jueves, 14 de marzo de 2019

TARTA DE TRUFA DE TURRON, CUBIERTA DE TRUFA DE CHOCOLATE BLANCO PARA NAVIDAD


TARTA DE TRUFA DE TURRON , CUBIERTA DE TRUFA DE CHOCOLATE BLANCO PARA NAVIDAD


Esta Navidad, aún convaleciente, se me ocurrió hacer una tarta para que fuera a gusto de todos, y gracias a Dios hacerla. Y a todos gusto,  y para mí una satisfacción de haber acertado.

Ingredientes
Para el bizcocho:
5 Huevos enteros
1 Yema de huevo
150 gr de harina
30 gr de harina de almendra
180 gr de azúcar
1 Sobre de esencia de vainilla (1 Cucharada)
2 Cucharadas de azúcar vainillada
Para la trufa cocida de turrón:
1 Litro de nata
1 Tableta de turrón de jijona
Para la trufa cocida de chocolate blanco:
1 Litro de nata
 1 o 2 tabletas de chocolate blanco de calidad (unos 250 gr)
Para el  almíbar:
150 gr de azúcar
1 Cucharada de azúcar vainillada
75 ml de agua

Elaboración
Para el bizcocho:
En un bol, ponemos, los huevos y la yema, con los azucares y la esencia de vainilla, batimos bien con una varilla manual o varilla eléctrica, hasta que estén bien integrado los ingredientes y doble su volumen y tenga un color blanquecino, le añadimos la harina y la harina de almendra bien mezcladas, y seguimos batiendo con movimientos envolventes, hasta que esta forme una masa homogénea.

Engrasamos un molde de 23 comide diámetro, que sea desmoldable, a la vez que lo enharinamos.

Precalentamos el horno a 150º con el ventilador, calor arriba y abajo (suelo y techo).
Con la masa que anteriormente hemos preparado la vertimos en el molde que previamente hemos engrasado y enharinado y movemos bien para que quede sin huecos y bien plano.
Metemos en el horno durante 30 minutos, comprobando cuando llegue este tiempo aproximado con una aguja de brocheta y de que esta sale seca, si sale seca es que está terminado.

Sacamos del horno y dejamos enfriar. Una vez frio desmoldamos.

Sobre fuente o bandeja, colocamos el bizcocho y lo abrimos con un cuchillo de sierra grande y largo  dos cortes longitudinales (3 discos).

Preparamos el almíbar, y dejamos enfriar.

En un mortero majamos groseramente el turrón de Jijona.

En un cazo calentamos 1 litro de nata y la ponemos sobre el fuego medio hasta que hierva sin que suba mucho, retiramos el fuego y al minuto  agregamos el turrón de Jijona, ya desmenuzado en el mortero y batimos  con la varilla eléctrica para que quede bien integrado y diluid. , una vez templadito, la metemos en el frigorífico hasta que esta esté completamente bien fría. Una vez fría la pasamos a un bol y batimos con varillas eléctricas (es más fácil y da mejor resultado) hasta montar la trufa que será espesa y fácil de manejar, reservamos en el frigorífico.

Igualmente procederemos de la misma manera con la trufa de chocolate blanco, solo que el chocolate blanco lo trocearemos en vez de majarlo.

En una fuente redonda o rectangular, o blonda, colocamos la base del bizcocho, la cual impregnamos con la ayuda de una brocha de silicona de almíbar.

En una manga pastelera, metemos trufa de turrón, con  una boquilla redonda,  de boca grande, hacemos círculos  sobre la base de bizcocho almibarada hasta completar el disco, y a continuación colocamos sobre ella otro disco de  bizcocho, que también almibaremos igualmente que el anterior, Volvemos a hacer círculos de trufa de turrón hasta que este relleno del mismo el disco, colocamos encima el otro disco y almibaramos.

Apretamos suavemente el disco para que toda la tarta quede bien compacta y el relleno se extienda bien y si sobresale, con la ayuda de una espátula redondearemos  sobre ella la trufa de turrón.

