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martes, 4 de marzo de 2025

ZIRYAB, ABUL-L-HASAN ÁLÎ IBN NÂFI

 

ZIRYÂB (زرياب), ABÜ-L-HASAN 'ALÎ IBN NÂFI’

La civilización no solo se construye con la ciencia y el pensamiento, sino también con el arte y el estilo de vida. Un hombre de la civilización islámica trajo estilo a Europa. Su nombre era Abü-l-Hasan ‘Alî Ibn Nâfi’, más conocido como Ziryâb زرياب (Mirlo Negro). Él fue el promotor de un nuevo arte de vivir.

Apasionante y polifacético personaje de al-Andalus que brilló en la corte andalusí de Qurtuba (la actual Córdoba) durante la dinastía de ‘Abd al-Rahman II (Abderramán II) a comienzos del siglo IX. Talento, cultura y energía creativa que trascendió del campo del arte al campo social. Referencia de estilo y célebre por sus dotes musicales, de él dicen las fuentes que fue:
– Poeta.
– Astrónomo.
– Geógrafo.
– Sirvió como una especie de “ministro de cultura” de al-Andalus.
– Orador y conversador deslumbrante.
– Gran maestro de la etiqueta y referencia de estilo: Su influencia en la higiene, el cuidado personal y la moda a perdurado hasta nuestros días.
– Músico prodigioso, luthier, y gran cantor.
– Reputado gastrónomo y gourmet.

Según Ibn Hayyan, Ziryâb simboliza todo lo que llega a al-Andalus desde el Oriente abasí, desde los perfumes hasta los hábitos de alimentación y de higiene, introduciendo también nuevas costumbres de vestimentas, adecuadas a las estaciones del año.

Al-Maqqari, en el Naft al-tib (Aroma delicioso), su célebre compilación histórico-literaria sobre la España musulmana, dijo de Ziryâb:

«Jamás hubo, ni antes ni después de él,
hombre de su profesión tan unánimemente
amado y adulado. Incluso en los últimos días
del reino de Granada que cayó en 1492, los
poetas seguían viendo en su gloria un tema
de inspiración».

Biografía:

Se llamaba Abü-l-Hasan ‘Alî Ibn Nâfi’’, pero lo llamaban Ziryâb, una especie de mirlo negro, pues tenía la piel oscura, la voz melodiosa, la palabra fácil y era de costumbres refinadas y agradables con un temperamento afable.

En el año 822 se estableció en Qurtuba capital del emirato omeya de al-Andalus. Según la Enciclopedia del Islam (*01.-), nació sobre el año 790 en una familia de mawla (*02.-) , del califa abasí Al-Mahdi, cuando Bagdad se había convertido en uno de los principales centros de la civilización mundial. Recibió una sólida formación literaria y científica, especialmente en geografía y en astronomía. Durante su formación musical se convirtió en el discípulo favorito del ilustre Ishaq al-Mawsilî, el músico y cantante más prestigioso de la corte abasí y el maestro indiscutible de la escuela de los «udistas». Salió de Bagdad tras la muerte del califa al-Amín en 813, al comienzo del reinado de al-Mamún (*03.-), y a los 33 marchó a al-Andalus requerido por el emir al-Hakam I, pero a su llegada lo esperaba una desagradable sorpresa: al-Hakam había muerto.

Su hijo y sucesor, el emir ‘Abd al-Rahman o Abderramán II (822-852) que era tan melómano como su padre, tenía un carácter científico propio y acariciaba la idea de rivalizar en prodigalidad y en refinamiento con los grandes califas de Bagdad, mantuvo el contrato realizado por su padre al joven músico y lo agasajó con importantes regalos. Ziryâb fue llevado a Qurtuba como si se tratara de un monarca y permaneció en la corte tres días antes de conocer al emir, para que pudiera descansar. Lo incluyó en su corte como poeta, músico, cocinero, inventor y consejero general.

Brilló sobremanera desde su llegada, muy pronto pasó a ser el árbitro absoluto de la moda, del buen gusto y la urbanidad, la figura de Ziryâb fue realmente como un soplo de aire fresco que entró a la corte del recién estrenado emir. Referencia de estilo y célebre por sus dotes musicales, ejerció gran influencia cortesana, social y cultural que modificó la moda, el cuidado personal y la higiene, los gustos musicales, la poesía, la alimentación…  y convirtió en distracción obligada en reuniones de la alta sociedad el juego del ajedrez (al-šatrãn).

‘Abd al-Rahman II lo prefirió por encima de algunos miembros de su familia y de muchos personajes políticos e hizo de él su más íntimo cortesano (*04.-), gozaba también de la más alta confianza de este emir, tal vez más que sus mismos familiares o de sus visires. Ziryâb estableció la práctica de la etiqueta, rasgo relevante en el ceremonial de corte y estrechamente vinculado a la burocracia, pompa y administración de la corte, principalmente en lo que importa a la producción textual administrativa.

Pasó a ser el reputado gastrónomo y gourmet que aportó un gran refinamiento a la cocina andalusí distinguiéndose por su elegante esmero en el arte culinario, hasta el punto de convertirse en consejero del Califa en la materia. Su saber hacer marcó para siempre las costumbres y la gastronomía de toda la amplia zona que abarca el norte de África y el sur de Europa. También fue poeta, astrónomo, geógrafo… El cantante bagdadí es el verdadero protagonista de la orientalización de al-Andalus, como comprueba el pasaje sobre Ziryâb del Muqtabis II-1 de Ibn Hayyan.

