MÚSICA ANDALUSÍ EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
La música «andalusí» que se escucha
hoy en día en los cafés y calles de Granada mezcla música árabe, andalusí,
turca, sufí, flamenco y fado portugués. Tiene poco que ver con la música
«andalusí» tan querida por los musulmanes modernos. Y además esa música tiene
una relación complicada con lo que se pudo haber cantado y tocado en al-Andalus
Al-Andalus Ensemble, Portland
En cualquier restaurante árabe
donde suene el disco «Andalusiyat» de la cantante libanesa Fairuz, se
pueden escuchar las palabras de los poetas de al-Andalus. Esta música forma
parte importante de la identidad cultural musulmana, y se escucha en todo el
mundo islámico, sobre todo durante el mes de Ramadán. Suele interpretarse con
instrumentos de origen árabe que se extendieron desde al-Andalus hasta Europa
donde inspiraron los instrumentos de cuerda europeos. Sin embargo, la música
«andalusí» que se escucha hoy en día en los cafés y calles de Granada mezcla
música árabe, andalusí, turca, sufí, flamenco y fado portugués. Tiene poco que
ver con la música «andalusí» tan querida por los musulmanes modernos. Y además
esa música tiene una relación complicada con lo que se pudo haber cantado y
tocado en al-Andalus.
Disco «Andalusiyat», Fayruz.
En 1892, el sabio egipcio Ahmed
Zaki visitó Andalucía tras asistir al Congreso Orientalista Internacional de
Londres, y publicó sus impresiones en «Un viaje en al-Andalus». En él como en
otros viajeros musulmanes en la península, el legado arquitectónico del Islam
despertó tanto sentimientos de orgullo por su herencia como pesar por sus
glorias perdidas. Al-Andalus, el «paraíso perdido», se convirtió en un símbolo
tanto de las virtudes de la civilización islámica como de su decadencia. Al
escuchar el flamenco tradicional, los visitantes pensaban que se trataba de su
propia música, llevada al norte de África por los musulmanes y judíos que
huyeron de España después de 1492 y luego con la expulsión de los moriscos.
Pero a pesar de algunas similitudes, el flamenco no es de origen islámico, sino
gitano; tanto los análisis convencionales como los electrónicos han demostrado
marcadas diferencias entre las interpretaciones modernas del flamenco y la
música andalusí. Sin embargo, está tan extendida la creencia de que el flamenco
se inspiró en la música de al-Andalus que pueden escucharse juntos en concierto
grupos de las dos tradiciones.
Ahmad Zaki. Wikimedia Commons.
Las ideas erróneas sobre el origen
de la música andalusí desempeñan un papel importante en su recreación en el
mundo moderno. Incluso el término «música andalusí» es ambiguo. Se utiliza para
referirse no sólo a la música que se considera originaria de al-Andalus, sino
incluso a la música de otras partes del mundo árabe. La música se funda a
menudo en la poesía árabe clásica y especialmente en las formas poéticas
características de al-Andalus, la moaxaja y el zéjel. La combinación de melodía
y ritmo – denominada la nuba – es elaborada por uno o varios
cantantes acompañados de instrumentos: el laúd árabe, el qanun (instrumento
de cuerda plana que se toca en el regazo punteando), el ney (flauta),
tambores y otros instrumentos de percusión. La interpretación de una nuba puede
durar varias horas, y aunque algunos miembros del público son capaces de
reconocer una nuba desde sus primeros momentos, en la
actualidad esa pericia se limita a quienes asisten a festivales especializados
de música andalusí. A los oyentes corrientes les produce dificultades seguir
esta música y prefieren un sonido influenciado por la música popular argelina y
occidental, siempre que les siga sonando a música árabe.
Qanun y el modo de tocarlo.
Palestina. W. M. Thomson: The Land and the Book; or Biblical
Illustrations Drawn from the Manners and Customs, the Scenes and Scenery of the
Holy Land. Vol. II. New York, 1859, p. 577. Wikimedia Commons.
Las representaciones musicales en
el mundo islámico oriental se mencionan a partir del siglo IX, pero no fue
hasta más tarde cuando los teóricos empezaron a analizar la música en detalle.