Ya solo queda rellenar una manga pastelera de boquilla en forma de estrella con la trufa de chocolate blanco y decorar la superficie ultima a nuestro gusto y meter en el frigorífico una hora para que quede todo bien compacto.

Deliciosa.

¡Buen provecho!

viernes, 8 de marzo de 2019

AL ANDALUS Y SU SEXUALIDAD


Al Andalus y su sexualidad
más lujosos estaban además bordados con hilos de plata y oro, y las telas iban ceñidas a la cintura y la cabeza cubierta.
Del mismo modo, eran muy comunes los adornos y complementos que, al igual que hoy en día, Los árabes dejaron en nuestro país una profunda huella, no sólo en el ámbito lingüístico o artístico, sino también en lo social.
Edmundo Fayanas Escuer31 de Mayo de 2017 (12:26 h.)


Los árabes dejaron en nuestro país una profunda huella, no sólo en el ámbito lingüístico o artístico, sino también en lo social. Cuando se produce la reconquista de los territorios de Al Andalus por parte del mundo cristiano, ésta no borró su cultura y sus formas, sino que existieron rasgos hasta incluso después de la expulsión de los moriscos en el siglo XVI.


León Francois Comerre
Córdoba era en aquella época histórica una de las capitales mundiales con mayor relieve social y cultural. La sociedad andalusí podía compararse, e incluso superar, a la de Bagdad.
Si seguimos la hisba, que era un Tratado de Costumbres, la relajación de la época se daba tanto en musulmanes, como en judíos y cristianos. En la Granada nazarí era práctica habitual la prostitución, el abuso del vino, así como la sodomía. Esto se producía en todos los niveles sociales.
El Islam no encuentra objeción al principio doctrinal o moral del placer sexual. El Islam no admite “el pecado original” tal como se da en el mundo cristiano. Los escritores medievales comparan las costumbres musulmanas, a las que se daban en la época de Roma. Es decir, existía el prejuicio medieval de considerar la ética musulmana como un torrente de pasiones sexuales y hedonistas que hacen recordar al mundo heleno y romano.
Para entender la grandeza de la época califal Córdoba nos sirvan estos datos, llegó a tener ochenta colegios, más de cuatrocientas mezquitas, cuatro mil comercios y unos seiscientos baños públicos. Las mujeres andalusíes tras el velo lograron cotas de libertad muy superiores a las de otras zonas musulmanas. Podemos encontrar mujeres médicas, comadronas, profesores, poetisas…
El mundo andalusí no era diferente del resto de territorios árabes. El modelo patriarcal y poligámico que se da en Al Andalus, es similar al que se daban en otras zonas dominantes del islamismo. Lo mismo podemos decir respecto al trato de la mujer y de la situación familiar.
Las costumbres y leyes en Al Ándalus permitían el harén como modelo ideal de familia. El hombre podía tener hasta cuatro esposas, aunque el poder económico de la familia era realmente el que determinaba cuantas mujeres podía mantener el varón.
LA FAMILIA
Algunas familias nobles contaban con concubinas esclavas, muchas de las cuales eran de origen cristiano convertidas al islamismo. El número de ellas podía llegar a ser muy extenso, pero sólo las que daban un hijo varón al sultán, alcanzaban el codiciado título de princesa madre que les daba derecho a tener fortuna personal y a emanciparse al morir su señor. Por ello, en la realidad del día a día, era el dinero y no la tradición, la que en la mayoría de los casos describía a la familia andalusí.



