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domingo, 15 de diciembre de 2024

MÁLAGA. LA ALCAZABA

 

MÁLAGA. LA ALCAZABA

 Málaga alcazabapalaciosviviendas

Texto de Alejandro Pérez Ordóñez
Fotografías de © Rafael Galán García



Alcazaba de Málaga. Patio de la Alberca, en los Cuartos de Granada.

Málaga es una ciudad de antiguos orígenes. De fundación como colonia fenicia (Malaka, ss. VIII-IV a.C.), con presencia o al menos estrechos contactos comerciales con los griegos (Mainake, ss. VII-VI a.C.), tuvo importancia en el periodo romano (ss. III a.C.-V d.C., del que se conservan restos importantes, como el teatro), siendo luego ocupada por visigodos (ss. V-VIII) e, incluso, por los bizantinos (s. VI), que tuvieron presencia en las costas meridionales y sudorientales de la península Ibérica, antes de convertirse en una medina andalusí (Madinat Malaqa, ss. VIII-XV).



Alcazaba de Málaga. Acceso actual desde la Plaza de la Aduana.Alcazaba de Málaga. Vista de la muralla con el teatro romano asentado en la ladera hacia la calle Alcazabilla.Alcazaba de Málaga. Detalle del aparejo mixto de las murallas y torres.



Tras la caída del Califato Omeya de Córdoba, Málaga se escindió como taifa gobernada por los hamudíes (1016), antes de la llegada de los almorávides. Con posterioridad volvió a crearse una segunda taifa malagueña, que fue independiente durante una década a mediados del siglo XII hasta que los almohades tomaron el control de al-Andalus. Finalmente, ya bajo el gobierno de los nazaríes granadinos, la ciudad conoció su mayor esplendor y desarrollo, teniendo mucha importancia económica y estratégica debido a su puerto de mar, con una gran actividad comercial. Fue conquistada por los Reyes Católicos y se convirtió en sede episcopal, integrando en su diócesis a las poblaciones que habían pertenecido a las coras andalusíes de Rayya y Takurunna, coincidiendo en gran medida con los límites de la actual provincia de Málaga.



Alcazaba de Málaga. Mirador de arcos polilobulados entrelazados de la Torre de Maldonado.Alcazaba de Málaga. Taca con decoración nazarí en yesería.Alcazaba de Málaga. Capitel de tipo nazarí policromado.



La principal construcción andalusí que podemos contemplar hoy en Málaga es su Alcazaba. Ubicada sobre un cerro que domina el actual puerto y toda la zona antigua de la ciudad que estuvo conformada por la medina amurallada y sus arrabales de Fontanalla (al norte) y al-Tabanin (al oeste), además de las amplias vegas del Guadalmedina y el Guadalhorce hasta las estribaciones montañosas que las rodean, data en sus construcciones más antiguas del siglo XI.



Alcazaba de MálagaAlcazaba de MálagaAlcazaba de Málaga

Presenta un recinto defensivo con doble circuito de murallas flanqueadas por torres rectangulares distribuidas regularmente. Durante el reinado de Yusuf I de Granada (siglo XIV) se construyó en otro cerro colindante el castillo de Gibralfaro (Yabal Faruh), que fue unido a la Alcazaba mediante una larga coracha. La fábrica general de los muros defensivos y torres de la Alcazaba malagueña presenta un característico aparejo mixto de cajones de mampostería entre verdugadas de ladrillo, con arcos de descarga y otros elementos, sobre todo de las puertas, realizados también en este último material.



Alcazaba de Málaga. Acceso por el primer recinto.Alcazaba de MálagaAlcazaba de Málaga



En estos recintos defensivos destacan algunos elementos de interés, como la Puerta de las Columnas, llamada así por presentar en sus jambas sendas columnas y capiteles de mármol blanco de origen romano, sin duda reutilizadas de alguno de los edificios antiguos de la ciudad, como puede ser el teatro que se extiende a los pies de la ladera.