Existen pocos datos fiables sobre los primeros años de la música árabe en
al-Andalus. Se cuenta que llegó a Córdoba desde Bagdad con un maestro de canto
árabe, Abu al-Hasan ibn Nafi’, apodado Ziryab, durante el reinado de Abd
al-Rahman II (822-852). Ziryab compuso 24 nubas, una para cada hora
de la noche y del día, y estableció la primera escuela de al-Andalus dedicada a
la enseñanza de la música. También era hábil intérprete del laúd árabe. Por
estas razones, se ha convertido a Ziryab en un símbolo de la música andalusí, y
numerosas bandas, escuelas de música y cafés llevan su nombre, desde Fez hasta
San Francisco.
La versión más antigua de la
historia de Ziryab la conserva el historiador Ibn Hayyan (m. 1070), pero la
realidad del desarrollo de la música en al-Andalus debe de ser más compleja.
Los andalusíes que viajaron a Bagdad y otras ciudades del mundo islámico
oriental en busca de conocimiento trajeron de vuelta muchos libros, entre ellos
obras sobre música. Leyeron la obra del filósofo al-Kindi (805-873), recordado
también como hábil tañedor del laúd árabe y autoridad en música griega, que
utilizaba en el tratamiento de enfermedades médicas y mentales. Los escritos de
al-Kindi sobre música se copiaron en tratados sobre el laúd árabe y obras
enciclopédicas como El collar precioso del andalusí Ibn ‘Abd
Rabbih (860-940), el Gran libro de la música de al-Farabi
(872-951) y el Libro de las canciones de al-Isfahani
(897-967). Además de esto, las crónicas y otras fuentes mencionan a poetas y
cantantes que actuaban en los palacios de al-Andalus para príncipes, califas y
reyes de taifas y los instrumentos musicales aparecen en la poesía y en las obras
de arte, por ejemplo, en una caja de marfil tallado del siglo XI que muestra a
un tañedor de laúd árabe.
Café Ziryab, tablao flamenco en
Madrid.
La cultura musical cristiana
también desempeñó un papel en el desarrollo de la música andalusí. Según
Isidoro de Sevilla, las teorías musicales del filósofo del siglo VI Pitágoras
llegaron a la Península Ibérica con comerciantes procedentes de Grecia. Es
posible que estas reglas constituyeran la base de las escalas mayores y menores
que caracterizan tanto la música europea como la norteafricana. El sabio
tunecino del siglo XIII Ahmed al-Tifashi reconoció cuánto debía la música de
al-Andalus a la influencia cristiana. En su relato sobre el filósofo Ibn Bayya
de Zaragoza (1085-1138), al-Tifashi escribió que «tras encerrarse a trabajar
por algunos años, con esclavas diestras, Ibn Bayya improvisó sobre dos tipos
diferentes de música andalusí, mezclando el canto de los cristianos con el
canto de oriente … Los andalusíes se inclinaron por este estilo musical y
rechazaron los demás». Ibn Bayya fue conocido tanto por su poesía como por sus
melodías. Sin embargo, como en la historia de Ziryab, la atribución únicamente
a Ibn Bayya de esta evolución de la música de al-Andalus puede ser una
simplificación de un proceso gradual de fusión de las tradiciones musicales
cristiana y musulmana.
Disco «Nuba al-Istihlal» del
Ensemble Ibn Báya, 1995.
Música andalusí en el Magreb
Ibn Bayya abandonó Zaragoza poco
antes de que las fuerzas cristianas entraran en la ciudad en 1118 y pasó sus
últimos días en Fez (Marruecos). No se sabe si influyó en la cultura musical de
la ciudad. En la actualidad, la música andalusí en el norte de África se
caracteriza por su heterogeneidad. El estilo de interpretación, el número
de nubas diferentes y los textos en los que se basan difieren
de un país a otro y de una ciudad a otra. Composiciones que suenan muy
parecidas reciben nombres diferentes. En Marruecos, la música se conoce
generalmente como «andalusí», pero en otros lugares como «granadina». En Túnez
y en Constantina (Argelia), donde destacan los grupos judíos, la música estuvo
influida por el periodo de control otomano de la región. Sin embargo, una vez
más, se prefiere una explicación más sencilla. Se cree que la razón de la diversidad
de estilos musicales en el Magreb fue la dispersión de los habitantes de las
ciudades de al-Andalus por ciudades específicas de allí. Así, se afirma que los
cordobeses emigraron a Tremecén, los sevillanos a Túnez y Libia, los granadinos
a Argelia y Marruecos, y así sucesivamente. Cada grupo llevó a su nuevo hogar
las tradiciones musicales propias de su ciudad de origen.
