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.Fuente:
www.islamyal-andalus.es
Abû ‘Umâr Ahmâd ibn Muhammad ibn ‘Abd Rabí-hi ibn
Habîb. Poeta, cronista, pedagogo e iniciador en Al-Andalus del género adab.
Nació en Córdoba en II de Ramadán del 246 de la Hégira (860 d.C.). Murió en 18
de Yumada I del año 328 (950). Parece que tenía entre sus ascendientes a un
esclavo libertado por Haksâm I, y figuró como cliente omeya, agasajando
sucesivamente (según Dozy) a cuatro de los soberanos que rigieron los destinos
de Al-Andalus: Muhammad I (852-886), Al-Mwndir (886-888), ‘Abd Allâh (888-912)
y ‘Abd al-Rahmmân III (912-961), con más importantes para conocer el estado de
la civilización andalusí del tiempo en que se escribió, y es un verdadero
mosaico donde se halla esbozado caso todo el saber de la época.
Se compone de veinticinco libros con nombres de piedras preciosas, en los cuales el autor nos muestra su gran capacidad selectiva a la hora de cribar las fuentes orientales y de tópicos que anteriormente trataron otros autores; no obstante, esto no disminuye su valor como fuente de información del panorama social, político, moral y literario de su tiempo. La composición se nos presenta como un todo continuo, comenzando cada libro con una introducción que lo relaciona con la temática del anterior.
El Collar se inicia con una introducción en la que Ibn ‘Abd Rabí-hi, declara que compuso la obra con ánimo de recoger en ella cada una de las joyas más selectas de las letras de sus antepasados. Y es por ello que siente la necesidad de llamarla collar único, ya que engarza en un solo hilo torzal, con un orden pulcro y cuidado, una a una, las veinticinco joyas preciosas; epítome de la elocuencia, que justifica el contenido de cada libro.
A grandes rasgos, en él se hace participe al lector de una visión general que comprende aspectos tales como política, gobierno, relaciones entre gobernantes y súbditos, asuntos militares, el lenguaje correcto, la ventaja de saber el modo y el contenido de la educación, esbozos biográficos de hombres famosos, anécdotas, obligaciones religiosas, etc.
Anwar G. Chejne, en su Historia de España Musulmana, nos hace un detallado desglose de cada uno de los libros que componen el ‘Iqd:
Al-lu’lu’ah (la perla) trata del gobierno bueno y justo y de la necesidad de obedecerlo; se recomienda una conducta ejemplar al gobernante. Se cita para este efecto máximas de sabiduría. El gobernante necesita ayudantes como los chambelanes, jueces, consejeros y demás, que tienen que ser leales y capaces. Al gobierno se considera equivalente a la justicia, y al gobernante se compara con un pastor. El gobernante debe procurar el bienestar de la comunidad, juzgar y corregir los casos de injusticia, buscar el consejo de los hombres sabios y prudentes, pero nunca el de un maestro, tejedor, pastor, o que tiene trato con las mujeres.
Al-farîdah (la perla única) trata de la guerra. La define como una lucha cuyo escudo es la paciencia, su hacha es el engaño, su eje es la industria... Se citan antiguas sentencias concernientes al modo en que se debe luchar, y una lista de héroes y caballeros árabes y sus hazañas. Se trata de las armas, los caballos, la estrategia y otros detalles.
Al-chabarchadah (el topacio) trata de la generosidad y los regalos. Gran número de máximas y tradiciones apoyan la generosidad y condenan la avaricia; la concesión de favores es alabada por los sabios, el Profeta, y sus compañeros; hombres famosos por su generosidad, y el mejor modo de pedir favores y cumplir promesas.
Al-chumânah (la perla, o cuenta de plata) trata de las embajadas. Sobre las embajadas a los reyes persas y a los gobernantes musulmanes, el modo de solicitar audiencia o de pedir favores, cómo excusarse, pedir perdón, cómo los comentarios ingeniosos pueden salvar la vida a un condenado y cómo corresponder con un gobernante.
Al-marchânah (la pequeña perla) trata del arte de dirigirse a un gobernante. El dirigirse al gobernante debe hacerse con claridad y elocuencia, y no sin ceremonia y reverencia. Es acostumbrado el besar su mano, aunque a algunos gobernantes no les entusiasma esta practica. Una respuesta aguda e inteligente puede ser motivo de una recompensa generosa y de la salvación de un condenado; la alabanza del gobernante, la petición de perdón; y la correspondencia entre gobernantes.