Alcazaba de MálagaAlcazaba de Málaga. Puerta de las Columnas, con material romano reutilizado.Alcazaba de Málaga



El paso al recinto superior se realiza a través de la Puerta de los Cuartos de Granada, de trazado en recodo, dando acceso al área palatina de la Alcazaba. Este conjunto residencial fue iniciado en el siglo XI bajo el reinado de Badis en la taifa zirí de Granada, pero las obras más importantes se realizaron en el siglo XIV con los nazaríes. Tras la puerta nos hallamos en el Patio de los Surtidores, ajardinado, con el conjunto de la Torre de Maldonado en su extremo sur, donde aparece un conjunto de tres pórticos paralelos que dan paso a un mirador abierto al paisaje, destacando un triple arco de herradura con dovelas de decoración inspirada en la arquitectura califal cordobesa de Madinat al-Zahra’, y otra doble arquería lobulada y entrelazada similar a las presentes en la Aljafería de Zaragoza.



Alcazaba de MálagaAlcazaba de Málaga. Mirador de la Torre de Maldonado.Alcazaba de Málaga



A continuación, accedemos al área reformada o construida en época nazarí, que actualmente presenta diversas soluciones en cuanto a arquerías, soportes verticales y cubiertas. Esto se debe a que fueron reconstruidos desde los cimientos con bastantes licencias por parte de sus restauradores durante el siglo XX, por lo que lo más interesante es fijarnos en su disposición en planta. Los patios de los Naranjos y de la Alberca son los ejes principales de este conjunto de palacios. En los lados más cortos de ambos patios se disponen los salones principales con alcobas en sus extremos.



Alcazaba de Málaga. Arcos de herradura de época taifa en la Torre de Maldonado.Alcazaba de Málaga. Arcos de herradura de época taifa en la Torre de Maldonado.Alcazaba de Málaga. Patio de los Naranjos, en los Cuartos de Granada.



El Patio de la Alberca presenta en su centro la lámina de agua que le da nombre, siguiendo un modelo similar al Patio de Comares o de los Arrayanes de la Alhambra, mientras que el Patio de los Naranjos dispone de dos albercas pequeñas.



Alcazaba de Málaga. Patio de los Naranjos.Alcazaba de Málaga. Capitel nazarí policromado.Alcazaba de Málaga. Cuartos de Granada.



En la parte más oriental de este último recinto se encontraron las ruinas de un barrio de pequeñas casas formado por tres manzanas entre calles enlosadas, que viene datándose en la fase fundacional de la Alcazaba (siglo XI). Fue objeto de intervención arqueológica por Leopoldo Torres Balbás, estudiado por Rafael Puertas Tricas y Manuel Ocaña Jiménez, y restaurado por Rafael Manzano Martos, quien reconstruyó las viviendas recreciendo los muros conservados y dotándolas de cubiertas y acabados exteriores de los paramentos.



Alcazaba de Málaga. Arco angrelado de yesería en los Cuartos de Granada.Alcazaba de Málaga. Detalle de arco angrelado de yesería y albanega con estrella de ocho puntas de tracería geométrica.Alcazaba de Málaga. Cubierta con decoración geométrica pintada.



La manzana sudoeste se conformaba por un pequeño baño y dos viviendas muy reducidas, y la manzana más oriental está formada por otras dos casas también de pequeño tamaño. En la manzana sur sin embargo se encontraron tres viviendas de mayor extensión que las anteriores. La altura máxima de los muros que se han conservado es de un metro. Todas las casas tenían un pequeño patio casi cuadrado, con andenes y crujías alrededor. Algunas conservan los primeros peldaños de las estrechas escaleras que conducían a la planta superior. El suelo de las habitaciones se resolvía con una capa de mortero de cal teñida de almagra, aunque algunas conservan losetas de barro y piezas de mármol reaprovechadas. En el interior aparecieron zócalos pintados de rojo, con inscripciones en cúfico y dibujos geométricos de lazo de ocho.



Alcazaba de Málaga. Arcos taifas de la Torre de Maldonado.Alcazaba de Málaga. Vistas hacia el puerto de la ciudad.Alcazaba de Málaga. Torre de Maldonado.