Francesco Pablo Michetti (1851-1920. Odalisque
Tanto si las estirpes eran monógamas o polígamas, una cosa compartían en común todas ellas: la solidaridad desarrollada entre las mujeres de la familia. Este hecho es considerado como uno de los sistemas de solidaridad y ayuda mutua más estudiados a lo largo de la Historia de las Mujeres, ya que debido a la presencia de tantas mujeres en el mismo hogar, entre ellas se desarrollaba un apoyo y cooperación poco común en otras sociedades.
Las tareas domésticas se repartían de forma equitativa y cuando surgían problemas entre ellas, se buscaban acuerdos comunes en la resolución del mismo. El cuidado de los hijos propios y de los de su marido, así como las tareas del hogar, son trabajos y obligaciones diarias.
Las labores de la mujer andalusí no eran distintas a las cristianas. Su clase social y poder económico determinaban si debían ser ellas mismas las que las realizasen o por el contrario, podían disponer de servicio doméstico, formado principalmente por las esclavas, las que cumpliesen con esos tediosos trabajos.
En estos hogares tan amplios podía convivir el varón junto con su esposa o esposas, hijos y sirvientes. En el domicilio pasaban los primeros años de su vida las mujeres, hasta que se casaban pasando a formar parte de la familia de su marido. Los varones permanecían en casa hasta que el padre los consideraba suficientemente mayores como para educarles él mismo.
Los hombres acudían a la mezquita a recibir las nociones necesarias para su pleno desarrollo como ser humano, mientras que la instrucción de ellas era recibida directamente por las madres, quienes las educaban según la clase social. La mujer noble se preocupaba por la cultura y aunque podían ser minoría, hubo mujeres que sabían leer y escribir con el fin de consultar y recitar El Corán.
Las esclavas pudieron a su vez enseñar a otras niñas, recibiendo así el status o reconocimiento de maestras. Nos puede llamar la atención, pues tenemos una idea muy diferente de lo que supusieron las esclavas de las elites, ya que fueron un grupo muy poderoso y con una gran cultura, ya que en el mundo árabe la cultura es sinónimo de placer. Por tanto, aquellas que debían entretener y hacer menos pesadas las veladas, habían sido instruidas en las artes y las ciencias, la música y la poesía.

La mayor parte de las mujeres en la España árabe tenían una profunda religiosidad. Aunque no era muy común verlas en las mezquitas, ya que la religiosidad de la mujer árabe es más privada que la practicada por las cristianas.
La mujer al pasar tanto tiempo dentro de los hogares, contaba con amplios espacios, siendo común que las casas tuviesen dos pisos distribuidos a partir de un patio porticado. En uno de sus lados, había una escalera, por la que se subía al piso superior, reservado a las mujeres. El patio era el centro de la vida familiar, donde las mujeres podían estar largo tiempo, sin miedo a que alguien pudiese observarlas.

LOS BAÑOS PÚBLICOS
En Al-Ándalus, la mujer de las clases más altas tenía una obligación principal y era cuidar su aspecto exterior, con el fin de gustar a su esposo, el único autorizado para verla plenamente. Eran las mujeres más privilegiadas, las que podían cuidar su aspecto. Todas las mujeres acudían una vez por semana a los baños públicos siempre y cuando tuviera realizada todas sus obligaciones. Los baños públicos era el lugar donde se repartían tiempos y espacios distintos para hombres y mujeres.
Además de lavarse, aquellas que lo podían pagar, recibían cuidados especiales como masajes con ungüentos cremosos y olorosos así como atención al cabello. Las mujeres solían tener una cabellera larga, espesa y muy negra. Incluso han llegado hasta nosotros testimonios que aseguraban que en la España musulmana, las mujeres se depilaban con fines estéticos.

En estos baños, podían olerse magníficos perfumes que manaban por sus ventanas, siendo por todos conocidos los excepcionales perfumes y esencias del mundo árabe. Gracias a los maestros perfumistas, las mujeres poseían distintos frascos, que utilizaban en las diversas ocasiones de la vida cotidiana y realmente disfrutaban con la fragancia de dulces e intensos aromas.
La coquetería de la mujer andalusí continuaba con la ropa que se vestía. Solía ser de colores vivos, los buscaban resaltar la belleza de las mujeres. Las joyas más comunes eran los collares y brazaletes de piedras preciosas. Se sabe que usaban frecuentemente diademas o broches de oro, plata y perlas.
LOS HARENES
Siguiendo la ley islámica, un musulmán podía tener hasta cuatro esposas si su poder económico se lo permitía. Podía convivir con más mujeres y poseer un harén.

