LOS POEMAS EN LA ALHAMBRA
de Ibn al-Yayyâb
Ibn Zamrak se atribuyó
en un muy conocido pasaje todos los poemas epigráficos de los palacios nasríes
de Granada. Cosa poco probable y veraz debido a la leve conducta moral de Ibn
Zamrak que quedó al aire la venganza póstuma, de su víctima, Ibn al-Jatîb en al
Dîwân, en el que recogió la poesía de su propio maestro y protector Ibn
al-Yayyâb, y que fue, autor de varios poemas que aun perduran en la “más lujosa
edición del mundo”, en las paredes de la Alhambra.
Abû l-Hasan, ‘Ali ibn
Muhammad ibn `Ali ibn Sulaymân ibn Hasan, conocido como Ibn al-Yayyâb había
sido estudiado, más que por su poesía, por su relación con Ibn al-jatib o como
wazir del sultán nasrí Yusuf I. Su diwân nos lo muestra como un prolífico poeta
y su biografía como un personaje de insólita trayectoria vital en el contexto
histórico del emirato nasrí.
En efecto, Ibn
al-Yayyâb, nacido en Granada en 1274, fue durante más de cincuenta años kâtib
del Diwân al-Inshâ' (treinta de ellos como arráez del mismo) y nueve de Dzû
1-Wizáratayn. Murió desempeñando sus cargos, de muerte natural: la peste negra
de 1348. Biografía realmente rara en el emirato nasrí, donde las
conspiraciones, el veneno y el puñal acababan con todas las carreras políticas.
Durante su larga
trayectoria como kâtib, su actividad parece centrarse en la composición de
poemas panegíricos, es decir, casidas sultániyyas. Creemos que precisamente
componer estos poemas era una de las funciones de los kuttáb nasríes, pues así
parece probarlo la actividad literaria de los personajes que ocuparon este
cargo, ya como arráeces del Diwân al-Inshâ', como Ibn al-Yayyáb, Ibn al-Jâtib e
Ibn Zamrak, o como simples kuttâb del mismo, como Ibn Sabrin o Ibn Safwân, a lo
que hay que añadir que Ibn Zamrak consideraba como servicio el haber compuesto
setenta y siete de estas casidas. Ibn al-Yayyáb será el kâtib-poeta de los
emires Muhammad II, Muhammad III, Nasr, Ismâ'il I, Muhammad IV y Yúsuf I. Desde
su primera casida que celebra las algaras de Muhammad II contra Jaén, cuando
aun era un kâtib bisoño, hasta la última dedicada a Yúsuf I y fechada en 1334,
cuando ya era Dzû 1-Wizarâtayn, lbn al-Yayyâb recogerá toda la agitada
existencia «oficial» del emirato en sus casidas que celebran fiestas
musulmanas, victorias, alardes, etc.
Testigo de crisis
políticas, guerras y cambios dinásticos, Ibn al-Yayyâb permanece imperturbable
y celebra con las mismas palabras a los vencedores de hoy, que a los que lo
fueron ayer. Su habilidad para sobrevivir a todas las tormentas se refleja
igualmente en el momento en que le llega el visirato, tras la batalla de
Tarifa. Suya es la prudente política del emirato tras la derrota, pues el emir
Yûsuf continuaba siendo considerado como menor, sin poder decidir más que
sobre los alimentos de su mesa, según palabras de Ibn al-Jatîb.
Solamente un hecho
afecta la imperturbable serenidad de Ibn al- Yayyâb: la muerte de su hijo Abû
l-Qâsim al que llora en dos desconsolados poemas. En el corazón desgarrado del
padre, ocupa el lugar del hijo muerto, el discípulo: Ibn al- Jatîb, al que
enseña y protege como a un heredero espiritual que le sucederá en sus cargos. E
Ibn al-Jatîb guardará siempre afecto y agradecimiento a su maestro, al que
dedicará largas referencias biográficas y poéticas en sus obras, además de
reunir cuidadosamente su poesía en un diwân, después de haberle pedido, sin
resultado, que lo hiciese el mismo.
Ibn al- Jatîb nos da a
conocer a Ibn al- Yayyâb como un prolífico poeta cuya producción en verso, no
se agota con el panegírico. Su poesía abarca muy variados asuntos, que van
desde una serie de adivinanzas hasta los temas místicos. En este campo, la
poesía de Ibn al- Yayyâb ofrece rasgos peculiares.