Casi todas las viviendas tenían letrinas, y el barrio contaba con un sistema de atarjeas para evacuar las aguas fecales. En la parte septentrional del barrio había un baño, al que se hacía subir el agua mediante una noria desde un pozo llamado Airón, en el recinto inferior.



Alcazaba de Málaga. Puerta en arco de herradura apuntado con mocheta doble.



Alcazaba de Málaga. Columna y capitel romanos reutilizados.



 













viernes, 12 de julio de 2024

MEZQUITA DE CÓRDOBA I

 

MEZQUITA DE CÓRDOBA. - I -


La Mezquita Catedral 


es el edificio más conocido de Córdoba, actual catedral de Nuestra Señora de la Asunción ( antes Santa María de Dios... nombre eclesiástico ), o antigua mezquita al-Jama de la ciudad. Edificio declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad junto con el centro histórico de Córdoba. Hoy constituye el monumento más importante de Córdoba, y también de toda la arquitectura andalusí, junto con la Alhambra. El edificio alberga el cabildo catedralicio de la Diócesis de Córdoba y es propiedad de ésta, además está prohibido cualquier culto colectivo o rezo organizado no católico. Está declarado Bien de interés cultural en la categoría de monumento y es también uno de los espacios turísticos más visitados de España y se le ha considerado el primero de los 12 Tesoros de España.


Comienza a construirse en el siglo VIII ( 786 ), sobre la basílica visigótica de San Vicente Mártir (cuyos restos se conservan bajo el edificio actual). Posteriormente, se hicieron tres ampliaciones más. En 1236, tras la conquista de Córdoba, se convierte en catedral católica con la ordenación episcopal de su primer obispo, Lope de Fitero, si bien no será hasta el siglo XVI (1523 ) cuando se empezó la construcción de una basílica renacentista de estilo plateresco en el centro del edificio musulmán. Fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de la Meca, siendo sólo alcanzada posteriormente por la Mezquita Azul (Estambul, 1588). Una de sus principales características es que su muro de la qibla no fue orientado hacia La Meca, sino 51º grados más hacia el sur, algo habitual en las mezquitas de Al-Ándalus.
La superficie total del monumento es de 23.400 metros cuadrados, con una longitud de 180 m de norte a sur y 130 m de este a oeste. Las columnas se cuentan en un número de 1.013, aunque sólo quedan en pie 856.
Exterior de la catedral.
A la catedral se accede por la Puerta del Perdón (lado norte), de estilo mudéjar (1477), donde se observan las hileras de naranjos y palmeras. Las fuentes y los arcos de herradura que lo rodean. Junto a la puerta se levanta la mezquita que se compone de tres partes:
."El Patio de los Naranjos", que en tiempos del Califato era el "Patio de las Abluciones" (conserva buena parte de su aspecto original), el alminar desmochado parcialmente y rodeado, a principios del siglo XVII, de un «encofrado» de estilo herreriano.
La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: un bosque de ochocientas cincuenta columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores, da la medida del esplendor del arte de los califas en su apogeo. El mihrab, lugar santo que señala la dirección Sur y no la de La Meca, de acuerdo con la voluntad de Abderramán (hacia el río porque le llevaba hasta su Damasco natal). Esta es una de las hipótesis, pero hoy día está más aceptada la teoría de que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia), como se ha atestiguado en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad. El mihrab, es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro y bronce, además de cobre y plata.

En el Lucernario se conservan los arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos, los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de arcos cruzados.
Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, éstos utilizaron la mezquita para celebrar su culto, pero en el siglo XVI, cuando el Islam fue definitivamente expulsado de la península Ibérica, los vencedores quisieron adecuarla a sus creencias: construyeron una catedral renacentista, a cargo de Hernán Ruiz I, y luego, de su hijo, en pleno corazón de la mezquita, alterando la perspectiva original.

