REPERCUSIONES DE LAS REVUELTAS EN ESPAÑA
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Derechos
Desarrollo
Abd al-Rahman al-Fihri fue otro de los personajes que tuvo un papel
importante en estos acontecimientos y de quien ya se ha dicho que fue
el primer emir verdaderamente independiente de Qairawan, a partir del año 745.
Cómplice del nuevo gobernador, se hallaba en este momento en España, donde se
había refugiado después de las derrotas sufridas por las fuerzas árabes en el
Magreb contra los beréberes. Derrotas que habían tenido lugar en un contexto de
poco entendimiento entre tropas sirias y tropas de Ifriqiya y este jefe, que pertenecía
a la misma tribu que el gobernador de Córdoba y que gozaba a su lado
de una gran influencia, había cultivado un gran odio hacia los sirios. Un
importante contingente de estos sirios, compuesto de una decena de miles de
hombres, sabiendo que no les querían en Qairawan, donde habían tratado con
altanería y desdén a los ifriqíes, se habían refugiado en Ceuta después de su
derrota en el Magreb central. Se encontraban en una posición difícil, sitiados
por los beréberes sublevados, y buscaban la forma de pasar a España para
refugiarse en ella. Pero los dirigentes de Córdoba, que les manifestaban una
notable hostilidad, les negaron los medios de transporte necesarios hasta que
la amenaza beréber se hizo demasiado fuerte y les obligó a aceptar una ayuda
que se había hecho indispensable. En marzo-abril de 742, los sirios y su jefe,
Baly b. Bishr al-Qushayri, pasaron a España y prestaron a los árabes de
al-Andalus una ayuda decisiva contra los beréberes, que serían definitivamente
vencidos. Pero la conflictiva presencia del nuevo elemento árabe en al-Andalus
iba a desencadenar enfrentamientos que difícilmente se podría argüir que no
eran tribales. Las luchas civiles no tardaron en estallar entre dos partidos
que se proclamaban qaysíes y yemeníes. Estas luchas encarnizadas parecieron
calmarse durante algún tiempo, cuando el gobernador de Ifriqiya Hanzala b.
Safwan, que había estabilizado temporalmente la situación de Ifriqiya al vencer
en varias ocasiones a los beréberes, envió como gobernador a un respetado notable
sirio, Abu I-Jattar al-Kalbi. Éste, llegado con otros jefes del mismo origen y,
según parece, con una fuerza militar, pudo restablecer el orden durante algunos
meses. Chalmeta demuestra que su gobierno, que duró desde finales del
742 o principios del 743 hasta principios del 745, fue marcado por nuevos
esfuerzos de normalización administrativa y fiscal. El hecho más importante fue
la decisión tomada entonces de fragmentar el contingente sirio cuya cohesión
había aparecido entonces como uno de los factores de agitación, y de establecer
sus diferentes yund/s -ellos mismos originarios de diversos distritos de Siria-
en distintas kura/s o circunscripciones territoriales de al-Andalus (el yund de
Emeso o Hims se instaló entonces en Sevilla y Niebla, el de Damasco
en Ilbira, etcétera).
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