jueves, 17 de julio de 2025

FRITADA ARAGONESA

 

FRITADA ARAGONESA

Ingredientes

6 patatas

1 pimiento rojo grande

1 pimiento verde grande

1 calabacín

1 cebolla

2 huevos duros al

Pimienta negra recién molida

Aceite de oliva

Elaboración

En una sartén grande y ancha, calentamos abundante aceite de oliva, Mientras se calienta el aceite, pelamos las patatas y cortamos en rodajas pequeñas, como si fueran para tortillas. Cuando el aceite este caliente, freímos las patatas hasta que estén doradas.

Sobre un bol, colocamos un colador Retiramos las patatas fritas con una espumadera y las colocamos sobre el colador, esto hará que escurra todo el exceso de aceite.

Dejamos un poco de. aceite en la sartén para freír las verduras, Ponemos la sartén al fuego y freímos los pimientos y la cebolla picados. Cocinamos durante 15 minutos removiendo ocasionalmente durante 15 minutos. Añadimos el calabacín, también picado y cocinamos durante otros 15 minutos más.

Cuando las verduras estén cocidas, salpimentamos al gusto. Añadimos las patatas escurridas a la sartén y removemos para que se integren con las verduras.

Apartamos la sartén del fuego y agregamos los huevos duros cortados en trozos.

¡Buen provecho!

MAZAMORRA CORDOBESA

 

MAZAMORRA CORDOBESA

El verano llega cada año y afortunadamente hay recetas para refrescarnos año tras año. Es el caso de la tradicional y deliciosa sopa fría cordobesa, “la mazamorra”.

Ingredientes

100 gr de almendras troceadas

200 gr de pan duro (migas) remojadas en aguasal

Aceitunas negras sin hueso picadas

2 huevos duros picados

Sal

Una pizca de vinagre

150 ml de aceite de oliva virgen extra

1 diente de ajo picado

 

Elaboración

En el vaso de la trituradora (mejor en una licuadora), añadimos el pan mojado, las almendras, la sal, el diente de ajo, el vinagre. Trituramos o licuas todos los ingredientes hasta formar una pasta suave.

Volvemos a encender la batidora o la licuadora, y vamos añadiendo gradualmente el aceite de oliva hasta combinar la masa obtenida.

Por último, añadimos suficiente agua muy fría hasta obtener una crema que deberá batir una última vez.

Servimos con huevos duros picados, aceitunas negras en rodajitas, almendras laminadas, por encima, lo que más os guste, todo sobre cada plato de sopa, para adornar.

¡Buen provecho!

 

FLAN BORRACHO

 

FLAN BORRACHO

Ingredientes

6 huevos

1 lata de leche condensada

100 gr de azúcar

200 ml de nata

20 ml de ron

1 pizca de sal

 

Elaboración

Precalentamos el horno a 189º.

Preparamos el caramelo: derretimos el azúcar a fuego lento, removiendo constantemente con una cuchara de madera, hasta que tome un color dorado.

Vertemos el caramelo en una flanera rápidamente antes de que se endurezca.

Ponemos todos los ingredientes en un bol, y mezclamos con una varilla hasta conseguir una consistencia suave, que verteremos en el molde sobre el caramelo.

Metemos el flan en el horno al baño maría   durante 40 minutos.

Comprobamos la cocción introduciendo un cuchillo o un palillo. Si sale limpio, está listo.

Sacamos del horno y dejamos enfriar un poco, y después desmoldamos sobre un plato al uso.

¡Buen provecho!

 

 

 

 

miércoles, 16 de julio de 2025

CREMA DE CARAMELO

 

CREMA DE CARAMELO

Ingredientes

2 yemas de huevo

15 cl. de leche entera

5 cl. de nata liquida

5 gr de maicena

80 gr de caramelo liquido

 

Elaboración

Disolvemos la maicena en la leche fría.

En un bol, batimos las yemas hasta doblar su volumen. Vertemos la leche entera, la nata y el caramelo líquido. Mezclamos todo muy bien con una varilla manual.

Vertemos en una cacerola y espesamos a fuego medio sin dejar de batir suavemente con una varilla hasta que espese.

Vertemos en moldes pequeños y metemos en el frigorífico al menos durante 2 horas.

A la hora de servir, adornamos con caramelo líquido casero.

¡’Buen provecho!

ZARZUELA DE PESCADO

 

ZARZUELA DE PESCADO

Ingredientes

450 gr de merluza

450 gr de rape

500 gr de anillas de calamar

500 gr de mejillones

500 gr de almejas

500 gr de gambas o langostinos

2 L de caldo de pescado casera o de tetrabrik

1 cebolla

1 pimiento verde

1 pimiento rojo

1 tomate

200 gr de guisantes (opcional)

Sal

azafrán al gusto

2 cucharadas de almendras tostadas molidas

1 hoja de laurel

 

Elaboración

En una cacerola con aceite de oliva a fuego medio, vamos sofriendo la cebolla y los pimientos y, cocinamos durante 15 minutos removiendo de vez en cuando. Agregamos el tomate pelado y cortado en dados y sofreímos removiendo ocasionalmente para que el refrito quede bien integrado todos los ingredientes y este en su punto. Lo pasamos por la batidora, y luego lo volvemos a pasar por la cacerola y dejamos cocinar a fuego lento durante 20 minutos.