Etapas constructivas

Orígenes cristianos: la basílica visigoda de San Vicente
Tras la llegada del Islam a Córdoba , la basílica visigótica de San Vicente, que había sido el templo cristiano más importante de la ciudad desde el siglo V, pasó a compartirse entre cristianos y musulmanes. Según una versión sucinta del relato tradicional, la mezquita de Córdoba habría sido iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abderramán I entre el 780 y el 785, (que compró su parte de la basílica a los cristianos) sobre la planta de la iglesia cristiana, cambiando la orientación de su eje. Sufrió sucesivas ampliaciones en los siglos IX y X y fue concluida bajo mandato de Almanzor. La más importante de las ampliaciones es la de Alhakén II a la que pertenecen los arcos del mihrab. En estos arcos se puede ver la evolución de la construcción: las columnas visigodas con sus arcos de herradura les resultaron demasiado bajos a los musulmanes por lo que decidieron añadir pilares sobre las columnas y disponer arcos más altos sin derribar los anteriores y policromando en rojo y blanco todos con lo que se construyó la célebre y más conocida imagen de la Mezquita de Córdoba. Fue lugar de reuniones a la vez religiosas y políticas pues podía albergar hasta veinte mil personas.
Las excavaciones arqueológicas dirigidas por el arquitecto Félix Hernández en 1930 demostraron la existencia en el subsuelo de la actual Catedral de todo un complejo episcopal que puede datarse entre los siglos IV y VI. Allí se encuentran los restos arqueológicos de la basílica visigótica dedicada a San Vicente Mártir, la domus episcopalis, y la escuela clerical y los servicios de caridad del Obispo.


Abderramán I


El inicio de su construcción se debe al primer emir omeya de Córdoba, haciéndose sobre el emplazamiento de la basílica visigoda de San Vicente Mártir, iglesia construida en el siglo V, en cuyo solar se inicia la edificación del oratorio o haram en el año 786. Ignacio Olagüe Videla en su célebre La Revolución islámica en Occidente (1974), supone por la arqueología que Abderramán I no habría construido nada, y que el templo primitivo ya contaba con el famoso bosque de columnas. Como, por su ordenación interior, éste no parece concebido para el culto católico o musulmán, puede que fuera edificado para el culto arriano.
Este primer edificio consta, en cualquier caso, de once naves naves longitudinales orientadas hacia el río Guadalquivir, cuya anchura es idéntica, a excepción de la central, que conduce al mihrab y las dos de los extremos. La central ligeramente más ancha que el resto y las laterales ligeramente más estrechas, aunque estas leves diferencias solo son apreciables en un plano. Estas naves constan de doce tramos o crujías que corren en dirección al muro de la qibla.
Los materiales utilizados son de acarreo: fustes de columnas y capiteles procedentes de construcciones y épocas anteriores romanos y visigodos, sobre los cuales se elevan pilares rectangulares de sillería que dotan de más altura al conjunto. Para darle estabilidad a este alzado se recurre a dobles arcos, de los cuales el inferior, de herradura, hace funciones de entibo, mientras que el superior, de medio punto, es el que soporta la cubierta. Este sistema, además de la alternancia cromática y material de las dovelas, rojas de ladrillo, amarillentas las de caliza, parece estar inspirado en el acueducto romano de Los Milagros de Mérida.
El resultado es un inmenso bosque de columnas coronado de doble arquería que recuerda a un palmeral. El conjunto se cierra con el muro de la qibla, que a diferencia del resto de mezquitas no está orientado hacia La Meca sino hacia el sur, hecho éste cuyas causas no se conocen y que ha dado lugar a controversia con hipótesis que van desde la inexperiencia y el error en el cálculo, hasta la pura intencionalidad política tras la proclamación de la independencia política del emirato corbobés. Las obras terminaron en el 788.


Hixén I.


Terminó el patio o sahn y erigió el primer alminar. Este primitivo alminar de planta cuadrada, fue más tarde derribado por Abderramán III quien construyó otro, luego parcialmente desmochado, y cuyos restos se encuentran actualmente embutidos en el campanario cristiano de la catedral. La cimentación del alminar de Hixén I fue hallada en el Patio de los Naranjos por Félix Hernández en el siglo XX, quién dejó marcada su ubicación en el pavimento y es hoy día visible.

