miércoles, 24 de julio de 2019


PRESENCIA MUSULMANA EN MÁLAGA

A principios del siglo VIII la monarquía visigoda se encontraba sumida en una profunda crisis económica, además las endémicas luchas por el poder se habían agudizado cuando el último rey visigodo Roderico accedió al trono. La llegada a la Península del líder musulmán Táriq Ibn Ziyad avocado por los opositores a Roderico inició un extenso periodo de ocho siglos de presencia musulmana conocido como al-Ándalus.
Málaga formo parte de al-Ándalus desde su creación hasta 1.487 cinco años antes de la capitulación granadina, evolucionando su topónimo desde Malaka a Mālaqa (en árabe مالقة). Tras un período de inestabilidad provocado por revueltas de los habitantes indígenas el gobernador de la ciudad, Abd Al Aziz, logra imponer el orden en 716.
Desde el año 880 el muladí Omar ibn Hafsún organiza una revuelta contra un emirato cordobés en crisis. Apoyado principalmente por bereberes y mozárabes el territorio bajo dominio de Omar fue cambiante, en un primer momento llegó a apoderarse de fortalezas como las de AuthaComares y Mijas y tras un intento fracasado por parte del emir Al-Mundir de someterlo asediando Bobastro, Omar recupera y hace crecer su territorio formando un amplio Estado que abarcó desde Elviria y Jaén al oeste hasta Sevilla al este, llegando incluso a las puertas de Córdoba. Su conversión al cristianismo y finalmente su muerte resto partidarios a su revuelta que heredada por su hijo Suleyman será definitivamente aplastada con la toma de Bobastro en el año 928, meses antes de la proclamación del Califato de Córdoba.
Con la sumisión de Bobastro por Abd-al-Rahman III se asienta y desarrolla definitivamente el sistema islámico en Málaga lo que se traduce en una etapa de paz y un nuevo esquema de población, basado en el desarrollo de las ciudades y la proliferación de alquerías en el mundo rural, con el florecimiento del artesanado y el comercio, así como de una agricultura intensiva con base en el regadío, en contraste con el feudalismo que sufría el resto de Europa.
Málaga se transformó en ciudad floreciente, rodeada por un recinto amurallado provisto de cinco grandes puertas y con gran cantidad de arrabales y barrios asimismo amurallados, dentro de los que evolucionaban los adarves, salpicados de huertas a orillas del Guadalmedina, y cruzada de este a oeste por una vía que comunicaba al puerto y la fortaleza con el interior del recinto amurallado; junto al recinto, se asentaban los barrios de comerciantes genoveses y las juderías, de forma independiente del resto de la ciudad.
Fue capital del reino taifa independiente de la dinastía Hammündi, entre 1035 y 1487.
Con la caída del califato de Córdoba, Málaga se convirtió en capital de la taifa hammudí. Del urbanismo de ésta época, quedan trazas en el centro histórico y en dos de sus principales monumentos: La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro, además de un doble amurallamiento: la Coracha. Tras ello, el Califato de Córdoba se divide en casi una cuarentena de Reinos de Taifas. En esta época Málaga fue la capital de su propio reino, Rayya, independiente con la excepción de los intervalos de 1026-1058(conquistado por Granada), 1073-1090 (bajo dominio almorávide), 1145-1053 (bajo dominio almohade).
Es el año 1089 cuando los almorávides son llamados por los Reinos de Taifas para solucionar problemas rivales, quedándose en Al-Andalus y arrebatando el domino a los regentes musulmanes.
En ésta época, contaba Málaga con dos arrabales fuera de las murallas y un comercio que poseía un discreto radio de acción con Marruecos. La ciudad contaba con una clase media dedicada a la artesanía y al comercio regulada por el tratado del buen gobierno del zoco, redactado por el malagueño Al-Sagasti.
Hasta 1143 no son expulsados de Málaga, donde, años más tarde, gobernaría Ibn Hud (hasta 1238) ferviente antialmohade. A la muerte de Hud, se ofrece la ciudad al rey de Granada Mohamed I, formando parte del reino nazarí hasta finales del siglo XV.
En esta época, vivían en Málaga unas 15.000 personas. En su conjunto, la población islamo-malagueña se atuvo a la ortodoxia religiosa más estricta bajo la tutela de los alfaquíes. Ortodoxia que respondía más a las normas de comportamiento social. La población no musulmana constaba de una importante minoría judaica mientras que la presencia de cristianos se reducía a los cautivos apresados en hechos bélicos, forzados a trabajar en las Atarazanas, dónde se construían navíos ligeros para la vigilancia ribereña y el corso además de una pequeña colonia de comerciantes extranjeros. En la Alcazaba residía el gobernador de la ciudad, a menudo un príncipe nazarí, como delegado del sultán, rodeado de secretarios y juristas.
En 1348, mientras la peste negra asolaba toda Europa, la Alcazaba y Castillo de Gibralfaro toman su forma definitiva. La ciudad dispone de varias puertas que permiten el paso a través del recinto amurallado, cuyos nombre siguen perdurando hoy: Puerta Oscura, Puerta del Mar... En esta etapa vivió uno de sus hijos más ilustres: el filósofo y poeta judío Ibn Gabirol, el cual será el primero en acuñar el término Ciudad del Paraíso (usado posteriormente por Vicente Aleixandre) para referirse a su ciudad natal.
La Reconquista e incorporación a la Corona de Castilla.
La conquista del reino de Granada comienza con la toma de Alhama por los cristianos en febrero de 1482. A los pocos meses, Muley Hacen se refugia en Málaga al ser destronado por su hijo Boabdil con el apoyo de los abencerrajes que habían regresado del exilio.
Durante la Reconquista los árabes construyeron gran cantidad de torres de defensa para la ciudad; así, al oeste Torremolinos, al norte Puerto de la Torre (antiguo camino a Antequera), al noroeste las 11 torres de Alhaurín de la Torre (de las que no quedan restos) y la torre de Alhaurín el Grande y al este la de Torre de Benagalbón. La conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos en agosto de 1487supuso un episodio sangriento en la guerra final por la conquista del Reino de Granada.
Después de un largo asedio cortando las entradas de agua y víveres a la ciudad, desde el 5 de mayo al 18 de agosto, el poderoso ejército castellano formado por 12.000 jinetes, 25.000 infantes y 8.000 soldados más de apoyo, logró tomar la ciudad defendida por 15.000 gomeres africanos y guerreros malagueños. El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, duró 6 meses y cortó el suministro de alimentos, rindiéndose estos el 13 de agosto de 1487, la población fue castigada a la esclavitud o a pena de muerte, con excepción de veinticinco familias que pudieron permanecer en Málaga, como mudéjares, en el recinto de la morería. La conquista de Málaga supuso un durísimo y definitivo golpe para el reino nazarí de Granada que perdía así su principal puerta marítima.
El rey Fernando de Aragón decidió aplicar un castigo excepcional y se negó a conceder una capitulación honrosa para los vencidos. Excepto el grupo del mercader Alí Dordux que rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí que resistiría en el castillo de Gibralfaro unos días más, los 15.000 supervivientes fueron convertidos en esclavos. Entre 5.000 y 6.000 cristianos repoblaron la provincia (1.000 la capital). En un primer momento se levantaron cuatro parroquias en la capital: las iglesias del Sagrario -dedicada a San Pedro, fundada en 1488 y reconstruida en el siglo XVIII, San Juan, Santiago y Santos Mártires.


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