E una cacerola con una pizca de agua colocamos los mejillones y una hoja de laurel, tapamos y en 4-5 minutos deben estar abiertos los mejillones. Retiramos del fuego y reservamos. No deseche el agua que han soltado los mejillones. Esta agua la echamos a la cacerola del sofrito.

Añadimos las anillas de calamar a la cacerola con el sofrito y cocinamos unos 10 minutos.

Cubrimos con el caldo de pescado, removemos bien y añadimos el pescado troceado sin piel ni espinas, los mejillones sin cascaras, solo las vulvas, el azafrán, los guisantes (opcional), las almejas y las almendras molidas. Removemos bien, probamos y ajustamos de sal si fuese necesario.

Dejamos cocer unos 7-10 minutos a fuego lento y estará listo.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

COSTILLAS DE CERDO AL HORNO

 

COSTILLAS DE CERDO AL HORNO

Las costillas de cerdo ibérico al horno son un plato que, bien elaborado, de deja a nadie indiferente. Una cocción adecuada da como resultado un interior tierno y jugoso y un exterior crujiente, convirtiendo cada bocado en un delicioso placer en cada bocado. Las costillas de cerdo ibérico tienen un mayor contenido en grasa, lo que hace que las costillas sean aún más jugosas.

 

Ingredientes

2 piezas de 12 costillas

Sal

Pimienta negra recién molida

Pimienta blanca en polvo

Pimienta cayena en polvo

Comino molido

Roñero

Ajo en polvo

Cebolla en polvo

azúcar moreno, 1 cucharada

Para la salsa barbacoa:

30 gr de kétchup

15 gr de salsa Worcestershire

40 gr de miel

½ cucharadita de mostaza Dijon

¼ de cebolla muy picada

1 diente de ajo muy picado

20 gr de azúcar moreno

Sal

Pimienta negra recién molida

Aceite de oliva

 

Elaboración

Cortar las costillas a la medida del horno.

Preparamos la mezcla de especias, este adobo es esencial para el asado. Colocamos todas las especias en un bol con aceite de oliva, mezclamos muy bien. Con una brocha de silicona, untamos las costillas por todos lados de las costillas y la dejamos reposar en el frigorífico durante al menos dos horas para que coja el sabor del adobo.

Precalentamos el horno a 120-130º.

Sazonamos las costillas con sal y, cuando el horno alcance la temperatura adecuada, colocamos en una bandeja para hornear cubriendo las costillas con. papel de aluminio. Dejamos cocinar durante 2 horas y luego retiramos el papel de aluminio. Las costillas necesitaran cocinarse durante 2 horas más.

Mientras tanto preparamos la salsa; en una cacerola o sartén sofreímos la cebolla, el ajo y el azúcar moreno, cuando comience a caramelizarse, apagamos el fuego, añadimos el resto de los ingredientes y mezclamos muy bien, con una varilla manual.

Durante la ultima media hora de cocción de las costillas, vigilamos el tiempo de cocción para que no se quemen, por el contrario, quedaran crudas. La carne debe separase del hueso con facilidad.

Durante los 10 últimos minutos de cocción, cubrimos las costillas de cerdo ibérico con la salsa barbacoa.

después de los 10 minutos, retiramos las costillas del horno y servimos caliente con el resto de la salsa barbacoa.

Lo ideal es acompañar estas deliciosas costillas de cerdo ibérico, con unas patatas fritas.

¡Buen provecho!

martes, 15 de julio de 2025

ALMOIXÁVENA

 

ALMOIXÁVENA

 


Este postre es típico de la Comunidad Valenciana, en concreto de Xativa. Es debido a la influencia musulmana en Al-Ándalus. Tradicionalmente se preparaba los jueves de Cuaresma o Carnaval, pero hoy en día se elabora en todas las pastelerías los jueves, debido a su popularidad.

 

Ingredientes

180 ml de agua

160 gr de harina

90 ml de aceite de girasol

5 huevos

50 gr de azúcar

1 o 2 cucharaditas de canela en polvo s/gusto

Una pizca de sal

Un poco de mantequilla

 

Elaboración

En una cacerola a fuego medio, vertemos el agua con el aceite, y dejamos que hierva.

Cuando el agua empiece a hervir, añadimos toda la harina de golpe y una pizca de sal, removiendo rápidamente mientras retiramos la cacerola del fuego. Removemos hasta que la masa se despegue de la cacerola. Dejamos que se enfríe un poco y la pasta choux estará lista.

Cuando la masa se haya enfriado, añadimos los huevos uno a uno, removiendo hasta que estén integrados totalmente (añadimos un huevo cuando el anterior esta bien integrado). El resultado será una masa suave y brillante.

Extendemos la masa en una bandeja para horno forrada con papel sulfurizado. Usamos una espátula para que quede lo más fina y uniforme posible. Si quieres añadir manteca de cerdo o mantequilla, agrégala en trocitos por encima.

Mezclamos el azúcar y la canela en un bol y espolvoreamos la mezcla sobre la masa.