Abderramán II


Según la historiografía clásica, el crecimiento de la ciudad habría determinado la necesidad de un oratorio (haram) con un aforo mayor para poder albergar más fieles durante la celebración de los viernes, por lo que este emir decidió la primera ampliación de la mezquita. Ignacio Olagüe Videla supone, además, que es a Abderramán II a quien debemos las obras que convertirían al templo arriano en mezquita. En cualquier caso, éstas se iniciaron en el 833, acabándose en el 855, bajo mandato ya del hijo de Abderramán II.
Para llevarla a cabo se derribó el primitivo muro de la qibla, cuyos restos son actualmente visibles en forma de grandes pilares, y se prolongaron las arquerías en ocho tramos o crujías más, con una longitud total de aproximadamente 26 metros.
Los elementos arquitectónicos son idénticos a los de la fase inicial: alternancia de dovelas en los arcos (amarillas de caliza y rojas de ladrillo) y utilización de materiales de acarreo, aunque como novedad se utilizaron algunos materiales labrados a propósito para esta ampliación, como los ocho capiteles novedosos denominados «de pencas». El mihrab, cuyos cimientos fueron encontrados en el subsuelo de la Capilla de Villaviciosa, estaba concebido monumentalmente con un arco de entrada sostenido por cuatro columnas y sobresalía al exterior del muro de la qibla. También este emir llevó a cabo una intervención en el patio, cerrándolo con saqqifas en los laterales que faltaban.



Información WIKIPEDIA.

 

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MEZQUITA DE CÓRDOBA II

 

MEZQUITA DE CÓRDOBA - II -


Abderramán III
La intervención del primer califa cordobés no afectó al interior del oratorio. Amplio el patio hacia el norte, razón por la cual el antiguo alminar fue derribado. El lugar donde se levantó dicho alminar está marcado mediante sillares de granito embutidos en el pavimento del Patio de los Naranjos, los cuales marcan la planta del mismo.
El nuevo alminar, el más alto de la ciudad, sería modelo para los minaretes almohades y los campanarios mudéjares. Este alminar se conserva actualmente desmochado y embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado aproximado gracias al estudio de Félix Hernández Giménez y a las imágenes conservadas. Una de ellos podemos verlo en la enjuta izquierda de la Puerta de Santa Catalina. Otro, curiosamente, decora una campana de la época de los Reyes Católicos conservada en el museo arqueológico.
El nuevo alminar constaba de dos cuerpos decrecientes, ambos de planta cuadrada, coronados con una cúpula con yamur, la tradición barra con tres esferas insertadas. Ver recreación del alminar
Otra intervención destacable del Abderramán III fue el reforzamiento de la arcada de acceso al oratorio la cual se estaba inclinando debido al empuje extra añadido por la ampliación de Abderramán II. Superpuso a la original una nueva arcada, de más de un metro de grosor. Como resultado, puede observarse en el interior de la sala de oración que la primera arcada de las naves (allí donde no hay capillas perimetrales) es sensiblemente más estrecha que el resto.

Alhakén II.

