda de Loja,
de 66
Gibalto, del Hacho, de las Chanzas, etc.), actualmente sin
vegetación, sometidas a una constante erosión. Por otra parte se sitúa una
franja de tierra de naturaleza yesífera (Trías de Ante-quera), de relieve
intrincado, caracterizada a nivel hidrológico por su endorreismo, lo que
origina una zona de escasos cultivos y donde ha permanecido en gran parte una
vegetación natural de tipo mediterráneo, aunque ésta representa sólo una parte
de los bosques de encinas y quejigos existentes a finales de la Edad Media en
la zona de los Durmientes (actual Dehesa de los Montes), las Salinas y el
Contarín. Por último, hay que aludir a la existencia de otra zona de lomas
suaves, que se extendía sobre todo en el sector noroeste del término de Loja,
en los actuales términos municipales de Algarinejo y Zagra, donde en la
actualidad se ha desarrollado casi de modo exclusivo el cultivo del olivar,
pero que a finales de la Edad Media sería una zona también ocupada de modo
abrumador por el bosque mediterráneo, salvo en las tierras próximas a las
fortificaciones, donde existían campos cultivados. El poblamiento existente en
esta zona estuvo muy influenciado por el carácter fronterizo. En este sentido
al amparo de los castillos de Cesna 6 y Zagra debió desarrollarse un población
más o menos importante, ya que ambos lugares son mencionados en las fuentes
escritas castellanas como villas y en concreto Zagra aparece citada como
fortaleza enemiga de población pequeña (MALPICA, 1987, p. 969). En torno a
ambas fortalezas se repartieron tierras tras la conquista castellana 7. Cesna
pasó a manos castellanas en 1435, tal como veremos posteriormente, aunque
desconocemos si fue de manera definitiva, mientras que Zagra sólo fue
conquistada tras la caída de Loja en Además de estos castillos, toda una serie
de torres atalayas se extendían por el sector occidental de la tierra de Loja,
subsistiendo en la actualidad los restos de algunas de ellas 8. Aparte de los
núcleos de población asociados a los castillos, constatamos la existencia de
otros núcleos rurales que están asociados a fortalezas de menores dimensiones.
Se conservan en la actualidad la torre, o más bien pequeño castillo, de
Pesquera y la existente junto al cortijo de la Torre, a los pies de la sierra
de Campo Agro, que nosotros identificamos con la torre de Abor citada en el
Libro de Repartimiento de Loja. En ambos casos la técnica constructiva es la
misma que se observa en las torres de Agicampe y Salar, es decir, mampostería
ripiada formando hiladas horizontales que se remata con sillares en los ángulos
rectos. La abundante cerámica existente en las proximidades de ambas torres nos
induce a pensar en su conexión con núcleos de población rural, probablemente
alquerías. La conquista de Iznájar en 1433 debió incidir en el despoblamiento
de Abor, mientras que el castillo de Pesquera fue conquistado por los
castellanos en 1436, lo que nos indica que estos lugares estaban despoblados
con varias décadas de antelación a la conquista de Loja. La proximidad de la
frontera, unida a unas condiciones favorables desde el punto de vista
geográfico, dieron como resultado que la actividad económica fundamental en
esta zona fuese la ganadería, existiendo importantes dehesas (Alazores,
Contarín, Marrojas) y unas salinas. Alquerías de la tierra de Loja en época
nazarí A continuación vamos a pasar a exponer las características de cada
alquería de forma individual, siguiendo un orden alfabético. Abor. La torre de
Abor se sitúa junto al cortijo de la Torre, término municipal de Loja, cerca
del 6 El castillo de Cesna ha sido descrito por ARJONA, Erróneamente, a nuestro
parecer, lo identifica con el hisn Turrus citado en las fuentes escritas árabes
a finales del siglo IX y comienzos del X. 7 Para Cesna, véase LRL, fols ; en el
caso de Zagra, LRL, fols. 132 v y 139 v. En este caso se cita la existencia de
muchos olibos. 8 Es el caso de la torre de Martilla y de las atalayas
existentes junto al Cortijo del Aire, Riofrío y Venta del Rayo. 67
6 camino que desde Ventorros de la
Laguna conduce a la sierra de Campo Agro. Se localiza en el Mapa Militar de
