miércoles, 11 de junio de 2025

MÚSICA ANDALUSÍ EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD

 

MÚSICA ANDALUSÍ EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD


La música «andalusí» que se escucha hoy en día en los cafés y calles de Granada mezcla música árabe, andalusí, turca, sufí, flamenco y fado portugués. Tiene poco que ver con la música «andalusí» tan querida por los musulmanes modernos. Y además esa música tiene una relación complicada con lo que se pudo haber cantado y tocado en al-Andalus


Ann Christys



Al-Andalus Ensemble, Portland


En cualquier restaurante árabe donde suene el disco «Andalusiyat» de la cantante libanesa Fairuz, se pueden escuchar las palabras de los poetas de al-Andalus. Esta música forma parte importante de la identidad cultural musulmana, y se escucha en todo el mundo islámico, sobre todo durante el mes de Ramadán. Suele interpretarse con instrumentos de origen árabe que se extendieron desde al-Andalus hasta Europa donde inspiraron los instrumentos de cuerda europeos. Sin embargo, la música «andalusí» que se escucha hoy en día en los cafés y calles de Granada mezcla música árabe, andalusí, turca, sufí, flamenco y fado portugués. Tiene poco que ver con la música «andalusí» tan querida por los musulmanes modernos. Y además esa música tiene una relación complicada con lo que se pudo haber cantado y tocado en al-Andalus. 



Disco «Andalusiyat», Fayruz.


En 1892, el sabio egipcio Ahmed Zaki visitó Andalucía tras asistir al Congreso Orientalista Internacional de Londres, y publicó sus impresiones en «Un viaje en al-Andalus». En él como en otros viajeros musulmanes en la península, el legado arquitectónico del Islam despertó tanto sentimientos de orgullo por su herencia como pesar por sus glorias perdidas. Al-Andalus, el «paraíso perdido», se convirtió en un símbolo tanto de las virtudes de la civilización islámica como de su decadencia. Al escuchar el flamenco tradicional, los visitantes pensaban que se trataba de su propia música, llevada al norte de África por los musulmanes y judíos que huyeron de España después de 1492 y luego con la expulsión de los moriscos. Pero a pesar de algunas similitudes, el flamenco no es de origen islámico, sino gitano; tanto los análisis convencionales como los electrónicos han demostrado marcadas diferencias entre las interpretaciones modernas del flamenco y la música andalusí. Sin embargo, está tan extendida la creencia de que el flamenco se inspiró en la música de al-Andalus que pueden escucharse juntos en concierto grupos de las dos tradiciones.   



Ahmad Zaki. Wikimedia Commons.


Las ideas erróneas sobre el origen de la música andalusí desempeñan un papel importante en su recreación en el mundo moderno. Incluso el término «música andalusí» es ambiguo. Se utiliza para referirse no sólo a la música que se considera originaria de al-Andalus, sino incluso a la música de otras partes del mundo árabe. La música se funda a menudo en la poesía árabe clásica y especialmente en las formas poéticas características de al-Andalus, la moaxaja y el zéjel. La combinación de melodía y ritmo – denominada la nuba – es elaborada por uno o varios cantantes acompañados de instrumentos: el laúd árabe, el qanun (instrumento de cuerda plana que se toca en el regazo punteando), el ney (flauta), tambores y otros instrumentos de percusión. La interpretación de una nuba puede durar varias horas, y aunque algunos miembros del público son capaces de reconocer una nuba desde sus primeros momentos, en la actualidad esa pericia se limita a quienes asisten a festivales especializados de música andalusí. A los oyentes corrientes les produce dificultades seguir esta música y prefieren un sonido influenciado por la música popular argelina y occidental, siempre que les siga sonando a música árabe. 



Qanun y el modo de tocarlo. Palestina. W. M. Thomson: The Land and the Book; or Biblical Illustrations Drawn from the Manners and Customs, the Scenes and Scenery of the Holy Land. Vol. II. New York, 1859, p. 577. Wikimedia Commons.


