CISNEROS Y LA QUEMA DE LOS
MANUSCRITOS GRANADINOS
Se perdieron una civilización
admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas
en el mundo. Federico García Lorca
Daniel Eisenberg *
Si
uno preguntara al clásico "cualquiera," a finales de 1492, cuál había
sido el acontecimiento de mayor envergadura durante el año, no habría
mencionado el viaje de Colón y menos el descubrimiento de América. Colón no
volvería hasta el año siguiente. Lo que había encontrado eran unas islas, unos
indígenas analfabetos, el tabaco. Faltaban años para que alguien se diera
cuenta de la existencia de un nuevo continente, con la retrospectiva
reinterpretación y glorificación del viaje colombino.(1)
Ni,
a finales de 1492, se hubiera considerado el destierro de los judíos(2) como el
hecho que definiera el año. Sí fue una catástrofe para ellos, quienes se
consideraban los dueños primitivos de la península, capital mundial del
judaísmo medieval y sitio donde su cultura llegó al nivel más alto desde los
tiempos bíblicos.(3) El deseo de volver a sus tierras bíblicas, el sionismo,
nació como consecuencia de su experiencia hispana. Los sefardíes conservan su
identidad nacional, y a veces regional ("soy catalán"), hasta hoy.
Necesitaría otro ensayo el señalar los muchos paralelos entre el Israel actual
y la España medieval.
Posiblemente,
visto desde la perspectiva de cinco siglos, el destierro o forzada conversión
de los judíos, los administradores y profesionales de la España cristiana, fue
el más definitivo para España de todos los sucesos del año 1492.(4) Pero el
gran acontecimiento, en la opinión de todos los españoles y europeos que no
eran judíos, fue la caída de Granada, acaecida, además, en la simbólica fecha
del 2 de enero. Fue el final de una época, una meta de siglos finalmente
lograda. Según la historia oficial, un peligro había sido extirpado.(5) Ya
España era una.(6)
Granada,
no Sevilla, fue la ciudad del año 1492. Fue la nueva capital de España. Sin la
conquista(7) de Granada, no se hubiera procedido al destierro de los judíos,
medida tomada por Isabel en la misma ciudad. Sin su conquista, los Reyes no
hubieran patrocinado el viaje de Colón, también decidido en la misma ciudad de
Granada adonde vino Colón a entrevistarse con ellos. Allí están enterrados
Fernando e Isabel, como también su hija Juana y el asesinado marido de ésta,
Felipe el Hermoso. Carlos V construiría en Granada su palacio.
A
pesar de la importancia cultural e histórica de Granada en aquel momento, ha
habido un silencio sepulcral respecto a su protagonismo en los preparativos
para 1992. El final de la "Reconquista," considerado durante siglos
como el acontecimiento más glorioso de la historia de España, apenas se
conmemora. Qué paradoja, cuando incluso los agentes de viajes recomiendan una
visita a Granada al turista que quiera escaparse de las actividades del 1992.
Se trata de un cambio de perspectiva notable: el dejar no sólo de celebrar sino
incluso de mentar el hecho que para los españoles contemporáneos definiera el
traído año de 1492. La conquista de Granada es hoy, evidentemente, menos
celebrable que el viaje de Colón.
No
es bien conocida la Granada que conquistaron Fernando e Isabel.(8) Resulta
difícil encontrar material sobre ella: en el Diccionario de historia de España
de la Revista de Occidente ni hay un artículo sobre el Reino de Granada.(9) Su
verdadera historia ha sido ocultada con falsificaciones, como las del
influyente Pérez de Hita. Para medir el alcance de la pérdida, tenemos que
acudir a datos diversos y dispersos.
La
ciudad de Granada era, en 1492, la mayor, la mejor situada, la más productiva y
la más culta de España. Se ve hoy con mayor facilidad, acaso, en la
arquitectura. ¡Qué contraste entre la Alhambra–el único sobreviviente de los
muchos palacios granadinos–y la modesta residencia de los reyes castellanos, el
Alcázar de Segovia!(10) Mayor contraste todavía con el Palacio de Carlos V,
para construir el cual se derrumbó una parte de la Alhambra(11): sin color, sin
poesía en las paredes,(12) sin agua, sin jardines. La verdadera antítesis de la
Alhambra, el frío Escorial.
La
Granada nazarí fue muy elogiada por los primeros visitantes cristianos después
de su conquista. Según Jerónimo Münzer, en la Alhambra–de la cual no queda, ni
por mucho, todos los edificios y revestimientos que él vio–"es todo tan
magnífico, tan majestuoso, tan exquisitamente obrado, que ni el que lo
contempla puede cerciorarse de que no está en un paraíso, ni a mí me sería
posible hacer una relación exacta de cuanto vi…. No creo, en fin, que en Europa
se halle nada semejante."(13) Granada fue una ciudad refrescada y
purificada constantemente por el rumor del agua limpia que corría por las
escaleras, las calles, los jardines y las casas. Quedan todavía, a la vista de
todos, unos restos de aquel sistema, celebrados por autores modernos,
enamorados de su murmullo.(14) De sus muros permanecen sólo unos inmensos,
aislados y melancólicos arcos.(15)
Granada
fue la última representante de la gran civilización hispanoárabe. De la riqueza
de su medicina "a la que aquella raza fue siempre y con gran provecho muy
aficionada," según comenta Gómez de Castro infra, queda el testimonio de
muchos códices, único campo de su sabiduría cuya sobrevivencia se facilitaba.(16)
La complejidad de los azulejos geométricos, inspiración del matemático y
artista gráfico Escher,(17) nos recuerda y documenta su riqueza matemática y
filosófica. Elaboraban la seda y se vestían de ella, y exportaban delicados
tejidos y frutos secos. Se jactaban de tener la lengua más hermosa del mundo, y
el secretario del rey tenía que ser también un calígrafo. Las cartas
diplomáticas se redactaban en verso,(18) y los manuscritos se escribían con
tintas de variados colores. Un manuscrito elaborado sólo en negro sería plebeyo
y despreciable.(19) Los títulos de las obras que sobreviven son poéticos: El
collar de la paloma, un manual de amor; El perfume del jardín (Naf.h al-.T-ib),
una historia; Las banderas de los campeones, una antología poética. La enciclopedia
granadina de Ibn al-Kha.t-ib, incomprensiblemente sin traducir hasta la fecha,
se titula El círculo (I.h-a.ta), es decir, lo que incluye todo. Su abreviación,
El centro del círculo.
Lo
que no tenían los granadinos eran las fuerzas militares para defenderse de los
ataques cristianos, y fue por esta falta, y no por intrigas palaciegas, que
Granada fue sangrada por tributos hasta su extenuación y caída final.(20) Para
los refugiados en África del Norte fue y es todavía el paraíso perdido.(21) García
Gómez la llamó "la última y sabrosísima gota del Islam español."(22)
Tan poco ortodoxa era su civilización hedonista, tan dada al consumo del
prohibido vino que la Alhambra tiene una Puerta del Vino para su entrada.
"Su meta en la vida," dijo María Soledad Carrasco, "era dar
belleza a cada objeto, y gozo a cada hora."(23) La opinión del granadino
Federico García Lorca de la conquista de Granada fue la siguiente: "Fue un
momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una
civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una
delicadeza únicas en el mundo."(24)
No
me parece forzar los hechos el atribuir nuestro deficiente conocimiento de la
civilización granadina, y los frecuentes comentarios sobre su supuesta
decadencia,(25) al gran estrago de sus manuscritos por Cisneros.(26) Fue el
vencimiento definitivo, para que no quedara ni el recuerdo de lo que había
sido. Claro que ha habido otras quemas de manuscritos en la historia del mundo.
La gran mentira de la historia popular magrebí es el atribuir la caída de
al-Andalus solamente a los ataques cristianos, e ignorar cómo el califato, y en
especial sus bibliotecas y su cultura,(27) fueron destruidos por los puritanos
almohades, venidos del sur. Pero no conozco ejemplo de parte de gente más
culta. Tampoco he encontrado otro ejemplo de hoguera de manuscritos no sólo
importantes por su contenido, sino por su valor estético e incluso material. El
acto, celebrado no en 1492 sino a raíz de la prohibición del Islam en 1499-1500,(28)
simboliza el fin de la civilización hispano-árabe y el de la Reconquista mucho
mejor que la entrega de la ciudad a Fernando e Isabel. Fue Cisneros quien
comenzó el proceso que llevaría, un siglo después, al destierro de los
moriscos.
