CASTILLOS
ANDALUSÍES DE MÁLAGA
PUBLICADO EL 6 ENERO, 2020 POR FUNCI
06
Ene
Autor del artículo: Francisco M. Romero
Fecha de publicación del artículo: 06/01/2020
Como decíamos ayer, son muy numerosos los castillos de Málaga,
auténticos bastiones del pasado que resuenan en el presente, hitos de un
ayer que es necesario conocer para saber por qué nos dirigimos inexorablemente
hacia el futuro que parece aguardarnos con tanta saña.
Una senda de los castillos, fortalezas, baluartes, bastiones de
la provincia que recorrer para recordar que nos asentamos en un vasto legado
patrimonial y que la seguridad con la que contamos hoy en día no se alcanzó
-sin esfuerzo ni dolor- de la noche a la mañana y que, ni mucho menos, es algo
que esté garantizado por siempre.
Repartidos por toda la geografía de la provincia malagueña se localizan
hasta 90 castillos, en diversos estados de conservación: desde las
fortalezas restauradas y recuperadas que siempre han mantenido su utilidad,
hasta el mero montón de piedras, testigos mudos del verdadero valor que
la perspectiva del tiempo otorga a las cosas.
Así, diez castillos listamos en este comienzo de año en el
que el peso de la fecha, 2020 d.C., hace que nos pongamos demasiado intensos y
dramáticos.
Castillo de Álora
El castillo de Álora, en estado de ruina consolidada, se alza
sobre un cerro vigilando la localidad desde hace siglos. Del castillo de Álora se
conservan dos torres en buen estado, ya que han sido reconstruidas, y numerosos
lienzos de muralla, con nichos adosados en su interior porque durante más de
doscientos años ha sido empleado como cementerio.
Adosados a esta fortaleza se encuentran los restos de la antigua
parroquia del pueblo, destruida por un terremoto y que hoy en día es
la Capilla
de Jesús Nazareno de las Torres.
La torre del homenaje del castillo de Álora está habilitada para su
visita, y desde ella hay unas magníficas vistas de los alrededores.
Castillo de la Peña de Ardales
Como gran parte de las fortalezas malagueñas, el castillo de la
Peña de Ardales está situado sobre un gran promontorio rocoso a 496
metros de altitud, dominando la localidad, asentada a sus pies, y la ancha
llanura que se extiende en dirección a la Sierra de Peñarrubia y
que constituye una de las entradas naturales hacia Málaga, de ahí su importancia estratégica.
El castillo de la Peña de Ardales está compuesto por las ruinas
de un castillo medieval que data del siglo IX al XV, y una gran iglesia
mudéjar del siglo XV, que contiene un impresionante artesonado y varias
capillas barrocas. Se construyó durante la revuelta de Omar Ibm Hafsun y
formó parte de sus dominios hasta que los Omeyas cordobeses pusieron fin a la
rebelión con la conquista de Bobastro.
Esta fortaleza tiene comunicación visual con la torre almenara de
la Sierra de Peñarrubia y el castillo de Turón.
A partir del siglo XIII, tras la conquista del valle del Guadalquivir por
las tropas castellanas, el castillo de Ardales cobrará nuevamente importancia,
pues la zona se convertirá en frontera entre Castilla y el reino nazarí
de Granada, cambiando de unas manos a otras en varias ocasiones.
En la actualidad, del castillo también podemos diferenciar dos
recintos amurallados. El exterior se adapta al terreno, bordeando el
contorno de la peña sobre la que se edificó, configurando una planta irregular.
El recinto interior, probable alcázar o residencia señorial situado en la parte
más elevada de la peña, es de planta cuadrada, y tendría una torre en cada
esquina.
En total se conservan nueve torres que rodean el perímetro
de la peña, aunque es probable que otras hayan desaparecido. Una de ellas,
quizás la del homenaje, cierra el recinto superior por el noroeste.
Castillo de Casares
Situado sobre un abrupto macizo de roca caliza y en lo más alto del pueblo,
se alza el conocido como castillo de Casares. La arquitectura
del castillo de Casares es
irregular, adaptada al relieve, con dos entradas originales en
codo, con puertas de arco, por las calles Villa y Arrabal.
Además de restos de la muralla, se conservan también parte de los
muros y torres del alcázar, situados en la parte más elevada de la meseta.
Esta fortaleza servía de elemento de comunicación entre las ensenadas
litorales de Manilva y Estepona, y las fortalezas, torres y aldeas
del interior, así como con la ciudad de Ronda. Y es que desde su
ubicación se dominan los valles, colinas y llanuras costeras que se extienden
desde la serranía de Ronda hasta la bahía de Algeciras, teniendo enlaces
ópticos con Jimena, Castellar y Gibraltar.
Los restos que se conservan de la fortaleza, así como los resultados de las
diversas excavaciones realizadas en su solar, no arrojan datos sobre
asentamientos anteriores al medievo. Así, las primeras referencias a esta
fortaleza son de fuentes árabes del siglo XIII, cuando, formando
parte del protectorado benimerín, Casares adquirió gran importancia como
una de las fortalezas situadas entre el litoral del Estrecho y la Serranía de
Ronda.
Castillo de la Duquesa, Manilva
El castillo de la Duquesa en Manilva se encuentra en
la playa de La Duquesa y
recibe también el nombre de Fortín de Sabinillas, por encontrarse
junto a este núcleo costero.
El castillo de la
Duquesa fue construido en el siglo XVIII por Francisco
Paulino durante el reinado de Carlos III, con el fin de
defender esta zona de las constantes incursiones de piratas y corsarios.
La fortaleza se construyó aprovechando unos viejos muros romanos y
que apenas superaban un metro de altura. La estructura del castillo albergaba
un destacamento para la caballería y otro para la infantería, así como un
pajar, una cocina y una capilla.
Fue empleado como cuartel de la Guardia Civil durante años y, actualmente,
es un lugar de encuentro de citas culturales y de ocio, además de
albergar restos arqueológicos encontrados en la zona, por lo
que este castillo nunca ha dejado de ser empleado.
Castillo de Lízar, Frigiliana
No se sabe con certeza cuando se construyó el castillo de Lízar de
Frigiliana, si en el siglo IX -coincidiendo con la revuelta de Omar Ben
Hafsun contra el emir de Córdoba- o durante el siglo XI -coincidiendo con la
construcción de otros recintos similares por parte de los almorávides-.
El castillo de Lízar disponía
de agua procedente de una acequia, que le llegaba a través de un pequeño
acueducto y ocupó una superficie de unos 4.000 metros cuadrados.
Ubicado en lo alto del pueblo, se conserva en muy mal estado: en la actualidad
únicamente quedan de él restos de su cimentación y parte de la
rampa de acceso.
Según las crónicas que nos han llegado de la época, esta importante defensa
fue destruida por los ejércitos cristianos en el año 1569 por
orden de Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla, con el
beneplácito de Felipe II, que deseaba acabar con todo lo que le
recordara la rebelión de los moriscos y tampoco quería que volviera a ser
refugio de sus enemigos.
No se conoce la estructura de su trama interior, pero sí la del trazado
exterior, gracias a la conservación de algunos lienzos de muralla de poca
altura y restos de muros. Así, la fortaleza cubriría la totalidad de la corona
del cerro de Lízar. Además, se presupone que la defensa del castillo
contaría con varias torres y por lo menos un acceso desde la cara sur, hacia el
pueblo, aunque también pudo tener otra puerta en la cara norte, siendo un punto
de acceso más fácil.
Castillo de Cártama
Sobre la agreste cumbre del cerro de la Ermita, desde la que se
disfruta de inmejorables vistas de la Vega del Guadalhorce, un
castillo musulmán del siglo X otea el horizonte: es el castillo de
Cártama, que se erigió durante siglos como uno de los principales baluartes
de la defensa de Málaga.
La ubicación estratégica de este castillo resultaba clara si tenemos en
cuenta que vigila la Hoya de Málaga, el último tramo navegable del
Guadalhorce, al pie de las sierras Espartales y la Llana, puerto
fluvial durante la época romana.
El castillo de Cártama posee
una planta rectangular, con doble recinto defensivo, de modo que el
primero disponía de diez torres y, el segundo, que se acercaba
a la ciudad, mantiene ocho torres y una torre albarrana.
Además, dicha fortaleza estaba preparada para soportar asedios con el
apoyo, entre otras cosas, de un aljibe realizado en época califal.
Este depósito está excavado en la roca, con forma cuadrangular cubierto con
bóveda de cañón.
Fortaleza del Rey Chico o Castillo de
Qasr Bunayra, Casarabolena
La Fortaleza del Rey Chico, también conocida como castillo
de Qasr Bunayra, de Casarabolena data, en su mayor parte,
del siglo X y está declarada como Bien de Interés Cultural, aunque de ella
perduran pocos restos, en concreto varias torres y algunos lienzos de muralla.
Se cree que el castillo
de Qasr Bunayr tiene un origen romano, aunque
fueron los árabes los que le proveyeron de esplendor.
Concretamente, Umar ibn Hafsum, en el año 922, lo convirtió en
su base de operaciones contra Bobastro, de modo que en esa época nazarí fue un
bastión fundamental.
De hecho, es el principal exponente del antiguo asentamiento árabe en
la localidad, creciendo a su alrededor la ciudad islámica amurallada, lo que
acabo el día 2 de junio de 1485 cuando los castellanos entraron en el municipio
y emplearon el asentamiento como fortaleza militar hasta el siglo XVIII.
Alcazaba de Ronda o Castillo del Laurel
La alcazaba de Ronda fue parcialmente destruida durante el
asedio de Ronda en 1485 durante la Reconquista, trabajo que, cerca de 400 años
después, terminarían las tropas francesas durante la Guerra de la
Independencia. Para rematar, además, la alcazaba de Ronda sufrió
daños a principios del siglo XX como resultado de la ampliación de la calle de
las Imágenes y la construcción sobre él de un internado que recibió el nombre
de Castillo del Laurel.
Un viejo colegio internado que hoy en día está abandonado y
cuyo patio se usa de aparcamiento. Queda muy poco de la estructura
árabe original, y a pesar de que en numerosas ocasiones se ha intentado
rehabilitar como hotel, la Junta de Andalucía nunca ha concedido los permisos
necesarios para ello.
El posicionamiento primigenio de esta fortaleza obedecía a su una
importancia estratégica para Ronda, ya que aprovechaba un espolón rocoso
situado, adaptado con al menos dos líneas de murallas. En el interior, el castillo
estaba protegido por un muro de torres fortificadas, encontrándose
la torre del homenaje en el lado oriental frente a la ciudad.
De este modo, su situación permitía que la entrada a la ciudad y los dos
arrabales pudiera controlarse desde la fortificación, formando, junto con la
desaparecida Puerta de las Imágenes, un sistema defensivo casi
inexpugnable, sólo vulnerable mediante asedio.
Castillo del Águila, Gaucín
En lo más alto del pueblo de Gaucín se encuentran las
ruinas del castillo del Águila. Su origen es árabe y fue construido
en el siglo XX.
Del castillo del Águila se
conservan la muralla, la torre homenaje, los aljibes y algunos otros elementos,
gracias ha que ha sido reconstruido en varias ocasiones,
a lo largo de los siglos por su valor estratégico.
La última de dichas reformas tuvo lugar en el año 1808 con motivo de
la Guerra de la Independencia, reforma que fue reforzada en 1842
durante la regencia del general Espartero. Hasta el siglo pasado
estuvo artillado y guarnecido.
El castillo del Águila oculta un camino subterráneo de escape, obra de los
árabes. Junto a la fortaleza, por la parte oriental, encontramos la ermita del Santo Niño,
que en un tiempo fue habilitada como cuartel, y una de las torres del castillo,
que se empleó como polvorín.
El castillo cementerio de Benadalid
Fuera del casco urbano de Benadalid, al norte de esta localidad,
localizamos un viejo cementerio con torres cilíndricas que no es nada más ni
nada menos que un castillo: el castillo cementerio de Benadalid.
No está claro el origen del castillo de Benadalid:
no se sabe a ciencia cierta si se remonta a la época romana o a los siglos XIII
o XIV porque es una de las fortalezas más extrañas en su
adscripción medieval y la cita documental más antigua data del año 1286.
Su edificación es de planta regular y en forma trapezoidal, con el acceso
principal en la base mayor y orientado al noroeste. Sus muros son de
mampostería trabada con mortero de cal y cuenta con tres torres cilíndricas,
a falta de una por causa de un derrumbe. En el centro del recinto se encuentra
un aljibe subterráneo y junto al acceso hay otra torre de
sección cuadrangular.
En su exterior se reviven, una vez al año que, como todo el mundo sabe, no hace daño, las luchas que debieron disputar las fuerzas moras (¿hoy en día hay que decir árabes?) y cristianas, alterando la calma y tranquilidad que reina en la zona durante la mayor parte del tiempo.