Fueron muchas las empresas de gran magnitud que acomete, de las que cabe destacar la fundación en Qurtuba del primer conservatorio del mundo, y de numerosas escuelas de música y canto repartidas por la geografía andalusí. Además de utilizar sus grandes dotes como pedagogo, enriqueció los esquemas rítmicos de la recitación y el canto e innovó en el acompañamiento instrumental del mismo, abriendo el abanico de los modelos melódicos y sus combinaciones. Su hija  Alia fue la continuadora de su padre en las tareas didácticas.

La música que comenzó a componerse en Al-Andalus acabó influyendo en el estilo de la música que se hacía en los reinos peninsulares más septentrionales, como muestran las melodías de las Cantigas de Alfonso X. Ziryâb hizo que la música pareciera mágica mientras cantaba en la corte del califa en Qurtuba. Una atmósfera de deleite y poesía lo rodeaba mientras creaba sus composiciones durante la noche con la ayuda de dos asistentes que tocaban el laúd. En los banquetes, entretanto los comensales se deleitan con nuevos sabores, los olores del propio festín, de las especias, de los perfumes, esencias e inciensos se dispersan por la sala, el propio Ziryâb deleitará el oído de los presentes con su laúd.  El artista hizo llamar a poetas de Bagdad para que le acompañaran mientras tañe el laúd. Se trata de un encuentro entre música y poesía sin precedentes y germen de mucha de la música española tradicional.

Por influencia suya los andalusíes modificaron sus hábitos domésticos, su mobiliario y su gastronomía, así como su manera de vestir. Por ejemplo, los cordobeses, que llevaban los cabellos largos y separados con una raya, comenzaron a peinarlos en corona alrededor de la cabeza, como Ziryâb. Aprendieron a vestirse de acuerdo con la estación: tejidos livianos de colores vivos en primavera, ropajes amplios y claros en verano, abrigos y tocas de piel en invierno… Las jovencitas llevaban vestidos de color azafrán y bufandas con versículos bordados. Según el cronista al-Maqqarĩ, confeccionó diferentes modelos de alfombras y cobertores suaves y flexibles en vez de lonas de lino. Creó diversos motivos de tapices y manteles de cuero de fácil limpieza para proteger las mesas de madera.

Falleció en Qurtuba el año 857, dejando una ciudad moderna y elegante. Su muerte fue llorada por todo el pueblo, por los nobles y los intelectuales, siendo acompañado hasta su última morada incluso por el emir Mohamed I y su haŷĩb. Dejó ocho hijos y dos hijas, y al menos cinco de sus hijos se convirtieron en músicos de gran renombre. Incluso después de la muerte de Ziryâb, su nombre siguió siendo importante en la corte. Sus hijas se casaron con destacados políticos de al-Andalus, ‘Ulayya, por ejemplo, contrajo matrimonio con el haŷĩb Hašĩm ibn ‘Abd al-‘Azĩz, el hombre más poderoso de al-Ándalus durante el reinado de Mohamed I, hijo de Abd al-Rahmãn II. Durante siglos lo recordaran como uno de los más grandes músicos y adalides del buen gusto

Ziryâb el reputado gastrónomo y gourmet:

La gastronomía fue una de las grandes aportaciones de Ziryâb que se centró en añadir una cocina nueva y deliciosa. Comenzó por enseñar a los andalusíes las recetas más complicadas de la cocina de bagdadí, él venía de la corte del califa donde había vivido el lujo y el exotismo oriental. Introdujo nuevos ingredientes y usos, como nuevas frutas y verduras incluidos los espárragos (al-isfiraj), que trajo de Bagdad, y el uso de los frutos secos como un ingrediente más; el agua de rosas, la flor de azahar o las violetas en la repostería; el consumo de rabos de pasa para mejorar la memoria … y fusionando los productos típicos de Oriente y de Al-Andalus elaboraba  delicias desconocidas hasta entonces en al-Ándalus, como las ensaladas de alcauciles (alcachoas), o la “naqayã, un pastel de pasta de almendras y pistachos con azúcar y agua de cilantro.

Fue el creador de una nueva cocina. Además de las innovaciones antes mencionadas, también inventó sus propios platos, algunos de los cuales todavía se comen en partes de España, de Europa y del Magreb, Al-Maqqarĩ menciona con detalle su famosa “zalãbiya“, una especie de buñuelos de miel que todavía se degustan en algunos países del Magreb. Se le atribuyen los dulces elaborados a base de frutos secos, especias y miel; así como las albóndigas, los sorbetes y un pisto andalusí, que en vez de tomates y pimientos (ingredientes que aún no había en el país por no haber llegado a América) llevaba membrillo.

El ziriabí, una exquisitez de asado elaborado a partir de productos autóctonos andalusíes cuya base principal son habas secas en salazón o judías blancas, aunque él aconsejaba elaborarlo preferentemente con habas tiernas, cuando por temporada se podían conseguir.

el “zirbãya” su plato más popular y cuyo nombre es una deformación de ziryaba (en referencia a Ziryâb), elaborado con queso fresco o leche, cordero o ternera, con una base de almendras, azúcar y vinagre. Este plato superó las fronteras de Al-Andalus para triunfar en el resto de Europa, donde se cambió la ternera o cordero por pollo y según algunas fuentes también fue el origen del menjar blanc en Cataluña, el blanc-manger en Francia, el biancomangiare en Italia…

En el manuscrito anónimo del siglo XIII  LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ durante la época almohade,  traducido por el renombrado arabista Ambrosio Hici Miranda, encontramos recetas de, o relacionadas, con la cocina de Ziryâb, por ejemplo, la Zïrbäŷa a la que le atribuye importantes  propiedades curativas y nutricionales; Y, Hechura de verdura a lo iryäb  (Ambas están disponibles en el margen derecho de la página pulsando sobre la imagen).