No existen pruebas escritas que
respalden estas afirmaciones y la realidad histórica fue muy distinta. Los
musulmanes y judíos de al-Andalus se enfrentaron a graves problemas a la hora
de integrarse en la sociedad magrebí y apenas tuvieron impacto en su nueva
patria. No se sabe casi nada de la música andalusí entre la expulsión de los
moriscos y finales del siglo XVIII. Esta situación es muy diferente de la del
resto de Europa, donde se conservan muchas copias manuscritas de música de este
periodo, junto con tratados sobre cómo tocarla y un puñado de instrumentos
originales. En Tetuán, los investigadores descubrieron dos pequeños libros, el
primero de origen peninsular con el título El Mensaje del laúd y
el segundo un Libro de las Colecciones en la Ciencia de la Música y los
Temperamentos, que fue copiado en el norte de África en el siglo XVII. Los
intérpretes de laúd árabe del Magreb hoy día siguen utilizando una técnica
similar a la expuesta en estos dos textos. La primera colección de nubas andalusíes
que se conserva se copió en Marruecos en 1789. El autor sólo conocía 11 de las
24 nubas atribuidas a Ziryab y sólo registró la letra, con
algunas breves indicaciones musicales al margen. Así pues, parece poco probable
que las nubas traídas de al-Andalus sustituyeran a tradiciones
preexistentes de la región .
Bayad tocando el laúd frente a las
esclavas cantoras. Manuscrito del Hadith Bayad wa Riyad, siglo
XIII. Bibliotheca Apostólica de la Ciudad del Vaticano, signatura Vat. ar.368.
En cualquier caso, no cabe esperar
una tradición musical escrita en el mundo árabe, donde la cultura oral ha
dominada la música hasta nuestros días. Un cantante o tocador de instrumente no
estudia textos escritos, sino que comienza sus estudios de niño, aprendiendo de
un maestro y alcanzando el dominio de su instrumento. El alumno aprende
entonces a improvisar, y es esta improvisación, que mezcla tradiciones
populares locales y poesía derivada de los dialectos magrebíes, la que
contribuyó a la heterogeneidad de textos y estilos musicales, hasta que la
música alcanzó las diversas formas que se escuchan hoy día en las ciudades del
norte de África.
En el siglo XIX, la música del Magreb se transcribe en notación musical, pero sólo por eruditos europeos y conforme con sus propias reglas, poco adecuadas para la tarea de registrar la música andalusí. El gobierno colonial francés estimuló un renacimiento de la música andalusí en el Magreb y patrocinó la primera conferencia dedicada a la música andalusí en El Cairo en 1932. Es probable que fueran los propios europeos quienes dieron el nombre de «música andalusí» – utilizado por primera vez en 1904 en Argelia – a las tradiciones musicales magrebíes. Y como señala Fernández: «En líneas generales, la Edad Moderna consideró la música de al-Andalus y la música árabe dentro del orientalismo y exotismo europeos, como fuente mítica de inspiración de un oriente inventado por los creadores europeos». Sólo en los últimos años han comenzado a publicarse en árabe investigaciones sobre la música andalusí. Hoy en día, en Argelia y Marruecos, varios grupos musicales se especializan en interpretar esta música, siguiendo los pasos de pioneros como Muhammad al-Brihi. La música andalusí se convirtió en un aspecto importante de la identidad nacional marroquí tras la independencia del país en 1956 y se enseña hoy día en instituciones oficiales de Fez, Tetuán y Rabat.
Cartel del III Festival Marroquí de
Música Andalusí, celebrado el pasado mes de enero en Casablanca.