España 1:50.000, (1007) Rute, cuadrícula UTM / , a una altitud de unos 690
metros. La zona donde se ubica esta torre es una llanura arcillosa situada
entre la sierra de Campo Agro y las tierras de la Dehesa de los Montes,
cultivada con cereales de secano y olivos, aunque en la zona más próxima al
cortijo de Balerma existen tierras de regadío. En el Libro de Repartimiento de
Loja tenemos referencias a la torre de Abor, situada en el Campo del mismo
nombre, un pago donde se repartieron importantes cantidades de tierras de
secano. La torre fue concedida en 1491 a mosén Fernando Rejón, que también
recibió una merced de 400 fanegas de tierra en el Campo de Abor (LRL, fols. 74,
74v y 136). Esta alquería se comunicaba con Loja a través de un camino que
conectaba con el que unía Iznájar y Loja y que en el Libro de Repartimiento de
Loja se alude a él como el camino que biene de los Durmientes a la torre (LRL,
fol. 74 v). A pesar de que sólo se repartieron tierras de secano, algunos
topónimos de la zona parecen indicar la existencia de ciertas estructuras
hidraúlicas, como es el caso del arroyo de la Alberca (LRL, fol. 74 v) o la
fuente de Malerva (LRL, fol. 76), que tal vez procede del árabe ma al-arba',
agua del miércoles, que parece aludir a un turno de riego (BARRIOS, MARTÍNEZ,
1984, pp ). El topónimo Abor debe proceder del árabe al-bur, cuyo significado
es el de campo que no se labra, erial tierra non labrada 9, que puede hacer
referencia a la ocupación de un espacio anteriormente improductivo desde el
punto de vista agrícola. Por otra parte, las referencias contenidas en el Libro
de Repartimiento de Loja indican una importante actividad ganadera, así en el
alindamiento de la merced concedida a Fernando Rejón leemos: e vuelve hasta el
canto de las eras e a dar en la vereda que queda para el Conzejo, para
abrebadero e paso de los ganados; que an de quedar treinta pasos de la un parte
del agua e otros treinta pasos de la otra parte; e a dar al baldío del dicho
soto; e an de tener salida los ganados a la sierra (LRL, fol. 74 v). Otros
datos relativos a la importancia de la ganadería proceden de la toponimia, así
en lugares próximos al campo de Abor el Libro de Repartimiento de Loja menciona
la fuente del Hato 10 y el topónimo Huévar (MALPICA, 1981, p. 53; LRL, fols.
XXXv, 73, 74, 74 v, 127 y 136 v), que debe proceder del árabe wabar, plural de
wabra, que significa lana de cabras 11. La zona situada al este del Campo de
Abor y que limitaba con Riofrío es conocida en la actualidad por Dehesa de los
Montes, tratándose de un espacio que aún hoy en día ha conservado en
determinados sectores la vegetación del monte mediterráneo, debido a que la
mala calidad de estas tierras, situadas sobre un substrato de Trías de
Antequera, no propicia su aprovechamiento agrícola. Esta zona es denominada en
el Libro de Repartimiento de Loja como Los Durmientes 12, conservándose aún
este topónimo referido a una casa existente cerca de la población de Ventorros
de la Laguna. En esta zona debió ubicarse la cueva que es insistentemente
mencionada por los autores árabes, sobre la cual se llegó a construir un
oratorio VÁZQUEZ, , pp ; FERNÁN- DEZ, 1971, pp ). 9 CORRIENTE, 1988 p. 23,
*bwr, s.v. campo que no se labra, erial tierra non labrada bor avbár. Este
topónimos es muy parecido a otro de la tierra de Loja, Arborbis, del árabe
al-bawwar, que significa terreno baldío, yermo, improductivo, barbecho, y que
en árabe granadino se podría pronuncias al-bobar o al-bobir (PEZZI, , PP ). 10
LRL, fol. 77. Sobre la localización de este topónimo véase MALPICA, 1981, p
CORRIENTE, 1988, p. 213, *wbr, s.v. lana de cabras, guábra guábar. Sobre la
utilización textil de este producto nos informa Ibn al- Jatib al referirse a
las costumbres de los granadinos: En cuanto á su vestimenta, la principal que
usan comunmente en el invierno son alquiceles persianos, almalafas ostentosas y
otros trajes de mucho precio, de lana, lino, seda, algodón y pelo de cabra,
mantos africanos y mocathas tunecinas, que se hacen de seda gruesa con vistosas
labores, en el estío visten todos blancos almaizares (SECO DE LUCENA, 1910, p.