Dispuso el orden de las comidas que aún hoy se mantiene: los menús diarios de tres platos que consistía en sopa, un plato principal y un postre. La costumbre de varios platos se extendió rápidamente por la Península Ibérica y luego por el resto de Europa y todavía se usa ampliamente en la actualidad. En los los banquetes las comidas se servían en bandejas sobre mesas desnudas según la tradición romana, Ziryâb cambió todo esto estableciendo la organización de los manjares y el servicio de mesa convirtiéndolos en una gran ocasión con mesas elegantes, platos adicionales y copas finas, costumbres propias de una corte más elevada y refinada. Introdujo el orden a la hora de servir los diferentes platos: fijó la prioridad de sopas y de caldos, continuar con los entremeses y los primeros platos de pescados, carnes y una larga lista de aves de corral sabrosamente condimentadas, acabar con platos dulces, pasteles de nueces, almendras y miel, o dulces de frutas aromatizados con vainilla y rellenos de pistachos y avellanas. Para beber aconsejó el uso de cristal fino, y demostró que con el aspecto de la mesa combinaban mejor copas de buen cristal que cubiletes metálicos y la presentación de los arreglos florales en jarrones de oro y plata. Sustituyó los manteles de basto lino por mantelerías de cuero fino.

Ziryâb el músico prodigioso, luthier, y gran cantor:

Como luthier, se conoce la actividad de Ziryâb, según Ibn Hayyan, todavía en la corte abasí, por haber inventado un nuevo tipo de laúd, más ligero, que sublimaba la música, haciéndola única. Es el propio Ziryâb quien explicó al califa que el suyo, aunque fabricado con las mismas dimensiones que un laúd ordinario, era «casi tres veces más liviano; sus dos primeras cuerdas son de seda entorchada en agua fría, tensas, flexibles sin ser flojas, y más resistentes que las cuerdas que se emplean generalmente, cuya seda se entorcha después de remojarla en agua muy caliente. En cuanto a la tercera y cuarta cuerdas, están hechas con tripas de cachorro de león, lo que las hace más melodiosas y les da una sonoridad clara y densa. Son más duraderas y resisten mejor a los cambios de temperatura que las cuerdas confeccionadas con los intestinos de otros animales

“El laúd tradicional constaba de cuatro cuerdas que, según el simbolismo de los teóricos, correspondían a los cuatro humores del cuerpo humano: la prima era amarilla y simbolizaba la bilis; la segunda, roja, simbolizaba la sangre; la tercera, blanca sin teñir, simbolizaba la flema, mientras que el bordón, teñido de negro, era el símbolo de la melancolía. La quinta cuerda añadida por Ziryâb simboliza el alma. Estaba teñida también de rojo y colocada en el centro, entre la segunda y la tercera, aumentando las posibilidades expresivas del instrumento”. (Historia de la Música de Andalucía. Martín Moreno, pág. 42).

Julián Ribera y Tarragó (*05.-) narra también que dicho músico inventó el plectro de pluma de águila -costumbre que persiste en la actualidad-, en lugar del acostumbrado de madera.

Músico incomparable, apreciado y admirado por todos. Con Ziryâb entraron en al-Ándalus las melodías orientales de origen grecopersa que serían la base de buena parte de las músicas tradicionales posteriores. Es el creador de la nawba o nūbah andalusí, una suite clásica con influencias cristianas, sefarditas e imazighen, entremezcladas con una base clásica oriental. Fundador de las tradiciones musicales andalusíes, fue un continuador de los grandes clásicos, pero también un creador original que supo conciliar gracias a su talento el arte de un Ishaq y la ciencia de un al-Kindi (796- 874).

Según el historiador Martín Moreno, “Ziryâb fue el primer compositor de los cantos árabes conocidos con el nombre de moaxajas. También son de él las primeras normas que introdujo para la sucesión de cantos. Estos se conocen en Turquía en la actualidad como faacel, osval en el mundo oriental, y el nombre que se le da en África, la nuba” (*06.-).

Tal fue su dominio de este arte que incluso fundó del primer Conservatorio de Europa y del mundo Islámico, además de la creación primero en Córdoba y después en otras ciudades de al-Andalus, de las primeras escuelas-conservatorio en las que se impartía la enseñanza musical y eran famosas las sitärat al-ginä’ ( (orquestas de canto) formadas por afamadas cantantes (muganniyät) cordobesas. Instruía a estudiantes femeninos y masculinos que llegaron a ser muy populares entre la aristocracia. En su conservatorio y por intermedio de sus alumnos, introdujo reformas que marcaron profundamente el arte de su época. Ayudó a enseñar armonía y composición, y su escuela de música se desarrolló aún más durante los siguientes siglos.

La música legada por Ziryâb a al-Andalus marcó profundamente la producción musical de la Europa medieval, más aún que la literatura y la filosofía, su música contribuyó a la prodigiosa expansión de la civilización andalusí. Con el tiempo, estas creaciones estróficas, llevadas a los reinos cristianos peninsulares por juglares y juglaresas mudéjares y moriscos, alcanzarían el ámbito de los trovadores provenzales e influirían en la música de toda Europa. Varios instrumentos musicales árabes y andalusíes se incorporaron a la música europea —incluso conservando sus nombres originales, como el ũd, el rabãb, etc.—, donde su uso se prolongó durante siglos.

Los diversos ritmos y melodías surgidos de la escuela andalusí forjada por Ziryâb, como las zambras, pasarían a América con los moriscos y se transformarían en danzas como la zamba, el gato, el escondido, el pericón, la milonga y la chacarera en la Argentina y el Uruguay, la cueca y la tonada de Chile, las llaneras de Colombia y Venezuela, el jarabe de México o la guajira y el danzón de Cuba (cfr. Tony Evora: Orígenes de la música cubana, Alianza, Madrid, 1997, pág. 38). El mismo tango tiene origen flamenco.