Al-yâkûtah (el zafiro) trata del saber (‘ilm) y la educación (adab). La ventaja del saber, y cómo puede adquirirse y propagarse; cómo deben emplearlo los eruditos y cómo deber ser considerado con deferencia y respeto. Hay dos clases de saber: el del cuerpo y el de la religión; los gobernantes deberían saber genealogía e historia. "El que quiera ser erudito que investigue una disciplina, y el que quiera ser hombre educado (adîb), que estudie todas las ciencias" Y entre las tradiciones proféticas se encuentra el dicho Profeta (s.a.s): "Un hombre es sabio miestra busca la sabiduría, y si piensa que todo lo sabe, es un ignorante". Otra máxima es: "Que el saber sea tus bienes y la educación (adab) tu adorno".
Al-chawharah (la joya) trata de los proverbios. Los proverbios son "el adorno, la esencia, y las joyas del lenguaje". A lo largo de los tiempos han sido empleados por árabes; son más duraderos que la poesía y mejores que la oración. Allah se sirvió de ellos en el Corán, y lo mismo hicieron profetas y eruditos. Presenta una buena selección de proverbios atribuidos a hombres ilustres de las épocas islámica y preislámica. Los proverbios con sus connotaciones buenas o malas, describen las cualidades humanas, y corrientemente se acuñan como resultado de la experiencia u observación individual; también se refieren a animales y fenómenos de la naturaleza.
Al-zumurrudae (la esmeralda) trata de las exhortaciones religiosas y el ascetismo. Este libro menciona una gran cantidad de hombres que fueron famosos por sus consejos espirituales y conducta austera –profetas, eruditos, hombres religiosos-; exhortaciones de padres a hijos; sermones famosos. Las exhortaciones y el ascetismo se definen: la mejor exhortación es la que parte de un hombre sincero y está dirigida a un individuo imparcial. El ascetismo es el frenar los apetitos del alma, y el no permitir que la paciencia sea arrollada por lo que está permitido. Seguidamente se considera el miedo, la esperanza, el arrepentimiento, la peste, el llanto, la risa excesiva, las tribulaciones de los creyentes, la templanza, el retiro, la jactancia, el determinismo divino, la invocación a Allah y la petición de perdón.
Al-durrah (la perla) trata de los pésames y elegías. Las elegías van encaminadas a ablandar el corazón, y hacer que las lágrimas retenidas broten ante la muerte y otras calamidades; las lamentaciones en muertes y entierros; elegías famosas a hombres ilustres; necrológicas y epitafios; elegías de padres y madres a hijos, esposas a sus maridos, hermanos a hermanos; y elegías a concubinas.
Al-yatîmah (la perla única) trata de la genealogía y las virtudes de los árabes. "El que no sabe genealogía no conoce a la gente, y el que no conoce a la gente no debe considerarse como perteneciente a ella", dice Ibn ‘Abd Rabí-hi. Hace remontar el origen de la humanidad a los tres hijos de Noé, y trata largamente sobre la procedencia de la tribu Kuraysh y su subdivisión en otras muchas; señala la excelencia de cada una de ellas y los hombres ilustres que tuvieron en épocas preislámicas e islámicas. Hace las distinciones normales entre árabes del Norte y del Sur; llama la atención sobre la pretensión de los Shu’ûbiyyah de igualdad con los árabes, y la refutación de Ibn Kwtaybah.
Al-´aschadah (la joya dorada) trata del lenguaje de los árabes. Este libro consiste en invocaciones famosas, dichos, exhortaciones, alabanzas, sátira, amor y otros temas que se cree representan el lenguaje árabe más escogido, más claro y más elocuente.
Al-muchannibah (la perla frontal) trata del arte de la conversación. Ibn ‘Abd Rabí-hi dice que la conversación es la forma más difícil del lenguaje, ya que requiere respuestas rápidas, ingeniosas e inteligentes de acuerdo con la ocasión. Da cierto número de ejemplos mostrando el grado de inteligencia y sagacidad necesarios en las diferentes circunstancias.
Al-wâsitah (la perla central) trata de los sermones y discursos. Consiste en una selección de sermones y discursos famosos, de los más elocuentes pronunciados desde los púlpitos, en las ferias y en las cortes de los gobernantes. Están incluidos los sermones del Profeta y sus sucesores, califas, gobernadores y hombres elocuentes.