La
quema, controvertida desde el mismo acto de perpetrarla según las fuentes
indican, está bien documentada. La descripción más antigua, inédita hasta 1913,
es la del notario e íntimo de Cisneros, Juan de Vallejo:
Para
desarraigarles del todo de la sobredicha su perversa y mala secta, les mandó a
los dichos alfaquís tomar todos sus alcoranes y todos los otros libros
particulares, cuantos se pudieron haber, los cuales fueron más de 4 ó 5 mil
volúmenes, entre grandes y pequeños, y hacer muy grandes fuegos y quemarlos
todos; en que había entre ellos infinitos que las encuadernaciones que tenían
de plata y otras cosas moriscas, puestas en ellos, valían 8 y 10 ducados, y
otros de allí abajo. Y aunque algunos hacían mancilla para los tomar y
aprovecharse de los pergaminos y papel y encuadernaciones, su señoría
reverendísima mandó expresamente que no se tomase ni ninguno lo hiciese. Y así
se quemaron todos, sin quedar memoria, como dicho es, excepto los libros de
medicina, que había muchos y se hallaron, que éstos mandó que se quedasen; de
los cuales su señoría mandó traer bien 30 ó 40 volúmenes de libros, y están hoy
en día puestos en la librería de su insigne colegio y universidad de Alcalá, y
otros muchos añafiles y trompeticas que están en la su iglesia de San Ildefonso,
puestos, en memoria, donde su señoría reverendísima está sepultado.(29)
Con
la obra inconclusa de Vallejo a mano, Álvar Gómez de Castro, discípulo de
Cisneros, acabó la primera biografía del arzobispo. Ofrece algunos detalles
nuevos:
Alegre
por el éxito Jiménez y estimando que debía aprovecharse una ocasión tan
favorable, y extirpar radicalmente de sus almas todo el error mahometano, no se
detenía ante el parecer de quienes juzgaban más prudente ir quitando poco a
poco una costumbre inveterada; pues pensaba que este método era aplicable en
asuntos de poca importancia, y en los que no se ventile la salvación de las
almas. Así que, con facilidad, sin dar un decreto y sin coacción, logró que los
Alfaquíes, dispuestos en aquella época a hacer todo tipo de favores, sacasen a
la calle los ejemplares del Corán, es decir, el libro más importante de su
superstición, y todos los libros de la impiedad mahometana, de cualquier autor
y calidad que fuesen. Se reunieron cerca de cinco mil volúmenes, adornados con
los palos de enrollar; los cuales eran también de plata y oro, sin contar su
admirable labor artística. Estos volúmenes cautivaban ojos y ánimos de los
espectadores. Pidieron a Jiménez que les regalase muchos de ellos; pero a nadie
se le concedió nada. En una hoguera pública fueron quemados todos los volúmenes
juntos, a excepción de algunos libros de Medicina, a la que aquella raza fue
siempre y con gran provecho muy aficionada. Tales libros, librados de la quema
por el mérito de arte tan saludable, se conservan actualmente en la Biblioteca
de Alcalá. Hasta este momento había marchado realmente sobre ruedas el programa
de nuestro Obispo.(30)
Otros
añadieron después otros datos, aprovechando muy posiblemente fuentes hoy
perdidas.(31) El biógrafo Alcolea, por ejemplo, especifica que algunas
encuadernaciones estaban adornadas con perlas.(32) Todavía otros intepretan las
palabras de Vallejo y Gómez de Castro, señalando las características artísticas
de estos manuscritos que cautivaron ojos y ánimos: "códices con deliciosas
iluminaciones…hojas perfumadas."(33) Ensalzadores de Cisneros
(protagonista en el siglo XVII, como la reina Isabel en el XX, de una fracasada
campaña de canonización) han aumentado imaginativamente el número de manuscritos
quemados a figuras imposibles, pero bastan los "cuatro o cinco mil,"
cantidad, dicho sea de paso, imposible de reunir en ninguna ciudad castellana.
Nadie ha negado que se quemó un mínimo de 4.000 códices y rollos, grandes y
pequeños, que cautivaron los ojos y ánimos de los espectadores.(34)
Sobre
el contenido de la hoguera estamos en terreno más difícil. Naturalmente se
quemaron Coranes y obras religiosas, una terrible ofensa a los musulmanes.(35)
Pero no sólo destruyó Cisneros Coranes, algunos valiosos artísticamente, sino
también "todos los otros libros particulares," "todos los libros
de la impiedad mahometana, de cualquier autor y calidad que fuesen." No es
difícil entender cómo la poesía, que habría incluido poesía mística (sufí),(36)
se quemara por considerarse parte de la impiedad mahometana. Tampoco se
salvarían las obras históricas, siendo los reyes, en la civilización musulmana,
figuras religiosas y representantes de Allah.(37) La andaluza fue una
civilización escritora y lectora, conocida entusiasta de la poesía y de las
memorias e historias.(38) Consta la excelencia de la cultura granadina hasta
casi el momento de la conquista.(39) La desaparición casi total de su
literatura del siglo XV sugiere que contribuyó generosamente a la hoguera.(40)
Los libros que Cisneros no quemó–los de medicina–son los que están
relativamente bien conservados.(41)
Cisneros,
por otra parte el mismo que impuso en España después de siglos de resistencia
el nefasto celibato clerical,(42) es por ende uno de los más grandes criminales
de la cultura española. Lo que hizo, no lo hicieron los moros con los
manuscritos visigodos en Sevilla.(43) No lo hicieron tras sus conquistas de
Toledo y Sevilla ni Alfonso VI ni Fernando III.
Cervantes
nunca se atrevió a describir, en ninguno de los muchos viajes de sus
personajes, la ciudad de Granada. Pero es posible que aluda a esta quema en la
de los manuscritos de Grisóstomo: el destruirlos fue, según Vivaldo,
"fuera de todo razonable discurso." Al menos podrían servir "de
ejemplo, en los tiempos que están por venir, a los vivientes, para que se
aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos" (Don Quijote, I,
13).(44)
A
esto–conservar los manuscritos granadinos como mal ejemplo–Cisneros no se
arriesgaría. Se hubiera sentido tan inseguro, que la mera existencia de los
manuscritos le habría amenazado. No vaciló en recurrir a la fuerza y a la
tortura para estimular la conversión.(45) Pero aun valiéndose de tales medidas,
la evangelización que quería hacer entre los granadinos, existiendo dichos
manuscritos, sería o muy difícil, o imposible del todo.(46)
Rematando
la tragedia, el acto de Cisneros serviría de inspiración para otro acto mayor
de debilidad. Me refiero a la quema de los libros mayas por Fray Diego de
Landa, también franciscano, quien comenzara su carrera eclesiástica en el
convento de Cisneros, el de San Juan de los Reyes en Toledo. Para facilitar o
hacer posible la conversión de los mayas, siguió el ejemplo del arzobispo de
Toledo. En sus propias palabras: "Usaba también esta gente de ciertos
caracteres o letras con las cuales escribían en sus libros sus cosas antiguas y
sus ciencias, y con estas figuras y algunas señales de las mismas, entendían
sus cosas y las daban a entender y enseñaban. Hallámosles gran número de libros
de estas sus letras, y porque no tenían cosas en que no hubiese superstición y
falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y
les dio mucha pena."(47) Con aquellos libros desaparecieron para siempre
fuentes básicas de la historia y de la cultura de su civilización, la más
escritora de la América precolombina.(48)
Para
acabar esta discusión del influyentísimo Cisneros, celebrado como erasmista y
como protector de religiosas,(49) Jeremy Lawrance ha señalado recientemente
cómo rechazó, en la preparación de su Biblia políglota complutense, las
contribuciones del filólogo Nebrija.(50) Aunque no podemos saberlo
directamente, los datos externos sugieren que fue también el intolerante e
impaciente Cisneros, confesor y consejero de la reina a partir de 1492, quien
le recomendó el todavía elogiado destierro de los judíos.(51) La decisión fue
una sorpresa, según todas las fuentes, pues hasta entonces las relaciones entre
Fernando e Isabel y los judíos habían sido relativamente amistosas.(52)
La
más importante de las fuentes antiguas, el ya citado Memorial de Juan de
Vallejo, confuso de cronología en varias ocasiones, atribuye a Cisneros el
nombramiento de Torquemada como Inquisidor.(53) Con todo, señala con orgullo el
influjo de Cisneros sobre Isabel en el asunto: "Consejándole siempre a la
serenísima reina doña Isabel, nuestra señora, de gloriosa memoria, la salud de
su ánima y bien y pro de sus reinos, viendo cuán arraigada estaba la herejía en
estos sus reinos, y cuán pocos verdaderos cristianos había, y que la ley
judaica siempre prevalecía, el benditísimo padre provincial, como verdadero
padre y siervo de Dios, aconsejó a su alteza que hiciese inquisidor general al
muy reverendo y devoto padre el prior de Santa Cruz, del monasterio de la
ciudad de Segovia, de la orden de Santo Domingo, persona muy santa, doctísima
en estos reinos, y de gran autoridad y religión, que vivía en su tiempo. Y se
echaron entonces todos los judíos destos reinos de Castilla; y desde aquel
tiempo anda la santa Inquisición hasta agora, y está ya casi toda España limpia
desta ley y herética pravedad por el buen consejo de aquel santo varón y por su
causa a servicio de Nuestro Señor Dios" (pp. 8-9).