Colocamos la masa de las almoixávena en horno previamente calentado a 200º, y dejamos hornear durante 20-25 minutos aproximadamente, hasta que la superficie esta dorada. Veremos aparecer las burbujas características de este postre. Al sacarlas del horno, podemos verter salsa de chocolate por encima para que quede aún más sabrosa, yo así lo he hecho.

¡Para chuparse los dedos!

¡Buen provecho!

ENSALADA ALPUJARREÑA

 

ENSALADA ALPUJARREÑA

Esta receta es tradicional de las Alpujarras granadinas

Ingredientes

Una bolsa de ensalada de hojas tiernas

4 espárragos blancos

Lonchas de jamón serrano

1 huevo cocido, cortado en rodajas

1 tomate, cortada en rodajas

Aceitunas verdes o negras, según gusto

1 zanahoria rallada

Un buen queso curado

Aceite de oliva

Vinagre o zumo de limón s/gusto

Sal

 

Elaboración

Como se trata de una ensalada, solo necesitamos preparar todos los ingredientes en una ensaladera y finalmente terminar el plato antes de servir.

Lo más importante de esta receta es añadir todos los ingredientes con moderación para hacer una elaboración equilibrada y deliciosa.

Los brotes o hojas deben ser jóvenes, frescos y de buena calidad, y deben sazonarse con sal, pimienta negra recién molida, vinagre o zumo de limón y aceite de oliva antes de añadir el resto de los ingredientes. Debemos evitar sazonarlo en exceso, ya que el jamón curado ya contiene sal suficiente.

Si vamos a utilizar una ensalada entera, es necesario lavarla y secarla previamente.

Finalmente, colocamos todos los ingredientes sobre las hojas, creando una bonita decoración, y la terminamos añadiendo un chorrito generoso de aceite de oliva sobre los ingredientes de la ensalada.

¡Buen provecho!

 

 

 

CEOQUETAS DE POLLO ASADO

 

CROQUETAS DE POLLO ASADO

Ingredientes

650 gr de carne de pollo asado (aproximadamente)

40 gr de aceite de oliva

60 gr de mantequilla

100 gr de harina

750 ml de leche entera

250 ml de caldo de pollo

100 ml de jugo de asado del pollo

1 cebolla

2 dientes de ajo

Una pizca de nuez moscada

Sal

Pimienta negra recién molida

Para rebozar

Huevos

Pan rallado

Aceite de oliva para freír

 

Elaboración

Limpiamos el pollo de piel y huesos, cortamos toda la carne en dados pequeños, y reservamos.

Picamos la cebolla y el ajo muy fino. En una sartén antiadherente grande a fuego medio, añadimos el aceite y la mantequilla. Una vez derretida la mantequilla, añadimos la cebolla y el ajo con una pizca de sal, mezclamos bien y cocinamos durante unos 6 minutos.

Luego agregamos el pollo asado y mezclamos bien para que se combine, cocinamos y removemos por unos minutos a fuego medio-alto, luego agregamos la harina y removemos muy bien para que se integre, y cocinamos durante 3-4 minutos removiendo regularmente para que la harina se cocine bien y no tenga las croquetas sabor a harina cruda.

Añadimos la leche poco a poco, sin dejar de mover, después el caldo de pollo, y el jugo de cocción del pollo asado, todo sin dejar de remover con una varilla para su integración en la masa, así como la pimienta negra recién molida a nuestro gusto, todo ello hasta que la harina se disuelva bien y no queden grumos. Cocinamos a fuego medio-alto durante 15 minutos, removiendo constantemente, hasta que la mezcla comience a hervir. Agregamos la nuez moscada y mezclamos bien.

Probamos el sabor y ajustamos hasta que la mezcla este perfectamente cocida. Continuamos cocinando unos 5 minutos más, la mezcla deberá cocinarse durante 20 minutos en total, o hasta que la se desprende del fondo de la olla

Vertemos la mezcla en un recipiente y cubrimos con papel film. Una vez que se enfríe a temperatura ambiente, metemos en el frigorífico durante unas horas, o mejor aún, toda la noche.

Preparamos el pan rallado en jun bol grande.

En otro bol, batimos los huevos con una pizca de sal.

Comenzamos a dar forma a las croquetas con la masa, rebozamos primero por harina, después por el huevo batido y por último por el pan rallado. Reservamos las croquetas antes de freírlas.

Recomiendo dejar las croquetas en el frigorífico unas horas para que el empanado se endurezca y queden más crujientes.

En una sartén ponemos abundante aceite a fuego alto, hasta que este bien caliente. freímos las croquetas por tandas hasta que estén bien doradas por todos lados, las sacamos y en un plato con papel absorbente de cocina las vamos colocando para que absorban el exceso de aceite.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

 

lunes, 14 de julio de 2025

PASTELES DE ROCA

 

PASTELITOS DE ROCA

Ingredientes

225 gr de harina leudante

75 gr de azúcar glas

1 cucharadita de levadura en polvo

125 gr de mantequilla cortada en dados

150 gr de frutas secas (pasas de corinto o grosellas)

1 huevo grande

1 cucharada de leche

2 cucharaditas de extracto de vainilla

 

Elaboración

Precalentamos el horno a 180º.