10). 12 LRL, fols. 74 v, 145 y 149 v. La existencia de vegetación arbórea en
esta zona se deduce del siguiente texto del LRL, fol. 145: A Pasqual Merino, un
pedaço de monte para que faga una roça donde a cortado madera, ençima de los
Durmientes. 68
La torre, como hemos mencionado, se ubica en una zona llana,
junto a tierras de cultivo, por lo cual pensamos que se trata de una torre de
alquería. Sin duda ha perdido gran parte de su primitiva altura. Es de planta
rectangular, construida con mampostería ripiada que forma hiladas horizontales,
utilizándose sillares en las esquinas. En la parte inferior no conserva ninguna
apertura, siendo probablemente maciza, y sólo observamos a media altura un vano
bordeado con ladrillos en la cara oeste de la torre. En esta misma cara, en la
esquina suroeste, se observa el arranque de un arco. Junto a la torre se
conserva un espacio rodeado de muros de mampostería que está ocupado por
escombros y matorrales y debe corresponder a la antigua ubicación del cortijo
de la Torre. Según nos informó un vecino de la zona este edificio fue utilizado
como torre de una ermita o iglesia y, tras su abandono, las pilas y la campana
se trasladaron a la iglesia del lugar de Venta del Rayo, un anejo situado en el
término municipal de Loja. A esta ocupación deben corresponder algunos añadidos
o reformas de la torre, como los restos de enlucido o de tejas. En los
alrededores, sobre todo en las tierras cultivadas situadas frente a las caras
sur y este de la torre, abundan los restos cerámicos de época romana (terra
sigillata, tegulae) y medieval. Entre éstos destacan los fragmentos de cazuelas
de vedrío melado, tanto de borde recto o con ligero engrosamiento al exterior,
como con el borde en alero; de ataifores de vedrío melado con decoración a base
de trazos de manganeso y de vedrío verde, algunos con decoración estampillada;
fragmentos pertenecientes a alcadafes, uno de ellos vidriado en verde; etc. La
mayor parte de este conjunto cerámico hay que datarlo en los siglos XI- XIII,
aunque no falta la cerámica nazarí. Al parecer procede también de esta zona una
inscripción honoraria romana datada en el siglo III, por lo cual se ha llegado
a decir que esta torre, aunque medieval, es de origen ibérico-romano (CARRASCO,
1986, pp. 189 y 230), aunque más bien hay que pensar que el asentamiento
islámico se ubicó en donde anteriormente hubo una villa romana. Muy próxima a
los restos constructivos descritos está la fuente de la Torre, la cual, según
la información de un vecino de la zona, es de carácter público y se usa como
abrevadero de ganados y no para regar tierras. Agicampe. El cortijo de la Torre
de Agicampe se sitúa en el término municipal de Loja, a los pies de la sierra
del Hacho, no lejos del antiguo camino que comunicaba esta ciudad con
Montefrío. Se localiza en el Mapa Topográfico Nacional de España 1:25.000,
1008-III Huétor-Tájar, cuadrícula UTM / , a una altitud de unos 620 metros. La
torre se ubica en una zona de suaves lomas que se encuentran situadas entre la
sierra del Hacho y la llanura aluvial de la Vega de Huétor-Tájar, predominando
el cultivo de cereales y olivos. Junto al cortijo se sitúa el manantial de
Agicampe, dedicado en la actualidad al abastecimiento de agua del pueblo de
Huétor-Tájar. Ibn al-jatib ( ) alude a la instalación de C Uqba b. Nu c aym,
individuo árabe del yund de Damasco, en qaryat fiikanb (IBN AL- JATIB, 1976, p.
524), por lo cual cabe pensar en su existencia desde un momento muy temprano,
en concreto desde mediados del siglo VIII que es cuando se produce la llegada
de los aynad sirios a al-andalus. Sin embargo no volvemos a tener más
referencias en fuentes escritas anteriores a la conquista castellana. En el
Libro de Repartimiento de Loja encontramos la mención a la torre de Agicampe,
ubicada junto al regadío del mismo nombre, donde se repartieron 106 fanegas de
tierra, y muy cerca del camino que comunicaba Loja y Montefrío (LRL, fols. 48 y
48 v). Además en los alrededores se repartieron tierras de secano (LRL, fols.
48 v, 49, 50 v, 51 y 51 v) y se delimitó una dehesa (LRL, fol. 50 v). En 1504
nos consta que la torre estaba en posesión de Juan Alvarez Zapata por cédula
real, aunque se denunció su pertenencia a la ciudad (MALPICA, 1981, p. 215). En
una fuente posterior (ss. XVII-XVIII) leemos: en el partido de Ajicampe, hay
otro nacimiento que llaman la fuente de Ajicampe, de aguas muy cristalinas y 69
8 delgadas. Está en una apasible campaña
donde riega las tierras de cinco cortijos y cae al Genil (BARRIOS, 1983, p.