Lo
que señala confusamente Vallejo está confirmado por la exacta coincidencia del
nombramiento de Cisneros como confesor y el edicto de destierro. El confesor
anterior, el tolerante y paciente Talavera, nada entusiasta del mesianismo
franciscano y colombino por más señas, fue reemplazado por Cisneros en
1492.(54) De una carta de Pedro Mártir del 11 de marzo sabemos que Talavera
había sido designado para el arzobispado de Granada. El 5 de abril Mártir
contesta a otra que le informa del nombramiento de Cisneros para desempeñar el
cargo dejado por aquél.(55) El edicto de destierro lleva la fecha del 31 de
marzo.
Me
entristece y duele ser quien, al analizar estos hechos trágicos, tacha a un
supuesto héroe de criminal cultural. Pero el hacerlo puede llevar–así espero–a
una paz más amplia, a cicatrizar una herida que, tapada, sólo se pudre. La
justicia y la honradez también lo requieren. No se me va de la cabeza la imagen
de las bellas hojas sahumadas convertidas en humo.
Recuerdo
y sigo el ejemplo del heroico Giner de los Ríos, a quien cito por el conducto
de mi maestro Juan López-Morillas: "Una historiografía rigurosa
debe…servir de base a la ejemplaridad de la historia, a la lección implícita en
ella, que es, por de contado, prescriptiva, terapéutica, pues no cabe duda de
que Giner, asqueado por la mitografa de la `España grande,' hace mayor hincapié
en los vicios que en las virtudes de la casta hispánica. Ni que decir tiene que
quien a ello se aplique sabrá que emprende una labor ingrata; pero es una labor
insoslayable si se quiere acabar con `el imperio de la leyenda en nuestra
historia.'"(56)
1. Marcel Bataillon,
"The Idea of the Discovery of America among the Spaniards of the Sixteenth
Century," in Spain in the Fifteenth Century 1369-1516, ed. Roger Highfield
(New York: Harper and Row, 1972), pp. 426-64, en la p. 428.
2.
En "El Nunca dimittis del patriarca Ribera," en su El problema
morisco (desde otras laderas) (Madrid: Libertarias, 1991), pp. 196-318,
Francisco Márquez Villanueva describe el término "expulsión" como
parte de una "estrategia ofuscadora: un neologismo culto destinado a
postergar de primera intención el castizo destierro" (p. 290).
3.
En España se inauguraron los estudios de filología hebrea; se hizo el primer
diccionario de la Biblia; se detectaron por primera vez los dos autores del
libro Isaías. Hubo un renacimiento de literatura en lengua judía, muerta desde
tiempos bíblicos, y se la usó por primera vez para poesía profana, refinada y
sensual. Sobre ello el artículo "Jews, Sephardic," en la Encyclopedia
of Homosexuality (New York: Garland, 1990), y el libro de Frederick Bargebuhr,
The Alhambra (Berlin: de Gruyter, 1968).
4.
Véase Shlomo Ben-Ami, "El alma se empobreció," ABC, 6 de enero de
1992, "Los análisis," p. xviii.
5.
La caída de Constantinopla, acompañada de crueldades turcas bien difundidas en
relatos cristianos, llenó la Europa cristiana de terror. Pero a pesar de las
sentidas súplicas granadinas a los turcos de ayudarles en la quijotesca empresa
de reconquistar España para el Islam, Granada repesentó poco peligro para
Castilla. Para el mundo musulmán, al-Andalus fue causa perdida desde hacía
muchos años, y nadie vendría de fuera para salvarla.
6.
Evidentemente, faltaba Portugal para rematar la unidad peninsular. En aquellos
tiempos en que las fronteras y las lenguas significaban menos que los reyes, la
autonomía portuguesa no parecía tan permanente a los castellanos como nos
parece ahora. Portugal formaría parte de España de 1580 a 1640, y aun antes de
esta fecha autores portugueses–el más famoso hoy, Montemayor–usaban el
castellano para la composición literaria.
El
error más grave tras esta actitud, sin embargo, fue el de concebir a los
granadinos como no hispanos, como "los otros." "En este momento
ya no puede hablarse de dominación árabe en España, sería un grave error
calificar a estos granadinos de los siglos XIV ó XV como extranjeros en la
Península; aquellos conquistadores árabes o africanos, llegados a al-Andalus en
los siglos anteriores, se habían fundido totalmente con la población `nativa,'
producto a su vez de otras tantas invasiones, y en el momento en que se forma
el Reino Nazarí de Granada, como último reducto del Islam en al-Andalus, tanto
la nueva dinastía como sus súbditos son tan hispanos como aquellos otros que
vinieron del Norte a expulsarles." (Celia del Moral Molina, "Notas
para el estudio de la poesía árabe-granadina," Miscelánea de estudios
árabes y hebraicos 32-33.1 [1983-84], 55-94, en la p. 70.)
7.
"Todo lo dicho creo que justifica que el término adecuado [para describir
la caída de Granada] sea el de conquista…. El utilizar el término reconquista
supone una carga ideológica" (Cristina Segura Graíño, "La conquista
del Reino de Granada," Ideal, 2 de enero de 1992, suplemento, p. xliii).
8.
La mejor introducción científica es el libro de Rachel Arié, L'Espagne
musulmane au temps des Narides (1232-1492) (Paris: E. de Boccard, 1973), quien
ofrece una buen repaso de su literatura en "Algunos aspectos del paisaje
cultural andaluz en tiempos de los na.sríes," Jábega [Málaga], 55 (1987),
15-26; también Celia del Moral Molina, "Notas," ya citado, y
"Tawriyas en el reino Nazarí," Miscelánea de estudios árabes y
hebraicos, 34-35.1 (1985-86), 19-59 (no he podido ver todavía su tesis,
"Literatos granadinos en el Naf.h al-.t-ib de al-Maqqar-i," editada
en microfilm por la Universidad de Granada, 1986). El valioso libro de L. P.
Harvey, Islamic Spain, 1250-1500 (Chicago: University of Chicago Press, 1990),
reseñado por mí en BHS, en prensa, es principalmente una historia política y
diplomática. Sin traducir está The End of the Moorish Empire in Spain and the History
of the Moriscos [Nih-ayat al-Andalus] de Muhammad Abd Allah Inan, 2ª ed. (Cairo, 1958). Una visión novelesca de los últimos
años de la Granada nazarí, basada en la novelesca y bien documentada vida del
geógrafo León el Africano, se halla en Leo Africanus de Amin Maalouf (París:
Jean-Claude Lattès, 1986), trad. Peter Sluglett (New York: W. W. Norton, 1989),
trad. María Teresa Gallego Urrutia y María Isabel Reverte Cejudo (Madrid:
Alianza, 1988). No he visto todavía Granada de los nazaríes de Antonio Gala
(Barcelona: Planeta, 1992), aparecido después de redactar estas líneas. El
libro de Luis Seco de Lucenas Paredes, La Granada nazarí del siglo XV (Granada:
Patronato de la Alhambra, 1975), es un estudio geográfico.
9.
Dirigido por Germán Bleiberg, 2ª ed., Madrid: Revista de Occidente, 1968-69. Se
esconde y infravalora el artículo colocándolo bajo el nombre de la familia
real, "Nazarí." La más reciente Enciclopedia de historia de España,
dirigida por Miguel Artola (Madrid: Alianza, 1988-en prensa), es aun más hostil
a las minorías y disidentes.