Cubrimos una bandeja de horno con papel sulfurizado.

En un bol, mezclamos la harina, el azúcar y la levadura en polvo, mezclamos muy bien y añadimos la mantequilla cortada en dados, mezclamos con las manos hasta que la mezcla parezca pan rallado, luego agregamos la fruta seca y mezclamos para que se integre.

En un recipiente limpio, batimos el huevo, la leche y el extracto de vainilla. Lo añadimos a la mezcla de los ingredientes secos, removemos bien con una cuchara de madera, hasta obtener una masa espesa y grumosa (mas bien un poco pegajosa). Si es necesario añadimos mas leche para que la mezcla quede más compacta.

Colocamos cucharadas de la mezcla en la bandeja de horno forrada, dejando espacio entre ellas, ya que se aplanarán y extenderán hasta duplicar su tamaño durante la cocción.

Metemos ene l horno, y horneamos durante 15-20 minutos, hasta que estén doradas.

Dejamos enfriar un par de minutos y luego despegamos del papel sulfurizado y los ponemos sobre una rejilla para que se enfríen.

Consumir preferiblemente tibios.

¡Buen provecho!

NOTA

Si os gusta mas las pepitas de chocolate que las frutas secas, es igual, la cocina es un mundoi libre.

 

POLLO CRUJIENTE AL HORNO CON MIEL PICANTE

 

POLLO CRUJIENTE AL HORNO CON MIEL PICANTE

Ingredientes

Filetes de pechuga de pollo

Copos de maíz

Queso parmesano rallado, o el más os guste

Pimentón ahumado

Cebolla en polvo

Ajo en polvo

Huevos grandes batidos

Cucharadas de salsa picante

Aceite de oliva, para rociar

Miel caliente

Miel

Salsa picante

Pimienta cayena

Chile en polvo

Ajo en polvo

Sal

Tomillo fresco

Perejil muy picado para servir

 

Elaboración

Trituramos las hojuelas de maíz en la batidora, con el pimentón ahumado, la cebolla en polvo, y el ajo en polvo. Una vez batido todo, añadimos el queso parmesano rallado. Puede sonar raro, pero el queso aporta un sabor salado que se funde sobre las pechugas de pollo, que quedan crujientes al hornearlas.

Precalentamos el horno a 180º.

Pasamos los filetes de pechuga de pollo por huevo batido con salsa picante y luego por la mezcla anterior. Para un rebozado mas espeso, lo sumergimos de nuevo en el huevo batido y otra vez por las migas de empanar. Esto lleva un poco más de tiempo, pero el rebozado mas espeso siempre lo hace más delicioso.

Luego untamos los filetes de pollo con aceite de oliva para que quede crujiente.

Metemos en el horno unos 25 minutos aproximadamente y los filetes de pollo quedaran perfecto.

Antes de que los filetes de pollo estén listos, calentamos la miel en una cacerola pequeña con salsa picante, cayena y chile en polvo, siempre en las medidas de que no superen el picante de nuestro gusto. El chile en polvo le da un sutil toque ahumado a la salsa agridulce, picante y salada.

Una vez sacado los filetes de pollo del horno, los rociamos a nuestro gusto con la salsa de miel caliente. ¡esta riquísimo!

Se sirve caliente acompañado de unas patatas fritas o batatas fritas crujientes.

¡Buen provecho!

 

GAZPACHO DE PEPINO

 

GAZPACHO DE PEPINO

Este refrescante gazpacho de pepino, está inspirado en el “ajo blanco”. Una sopa fría de almendras y ajo. Un entrante perfecto para un caluroso día de verano.

 

Ingredientes

1 pepino grande, pelado y picado grueso

150 gr de pan blanco, solo las migas, cortado en trozos pequeños

50 gr de almendras sin piel

1 diente de ajo pelado

20 gr de albahaca fresca

2 cucharadas de aceite de oliva virgen exa

2 cucharadas de vinagre de Jerez

Sal

Pimienta negra recién molida

Para servir

Uvas verdes sin semillas, picadas

Almendras laminadas, tostadas

Hojas de albahaca, finamente rallada (opcional)

 

Elaboración

Colocamos todos los ingredientes (excepto los aderezos) en una licuadora o en el vaso de la batidora, añadimos 50 ml de agua muy fría, condimentamos con sal y pimienta negra recién molida al gusto, y licuamos hasta que quede suave.

Transferimos a un recipiente grande, cubrimos con papel film y dejamos enfriar en el frigorífico durante 2 horas o toda la noche.

Antes de servir, probamos y ajustamos el condimento; es posible que deseemos agregar un chorrito extra de vinagre de Jerez o una pizca de sal.

Servimos en tazones y añadimos las uvas verdes picadas, las almendras tostadas laminadas y sui lo desea albahaca rallada.

Servir muy frio.

¡Buen provecho!

domingo, 13 de julio de 2025

ENSALADA DE PASTA "CHARLY"

 

ENSALADA DE PASTA “CHARLY”


Esta ensalada fácil de elaborar es ideal para estos días de calor.