Según el eminente andalucista Blas Infante (1885-1936) la palabra flamenco proviene del árabe fellahmenghu: «campesino errante». La mayoría de los flamencólogos, incluso un intérprete y compositor de la talla de Paco de Lucía (nacido Francisco Sánchez Gómez, en 1947, en el puerto de Algeciras), y un cantaor de los quilates de Camarón de la Isla (nacido José Monge Cruz, 1950-1992), afirman el origen andalusí-morisco de su especialidad (cfr. Félix Grande Lara: Memoria del flamenco, 2 vols., Espasa Calpe, Madrid, 1987).

Era un gran cantor que sabía de memoria más de diez mil canciones (aghani), la mayoría compuestas por él, con sus melodías (alhan), y sabía hablar de ellas con gran sentido didáctico.

Es también autor de un método racional y progresivo para la enseñanza del canto. Fue un innovador en esta especialidad. Su método lo dividía en tres partes o tiempos: «Primero la enseñanza del ritmo puro, haciendo que el discípulo recitase la letra acompañado por un instrumento de percusión, un tambor o un pandero que señalara el compás; segundo, la enseñanza de la melodía en toda su sencillez, sin añadidos de ninguna clase; y tercero, los trémulos, gorjeos, etc., con que se solía adornar el canto, dándole expresión, movimiento y gracia, en lo cual se echaba de ver la habilidad del artista». Este método se hizo muy popular en la Península Ibérica, postergando a los anteriores a él.

Ziryâb el gran maestro de la etiqueta y referencia de estilo:

Las normas de etiqueta, que incluyen la buena conversación, como se menciona en el Muqtabis II, (*07.-) fueron tomadas para el ceremonial de la corte cordobesa, tal como fueron dictadas por Ziryâb. Dentro de estas prácticas de etiqueta encontramos las innovaciones en el campo de los productos químicos, la moda del corte de cabello, ropa adecuada y alimentación, asociando estos hábitos a un ceremonial de corte estudiado y aún más complejo, que se registra como normas.

En indumentaria fue considerado el árbitro de la elegancia de la sociedad Omeya. Ziryâb comenzó la moda de llevar un tipo determinado de ropa según el clima y la estación del año, así como sugirió diferentes vestimentas para las mañanas, tardes y noches. Henri Terrasse, historiador francés del norte africano, comentó que algunas ropas halladas en Marruecos siguen la etiqueta de Ziryâb, según el estilo estival e invernal. Impulsó el uso de colores claros en verano y cambiar por tanto el color del luto del blanco al negro. Los diferentes estilos de ropa, más allá de distinguirse de acuerdo con la estación del año, deberían adecuarse igualmente a las normas y distintas ceremonias de la corte, diferenciando los miembros y funcionarios de la corte, así como su clase.

Y sobre la higiene y el cuidado personal, entre otras cosas, ordenó la construcción de un baño público que ostenta su nombre. Inventó una especie de desodorante (al-martak) para reemplazar los polvos de rosa, albahaca o mirto que se empleaban por entonces y que dejaban en los vestidos manchas rebeldes (manchas que, por otra parte, él era capaz de hacer desaparecer). Popularizó el uso de perfumes, desodorantes, ungüentos y bálsamos… y su uso era preceptivo en los tratamientos de belleza que se aplicaban en los baños, o hammam. y estableció que las personas se bañarsen dos veces al día promoviendo los baños matutinos y vespertinos con el objetivo de enfatizar el cuidado de la higiene personal; un nivel inaudito de limpieza que sin duda redujo las enfermedades. Desarrolló una especie de pasta de dientes que se popularizó en todo el Emirato de Córdoba. Sus ingredientes se desconocen, aunque algunas referencias lo describen como «funcional y de agradable sabor» (*08.-). Enseñó a la corte cordobesa a usar la pasta de dientes, a cortarse el pelo, descubriendo la frente y dejarse barba recortada, sin cubrir sus pómulos.

Abrió un “instituto de belleza”, donde las mujeres podían peinarse, depilarse, ungir su cabello de aceites perfumados, maquillarse,… Incluso creó una escuela de cosmetología. Las mujeres disponían de una serie de cepillos fabricados con hueso o marfil que utilizaban para alisar sus cabellos. Las manos y los pies eran también objeto de gran cuidado y para dar color a sus labios utilizaban cortezas de raíz de nogal.

Estos cambios que se confirman en la corte resultarían un cambio significativo de los hábitos de los súbditos de al-Andalus, desde la corte se dictan las innovaciones para el resto de las clases andalusíes. Su éxito en la corte dicta su introducción en al-Andalus, porque la corte es el modelo a seguir.

RECONOCIMIENTOS Y HOMENAJES:

Músicos como Paco de Lucía le han rendido homenaje, le dedicó un disco completo denominado «Zyryab» en 1990. Y el músico y laudista Naseer Shamma, un disco compacto (CD), compuesto por 7 piezas de múscica clásica de laúd, titulado «Maqamat Ziryab, desde el Eufrates al Guadalquivir» en 2003. La ciudad de Córdoba alberga numerosas dedicaciones a este músico, como, por ejemplo, el Monumento a Ziryâb (2013), en la calle que lleva su nombre y el Conservatorio de Música que se llama “Músico Ziryâb”. En la ciudad también existe el coro Ziryâb, que nació en 1993 y ha participado en importantes festivales como el Festival Internacional de la Guitarra de Córdoba, el Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda o el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza. En 2017 nace en Málaga el grupo musical Ziryab especializado en flamenco fusión. El 24 de febrero de 2019, el Ateneo de Madrid celebró el «V Encuentro con el Maestro Paco de Lucía en homenaje a Ziryab: Ziryab, el árabe flamenco.