Las representaciones musicales en el mundo islámico oriental se mencionan a partir del siglo IX, pero no fue hasta más tarde cuando los teóricos empezaron a analizar la música en detalle. Existen pocos datos fiables sobre los primeros años de la música árabe en al-Andalus. Se cuenta que llegó a Córdoba desde Bagdad con un maestro de canto árabe, Abu al-Hasan ibn Nafi’, apodado Ziryab, durante el reinado de Abd al-Rahman II (822-852). Ziryab compuso 24 nubas, una para cada hora de la noche y del día, y estableció la primera escuela de al-Andalus dedicada a la enseñanza de la música. También era hábil intérprete del laúd árabe. Por estas razones, se ha convertido a Ziryab en un símbolo de la música andalusí, y numerosas bandas, escuelas de música y cafés llevan su nombre, desde Fez hasta San Francisco.  

La versión más antigua de la historia de Ziryab la conserva el historiador Ibn Hayyan (m. 1070), pero la realidad del desarrollo de la música en al-Andalus debe de ser más compleja. Los andalusíes que viajaron a Bagdad y otras ciudades del mundo islámico oriental en busca de conocimiento trajeron de vuelta muchos libros, entre ellos obras sobre música. Leyeron la obra del filósofo al-Kindi (805-873), recordado también como hábil tañedor del laúd árabe y autoridad en música griega, que utilizaba en el tratamiento de enfermedades médicas y mentales. Los escritos de al-Kindi sobre música se copiaron en tratados sobre el laúd árabe y obras enciclopédicas como El collar precioso del andalusí Ibn ‘Abd Rabbih (860-940), el Gran libro de la música de al-Farabi (872-951) y el Libro de las canciones de al-Isfahani (897-967). Además de esto, las crónicas y otras fuentes mencionan a poetas y cantantes que actuaban en los palacios de al-Andalus para príncipes, califas y reyes de taifas y los instrumentos musicales aparecen en la poesía y en las obras de arte, por ejemplo, en una caja de marfil tallado del siglo XI que muestra a un tañedor de laúd árabe.  



Café Ziryab, tablao flamenco en Madrid.


La cultura musical cristiana también desempeñó un papel en el desarrollo de la música andalusí. Según Isidoro de Sevilla, las teorías musicales del filósofo del siglo VI Pitágoras llegaron a la Península Ibérica con comerciantes procedentes de Grecia. Es posible que estas reglas constituyeran la base de las escalas mayores y menores que caracterizan tanto la música europea como la norteafricana. El sabio tunecino del siglo XIII Ahmed al-Tifashi reconoció cuánto debía la música de al-Andalus a la influencia cristiana. En su relato sobre el filósofo Ibn Bayya de Zaragoza (1085-1138), al-Tifashi escribió que «tras encerrarse a trabajar por algunos años, con esclavas diestras, Ibn Bayya improvisó sobre dos tipos diferentes de música andalusí, mezclando el canto de los cristianos con el canto de oriente … Los andalusíes se inclinaron por este estilo musical y rechazaron los demás». Ibn Bayya fue conocido tanto por su poesía como por sus melodías. Sin embargo, como en la historia de Ziryab, la atribución únicamente a Ibn Bayya de esta evolución de la música de al-Andalus puede ser una simplificación de un proceso gradual de fusión de las tradiciones musicales cristiana y musulmana. 



Disco «Nuba al-Istihlal» del Ensemble Ibn Báya, 1995.


Música andalusí en el Magreb 

Ibn Bayya abandonó Zaragoza poco antes de que las fuerzas cristianas entraran en la ciudad en 1118 y pasó sus últimos días en Fez (Marruecos). No se sabe si influyó en la cultura musical de la ciudad. En la actualidad, la música andalusí en el norte de África se caracteriza por su heterogeneidad. El estilo de interpretación, el número de nubas diferentes y los textos en los que se basan difieren de un país a otro y de una ciudad a otra. Composiciones que suenan muy parecidas reciben nombres diferentes. En Marruecos, la música se conoce generalmente como «andalusí», pero en otros lugares como «granadina». En Túnez y en Constantina (Argelia), donde destacan los grupos judíos, la música estuvo influida por el periodo de control otomano de la región. Sin embargo, una vez más, se prefiere una explicación más sencilla. Se cree que la razón de la diversidad de estilos musicales en el Magreb fue la dispersión de los habitantes de las ciudades de al-Andalus por ciudades específicas de allí. Así, se afirma que los cordobeses emigraron a Tremecén, los sevillanos a Túnez y Libia, los granadinos a Argelia y Marruecos, y así sucesivamente. Cada grupo llevó a su nuevo hogar las tradiciones musicales propias de su ciudad de origen. 