Los harenes andalusíes estaban repletos de mujeres y alguno alcanzó fama, como el harén de Medina Azahara, en la época del califato omeya que llegó a contar con 6.300 mujeres contando a las esclavas. Otro harén muy famoso fue el del rey sevillano Al-Mutamid de la taifa de Sevilla, que llegó a tener unas ochocientas mujeres.
El prestigio de un soberano en Al Andalus también se media por el número de mujeres que tenía su harén. Muchas veces en él estaban mujeres que habían pertenecido a su antecesor.
El sexo en los harenes andalusíes no era el oficialmente pensado, sino que se sabe que existían otras prácticas alternativas. Debemos saber, que muchas mujeres que estaban en el harén nunca tendrían sexo con su dueño.
Estas mujeres convivían con otras mujeres y con los eunucos y era frecuente que tuvieran relaciones con ellos, no para copular, pues no podían al estar castrados, pero sí hacían sexo oral por medio del cunnilinguis.





Las mujeres de clase alta, denominadas jassa, llevaban una vida basada en la opulencia, pero vivían encerradas en los alcázares y debían cumplir el código de honor islámico. Se le exigía guardar la honorabilidad de la familia, estando totalmente apartadas de las miradas ajenas. Sus relaciones e daban exclusivamente en el ámbito familiar.
La privacidad de estos alcázares a veces era no se cumplía pues las mujeres eran observadas desde los alminares, que eran lugares altos y en el que era frecuente mantener conversaciones desde la distancia.
HOMOSEXUALIDAD MASCULINA Y FEMENINA
La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, hace que surja una poesía homoerótica llamada mudakarat. Este tipo de poesía, se mezclaba con la poesía báquica y nos aparece la figura del copero o escanciador. Veamos el siguiente poema.

¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel
Escrito por Abi-l-Husayn
La práctica de la homosexualidad era cuestión de los califas omeyas cordobeses. Se sabe que Abderramán III, Al-Hakem II, el emir Abd Allah de Granada y el rey Al Mutamid de Sevilla escribieron poesía homoerótica. Se conoce por ejemplo, que el califa omeya Al Hakem II hacía que la esclava navarra Subh se disfrazara de efebo para tener relaciones con ella.
Se sabe que el lesbianismo no era aceptado por Mahoma, pero no era igual su práctica si la mujer era casada o soltera. El lesbianismo para una mujer soltera que lo practicaba suponía ser castigada con un azote y el destierro durante un año. Sin embargo, para una mujer casada estas prácticas lésbicas suponía recibir cien azotes y posteriormente se le practicaba la lapidación hasta la muerte.

Hay constancia de que algunos autores de estas poesías homoeróticas eran abiertamente homosexuales como son Ibn Quzman o Ibn Shuhayr ambos pertenecientes a la elite andalusí.
Como estamos viendo la homosexualidad femenina a los largo de la historia del sexo queda muy poco reflejada. Tenemos dos historias lésbicas en Al Andalus, la primera es la princesa Wallada que aparece en los poemas del escritor andalusí Ibn Zaydun, donde llora su ausencia en Medina Zahara.
La princesa omeya Wallada (1025) con tan solamente dieciséis años abrió su palacio para ofrecer instrucciones a hijas de familias poderosas e instruir a esclavas en la poesía y en el arte amatorio.
Tuvo una relación amorosa con el poeta Ibn Zaydun, que nos dejar bellos poemas de amor y otros satíricos, cuando fue traicionada por él.
A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama
las vergas que se guardan en los calzones
se hubiera visto en las palmeras
se habría convertido en pájaro ababil.

Sin embargo, también hubo poetisas como la cordobesa Muhya que criticó a Wallada.
Ha dado a luz y no tiene marido
se ha desvelado el secreto, ha imitado a María
más la palmera que la virgen
sacudiera para Wallada es un pene erecto.
Esta princesa jamás se casó y se dice que fue una de las primeras feministas en la historia. Cuando su padre muere, recibe una gran herencia que le permite vivir con todos los lujos y en consecuencia de forma independiente, sin las ataduras del matrimonio. Mantuvo una intensa relación lésbica con la hija de un vendedor de higos cordobés, llamada Muhya bint al –Tayyani a la cual cuidó y educó con gran esmero y que llegó a ser una gran poetisa.
La segunda historia lésbica cuenta que una de las hermanas Ziyab de Guadix, no se sabe cuál de las dos fue, vio un día bañarse a una esclava en un río y le escribió lo siguiente:

Las lágrimas revelan mis secretos en un río
Donde hay tantas señales de belleza;
Es un río que rodea jardines
y jardines que bordean el río;
Entre las gacelas hay una humana
que posee mi alma y tiene mi corazón.
Esa es la razón que me impide dormir:
cuando suelta sus bucles sobre el rostro
parece la luna en las tinieblas de la noche;
Es como si a la aurora se le hubiese muerto un hermano
y la tristeza se hubiese vestido de luto.
Fue escrito por Banat Ziyad de Guadix.
En el mundo andalusí era frecuente encontrarse con las llamadas “celestinas”. El famoso poeta andalusí Ibn Hazn dice que las mujeres ancianas con báculo, rosario y vestido encarnado que visitaban las casas o se acercaban a las mujeres en la calle, hacían de correo entre los amantes.
La visión islámica de la sexualidad es total. La sexualidad se integra de modo absoluto en el día a día. Dentro de su extendida uniformidad, existen variantes dependiendo que se viva en ciudad o en el medio rural y por supuesto de la disponibilidad de riqueza.

LA PROSTITUCIÓN
Los lugares más frecuentes donde se producía la prostitución eran las tabernas y en las ventas. En los pueblos se ejercía en la alhóndiga. En las ciudades importantes había locales destinados a tal fin y recibían en nombre de jaray.
Las casas jaray estaban fuera de la medina y si seguimos a Ibd Abdin se situaban cerca de los templos cristianos. Decía al respecto dicho escritor “Debe impedirse a las mujeres musulmanas que entren en las abominables iglesias, porque los clérigos son unos libertinos, fornicadores y sodomitas. Asimismo debe prohibirse a las mujeres francas, que entren en la iglesia, solamente en días de función o fiestas, porque allí comen, beben y fornican con los clérigos y no hay uno de ellos que no tenga dos o más mujeres con que acostarse”.
Las prostitutas andalusíes estaban totalmente controladas y debían pagar impuestos a la Hacienda por ejercer dicho profesión. Socialmente eran mujeres marginadas y rechazadas en todas las actividades públicas. Como en todo, siempre hay un excepción, así se conoce la historia de la prostituta Rasis, la más famosa de Córdoba que participó en un desfile oficial de Abd al- Rahman III.

Las prostitutas debían cumplir con una serie de obligaciones como podemos ver en el texto de Ibd Abdin que dice: “Deberá prohibirse que las mujeres de las casas llanas se descubran las cabezas fuera de la alhóndiga, así como que las mujeres honradas usen los mismos adornos que ellas. Prohíbaselas que usen la coquetería cuando estén entre ellas y que hagan fiestas, aunque se les haya autorizado. A las bailarinas se les prohibirá que se destapen el rostro”.
Una figura muy conocida era el de la tabernera, cantora o bailarina que no eran reconocidas como prostitutas, pero que también solían ofrecer servicios sexuales
LAS QIYAN