 

Ingredientes

90 gr de pasta, macarrones, lasitos, etc. La que más os guste

El jugo de ½ limón

Ralladura de limón

¼ de cebolla morada, muy picada

½ pepino, pelado y cortado en daditos

100 r de tomates Cherry, cortados en cuartos

Aceitunas negras sin hueso, al gusto

1 cucharada de aceite de oliva

Albahaca fresca, picada

60 gr de queso feta desmenuzado, o el que más os guste

Sal

pimienta negra recién molida

 

Elaboración

En una cacerola con agua hirviendo con sal, cocemos la pasta que vayamos a usar, durante el tiempo que ponga el paquete. Una vez cocida la escurrimos muy bien y la pasamos por agua fría para cortar la cocción, la ponemos en la ensaladera.

En la ensaladera con la pasta, añadimos la cebolla morada muy picada, las aceitunas negras sin hueso, el pepino en daditos, los tomates Cherry en cuartos, la albahaca fresca picada, salpimentamos al gusto y removemos bien.

Hacemos una vinagreta con el aceite de oliva el zumo de limón, la ralladura de limón, sal y pimienta negra recién molida. Bien batido para que todos los ingredientes estén mezclados y cojan los sabores.

Desmenuzamos el queso feta o el queso que más os guste, sobre la ensalada, y rociamos con la vinagreta preparada anteriormente cuando vayamos a servirla, mezclamos suavemente.

Servir fría.

¡Buen provecho!

 

 

viernes, 11 de julio de 2025

LA CORTE DEL CALIFA

 

LA CORTE DEL CALIFA


Eduardo Manzano nos ofrece la introducción a la nueva edición de La Corte del Califa, estudio centrado en el periodo califal omeya de Córdoba


Eduardo Manzano
IH-CSIC

Salón Rico de Medina Azahara


Los últimos cuarenta años han sido una “edad de oro” para la investigación sobre al-Andalus. Los trabajos dedicados a esta región del mundo medieval musulmán han sido muchos y de una calidad, por lo general, extraordinaria. Prueba de ella son, por ejemplo, los numerosos manuscritos árabes editados y, en muchos casos, traducidos, entre los que se incluyen crónicas históricas, obras de poesía, compendios jurídicos o tratados de disciplinas tan diversas como la filosofía, la astronomía, la botánica o la medicina. Datos que no hace mucho eran considerados como inabordables, como los miles de perfiles de sabios andalusíes incluidos en los llamados “diccionarios biográficos” árabes, han sido sistematizados y analizados por proyectos de largo alcance, tales como la Historia de los Autores y Transmisores Andalusíes (HATA), la Biblioteca de al-Andalus o la Prosopografía de los ulemas de al-Andalus, fácilmente accesibles en línea o en papel, y que han sido llevados a término gracias al trabajo colectivo de un buen número de arabistas bajo la inspiración de Maribel Fierro, Jorge Lirola, y Luis Molina y María Luisa Ávila, respectivamente. Las nuevas investigaciones también han supuesto la publicación de un gran número de inscripciones árabes, tanto las talladas en piedra o yeso, como las bordadas en tejidos, o las grabadas en orfebrería o incluso en anillos, destacando a este respecto los trabajos realizados por Carmen Barceló, Ana Labarta o María Antonia Martínez. Se han elaborado también gran número de catálogos de monedas árabes, así como descripciones muy precisas de tesoros y hallazgos fortuitos que han propiciado detallados estudios sobre la acuñación y la circulación monetaria. Además, la arqueología ha realizado importantes avances durante estos años, ya que se han emprendido campañas periódicas en determinados yacimientos, las excavaciones de urgencia, a pesar de todos sus inconvenientes, han aportado datos muy significativos, y los análisis de materiales han desvelado patrones inesperados de producción, distribución y uso de la cerámica, el vidrio y otros objetos diversos. 

La rihla – viaje para adquirir conocimiento – de los ulemas andalusíes, según la base de datos Prosopografía de los ulemas de al-Andalus


No es exagerado, por lo tanto, afirmar que la andalusí es la sociedad musulmana medieval mejor conocida, algo que suelen reconocer los estudiosos que trabajan sobre otras áreas geográficas del islam medieval. Además, hoy en día, también está demostrado que la presencia al-Andalus no fue un mero barniz histórico, que tuvo solo relevancia para determinadas zonas: empieza a ser cada vez más evidente que la presencia del islam afectó de múltiples maneras a todos los territorios peninsulares sin excepción. Incluso ya en época moderna serían inexplicables muchos aspectos sociales, culturales y políticos de la España imperial sin tener en cuenta el profundo legado de diversidad dejado por el período andalusí, tal y como cada vez muestran con más contundencia trabajos recientes.   

