Viaje por la provincia musulmana
En un recorrido de 300 kilómetros se pueden visitar los restos de la época musulmana presentes en toda la provincia
Autor: Esperanza Ruiz - Fuente: Málaga hoy
Málaga propone otra forma de ocio: un viaje al pasado. En un recorrido de 300
kilómetros se pueden visitar los restos de la época musulmana presentes en toda
la provincia. La conquista realizada en el año 711 por los musulmanes supuso no
sólo el asentamiento de nuevos pobladores, árabes y bereberes, sino también la
fusión de un legado histórico y monumental de pueblos que, a lo largo de los
siglos, se erigieron como testigos mudos de la época. En algunos casos, se trata
tan sólo de pequeños restos que reavivan las batallas de antaño, mientras que en
otros, las murallas permanecen como la herencia viva de musulmanes y
cristianos.
Málaga, Casares y Antequera son algunos de los
municipios que presentan una atractiva ruta de monumentos de la época
Ocho municipios malagueños resaltan por sus restos arquitectónicos, algunos
bastantes deteriorados y otros en los que parece que no hayan pasado los
siglos.
El recorrido comienza en la capital. Málaga cayó bajo dominio árabe en el año
743. Se convirtió en una ciudad floreciente, rodeada por una muralla con cinco
enormes puertas. Numerosos suburbios componían la ciudad con una ruta que los
recorría de este a oeste conectando el Puerto y La Alcazaba con toda la zona
interior a la muralla. Los restos de La Alcazaba -fortificación palaciega de la
época musulmana- se encuentran en las faldas del monte Gibralfaro en cuya cumbre
se halla el castillo del mismo nombre. Alcazaba y castillo están unidos por un
pasillo de monte resguardado por dos murallas zigzagueantes o rampantes llamado
La Coracha. Otro de los monumentos de la época que se conservan es la Puerta de
Atarazanas, que fue construida por Abderramán III en el siglo XIII.
Continúa el recorrido. Tras visitar la capital, a 30 kilómetros de Málaga se
encuentra un enclave único en la sierra a más de 400 metros de altura. Mijas fue
un poblado perteneciente a la Turdetania, fundado junto a la fortificación de la
que todavía quedan restos, la actual muralla, y que se reducen a alguna puerta o
al trozo de muralla que habla de la solidez con que fue construida. Fenicios y
griegos pasaron por aquí pero fue conquistada por los musulmanes después de la
toma de Málaga, en el año 714. La iglesia de la Inmaculada Concepción es el
enclave musulmán por excelencia de este municipio. El templo fue levantado en el
siglo XVI, sobre los restos de una antigua mezquita, siendo uno de los primeros
edificios religiosos en la población. Es un templo de tres naves separadas por
arcos de medio punto, con artesonado mudéjar en la central y capillas laterales.
En su exterior destaca una torre campanario.
El Castillo de la Estrella o los baños árabes son
algunos de los reclamos
Pero este santuario no es la única referencia viviente de la época musulmana.
La muralla árabe es el único resto que se conserva de una antigua fortaleza que
protegía la población. En sus alrededores existen unos jardines en los que
destaca un mirador y el santuario de la Virgen de la Peña, patrona de Mijas.
Este templo fue excavado en la roca y sobresale en la ladera del monte. En su
interior se guarda la imagen de la Inmaculada.
El municipio de Casares forma parte importante del catálogo de pueblos
blancos malagueños asentados sobre la montaña, en este caso sobre dos cerros y
su correspondiente hondonada, por lo que su propia configuración urbana de
origen musulmán es ya de por sí un importante atractivo para el turismo. De la
belleza de este pueblo da idea el hecho de que está declarado conjunto
histórico-artístico desde el año 1978.
En la parte alta del pueblo se encuentran los elementos arquitectónicos más
sobresalientes del municipio. Las ruinas de su fortaleza árabe conforman su
estructura que es irregular debido a su obligada adaptación al relieve del
entorno. Otro de los elementos árabes es la iglesia parroquial de La Encarnación
que presenta tres naves separadas por arcos de medio punto apeados sobre
pilares, sin que se conserve ninguna bóveda. Presenta una torre de tradición
mudéjar.
Los orígenes de la Ermita de la Vera Cruz se remontan al siglo XVI. Hoy sólo
queda una parte de la bóveda de la nave única. Otros de los elementos
arquitectónicos que se pueden visitar son los baños sulfurosos. Aunque su origen
es romano, sufrieron una remodelación árabe en la época califal.
En el año 713, Ronda abre sus puertas, sin presentar batalla, al jefe bereber
Zaide Ben Kesadi El Sebseki. La ciudad pasa a denominarse Izn-Rand Onda (la
Ciudad del Castillo) convirtiéndose en la capital de la provincia andalusí de
Takurunna. Con la desintegración del califato de Córdoba, la Cora de Takurunna
pasa a convertirse en la Taifa de Ronda. Será durante este periodo cuando se
crea la mayor parte del patrimonio monumental con que cuenta el casco histórico
de Ronda y los arrabales. Las obras arquitectónicas por excelencia en esta época
son los baños árabes.
Este recinto termal, de época musulmana, es el mejor conservado de la
Península Ibérica. La cronología de estos baños se remonta a los siglos
XIII-XIV, estructurándose éstos en tres zonas fundamentales, siguiendo el modelo
romano: salas de baño frío, templado y caliente. Hasta la actualidad ha llegado
prácticamente en su integridad el sistema hidráulico de los mismos. El edificio
está cercado con un muro de arcos ciegos, que forman el acueducto, y tiene una
torre al fondo con una caja de noria. Del mismo modo conserva el área de
calderas donde se calentaba el agua.
El mundo islámico dejó en Teba importantes yacimientos como el de Nina Alta y
monumentos tan significativos como el Castillo de la Estrella -hisn atiba-, el
más grande de la provincia de Málaga, junto al de Bentomiz (en Arenas,
Axarquía).
La fortaleza, de la que no existen evidencias arqueológicas relevantes
anteriores al imperio almohade, ocupaba una superficie de 25.000 metros
cuadrados y presentaba dos recintos amurallados. El exterior se adaptaba al
terreno, tenía barbacana al noreste y disponía de 18 torres, todas cuadradas
excepto una circular situada al noreste y otra octogonal albarrana al norte.
Sus murallas pertenecen a la época almohade (siglos XII- XIII), aunque la
llamada Torre del Homenaje y los restos de la primitiva iglesia son de época
cristiana. No sería hasta el siglo XVII cuando el castillo pierde su valor
estratégico y militar, que volvió a recuperar durante unos años al ser ocupado
por las tropas napoleónicas, quienes instalaron aquí una potente guarnición que
causó graves daños en los lienzos de las murallas.
Durante la dominación musulmana se la conoció como Medina Antakira. En
aquellos momentos, la ciudad se convirtió en una importante ciudad fronteriza.
Para defenderse de las tropas católicas se construyó La Alcazaba de Antequera,
siendo su torre más importante la del Homenaje.
Dentro del conjunto amurallado de la medina islámica se distinguían dos
recintos más o menos diferenciados: la Alcazaba, que ocupaba todo el
coronamiento del cerro, y un segundo anillo que, bajando desde la Puerta de la
Villa, continuaba hacia el Postigo del Agua y Puerta de Málaga, para volver a
unir con la Torre Blanca.
Conocida como la Arsiduna árabe su conquista se produciría entre los años 711
y 713. ¿Qué testimonios materiales han quedado de esta época? Destaca
visualmente el recinto fortificado del Cerro de Gracia, del que se conservan un
cinturón de muralla hacia media ladera y los restos del castillo que ocupa la
atalaya. En el recinto de la fortaleza se conserva además un aljibe, con bóveda
de medio cañón dotada de una abertura para el abastecimiento con agua de
lluvia.
En dicho conjunto se mantiene buena parte de la estructura de una mezquita
árabe, la única conservada en la provincia de Málaga de época andalusí, cuyos
restos forman parte de la arquitectura del posterior templo cristiano, actual
Santuario de la Virgen de Gracia. El alminar o minarete conserva parte de la
estructura musulmana, siendo su remate en chapitel una incorporación del siglo
pasado que vino a sustituir una antigua terminación aterrazada.
La ciudad de Ballis (Vélez-Málaga) en la etapa musulmana fue próspera cabeza
de toda la región denominada Al-Sarq (el oriente). Tenía alcazaba preeminente,
una amplia medina y dos arrabales a mediodía. En uno de estos arrabales, el de
San Francisco, se conservan restos musulmanes del alminar de una mezquita, donde
se ubicó el convento de San Francisco, y de un arco decorado con ataurique y
epigrafía de algún edificio notable del arrabal. El alminar pertenece a la etapa
almohade o primera época nazarí (siglo XII hasta comienzos del siglo XIV), y el
arco a la ultima etapa nazarí, finales del siglo XIV principios del
XV.
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