Eran esclavas que tenían una educación muy esmerada en las artes, destacando en música, poesía, lectura y la danza entre otras. La qiyan eran pues esclavas muy apreciadas en la sociedad andalusí. Al mismo tiempo, también habían sido educadas en las prácticas del amor. Se puede considerar, que eran cortesanas de lujo, pudiéndose comparar con las hetairas griegas.
Las qiyan estaban en muchos casos al servicio de la Corte y se les destinaba también para educar a los hijos de las elites andalusíes. Dentro de la qiyan destacaban las esclavas que pertenecían a las grandes familias, y las destinaban dada su belleza a una prostitución con menos refinamiento.
Estas qiyan tenían muchas veces casa propia y sus clientes exclusivos se trasladaban a su casa para oírlas recitar poesías y cantar, para posteriormente tener relaciones sexuales.
Como vemos, estas destacaban por su juventud, su belleza y su preparación cultural Además de todo esto se vestían de forma muy elegante con vestidos muy llamativos a siempre adornadas de joyas. Sus vestidos eran diferentes a las mujeres libres, ya que las qiyan usaban telas muy exquisitas.
Algunas qiyan eran compradas y sus dueños, les podían dar dos utilidades, aquellas que eran compradas para su disfrute personal y la segunda opción era comprarlas con la finalidad de volverlas a vender para obtener un gran beneficio económico.

Si hacemos un repaso a la historia de las qiyan podemos ver tres periodos claros:
o    En la época preislámica, se les enseñaban exclusivamente música, canto y baile.
o    En la época califal debemos unir que también se les educaba en el estudio de las Ciencias, junto a las anteriores.
o    En la época abasí, se le educaba totalmente con filosofía, el cante y recitación del Corán, astrología, juegos malabares, narradoras de cuentos y leyendas, teatro de sombras…
EL COLLAR DE LA PALOMA
Es un libro escrito por Ibn Hazm en el año1022 y fue editado en Játiva. Era un Tratado amoroso medieval. Tanto el mundo cristiano como el judío lo rechazan. Sin embargo, Ortega y Gasset lo considera el libro más ilustre sobre el teme del amor en la civilización humana. Veamos tres pasajes de dicho libro:

1º “Tenía el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a describir un observador inteligente. Es la primera de todos, la insistencia en la mirada, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos. Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que se muda su mirada adonde el amado se muda, se retira adonde él se retira, y se inclina adonde él se inclina”.
2º “Cuando dos amantes se corresponden y se quieren con verdadero amor, se enfada con frecuencia sin venir a qué; se llevan la contraria, aposta; en cuanto dicen; se atacan mutuamente por la cosa más pequeña, y cada cual está al acecho de loque va a decir el otro para darle un sentido que no tiene… La distinción entre estos enfados y las verdaderas rupturas o enemistad, nacida del odio y de la animosidad enconada de la querella, es la prontitud con la que se reconcilian”.
3º “Yo no paró de maravillarme de todo aquel que pretende haberse enamorado por una sola mirada, ni atino a darle crédito, ni tengo su amor sino como una especie de apetito carnal. No puedo concebir, en mi opinión, que tal amor llegué a lo más secreto del alma ni penetre las entretelas del corazón. Jamás amor alguno prendió en mis entrañas,, sino tras de mucho tiempo, luego de haber convivido largamente con una persona y de haber compartido con ella chanzas y veras”.

Ahora ya podemos tener una idea más clara de cómo era la sexualidad del mundo musulmán en la Península Ibérica donde permanecerán ocho siglos, dejándonos numerosos restos de arte, costumbre…