A pesar, sin embargo, de este formidable balance y del amplio reconocimiento internacional del que gozan sus investigaciones, los estudios andalusíes no parecen escapar a un cierto sentimiento de eterna frustración, que es posible pulsar en conversaciones, comentarios y alusiones que se deslizan en textos, notas y conferencias de los estudiosos de este período. Y lo cierto es que razones para ello no faltan. De un tiempo a esta parte, por ejemplo, han tomado carta de naturaleza los más asombrosos disparates sobre el pasado andalusí, lanzados con el más inusitado aplomo por gentes autoconvencidas de que una burda falsedad histórica puede ser tomada en serio si se repite machaconamente, encuentra eco entre una audiencia suficientemente crédula y, sobre todo, adquiere resonancia mediática. Afirmar que la conquista del reino visigodo en el año 711 no tuvo lugar, manipular textos árabes para probar que un cáliz conservado en la iglesia de San Isidoro de León es nada menos que el Santo Grial utilizado por Jesucristo en la Última Cena, o inventarse etimologías árabes de palabras del castellano ante la embobada cámara de un documental sobre la memoria de al-Andalus son sólo algunos de los síntomas de las infinitas formas de manipulación histórica que ofrece un período tan desconocido para el gran público, como propenso para que sobre él se proyecten las más peregrinas e interesadas disquisiciones, ocurrencias o fantasías emocionales que puedan concebirse.  

La mezquita de Medina Azahara. Wikimedia Commons.


La percepción de que el ingente trabajo de investigación realizado sobre al-Andalus quizá no haya servido para mucho a la postre, se ve corroborada por el hecho de que la historiografía española, con el ala más rancia del medievalismo a la vanguardia, sigue ignorando, cuando no despreciando, todo cuanto tenga que ver con el pasado musulmán de nuestra historia. La idea, que cada vez se repite con más insistencia, es que podemos echar en saco roto el legado histórico de al-Andalus, pues se trató de una sociedad árabe e islámica ajena a la tradición occidental y cristiana. Una anomalía histórica, que tuvo que ser combatida en los campos de batalla de la “Reconquista”. Gracias a esa lucha multisecular pudo evitarse que una cultura extraña a las esencias europeas llegara hasta nuestros días, lo que hubiera cambiado irremisiblemente el destino de la España actual como una sociedad occidental, abierta y democrática.  

Son muchos, y desde muy variadas instancias, quienes defienden esta visión simplista y, en apariencia, incontestable: desde tertulianos reconvertidos en escritores de pésimas novelas históricas basadas en bibliografías tan obsoletas como apresuradas, hasta solemnes académicos, que hacen gala de su “conocimiento experto” para intentar demostrar que la única historia relevante es la que conecta directamente a los reinos cristianos medievales con el presente. Añádase a todo ello el ruido causado por unas redes sociales, en las que verdades incontestables se ventilan en 280 caracteres, o la confusión creada por unos medios audiovisuales, que pretenden ahorrar el esfuerzo lector mediante recursos digitales supuestamente novedosos, pero que, en realidad, se limitan a reciclar los viejos manuales de historia del Franquismo. La guinda a todo esto, en fin, la ponen políticos, que se sirven de estas miradas históricas parciales y sectarias para justificar la validez de la única receta que tienen para afrontar los retos de las sociedades diversas y multiculturales del presente, y que consiste en dar marcha atrás al reloj de la historia, haciendo creer que es posible volver a un pasado supuestamente homogéneo y uniforme, del que además parece ser que debemos sentirnos “orgullosos” colectivamente. 

Resulta algo desolador, por lo tanto, que tanta y tan excelente investigación apenas haya hecho mella en esa visión de al-Andalus recamada de tópicos, nombres incomprensibles, e interpretaciones realizadas con materiales de cartón piedra, que muchos sectores de la historiografía y de la intelectualidad española siguen manteniendo. Sin entrar en otras muchas consideraciones que podrían hacerse (decir, por ejemplo, que la Reconquista salvó a España de permanecer en el islam calca el argumento que usaba el Franquismo para justificar que la Guerra Civil salvó a este país de ser una república soviética), llama la atención que, mientras que en las sociedades más avanzadas de nuestro entorno existe una preocupación creciente por abandonar las visiones eurocéntricas y colonialistas del pasado, incluyendo voces de culturas distintas para construir una historia más plural y global, en nuestro país muchos hayan decidido que tal enfoque no va con ellos, y que es legítimo tirar por la borda el legado histórico andalusí en nombre de una identidad nacional y religiosa excluyente, de la que ellos, y los hechos históricos que convenientemente seleccionan, se proclaman garantes. La consigna de este casticismo de vía estrecha y añorante del nacionalcatolicismo franquista es huir de los matices, repintar el pasado con burdos brochazos de colores reconocibles en el presente, ceñirnos a lo ya conocido, y dejar a un lado aquello que no se ajuste a las esencias históricas y religiosas que, se supone, definen la identidad nacional española. 

Cruzados del siglo XX, mural de Arturo Reque Meruvia.


 Afortunadamente, sin embargo, y a pesar de que el conocimiento histórico puede ser manipulado o ignorado, lo que no puede es ser eliminado, al menos de momento. Los hechos son tozudos. Hoy en día, simplemente, no se puede borrar de un plumazo el pasado andalusí, y mucho menos convertirlo en “carne de reconquista” sin que ello delate una profunda cortedad de miras y una lamentable incuria intelectual por parte de quien así lo exige. Cuando ciertos historiadores y publicistas despierten de sus sueños identitarios de nuevos ricos europeos, al-Andalus, simplemente, seguirá estando ahí, reclamando un conocimiento histórico profundo y riguroso, alejado de las reclamaciones esencialistas de unos y otros, e invitándonos a generar una visión crítica del pasado que pueda permitirnos afrontar mejor los complejos retos del presente. 