Al-muchannibah al-thânyah (la segunda perla frontal) trata de la escritura y sus instrumentos, y de la historia de los secretarios. En este libro la escritura árabe se remonta a Adán, y se comenta la evolución de sus caracteres y el modo de escribir un libro. Incluye una alabanza de los secretarios y escritores, y menciona a los más famosos, los requisitos de un secretario, tales como el vestido y la buena letra "la cual es lengua de la mano, la belleza de la conciencia, el embajador del intelecto, la voz del pensamiento, y la armadura del saber". El mejor secretario es aquél que declara su intención al principio y escribe elocuente y claramente; otros requisitos son que tenga una sólida educación en poesía, historia, biografías de hombres ilustres, gramática y estudios religiosos, porque un secretario es: <>. El resto del libro trata de los instrumentos de la escritura: pluma, tinta, tinteros, papel, sellos reales; y acaba con ejemplos de correspondencia para expresar un deseo, cursar invitaciones, recomendaciones y dar las gracias, alabar, etc.
Al-´aschadah al-thânyah (la segunda joya dorada) trata de la historia de los califas. Este libro es una historia política que empieza con Mohammad y acaba en la época del autor. Incluye los califas ortodoxos, los omeyas de Damasco, y los gobernantes omeyas de Al-Andalus. Termina la obra con un poema propio en el que canta, año por año, las expediciones militares de su protector ‘Abd al-Rahmân III. Su técnica consiste en hacer un bosquejo biográfico del gobernante describiendo su físico, fecha de sucesión, virtudes y muerte; incluyendo también los nombres de sus mujeres, hijos, secretarios, chambelanes, visires y jueces.
Al-yatîmah al-thânyah (la segunda perla única) trata de las historias de Ziyâd, al-Hachchâch, los ‘Alíes y los Barmacíes. Este libro es, en realidad, una continuación del anterior, pero centrándose principalmente en Ziyâd y Al-Hachchâch, los dos capaces gobernadores del Irak bajo los Omeya; los ‘Alíes, y la famosa familia de los Barmacíes, que sirvieron a los ‘Abbâsíes. Explica su encabezamiento afirmando que todas estas gentes fueron "el eje del gobierno sobre el que descansaba el pivote de la política; el origen de la administración, la fuente de la elocuencia y epítome de claridad". El libro acaba con un examen de conjunto de los califas ‘Abbâsíes, hasta incluir al califa Al-Mutî (946-974).
Al-durrah al-thânyah (la segunda perla) trata de los tiempos árabes. Ibn ‘Abd Rabí-hi considera importante el período preislámico debido a sus capitales acontecimientos. Trata de las guerras tribales y sus principales protagonistas con especial mención de héroes y poetas y algunas de sus hazañas; sus relatos de los principales acontecimientos del período empiezan generalmente con el encabezamiento del Yawm (día) de tal o tal otra tribu.
Al-zumurrudah al-thânyah (la segunda perla) trata de la excelencia de la poesía. Este libro está dedicado a lo más selecto de la poesía, refiriéndose al famoso Mu’allakât, a una evaluación de poetas y a la excelencia de la poesía. Los poetas más importantes se escogen de entre los compañeros de los profetas y generaciones posteriores, y se incluyen algunos de sus poemas de alabanza, sátira, amor y otros temas.
Al-chaawharah al-thânyah (la segunda joya) trata de la prosodia. Este libro trata del arte de la versificación, con detalladas explicaciones en verso y se explican los metros poéticos y las rimas, y se dan las reglas para componer versos. Cada etapa está ilustrada con ejemplos.
Al-yâkûtah al-thânyah (el segundo zafiro) trata del canto y la opinión que de él tiene la gente. Ibn ‘Abd Rabí-hi justifica su inclusión diciendo que este arte es "alimento del oído, la pradera del alma, el manantial del corazón, el campo del amor, el solaz del triste, el compañero del solitario y la provisión del viajero". Más adelante citas las opiniones de filósofos y musulmanes importantes que alaban la excelencia de una buena voz y una buena canción relacionada con la poesía, lo cual se aprecia en la sociedad islámica. Tras exponer los pros y los contras, cita una gran cantidad de cantores y canciones.
Al-marchanah al-thânyah (la segunda pequeña perla) trata de las mujeres y sus cualidades. Este libro incluye numerosas opiniones acerca de las virtudes y defectos de las mujeres. Se supone que Al-Asma’î dijo: "Tras la proclamación de la shahada, nada ennoblece más que un buen matrimonio; y tras la incredulidad, nada envilece más que un mal matrimonio." Salomón dijo: "Una mujer equilibrada construye su hogar, mientras que la mujer de mala lengua lo destruye".