LOS JUDIOS EN AL ANDALUS



LOS JUDÍOS EN AL ANDALUS
8 ABR, 2011



MAX BERY
La presencia judía en España es muy antigua , pero se presentó en olas discontinuas. Inscripciones funerarias trilingües- hebreo, griego, latino—atestiguan que desde los primeros siglos de la era cristiana algunos judíos habían alcanzado ya la península ibérica. En el siglo séptimo los soberanos visigodos, los nuevos dueños de la península, convierten a los judíos a la fuerza, persiguen a los conversos y finalmente los reducen a la esclavitud.
No se sabe mucho de la fecha de llegada de las principales olas, probablemente en los primeros siglos del Imperio romano. Se supone que procedían del Oriente musulmán, sobre todo del Irak abasida y que partieron hacía el oeste en el momento que el mundo musulmán explotaba en tres partes , Irak, Egipto y España. Lo cierto es que esta población judía era poco importante, tal vez representaba memos del 1% de la población ibérica. Pero muy pronto, en la imaginación de los judíos sefardís se operó un mito de origen : se consideraron como los descendientes de familias nobles de Jerusalén, llegadas a España a raíz de la destrucción del Templo por Nabucodonosor, en 586 A.C. o después de la destrucción del segundo Templo por Tito en el año 70. Este origen les confería un prestigio muy especial.
Hay poca información sobre ellos durante los dos siglos que siguieron la conquista musulmana, en 711.En realidad es una nueva comunidad que surge a mediados del siglo decimo, en la época del califato de Córdoba.
Con la presencia de los musulmanes, entre los siglos 10 y 13 se puede hablar de una edad de oro para las comunidades judías de Córdoba, Lucena, Granada, Sevilla , Toledo pero también más al norte de Zaragoza, musulmana hasta 1118 o también Tudela, donde nació el gran poeta y pensador Juda Halevi.
Se han guardados rastros naturalmente de los personajes ligados al mundo de las cortes de los príncipes. Es paradojalmente su condición de”dhimmi “que incitaba los gobernadores a utilizar sus servicios, confiándoles responsabilidades políticas: estos judíos, totalmente dependientes de la buena voluntad de los poderosos, sin apoyo en la sociedad, siempre podían ser descartados.
Bajo el califato de Córdoba, en el siglo decimo, se desarrolló una amplía cultura letrada hebraica donde destacó una personalidad excepcional: Hisdai ibn Shaprut ( 915- 970). Pertenecía a la corte de Abd al-Rahman III, donde ejercía las responsabilidades en la gestión de las relaciones diplomáticas entre el califato y las potencias cristianas (fue él que entró en contacto con el imperio Khazar). En su relación con la comunidad judía , Ibn Shaprut favoreció la toma de independencia de los sabios talmudistas locales en relación a las academias de Irak, cuyas decisiones predominaban hasta entonces.
Pero es sobre todo en el siglo once, con la fragmentación del califato de Córdoba en pequeñas principados (las taifas) que el papel de los judíos toma importancia en la vida política y que abre la época más brillante en el plan cultural, por que cada reyezuelo trataba de atraer sabios, pensadores y poetas. La situación recuerda a la Italia del Renacimiento: una fragilidad política, centros de poderes que se enfrentan y se debilitan mutuamente; y una brillantez cultural en el marco de una emulación en estas distintas cortes.
El ejemplo más edificante es el de Samuel Ibn Nagrela (933-1056), el ministro principal del rey de Granada. Este maestro de la poesía hebraica profana, pero también un sabio talmudista era, por otra parte, un jefe de guerra, que continuamente conducía al combate los ejércitos de Granada contra Sevilla o sus aliados, entre 1038 y 1056. El vizir del Rey, impresionado por las cualidades y la perfección del idioma árabe utilizado por Ibn Nagrela , recomendó al soberano, en su lecho de muerte, que éste le sucediera, asunto muy revelador sobre la influencia que ejercían los letrados judíos en este onceavo siglo.
El dominio del idioma y de la escritura árabes, era un elemento poderoso para poder acceder a la fortuna y al poder. En el siglo 13 un autor oriundo de Granada, pero establecido en el sur de Francia, Juda ibn Tibbon escribe un testamento espiritual a su hijo, en el cual le induce a estudiar el idioma árabe, recordándole el ejemplo de Samuel ibn Nagrela.
Desgraciadamente la luna de miel entre árabes y judíos no siempre fue continua. Por ejemplo en Granada, después de la muerte de Samuel ibn Nagrela ,su hijo le sucedió en sus funciones. Pero, en año 1066 un levantamiento terminó con una masacre de judíos en la ciudad.