10.
"Parece la residencia de verano de los reyes granadinos, con sus patios
regados por arroyos, con los laureles que le dan fresca sombra, y con las
espléndidas vistas, superiores a toda descripción, que se disfrutan desde sus
miradores y suspendidos jardines, la visión fantástica de un poeta que ha
penetrado por encanto en el mundo de las realidades. Quien nunca ha pasado una
tarde de primavera en el Generalife, no puede decir que ha visto la creación en
su completa magnificencia. Aquella soledad idílica; aquella sombra apacible de
los granados; el perfume que de mil y mil rosales trasciende; y la vista de
aquel edén florido en la más hermosa región de la tierra; un valle de los Alpes
bajo un cielo de los trópicos, con riquísima vegetación meridional; todo esto
llena el alma de un dulce y religioso pasmo, cual si penetrase en el reservado
y santísimo templo de la naturaleza." (Adolf Friedrich von Schack, Poesía
y arte de los árabes en España y Sicilia, trad. Juan Valera [Madrid: Hiperión,
(1988)], p. 430.)
11.
Sobre las alteraciones hechas por Carlos V en la Alhambra, véase Emilio García
Gómez, Foco de antigua luz sobre la Alhambra desde un texto de Ibn al-Ja.tib en
1362 (Madrid: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 1988), Apéndice 2.
12.
Emilio García Gómez, Ibn Zamrak, el poeta de la Alhambra, discurso de recepción
(1943) en la Real Academia de la Historia, reimpreso, sin el exordio y la
contestación de Miguel Asín Palacios, en sus Cinco poetas musulmanes, 2ª ed.
(Madrid: Espasa-Calpe, 1959), pp. 169-271; librito aparte por Granada:
Patronato de la Alhambra, 1975 (no visto). También Poemas árabes en los muros y
fuentes de la Alhambra, editados y traducidos en verso, con introducción y
notas, por Emilio García Gómez (Madrid: Instituto Egipcio de Estudios
Islámicos, 1985).
13.
Jerónimo Münzer, "Viaje por España y Portugal en los años 1494 y
1495," versión del latín por Julio Puyol, BRAH, 84 (1924), 32-119 y
197-279, en la p. 88. "Jerónimo Münzer…, Pedro Mártir…, el flamenco
Antoine de Lalaing en 1502, el veneciano Andrea Navagero en 1526, el sevillano
Pedro de Medina…emplean superlativos que traducen la profunda impresión que les
ha dejado la ciudad del Darro" (Antonio Luis Cortés Peña y Bernard
Vincent, Historia de Granada. III. La época moderna. Siglos XVI, XVII y XVIII
[Granada: Don Quijote, 1986], p. 18). Cortés Peña y Vincent facilitan los datos
bibliográficos de Pedro Mártir y Medina, aunque cabe añadir que el Epistolario
de Mártir ha sido traducido al castellano por José López de Toro (Madrid,
1953-57). No tengo los de Lalaing, pero el pasaje de Navagero, junto con otro
de Lucio Marineo Sículo, se hallan en el libro de Francisco J. Simonet,
Descripción del reino de Granada sacada de los autores arábigos 711-1492 [1872;
reimpr. corregida y augmentada, Amsterdam: APA-Oriental Press, 1979], pp.
233-48.)
14.
"El ruido del agua que murmulla se mezcla con el ronco zumbido de cien mil
cigarras o grillos cuya música no se silencia nunca y que forzosamente te
recuerda, a pesar de la frescura del sitio, las ideas meridionales y tórridas.
El agua brota por todas partes, bajo los troncos de los árboles, a través de
las rendijas de los viejos muros. Cuanto más calor hace, más son abundantes los
manantiales, pues es la nieve lo que los alimenta. Esta mezcla de agua, de
nieve y de fuego, hace de Granada un clima sin comparación en el mundo, un
verdadero paraíso terrenal." (Théophile Gautier, citado por Ian Gibson, En
Granada, su Granada… Guía a la Granada de Federico García Lorca [Barcelona:
Plaza y Janés, 1989], p. 87). "Los árabes…hicieron de Granada–antología de
aguas–un paradisíaco laberinto de surtidores, cascadillas, acequias y azarbes,
azudes y azacayas, escalerillas de agua, cauchiles, pilarillos, albercas y
aljibes." (Granada, paraíso cerrado y otras páginas granadinas [Granada:
Miguel Sánchez, 1971], p. 52.) Lo que no se sabe es el grado hasta el cual el
esplendor urbanístico de la Granada nazarí refleje los diseños de sus
fundadores, los judíos sefardíes; veánse los artículos "Granada" y
"Jews, Sephardic" en la Encyclopedia of Homosexuality, ya citada. El
artículo "Granada" se publicó en traducción castellana en
Entiendes…?, N.º 13 (junio-julio-agosto 1990), pp. 18-19.
15.
Los más impresionantes, de los sobrevivientes, son la Puerta de Elvira y la hoy
conocida como la Puerta de las Granadas, con árboles creciendo por donde pasó
la calzada. Sobre la geografía de la Granada nazarí, véase Luis Seco de Lucena,
Plano de Granada árabe (1910; reimpr. Granada: Don Quijote, 1982), Miguel
Lafuente Alcántara, El libro del viajero en Granada, 2ª ed. (1849; reimpr.
Granada: Don Quijote, 1986), el libro de Seco citado en la nota 8, y David
Gonzalo Maeso, Garnata al-Yahud, 2ª ed. (Granada: Universidad de Granada,
1990).
16.
Para una introducción a la ciencia andaluza, la más avanzada de Europa en el
siglo XI, poco asimilada por los cristianos conquistadores, véase Juan Vernet,
"The Legacy of Islam in Spain," en Al-Andalus. The Art of Islamic
Spain, ed. Jerrilynn D. Dodds (New York: Metropolitan Museum of Art, 1992),
págs. 173-87, en las págs. 181-87.
17.
Escher, artista de paradojas y de engaños perspectivistas, de moda en la
actualidad entre científicos norteamericanos, ha sido el artista de este siglo
más influido por el arte hispanomusulmán. "A trip to Spain in 1922
inspired Escher to devise mathematical theories that classify and explain
periodic designs. Fascinated by the `great intricacy and geometric artistry' of
ceramic tiles in the Alhambra, the fourteenth-century Islamic palace in
Granada, he began to seek rules that govenred such patterns" (Constance
Burr, "Visions of Symmetry," Humanities, January-February 1992, pp.
16-19, en pp. 16-18). Sobre los diseños de Escher, véase Doris Schattschenider,
Visions of Symmetry: Notebooks, Periodic Drawings, and Related Works of M.C.
Escher (New York: W.H. Freeman, 1990).
Sobre
la matemática de los azulejos de la Alhambra, véase María Teresa Pérez Sordo y
Pablo Nestares Pleguezuelo, Tramas geométricas en la decoración cerámica de la
Alhambra (Granada: Universidad de Granada, 1990).
18.
Un ejemplo fácilmente accesible, acompañado de una traducción al inglés, se
halla en Hispano-Arabic Poetry: A Student Anthology, ed. James T. Monroe
(Berkeley: University of California Press, 1974), pp. 376-89.
19.
Harvey llama al uso de tintas de diferentes colores para las vocales "an
ancient practice" (Islamic Spain, 1250-1500, p. 80). El autor de un
estudio de la ilustración coránica deja para el final los manuscritos
maghrebíes (andaluces o derivados de su cultura). Llama a su civilización
"one of the most outstanding of these little [Islamic] worlds…. The
calligraphic and illuminative arts of Western Islam are, to say the least, in
no sense a disappointment when compared with its architecture; and this, in
general opinion, is one of the wonders of the world." (Martin Lings, The
Quranic Art of Calligraphy and Illumination [New York: Interlink Books, 1987],
p. 203.)
20.
Esta posición está documentada en Harvey, Islamic Spain.
21.