Es, sin embargo, el
panegírico el que ocupa la mayor parte de su obra, y en este tema se incluyen
los poemas epigráficos, que no son otra cosa que breves composiciones a la
mayor gloria de los emires y que celebran sus construcciones, lo mismo que en
otros poemas sus hazañas, o los acompañan hasta la sepultura, pues suyos son
también algunos de los epitafios poéticos de las tumbas reales nasríes.
Actividad poética que
no es excepcional, como sabemos, ya que coincide con la de Ibn Zamrak e Ibn
al-Jatîb. Pero frente a los poemas epigráficos de este último, hoy
desaparecidos, los de Ibn al- Yayyâb han tenido mejor fortuna y aún podemos
leer dos series de ellos en la Torre de la Cautiva y en las hornacinas del
Generalife.
El problema de la
identidad de estilo de los poemas de la Alhambra, debido a la identidad de
estilo de los poemas epigráficos anónimos de la Alhambra y los de Ibn Zamrak,
estaría ya explicada en la identidad estilística entre la poesía de Ibn al-
Jatîb e Ibn Zamrak, tan manifiesta que era susceptible de ser interpretada
como plagio.
La explicación se
encuentra pues en las relaciones de los miembros del Diwân al-Inshâ' que
creemos se parecería mucho a un taller donde los kuttâb, a modo de artesanos de
la poesía y de la prosa rimada, trabajaban el sutil material de la lengua árabe
bajo la dirección del arráez, que corregía y pulía los trabajos torpes de los
aprendices y leía sus propias obras, destinadas a ser recitadas en los momentos
solemnes. Esta clase de enseñanza recibió Ibn al-Yayyâb de Ibn al-Hakîm de
Ronda, arráez del Diwân al-Inshâ' cuando él ingresó como kâtib, y que
perfeccionó durante cincuenta años de funcionario-poeta, siempre en busca de
una fórmula feliz que pudiera aplicarse en diversas ocasiones como el modelo
de una instancia; fórmulas que enseñaría a su discípulo Ibn al-Jatîb y éste a
Ibn Zamrak. Cadena casi artesanal, concebible en una poesía de versificadores,
no de poetas. Veamos un ejemplo significativo: Ibn al-Yayyâb utiliza una
figura poética: el itrâd, que casi se da espontáneamente en los ansâb de
Muhammad III, hijo de Muhammad II, nieto de Muhammad I y tercer emir de la
dinastía:
¡Oh Muhammad hijo de
Muhammad, hijo de Muhammad, sus apellidos hacen que se eclipsen la luna y el
sol!
Es el Imám, hijo del
Imám, hijo del Imám, el vencedor excelso, el importante.
Este verso nos trae
inmediatamente a la memoria el de Ibn Zamrak, que se refiere a Muhammad V:
¡Oh hijo del Imám,
hijo del Imám, hijo del Imám, hijo del Imám, dinastía cuya gloria no se oculta!
Si no conociésemos que
corresponden a autor distinto, creeríamoss que son obra de un mismo poeta.
Pero esta semejanza
hace inviable cualquier identificación por medio del estilo de los poemas aun
anónimos de la Alhambra, aun cuando las coincidencias sean sorprendentes. Así
nos encontramos que las inscripciones de las hornacinas del salón de Comares,
cuyo autor ignoramos, dicen:
Aventajo a los más
hermosos con mis adornos y mi corona y se inclinan hacia mí las estrellas.
Los dedos de mi
artífice labraron el brocado, después de ordenar las joyas de mi corona.
Y guardan una gran
semejanza con algunos versos epigráficos do Ibn al-Yayyâb como:
Torre grandiosa entre
las torres, corona de la que se enorgullece la Alhambra.
Encanto de los ojos es
la belleza de esta corona que se parece al brocado dorado.
Pero de la misma forma
que de Ibn al-Yayyâb podrían ser de Ibn Zamrak o tal vez de Ibn al-Jatîb, autor
también de poemillas epigráficos sobre hornacinas y arcos.
En el diwán, los
poemas correspondientes a la Torre de la Cautiva aparecen bajo el siguiente
epigrafe cada uno: « Dijo lo que se escribió en el rincón de la calahorra nueva
de la Alhambra » . En efecto, la Torre contiene cuatro poemas epigráficos
dispuestos en forma de rectángulos en sus cuatro rincones, escritos en letra
magribi con vocales. El diwân nos permite conocer algunos fragmentos que no se
han podido leer con el solo auxilio de la epigrafía, así como reconstruir los
textos desaparecidos y hoy erróneamente restaurados.
