martes, 10 de abril de 2012

Historia de los musulmanes en al-Ándalus. El museo de la Alhambra de Granada posee una colección de tejidos donde se m uestra la sofisticada artesania textil de los andalusíes

Una Alhambra que tiene tela

El museo alhambreño posee una colección de tejidos donde se muestra la sofisticada artesanía textil de los andalusíes

Autor: Juan Luis Tapia - Fuente: Ideal
Ilustración en la que se aprecian las vestimentas de los moriscos granadinos. (Foto IDEAL)
Lino, algodón, lana y seda son los materiales predominantes en los tejidos usados por los habitantes de la Alhambra, junto a los metales preciosos como el oro y la plata. El museo alhambreño posee una colección de 82 tejidos y catorce alfombras, que proceden de culturas diferentes. La historia tiene tela, y va desde los coptos a los egipcios y los hispanomusulmanes, donde la seda fue el material más preciado. A través de esta colección se puede seguir la evolución de los elementos decorativos y las tendencias andalusíes a la hora del vestir.
Fueron los musulmanes quienes introdujeron el algodón y la seda, que mezclaban con otros tejidos
El Islam de la época andalusí disponía unas normas, tanto jurídicas como religiosas, para reglar el uso del vestido. El empleo de una ropa y tejidos determinados conllevaba un enorme poder simbólico en una sociedad, en la que la moda y la apariencia tuvieron un importante protagonismo.
Una de las normas señalaba que las mujeres no podían vestir como los hombres, pero ellos tenían prohibido el uso de la seda, aunque sí la lucían pero mezclada con la lana.
El fondo de armario femenino constaría de una camisa, un manto y un velo. Las nazaríes añadían trajes de lana gruesa y de fieltro, de piel de cordero, conejo y zorro, una chupa, una pelliza, túnicas cortas sin manga, calzones, mantos, gorros y cintos. El estilo casual, o sea para salir de casa, incluía mantos, zaragüelles (calzones anchos y largos), cinturones, calzas y alcorques, una especie de calzado con suela de corcho.
Ropa interior
Las féminas nazaríes ya disponían de ropa íntima, que usaban para empapar el sudor y tenían prendas especiales durante el periodo de la menstruación. También se servían de algunos artilugios textiles para mejorar su figura, especialmente para ensanchar sus caderas y destacar sus glúteos. En el siglo XV la moda imponía a las nazaríes calzas de lino ceñidas a la altura de la cintura, y sobre ellas una camisa larga y una túnica de lana o seda.
Los colores eran el rojo, negro y blanco, según el estado social, pero también se llevaban los estampados que adoptaban las formas de hojas de palmera, ojos de gacelas, flechas en un arco, rayas e incluso figuras humanas.
Las fuentes históricas sobre los ropajes usados por los varones nazaríes son bastante escasas y se limitan a señalar que se usaban zaragüelles y alcorques, pero se conoce que tenían la costumbre de encargar trajes para pasear, acudir a celebraciones e incluso para ir al hammán. Los nazaríes vestían sayas de mangas anchas, recogidas a la altura de la cintura, y zaragüelles hasta los tobillos. Frente a la imagen tópica que se ha dado de los hispanomusulmanes, no usaban turbante, un tocado que quedó para los cadíes, sabios y militares. Los nazaríes, por otra parte, pusieron de moda un gorro alto que sobresalía de la banda de tela que envolvía la cabeza a la manera de turbante y del que había una gran variedad de modelos.
Siempre hubo clases, y los más adinerados vestían ropas de tejidos caros y se colocaban encima de la camisa un blusón largo y recto que tenía las mangas anchas. La llamada marlota era la prenda más lujosa, que generalmente era de un color vivo y de terciopelo o damasco. Un ejemplo de este tipo es la que perteneció a Boabdil, ricamente decorada, y que se encuentra en el Museo del Ejército.
Coptos y fatimíes
A este tipo de prendas más suntuosas y otras decorativas se ciñe la colección de tejidos del Museo de la Alhambra, con piezas que se remontan a la época de los coptos, los primeros egipcios, un periodo del que dispone de once ejemplares. Algunos de estos retales más antiguos, dada su riqueza en colores y motivos, han podido ser conservados gracias al uso que de ellos hicieron los hispanomusulmanes.
Los andalusíes fueron también pioneros en el vintage y utilizaban adornos de telas más antiguas y preciosas para elaborar sus propios vestidos. Esta misma circunstancia es la que ha logrado la conservación de tejidos egipcios realizados por los fatimíes, los musulmanes residentes en Alejandría. Una de las prendas históricas de estos artesanos es el llamado Velo de Santa Ana, que se conserva en la catedral francesa de Apt. Las reminiscencias coptas son notables en sus motivos decorativos. La aportación más significativa es la inclusión de inscripciones epigráficas con versos del Corán y en estilo cúfico, o sea geométrico. Tampoco olvidan elementos como las palomas y otras aves de significado especial para los andalusíes.
Fueron los musulmanes quienes introdujeron el algodón y la seda, que mezclaban con otros tejidos e incluso con metales preciosos como el oro y la plata. La seda marcó la economía y las vestimentas de los andalusíes, especialmente la de los nazaríes, con centros de producción tanto en Granada como Almería. Bordados, leones rampantes, elementos vegetales, colores variadísimos y ricos tintes, conforman las características de estas telas, algunas de ellas conservadas gracias a que forraron los ataúdes de los monarcas cristianos sepultados en el Monasterio de las Huelgas.

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