"Granada…está viva en la mente magrebí, en las estrofas de los poemas de
los escritores de Marruecos, Argelia y Túnez; vibra en los sones de sus
músicas, está presente en la traza de los patios de sus mezquitas, huele en las
flores de sus jardines, susurra en el murmullo de sus fuentes. ¡Garnata!: la
palabra mágica suena, va rodando de labio en labio, atraviesa el tiempo de las
generaciones y hasta hoy, finales del siglo XX, sigue encandilando las
imaginaciones magrebíes como si fuera el nombre de un paraíso perdido, de un
jardín encantado que ya no existiera más que en el ensueño" (Alfonso de la
Serna, "La otra Granada," Ideal, 2 de enero de 1992, suplemento, p.
xiv). Hay algún dato más en el estudio de Paloma Díaz-Mas, "La mención de
Granada en los romances sefardíes de Marruecos," en Literatura hispánica.
Reyes católicos y descubrimiento. Actas del Congreso Internacional sobre
literatura hispaica en la epoca de los Reyes Católicos y el Descubrimiento, ed.
Manuel Criado de Val (Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias,
1989), pp. 191-200, y otro ejemplo en Walter Starkie, Don Gypsy. Adventures with a
Fiddle in Barbary, Andalusia and La Mancha (London: John Murray, 1936), p. 44. En los romances estudiados Granada es exótica,
misteriosa, esplendorosa y lejana.
22.
Citado por María Jesús Rubiera Mata, Ibn al-^Yayy-ab, el otro poeta de la
Alhambra (Granada: Patronato de la Alhambra, Instituto Hispano-Árabe de
Cultura, 1982), p. 15.
23. "Their quest in life
was to impart beauty to every object, and joy to every hour" (María
Soledad Carrasco, The Moorish Novel, [Boston: Twayne, 1976], p. 26).
24.
Treinta entrevistas a Federico García Lorca, selección, introducción y notas de
Andrés Soria Olmedo (Madrid: Aguilar, 1989), pp. 251-52. Se trata de la última
entrevista a Lorca. En unos dos meses moriría en Granada, asesinado. Sobre su
asesinato, que a pesar de varios libros está lejos de entenderse, véase mi
"Unanswered Questions about Lorca's Death," Angélica [Lucena], 1
(1990), 93-107.
25. Por ejemplo, Ross E.
Dunn, The Adventures of Ibn Battuta, A Muslim Traveler of the 14th Century (Berkeley:
University of California Press, 1986), p. 285: "The Nasrid cultural
achievement was not intellectually or aesthetically innovative. Rather it was a
final exquisite reaffirmation of the literary and artistic heritage of Islamic
Spain." "Ya no habrá cenizas
que avivar. La Granada nazarí no conocerá ningún momento de plenitud
poética" (José Manuel Cuenca Toribio, Andalucía: historia de un pueblo
(…a.C.-1984), 2ª ed. revisada y ampliada [Madrid: Espasa-Calpe, 1984], p. 271).
"Aquella poesía granadina era ya un género crepuscular" (Miguel Ángel
Ladero Quesada, Granada: Historia de un país islámico (1232-1571), 3ª ed.
[Madrid: Gredos, 1989], p. 120). "Ya se ha dicho todo [¿?] sobre el reino
de Granada. Su carácter arcaizante y decadente…" (María Jesús Rubiera
Mata, Bibliografía de la literatura hispano-árabe [Alicante: Universidad de
Alicante, 1988], p. 63). Estas actitudes parecen remontar a la posición de
García Gómez (Ibn Zamrak, p. 14): "Su literatura es, por lo general,
arcaizante: glosas de glosas, comentarios, erudición; reiteración, en poesía y
prosa de arte, de tópicos y clisés precedentes."
26.
Hay un repaso de la historiografía sobre Cisneros en José López de Toro,
Perfiles humanos de Cisneros (Trayectoria de una biografía (Madrid: Real Academia
de la Historia, 1958), pp. 11-24, y más superficialmente en las introducciones
a las obras de Vallejo y Gómez de Castro, citadas infra, y en la a Dos tratados
históricos tocantes al Cardenal Ximénez de Cisneros de Baltasar Porreño
(Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1918). Para bibliografía más
reciente, pueden verse los siguientes estudios publicados en las Actas del I
Encuentro de Historiadores del Valle de Henares, Guadalajara, noviembre 1988
(Alcalá: Institución de Estudios Complutense, Fundación Marqués de Santillana,
Centro de Estudios Saguntinos, 1988): María del Carmen Álvarez Márquez,
"El Cardenal Cisneros y la Universidad de Alcalá de Henares" (pp.
33-48); José García Oro, "La documentación pontificia de la Universidad Complutense
en el período fundacional" (pp. 275-88); y José Luis Gerona Llamazares,
"Apunte psicobiológico sobre fray Francisco Jiménez de Cisneros" (pp.
299-308).
27.
Sobre la destrucción de bibliotecas musulmanas, de las cuales sólo una pequeña
parte fueron destruidas por cristianos, véase Ruth Stellhorn Mackensen,
"Moslem Libraries and Sectarian Propaganda," American Journal of
Semitic Languages and Literatures, 51 (1934-35), 83-113. Señala en particular
la importancia de la bibliofilia de al-Hakam II, imitada por todo el califato,
y su destrucción bajo Almanzor. No he visto Julián Ribera y Tarragó,
Bibliófilos y bibliotecas en la España musulmana (Zaragoza, 1896).
28.
No se conoce la fecha exacta, aunque parece probable que fue en enero o febrero
de 1500. Los acontecimientos de 1499-1500 están mejor explicados en Harvey,
Islamic Spain, aunque se hallan más detalles, junto con la máxima defensa de
Cisneros, en l trabajo del redentorista Luis Fernández de Retana, Cisneros y su
siglo (Madrid: El perpetuo socorro, 1929-30), Capítulo X, "Los
moriscos," y en el del franciscano Juan Meseguer Fernández, "Fernando
de Talavera, Cisneros y la Inquisición en Granada," en La inquisición
española. Nueva visión, nuevos horizontes, ed. Joaquín Pérez Villanueva (Madrid:
Siglo XXI, 1980), pp. 371-400 (véase p. 388 para las fechas pertinentes). Según
Francisco Márquez Villanueva, "La consagración de mezquitas y las
conversiones forzadas constituían flagrantes violaciones del documento de
capitulación, que hasta entonces había sido respetado escrupulosamente"
(Investigaciones sobre Juan Álvarez Gato, Anejo 4 del Boletín de la Real
Academia Española [Madrid: Real Academia Española, 1960; reimp. con Addenda,
1974], p. 303).
29.
Memorial de la vida de Fray Francisco Jiménez de Cisneros, ed. Antonio de la
Torre y del Cerro (Madrid: Centro de Estudios Históricos, 1913), p. 35. He
modernizado la ortografía. Sobre Vallejo, véanse las págs. xvi-xx de la
introducción de Torre.
30.
De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros, trad. José Oroz Reta (Madrid:
Fundación Universitaria Española, 1984), págs. 99-100. El original latino se
encuentra con más facilidad en las pp. 927-1156 del primer tomo de los
Hispaniae illustratae (Frankfurt, 1603), microfilmado en la Hispanic Culture
Series, Rollo 209. Sobre la obra, Antonio Alvar Ezquerra, "Alvar Gómez de
Castro y la historiografía latina del siglo XVI: La vida de Cisneros," en
El erasmismo en España, ed. Manuel Revuelta Sañudo y Ciriaco Morón Arroyo
(Santander: Sociedad Menéndez Pelayo, 1986), pp. 247-64. Sobre Gómez de
Castro, P.E. Russell, "Secular Literature and the Censors: A
Sixteenth-Century Document Re-Examined," BHS, 59 (1982), 219-25.
31.
Quisiera saber lo que dice sobre la quema el deteriorado (y muy necesitado de
rescate transcriptivo) manuscrito original de la obra de Gómez de Castro,
accesible a Alcolea y mucho más detallado que el texto publicado. (Sobre el
estado y contenido de dicho manuscrito, véase la introducción de Oroz, pp.
12-13, y Marcel Bataillon, Erasmo y España, trad. Antonio Alatorre, 2ª ed.
[México: Fondo de Cultura Económica, 1966], p. 1, n. 1.) Otra fuente no
accesible, cuyo paradero no está señalado en las fuentes consultadas, es
"un comentario autógrafo de Florián de Ocampo, historiador del rey, que le
habían enviado a Vergara, cuando pensaba escribir la Vida del Cardenal"
(Oroz, p. 11).
32.
Citado por Simonet, El cardenal Ximénez de Cisneros y los manuscritos arábigo-granadinos
(Granada, 1885), p. 14, n. 1.
33.
Luys Santa Marina, Cisneros, 3ª ed. (Buenos Aires: Espasa-Calpe Argentino,
1945), pp. 77-78.