Coincidiendo con el esplendor del califato, durante el siglo X se llevarán a cabo las más extensas intervenciones en la mezquita. Pero será la de Alhakén II la ampliación más bella y rica. El segundo día de su reinado encarga a su chambelán Chafar (o Yafar) las obras.
Se derriba el muro de la qibla de Abderramán II, del que también quedan restos visibles en la actualidad, y se amplía el oratorio en doce crujías más en el sentido sur seguido hasta entonces. Para mejorar la iluminación se construyen cuatro lucernarios con bellas cúpulas nervadas. El primero de ellos, previo a la macsura, lo ocupa actualmente la Capilla de Villaviciosa. Los otros tres se elevan delante del nuevo muro de qibla; uno delante del mihrab y los otros dos flanqueándolo.
Previos a la macsura aparecen nuevos arcos polilobulados y entrecruzados, y en las columnas se alternan fustes rosas y azules. Los materiales ya no son de acarreo, sino labrados ex profeso, con presencia de capiteles de pencas, una abstracción y esquematización de los corintios y compuestos del mundo romano y que derivarán en los de avispero que se pueden observar en Medina Azahara. Todo esto configura la unidad estilística del arte califal ya presente en Medina Azahara.
Otras novedades son el doble muro de la qibla, que facilita la conexión con el sabat y que permite que el mihrab no se límite a un simple nicho, sino que se abra como una pequeña habitación octogonal cubierta con una cúpula con forma de concha. La portada del mihrab y las cúpulas que lo preceden van recubiertas de mosaicos ejecutados por artesanos bizantinos enviados por el basileus cargados con trescientos veinte quintales de teselas.
" Desde su advenimiento al trono ( Al-Hakam II ) se ocupó de agrandar la mezquita principal de Córdoba y fue esa orden la primera que dio... Para trazar el plan y fijar los detalles de los trabajos, se trasladó al lugar mismo de la futura construcción acompañado de los jeques y arquitectos que decidieron agrandar la mezquita desde la extremidad sur de la misma, hasta la extremidad del patio, añadiéndole así 11 naves...
En Chumada II (junio 965) fue acabada la cúpula que dominabe el mihrab, trabajo que formaba parte de las obras de ensanche de la mezquita.
Se comenzaron las incrustaciones de mosaico de tal edificio. Al-Hakam había escrito al rey de los rumíes y le había ordenado que le enviara un obrero capaz, a imitación de lo que había hecho Al-Walid ben Abd al-Malik con ocasión de la construcción de la mezquita de Damasco.


Los enviados del califa trajeron consigo al mosaísta y 320 quintales de cubitos de mosaico que el rey de los rumíes le enviaba de regalo...
En Muharram 355 (28 diciembre 969) hizo colocar la antigua cátedra al lado del mihrab y erigió de nuevo la antigua maqsura. En la quibla del ensanche hizo levantar una tribuna de madera...
La cátedra que hizo hacer Al-Hakam estaba incrustada de madera de sándalo rojo, de ébano, de marfil y de áloe; costó 35,705 dinares y se tardaron cinco años en terminarla". (Del Bayan al Mugrib, de Ibn Idhari. Citado por Julio Valdeón en Cuadernos Historia16).

Almanzor
Dado el continuo crecimiento demográfico de Córdoba, este hayib decide llevar a cabo la tercera y última de las intervenciones en la mezquita durante el siglo X. Su ampliación, que se realiza el año 988, es la más extensa de todas, afectando tanto al oratorio como al patio. Pero esta ampliación no hará hacia el sur como las anteriores, puesto que la cercanía del Guadalquivir lo impide. La expansión será hacia el este, para lo que Almanzor debió expropiar el caserío que ocupaba la zona. Se construyen ocho nuevas naves que dejan descentrado el mihrab y el extendido muro de la qibla ya no es doble, sino simple. En los arcos la alternancia de dovelas es solo cromática y no de materiales puesto que todas son de piedra caliza, aunque pintadas de almagra las rojas.

Desde la Baja Edad Media hasta la actualidad
Tras la conquista cristiana de Córdoba en 1236, San Fernando convirtió la mezquita en catedral,8 sufriendo diversas alteraciones que acabarán configurando la actual Catedral de Córdoba. Durante toda la Baja Edad Media prevaleció ya convertida en Catedral, adaptándose el culto y la liturgia cristiana a la espacialidad islámica con algunos acomodos.

En 1371 fue terminada la Capilla Real de la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde estuvieron sepultados los reyes Fernando IV y Alfonso XI hasta que, en 1736, los restos mortales de ambos monarcas fueron trasladados a la iglesia de San Hipólito de Córdoba, donde reposan en la actualidad.