Música andalusí en el Mashriq
Los músicos del norte de África
afirman que su música es más auténtica que la música andalusí que se toca en el
Mashriq, donde es especialmente popular en Siria. Los sirios se consideran
descendientes de los conquistadores del 711 y creen que la civilización de
al-Andalus, con su música, es un legado de Damasco y Alepo; esta idea se
expresa en el poema Granada de Nizar Qabbani, que aprenden en
la escuela. Pero hay pocos indicios de que los textos y la música de Ibn Bayya
y otros poetas andalusíes fueran conocidos en el Levante en la Edad Media. En
realidad, gran parte de la música que hoy se interpreta en el Mashriq bajo la
designación «música andalusí» data de los siglos XIX y XX, y se basa en
textos en dialectos sirios y egipcios. Las melodías también suena muy diferente
de la que se escucha más al oeste, reflejando la influencia de las tradiciones
otomana y persa, que se caracterizan por el uso del intervalo de cuartos de
tono. Como explicaron oyentes sirios a un musicólogo, Jonathan Shannon, el
sonido de un grupo del Magreb tocando música andalusí suena como «flamenco
usando nuestros instrumentos… es híbrido y no original como nuestra música». Es
de suponer que la llamada música andalusí en Siria tuviera un origen
independiente de la del Magreb, de la que divergió aún más a través de la
práctica de la improvisación.
Poema «Notas andaluzas» o «Notas de al-Andalus», de
Nizar Qabbani. Traducción de Pedro Martínez Montávez.
Música andalusí en Occidente
En Madinat al-Zahra en 2001 y en la
Alhambra en 2008, músicos de Marruecos y Siria se reunieron en conciertos
patrocinados en el marco de exposiciones sobre al-Andalus. En las últimas
décadas, el énfasis en la «convivencia» como tema central de proyectos
políticos y turísticos tanto en España como en el resto de Europa y en América
ha impulsado a las autoridades locales a organizar conciertos y festivales en
los que grupos de música andalusí actúan con grupos internacionales de música
popular bajo lemas como «convivir en paz» – lo que supone una grave
tergiversación de las conclusiones de los historiadores sobre el significado de
la convivencia. Dentro de los intérpretes de música andalusí, algunos grupos se
centran en la «autenticidad», bajo la influencia del «Movimiento de Música
Antigua» europeo, con la esperanza de recrear el sonido de la Edad Media. Pero
los esfuerzos de los defensores de la música andalusí por incluirla en la lista
del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO han fracasado, y algunos
expertos creen que este tipo de protección oficial expondría a la música al
riesgo de estancamiento y falta de autenticidad. La creencia de los músicos del
Magreb y el Mashriq de que interpretan música andalusí debe reconocerse como
una parte importante de su identidad musulmana, pero también debe considerarse
como una tradición viva. Aunque se pueda cantar la letra de los poetas
andalusíes, no es posible reproducir el sonido original de las nubas antiguas.
De este modo, la manera más adecuada de asegurar la supervivencia de esta
música con sus memorias de al-Andalus es la de equilibrar el estudio de
las tradiciones musicales tal y como han quedado registradas en los dos últimos
siglos con el fomento de la creatividad en su interpretación.
Para ampliar:
·
Chachia, H.
(2015). «La instalación de los moriscos en el Magreb: entre el relato oficial y
el relato morisco», en: Actas del II Congreso Internacional de
Descendientes de Andalusíes Moriscos, Ojós (Murcia, España), del 23 al 26 de
Abril de 2015, Murcia, 2015 pp.125–142.
·
Chaachoo, A.
(2011). La música andalusí: Historia, conceptos y teoría musical.
Córdoba: Almuzara.
·
Fernández
Manzano, R. (2012) «La música de al-Andalus en la cultura medieval, imágenes en
el tiempo», Tesis Doctoral, Universidad de Granada..
·
Nūba de los
poetas de al-Andalus, Grupo <<El Brihi>> de música andalusí. El legado andalusí. 1994.
·
Reynolds, D.
(2009). «The re-creation of medieval Arabo-Andalusian music in modern
performance». Al-Masāq 21/2, 175-190.
·
Reynolds, D.
(2020). The Musical Heritage of Al-Andalus. Londres: Routledge.
·
Shannon, J.
(2015). Performing al-Andalus: Music and Nostalgia across the
Mediterranean. Bloomington and Indianapolis: Indiana University
Press.
No hay comentarios:
Publicar un comentario