Los
poemas de la torre de la cautiva
El diwán nos da el
texto correcto y nos permite corregir la lectura:
I
1. - Torre grandiosa
entre las torres,
corona de la que se
enorgullece la Alhambra.
2. - Calahorra que se
nos muestra y aparece,
como un alcázar que
brilla con su luz ardiente.
3. - En ella hay obras
primorosas en las que armonizan
y combinan las piezas
únicas y las emparejadas.
4. - Hay en sus
paredes labores de azulejo
y su suelo parece un
maravilloso bordado.
5. - Le basta la
fuerza del Islam
que humilla en ella a
los miserables infieles.
6. - Se cubre de un
tapiz de gloria cuando aparece
en ella el nombre de
nuestro señor Abú 1-Haÿÿâÿ.
7. - Poseedor de la
grandeza, de la bravura y de la generosidad,
auxilio del que
implora, benéfica lluvia del que espera.
8. - De la estirpe de
Sa'd, de los Banú Nasr, de los que
ayudaron y dieron
hospitalidad al Señor de la Escala
¡Allah le bendiga y
salve!
II
1. - Nada hay
semejante a esta excelsa obra,
cuya fama se divulga
por todas las comarcas.
2. - ¡Por Allah! Es
una torre que a un león se asemeja,
celadora y vigilante.
¡Cuidado, que acomete!
3. - Tan adornada está
la Alhambra con ella,
que se pavonea con sus
bellos adornos como embriagada.
4.- Calahorra que
sostiene a las estrellas del firmamento
y que cruzan las
constelaciones.
5.- En cuanto a su
construcción y sus amplios sillares,
su factura causa toda
la admiración que se ha querido.
6: - Del rostro de
Yûsuf surge para nosotros un sol,
que no se oculta en el
ocaso.
7. - Por él gustamos
de todo el bien que nos regocija,
y por él nos defendemos
de todo mal que, nos sorprende.
8. - De la estirpe de
Nasr. ¡Continúe victorioso y feliz
y construya lo que
quiera como quiera!
III
1. - Esta obra ha
adornado la Alhambra;
es una morada para el
guerrero y para el pacífico.
2.- Calahorra que
defiende a un alcázar, te preguntarás
si es una fortaleza o
un lugar de recreo.
3. - Un alcázar, cuyo
techo, suelo y cuatro paredes
se reparten el
esplendor.
4.- En el estuco y en
los azulejos hay maravillas,
pero aun más
extraordinario es su artesonado.
5. - Ha reunido todas
estas maravillas y las ha levantado
donde tienen el más
elevado lugar.
6.- Parecen figuras
poéticas: paranomasias,
aliteraciones y
estrofas alternadas.
7. - Nos muestra el
rostro de Yúsuf como una señal
donde se reúnen todas
las perfecciones.
8. - Su gloria es de
la tribu de Jazraÿ, cuyas obras
en pro del Islam son
una aurora que esparce luz.
IV
1. - Ha ennoblecido la
Alhambra una noble torre
que en el espacio ha
colocado el más noble Imâm,
2. - Calahorra que
contiene un alcázar: te preguntarás
si es una fortaleza o
una morada de recreo.
3. - En sus paredes
hay inscripciones que sobrepasan los límites
de la elocuencia, pues
su' belleza es indescriptible.
4. - ¡Mira y observa!
Cada figura está proporcionada,
las hay en dobles
hileras y separadas por clases.
5. - Siempre que
mires, verás dibujos que parecen
que han sido bordados
con oro y sobredorados.
6. - Obra maravillosa
que fue producida por una sabiduría
que no es sobrepasada
sino por el califa Yûsuf.
7. - Rey vencedor de
reyes, cuya gloria merecería
consignarse en el
Libro Sagrado.
8. - De la estirpe de
los Ansâr ¡Continúe para él su reino
la victoria y avance
en su esfuerzo en pro del Islam!
Las
poemas de la hornacinas del Generalife
Estos poemas se
encuentran rodeando las hornacinas del pórtico norte del llamado «patio de la
Alberca» del Generalife. La única lectura realizada sobre ellos es la de A. R.
Nykl, pues estuvieron cubiertos de cal durante mucho tiempo.
I
1. - Arco en la puerta
del salón más feliz,
para servir a la
Majestad como mirador.
2. - Por Allah, qué
bello es, levantado
a la derecha del rey
incomparable
3.- Cuando los vasos
de agua aparecen en él,
son como doncellas
subidas a lo alto.
4. - Regocíjate con
Ismâ’il porque por él
Allah te honró y te
hizo feliz.
