LA REBELIÓN
MUDÉJAR EN LA SERRANÍA DE RONDA Y SU RELACIÓN CON JEREZ
Los mudéjares eran aquellos musulmanes
que, tras la conquista cristiana de un territorio, seguían viviendo en su
tierra y conservaban su religión.
EMILIO CIPRÉS 2
DE OCTUBRE, 2016
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Los Reyes Católicos los obligaron a
convertirse al cristianismo en 1052.
Los mudéjares eran
aquellos musulmanes que, tras la conquista cristiana de un territorio, seguían
viviendo en su tierra y conservaban su religión. Lentamente acabarán formando
una minoría de gran importancia en la península. Su fin llegará en 1502, cuando
por decreto de los Reyes Católicos se obligó a todos los mudéjares a
convertirse al cristianismo, momento a partir del cual pasarán a ser conocidos
como moriscos.
A lo largo de los siglos XI-XIII la
Península Ibérica sufrió una profunda transformación, ya que el Islam dejó de
ser la religión predominante en el territorio. El origen del mudejarismo
andaluz data, por tanto, de la conquista de la Andalucía del Valle del Guadalquivir
por parte del Reino de Castilla. Durante estos siglos, hasta la conversión
forzosa de los mudéjares, se había producido un paulatino, y a veces forzado,
desplazamiento de estas poblaciones desde las zonas urbanas hacia el campo. Por
otro lado, se iría realizando lo que se decía una continua labor de
evangelización pacífica sobre estos grupos aunque, como podremos observar, sin
pleno éxito.
Un hito importante que nos remarca esto
fue la rebelión mudéjar de 1264, por la que estos se enfrentaron en los territorios
cristianos de la actual Andalucía a sus nuevos gobernantes con la ayuda de los
magrebíes y del reino nazarí de Granada. Esta rebelión casi termina con el
dominio cristiano de la zona y supuso, por ende, un recrudecimiento de las
condiciones de vida de los conquistados, que se vieron privados de buena parte
de sus oficios tradicionales y obligados a vivir de las tareas del campo. Aun
con esto, algunos de ellos seguirían ligados a las ciudades ya que su
conocimiento en oficios muy concretos y útiles, como el de la construcción,
resultaban ser necesarios y enriquecedores.
La conquista castellana de Jerez hizo que
la ciudad pasara a ser uno de los centros neurálgicos de la defensa de la
frontera frente al Reino Nazarí de Granada. Es por esto por lo que no es de
extrañar que, cuando se culmina la conquista de este reino y los Reyes
Católicos preparan la conversión forzosa de los mudéjares, estos se rebelan y
Jerez se convierte en un punto clave a la hora de sofocar las revueltas
acaecidas en la región. Esta transición del mudéjar al morisco se inicia en
Granada y en sus territorios circundantes pero finalizará en la Corona de
Aragón.
Las diferentes rebeliones y el tránsito
forzoso del mudéjar al morisco ha sido, tradicionalmente, un tema de poco
interés por parte de los historiadores del s. XX, pues estos centraban sus
esfuerzos en los grandes hitos del tema morisco: la rebelión de las Alpujarras
de 1568 y la expulsión de 1609-1614. A través de este artículo queremos poner
de manifiesto que el problema morisco de finales del siglo XVI y de
principios del XVII tiene sus orígenes en los conflictos no resueltos de la
conversión. Así lo explica el académico Ángel Galán Sánchez, refiriéndose a la
etapa que tiene lugar a finales del siglo XVI:
“Fue un momento en el cual todos los
territorios de la Monarquía Hispana, pero muy singularmente los reinos de
Valencia y Granada, se sentían amenazados por la presencia de una importante
masa de población de origen musulmán que constituía una fuente de conflictos y
eran sospechosos no sólo de herejía, sino sobre todo de ser unos súbditos
desleales de su Católica Majestad. No son infrecuentes en esos años las
consultas de los prelados, inquisidores y oficiales regios para establecer el
mejor procedimiento de verdadera cristianización de estos moros de corazón”.
Ante la idea de esta cristianización
forzosa, en el año 1501 tuvo lugar una sublevación mudéjar en las serranías en
torno a Villaluenga y Ronda, y aunque tenemos pocos datos de la participación
de Jerez en ella, diferentes autores de la historiografía jerezana aluden al
evento como en el caso de Bartolomé Gutiérrez que nos dice:
“A principio de este año 1501 se
rebelaron los moros de la Serranía de Ronda, acudió Xerez con su gente y
Pendón. Vióse al Rey obligado a asistir a esta guerra, y pudo tanto su
presencia que todo lo serenó. (…) No es ocioso advertir que el Rey dejó en
España a los moros que se quisieron bautizar y a los que no se les dio permiso
para pasar a África”.
Ya a finales del año 1500, desde
noviembre y diciembre, la situación estaba muy candente en las serranías, pero
con el paso de los meses la situación se precipitó hacia la lucha abierta y a
lo largo del mes de febrero se irían realizando los preparativos para que la
ciudad acudiera, junto con otras localidades, a acabar con la rebelión. Sobre
la sublevación llevada a cabo por los mudéjares en estas serranías tenemos
estas emotivas y significativas palabras de Esteban Rallón que, aunque nacido
en el siglo XVII, se hace eco de este conflicto y nos muestra la opinión que se
tenía en su época:
“Por mandado del rey, don Alonso de
Aguilar, el cual convocó la gente de Andalucía. Que en la mejor que pudo se puso a
la resistencia de los insolentes moros, que debajo de pretexto de religión, y
en defensa de la suya supersticiosa, se ponían como desesperados a padecer si
fuera necesario mil muertes”.
Jerez ayudó a sofocar la rebelión con
aproximadamente unos 1250 hombres, 250 caballeros y alrededor de 1000 peones,
así como pertrechos y provisiones. Este hecho supuso el fracaso de la
conversión pacífica de los mudéjares al cristianismo, siendo la de los
numerosos problemas con los moriscos en la zona. También debemos tener presente
que esta sublevación supuso que las propiedades rurales de los vecinos de la
localidad se vieran afectadas, otro aliciente de importancia para que la urbe
justificara una actuación con firmeza. El conflicto terminó en la Sierra de
Bermeja, en el flanco suroeste de la Serranía de Ronda, y aunque no disponemos
de muchos datos parece haber sido especialmente cruenta debido a que tenemos la
noticia, por diversas cartas, de la muerte de Alonso de Aguilar y de otros
hombres ilustres de la localidad que participaron en conflicto.
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