El libro que el lector tiene entre las manos pretende cumplir con esa función, y esta nueva edición demuestra que, a pesar de todo, el interés existente sobre al-Andalus es mucho mayor del que quieren hacernos pensar los guardianes de la galaxia hispana. Y espero que este libro haya demostrado también que cada vez somos capaces de responder mejor a ese interés. De hecho, al-Andalus ha dejado de ser esa “España Musulmana” tópica y semi-mítica, plagada de “esplendores”, “convivencias”, “alhambras” o “astrolabios”, para dar paso a una sociedad histórica exuberante y diversa, en la que es posible reconocer a personajes de carne y hueso, movidos por intereses terrenales y celestiales bien definidos, y que actuaban dentro de unas coordenadas sociales, religiosas y culturales que cada vez entendemos mejor. Hace años al-Andalus era sólo una desmadejada historia política repleta de gobernantes, rebeldes, dinastías y guerras, pero hoy podemos dar sentido a esa historia gracias a que comenzamos a comprender muy bien no sólo la estructura de la sociedad andalusí sino también, y esto es lo esencial, los profundos cambios que conoció a lo largo del tiempo y las reacciones que esos cambios produjeron entre sus gentes. 

La Corte del Califa se centra, en este sentido, en un momento histórico trascendental. En pleno siglo X, habían culminado ya los procesos sociales iniciados en el momento de la conquista del 711, que analicé en mi libro Conquistadores, emires y califasLos omeyas y la formación de al-Andalus. Al centrarme de forma específica en la época del califato omeya uno de mis objetivos era comprobar que la interpretación histórica que había propuesto en la anterior obra había sido correcta. El resultado desbordó mis expectativas más optimistas. Apoyado en un texto excepcional, el fragmento del tomo del Muqtabis del historiador cordobés Ibn Ḥayyān relativo al califato de al-Ḥakam II, me encontré con todos los elementos sociales y políticos que habían estado presentes de manera embrionaria en el período previo, pero que habían precipitado ahora con una nitidez extraordinaria. Con todo, la época del califato de al-Ḥakam II presenta elementos económicos y políticos nuevos, contradicciones muy profundas, y agentes sociales que actúan ahora con un marcado protagonismo, anunciando lo que va a ser el gran acontecimiento que va a marcar el devenir futuro de al-Andalus: la desaparición del califato omeya de Córdoba a comienzos del siglo XI, y su sustitución por unas formas políticas nuevas, los reinos de taifas, mucho mejor adaptados a la nueva contextura social que había surgido. El gran problema que tuvieron que afrontar estos reinos no estuvo motivado por causas económicas, por la torpeza de sus estúpidos gobernantes o por el declive intelectual de sus élites, como generalmente se tiende a pensar, pues pocos períodos de la historia de España han conocido un desarrollo económico y comercial tan acusado, un conjunto de gobernantes tan brillante o un esplendor intelectual tan evidente. Si los reinos de taifas fracasaron, ello se debió, en parte, a que carecían de una organización social capaz de enfrentarse al expansionismo militar de la sociedad feudal cristiana, y, en parte, a que estaban desprovistos de un programa ideológico compacto, lo que allanó el camino para el triunfo de los movimientos de reforma almorávide y almohade surgidos en el Magreb. Al situarse en una encrucijada cronológica fundamental para la historia de al-Andalus, mi objetivo en La Corte del Califa era, pues, contribuir también a identificar líneas de investigación en torno a los grandes temas de la historia andalusí tanto del período omeya, como de otros posteriores.  

Eduardo Manzano, La corte del califa. Cuatro años en la Córdoba de los califas omeyas, Crítica, 2023 (2º Edición)


La publicación de esta nueva edición de una obra, aparecida hace ahora cuatro años, me ha obligado volver sobre un texto ya publicado, lo que siempre entraña un cierto grado de frustración. En la obra original, este o aquel argumento podía haberse expuesto mejor, aquí o allá deberían haberse incluido más datos, y ciertos errores debidos a las prisas de última hora tendrían que haberse evitado. La tentación de volver a escribir algunas partes del texto siempre está ahí. Sin embargo, hacer tal cosa supondría algo así como hacerse trampas al solitario. Para quienes aprendimos de Pierre Villar que la historia es una disciplina siempre en construcción, no constituye una obligación escribir “libros definitivos”, decir la última palabra en un determinado tema, o marear al lector con sucesivas versiones de una misma obra. Preferimos asumir que nuestros trabajos queden identificados como jalones que, tal vez, hayan supuesto un avance para que el conocimiento del pasado adquiera una mayor densidad y capacidad explicativas. Siempre habrá quienes vengan a discutir, replantear o completar las interpretaciones que hemos propuesto, señalar algún error que haya podido cometerse, o incorporar nuevas fuentes o perspectivas que obliguen a revisar lo ya publicado. Es así como avanza una disciplina como la Historia, cuyo conocimiento comparte con otras áreas científicas su carácter incremental y no meramente acumulativo o circular. Esto es algo especialmente cierto en el caso de los estudios andalusíes, y del islam medieval en general, que en los últimos tiempos se vienen caracterizando por una asombrosa vitalidad.  

