LA GASTRONOMÍA DE AL ANDALUS
Los tratados de gastronomía y las artes culinarias figuran como un género
literario dentro del legado textual árabe y andalusí
21/12/2004 - Autor: Ahmed Tahiri - Fuente: Webislam
Los tratados de
gastronomía y las artes culinarias figuran como un género literario dentro del
legado textual árabe y andalusí. Citaremos la obra de Ibn Razin al-Tuyibi,
titulada "La abundante cómoda en fructosas comidas y variedades"
(Fadalat al-juwan fi tayyibar al-ta`am wa-l-al-wan). No obstante, fueron
los médicos quienes mayor interés mostraron por el tema, por la estrecha
relación que tiene la gastronomía con el cuerpo humano y por la influencia que
ejerce sobre el estado general de la salud. Disponemos de una rica literatura
consagrada a la dieta y a las características naturales y nutritivas de los
alimentos, titulada "Alimentos y bebidas" (al-asriba
wa-l-agdiya).
La mayor parte de este
patrimonio científico y social se halla hasta hoy en un estado inicial de
estudio. Son numerosos los tratados de medicina general o especializada que
dedicaron algún espacio al tema. Citaremos, a modo de ejemplo, el tercer
capítulo del tratado de oftalmología de al-Gafiqi, dedicado exclusivamente al
estudio de alimentos y bebidas. Escasos son los textos de este género que
fueron analizados, editados y traducidos al castellano, como es el caso de la
obra de Àbd al-Malik Ibn Zuhr.
Muhammad b. Ibrahim
al-Rundi reflejó el contenido de la cocina andalusí de su tiempo. Por otro
lado, no nos faltan noticias sobre el tipo de comida, la bebida y las artes
culinarias que aparecen en citas breves en escritos relacionados con la
historia de al-Andalus.
El tratado de la Hisba
del malagueño al Saqati y el del sevillano Ibn Àbdun aportan datos de interés
sobre la cocina del zoco. Los repertorios onomástico-biográficos recogen
referencias al respecto, sobre todo los realizados por Ibn Bassam y al-Dabbi;
al igual que los dictámenes jurídicos. No menos fructíferas son las obras del
lingüista al-Zubaydi y del botánico Abu-l-Hay, así como los compendios
geográficos de al-Razi e Ibn al-Ziyyat.
Asimismo, la arqueología
medieval nos aporta una gama cada vez más completa de enseres destinados a la
comida y utensilios de cocina debidamente fechados en distintas etapas
históricas y localizados, tanto en la topografía urbana de al-Andalus como en
el medio rural.
La carne: La manera más
popular de guisar la carne consistía en cocinarla con trigo. La segunda formula
consistía en guisar la carne con vinagre preparado en casa; se designaba con el
nombre de al-skibay. En la tercera formula se asociaba el vinagre con al-murri
como condimentos; era el modo denominado al-mutabbajar. Aunque existían muchas
otras.
Nos limitaremos a dar
tres ejemplos de las diferentes modalidades según las especias utilizadas y la
forma de guisar las carnes: al-sammaqiya, que se guisaba con mosto y sustancias
resinosas segregadas por diversas especies botánicas; al-isfiday y
al-zabarbaya. My diversos eran los platos combinados con verduras, como la
coliflor, que daba al plato el nombre de al-qambitiya; al combinado con col se
denominaba al-krnubiya; y al que se elaboraba con nabos se le llamaba
al-laftiya.
La carne también se
freía en aceite, al-qalaya; o se asaba al carbón, al-siwa o al-mukabbab. Los
al-muraqqaat, se preparaban a partir de jugos, jarabes o mosto. Con carne
picada mezclada con una parte grasa se elaboraban salchichas, al-marqas y
al-markas, con la mezcla se rellenaban las tripas. Menos complicada era la
preparación de los pinchitos, al-safida.
Al-tfaya se elaboraba con carde de cordero lechal cebado,
troceado en pequeñas porciones; se le añadía sal, pimienta y cilantro seco, se
mezclaba con jugo de cebolla picada, una cucharada de aceite y agua.
