sábado, 7 de abril de 2012

Historia de los musulmanes en al-Ándalus . Frigiliana: momentos de nuestra historia



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FRIGILIANA: MOMENTOS DE NUESTRA

 

HISTORIA (MÁLAGA)



- Autor: Antonio Sánchez - Fuente: noticiasfrigiliana.com

 .


Sobre el origen del Condado y la Villa de Frigiliana


En 1482, el alcaide (1) El Darra y la guarnición del cautillo de la alquería (2) de Frigiliana tomaron partido por el destronado rey nazarí (3) granadino Muley Hacén padre de Boabdil el Chico y hermano de El Zagal.


A mediados de 1485, y antes de que lo hiciera la ciudad de Vélez, Frigiliana se rindió “sin fuerza de armas” a los Reyes Católicos, siendo su propio alcaide el mudéjar (4) Atauquidem quien les hace entrega del castillo y sus dominios. Los reyes cristianos se comprometieron a admitir como vasallos suyos a todos los que quisieran quedarse en este lugar y respetarían sus haciendas, costumbres y prácticas religiosas, si bien tendrían que pagar a los reyes los impuestos y gravámenes que venían tributando al rey moro de Granada.


El viernes 27 de abril de 1487 se rendía la ciudad de Vélez de la Santa Cruz y las tierras de Frigiliana pasaban a formar parte de su jurisdicción, según consta en escritura fechada en 2 de octubre de este mismo año.


El 28 de marzo de 1490 nuestros reyes firmaron un despacho en Sevilla por el que las tierras de Frigiliana, Nerja, Maro y otros lugares próximos se concedían al judío malagueño Maimón Leví. Y el 29 de enero de 1491 el repartidor Diego de Vargas expedía un auto (resolución judicial) ante el escribano Enrique Fernández por el que se ordenaba a Alfonso López, medidor de tierras, que hiciera lo propio en Frigiliana y otras alquerías que se le habían dado al dicho judío.


Tras el decreto de expulsión de los judíos, dada en Granada en 1492, parte de las tierras de Leví pasaron a propiedad del alcaide cristiano de Vélez, don Sancho de León, el cual hizo donación de las mismas al futuro marido de su sobrina el criado García de Guzmán, que más tarde sería alcaide de Nerja. Ese escrito está fechado en Marchena (Sevilla) a 27 de noviembre de 1493.


En este mismo año, 1493, aparece la peste y en 1494 hay un fuerte terremoto que afectan, como es lógico, a la naciente población.


La reina Doña Juana de Castilla, después del fallecimiento de su madre Isabel la Católica en 1504, intentará por todos los medios que los lugares cercanos a la costa permanezcan con casas habitadas, aunque los repobladores rechacen las tierras tan próximas al mar, pues sus vidas corren peligro ante los continuos desembarcos de moros procedentes del norte de África.


Todas las tierras que abandonaban los huidos mudéjares, judíos y moriscos (5) pasaban a ser propiedad de la Corona. Por eso, en abril de 1505, el rey Fernando dispone desde Toro (Zamora) que se proceda a repoblar estos lugares con cristianos viejos y que se levanten fortalezas para defenderse, haciéndoles “merced, gracia y donación irrevocables de todos los bienes que dejasen...”.


La primera repoblación la hace Vélez, según real cédula dada en Segovia a 2 de septiembre de 1505, aunque sólo afecta a Nerja y Torrox.


Conviene también hacer constar que en todo este tiempo la Iglesia no cesa en su actividad y en 26 de mayo de 1505 creaba en Frigiliana dos parroquias, la de Santa María y la de San Juan, con sus correspondientes beneficiados (curas) y sacristanes, dependiendo de la primera la puebla de Nerja, hasta que el 18 de enero de 1510 se desvincula Nerja y desaparece asimismo la segunda parroquia. Esto se realizaba con autoridad apostólica del arzobispo hispalense fray Diego de Deza, teólogo, dominico e inquisidor general.


En el verano de 1507 hay nueva huida en masa, siendo Frigiliana la más afectada. Esta vez la reina no podrá vender las tierras abandonadas como hizo, por ejemplo, con las de Maro en 1505 sino que tendrá que darlas en mercedes, como pago a los grandes señores con los que estaba endeudada.


Y aquí aparece ya el primer señor de Frigiliana, don Iñigo Manrique de Lara. Esto se daba en Burgos el 26 de enero de 1508. Por consiguiente, el condado de Frigiliana tiene su origen en una merced real: la de doña Juana la Loca.