No me resisto, sin embargo, a mencionar aquí algunos trabajos que han aparecido después de la publicación original de este libro, y que tratan temas que en él también se abordan. Una aportación especialmente importante ha sido el libro de Marina Rustow, The Lost Archive. Traces of a Caliphate in a Cairo Synagogue, publicado por Princeton en 2020. En esta magistral obra, esta historiadora ha reconstruido un conjunto de documentos procedentes de los archivos de la administración de los califas fatimíes en El Cairo, los grandes rivales de los omeyas de Córdoba. El minucioso análisis que Marina Rustow ha realizado sobre esta valiosa documentación le ha permitido analizar el funcionamiento de la burocracia fatimí con un detalle hasta ahora desconocido y que, en muchos aspectos, se puede comparar con el funcionamiento contemporáneo de la corte de al-Ḥakam II, que se aborda en este libro. Resulta, de hecho, muy interesante comprobar que muchas de las conclusiones a las que llega Rustow coinciden con las que aquí se defienden. En concreto, la idea de Rustow de que “llamar al califato fatimí otra cosa que un Estado es malinterpretar gravemente el califato o el funcionamiento de los Estados” (p. 103) está de acuerdo con las conclusiones que yo mantengo. Rustow también considera que el califato fatimí no puede considerarse «despótico», pues el análisis de las peticiones conservadas en los documentos fatimíes demuestra que esos gobernantes tenían una gran preocupación por el bienestar y la prosperidad de sus súbditos. Ello coincide de forma asombrosamente exacta con la preocupación de al-Ḥakam II por el comportamiento correcto de sus gobernadores provinciales, y las frecuentes menciones a la prosperidad (‘imāra) y el bienestar (maṣlaḥa) de la comunidad en sus decretos y cartas oficiales, que en estas páginas también se tratan. La “vinculación explícita de prosperidad y justicia” (p. 225) que proponían los califas fatimíes constituía también para los omeyas un elemento fundamental de legitimidad política. Finalmente, y aunque Rustow se inclina por una interpretación sobre la institucionalización en las sociedades islámicas basada en los procesos de “racionalización” descritos por Max Weber, que yo no comparto, ambos estamos, sin embargo, básicamente de acuerdo en que es erróneo calificar como “débiles” las instituciones musulmanas en contraste con las instituciones supuestamente “fuertes” que caracterizan al occidente medieval, tal y como proponen algunas tendencias vinculadas a la escuela de la Nueva Economía Institucional (New Institutional Economics).  

En el capítulo final de La Corte del Califa se hace una detallada mención a los nuevos datos aportados por la excavación de los arrabales occidentales de Córdoba. En el año 2022, Cristina Camacho y Rafael Varela, que han trabajado de forma muy extensa en esas excavaciones, han publicado Historia y arqueología de la vida en al-Andalus, un estudio sobre lo que puede considerarse sin ninguna duda el mayor yacimiento arqueológico urbano de la Europa medieval: nada menos que 80.000 metros cuadrados de arrabales urbanos del siglo X, que han proporcionado un caudal de informaciones sin parangón, que todavía están siendo objeto de estudio, pero de las que esa obra ofrece un adelanto destinado fundamentalmente al gran público. Otro libro reciente en el que también se abordan cuestiones que aquí se tratan es el aparecido en 2020, obra de Josep Suñé Arce, y titulado Guerra, ejército y fiscalidad en al-Andalus (siglos VIII-XII), que ofrece un cuadro muy completo de la evolución de este binomio, que resulta fundamental para conocer muchos aspectos de la sociedad andalusí. Por último, y mientras escribo estas líneas, me ha llegado la noticia de la publicación inminente de la obra de Elsa Cardoso, The Door of the Caliph. Concepts of the Court in the Umayyad Caliphate of al-Andalus, que obviamente no he tenido ocasión de leer, pero que promete ser una aportación muy importante a temas que también se tratan en esa obra y, por lo tanto, merece ser consignada aquí. No puedo entrar, lógicamente, en otros muchos trabajos que tratan otras zonas de al-Andalus, han aparecido en obras colectivas y revistas especializadas y que harían estas líneas demasiado largas.  

Son muchos, por lo tanto, los aspectos que todavía quedan por estudiar sobre el califato omeya de Córdoba. Una de las grandes satisfacciones que, en su día, me otorgó la realización de este libro fue el poder identificar de una forma muy precisa los lugares exactos por los que transcurrieron los acontecimientos y las gentes que pueblan sus páginas. Esto es algo que muchas veces damos por supuesto pero que no es, en absoluto, nada común en las historias de una época tan remota como es el siglo X. Ojalá esa “edad de oro” de la que hablaba en las líneas iniciales de esta introducción pueda tener una continuidad en el futuro y permita poner en valor un período histórico tan excepcional, del que absurdamente reniegan quienes no parecen tener otro ideal más que el de desproveer a este país de todo cuanto lo enriquece.