62). Los restos de la torre de Agicampe, desmochada, se sitúan junto al cortijo
de este nombre, con casas adosadas a ella. Es de planta elíptica, construida
con mampostería ripiada formando hiladas horizontales. Se observa en su cara
este un pequeño vano a media altura. La cerámica existente en los alrededores
es escasa y está muy fragmentada, aunque se observa la existencia de un
conjunto que podría datarse en época nazarí y/o en un momento inmediatamente
anterior: fragmentos amorfos de piezas de cocina con vedrío melado; fragmentos
de ataifores (bases con pie anular, bordes, amorfos) con vedrío verde y, en
algún caso, melado; bordes de alcadafes sin vidriar, uno de ellos con
decoración de cuerda impresa en la parte exterior del borde; etc. Diferentes a
este grupo son algunos escasos fragmentos que parecen corresponder a un momento
anterior, debido a la características de las pastas y su morfología, entre los
que destaca un borde perteneciente a una olla de labio vuelto sin vidriar,
similar a los que en principio asignamos una cronología romana. Se pueden
reconocer los restos de la estructura de regadío existente, que consiste en el
trazado de una acequia que parte de la fuente de Agicampe y discurre junto a la
vereda que desde el camino de Montefrío conduce al cortijo. Alfur. Esta
alquería hay que ubicarla en la zona conocida como Los Nabos (MALPICA, 1981, p.
47) (Cortijo de los Nabos, Casa de los Nabos, Haza de los Nabos, Collado de los
Nabos), en el término municipal de Loja, que se localiza en el Mapa Topográfico
Nacional de España 1:25.000, 1008-I Algarinejo, cuadrícula / , a una altitud
entre 700 y 800 metros. Esta zona se caracteriza por la existencia de tierras
de labor dedicadas al cultivo de cereales en secano en el área más baja y llana
y en las laderas de los montes que la circundan está presente el olivar. El
aprovisionamiento de agua, según se observa en los mapas topográficos, se
realiza a través de pozos. La única referencia a este lugar es la que aparece
en el Libro de Repartimiento de Loja, donde en el amojonamiento del término
podemos leer: ladera arriba fasta vnas casas derribadas que se disen Alfur, que
quiere desyr alquería de los Nabillos, allí está otro mojón; e la cordillera
adelante a dar al atalaia Çanax, e aguas vertientes a la parte de Taxara es de
Loxa, e a la otra parte es de Montefrío (MAL- PICA, 1981, p. 47). El topónimo
Alfur creemos que procede del árabe alfut, plural de lafta, nabo 13. Respecto a
la atalaya Çanax hay que identificarla con el cerro del Cenacho (814 m.),
procedente aquel topónimo del árabe granadino Sanay, capacho 14. Birmodur. Esta
alquería debemos ubicarla en las proximidades del cortijo de los Pozos, en el
término municipal de Loja, junto a un viejo camino que enlazaba Loja con
Vélez-Málaga, que podemos localizar en el Mapa Topográfico Nacional de España
1:25.000, 1025-I Loja, cuadrícula UTM / , a una altitud de 940 metros. Este
lugar se sitúa a los pies de la Sierra de Loja, en una zona donde está muy
presente la vegetación natural del monte mediterráneo, aunque las zonas llanas
próximas a los cortijos 15 se dedicaban tradicionalmente al cultivo cerealista
de secano, sustituido hoy en día por 13 CORRIENTE, F. (1988): El léxico árabe
andalusí según P. Alcalá, p. 185, *lft, s.v. nabo ortaliza léfte left. No
recoge este plural. 14 CORRIENTE, F. (1988): El léxico árabe andalusí según P.
de Alcalá, p. 120, *snc, s.v. capacho de molino de aceite çanách çanánich. 15
Además del cortijo de los Pozos se ubican en esta zona desde antiguo,
constatándose ya en los siglos XVIII-XIX, los cortijos del Ángel y del
Cardador, topónimo este último que revela la importancia de la actividad
ganadera de los cortijos existentes en esta zona. 70
9 los cultivos de olivos y almendros.
Hay que destacar por otra parte que la sierra de Loja es un espacio dedicado al
aprovechamiento ganadero, donde las únicas construcciones existentes son las
majadas para el ganado. Esta alquería es mencionada en el Libro de Repartimiento
de Loja en el deslinde del término de esta ciudad: comienza el primer moxon en
la sierra de Salar; e de alli va derecho a dar al otro mojon que esta en una
cornicabra zerca de unos allozos, mas çerca del poço que se diçe de Bilmodan,
que esta junto con el camino biejo de la sierra que ba a Zalea; e aguas
vertientes a la parte del pozo es termino de Alhama e las vertientes a estotra
parte es termino de Loxa; e tomar alli abaxo fasta juntar con una alcaria que
se dize Bilmodan, e la cañada abaxo a dar a un zerro grande en una loma do esta
un zimiento antiguo, e en medio de el esta otro moxon (LRL, fol. XXVIII v).