34.
No entiendo cómo el biógrafo de Isabel la Católica, Tarsicio de Azcona
O.F.M.Cap., aunque no la niega, pueda calificar esta quema de "no
confirmada por la documentación" (Isabel la Católica. Estudio crítico de
su vida y su reinado [Madrid: Católica, 1964], p. 553).
La
Mora de Úbeda conservó el recuerdo de un libro sacro musulmán destruido para
hacer de él "papeles de niño" (citado por Luce López-Baralt, Huellas
del Islam en la literatura española. De Juan Ruiz a Juan Goytisolo [Madrid:
Hiperión, 1985], p. 137).
35.
"A esto queda reducido el terrible auto de fe: a la quema de un montón de
libros llenos de groseras y fanáticas supersticiones, basadas en la necia
filosofía Coránica" (Fernández de Retana, I, 242; cursiva en el original).
36.
Sobre el sufismo granadino, véase E. Lévi-Provençal, "Le voyage d'Ibn
Ba.t.t-u.ta dans le royaume de Grenade (1350)," en Mélanges William
Marçais (París: Maisonneuve, 1950), pp. 205-22, en las pp. 216-21. Según las
noticias de Ibn Ba.t.t-u.ta, llegaron a Granada ermitaños sufíes de los más
lejanos rincones del mundo islámico: Granada fue un centro sufí. Emilio de
Santiago Simón estudia El polígrafo granadino Ibn al-Ja.tib y el sufismo
(Granada: Diputación Provincial y Departamento de Historia del Islam de la
Universidad, 1983). Según Harvey, Islamic Spain, pp. 29-31, el reino nasrí tuvo
un "comienzo sufí"; el último erudito de al-Andalus independiente,
al-Maww-aq, fue un sufí (L. P. Harvey, "The Literary Culture of the
Moriscos 1492-1609. A Study Based on the Extant
Manuscripts in Arabic and Aljamía," tesis doctoral inédita, Magdalen
College, Oxford, 1958, p. 137). Las "congregaciones
religiosas" mencionadas por un viajero de 1466 tienen que haber sido
sufíes (G. Levi della Vida, "Il regno di Granata nel 1465-1466 nei ricordi
di un viaggiatore egiziano," Al-Andalus, 1 [1933], 307-34, en la p. 321).
También es un dato la extensión del sufismo en Marruecos, bien documentado
posteriormente: Asín Palacios describió Marruecos como "un inmenso
convento sin clausura" como resultado de sus "innumerables cofradías
religiosas." (Ibn Masarra y su escuela. Orígenes de la filosofía hispanomusulmana,
en sus Obras escogidas [Madrid: Instituto Miguel Asín, 1946], p. 167. Discutiré
en breve el influjo de este libro en Manuel de Falla en "Noches en los
jardines de España," JHP, 17.)
Los
sufíes persas, fuertemente influidos por el andaluz Ibn al-`Arab-i (1165-1240),
nos dejaron una riquísima literatura. (The Drunken Universe. An Anthology of Persian
Sufi Poetry, trans. Peter Lamborn Wilson
and Nasrollah Pourjavady [Grand Rapids: Phanes Press, 1987]; poemas de Ibn
al-`Arab-i en Casida de amor profano y místico, estudio y traducción de Vicente
Cantarino [México: Porrúa, 1977].) Toda la poesía del sufismo hispánico
posterior a Ibn al-`Arab-i ha desaparecido.
37.
"¿Qué quemó Cisneros? Sospecho que todo cuanto pudo encontrar…. `Todos los
libros de la impiedad mahometana' podría incluir muchísimo, algo como la mitad
de lo que se escribía en lengua árabe" (carta de L.P. Harvey, 5 de octubre
de 1988).
38.
Al-Andalus ha sido llamado la sede de la poesía arábica (véase Rudolph Kayser,
The Life and Time of Jehudah Halevi [New York: Philosophical Library, 1949], p.
24). "Entre todos los ramos de la cultura arábigo-española el más
favorecido fue la poesía" (D[arío] C[abanelas, O.F.M.], "Islam en
España," Diccionario de historia de España, II, 511-15, en la pág. 515).
Hay un buen panorama de la historiografía hispanoárabe en el artículo
"Cronistas musulmanes" de S[oledad] G[ibert], Diccionario de historia
de España, I, 1035-38.
39.
Según un viajero de 1466, "[Granada] es punto de reunión de personajes
ilustres, de poetas, de sabios y de artistas; están en ello [sic] los mejores
hombres de nuestro tiempo." (G. Levi della Vida, p. 321, citado según la
traducción publicada por Claudio Sánchez Albornoz, La España musulmana, 4ª ed. [Madrid:
Espasa-Calpe, 1974], II, 574.) "It was possible on the eve of the
Reconquest of Granada to attain in that city a high standard of Muslim
scholarship…. The reputation of Granada as a centre of learning was by no means
destroyed" (Harvey, "Literary Culture," pp. 135 y 137). "Esperamos haberles convencido de que la cultura
hispano musulmana en tiempos de los na.sríes de Granada no era una cultura
moribunda" (Arié, "Algunos aspectos," p. 24). "Temas nuevos
no los hay, pero los que ya existían, los que crearon sus antepasados inmediatos,
son tallados y pulidos con una exquisitez tal que podrían considerarse
verdaderas muestras de orfebrería" (Moral, "Notas," p. 71).
40.
"El siglo más cercano a nosotros es del que menos sabemos" (Rubiera
Mata, p. 63). En todas las antologías y estudios generales de la poesía
hispanoárabe, la nazarí ocupa pocas páginas, por faltar materiales. Sólo ocupa
13 de las 416 páginas del libro de Alois Richard Nykl, Hispano-Arabic poetry
and its relations with the old Provençal troubadours [Baltimore: s.e., 1946]).
En cuanto a historias, para el siglo XV, "Las fuentes árabes escasean
hasta lo imprescindible, y hay que recurrir a las cristianas" (Diccionario
de historia de España, II, 1152); lo mismo en el artículo "Granada,"
de Robert Hillenbrand, en el Dictionary of the Middle Ages, ed. Joseph R.
Strayer, V (New York: Scribner, 1985), 651-53, en la p. 653. También Inan, p.
ii ("We could hardly find any important Moslem sources about the events of
the Fifteenth Century"), Harvey, Islamic Spain, p. 229, y Antonio Malpica
Cuello, "El castillo de Zagra y el alfoz de Loja a fines de la Edad
Media," Homenaje al Profesor Juan Torres Fontes (Murcia: Universidad de
Murcia–Academia Alfonso X el Sabio, 1987), pp. 959-73, en las p. 959 y 960 n.
2.
41.
En opinión de José López de Toro, el no quemarse los manuscritos de medicina
"atenúa en mucho la gravedad de su acción" (p. 44). Señala dicho
autor que posteriormente Cisneros hizo traer desde Orán a España manuscritos
tanto de astrología como de medicina (p. 43).
Existe
un documento de 1511 en el cual Fernando el Católico, por boca de su hija
Juana, se refiere a la falta de cumplimiento completo del decreto de recogida y
quema, de la cual se salvaron, según el documento, "los libros de medicina
e filosofía [ciencia] e crónicas" (Fernández de Retana, I, 242). Al
contrario de la opinión de Simonet (Cisneros, p. 28), este documento confirma
indirectamente la destrucción de la literatura (poesía, adab) y de las memorias
e historias.
42. Henry Charles Lea,
History of Sacerdotal Celibacy in the Christian Church, 4ª ed. (Londres: Watts, 1932), p. 342. Alvar Gómez de
Castro, De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros, ed. José Oroz Reta
(Madrid: Fundación Universitaria Española, 1984), p. 44: "él había
empezado a tratar con la reina con sumo empeño para que, lo que ya en otro
tiempo se había intentado por nuestros reyes y que tan sólo en muy pequeña
parte se había llevado a cabo, procurara que por medio de varones selectos y probos
se llevara a cabo la corrección de costumbres [conducta sexual] y volviera la
antigua disciplina a todos los monasterios del reino, tanto de varones como de
mujeres. Se quejaba de que en todas partes se había debilitado la pureza del
monacato primitivo, sobre todo entre sus frailes menores, los cuales si al
principio habían tenido una muy estrecha y santa disciplina, más tarde al
corromperse y degenerarse habían caído en una indisciplina muy grande y
deshonrosa."
