'ABD AL-RAHMAN B. MARWAN B. YUNUS AL-YILLIQI
‘Abd al-Raḥmān b. Marwān b.
Yūnus al-Ŷillīqī. ¿Mérida? (Badajoz), p. m. s. IX – ?, f. s. IX. Rebelde
muladí de la época de la fitna y fundador de Badajoz.
Caudillo andalusíFundador, rebelde
Biografía
‘Abd
al-Raḥmān b. Marwān b. Yūnus al-Ŷillīqī fue uno de los principales
protagonistas de la época de la primera fitna, durante la cual los
emires omeyas de Córdoba hubieron de hacer frente a una situación de rebelión
general contra su autoridad, encabezada por diversos señores y líderes locales,
tanto de estirpe árabe como beréber y muladí. Durante dos décadas, Ibn Marwān
fue uno de los más conspicuos rebeldes del Occidente andalusí, manteniendo
tensas relaciones con los soberanos cordobeses, rechazando aceptar su autoridad
y mostrándose firme en su afán por ejercer y mantener el control de los
territorios del sur de Extremadura. Para lograr sus objetivos y afianzar su
poder, buscó la alianza de otros señores locales de la zona del Occidente de
al-Andalus e incluso no dudó en recabar el apoyo del soberano astur cuando le
fue necesario.
Originario
de Mérida, pertenecía a una familia de musulmanes de origen indígena, los
llamados muladíes. Así se revela en su denominación de al-Ŷillīqī, que remite
al territorio de Ŷillīqiya, nombre con el que los árabes designaban todo el
cuadrante Noroeste peninsular. Su padre fue gobernador de Mérida hasta ser
asesinado en el año 828 a manos de un grupo rebelde formado por beréberes y
muladíes. El cronista cordobés Ibn al-Qūṭiyya lo describe como hombre agudo,
artero y perspicaz para la guerra.
Las
noticias de la existencia de agitaciones en Mérida se remontan al año 254 (1 de
enero - 19 de diciembre de 868), cuando Muḥammad II se dirige en campaña hacia
dicha zona, siendo mencionado Ibn Marwān como uno de los sublevados contra el
emir. Tras este episodio inicial y al igual que otros de los principales
señores rebeldes del período de la fitna, Ibn Marwān fue atraído a
Córdoba para ser beneficiado con prebendas políticas que garantizasen su
fidelidad al Estado omeya. Sin embargo, su presencia en la capital despertaba
los recelos de los principales dirigentes árabes, sobre todo de Hāšim b. ‘Abd
al-‘Azīz, visir del emir y auténtico hombre fuerte del régimen omeya, quien le
profesaba un profundo desprecio y, en cierta ocasión, lo humilló en público,
insultándolo y golpeándolo. Así, en el año 261 (16 de octubre de 874-5 de
octubre de 875), al-Ŷillīqī y los suyos salieron de Córdoba, instalándose en el
castillo de Alange, donde fue asediado durante tres meses por el emir hasta que
se vio forzado a pedir la paz, permitiéndosele partir hacia Badajoz, entonces
una simple aldea.
Pero
la tregua entre ambas partes duró poco tiempo y, al año siguiente, de nuevo se
desatan las hostilidades, saliendo el hijo del emir en campaña contra Ibn
Marwān al frente de un contingente cuyo caíd era el propio Hāšim b. ‘Abd
al-‘Azīz. El rebelde buscó refugio en el castillo de Alburquerque y, cuando el
visir omeya pretendía capturar a uno de sus principales aliados, el señor de
Évora, Sa’dūn al-Surumbaqī, fue capturado, si bien el emeritense se mostró
piadoso con él y evitó la venganza por la humillación que le infringió en
Córdoba poco tiempo antes. El rehén fue entregado al rey astur Alfonso III,
quien obtuvo del emir una gran suma por su recate. Como señala Ibn al-Qūṭiyya,
a consecuencia de la captura de Hāšim, el nombre de Ibn Marwān se hizo tan famoso
que se convirtió en el jefe de los muladíes del Occidente de al-Andalus.