Respecto al topónimo, Bilmodan es la variante que aparece en una copia del
siglo XVII, pero las variantes más fieles al original árabe son Birmodur o
Bilmodur, cuya etimología árabe podría ser bir al-mudur, pozo de las casas 16.
Frontil. El manantial de Frontil se ubica en el término municipal de Loja,
junto a la carretera de Priego, localizándose en el Mapa Topográfico Nacional
de España 1:25.000, 1008-III Huétor- Tájar, cuadrícula UTM / , a una altitud de
unos 500 m. La zona donde se ubica presenta tres elementos: la sierra del
Hacho, a sus pies una zona de suave pendiente donde se ha desarrollado el
cultivo del olivar y a continuación una llanura aluvial que es regada con las
aguas del manantial de Frontil y con las de otros existentes en las laderas de
la sierra. El topónimo al-funtayn, que se viene identificando con el actual
Frontil, aparece citado en las fuentes escritas árabes como el lugar donde se
instaló a mediados del siglo VIII c Abd Allah b. Jalid, un personaje árabe 17
que había recibido en esta zona una propiedad agrícola (day c a) donada por
Artobás, noble hispanovisigodo, hijo del rey Witiza, que había heredado parte
del patrimonio de los monarcas visigodos 18. Nos consta que c Abd Allah b.
Jalid se instaló en este lugar 19, convirtiéndose en un asentamiento tribal,
como se observa cuando a fines del siglo IX las fuentes árabes que narran el
enfrentamiento entre el Estado cordobés e Ibn HafSun citan a al-funtayn como
hisn de los Banu Jalid 20, clan del que surgió un nutrido grupo de funcionarios
administrativos y militares vinculados al poder omeya de Córdoba, sobre todo
durante el emirato de c Abd Allah 21. La siguiente mención a este lugar que
encontramos en las fuentes escritas corresponde al siglo XV, en concreto la
Crónica del Halconero de Juan II al referirse a la incursión del condestable
Alvaro de Luna en 1431 por territorio granadino cita a Frontí como una de las
aldeas atacadas, de la cual se dice que era de la infanta Arnalmao (CARRILLO,
1956, p. 100). Por el Libro de Repartimiento de Loja sabemos que existía una
torre ubicada en las proximidades del regadío de Frontil (LRL, fol. 52 v).
Según se deduce de este texto la acequia que desde el manantial 16 No hemos
encontrado la forma mudur, pero podría tratarse de un derivado de la palabra
dur, plural de dar casa. 17 Un antepasado suyo, c Amr, había sido mawlà del
primer califa omeya c U man b. c Affan ( ), según se deduce de las genealogías
de sus descendientes (cfr. CASTILLA, 1992, p. 222, donde se alude a la muerte
en el año 931 de Abu l-ya c d Aslam, descendiente de c Abd Allah b. Jalid).
Sabemos también que junto a su primo Abu c U man b. c Ubayd Allah b. c U man,
que residía en qaryat Turrus, también cerca de Loja, participó activamente en
la llegada de c Abd al-rahman I a al-andalus en el año 755 (Ajbar Maymu c a,
ed. y trad. E. Lafuente Alcántara, Madrid, 1867, p. 76). Cfr. FIERRO, 1990, p
Ibn al-qutiyya, Ta'rij Iftitah al-andalus, trad. en VALLVÉ 1986, pp se retiró á
su casa de Alfontin, donde permaneció hasta su muerte, sin aceptar cargo
ninguno del sultan (Ajbar Maymu c a, p. 98). 20 Al-Muqtabis de Ibn Hayyan,
trad. J.E. Guráieb, Cuadernos de Historia de España, 17, 1952, año 275 ( ), p.