43.
Simonet hace un contraste entre el "benigno" decreto de los Reyes
Católicos y el "bárbaro decreto" del califa Omar, según el cual se
incendió la Biblioteca de Alejandría (Cisneros, pp. 23-28 y 36-40). Según la
erudición moderna, la Biblioteca de Alejandría desapareció siglos antes de la
llegada del califa Omar a Egipto. Véase Elmer D. Johnson, History of Libraries in
the Western World, 2ª ed. (Metuchen, New
Jersey: Scarecrow, 1970), pp. 59-60.
44.
Otra posible alusión cervantina: la ocurrencia de Sancho Panza de traer sus
eventuales súbditos a España y venderlos (Don Quijote, I, 29), parece una
alusión a la conocida actitud de Colón hacia los indianos, protestada por la
reina Isabel. En palabras de Ricardo Herren, Colón fue "un esclavista
entusiasta" (La conquista erótica de las Indias, 2ª ed. [Barcelona:
Planeta, 1991], p. 58).
45.
"Algunos que estaban rebeldes y pertinaces en aquella su mala secta, los
mandaba hacer prender y echar en cadenas y prisiones, hasta que venían en
conocimiento y de su voluntad pedían el agua del bautismo y se volvían
cristianos…. Este caballero [Zegrí Azaator, después Gonzalo Fernández Zegrí] lo
tuvo…más de 20 días en cadenas e con guadafiones, y le hacía dormir de noche en
el suelo en la prisión que estaba, y le hacía regar el dicho suelo en que
estaba ladrillado, y le maltrataba su persona. Y ya a cabo de tantos días,
estando el más pertinaz, que no aprovechaba cosa ninguna con él, inspirado por
el Espíritu Santo, dijo…que…quería ser cristiano, porque Alá se lo había
aquella noche revelado" (Vallejo pp. 33-34).
46.
En las palabras de Gómez de Castro, citadas arriba, "Este método [el no
quemar los manuscritos] era aplicable en asuntos de poca importancia, y en los
que no se ventile la salvación de las almas." "Era preciso
destruir…los alcoranes y otros libros muslímicos conservados por los moros y
moriscos de Granada…para conseguir o afianzar la conversión de aquellos
naturales," según Simonet (Cisneros, p. 3). Para él, la civilización
granadina fue "atrasad[a] y groser[a]…que, como en todo país musulmán,
nunca pasó los límites de la barbarie" (p. 6). La destrucción de los
manuscritos fue, para Simonet, "digna de grande alabanza y encomio"
(p. 15); "quemó lo que debió quemarse en obsequio a la unidad católica y
política de nuestra nación" (p. 32). La granadina era "una
civilización…groseramente sensual y materialista" (p. 42); "la
desaparición de [la literatura arábiga] no puede achacarse a la intolerancia de
los cristianos conquistadores, sino al escaso valor intrínseco y real de
aquella literatura" (p. 33). "Los árabes y berberiscos…no
introdujeron en nuestra península ningún género de artes ni conocimientos
útiles y…el esplendor artístico, literario y científico que llegaron a alcanzar
en algún período de su larga dominación, lo debieron a la enseñanza e influencia
de los cristianos sometidos" (p. 6).
En
opinión de Simonet, "si algún yerro se cometió en esta cuestión por
nuestros Monarcas de aquel tiempo, fue sin duda un yerro generoso: el de haber
intentado la conversión y asimilación de aquellos súbditos, siempre obstinados
en sus errores, y no haberles expulsado desde el principio, en beneficio del
verdadero pueblo español, que hubo de sufrir por más de un siglo los efectos de
su furor y el espectáculo de sus abominaciones" (citado por Rafael G.
Peinado Santaella, "¿A quién pertenecía Granada?" Ideal, 2 de enero
de 1992, suplemento, p. xxix).
Sobre
el fracaso de la conversión, aun llegada la segunda mitad del siglo XVI, véase
Nigel Griffin, "`Un muro invisible': Moriscos and Cristianos viejos in
Granada," en Mediaeval and Renaissance Studies on Spain and Portugal in
Honour of P.E. Russell (Oxford: Society for the Study of Mediaeval Languages
and Literature, 1981), pp. 133-54. Eran frecuentes las quejas de que el clero
que debía "instruir a los que la Inquisición estaba persiguiendo por su
ignorancia" no poseía la calidad necesaria. (Véase Miguel Ángel de Bunes,
Los moriscos en el pensamiento histórico [Madrid: Cátedra, 1983], p. 98.)
47.
Relación de las cosas de Yucatán, por el P. Fray Diego de Landa, introducción y
notas por Héctor Pérez Martínez, 7ª ed. (México: Pedro Robredo, 1938), p. 207.
También en la Historia natural y moral de las Indias del P. José de Acosta,
quien es dudoso que conociera la Relación de Landa, inédita hasta fecha
reciente: "En la provincia de Yucatán…había unos libros de hojas a su modo
encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de
sus tiempos, y conocimiento de plantas y animales, y otras cosas naturales, y
sus antiguallas; cosa de grande curiosidad y diligencia. Pareciole a un
doctrinero que todo aquello debía de ser hechizos y arte mágica, y porfió que
se habían de quemar, y quemáronse aquellos libros, lo cual sintieron después no
sólo los indios, sino españoles curiosos, que deseaban saber secretos de aquella
tierra. Lo mismo ha acaecido en otras cosas, que pensando los nuestros que todo
es superstición, han perdido muchas memorias de cosas antiguas y ocultas, que
pudieran no poco aprovechar. Esto sucede de un celo necio, que sin saber, ni
aun querer saber las cosas de los indios, a carga cerrada dicen, que todas son
hechicerías." (Ed. P. Francisco Mateos, en Obras del P. José de Acosta,
BAE, 73 [Madrid: Atlas, 1954], p. 188. Le agradezco a Álvaro Félix Bolaños esta
referencia.)
48.
"La civilización maya es una de las más antiguas de América y de las más
florecientes del Nuevo Mundo, habiendo superado en algunos aspectos a la
mexicana e incaica; puede compararse dignamente en otros a las antiguas
culturas orientales, y aun en algún respecto con las culturas clásicas. Su
historia es, sin embargo, muy poco conocida, por la pérdida de sus
manuscritos" (R[amón] E[zquerra], "Mayas," en el Diccionario de
historia de España, II, 974). Diego de Landa "llevó a cabo un famoso auto
de fe en Maní, con las ceremonias habituales del Santo Oficio…. Por creer
supersticiosos e idolátricos hizo quemar, además de muchos ídolos, objetos y
antigüedades, numerosos libros mayas, haciendo desaparecer irreparablemente las
fuentes de la historia y la cultura del país" (R[amón] E[zquerra],
"Diego de Landa," en el Diccionario de historia de España, II, 656).
Para un resumen no técnico de los estudios mayas en la actualidad, véase Arthur
Allen, "Unriddling the Glyphs," Lingua Franca, November-December
1992, pp. 52-58.
49.
En su Teresa of Avila and the Rhetoric of Femininity (Princeton: Princeton
University Press, 1990), Alison Weber señala la "democratización
evangélica" y feminismo religioso de Cisneros (pp. 21-23, 25-26). Ronald E. Surtz,
en su The Guitar of God. Gender, Power, and Authority in the Visionary World of
Mother Juana de la Cruz (1481-1534) (Philadelphia: University of Pennsylvania
Press, 1990), págs. 1-5, señala que en
el "ambiente mesiánico" de la España de Cisneros y los Reyes
Católicos, Cisneros protegía y visitaba a las alumbradas, las mujeres
visionarias. Fue erasmista, y su secretario Juan de Vergara "es,
probablemente, el mayor defensor de Erasmo dentro de España" (Alvar,
"Alvar Gómez de Castro y la historiografía latina," p. 249).
50. Jeremy Lawrance,
"Humanism in the Iberian Peninsula," The Impact of Humanism in
Western Europe (London: Longman, 1990), págs. 220-58, en las págs. 252-53. Lawrance interpreta esta actitud como el
rechazo español no sólo del filólogo Nebrija sino también del humanismo, que
después llevaría al destierro de Vives y a la negación de Erasmo de pisar el
territorio español. Sobre el trabajo de Nebrija, Joseph Perez, "Actualité
de l'humanisme," en Hommage a Claude Dumas. Histoire et création, ed.