5. - Perdure con él,
el Islam con una fortaleza,
alta de poder que es
la mano del trono.
II
1. - ¡Oh arco de la
puerta del salón más grande,
alégrate y regocíjate
con Ismâ'il
2. - Porque el Misericordioso
honró tu morada,
cuando sirves la casa
del rey más puro.
3. - Tú, en su
servicio, estás levantado
en un mirador en el
lado izquierdo.
4. - Son jarros de
agua que parecen
5. - ¡Perdure por él,
el Islam con una fortaleza
alta de poder, que es
la mano de los tiempos.
Otros
poemas epigráficos de Ibn al-Yayyáâb
Además de los que se
conservan en la Torre de la Cautiva y en el Generalife, Ibn al-Yayyâb compuso
otros poemas para ser grabados en los palacios, edificios y objetos de los
emires nasríes, de los que nos limitaremos a dar noticia porque no se han
conservado: Dos poemas que forman pareja y que se escribieron en los arcos
(táq), derecho e izquierdo de un maÿlis de la casa real, dedicados a Ismâ`íl I;
un poema grabado en un jarrón, dedicado a Ismá'il I; un poema dedicado a Yusuf
I y destinado a escribirse en una qubba,; un poema dedicado a Yúsuf 1 y
destinado a escribirse sobre el arco de la casa de la tinaja (al-jâbiya); un
poema destinado a escribirse sobre un tirâç que fue regalado al sultán meriní
Abû l-Hasan; dos poemas destinados a escribirse sobre el trono de una novia; y
un poema destinado a escribirse sobre la puerta de la madrasa nasrí de Granada.
Los
epitafios
Ibn al-Yayyáâb compuso
otra serie de poemas epigráficos: los epitafios poéticos de las tumbas de los
emires Muhammad II, Muhammad III, e Ismâ’il I y también del arráez Abû Sa'îd
Faraÿ ibn Ismâ'il ibn Nasr y de un príncipe desconocido.
La mayor parte de las
inscripciones de las lápidas funerarias han sido estudiadas hace tiempo especialmente
a través de los textos de Ibn al-Jatîb, ya que éste se cuidó de recoger los
dobles epitafios de los emires, uno en prosa y otro en verso, en sus
respectivas biografías de la Ihâta y de la Lamha. Pero atribuyó erróneamente a
Muhammad III la doble inscripción correspondiente a la lápida de Muhammad II.
El texto del Diwân corrige este error al atribuir a cada uno de los sultanes
un epitafio poético distinto, a Muhammad II el ya conocido y a Muhammad III,
otro distinto e inédito:
- Este es el lugar de
la justicia y el bien,
la tumba del Imâm,
califa del Misericordioso.
- Morada del héroe,
vencedor excelso,
cuyas buenas obras
están en todas las bocas.
- Enseña de la buena
dirección, ponzoña para el enemigo,
lluvia de la generosidad,
noble rey, defensor del Islam.
- El que extrajo de la
mina de la gloria
lo que anudó los lazos
de la corona.
- No era sino la luz
clara de la justicia,
que ilumina con sus
rayos todo lugar.
- No era sino un mar
pleno de generosidad,
que cubre a la
humanidad con su profundidad.
- No era sino un león
valeroso, encerrado en su cubil
al que arrojó al mundo
la mano de la obediencia.
- ¡Qué maravilla! Una
montaña de clemencia que se ha ocultado
en la tierra después
de haberse elevado a las alturas de Saturno.
- ¡Oh tumba!, en cuyo
interior está la buena
dirección de la virtud
y la excelencia del poder.
- ¡Oh noble señor, que
procede
de la estirpe real de
Qahtáni.
- ¡Oh heredero de los
Ansâr en la sincera firmeza,
de la elite escogida
de `Udnân!
- ¡Oh hijo de los dos
Imâm. ........
que fueron refugio del
desarraigado y reposo del afligido.
- Ellos fundaron con
lanzas y espadas
un reino alto y de
elevados fundamentos.
- Con su dirección y
su luz renacieron
los caminos para el
pecador descarriado.
- Muhammad, hijo de
Muhammad, hijo de Muhammad,
sus apellidos eclipsan
la luna y el sol.
- De la estirpe de
Nasr, de los que ayudaron a la revelación
verdadera, en los
límites del Yemen, al que protege la felicidad.
- Te lloran los
monumentos islámicos
y los esclarecidos
edificios que construiste.
- Te lloran los
ejércitos victoriosos
que tú enviaste contra
las cruces.