158; 23-24, 1955, año 278 ( ), p. 342; 25-26, 1957, año 281 ( ), p En esta
traducción este topónimo aparece citado como al-famatina, Fontana y al-fontin
respectivamente. 21 Sobre varios miembros de los Banu Jalid nos informa Ibn Hayyan
al narrar los acontecimientos de los años 275 ( )-276 ( ): "Al-Muqtabis de
Ibn Hayyan", trad. J.E. Guráieb, Cuadernos de Historia de España, 17,
1952, pp. 158 y ; 18, 1952, p. 155; 19, 1953, pp. 155 y
discurre hacia el oeste es la que abastecía de agua a las
huertas de la ciudad de Loja existentes en esta zona 22, mientras que la
acequia que se dirigía hacia el este regaba una menor porción de tierras que no
son denominadas huertas 23. Además se alude a la concesión de un edifiçio de
molino en Frontil al comendador Alonso de la Peñuela (LRL, fol. 107). Por esta
zona pasaban los caminos que desde Loja conducían a Íllora y Montefrío (LRL,
fol. 81 v). La prospección arqueológica superficial llevada a cabo en la zona
nos ha permitido constatar la existencia de un importante asentamiento romano,
conocido desde el siglo XIX 24, al sur de la ermita de la Esperanza, dada la
gran abundancia de cerámica tanto común como terra sigillata encontradas, así
como tegulae. Por otra parte existen estructuras excavadas en la roca,
destacando una necrópolis. No obstante este predominio aplastante de cerámica
romana, también hemos recogido en esta zona algunos fragmentos de cerámica
medieval que pueden corresponder tanto a una cronología almohade como nazarí:
fragmentos pertenecientes a piezas de cocina de vedrío melado; otros de vedrío
melado claro y verde que deben corresponder a ataifores; borde de alcadafe;
fragmentos pertenecientes a tinajas con decoración a base de cordones con
incisiones; etc. A modo de hipótesis, creemos que la ermita de la Esperanza, en
torno a la cual se ha formado un importante barrio, es la torre existente en
época nazarí. También hemos comprobado la importancia de las estructuras
hidráulicas existentes en la zona, algunas de ellas aún en uso, como ocurre con
las acequias, otras ya abandonadas, como en el caso de los restos de lo que fue
el molino alto de Frontil o una gran alberca denominada estanque Muela, que,
según las noticias proporcionadas por un vecino de la zona, recogía el agua de
un manantial que surge en la ladera de la sierra del Hacho y se destinaba a
regar las tierras de los cortijos del Viso y las Peñuelas, situadas por encima
de la acequia que del manantial de Frontil se dirige hacia el oeste. Hoy en día
este sistema se ha sustituido por una conducción de tubos subterráneos.
Gibralpulpo. Creemos que esta alquería debió ubicarse en las proximidades del
actual cortijo de la Artichuela, en el término municipal de Loja, cercano al
núcleo de Fuente-Camacho y a la sierra de Gibalto. Este cortijo se localiza en
el Mapa Topográfico Nacional de España 1:50.000, 1024 Archidona, coordenadas 4º
14 de longitud oeste y 37º 05 de latitud norte, a una altitud de unos 790
metros. La zona donde se ubica este cortijo se caracteriza por un paisaje
alomado, existiendo una pequeña zona irrigada gracias a las aguas de una fuente
que nace cerca del cortijo, mientras que en el resto de la zona predominan en
las áreas más llanas los cultivos de cereal de secano, en tanto que en los
montes y zonas con pendiente se ha desarrollado el cultivo de olivos y
almendros. Creemos que en este lugar debió ubicarse una alquería por el hecho
de encontrarnos, como en otras zonas de la tierra de Loja donde existen núcleos
de población rural, con la mención de una torre junto a espacios cultivados,
normalmente de regadío. En el Libro de Repartimiento de Loja podemos leer en
referencia a una partida de 25 fanegas repartidas en esta zona a un vecino de
Loja: alinda con un 22...repartimiento de las viñas e huertas que estan
rebueltas, que ai en ellas muchos arboles frutales, a la parte de Frontil (LRL,
fol. 31) repartimiento de las tierra de regadio en Frontil, de aquella parte de
la torre fasta la foia donde se acaba el dicho regadio (LRL, fol. 52 v) 24 E.
