EL ARTE ANDALUSÍ
Expulsados de la historia
Autor: Carmen Peres
Callejón - Fuente: Webislam
Miniatura del siglo X del Códice de don Fernando I y doña
Sancha
Europa busca hoy
construir su identidad ante el cambio de signo de los tiempos que vivimos. Se
nos impone una revisión a fondo de los presupuestos culturales que hemos ido
aceptando hasta hoy. En este cambio se sentido, se reclama a las universidades
claridad y rigor en los estudios sobre las manifestaciones tanto sociales,
científicas como artísticas del período más esplendoroso, que ha vivido Europa:
El período de Al-Ándalus, verdadero renacimiento Europa, de cuyos réditos
estamos viviendo. Y esto, como es ya conocido por todos no es necesario
extenderse más. A parte que no es la finalidad de esta aportación; sólo deseo
encajar lo que vamos a presentar en su contexto más amplio, que da mayor
sentido a los trabajos y esfuerzos en la revisión histórica, que con tanta
profusión empiezan a presentarnos las universidades. Sirvan, así, estas líneas
como preámbulo.
Por fin se da el
tan esperado paso: El cambio de nomenclatura y por tanto de todo su contenido
en el arte que nos legó el largo período de Al-Ándalus Pero; lo sorprendente e
inusitado es que este paso decidido hacia nuevos conceptos, lo da la Autonomía
de León y Castilla, al postular el cambio de la denominación concreta de “arte
mudéjar” por “arte andalusí”. Porque eso es el vocablo justo, que nos llevará a
ir enmendando otras páginas de nuestra historia. El Simposio Internacional que
ha tenido lugar en León a finales de noviembre del año en curso lleva por
título: El Legado de Al-Ándalus, El Arte Andalusí en los reinos de León y
Castilla durante la Edad Media.
El empleo del
vocablo “mudéjar”, aplicado al arte es de uso muy reciente. Don José Amador de
los Ríos obtiene el honor de ser aceptado en la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando el 19 de junio de 1859, gracias a su discurso de ingreso, cuyo
tema fue la demostración de la existencia de un arte mudéjar en la Península.
Era, según él, el arte en construcción que vinieron utilizando los musulmanes
(conversos o no conversos) que quedaron viviendo en tierras cristianas. Empezó
a discutirse este vocablo y su utilización en los círculos académicos y por fin
se dio por aceptada la propuesta, porque así convenía para seguir sepultando
nuestra historia. Consultados estos datos, resulta que el vocablo mudéjar,
aplicado a cierto arte de la Península parece ser que tiene una vigencia de
aproximadamente un siglo.
Hoy, contra la
tesis del Don José Fernández de los Ríos, se publica en grandes titulares, en
uno de los Diarios de León, haciéndose eco del simposio que nos ocupa, lo
siguiente: “Los expertos piden que “mudéjar” se aplique a personas, no a
arquitectura.” Y continúa la prensa: “Varios expertos que iniciaron ayer con
sus ponencias el simposio internacional, El Legado de Al-Ándalus, destacaron la
necesidad de revisar los conceptos de “mozárabe” y de “mudéjar” después de casi
un siglo de popularización...” ( Diario de León, 30 de noviembre del 2006)
Expertos de Arte
internacionales se han dado cita en este simposio para presentarnos sus
trabajos sobre las nuevas tendencias. En la exposición de estos trabajos
dejaron patente que, no es tan fácil pasar de inmediato de unos conceptos a
otros. Y que lo subjetivo, o tendencioso, que es tan humano, viene a resta peso
al papel del rigor académico, que la sociedad empezamos a exigir. No es posible
dar cuenta del contenido de cada una de las intervenciones. Van a publicarse,
en breve las Actas del Simposio, que pueden adquirir. Esta corta reseña no
tiene más finalidad que tener informados a nuestros lectores de los cambio de
rumbo en tantos sectores, que nos está exigiendo nuestro tiempo, para lo que
debemos estar preparados o al día.
Sí merece
especial atención la intervención del Prof. Juan Carlos Ruiz Souza (
Uni.Autónoma de Madrid) Este Profesor distingue perfectamente lo que es el
estilo almohade de Sevilla, del califal de Córdoba y el Nazarí del Reino de
Granada. Sus significados y “la asimilación de al-Ándalus en la
reinteriorización de la Corona de Castilla”, que fue su ponencia.
Cada uno de estos
estilos tiene un mensaje específico: El Almohade, que luego se repite con
profusión en toda la Península, es el estilo o propaganda del concepto de
guerra. Córdoba, con su mezquita, que no tiene igual ni siquiera en la mezquita
de Damasco, porta la propaganda religiosa o de expansión del mensaje del Islam.
Córdoba, cuando afianza su poder, trata de dar la imagen de gran Estado ya
constituido con su administración en Medina Zahra, cuyo estilo será repetido y
emulado en Castilla en multitud de edificaciones, mal llamadas “mudéjares”.
Algo que no existe en estilo arquitectónico. No hay nuevos estilos, porque no
hay nuevos mensajes o propagandas que dar. Hay réplicas, copias o “emulaciones”
de lo que crea Al-Ándalus.
Por fin; la
Alhambra ese otro estilo, dentro del andalusí, que trata de mostrar la imagen,
tan bien conseguida y tan única de poder, de suntuosidad y de equilibrio entre
utilidad, ciencia y belleza, en armonía con el entorno natural. Van a
disculparme que les recomiende la lectura del “Tratado de la Alhambra
Hermética”, autor Antonio Enrique. Edt. Port-Royal.
Estos períodos en
Al-Ándalus, que fue toda la Península, están perfectamente expresados en el
gran arte de la construcción, que fue el gran arte de esa época de nuestra
historia. Podemos entrever el destrozo a que se había sometido toda nuestra
historia, por el simple hecho de aplicar una definición o nomenclatura falsa al
arte Andalusí. Arte, del que hoy Europa se muestra orgullosa. Arte irrepetible,
que nació en esta Península y aquí conservamos sus grandes y puros ejemplares.
Con el vocablo
“mudéjar” se nos había expulsado de la Historia. Al-Ándalus no tenía voz; no
existía. Estaba amordazada. Debemos congratularnos por estos avances en el
esclarecimiento de conceptos previos, sin los cuales todo es confusión a la
hora de querer sentar las mínimas bases de respeto hacia la gran civilización,
que fue Al-Ándalus.
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