Cuando la carne no se
consumía fresca, se conservaba según dos procedimientos: a) se curaba con sal y
especias poniéndola a secar hasta conseguir al-muqaddad, que se podía consumir
todo el año. b) se maceraba en grasa para luego ponerla al fuego y encerrarla
herméticamente en tinajas de barro, al-mamqura.
La mayor parte de la
`amma (los no pertenecientes a la aristocracia. Las clases populares) y de la
gente del pueblo, dada su limitación de recursos económicos, solían comer
hígado, páncreas, tripas, bazo, corazón, cerebro... cuyas diversas maneras de
guisar fueron descritas en la obra de al-Gafiqui. Consumían también los
miembros inferiores del ganado asados al fuego.
El pescado y otros
productos marinos formaban una parte importante de la dieta de los andalusíes,
sobre todo en las zonas costeras, se preparaban los más deliciosos platos de
pescado, mariscos y crustáceos, se elaboraban también comidas con
cangrejos, al -saratanat, y se consumían almejas, al-asdaf,
según los textos de Ibn Zuhr.
Se consumían grandes
cantidades de atún pescado en el lugar conocido como Alqantabak situado en la
playa denominada Hayar al-Il, entre Cádiz y Algeciras, en las proximidades de
Tarifa, se trataba del más famoso lugar de pesca del atún de toda la península.
Algunas especies de
pescado se conservaban solamente aplicándoles sal, quitándoles las espinas y
exponiéndolas al sol; otras se maceraban en sal y vinagre y se consumían
frías(escabeches). Otras clases de pescado se usaban como condimento en la
elaboración de un tipo de al-murri, denominado murri al-hut. Este procedimiento
fue descrito con detalle en la obra geopónica del granadino al-Tignari.
Los huevos se hervían
en agua para consumirlos duros, o se freían en aceite con especias y un poco de
agua. En algunos casos se prefería dejar los huevos medio cocidos, según la
formula denominada por la `amma como namracht, un
término de origen beréber. En muchos casos, la gente humilde se conformaba con
nutrirse tan sólo con pan y aceite o con habas cocidas en agua, llamadas
comúnmente al-ful al-ziryabi, que era un plato de origen oriental,
según parece.
Eran numerosas las
comidas preparadas por la `amma usando como base cereales,
legumbres, hortalizas y verduras. Se elaboraban platos muy diversos con cebada,
trigo y harinas varias. Nos limitaremos a mencionar las variedades más
renombradas en al-Andalus, como al-Kusk, al-sawiq, al-nasa y al-atriya.
Más popularidad tenía
al-trid, que se preparaba con migas de pan maceradas y cocidas en caldo de
grasa de pollo o de pescado, todavía se conserva como comida popular entre la
gente del Rif marroquí y del Algarve portugués.
A partir de harina de
trigo muy bien cernida se preparaba al-msamnat, mencionada por el malagueño
al-Saqati. Este plato conserva todavía su antigua denominación y modo de
elaboración en la tribu de Tamsaman, en el norte de Marruecos. En este punto
señalaremos las estrechas relaciones sociales y políticas existentes entre el
reino de los Banu Salih de Nakuy y la costa malagueña.
La pastelería y los
dulces formaban parte de la rica gastronomía andalusí desarrollada durante las
épocas del califato y de taifas. El agrónomo Abu-l-Jayr y el médico Ibn Sur,
ambos nativos de Sevilla, nos aportan interesantes detalles al respecto. Otros
autores mencionan una variedad de bizcochos, de roscos y de pasteles que se
consumían en fiestas familiares, con ocasión de los días festivos del año y en
las fiestas mayores.
Abu Bakr al-Tartusí (el
de Tortosa) recogió datos de sumo interés acerca de la costumbre existente en
al-Andalus según la cual la gente competía en comprar dulces durante la noche
sagrada del veintisiete de Ramadán (mes de ayuno musulmán).
