Fuente: arabespanol.org
Sabio
musulmán andaluz, natural de Ronda (Málaga), que vivió en la segunda mitad del
siglo XI. Descubrió el proceso de fabricación del vidrio, el cual puso en
práctica en los hornos de Córdoba.
600 años
antes de Leonardo de Vinci, Abbas ibn Firnas ensayó una máquina voladora
individual. Con un par de alas y un traje cubierto de plumas se lanzó al aire
desde la Ruzafa cordobesa; se mantuvo largo rato y aterrizó, al fin, con cierta
violencia pero sin daños físicos.
Fue el
primero en utilizar en toda la Península Ibérica las tablas astronómicas de
Sinhind, de origen indú, que más tarde resultarían básicas en el desarrollo de
la ciencia europea. Introdujo también la técnica para tallar el cristal y
construyó un reloj anafórico y la primera esfera armilar europea. El reloj
anafórico es una complicada máquina que utiliza agua como líquido motor, a la
que cierran o abren el paso una serie de válvulas y sirve para dar la hora
tanto de día como de noche. Las esferas armilares, por su parte, se utilizaban
para realizar cálculos y observaciones astronómicas aproximadas, orientando los
círculos del instrumento según el plano de los círculos celestes.
Entre
sus contemporáneos, Ibn Firnas fue conocido como astrólogo, alquimista y poeta.
Pero, sobre todo, como sabio excéntrico, a causa de ideas como la de construir
un planetario en una sala de su propia casa que representaba la bóveda celeste
y ambientarlo todo con efectos sonoros y visuales que simulaban los distintos
agentes atmosféricos: la tormenta, el rayo y el trueno. En realidad el rondeño,
Ibn Firnas, fue el primer científico andaluz destacado. Durante el Emirato, la
época de Ibn Firnas, comienza a despertar la ciencia y la tecnología en Al Andalus.
Los hechos más significativos son el uso del papel, la utilización de las
cifras árabes o numerales y la primera mención conocida de la brújula.
Paralelamente se introducen muchas plantas hasta entonces extrañas en el mundo
occidental: el azúcar, las espinacas, las berenjenas, las alcachofas, la
sandía, el albaricoque, el arroz, el limonero, etcétera.
El gran
historiador de la ciencia, Georges Sarton, considera Al Andalus como el más
importante centro cultural del mundo en la Edad Media. De la dependencia
científica que tenían los cristianos y judíos de los musulmanes da cuenta la
siguiente advertencia del alfaquí sevillano Ibn Abdun, que dice en el 493 H
(1.100 dC) : «No deben venderse a judíos ni a cristianos libros de ciencia,
salvo los que tratan de su ley porque después traducen los libros científicos y
se los atribuyen a los suyos y a sus obispos, siendo así que se trata de obras
musulmanas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario