EL
PAPEL DE LA MUJER EN LA MÚSICA DE AL-ÁNDALUS
Mujeres esclavas,
libres, transmisoras de tradiciones y educadoras de los hijos, así como su
reflejo en la iconografía
Reynaldo Fernández Manzano – Es
un medievalista, organista y musicólogo
Gracias
a los Diccionarios biográficos, género histórico de gran tradición en el mundo
islámico, conocemos a más de 116 mujeres en la cultura de al-Andalus.
Recientemente mencionar los estudios de Mika Paraskeva (2016): Entre la
música y el eros. Arte y vida de las cantoras en el Oriente medieval. El libro
de las canciones Kitab al-agani. Mi artículo (2020) sobre El papel
de la mujer en la música de al-Andalus, en el libro homenaje
al catedrático José Antonio González Alcantud, y el completo y documentado
libro de Manuela Cortés García (2022) Actividades artísticas de las mujeres
andalusíes y moriscas, canto, instrumentación y danza, que
tuve el honor de prologar.
Dentro de este colectivo podemos
distinguir tres grandes grupos: las mujeres esclavas, las mujeres libresy la
mujer y la cultura popular y cotidiana.
Se ha mitificado el papel de la
mujer en al-Andalus en la literatura de finales del siglo XIX y primera mitad
del siglo XX, considerando a la mujer en al-Andalus como una precursora -casi-
del feminismo actual, culta y liberal. Ciertamente llegó a un grado de
desarrollo mayor que en otras zonas del mundo medieval pero con bastantes
limitaciones. Las esclavas no eran libres, pertenecían a sus amos, debían
satisfacerlos física e intelectualmente. Una joven esclava que supiera cantar,
tocar instrumentos, componer poemas, bailar, era mucho más apreciada que otra
que careciera de estas cualidades, pero era para mostrarlas ante su señor o
para que este presumiera de su poder y riqueza ante sus amigos -hombres-
exhibiéndola, prestándola o vendiéndola. Gozaban de un estatus mejor que el
resto de las esclavas, siendo las favoritas, pero cuando la juventud y belleza
desaparecían su papel era diferente, encargándose del aprendizaje de otras
esclavas jóvenes. También había escuelas de esclavas para así aumentar su valor
a la hora de su venta.
Las mujeres libres, como muy
bien indica Manuela Marín, con alguna excepción, habían recibido la formación
de su padre, sus hermanos o su marido.
La mujer también jugó un papel
destacado en la cultura popular, ritos nupciales, de nacimientos, etc., así
como en los cantos y danzas que acompañan los ciclos festivos agrarios y
religiosos y en la educación de los pequeños. La cultura amazing (o bereber) se
transmitirá fundamentalmente por la memoria oral de los poetas y las mujeres,
tan importante en al-Andalus y África.
En el terreno de la iconografía
referida a Granada podemos destacar las pinturas de la casita árabe que se
sitúa a la izquierda de la Torre de las Damas en los Jardines del Partal,
descubiertas en 1908 al levantar los enlucidos de las paredes de una reducida
habitación. Se pueden ver, en la parte baja, hombres y mujeres que se solazan
con músicos y cantores, una tañedora de `ūd, otra de duff (adufe, pandereta)
junto a cantantes. Según Antonio Fernández Puertas fueron realizadas en época
de Yusuf I (1340-1350).
El amor ‘udrî y amor cortés se
desarrolló tanto en el mundo islámico como en el cristiano con mutuas
influencias y relaciones.
Al-Mu`tamid
(1040-1069), rey de Sevilla, paseando un día a orillas del Guadalquivir con su
amigo y amante Ibn `Ammâr de Silves o Abenamar (1031-1086) jugaban a improvisar
poemas, entretenimiento extremadamente popular en la sociedad andalusí de la
época. Al levantarse una ligera brisa sobre el río, dijo al-Mu‘tamid: «El viento
tejiendo lorigas en las aguas». Ante lo cual esperaba la respuesta
de su compañero. Sin embargo, Ibn Ammar no tuvo tiempo de responder puesto que
ambos oyeron una voz femenina que completaba la rima: «¡Qué
coraza si se helaran!». La voz correspondía a una muchacha
escondida tras los juncos. Era una joven bellísima llamada Rumaikiyya, esclava
de un arriero. Al-Mu‘tamid quedó inmediatamente enamorado, la llevó a su
palacio y la hizo su esposa, tomando el nombre de Itamad. Cuando al-Mutamid fue
depuesto, Rumaikiyya partió con él al exilio. La relación Al-Mu‘tamid y
Rumaikiyya fue la fuente de numerosas historias, como la que aparece en el Libro de
los ejemplos del Conde Lucanor y de Patronio, cuento XXX, De lo que
aconteció al rey Abenabed de Sevilla con su mujer, Ramaiquía, obra
de Don Juan Manuel.
Guillermo IX (1071-1127), Conde
de Poitiers y Duque de Aquitania, será el primer trovador occidental del que
nos ha quedado obra en lengua provenzal. En los años 1101 y 1102 participó
tardíamente en la Primera Cruzada tras la caída de Jerusalén. Sostuvo varias
guerras contra los condes de Tolosa. Fue excomulgado en dos ocasiones, una de
ellas por abandonar a su esposa legítima y arrebatarle a la fuerza la mujer a
su vasallo el vizconde de Châtellerault. Hizo adornar su escudo de guerra con
la imagen de su mujer desnuda. Entre 1120 y 1123 combatió junto a Alfonso I el
Batallador, su cuñado, para intentar conquistar a los musulmanes el reino de Valencia.
Guillermo
IX, según Ramón Menéndez Pidal, se vería influenciado por la poesía y la música
de al-Andalus, así como por el amor `udrī.
En la Alhambra de Granada,
concretamente en la Sala de los Reyes, tenemos pinturas en las tres bóvedas
realizadas para Muḥammad V, en donde se muestran escenas de caza, así un
caballero cristiano ofrece un león a una dama islámica y un caballero musulmán
caza a un jabalí para una dama cristiana a los pies del “Castillo del Amor”; un
torneo a muerte entre un caballero cristiano y otro nazarí, bajo la mirada de
unas doncellas en un castillo. Un caballero cristiano que lucha con un hombre
salvaje que tiene secuestrada a una dama; una partida de ajedrez entre una dama
y un caballero (que puede simbolizar compartir los secretos del amor); la
fuente de la juventud y el famoso “Castillo del Amor”; junto a la
representación de diez personajes hispanomusulmanes en la nave central.
Según investigaciones de Carmen
Bernis Madrazo (1982) estas pinturas se realizaron a comienzos de 1380 en el
estilo gótico lineal o franco gótico. Jesús Bermúdez Pareja (1987) se ocupó del
tema en una interesante monografía. Antonio Fernández Puertas (2017) argumenta
y ofrece datos para considerar que fueron realizadas probablemente por un
pintor venido de la corte castellana de Juan I Trastámara.
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