ASÍ VIVIERON EN AL ÁNDALUS (RESEÑA)
Mucho es lo que se ha
escrito sobre la historia de España en general, y concretamente sobre al-Ándalus,
período comprendido entre los siglos VIII y XV, que abarca no sólo un periodo de
concepción religiosa y política dentro de un área delimitada , sino, un Norte y
referente cultural para los demás pueblos coetáneos.
Jesús Greus, gestor cultural del Instituto Cervantes de Marrakech y autor de Ziryab y el despertar de al-Ándalus(2006) y Laberinto de alfarafes (2008), publica ahora esta obra de acercamiento a la sociedad andalusí desde una perspectiva ignorada y, en muchos casos anhelada, ya que, a pesar de existir numerosa información sobre este periodo, bien por crónicas o archivos de la época, como por su impronta cultural aún hoy vigente, el retrato cotidiano de el estrato más plural y cotidiano se pasa, en muchos casos, por alto.
Jesús Greus, gestor cultural del Instituto Cervantes de Marrakech y autor de Ziryab y el despertar de al-Ándalus(2006) y Laberinto de alfarafes (2008), publica ahora esta obra de acercamiento a la sociedad andalusí desde una perspectiva ignorada y, en muchos casos anhelada, ya que, a pesar de existir numerosa información sobre este periodo, bien por crónicas o archivos de la época, como por su impronta cultural aún hoy vigente, el retrato cotidiano de el estrato más plural y cotidiano se pasa, en muchos casos, por alto.
Al-Ándalus
nos remite de forma inmediata a una arquitectura suntuosa y detallista, a la
media luna y la cruz, a párrafos y párrafos de gestas y lamentos, a los
populosos harenes y a jardines orgullos de sus fuentes. La realidad es que
también había otras cosas. Se hace difícil encontrar una obra, con esas “otras
cosas”, como lo presenta Greus, capaz de sintetizar los aspectos
más concretos y usuales de la vida diaria de sus gentes, acompañados en todo
momento de diversas ilustraciones e imágenes. Tras una muy breve introducción
histórica, el autor nos abre las puertas y armarios andalusíes, nos muestra los ambientes
callejeros y sus casas; como fue la vida familiar; sus vestidos y perfumes; sus
máquinas e inventos; los artesanos; qué se compraba en los mercados; sus instituciones
y funcionarios;
sus jueces; sus guerreros y esclavos; sus fiestas; sus libros bibliotecas y universidades.
Debemos
matizar que, al Ándalus
fue una sociedad en constante cambio, ya bien, por el contacto con los
cristianos de la marca superior como con los pueblos del Norte de África que
intervinieron en la península. Por ello es necesario hacer hincapié en que los
siglos de máximo esplendor se sitúan durante el período del Califato Omeya y
hasta los siglos XII
y XIII
con Maimónides,
Avenzoar
o Averroes
como guías del pensamiento europeo. Durante los reinos de Taifas en general
(aunque existen tres períodos de taifas, en el siglo XI, XII, y XIII )
también se desarrolló el mecenazgo artístico y cultural, con el sentimiento de
emular la grandeza de Córdoba, y ahora, sin un gobierno centralizado al que
rendir tributos se hizo posible el desarrollo local, muestra de ello es el
legado arquitectónico de algunas ciudades como La Aljaferia, Zaragoza,1047-1081 o la
Mezquita de las Tornerías de Toledo.
Se puede decir
que a partir del siglo XIII se inicia un ciclo en el que la
luz con la que a al Ándalus iluminó durante tantos años al
resto del mundo se iría apagando. En la Granda nazarí, bajo el reinado de Yusuf I y Mohammad V
el arte, la ciencia y la cultura darían sus últimos coletazos con la figura de Ibn al Jattib,
antes de que las guerras fraticidas contribuyeran a la
inexorable caída del último reducto andalusí en la península.
“Los reyes
católicos no interrumpieron ningún proceso cultural ni impidieron el desarrollo
de ningún tipo de ciencia, porque no había nada que interrumpir ni que impedir.