Jacqueline Covo (Lille: Presses Universitaires de Lille, 1990), pp. 103-12, en
la p. 106: "Nebrija prétendait s'occuper de la Bible en simple
grammairien, disait-il modestement; il voulait seulement apporter des
corrections mineures en matière d'orthographe ou d'accentuation, ou encore
tirer au clair le sens de quelques mots. Mais ce travail d'apparence technique
remet en cause le sense même de la Bible." También José Luis Abellán, El
erasmismo español (Madrid: Espasa-Calpe, 1982), pp. 85-87.
51.
Unos sostienen que el destierro "fue una insigne torpeza, históricamente
considerada, porque restó pujanza a España en general, erradicando a una
población laboriosa y hábil desde muchos puntos de vista: pero hay defensores
de la tesis contraria, por muy costoso que fuera el sacrificio" (Julio
Caro Baroja, en Cambio 16, 30 de marzo de 1992, p. 62). "Yo no estoy tan
seguro de que estos hechos sean un lastre histórico y no algo que se vuelve al
futuro" (Joseph Perez, citado en "Franco manipuló a los Reyes
Católicos," Cambio 16, 21 de octubre de 1991, págs. 126-27, en la pág.
126; véase también "El hispanista Joseph Perez recibe el premio Nebrija de
la Universidad de Salamanca," El sol, 3 de julio de 1991, reproducido en
el Boletín cultural, 111, julio-agosto de 1991, pp. 8-9). "La decisión de
los monarcas españoles, no fue impopular, ni tan desacertada, por
necesaria" (Saturnino Colina Munguía, "La expulsión de los
judíos," Campus [Granada], marzo de 1992, pp. 52-53, en la p. 53; hubo
respuesta de Sultana Wahnon, "¿Fue necesaria la expulsión de los
judíos?" Campus, septiembre de 1992, pp. 4-5).
En
opinión de Luis Suárez Fernández, "Tortura a los historiadores siempre la
pregunta de hasta qué punto fue buena o perniciosa esta decisión. En nuestros
días, cuando la mayoría comparte el principio de que la fe no es un bien
deseable sino cosa que pertenece a la conciencia y práctica individuales, esto
no se comprende: hemos llegado a establecer–personalmente no lo creo así–que la
pluralidad es buena" (ABC 6 de enero de 1992, "Los Análisis" p.
viii, cursiva mía). En el artículo "Isabel" en el Diccionario de
historia de España, opina que: "La expulsión, injustificada, no fue
realmente un grave perjuicio" (II, 494). En el artículo "Judíos"
del Diccionario de historia de España, José María Casciara, descrito como
sacerdote y discípulo de García Gómez, defiende la expulsión y acepta la
validez del supuesto sacrificio del "Niño de la guardia" (II, 607).
(Sobre el "Niño de la guardia," véase Yitzhak Baer, Historia de los
judíos en la España cristiana, trad. José Luis Lacave [Madrid: Altalena, 1981],
II, 621-38, y el estudio introductorio de Lope de Vega Carpio, El niño inocente
de la guardia, ed. Anthony J. Farrell [Londres: Tamesis, 1985], reseñado por
Albert Sicroff, JHP, en prensa.)
"Vamos
a defender la política de las expulsiones…. Legalmente, no existen judíos
españoles…. Son extranjeros en la península…. Esto es lo que quieren los
judíos. Que el experimento haya fracasado después de quince siglos justifica
perfectamente la conducta y la decisión de los Reyes Católicos, ya que ellos y
el país estiman que la unidad religiosa es la base de la unidad nacional"
(Bernardo Blanco González, ed., Diego Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada
[Madrid: Castalia, 1970], pp. 54-55; cursiva mía). "La avaricia…hoy
caracteriza al pueblo judío dondequiera que existe" (Miguel Herrero
García, Ideas de los españoles del siglo XVII, 2ª ed. [Madrid: Gredos, 1966], p.
625).
52. "The commonly held
myth is that Fernando and Isabel…were evil fanatics who hated Jews and that is
why they expelled them. Nothing is farther from the truth. We know perhaps more
about them than any other medieval rulers, and nothing in their character or in
the fully documented relations with Jews gives the slightest support to such a
belief." (Norman Roth, "1992 and Its Mythology: A Warning,"
Jewish Spectator, Spring 1991, pp. 26-30, en la p. 26.)
Coinciden
las fuentes en que Isabel fue más promotora de la expulsión que Fernando. Un
análisis judío contemporáneo de estas acciones, subrayando los vínculos entre
los judíos y Fernando y la separación entre los reyes sobre la cuestión, es la
crónica de Elijah Capsali, traducido en The Expulsion 1492 Chronicles. An Anthology of
Medieval Chronicles Relating to the Expulsion of the Jews from Spain and
Portugal, ed. David Raphael (North
Hollywood, California: Carmi House, 1992), pp. 7-17.
53.
Como señala el editor Antonio de la Torre, "El nombramiento de inquisidor
general a favor de fray Tomás de Torquemada es muy anterior a la fecha en que
Cisneros llegó a ser confesor de la reina" (p. 8).
54.
"Recomendaba también [Talavera] leer públicamente en alta voz en lengua
vulgar de los moros las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento…, y daba su
permiso para publicar libros con algunos formularios de Misas y algunas
secciones de los Evangelios, traducidos al árabe…. Sin embargo, …[Cisneros]
sostenía que era indigno y casi rayaba en sacrilegio, arrojar las margaritas
delante de los cerdos" (Gómez de Castro, pp. 104-05). Talavera fue llamado
"santo" por los moros (José López de Toro, Perfiles humanos de
Cisneros (Trayectoria de una biografía) [Madrid: Real Academia Española, 1958],
p. 52) y denunciado a la Inquisición–el primer arzobispo a ser denunciado–por
herejía y maurofilia apenas muerta Isabel. Sobre él, es fundamental el ya
citado libro de Márquez Villanueva, Investigaciones sobre Juan Álvarez Gato,
Capítulo 4 y Addenda en la pág. 514. Para la bibliografía más reciente sobre
Talavera, véase Ladero Quesada, p. 385, y Richard H. Popkin, "Jewish
Christians and Christian Jews in Spain, 1492 and After," Judaism 41
(1992), 248-67, at pp. 256-57, quien señala que Talavera "was considered
the most pious Christian of the time" (p. 256, n. 36, cursiva en el
original); "allí [Granada] estableció entre los clérigos modo de vivir tal
que, según Sigüenza, mostró se podía poner en ejecución la República de Platón
o el Orador de Cicerón (J[usta] de la V[illa], en Diccionario de historia de
España, III, pp. 726). También sobre los dos confesores, y sobre el proceso de
herejía de Talavera, que terminó con un dictamen de inocencia del Papa, Pedro
Miguel Lamet, Yo te absuelvo, majestad: confesores de reyes y reinas de España
(Barcelona: Temas de Hoy, 1991), pp. 36-74; un resumen de Francisco Javier
Martínez Medina, "Fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de
Granada," Ideal, 2 de enero de 1992, suplemento, pp. xlvi-xlvii.
55.
Estos datos de Juan Meseguer Fernández, "El Cardenal Cisneros en el
epistolario de Pedro Mártir de Anglería," en Homenaje a Pedro Sainz
Rodríguez (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1986), III, 495-509, en la
pág. 500 y Antonio de la Torre, "Cisneros, confesor de la reina,"
Hispania [Madrid], 1 (1940), 43-51, en la pág. 45.
56.
Juan López-Morillas, "Francisco Giner y la `leyenda nacional,'" in
Studia Hispanica in Honor of Rodolfo Cardona, I (Madrid: Cátedra, 1981), pp.
31-39, at p. 39.
*Publicado en Journal of
Hispanic Philology, 16, 1992 [1993], 107-124. Copyright © Daniel Eisenberg,
1993 and 1998.
Daniel Eisenberg, Arts and
Sciences, Box 5621, Northern Arizona University, Flagstaff, AZ 86011-5621
daniel.eisenberg@bigfoot.com
Aviso: en las transcripciones de palabras árabes, se
usaron, en la versión impresa, caracteres imposibles de representar en la HTML
actual. Para representarlos, se han separado los puntos subscritos, las rayas
indicadoras de vocales largas, etc., colocando estos diacríticos delante de la
letra a que pertenecen: Ba.t.t-u.ta, al-Ja.tib, suf-i, etc. La ayn se
representa por el accento grave, al-`Arab-i.
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