  • *01.- La Enciclopedia del Islam (Encyclopaedia of Islam) es la enciclopedia estándar de estudios islámicos considerada de referencia en la lengua inglesa. Es una enciclopedia acerca del mundo islámico, no una enciclopedia musulmana ni islámica.
  • *02.- Mawlā es una palabra árabe habitualmente empleada en la actualidad como tratamiento honorífico en casos muy determinados, aunque históricamente tuvo también otros usos. Etimológicamente, procede del verbo ولي waliya, que significa «estar cerca de algo» o «estar vinculado a algo o a alguien». De ahí surgen sus dos significados principales: el de «cliente» o «protegido» (es decir, vinculado a otra persona por una relación clientelar) y el de «señor» o «persona principal», sobreentendiéndose la existencia de un vínculo con el soberano o el poder. Tiene varios usos y derivaciones.
  • *03.- Davila, Carl (2009), Fixing a Misbegotten Biography: Ziryâb in the Mediterranean World, 21, Al-Masaq: Islam in the Medieval Mediterranean.
  • *04.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.195.
  • *05.- Julián Ribera y Tarragó filólogo, arabista y musicólogo de Carcagente (Valencia), descubridor de la existencia del dialecto románico mozárabe.
  • *06.- Martín Moreno, Historia de la Música de Andalucía.
  • *07.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.203.
  • *08.- «Saudi Aramco World: Flight of the Blackbird». archive.aramcoworld.com. Consultado el 15 de febrero de 2021.

FUENTES:

  • Anónimo. LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ durante la época almohade. Según un manuscrito anónimo del siglo XIII traducido por Ambrosio Hici Miranda. Estudio preliminar de Manuela Marín. Ediciones Trea S.L.  ISBN: 84-9704-175-5
  • Cardoso, Elsa. Ziryâb en el Muqtabis II. La orientalización de Córdoba de ‘Abd ar-Rahman II: De los perfumes al funcionalismo de la corte., en Revista Historias del Orbis Terrarum, nº 11, Santiago 2013. Edición y Revisión por la Comisión Editorial de Estudios Medievales. ISSN: 0718-7246.
  •  Carmona, Lidia. Ziryâb, la increíble historia del cantor de Bagdad, En Revista El Legado Andalusí Una nueva sociedad mediterránea. Fundación Pública Andaluza El legado andalusí. Granada.
  •  Casa Árabe. Personajes ilustrados de al-Andalus.
  •  Clavero, Nacho. Ziryâb: El músico, poeta y artista cordobés. En Amedina Córdoba. 2022.
  •  Cortés García, Manuela. La mujer árabe y la música. Transculturación en el área mediterránea. En Música oral del Sur, Revista Internacional № 5. Año 2002, Actas del Coloquio Internacional «Antropología y Música. Diálogos 3» Transculturaciones Musicales Mediterráneas , págs. 91-106. Edita JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura. Depósito Legal: GR-487/95. I.S.S.N.: 1138-8579
  •  Cortés García, Manuela. Ziryab, la música y la elegancia palatina. En El esplendor de los Omeyas cordobeses. La civilización musulmana de Europa occidental: exposición en Madinat al-Zahra, 3 de mayo a 30 de septiembre de 2001. Catálogo de piezas, 2001, ISBN 84-932051-1-7, págs. 240-243
  •  Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Abú al-Hasan Alí ibn Nafi Ziryâb». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/ziryab.htm [fecha de acceso: 16 de marzo de 2023].
  •  Guettat, Mahmoud. Ziryâb, músico y maestro, en: El Correo de la UNESCO: una ventana abierta sobre el mundo, XLV, 7-8 1992, p. 74-76, illus.
  •  Mardam-Bey, Farouk. La Cocina de Ziryâb, Colección Geografica Gastronómica, dirigida por Carolina Cendrera. Traducción: Sylvia Oussedik. Editorial Zendrera Zariquiey. 2002. I.S.B.N.: 84-8418-090-5. pág.
  •  Matanasi, Petrik. Ziryâb the Blackbird, el hombre elegante de la civilización islámica, en Ciencia de Al-Nurun, tirto.id. 8 jun 2017. Editor: Maulida Sri Handayani.
  •  Panadero Delgado, Carmen. Ziryâb: algo más que un «influencer» andalusí. En Las nueve musas, artes, ciencias y humanidades. 2019.
  •  Sanz, Javier. Ziryâb el andalusí, el mayor influenciador de la historia. En Historias de la Historia. 2019.
  •  Valdivieso García, Esteban. La música andalusí, un legado compartido. En Revista El legado andalusí. Una nueva sociedad mediterránea. Nº 12. Año 2000. 4º Trimestre. Edita Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través dela Fundación El Legado Andalusí.

 

 

UMM ÀMR BINT ABI MARWAN IBN ZUHR

 

UMM 'AMR BINT ABI MARWAN IBN ZUHR

La posición de las mujeres andalusíes aparece en todas las áreas culturales y científicas, especialmente en su estudio de libros islámicos, como Imam Malik y Sahih Al-Bukhari, además las ciencias de la filosofía, la medicina y la música, pero muchas de ellas han alcanzado el nivel de “maestras mayores”. Ribera y Tarrago dice que la mujer musulmana andalusí comenzó a alcanzar esta posición elevada, desde el siglo IX (1*.-)

Umm ‘Amr bint Abi Marwan Ibn Zuhr (بن زهر) (s. VI/XII), ilustre mujer musulmana andalusí de la que dicen las fuentes que fue una eminente científica especializada en medicina que también destacaba por su gran habilidad para los tratamientos.

Introducción:

Los andalusíes lograron notables progresos en la ciencia médica y la excelencia en este campo no se limitaba solo a los hombres, ya que aparecieron bastantes figuras de mujeres en la línea sanitaria tanto “Tabiba” (médica) como “Qabila” (matrona). La mujer residente en Al-Ándalus durante los siglos VIII – XII pudo formarse de manera reglada en la medicina y el cuidado.

El inicio de la educación de la mujer andalusí en salud estuvo vinculado a docentes masculinos, tabib, y femeninos, tabiba y qábila. Cuando terminaban su formación, debían adquirir la iyaza y superar un examen teórico-práctico cuyo resultado era firmado por el jefe médico del momento. Una tabiba podía a su vez transmitir su conocimiento y para ello era indispensable que tuviese la citada iyaza o licencia para transmitir lo impartido.

La formación de tabibas y qabilas en Al-Andalus fue silenciosa pero revolucionaria, dado su carácter formal y reglado. Hicieron contribuciones a la obstetricia. Parte de la tradición formativa de Al-Andalus perdura en la actualidad.

El adiestramiento de estas mujeres era muy completo, ya que no sólo acompañaban a otros profesionales durante su aprendizaje, adquiriendo una gran formación práctica, sino que además consultaban manuales médicos y tratados sobre plantas medicinales. La tabiba recibió una educación académica desde las aportaciones de la medicina antigua, a través de la tutoría teórica de maestros y maestras con alta cualificación y actualización científica (Aguirre, 1997).

Biografía:

Umm ‘Amr (“Madre de ´Amr”) bint Abi Marwan Ibn Zuhr (s. VI/XII). Hermana de deAbú Bakr Ibn Zuhr (Avenzoar). Perteneció a la prominente familia de los Banū Zuhr, cuyo nombre fue adaptado como Avenzoar, y otras variantes en las versiones latinas que se hicieron de las obras de algunos de sus miembros.

Nació, en el seno de una ilustre familia de médicos andalusíes afincada en Sevilla en el siglo XII.  En la breve biografía que le dedicó Ibn ´Abd al-Malik al-Marrākušī en su notable diccionario biográfico titulado al-Dayl wa-l-Takmila, resalta que era hija de Abū Marwān ibn Zuhr (Sevilla, post. 483/1091-Sevilla, 557/1161-1162), y hermana de Abū Bakr Abū Bakr (Sevilla, 507/1113-1114-Marraquech, 595/1199), cuyas respectivas fechas y lugares de nacimiento y muerte enmarcan en general las de Umm ´Amr.  Porque luego añade que murió en la fecha antes mencionada, sin especificar dónde, aunque seguramente sería en Sevilla.

Tanto su abuelo Abū l-´Alā’ Zuhr, como su padre Abū Marwān y su hermano Abū Bakr, fueron destacados médicos andalusíes, filósofos y poetas, conocidos en la Europa Medieval con el nombre latinizado de Avenzoar. Y como ocurría en muchas familias notables, con amplia tradición en la medicina, era normal que ellas fueran formadas en tal disciplina como tabibas o médicas. Se daba el caso de que los padres, o familiares más viejos, transmitieran esta ciencia a sus vástagos, como es el caso de la familia Ibn Zuhr.

Fue una gran “Tabiba” de al-Andalus que ejerció como tal. Al principio solo era médica de mujeres y niños pero se extiende su maestría a los hombres de la dinastía almohade (Banū ´Abd al.Mu’min). De ella dicen las fuentes que “era sobresaliente en medicina, hábil en prevenir y curar, y por ello estimada por los emires Almohades, a cuyos palacios entraba para ocuparse del tratamiento de mujeres, hijos y servidoras que estuvieran enfermas. También era consultada en medicina para sus hombres, de modo que aumentó en importancia el rango al que le condujo su arraigada distinción y su nobleza de origen”.

Algunos investigadores sostienen que tuvo una hija a la que formó y transmitió todo su saber, y que ésta se especializó en el cuidado de embarazadas, pero se desconoce su nombre por el momento.

Murió después del 580/1184

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:

– Aguirre de Cárcer, Luisa F. Sobre el ejercicio de la medicina en al-Andalus: una fetua de Ibn Sahl. Anaquel de Estudios Árabes, 2 (1991), 147-162.
– Ávila, Mª Luisa, y, Marín, Manuela. Biografías y género biográfico en el Occidente Islámico. Editorial CSIC – CSIC Press, 1997.
– Ávila, Mª Luisa. LAS MUJERES «SABIAS» EN AL-ANDALUS. CSIC 1989.
– Boloix Gallardo, B. (2021): Los estudios sobre las mujeres de al-Andalus. Un estado de la cuestión, Anaquel de Estudios Árabes 32, 53-84.
– Casa Árabe. Personajes ilustrados de al-Andalus.
– Espina-Jérez, Blanca; Dominguez, Patricia; Gómez Cantarino, Sagrario; Pina Queirós, Paulo; y Bouzas-Mosquera, Carmen. 2019/09/21. SP – 194.Una excepción en la trayectoria formativa de las mujeres: Al-Ándalus en los siglos VIII-XII. VL – 23. DO – 10.14198/cuid.2018.54.17. JO – Cultura de los Cuidados Revista de Enfermería y Humanidades. pp. 194-205.
– Iglesia Aparicio, Javier. MUJERES Y CIENCIA EN AL-ÁNDALUS.
– Lana Jaber Al-Zaoki. Las mujeres de Al-Ándalus y sus contribuciones durante el Califato de Córdoba. Junio 2020. NTNU, Norwegian University of Science and Technology, Faculty of Humanities, Department of Language and Literature.
– Nieto Lozano, María. La mujer en al-Ándalus a través de sus oficios. Julio 2020
– Olmo López, Antonio y Vidal Castro, Francico. DOS MODELOS DE MUJERES “SABIAS” ANDALUSÍES EN LA LOJA NAZARÍ. IV CONGRESO VIRTUAL SOBRE HISTORIA DE LAS MUJERES. (DEL 15 AL 31 DE OCTUBRE DEL 2012).
– Viguera, María Jesús. La mujer en al-Andalus. Reflejos históricos de su actividad y categorías sociales, Madrid, Universidad Autónoma, 1989, págs. 139-184.

 

viernes, 21 de junio de 2024

ABUL QASIM AL ZAHRAWI (Abulcasis)

 

ABUL QASIM AL ZAHRAWI (Abulcasis)

Abul Qasim al Zahrawi, conocido en Occidente como Abulcasis, nació en Córdoba en el año 324 H (936 dC), fue medico de la corte de Al Hakam II y excelente cirujano. Su extraordinario prestigio y fama se basa en su "Kitab al Tasríf ", enciclopedia médica y quirúrgica dividida en dos partes, a su vez subdivididas en quince secciones.

En general, la obra está basada en los conocimientos médicos de sus predecesores, sobre todo Al Razi. Sin embargo, es de gran importancia la sección de cirugía, que contiene numerosas ilustraciones de instrumental quirúrgico y está dividida en tres libros: el primero que trata de la cauterización; el segundo de cirugía, describiendo litotricias, amputaciones, cirugía oftálmica y dental y curación de heridas; y el tercero sobre fracturas. La obra está escrita con lucidez y fue traducida al latín por Gerardo de Cremona, poniéndose de moda en Europa.

Otra obra es el "Liber Servitoris", que describe la preparación de medicamentos a base de plantas, minerales y animales.

Gracias a sus múltiples viajes tuvo conocimiento de las técnicas quirúrgicas tanto orientales, de la India, como las griegas occidentales que integró en su propia experiencia personal para lograr técnicas nuevas: desde los alucinógenos hasta la invención y empleo de nuevos instrumentos quirúrgicos, tipos de sutura, descripción de enfermedades raras, etc.

Abul Qasim al Zahrawi murió en Córdoba el año 403 H (1.013 dC).

 

ABDULLAH IBN AHMAD IBN AL BAYTAR

 

ABDULLAH IBN AHMAD IBN AL BAYTAR

Médico y botánico, llamado por Menéndez Pelayo el "Dioscórides español", es más conocido como Ibn al Baytar.

Nació en Málaga en el año 593 H (1.197 dC) y murió en Damasco en 646 H (1.248 dC), aunque según otras fuentes su muerte ocurrió en el año 612 H (1.216 dC).

En el año 616 H (1.219 dC) abandonó su tierra natal, recorrió toda Andalucía y viajó a través del norte de África, Arabia, Siria y Mesopotamia, donde continuó sus investigaciones botánicas –dando a conocer más de 200 nuevas especies–, estudió y enseñó.

Escribió importantes obras, aunque su mérito se basa en su "Gran colección de medicamentos y alimentos simples" –considerada como el mejor trabajo botánico de la Edad Media–, en la que habla de medicamentos y comidas, y del modo de confeccionarlos a partir de animales, plantas y minerales. Ordenó la obra alfabéticamente, describiendo cada medicina y sus diversas nomenclaturas, mencionando a aquellos de sus predecesores, desde Diosórides a los autores árabes, corrigiendo con frecuencia las equivocaciones de etos y señalando sus diferencias de opinión, que trató de minimizar. La obra alcanzó gran popularidad, tanto en Oriente como en Occidente, y fue resumida en capítulos para facilitar su empleo a los médicos.

Entre sus discípulos se halló Ibn Abu Usaybiah, autor de una autorizada historia de los principales médicos.

 

abbas ibn firnas

 

ABBAS IBN FIRNAS

Sabio musulmán andaluz, natural de Ronda (Málaga), que vivió en la segunda mitad del siglo XI. Descubrió el proceso de fabricación del vidrio, el cual puso en práctica en los hornos de Córdoba.

600 años antes de Leonardo de Vinci, Abbas ibn Firnas ensayó una máquina voladora individual. Con un par de alas y un traje cubierto de plumas se lanzó al aire desde la Ruzafa cordobesa; se mantuvo largo rato y aterrizó, al fin, con cierta violencia pero sin daños físicos.

Fue el primero en utilizar en toda la Península Ibérica las tablas astronómicas de Sinhind, de origen indú, que más tarde resultarían básicas en el desarrollo de la ciencia europea. Introdujo también la técnica para tallar el cristal y construyó un reloj anafórico y la primera esfera armilar europea. El reloj anafórico es una complicada máquina que utiliza agua como líquido motor, a la que cierran o abren el paso una serie de válvulas y sirve para dar la hora tanto de día como de noche. Las esferas armilares, por su parte, se utilizaban para realizar cálculos y observaciones astronómicas aproximadas, orientando los círculos del instrumento según el plano de los círculos celestes.

Entre sus contemporáneos, Ibn Firnas fue conocido como astrólogo, alquimista y poeta. Pero, sobre todo, como sabio excéntrico, a causa de ideas como la de construir un planetario en una sala de su propia casa que representaba la bóveda celeste y ambientarlo todo con efectos sonoros y visuales que simulaban los distintos agentes atmosféricos: la tormenta, el rayo y el trueno. En realidad el rondeño, Ibn Firnas, fue el primer científico andaluz destacado. Durante el Emirato, la época de Ibn Firnas, comienza a despertar la ciencia y la tecnología en Al Andalus. Los hechos más significativos son el uso del papel, la utilización de las cifras árabes o numerales y la primera mención conocida de la brújula. Paralelamente se introducen muchas plantas hasta entonces extrañas en el mundo occidental: el azúcar, las espinacas, las berenjenas, las alcachofas, la sandía, el albaricoque, el arroz, el limonero, etcétera.

El gran historiador de la ciencia, Georges Sarton, considera Al Andalus como el más importante centro cultural del mundo en la Edad Media. De la dependencia científica que tenían los cristianos y judíos de los musulmanes da cuenta la siguiente advertencia del alfaquí sevillano Ibn Abdun, que dice en el 493 H (1.100 dC) : «No deben venderse a judíos ni a cristianos libros de ciencia, salvo los que tratan de su ley porque después traducen los libros científicos y se los atribuyen a los suyos y a sus obispos, siendo así que se trata de obras musulmanas».

Abbas Ibn Firnas fue el único que descifró el tratado de métrica árabe de Jalil. Se desconoce la fecha de su nacimiento, aunque se sabe que murió en Córdoba en el 273 H (887 dC).

 

 

 

domingo, 19 de mayo de 2024

IBN QASI


IBN QASI

Ibn Qasī: Abū l-Qasīm b. Qasī b. al-Ḥusayn. Silves (Portugal), f. s. XI-p. s. XII – ŷumādà, I 546 H./16.VIII-14.IX.1151 C. De origen cristiano (antepasados conversos), era experto en lexicografía y maestro sufí.

BIOGRAFÍA

Fue funcionario almorávide y lideró el movimiento de los murīdūn (iniciados), que se sublevaron en el Algarve contra el poder central. Estudió las obras de los principales autores orientales, como al-Gazālī y su obra Iḥyā’ ‘ulūm al-dīn (Vivificación de las ciencias de la religión), que fue posteriormente prohibida por los almorávides. Se dice que, como los sufíes, pudo falsificar los textos e interpretar el sentido aparente de la palabra de Dios.

No se sabe nada de su vida antes de crear el movimiento de los murīdūn, que tras comenzar como un movimiento espiritual contribuiría a provocar la caída de los almorávides, pues coincide con un período de crisis, al estar acorralado el emir entre cristianos y almohades, que ya habían conquistado zonas del norte de África. Tras un fracasado intento de conquistar Sevilla, sus seguidores conquistaron Mértola y de ahí se extendieron hasta hacer de Ibn Qasī el señor del Algarve. [...]

 

DAWUD B. 'A'ISA

 

DĀWŪD B. ‘Ā’IŠA.


Dāwūd b. ‘Ā’iša fue un relevante personaje de la época de Yūsuf b. Tāšfīn, primer emir almorávide, del cual solo disponemos de unas cuantas noticias dispersas en crónicas y fuentes de diverso tipo, las cuales son insuficientes para reconstruir su perfil biográfico y su trayectoria política.

Las primeras noticias nos lo sitúan como uno de los responsables de las cuatro regiones en las que, hacia 1074-1075, Yūsuf b. Tāšfīn dividió sus dominios territoriales magrebíes, correspondiéndole, en concreto, el gobierno de Siŷilmāsa y la región de Dar’a. Ello obliga a considerarlo como uno de los personajes más relevantes del momento, impresión que se corrobora mediante el análisis de su actuación posterior.

A partir de este momento, no tenemos más noticias de su actuación hasta una década más tarde cuando, en 1086, y ante la gravedad de la amenaza cristiana, Yūsuf b. Tāšfīn cruza el Estrecho para dirigirse a al-Andalus. En este momento, Ibn ‘Ā’iša vuelve a desempeñar un papel de primer orden, actuando como auténtica mano derecha del emir almorávide. En efecto, Ibn ‘Ā’iša aparece junto al emir durante los preparativos realizados en Marrakech antes de la partida, siendo, en realidad, el jefe de la expedición. En calidad de tal, se adelantó a la llegada del emir a Algeciras, donde debía desembarcar la expedición, para entrevistarse con el gobernador y pedirle que abandonara la ciudad para que el emir almorávide pudiera ocuparla. Tras la llegada de la orden del soberano abadí sevillano al-Mu’tamid, Ibn ‘Ā’iša tomó posesión de la ciudad, tras lo cual se produjo la llegada del emir almorávide.

Su segunda aparición en las fuentes se produce en el contexto de la célebre batalla de Sagrajas, cerca de Badajoz, ocurrida en octubre de 1086 y en la que la coalición formada por el emir almorávide y los principales reyes de taifa logró derrotar al soberano Alfonso VI, conquistador de Toledo. Ibn ‘Ā’iša tuvo en este episodio un protagonismo propio destacado. En efecto, de acuerdo con la tradición vigente, ambos soberanos habían acordado el día del combate pero, incumpliendo su palabra, los cristianos se dirigieron contra el campamento almorávide, atacando a las fuerzas de los régulos taifas, que formaban la vanguardia, obligándoles a retirarse hacia Badajoz. Ibn ‘Ā’iša quien, junto a al-Mu’tamid de Sevilla, formaba una segunda línea, pudo detener el avance de las fuerzas cristianas, hasta que, finalmente, las fuerzas comandadas por el emir decidieron la lucha a favor de los musulmanes.

 

Bibl.: J. Bosch Vilá, Los almorávides, Tetuán, Editorial Marroquí, 1956 (reed. Granada, Universidad, 1990), págs. 119, 133, 134 y 137; M.ª J. Viguera, Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes (Al Andalus del XI al XIII), Madrid, MAPFRE, 1992; M.ª J. Viguera (coord. y pról.), Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. VIII-2, Madrid, Espasa Calpe, 1997; V. Lagardère, Les almoravides. Le djihâd andalou, Paris, L’Harmattan, 1998; P. Guichard, Al-Andalus frente a la conquista cristiana: los musulmanes de Valencia (siglos XI-XIII), Madrid-Valencia, Biblioteca Nueva-Universitat de València, 2001; H. T. Norris y P. Chalmeta, “Al-Murābiṭīn”, en VV.AA., Encyclopédie de l’Islam, vol. VII, Leiden, E. J. Brill, 1993, págs. 584-591.


Alejandro García Sanjuán