El mismo autor nos procura
otros detalles sobre la tradición andalusí de festejar el veinticinco de abril
con la compra de al-sfani (buñuelos), que se preparaban con
harina y se freían en aceite, y también al-muyabbanat, elaboradas
con harina mezclada con queso y dejada hervir en aceite refinado. Muy célebre
fue Jerez por sus deliciosas al-muyabbanat, sin parangón en ningún
otro lugar, a juzgar por una referencia conservada en la enciclopedia histórica
y literaria de al-Maqqari.
Además de al-zalabiya, que
era una especie de pestiño, y al-kak, que figuraba como un tipo de
bizcocho, se mencionan también en la enciclopedia histórica y literaria de
al-Maqqari, al-qataif y al-zalrabay, entre otras
variedades más. Señalemos que al-sababik, de distintas formas,
calidades y sabores, se elaboraba con harina, azúcar, almendras y especias
aromáticas para embadurnarlas con miel después de freírlas en aceite. Su forma
de elaboración, las proporciones de los ingredientes, los condimentos e incluso
su nombre se conservan aun en Marruecos.
Pero sería el pastel
denominado al-madain el que figuraba como el más solicitado y delicioso de toda
la gama de dulces elaborados en al-Andalus.
El pan medía las
diferencias sociales de la realidad gastronómica en al-Andalus. Sólo la gente
acomodada se permitía el lujo de consumir al-darmak, elaborado con la mejor
harina de trigo. La segunda clase de pan, se denominaba al-smid, poseía un alto
valor nutritivo, se elaboraba con otro tipo de trigo. Menos valor nutritivo
tenía la tercera clase de pan de trigo, denominado al-hawari, conocido también
con el nombre de al-madhun.
Un tipo de pan muy
popular en al-Andalus, era el conocido como al-haskar, era el de menos valor
nutritivo, a pesar de que también se elaboraba con harina de trigo, su
tonalidad era rojiza. Por ello al `amma solía atribuirle el calificativo de pan
rojo para distinguirlo del pan extra blanco de al-darmak, o del pan amarillo de
al-smid. El pan negro era el de cebada, mijo y otras clases de granos
panificables. Entre las variedades más populares se hallaba el pan de al-fatir
y el de al-jandrus, elaborado a partir de una mezcla de molienda. En el último
escalón gastronómico figuraba el pan de al-arq wa-l-malla, era consumido, sobre
todo, durante las épocas de hambruna.
Al igual que el pan, el
al-murri, y otros muchos alimentos, el aceite se subdividía en distintos grados
según su calidad: al-akri, que se rescataba de las tinajas de almacenamiento
después de obtener el buen aceite y era de color pardo. El mejor aceite que se
producía en al-Andalus era de color dorado y no tenía parangón en ningún otro
lugar, se llamaba zit al-anfaq.
Entre los dos extremos
se producía una serie de variedades de aceite que se diferenciaba según la
cosecha, la variedad de aceituna, la acidez, y las técnicas de elaboración. Nos
limitaremos a citar el aceite de al-muqta, o sea de la gota, y el aceite
brillante de al-luyayn, es decir, de plata, entre otros muchos.
Tampoco faltan datos
sobre la gran diversidad de arropes (al-rub), almíbares, mermeladas y los
jarabes (al-xarab) que se preparaban para el consumo familiar dentro de la
mayor variedad que existía aún en lo que se refiere a la elaboración de bebidas
y refrescos a partir de frutas, miel, azúcar, caña de azúcar, azahar y otras
especies aromáticas.
Más complicada era la elaboración
del producto alimenticio y medicinal denominado al-murri, entre los
ingredientes más comunes de este alimento estaba el mosto, llamado al-murri
al-mustar. Gracias a los tratados agrícolas disponemos de recetas completas con
las formulas de elaboración de otros tipos de murri, como el al-murri al-naqi,
o sea, el macerado, y el murrim al-hut, es decir, de pescado. El medico
al-Gafiqi nos aporta curiosos detalles sobre el empleo de al-murri como
condimento en la elaboración de algunos platos especiales y en los guisos de
carne. Más detalles sobre la elaboración y empleo de al-murri fueron recogidos
por el polígrafo oriental al-Yahiz en un tratado consagrado especialmente al
asunto bajo el título de Risala fi al-murri.
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