Lafuente Alcantara en referencia a la localización de al-funtayn nos dice:
Parece casi seguro que estaba este pueblo en las ruinas que hay en el pago del
Frontil, como a media legua al norte de Loja y a la otra parte del río, en el
camino de Montefrío, donde brota un buen golpe de agua. Hace poco que allí se
descubrieron varios trozos arquitectónicos y un busto de Ariadna, que posee el
Sr. Fernández Guerra. Es sitio fuerte por su naturaleza (Ajbar Maymu c a,
índice geográfico, p. 245). Más recientemente M. Pellicer, a raíz de las prospecciones
llevadas a cabo en la zona de Loja en 1957 y 1959, escribe: 100 m. al sur de la
ermita de la Esperanza, un yacimiento romano imperial con abundantes tegulas y
terra sigillata. Tumbas excavadas en la roca, de planta trapezoidal alargada y
extraordinariamente estrecha (PELLICER, 1962, pp ). 72
11 torrejon caido, que esta cave la
guerta de Gibralpulpo (LRL, fol. 62). La identificación de esta huerta con el
cortijo de la Artichuela nos parece plausible teniendo en cuenta que esta zona
se conoce como Llano de la Hortichuela, además en una descripción de las
fuentes de la tierra de Loja en la época moderna se menciona una fuente que
llaman de Mari Sanches, que está por encima del cortijo de la Ortichuela
(BARRIOS, 1983, p. 58). A pesar de la mención a la guerta de Gibralpulpo en el
Libro de Repartimiento de Loja en esta zona no se menciona ningún repartimiento
de tierras de regadío, tan sólo se entregaron importantes cantidades de tierras
de secano. Habría que señalar, en otro orden de cosas, que esta zona se sitúa
en el punto de encuentro de importantes elementos relacionados con la
ganadería, como es el caso de las Salinas (MALPICA, 1991, pp ), lugar donde en
el Libro de Repartimiento de Loja se alude a la existencia de una dehesa (LRL,
fol. 63 v) y corrales (LRL, fol. 61), o de las dehesas del Contarín y Alazores
25, topónimo este último relacionado con la ganadería, ya que en la primera
documentación castellana aparece citado como campo de Aynaçof (MALPICA,
QUESADA, 1993, doc. 60, p. 141), del árabe c ayn al-suf, fuente de la lana. La
prospección llevada a cabo en las proximidades del cortijo de la Artichuela ha
proporcionado escasa cerámica, que parece corresponder a época romana, con
excepción de dos fragmentos: un borde de ataifor de vedrío melado con decoración
de trazos de manganeso y un borde de disco o tapadera. También hemos constatado
la existencia de una gran alberca, hoy en desuso, que era utilizada como
colector-distribuidor del agua de la fuente existente en las proximidades del
cortijo. Huétor. Esta alquería se situó donde hoy está el pueblo de
Huétor-Tájar, que se localiza en el Mapa Topográfico Nacional de España
1:25.000, 1008-III Huétor-Tájar, cuadrícula UTM / , a una altitud de 487 m.
Este pueblo se sitúa junto al río Genil, contando con una amplia vega de
regadío que, en gran parte, ha sido creada recientemente, ya que hasta mediados
del presente siglo la única zona de regadío era el actual pago de La Veguilla,
que aprovechaba las aguas del arroyo Vilano, quedando el resto de la llanura aluvial
para cultivos cerealistas de secano. La qaryat Wat citada por Ibn al-jatib ( )
(JIMÉNEZ, 1990, p. 82) no debe relacionarse con este Huétor, sino con
Huétor-Santillán, que en la documentación castellana de fines del siglo XV y
principios del XVI aparece denominada como Huete 26. A falta de esta
referencia, la primera cita de Huétor en las fuentes escritas la encontramos en
el relato que la Crónica del Halconero de Juan II hace de la campaña del
condestable Alvaro de Luna en 1431, donde se cita a Hector o Vector, como una
de las aldeas destruidas (CARRILLO, 1946, p. 100; Cfr. CARRIAZO, 1971, pp ). En
el Libro de Repartimiento de Loja encontramos referencias a la torre de Huétor,
situada junto a las tierras de regadío y secano del denominado Campo de Huétor,
por donde cruzaba el camino de Loja a Íllora (LRL, fols. 49, 49 v y 50). En
concreto, en los alrededores de la torre el alcaide de Loja, Alvaro de Luna
recibió 400 fanegas de regadío y secano, uno de cuyos lindes era el açequia
alta (LRL, fols. 137 v y 138), a las que hay que sumar las que fue comprando
posteriormente hasta conformar un señorío territorial (MALPICA, 1981, pp ). Los
Reyes Católicos concedieron en 1496 a este personaje la torre y cortijo de
Huétor, fundando posteriormente un mayorazgo, culminando este proceso con la
concesión a los Luna del señorío jurisdiccional en 1559 por ducados. La
iniciativa de Alvaro de Luna para 25 Quedo por medir el campo de Zafaiona,
dende el rio de Cazin e lo del Contaril e campo de Añazor e otros lugares lexos
de la çiudad que no son para labor salvo para baldios de ganados (LRL, fol.