Este don Iñigo era, en estas fechas, capitán y alcaide del Castillo de Gibralfaro y de la Alcazaba de Málaga por herencia de su padre don Garci Fernández Manrique, que había tenido grandes repartimientos tras la conquista de esta ciudad por los Reyes Católicos en 1487. Don Iñigo era también señor de Nerja, de Alozaina y de Chilches, entre otros títulos.


En los meses de abril y mayo de 1508 se marcharon casi todos los que quedaban en Nerja, y las haciendas abandonadas las concedió doña Juana a don Diego de Castilla, que en 1513 las vendió al señor de Lara.


No obstante todo lo expuesto anteriormente, Frigiliana permaneció despoblada hasta 1630 en que su quinto señor, también llamado don Iñigo, levantó unas veinte casas, “hechas a la malicia, con un terrado por encima y unas pocas de tejas. Son unos hombres muy pobres y necesitados, para poder comer hacen carbón y pleitas de esparto y los tiene como vasallos haciendo que estén descaperuzados delante de si.” Esto es lo que dice el Concejo veleño, que se oponía, como es lógico, a que Frigiliana se separase de su jurisdicción.


Este don Iñigo llegaría, con el tiempo, a ser Vizconde de la Fuente (1 de noviembre de 1629), conde de Frigiliana (31 de marzo de 1630) y caballero de Alcántara (3 de agosto de 1633). Trajo vecinos, plantó cañas y levantó el ingenio para la elaboración de azúcar.


Hay una real cédula de fecha 23 de diciembre de 1639, dada en Madrid, en la que el rey autoriza a los vecinos de Frigiliana a contratar el censo para la compra de su jurisdicción, que importó 3.200 ducados (6), más otros 600 de gastos de expediente, es decir 3.800 ducados.


Así, el 2 de febrero de 1640, Frigiliana compra al rey Felipe IV su separación de Vélez, erigiéndose en VILLA (7) con jurisdicción propia, en primera instancia, y con la facultad de elegir cada año alcaldes, regidores y otros oficiales del consejo. Para ello tuvo que pagar al rey 16.000 maravedís (8) de plata por cada uno de los 49 vecinos (9) y 6.400 ducados por cada una de las 7 leguas (10) a la redonda que dio al término.


Estas cantidades y las anteriores las adelantó el conde. Es natural que así ocurriese pues ya hemos visto la pobreza que padecía la vecindad. Pero el conde no iba a perder. ¡Faltaría más!


En la escritura que se firmó el 23 de diciembre de 1639 los vecinos de Frigiliana Diego Díaz y Juan Ramírez, en nombre y representación de todos los demás, firmaron esto: “Lo cual tratamos con don Iñigo Manrique de Lara, Conde de esta Villa, que nos diese a dicho censo las dichas sumas y que lo impondríamos en su favor y el de sus sucesores sobre nuestras personas y bienes y sobre las mejoras de la suerte de tierras y haciendas que en ella y en este término nos habrían repartido. Y nos obligamos de no vender, ni en manera alguna enajenar en todo ni en parte, hasta tanto que el dicho censo esté retenido y quitado”.


Así fue como Frigiliana, comprando su propia jurisdicción, se convirtió en tierra de señorío, aunque no del conde sino de sus propios vecinos. Es, por consiguiente, la única jurisdicción de nuestra comarca que, desde 1640, está libre de villazgo (11).


Esta jurisdicción no es la civil y criminal, como podría pensarse, sino la de 190 ducados anuales de censo que los vecinos se comprometieron a pagar al conde y de las dos gallinas que en caso de compraventa de bienes raíces tendrían que entregarle como censo enfitéutico (12) al formalizar las escrituras.


El 24 de mayo de 1640 don Pedro de Bahamonde, del Consejo y Cámara de Su Majestad, convocó al vecindario, dio posesión del Condado a don Iñigo, estableció la justicia, creó el Ayuntamiento y puso en sus cargos a estos señores: don Pedro de la Torre y don Antonio Tomares, como alcaldes ordinarios (13); don Juan de Mayorga y don Pedro Díaz, como regidores de la Santa Hermandad (14); don José de Rivas, como alguacil mayor (15) y don Diego de Espinosa como síndico personero (16).


A los pocos días, el señor conde mandó construir la Fuente Vieja a la que entonces se dio el nombre de Fuente Nueva colocando en ella su escudo de armas, que aún persiste. Vélez siguió pleiteando nuestra jurisdicción, pero en 1665 el conde ganó la ejecutoria (17) y se hizo el silencio para siempre jamás.



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