La Capilla Mayor fue situada bajo uno de los lucernarios de Alhakén II, en el ámbito rico de la Mezquita del siglo X, pero sin provocar destrucciones arquitectónicas; asimismo, la magnificencia del edificio determinó que el ámbito de mayor esplendor, la Macsura y el Mihrab, no fueran tocados ni destruidos, quedando indeleble su construcción. Sin embargo, con el paso de los siglos la Catedral precisaba mayores acomodos y una mayor dignificación en la Capilla Mayor, realizándose a finales del siglo XV (1489) una capilla cristiana donde estaba la antigua capilla del siglo XIII.
Esta nueva capilla catedralicia (dentro de la antigua mezquita) será promovida por el obispo D. Íñigo Manrique (1486-1496), quien promueve la construcción de una nave con formulación arquitectónica gótica y algunas modificaciones en los accesos, que también prosiguieron los prelados siguientes: Juan Rodríguez de Fonseca (1499-1505.) D. Juan Daza (1505-1510), D. Martín (1510-1516). Sin embargo, la mayor quiebra del edificio islámico se va a producir a lo largo del siglo XVI, pues en medio de la antigua mezquita se levantará una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos de los aires renacentistas; esto supuso una ruptura grave para los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes próceres (a favor y en contra).
Finalmente intercedió el emperador Carlos V para que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara, como recogió J. B. Alderete, con la famosa frase habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes.

La obra se comenzó en 1523 por iniciativa del obispo D. Alonso Manrique (1518-1523, hijo del gran comendador de la Orden de Santiago), que supo atraer hacia Córdoba los principios planimétricos de las catedrales castellanas, pues había sido obispo de Badajoz y Salamanca. La nueva nave de la Catedral de Córdoba estuvo al cargo del arquitecto Hernán Ruiz, el Viejo, que aunque desarrolla sus primeras actuaciones bajo postulados góticos con ciertos
arcaísmos, también es verdad que muestra ya claramente los postulados del Renacimiento.
Su hijo Hernán Ruiz el Joven, el gran arquitecto de la saga de los Ruiz, manifiesta ya claramente la formulación clasicista en la nueva nave, que hará evolucionar el estilo, y es el artífice de las más notables magnificencias de esta nave. También de muchas de las capillas y rejería. Después de cien años de obras la nueva nave de la Catedral serán concluida con principios estéticos manieristas, como puede verse en la cúpula del crucero del maestro Juan de Ochoa, o la formulación de la bóveda con lunetos del Coro que anuncia los prolegómenos del arte barroco, donde los criterios estéticos ya van claramente por otros derroteros a los del Renacimiento (yeserías, luces y sombras, escenografías, etc.).
Tras esta gran reforma del siglo XVI, la antigua mezquita solamente recibirá aditamentos menores y complementos de liturgia. A pesar de los avatares de la Historia, la antigua mezquita pervive en su esencia islámica, con la singularidad de los elementos básicos. No obstante, superado el empeño decimonónico por subrayar el elemento islámico, se trata de un híbrido arquitectónico que sintetiza una buena parte de los valores artísticos de Oriente y Occidente. Desde esa perspectiva, la Mezquita-Catedral representa una síntesis de los vaivenes de la historia de España.


Tesoro de la Catedral

El Tesoro de la Catedral se encuentra en la "Capilla de Sta. Teresa" y estancias adjuntas. En esta capilla puede destacarse el "Sepulcro del Cardenal Salazar y Góngora", auténtica figura del siglo XVIII cordobés, conocido por sus numerosas aportaciones a la ciudad, caso del hospital que lleva su nombre, hoy Facultad de Filosofía y Letras. Como uno de sus tesoros principales, guarda la catedral, la custodia, labrada por Enrique de Arfe. Mide 2,63 metros de altura y pesa más de 200 kilos, esta custodia procesiona todos los años por la calles de Córdoba el día del Corpus. Representa una catedral gótica de planta dodecagonal, se compone de dos cuerpos que alojan en un interior al viril y una imagen de la Virgen de la Asunción. Sufrió una restauración en el año 1735, donde Damián de Castro le añadió un basamento y elementos decorativos barrocos y en el año 1966 fue aureolado con brillantes el viril.

Hay una colección de portapaces, cálices y copones de oro y plata así como grandes cruces, de materiales preciosos una de ellas donada a la catedral por el obispo Diego de Mardones en el año 1620.

Información WIKIPEDIA.

Publicado por al-Andalus en 8:09