Tomaban posesión, junto con la materialidad de la arquitectura y las
tierras de un pasado lleno de esplendor, fascinante aún, pero solo era ya un
recuerdo” (pág.142)
Camilo Álvarez
Morales, (2000) Muley
Hacén,
El Zagal Boabdil
A pesar de la
distancia y las disidencias religiosas y políticas con Oriente, Córdoba siempre
tuvo a Bagdad
y su esplendor como referente cultural. Muestra de ello es la llegada a Córdoba
en el siglo IX
de Abu
l-Hasan
Ali Ibn Nafi, más
conocido como Ziryab
“el mirlo”. Este poeta bagdadí, cultivó la poesía, la música y
la gastronomía entre otras artes. Su llegada produce la primera oleada de
esplendor cultural andalusí, suponiendo una revolución
social, que, en cuanto a las costumbres, salpicaría a todos los estratos. Una
nueva concepción de la estética, con nuevos peinados, vestimenta y un
refinamiento en la corte y la mesa hasta entonces inexistente. Estas nuevas
aportaciones orientales serán muy bien recibidas en la corte Omeya de Abderramán
II,
que como conocido amante de las artes, contribuirá afianzar. Estas innovaciones
perfilan, aún más, las diferencias entre el resto sociedades peninsulares:
“Abandonada la antigua rusticidad medieval que aún
presidía las mesas de las cortes europeas, donde los platos se disponían en
desorden y carentes de toda decoración sobre la mesa desnuda, o en el mejor de
los casos, sobre un grueso lienzo. En las casas de los nobles y los poderosos
de Córdoba se comía ahora sobre manteles del más fino cuero, se dormía en camas
de jergón de cuero y se bebía en copas de vidrio transparente. Al placer de
beber vino se había sumado el de poder contemplarlo a través del translucido
cristal de copa, lo que supuso un nuevo motivo de inspiración pera los poetas (pág. 116)”
“En ningún momento, ni Roma ni París, las dos
ciudades más pobladas del Occidente cristianos, se acercaron al esplendor de
Córdoba, el mayor núcleo urbano de la Europa árabe-islámica” Charles-Emmanuel Dufourcq, La vida cotidiana de los árabes de la
Europa medieval,
1990, Madrid (Pág.35)
La llegada de Ziryab a
al-Ándalus
supone un antes y un después en todos estos ámbitos ya mencionados, y como no,
la música también sufrirá su influencia. Ziryab fundó un conservatorio
en Córdoba creando una nueva metodología en la enseñanza musical, reformo el
laúd árabe y fundó la escuela musical arábigo-andaluza.
Uno de los
temas que más controversia ha causado y causa entre los arabistas
entre los historiadores
es la concepción idílica de la sociedad andalusí en cuanto a convivencia y
tolerancia religiosa y cultural.
Los musulmanes
que llegaron a la península Ibérica, trajeron consigo su religión, su cultura y
su lengua como máximo exponente de estas. Así, el árabe clásico se convertiría
en la lengua oficial de la corte y la administración de al Ándalus,
desplazando al latín, que hasta entonces era la lengua de la administración y
la cultura visigótica, aunque el pueblo hablaba un protorromance que posteriormente se
denominaría mozárabe.
En el
contingente musulmán encontramos diferentes pueblos, pueblos que se fueron
sometiendo al Islam en su expansión por el norte de África, como es el caso de
los beréberes,
que también aportarían su dialecto y cultura dando el hispano-árabe o andalusí.
Muladíes, mozárabes, beréberes,
judíos y árabes conforman el escenario étnico de al Ándalus, en el cual las diferentes
comunidades son bilingües y en algunos casos trilingües. Esta asimilación de
los diferentes dialectos es una consecuencia de la convivencia, pero en
absoluto se produce de forma inmediata, se va afianzando con el paso del
tiempo. Esta convivencia lingüística, tampoco estuvo, en algunos casos exenta
de fricciones.
“Mis correligionarios se complacen en leer poesías y
las novelas de los árabes: estudian los escritos de los filósofos y teólogos
musulmanes, no para refutarlos, sino para formarse una dicción arábiga correcta
y elegante. ¡Ay!, todos los jóvenes cristianos que se distinguen por su
talento, no conocen más que la lengua y literatura de los árabes, reúnen con
grandes desembolsos inmensas bibliotecas y publican dondequiera que aquella
literatura es admirable. Habladles por el contrario de los
libros cristianos, y os responderán con n precio que son indignos de atención.
¡Qué dolor! Los cristianos han olvidado hasta su lengua, ya penas entre mil de
nosotros se encontraría uno que sepa escribir como corresponde una carta latina
a un amigo; pero si se trata de escribir en árabe, encontrarás multitud de
personas que se expresan en esa lengua con la mayor elegancia, desde el punto
de vista artístico, a los de los mismos árabes” Manuscrito de Álvaro de
Luna, La España Sagrada (Trad. Et ed. de Flórez), Págs.