Como
sucede en el caso de otros señores rebeldes de la época, parte de la estrategia
de Ibn Marwān se basaba en la pura depredación. Después de la captura de Hāšim,
realizó una importante algara por la zona de Sevilla, saqueando la fortaleza de
Tejada y dirigiéndose a continuación hacia Niebla (Huelva) y el Algarve. Tras
esta campaña, el emir Muḥammad trató de lograr un acuerdo con Ibn Marwān,
permitiéndole establecerse en al-Bašarnal, primitivo asentamiento de la futura
ciudad de Badajoz. Pero al año siguiente, 263 (24 de septiembre de 876-12 de
septiembre de 877), de nuevo el hijo del emir encabezó otra campaña contra Ibn
Marwān, quien optó entonces por huir de Badajoz y buscó refugio junto al
soberano astur Alfonso III, en el castillo de Marnīṭ, según el geógrafo del
siglo XI al-Bakrī, desde donde combatió con éxito al emir omeya.
La
estancia de Ibn Marwān en territorio cristiano no fue muy prolongada y, según
Ibn Ḥayyān, finalizó de forma repentina. En la década de 880 se separó del
soberano astur y regresó a su territorio originario, instalándose allí de forma
definitiva. Se inicia entonces una nueva fase, marcada por el establecimiento
de una relación estable con las autoridades de Córdoba y fijando su residencia
en Badajoz, ciudad cuya fundación le atribuyen las fuentes árabes. Al igual que
los principales señores locales de la época, Ibn Marwān recibió del emir ‘Abd
Allāh el reconocimiento de su autoridad sobre su territorio mediante el
otorgamiento de un diploma o acta oficial (si’ill) que así lo acreditaba
por escrito. De esta forma se consagraba oficialmente su autoridad,
convirtiéndose, en la teoría más que en la práctica, en representante legal de
la soberanía omeya en la zona de Extremadura.
Fruto
de esta nueva colaboración fue la reestructuración urbana de Badajoz, donde ya
se había establecido tiempo atrás, en el momento de su citada campaña de saqueo
sobre las zonas de Sevilla y Huelva: para apaciguarlo y lograr que cesara en su
rebeldía, el emir Muḥammad le habría permitido establecerse en al-Bašarnal,
situado al otro lado del río Guadiana. Tras su etapa en territorio cristiano,
este primer asentamiento habría quedado despoblado, produciéndose ahora la
verdadera fundación de la ciudad. Según al-Bakrī, Ibn Marwān solicitó del emir
el envío de mano de obra para proceder a las reformas, siendo dotada de
construcciones que la elevaban al rango de las principales sedes urbanas, tales
como una mezquita aljama y baños.
Pero
esta alianza no significó el fin de las hostilidades, alternándose, desde
entonces, las relaciones de paz y guerra con la autoridad omeya. En el año 272
(18 de junio de 885-7 de junio de 886) de nuevo se envió un contingente,
encabezado por el hijo del emir ‘Abd Allāh, para combatir a Ibn Marwān. Tres
años más tarde, en 275 (16 de mayo de 888-5 de mayo de 889), Ibn Marwān
solicitó la renovación del diploma que acreditaba su autoridad sobre su
territorio, lo cual le fue concedido por el emir, según narra Ibn Ḥayyān.
Sin embargo, como el propio cronista cordobés señala, al año siguiente
protagonizó una nueva acción depredatoria sobre la zona de Sevilla,
instalándose en la aldea de Mawra, situada a tres parasangas de la capital, y
saqueando sus alrededores durante varios días consecutivos, sin encontrar
ninguna clase de resistencia ni oposición.
A
partir de esta fecha, las noticias sobre la actuación de Ibn Marwān se hacen
mucho más infrecuentes. No obstante, su autoridad sobre la zona de Badajoz no
cesó de ejercerse de forma independiente hasta que, en el año 930, el entonces
emir Abderramán III logró someterla, reunificando los territorios de al-Andalus
bajo la soberanía omeya de Córdoba.
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M.
G. M. Marques (coord.), O Algarve da antiguidade a os nossos dias
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Autor/es
Alejandro
García Sanjuán
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