A fines del siglo XXI, cuando los Almorávides del Norte de África llegaron para terminar con los combates entre los reyezuelos de las taifas y resistir a los reinos cristianos del Norte, la situación cambió. El enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, cada uno promoviendo su entusiasmo religioso, llevaba mucho peligro para los judíos. Como sea el desarrollo, cuando menos en el plan cultural siguió en una forma tan brillante al principio del siglo XII, como en la época de los taifas.
Entre la mitad del siglo decimo y la mitad del doceavo se puede hablar de un ““momento andaluz” de la cultura judía. Los judíos participan plenamente en la vida política y cultural de Andalusía pero esta participación no excluye un abandono de su propia cultura.
Este momento andaluz es también él de la formación de una cultura sefaradí, que liga la herencia bíblico-talmúdica a la apertura a los conocimientos profanos, filosofía, ciencias, letras, en oposición al judaísmo ashkenazí, centrado únicamente en el estudio de los textos considerados como revelados.
Esta edad de oro termina a partir del año 1140, con la presencia Almohada. La instalación de esta dinastía llegada del Magreb, marca una ruptura con la actitud de las sociedades musulmanas de la Edad Media. En nombre de su fe, los Almohades persiguen tanto a los cristianos como a los judíos, tanto en África del Norte como en España y terminan con el pacto dhimma.
Los conquistadores masacran a los oponentes, sean musulmanes o dhimmis y operan conversiones forzadas bajo amenazas de muerte o de expulsión. Una bulla del Papa Inocencio III, en 1205 subrayada la mansedumbre de la Cristiandad, que tolera a los judíos, mientras los musulmanes los expulsan.
La mayoría de los judíos andaluses se convierten, aunque siguiendo practicando su religión en forma clandestina. Fueron los primeros marranos. En 1180, en época del tercer soberano almohada, un escritor judío que escribe en árabe, Josef ibn Aqnin, entrega un testimonio detallado sobre la discriminación que son victimas esos conversos , sospechosos de judaizar en secreto. Se les separa de sus hijos para que estos sean criados por musulmanes, se les obliga a utilizar una vestimenta distinta (un gorro para ridiculizarlos, ropa oscura, etc..), en resumen toda una serie de medidas destinadas a rebajarlos.
Con la caída del poder almohada, entre 1229 y 1248, algunas comunidades judías resurgen, lo que no fue el caso de las comunidades cristianas que desaparecieron totalmente en el Norte de África.
A pesar de los múltiples problemas hay que reconocer que no todas las comunidades judías fueron perseguidas durante este periodo. Algunas pudieron guardar sus tribunales rabínicos y practicar su culto. Moisés Maimónides, después de haber dejado Córdoba, vivió unos años en Fez, a la sazón bajo dominio almohada.
Sin embargo, muchos judíos huyeron de El- Andalus hacía el Éste, llegando a otras posesiones musulmanas, como en el caso de Maimónides, hacía el Norte, instalándose en la Castilla cristiana, donde el rey Alfonso VII los recibe, o también hacía el Sur de Francia, en el Languedoc. Es el caso por ejemplo de Juda ibn Tibbon cuyo hijo Samuel fue el traductor al hebreo de la Guia de los Perplejos de Maimónides, escrita en árabe, así como de numerosas obras científicas y filosóficas árabes ,a la vez de tener una obra filosófica propia, en donde se revela la influencia de Averroes.
Con la Reconquista, un capítulo nuevo de la historia de los judíos de España se abre, el cual durará tres siglos. Sin embargo se mantienen las formas de inserción de la comunidad en el interior de la sociedad: las minorías están afuera, pero al mismo tiempo los distintos grupos religiosos están todos adentro; pertenecen a una misma sociedad, que funcione precisamente gracias a la especialización de cada uno de estos grupos en las responsabilidades económicas y sociales, indispensables al conjunto.
España tiene un recorrido histórico original por que no pasa, entre la Edad Media y los Tiempos Modernos, del encierro a la tolerancia, pero toma el camino inverso: del pluralismo religioso y cultural a la homogeneídad. Es el sentido de la secuencia abierta en 1391, con los progroms contra los judíos su expulsión en 1492 y que se cierra en 1525, cuando una decisión oficial confirma la validez de la conversión de los últimos musulmanes ,conseguida anteriormente por la fuerza. A partir de este momento, oficialmente existen cristianos en España