- Te llora el que
esperaba la gracia que colmase sus deseos.
y el que recogía las
abundantes cosechas de tu generosidad.
- Te llora el temeroso
al que habías dado seguridad
y aquél al que habías
recompensado por marchar contra el enemigo.
- Te lloran amigos y
parientes
que rivalizan en la
apasionada tristeza.
- Si fuese posible
rescatarte, lo harían los rehenes
de la pena,
prisioneros desde tu pérdida.
- ¡Oh mundo! Cuando
vivimos en paz, nos traes
la pena de esta
pérdida, como una guerra.
- Te han olvidado pero
la mano de la lluvia generosa
siempre volverá a este
lugar.
- Te has rodeado de la
compañía de palacios, cuya belleza
es morada de lo
extraño, de lejano origen.
- Pero Allah tiene su
parte y nos basta,
pues es parte justa la
de Allahumma, el Juez.
Este poema nos ha
hecho pensar que una lápida recientemente aparecida en Torrijos, pueda ser
precisamente la correspondiente a la tumba de Muhammad III, hipótesis que se
basa en los siguientes puntos:
1. - Se cree que la
grafía y motivos ornamentales de esta lápida son semejantes a los de la
Alhambra correspondientes a la primera mitad del siglo XIV, y es la lápida de
Muhammad III la única de esta época cuyo texto no se conoce debido al error de
lbn al-Jatîb mencionado antes, teniendo en cuenta que los fragmentos de la
inscripción de Torrijos no corresponden a ninguno de los textos conocidos.
2. - Las pocas palabras
legibles de esta lápida nos permiten asegurar que corresponden al texto en
prosa del posible doble epitafio. Una comparación con las inscripciones que se
conservan en los textos de Ibn al-Jatîb indica que los epitafios en prosa y
verso, que iban respectivamente por las caras anterior y posterior de cada
lápida tenían proporciones semejantes en extensión. La de Torrijos tiene
exactamente 28 líneas, el mismo número de versos que el poema funerario que
acabamos de dar a conocer.
3. - Las líneas 26 y 27
de la lápida de Torrijos por su posición estructural en el texto y su contenido
parecen las dedicadas a las fechas de nacimiento, proclamación, etc. En la
línea 27 creemos que podría ser la fecha de destitución de Muhammad III,
ocurrida en el `Id al-Fitr del año 708 (14 de mayo de 1309).
Hemos mencionado
también la existencia de un poema para el epitafio de un príncipe que aparece
en el Diwân bajo el epígrafe: «Dijo unos versos para ser escritos sobre la
tumba del sultán wâli l-`ahd ....... ¡Allah tenga misericordia de él! » . No
conocemos ningún personaje nasri que llevase este doble título opuesto: sultán
y wáli l-`ahd, soberano y príncipe heredero, ni siquiera tenemos noticia de
ningún wáli l-`ahd en esta época que muriese antes de llegar al emirato. Una
posible explicación sería que se tratase del epitafio de la tumba de Abû
1-Malik, el hijo del sultán meriní Abû l-Hasan, muerto en al-Andalus y
seguramente allí enterrado y que era señor de las fortalezas andalusíes cedidas
a los meriníes y wâli l-`ahd de su padre.
En el poema del
epitafio no se menciona la genealogía nasri y se le llama muÿâhid :
- Este es el lugar de
la nobleza más plena,
la tumba del Imâm, el
puro y el más justo.
- Islam y mundo están
contenidos en el
interior de esta
excelente tumba.
- Lugar de la
misericordia, morada de la satisfacción,
que ha ennoblecido
éste que mora en ella.
- ¿Qué es lo que reúne
nobleza esclarecida
- Lápidas superpuestas
sobre una montaña de prudencia
que daba firmeza a
quien se tambaleaba.
- Mar de generosidad
en cuya agua dulce
bebían continuamente
todos los hombres.
- Aunque el sol de las
alturas se oculte en el polvo,
no desaparece su luz
fulgente.
- Sus obras se han
divulgado entre la gente,
con un testimonio
verídico que es incuestionable.
- Su conducta fue de
tal modo,
que él abrió la puerta
de la buena dirección.
- Combatiente en el
ÿihâd por su Señor,
que extendió con una
luz brillante.
- ¡Allah le envuelva
con los ropajes de la satisfacción,
y le conceda sus
abundantes dones!
- ¡Siga en la
proximidad del Profeta de la sunna,
el mejor de los
hombres, el más puro, el enviado!
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