No existen pruebas escritas que respalden estas afirmaciones y la realidad histórica fue muy distinta. Los musulmanes y judíos de al-Andalus se enfrentaron a graves problemas a la hora de integrarse en la sociedad magrebí y apenas tuvieron impacto en su nueva patria. No se sabe casi nada de la música andalusí entre la expulsión de los moriscos y finales del siglo XVIII. Esta situación es muy diferente de la del resto de Europa, donde se conservan muchas copias manuscritas de música de este periodo, junto con tratados sobre cómo tocarla y un puñado de instrumentos originales. En Tetuán, los investigadores descubrieron dos pequeños libros, el primero de origen peninsular con el título El Mensaje del laúd y el segundo un Libro de las Colecciones en la Ciencia de la Música y los Temperamentos, que fue copiado en el norte de África en el siglo XVII. Los intérpretes de laúd árabe del Magreb hoy día siguen utilizando una técnica similar a la expuesta en estos dos textos. La primera colección de nubas andalusíes que se conserva se copió en Marruecos en 1789. El autor sólo conocía 11 de las 24 nubas atribuidas a Ziryab y sólo registró la letra, con algunas breves indicaciones musicales al margen. Así pues, parece poco probable que las nubas traídas de al-Andalus sustituyeran a tradiciones preexistentes de la región . 



Bayad tocando el laúd frente a las esclavas cantoras. Manuscrito del Hadith Bayad wa Riyad, siglo XIII. Bibliotheca Apostólica de la Ciudad del Vaticano, signatura Vat. ar.368.


En cualquier caso, no cabe esperar una tradición musical escrita en el mundo árabe, donde la cultura oral ha dominada la música hasta nuestros días. Un cantante o tocador de instrumente no estudia textos escritos, sino que comienza sus estudios de niño, aprendiendo de un maestro y alcanzando el dominio de su instrumento. El alumno aprende entonces a improvisar, y es esta improvisación, que mezcla tradiciones populares locales y poesía derivada de los dialectos magrebíes, la que contribuyó a la heterogeneidad de textos y estilos musicales, hasta que la música alcanzó las diversas formas que se escuchan hoy día en las ciudades del norte de África. 

En el siglo XIX, la música del Magreb se transcribe en notación musical, pero sólo por eruditos europeos y conforme con sus propias reglas, poco adecuadas para la tarea de registrar la música andalusí. El gobierno colonial francés estimuló un renacimiento de la música andalusí en el Magreb y patrocinó la primera conferencia dedicada a la música andalusí en El Cairo en 1932.  Es probable que fueran los propios europeos quienes dieron el nombre de «música andalusí» – utilizado por primera vez en 1904 en Argelia – a las tradiciones musicales magrebíes. Y como señala Fernández: «En líneas generales, la Edad Moderna consideró la música de al-Andalus y la música árabe dentro del orientalismo y exotismo europeos, como fuente mítica de inspiración de un oriente inventado por los creadores europeos». Sólo en los últimos años han comenzado a publicarse en árabe investigaciones sobre la música andalusí. Hoy en día, en Argelia y Marruecos, varios grupos musicales se especializan en interpretar esta música, siguiendo los pasos de pioneros como Muhammad al-Brihi. La música andalusí se convirtió en un aspecto  importante de la identidad nacional marroquí tras la independencia del país en 1956 y se enseña hoy día en instituciones oficiales de Fez, Tetuán y Rabat. 


Cartel del III Festival Marroquí de Música Andalusí, celebrado el pasado mes de enero en Casablanca.