273-275
Debemos
matizar que a partir del siglo XI, con los almorávides y posteriormente
con los almohades, la supuesta convivencia queda mellada. Pero durante el
reinado Omeya,
al margen de controversias
podemos destacar la existencia de varias lenguas vehiculares en la sociedad andalusí
como consecuencia
inequívoca de un contacto y una asimilación.
Uno de los
temas tratados por Greus en la obra es la educación y, ya
que, este blog está compuesto en su mayoría por gente vinculada a la enseñanza,
ya bien, por su condición de alumno como de profesor, voy a comentar alguna de
los aspectos que definen y caracterizan la enseñanza en
al-Ándalus.
Una de las
características durante el período de esplendor Omeya, fue la baja tasa de
analfabetismo entre la sociedad andalusí, incluso las mujeres musulmanas podían
realizar sus estudios. Durante el mismo periodo, en el resto de Europa, la
cultura estaba en manos de unos pocos, tan sólo los clérigos tenían acceso a
esta.
Con la
dinastía Omeyas, la cultura y la enseñanza se difundieron notablemente. Era
habitual que los emires o califas trajeran algún sabio o maestro de occidente
para dar lecciones magistrales a las que asistían cientos de personas. A pesar
de esta difusión cultural, los libros resultaban un bien escaso de los que pocos
alumnos se podían permitir el lujo, por lo que, la mayoría se veían obligados
aprenderse los libros memoria.
La duración
del curso era variable y eran los alumnos quienes elegían aquellas asignaturas
que querían cursar, y cuando el profesor consideraba el momento, se le hacía
entrega al alumnos de su licencia que le autorizaba, ya bien a practicar una
profesión o a ejercer la docencia.
Las
asignaturas más estudiadas en las mezquitas eran las religiosas (hasta el siglo
XIV que Yusuf I fundó la universidad islámica de Granada, la enseñanza se
impartía en las escuelas coránicas y mezquitas) aunque existían estudios de
literatura con asignaturas como poesía clásica, historia, prosa rimada y tradición
de cuentos. También se estudió gramática, lengua árabe, filología, geografía,
medicina, astronomía y matemáticas entre otras.
“Cada maestro extendía su pequeña alfombra en
un rincón o columna, y en torno a él se formaba un corro de alumnos, que
garabateaban apuntes en tablillas o pergaminos.” (pág. 104)
En cuanto a las diversiones del pueblo, no se hace muy difíciles de imaginar, ya que, a pesar de la riqueza de la nobleza andalusí, el nivel de vida de las clases humildes era muy bajo, muy inferior al de Oriente medio. Un jornal oscilaba entre 1,5 y 3 piezas de plata al día. En el siglo X, un trabajador humilde podía ganar hasta 6 dinares al año cuando una vivienda modesta podía llegar a las 10 piezas de oro. Esta precaria situación de la clase menos privilegiada fue caldo de cultivo para los prestamistas judíos que prosperaron. Así, entre las aficiones del pueblo encontramos la revista de tropas que los sultanes hacían antes de las aceifas estivales; los jóvenes, en la calle, maquinaban sus corredurías entre zocos y arrabales. También los espectáculos callejeros de juglares y encantadores de serpientes, contadores de cuentos, amaestradores de monos, prestidigitadores. La propia calle y los zocos ya eran de por sí un espectáculo.
En la granda
nazarí, eran habituales los torneos entre caballeros, las peleas entre toros y
perros. Tampoco podemos olvidar las tertulias en las tabernas acompañadas de
una taza de té.
“En época de Taifas, Sevilla tuvo la fama de ser la
ciudad más alegre de al-Ándalus. En las noches de verano surcaban el
Guadalquivir barcas con farolillos y gente que cantaba y reía” (pag.95)
La caza y el ajedrez eran más habituales entre los cortesanos y clases
altas.
Estos y otros
temas han sido abordados en la obra de Greus Así vivieron en al-Ándalus, destinada tanto como para estudiantes,
como para al inquieto amante conocedor de nuestra historia, ya que el autor, no
olvida incluir una tabla cronológica y un glosario para aquellos que no están
familiarizados con la terminología andalusí, con fin de hacer más fácil este
acercamiento.
GREUS ROMERO, JESUS (2009) “ASÍ VIVIERON EN
AL-ÁNDALUS, LA HISTORIA IGNORADA” GRUPO ANAYA, MADRID, 128 PÁGINAS
Raúl
Etiquetas: al-Andalus, Anaquel de reseñas, Historia islámica
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