XXXII). 26 SECO DE LUCENA, 1964, p. 323 identificó esta alquería con
Huétor-Tájar, llevando a una equivocación a otros estudiosos posteriores. En
cambio A. Díaz García ya ha señalado que probablemente haya que identificarla
con Huétor-Santillán (DÍAZ, BARRIOS 1991, p
poner en explotación sus tierras fue atraer población mudéjar, firmando una
capitulación en 1497 con Hamete Gerafi, alfaquí, moro vecino de Granada, y
Abraen Antique, alguacil musulmán de Huétor y Tájar (MALPICA, 1981, pp ;
BARRIOS, 1986). En 1512 la población de Huétor se estimaba en unos 80 vecinos
(SÁNCHEZ RODULFO, 1987, p. 127), cifra que está en la línea de otros datos
conocidos, así en 1568 la población morisca poseía un total de 79 casas. En
este momento la topografía del lugar estaba definida por la existencia del
fuerte, el barrio alto y el barrio nuevo (BARRIOS, 1986). El único elemento
existente en el actual pueblo que merece la pena citar es un edificio a modo de
torre, de cronología desconocida, cuya ubicación debe corresponder a la de la
torre existente en la época nazarí. Pesquera. Los restos de la torre de
Pesquera se emplazan junto al arroyo del mismo nombre, en el término municipal
de Algarinejo, localizándose en el Mapa Militar de España 1:50.000, (1007)
Rute, cuadrícula UTM / , a una altitud de unos 440 metros. Se ubica esta torre
en el estrecho valle del río Pesquera, cuyo fondo de depósitos aluviales es
regado por las acequias que, a la altura de la torre, derivan del río. En las
laderas del valle encontramos tanto vegetación arbustiva mediterránea en las
zonas con más pendiente y pedregosas, como un desarrollo creciente del olivar,
que está suplantando a antiguas tierras calmas de labor. Sobre el lugar de
Pesquera tenemos tempranas referencias escritas, puesto que aparece en
documentos castellanos del siglo XIII relacionados con la implantación
castellana en los vecinos territorios del subbético cordobés. Un documento de
1253 hace referencia a que el maestre de Calatrava dio en tenencia a Arias
Pérez el castillo de Algarín, situado entre Pesquera y Priego, con el fin de
que lo poblase 27. Otro documento de 1262 menciona a Mohamat aben alí Alcancan
y Mahomat aben Hyar, moros de Pesquera entre aquellos enviados por el rey de
Granada para ayudar a los castellanos en la delimitación del término de Tiñosa
(NIETO, 1980, doc. 637), castillo que se ubicaba entre Priego y Rute, en la
actual provincia de Córdoba 28. Las siguientes noticias sobre Pesquera en las fuentes
escritas son relativas al siglo XV. Un documento de 1442, recogido en la
Historia de la Casa de Córdoba, por el que se concede a Diego Fernández de
Córdoba la villa de Cabra, dice: E por quanto el dicho Diego Fernández de
Cordova Mariscal faciendo señalados servicios al dicho Señor Rey gano la villa
de... e el Castillo de Pesquera de los Moros del Reyno de Granada en los años
de 1435 e de 1436 (FERNÁN- DEZ DE CÓRDOBA, 1958, p. 252). A esta conquista
alude también una carta de 1470, que el hijo del conde de Cabra envía a su
rival don Alonso de Aguilar, donde podemos leer: et vos sabés bien como el
conde mi señor ganó la villa de Cexua (sic) de los moros por conbate y el
castillo de pesquera (LAFUENTE, 1868, pp ). Por ello en la tregua de 1439 se
cita a Zixna y Pesquera entre los lugares que los castellanos habían
conquistado recientemente (GAMIR, 1956, pp ). La conquista de ambos lugares fue
posibilitada por la conquista definitiva de Iznájar en 1433 por los
castellanos. En el Libro de Repartimiento de Loja no se alude al reparto de
tierras en esta zona, tan sólo en la zona próxima a la desembocadura del río
Turcal, actual arroyo Pesquera, en el río 27 La regesta del documento es la
siguiente: 1253, marzo, 28. (s.l.) El maestre de Calatrava, queriendo repoblar,
da en tenencia para los días de su vida a Arias Pérez el castillo de Algarín,
situado entre Pesquera y Priego, con el fin de que lo poblase y labrase según
fuero de Priego, reservándose el diezmo que pagarían los pobladores. (NIETO
1979, doc. 423). 28 ARJONA, 1985, pp El castillo de Tiñosa fue abandonado y
destruido por los castellanos en 1280 por ser muy costoso su mantenimiento y
por los continuos ataques de los moros de Rute. Creemos que el castillo de
Algarín debió sufrir un destino similar, teniendo en cuenta que en los siglos
XIV y XV no es mencionado en las fuentes escritas y que no hay evidencias de su
posible ubicación, con la excepción de su situación en las proximidades del
pueblo de Algarinejo. 74
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