Música andalusí en el Mashriq 

Los músicos del norte de África afirman que su música es más auténtica que la música andalusí que se toca en el Mashriq, donde es especialmente popular en Siria. Los sirios se consideran descendientes de los conquistadores del 711 y creen que la civilización de al-Andalus, con su música, es un legado de Damasco y Alepo; esta idea se expresa en el poema Granada de Nizar Qabbani, que aprenden en la escuela. Pero hay pocos indicios de que los textos y la música de Ibn Bayya y otros poetas andalusíes fueran conocidos en el Levante en la Edad Media. En realidad, gran parte de la música que hoy se interpreta en el Mashriq bajo la designación  «música andalusí» data de los siglos XIX y XX, y se basa en textos en dialectos sirios y egipcios. Las melodías también suena muy diferente de la que se escucha más al oeste, reflejando la influencia de las tradiciones otomana y persa, que se caracterizan por el uso del intervalo de cuartos de tono. Como explicaron oyentes sirios a un musicólogo, Jonathan Shannon, el sonido de un grupo del Magreb tocando música andalusí suena como «flamenco usando nuestros instrumentos… es híbrido y no original como nuestra música». Es de suponer que la llamada música andalusí en Siria tuviera un origen independiente de la del Magreb, de la que divergió aún más a través de la práctica de la improvisación. 

Tabla

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.Poema «Notas andaluzas» o «Notas de al-Andalus», de Nizar Qabbani. Traducción de Pedro Martínez Montávez.


Música andalusí en Occidente 

En Madinat al-Zahra en 2001 y en la Alhambra en 2008, músicos de Marruecos y Siria se reunieron en conciertos patrocinados en el marco de exposiciones sobre al-Andalus. En las últimas décadas, el énfasis en la «convivencia» como tema central de proyectos políticos y turísticos tanto en España como en el resto de Europa y en América ha impulsado a las autoridades locales a organizar conciertos y festivales en los que grupos de música andalusí actúan con grupos internacionales de música popular bajo lemas como «convivir en paz» –  lo que supone una grave tergiversación de las conclusiones de los historiadores sobre el significado de la convivencia. Dentro de los intérpretes de música andalusí, algunos grupos se centran en la «autenticidad», bajo la influencia del «Movimiento de Música Antigua» europeo, con la esperanza de recrear el sonido de la Edad Media. Pero los esfuerzos de los defensores de la música andalusí por incluirla en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO han fracasado, y algunos expertos creen que este tipo de protección oficial expondría a la música al riesgo de estancamiento y falta de autenticidad. La creencia de los músicos del Magreb y el Mashriq de que interpretan música andalusí debe reconocerse como una parte importante de su identidad musulmana, pero también debe considerarse como una tradición viva. Aunque se pueda cantar la letra de los poetas andalusíes, no es posible reproducir el sonido original de las nubas antiguas. De este modo, la manera más adecuada de asegurar la supervivencia de esta música con sus memorias de al-Andalus  es la de equilibrar el estudio de las tradiciones musicales tal y como han quedado registradas en los dos últimos siglos con el fomento de la creatividad en su interpretación. 


Para ampliar:

·         Chachia, H. (2015). «La instalación de los moriscos en el Magreb: entre el relato oficial y el relato morisco», en: Actas del II Congreso Internacional de Descendientes de Andalusíes Moriscos, Ojós (Murcia, España), del 23 al 26 de Abril de 2015, Murcia, 2015 pp.125–142.  

·         Chaachoo, A. (2011). La música andalusí: Historia, conceptos y teoría musical. Córdoba: Almuzara.

·         Fernández Manzano, R. (2012) «La música de al-Andalus en la cultura medieval, imágenes en el tiempo», Tesis Doctoral, Universidad de Granada.. 

·         Nūba de los poetas de al-Andalus, Grupo <<El Brihi>> de música andalusí. El legado andalusí. 1994. 

·         Reynolds, D. (2009). «The re-creation of medieval Arabo-Andalusian music in modern performance». Al-Masāq 21/2, 175-190. 

·         Reynolds, D. (2020). The Musical Heritage of Al-Andalus. Londres: Routledge.

·         Shannon, J. (2015). Performing al-Andalus: Music and Nostalgia across the Mediterranean. Bloomington and Indianapolis: Indiana University Press. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario