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miércoles, 12 de julio de 2023

ALBARO DE CÓRDOBA

 

ALBARO DE CÓRDOBA

Álbaro de Córdoba. ?, c. 800 − Córdoba, c. 863. Teólogo y escritor.

Este intelectual mozárabe afincado en Córdoba, según algunos de origen judío, fue sin duda educado en el cristianismo. Ambrosio de Morales postuló, sin pruebas sólidas, su ascendencia nobiliaria. De lo que no cabe duda es que era muy rico, ya que siendo un laico casado y probablemente con hijas pudo dedicarse sin problemas al estudio.

Álbaro es sobre todo conocido porque una parte de su vida corre pareja a los importantes hechos acaecidos en Córdoba a mediados del siglo ix: la muerte de cristianos que insultaban públicamente la fe musulmana para alcanzar de ese modo la salvación mediante el martirio, y la polémica desatada dentro de la iglesia en torno a esta práctica (había quienes la fomentaban y quienes la desaprobaban, e incluso la juzgaban pecaminosa).

Partícipe en dicha polémica religioso-política del lado de quienes apoyaban los martirios, Álbaro escribe el Indiculus luminosus. Su primera parte está dedicada a defender a los mártires voluntarios y la segunda al desprestigio de Mahoma mediante su asimilación con el Anticristo. Igualmente, inmerso en estos sucesos, cuando se consuma el martirio de su amigo Eulogio (11 de marzo de 859) emprende la redacción de una Vita Eulogii al hilo de cuya composición va produciéndose su decadencia física y anímica. Recibe el sacramento de la penitencia en 861, pero no debió de morir hasta más de un año después. En esta época, quien recibía dicho sacramento y no moría en breve debía llevar una vida prácticamente religiosa. Es precisamente en este lapso de tiempo cuando escribe suConfessio. Su muerte se produjo en 863 o muy poco antes. Pronto debió de ser aclamado como santo por el pueblo, porque en el calendario de Recemundo (961) el 7 de noviembre está dedicado a su memoria.

Además de las tres obras citadas, se conservan de Álbaro catorce cartas (doce en su epistolario, con ocho contestaciones de sus corresponsales; y otras dos copiadas junto a las obras de su amigo Eulogio), varios poemas y algunas notas quizá autógrafas escritas en los márgenes de sus lecturas personales. Gracias a estos documentos se pueden conocer otros aspectos de su vida.

Las cartas reunidas en su epistolario, cuya cronología no está unánimemente fijada por los especialistas, tienen los siguientes remitentes, destinatarios y temas: las epistulae I-VI son correspondencia retórico-teológica con Juan de Sevilla (un seglar, no el homónimo arzobispo sevillano vivo en 839). Pudieron haber sido escritas entre 848 y 851. Las VII y VIII (¿escritas en torno a 840?) se cruzan entre Álbaro y Esperaindeo (maestro de Álbaro y de Eulogio). La carta IX va dirigida al médico Romano, a propósito de una fundación patrocinada por Álbaro, hecho que prueba su riqueza, y debe probablemente datarse después de 861.

Suele aceptarse que la décima carta, anónima (“de un obispo a otro obispo”), está relacionada con las cartas XI-XIII, cruzadas entre Álbaro y el obispo Saulo, con sede en Córdoba del 850 al 861. Las seis debieron de escribirse en esos años. Las últimas cartas (de la xiv a la xx) son el intercambio epistolar de Álbaro con el judío Eleazar. Probablemente este Eleazar sea el diácono germano Bodo, de origen noble, quien en 839 se convirtió al judaísmo, cambió su nombre por el de Eleazar, se casó con una judía y marchó a vivir primero a Zaragoza y luego a Córdoba. De ser así, podrían fecharse en torno a 840.

Al margen de su epistolario se conservan otras dos cartas de Álbaro, que, por estar dirigidas a su amigo Eulogio en respuesta a las que éste le envió con motivo de la aparición de sus Memoriale Sanctorum Documentum martyriale, se copiaron junto a tales obras. También han llegado hasta nosotros bajo el nombre de Álbaro once poemas (Carmina), escritos en torno al año 850, y se atribuyen a él un Hymnus in diem sancti Eulogii, un Epitaphium sancti Eulogii y una Oratio Albari. Estas dos composiciones, como las dos cartas antes mencionadas, se hallan escritas en el códice que conserva la Vita Eulogii (Biblioteca Nacional de España, ms. 10029). Y, en fin, se podrían haber conservado algunas notas de Álbaro en los márgenes de dos códices fechados en el siglo ix: Madrid, Boletín de la Real Academia de la Historia, n.º 80, y San Lorenzo de El Escorial, Biblioteca del Real Monasterio, ms. &.I.14.


Obras de ~: Indiculus luminosus, s. l., s. f.; Vita Eulogii, s. l., c. 859; Confessio, s. l., s. f.; Epistolario [840-861] [ed. de J. Madoz, Epistolario de Álvaro de Córdoba, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1947, págs. 91-281; trad. de G. del Cerro Calderón y J. Palacios Royán, Epistolario de Álvaro de Córdoba, Córdoba, Universidad de Córdoba, 1997]; (Carmina), s. l., c. 850; Hymnus in diem sancti Eulogii; Epitaphium sancti Eulogii Oratio Albari (atribs.) (en Vita Eulogii, Biblioteca Nacional de España, ms. 10029); [autógrafos y notas en códices], s. ix [en Boletín de la Real Academia de la Historia, n.º 80 y Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, ms. &.I.14; reprod. en J. Madoz, “Autógrafos de Álvaro de Córdoba”, en Estudios Eclesiásticos, 19 (1945), págs. 519-522 y págs. 519, 520].


Bibl.: F. J. Simonet, Historia de los mozárabes de España, Madrid, Real Academia de la Historia, 1897-1903, 4 vols. (reimp. Madrid, Turner, 1983); G. Antolín, “Códices visigóticos de la biblioteca del Escorial”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), 86 (1925), págs. 605-639 (espec. págs. 612, 613 y 634-635); J. García Soriano, “Un códice visigótico del s. ix”, en BRAH, 106 (1935), págs. 479-484 (más láminas IVIII); J. Zarco Cuevas, “El nuevo Códice visigótico de la Academia de la Historia”, en BRAH, 106 (1935), págs. 389-442 y 390-392; C. M. Sage, Paul Albar of Cordoba. Studies on his Life and Writings, Washington, The Catholic University of America Press, 1943; J. Madoz, “Autógrafos de Álvaro de Córdoba”, en Estudios Eclesiásticos, op. cit.; (ed.), Epistolario de Álvaro de Córdoba, op. cit.; “Un caso de materialismo en España en el siglo vi”, en Revista Española de Teología, 8 (1948), págs. 203- 230 (espec. págs. 227-230); A. S. Ruiz (ed. y trad.), Obras completas de San Eulogio, Córdoba, Imprenta provincial, 1959, págs. 2-43, 52-57 y 290-293; J. Gil (ed.), Corpus Scriptorum Muzarabicorum, vol. 1, Madrid, CSIC, 1973, págs. 144-361, y vol. 2, págs365-366 y 460-461; D. Millet-Gérard, Chrétiens mozarabes et culture islamique dans l’Espagne des viiie-ixe siècles, Paris, Études Augustiniennes, 1984; J. A. Coope, The Martyrs of CórdobaCommunity and Family Conflict in an Age of Mass Conversion, Lincoln-London, University of Nebraska Press, 1995; J. Gil, “Aproximación a la literatura latina de los mozárabes”, en Actas del I Congreso Nacional de Cultura Mozárabe, Córdoba, Obra social y cultural Cajasur, 1996, págs. 89- 104; F. Delgado León (ed. y trad.), Álvaro de Córdoba y la polémica contra el Islam. El “Indiculus luminosus”, Córdoba, Cajasur, 1996; F. González Muñoz, Latinidad Mozárabe. Estudios sobre el latín de Álbaro de Córdoba, Córdoba-La Coruña, Universidad de La Coruña, 1996; G. del Cerro Calderón y J. Palacios Royán (trads.), Epistolario de Álvaro de Córdoba, op. cit.; M. J. Aldana García (trad.), Obras completas de san Eulogio. Introducción, traducción y notas, Córdoba, Universidad de Córdoba, 1998, págs. 82-84 y 174-176; A. Christys, Christians in al-Andalus (711-1000), Richmond (Surrey), Curzon, 2002; F. González Muñoz, “El conocimiento del Corán entre los mozárabes del s. ix”, en M. Domínguez García, J. J. Moralejo, J. A. Puentes y M. E. Vázquez (eds.), Sub luce florentis calami. Homenaje a Manuel C. Díaz y Díaz, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2002, págs. 390-409; F. González Muñoz, “En torno a la poesía latina de la Córdoba del siglo ix”, en J. Casas Rigall y E. M. Díaz Martínez (eds.), Iberia cantat. Estudios sobre poesía hispánica medieval, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2002, págs. 31-60 (Lalia, 15); P. Henriet, “Sainteté martyriale et communauté de salut.

Une lecture du dossier des martyrs de Cordoue (Milieu ixe siècle)”, en M. Lauwers (ed.), Guerriers et moines. Conversion et sainteté aristocratiques dans l’Occident médiéval, ixe-xiie siècles, Antibes, APDCA, 2002, págs. 93-139 (espec., págs. 100-112); U. Domínguez del Val, Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana, vol. 6, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2004, págs. 13-87; J. Mellado Rodríguez, “Paulus Albarus Cordubensis”, en P. Chiesa y L. Castaldi (dirs.), La trasmissione dei testi latini del Medioevo. Mediaeval Latin Texts and their Transmission. Te.Tra. I, Firenze, Sismel-Edizioni del Galluzzo, 2004, págs. 340-348.



María Adelaida Andrés Sanz

 


SAULO DE CÓRDOBA

 

SAULO DE CÓRDOBA

Saulo de Córdoba. ?, p. s. IX – ¿861? Obispo de Córdoba.

En el año 850, a pesar de ciertas reticencias iniciales del emir ‘Abd al-Raḥmān II, Saulo fue nombrado sucesor de Recafredo como obispo de la Córdoba mozárabe sometida a la autoridad musulmana y mantuvo la condición episcopal hasta el año 861. En los años anteriores Saulo se había erigido en uno de los más pertinaces defensores de los martirios voluntarios que realizaba cierto sector de la mozarabía cordobesa y aun después de ser nombrado obispo perseveró en su postura. Tal militancia le llegó a suponer incluso el encarcelamiento temporal junto con Eulogio y otros religiosos en 851. Al año siguiente logró obtener del concilio celebrado para tratar la cuestión de los martirios un decreto confuso y ambiguo que no resultaba contrario a sus intereses.

Pocos años después, aunque la fecha exacta es incierta, estalló entre Saulo y Álbaro de Córdoba una encendida polémica, cuyos detalles se conservan en el intercambio epistolar entre ambos (Epist. Albari Cordub. 11-13). Álbaro solicitó al obispo Saulo el envío de un sacerdote que le administrara la absolución, una vez que había superado una enfermedad que lo había expuesto a la muerte y en previsión de la cual había recibido el remedio de la penitencia. Saulo, por alguna razón poco clara, aunque quizás relacionada con una supuesta acusación de migeciano, donatista y luciferiano vertida por Álbaro, le negó la comunión, a lo que éste reaccionó con otra carta en la que le dirigía graves insultos e imputaciones tales como haber absuelto a personas excomulgadas sin la mediación de una resolución conciliar, la práctica de la simonía, el nombramiento irregular de obispos y la adjudicación de una misma iglesia a dos sacerdotes distintos.

También se atribuye a Saulo la autoría de la epístola 10, anónima, del Epistolarium de Álbaro. Escrita probablemente durante su episcopado, Saulo justifica en ella su cambio de actitud y de opinión para amoldarse al sentir general de la Iglesia y muestra su oposición a las tesis rigoristas sobre la administración de los sacramentos sostenidas por sus adversarios.

Obras de ~: Rescriptum ad Albarum, J. Gil (ed.), Corpus Scriptorum Muzarabicorum, vol. 1, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1973, págs. 222-224; Epistola ad alium episcopum, J. Gil (ed.), Corpus Scriptorum Muzarabicorum, vol. 1, Madrid, CSIC, 1973, págs. 214-221.

Bibl.: M. C. Díaz y Díaz, “Saulo”, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. 4, Madrid, CSIC, 1975, pág. 2388; G. del Cerro Calderón y J. Palacios Royán, Epistolario de Álvaro de Córdoba, Córdoba, Universidad, 1997; U. Domínguez del Val, “Saulo, obispo de Córdoba”, en Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana, vol. VI, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2004, págs. 452-457.


David Paniagua Aguilar

 

viernes, 23 de junio de 2023

 

EL DÍA QUE LA REINA ISABEL ‘LA CATÓLICA’ ORDENÓ A LOS JUDÍOS A CONVERTIRSE



El 14 de marzo de 1492, la Reina Isabel ‘la Católica’ ordenaba la conversión de todos los judíos que habitaban en sus territorios soberanos al cristianismo o de lo contrario serían expulsados.

Su orden se había llevado a cabo décadas e incluso siglos después de que otros países como Gran Bretaña o Francia la hubiesen llevado a cabo aunque con la diferencia de que los Reyes Católicos fueron los primeros en hacerlo de forma oficial con el famoso Edicto de Granada y que, posteriormente, el Rey Fernando ‘el Católico’ firmaba otro para el Reino de Aragón.

No hay un único motivo que propiciase la orden de la Reina Isabel ‘la Católica’ de convertir a todos los judíos de su Reino al cristianismo, más bien varios. Desde la Inquisición Española establecida por los Reyes Católicos hasta la presión de la opinión popular, mayoritariamente antijudía, pasando por los episodios de luchas clasistas motivadas por la envidia de la nobleza y el clero hacia la nueva burguesía incipiente que, en su mayoría, era de origen judío.

También se cuenta que otro de los motivos que hicieron que los Reyes Católicos llevasen a cabo esta orden era la unión de la fe católica en sus Reinos además de la posibilidad de acumular gran riqueza por parte de la Corona al expropiar las propiedades de los judíos que se negasen a convertirse al cristianismo. Un hecho que les permitía a los Reyes Católicos llenar las arcas reales en poco tiempo.

Sea como fuere, los judíos que vivían en los territorios de los Reyes Católicos que no se habían convertido al cristianismo fueron expulsados el 2 de agosto de 1492.

 

EL DICCIONARIO ÁRABE-CASTELLANO QUE AYUDÓ A CONOCER EL DIALECTO ANDALUSÍ

 

EL DICCIONARIO ÁRABE-CASTELLANO QUE AYUDÓ A CONOCER EL DIALECTO ANDALUSÍ


El 5 de febrero de 1505, el librero Juan Varela de Salamanca imprimía en la ciudad de Granada ‘Vocabulista arábigo en letra castellana’, el primer diccionario árabe-castellano de la historia, una obra escrita por el religioso jerónimo Fray Pedro de Alcalá que ha permitido conocer con precisión el dialecto andalusí.

‘Vocabulista arábigo en letra castellana’ es una obra de importancia capital para el estudio de la historia de lexicografía española-árabe. Se trata del primer diccionario árabe-castellano de la historia y la primera obra de lexicografía bilingüe española que tiene como lengua extranjera de destino una lengua que no sea el latín.

La principal causa de la elaboración del primer diccionario árabe-castellano figura en el prólogo de la obra, prólogo que se encuentra dedicado a la persona que encargó dicho diccionario, el arzobispo de Granada, Hernando de Talavera, quien pidió al religioso Fray Pedro de Alcalá llevar a cabo la obra ‘Vocabulista arábigo en letra castellana’ para poder comunicarse con los musulmanes de Granada recién convertidos al cristianismo. “…y tan crecido provecho a los próximos, y non menos a los nuevos convertidos a nuestra sancta fe católica que a los viejos cristianos, que tanta necesidad tienen de ser predicadores y maestros de elIos. Ca assi como los aljamiados pueden por esta obra saber el arauia, viniendo del romance al arauia, assi los arauigos, sabiendo leer la letra castellana, tomando primero el arauia, ligeramente pueden venir en conocimiento del aljamia”, escribe Pedro de Alcalá en su prólogo.

El diccionario se encuentra dividido en tres partes. Una primera en la que Pedro de Alcalá explica la pronunciación de las letras en la variante granadina del árabe. Una segunda que se trata del diccionario propiamente dicho y una tercera en la que se encuentra la transcripción en español.

 

 

sábado, 5 de marzo de 2022

LA MEZQUITA DE CÓRDOBA, EL ESPLENDOR DE AL-ÁNDALUS





LA MEZQUITA DE CÓRDOBA, EL ESPLENDOR DE AL-ÁNDALUS

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La mezquita erigida por Abderramán I a finales del siglo VIII, experimentó sucesivas ampliaciones que la convirtieron, en tiempos del califato, en el edificio religioso más importante de al-Andalus y del occidente musulmán.


Susana Calvo Capilla

Durante la primera mitad del siglo VIII, el poder del califato Omeya de Damasco entró en evidente declive. La inestabilidad política y las conspiraciones fueron en aumento hasta que desembocaron en la fitna (guerra civil), que acabó con la caída de los omeyas y el acceso al trono de la familia Abasí, en el año 750. Cinco años después, los últimos omeyas desembarcaron en Almuñécar y el príncipe Abd al-Rahman ibn Muawiya aprovechó las disputas tribales para hacerse con el poder en al-Andalus.

Un año después, Abderramán I fundó un emirato con capital en Córdoba que, en 773, se independizó de Bagdad, la nueva capital del imperio abasí, y culminó la unificación de los territorios musulmanes de la península en 781. Hacia el año 785, Abderramán I mandó construir una mezquita con la intención de reafirmar su independencia del poder abasí, con el que mantenía todavía un vínculo religioso –puesto que el califa era el máximo líder espiritual del Islam–. La mezquita de Córdobaes hoy el monumento más antiguo conservado de al-Andalus.

EN EL SIGLO X, LA MEZQUITA SE CONVIRTIÓ EN EL MAYOR CENTRO DE CULTO DEL OCCIDENTE MUSULMÁN. ESTA ILUSTRACIÓN RECREA SU ASPECTO TRAS LAS DIVERSAS AMPLIACIONES A LAS QUE FUE SOMETIDA.




ORÍGENES LEGENDARIOS



Hasta ahora desconocemos cómo fueron y dónde estaban las mezquitas andalusíes anteriores. En la Península, al igual que sucedió en Oriente y en el norte de África, los primeros musulmanes, salvo excepciones, no reutilizaron las iglesias como lugar de oración y, de hecho, muchos templos se mantuvieron abiertos al culto cristiano durante centurias. Todo lo contrario sucedió siglos después, cuando castellanos y aragoneses conquistaron los territorios de al-Andalus y consagraron la totalidad de las mezquitas.