Al-chumâh al-thânyah (la segunda perla) trata de los falsos profetas, los locos, avaros y tramposos. Este libro ofrece historias divertidas sobre estas gentes, con el propósito de entretener.
Al-zarbachadah al-thânyah (el segundo topacio) trata de la naturaleza humana y animal, y de la excelencia de los países. Este libro toma en consideración las principales características del hombre y los animales, y reflexiona acerca de su disposición natural: el alma racional va en pos de las ciencias y la verdad, mientras que el alma bestial aspira a satisfacer sus deseos de comida, bebida y sexo. Se citan las opiniones de físicos y filósofos en lo que respecta a la naturaleza de los seres vivientes, y se discuten las características individuales de animales y pájaros. Se hace una breve descripción de algunas de las provincias y mezquitas del Islam, especialmente las de La Meca y Jerusalem. La última parte trata de asuntos diversos que van desde los ángeles hasta la longitud de la tierra, la magia, el veneno, el mal de ojo y la donación de regalos.
Al-farîdah al-thânyah (la segunda perla única) trata de los alimentos y la bebida. Este libro ofrece una clasificación de los alimentos según sean valiosos a dañinos; nombres de alimentos y la manera de tomarlos; y consejos para mantener la salud; la nutrición y el sueño en relación con las comidas; y las horas adecuadas para comer. Se habla de las varias bebidas, haciendo una distinción entre las que están permitidas y las que están prohibidas.
Al-lu’lu’ah al-thânyah (la segunda perla) trata de las bromas y anécdotas. Bromas y anécdotas son "el recreo del alma, la primavera del corazón, el alimento del oído, la fuente del descanso y la mina de la alegría". Están admitidas por los profetas y los principales musulmanes. El libro incluye un gran número de historias, bromas, anécdotas y adivinanzas.
La obra fundamentalmente aborda el saber y la educación. El autor reproduce en ella los conceptos musulmanes del tema tal y como se encontraba en las obras de adab de sus predecesores y contemporáneos del Oriente, señalando la importancia del saber, su utilidad y sus virtudes; exhortando a las gentes a ir en pos de él y repitiendo las reflexiones de sus antecesores acerca de sus múltiples aspectos. Hace referencia a los principales eruditos, sus cualidades y sus posturas ante determinados asuntos y temas. Define el saber y la educación como "los pilares en los que descansa el eje de la religión y del mundo. Diferencian al hombre de los animales, y al ser racional del irracional. Son la esencia del intelecto, la iluminaria del cuerpo, la luz del corazón, y el timón del alma... La prueba es que el intelecto comprende las ciencias del mismo modo que la vista recibe el color y el oído los sonidos. Verdaderamente la persona inteligente a la que nada se enseña, es como la que no tiene ningún intelecto (‘aql). Y si no se educase a un niño, y se le enseñase a leer y escribir, sería como el más estúpido de los animales y la bestia más aberrante" (Chejne).
Para Ibn ‘Abd Rabí-hi, el saber no es sólo útil, sino indispensable para todo el mundo, y en particular para las personas que ocupan ciertos cargos; así, los reyes deben saber genealogía e historia; los guerreros biografía, y los mercaderes matemáticas. Para nuestro autor sólo hay dos tipos de saber: el del cuerpo y el de la religión.
Llama erudito al que se dedica al estudio de una sola disciplina, y el que se dedica a varias es un hombre educado. Hace hincapié en lo incompleto de la formación de los que buscan la religión a través de la filosofía –cayendo en la herejía-, los que buscan la riqueza a través de la alquimia, y los que buscan las tradiciones, no estando a salvo de las mentiras.
El saber debe ser la única mira de todo individuo, ya que es el mejor de los bienes, como se expresa en algunos de los consejos o máximas de su obra. Asimismo, nos refiere una anécdota en la que, preguntando el gramático Al-Sali Ibn Ahmâd sobre -¿Qué es mejor, el saber o la riqueza?, respondió: -El saber; y a la de -¿Por qué, entonces, los eruditos se congregan ante la puerta de los reyes, y no éstos ante la puerta de los eruditos?, contestó: -Porque los eruditos saben cuál es la posición de los reyes, y los reyes no saben cuál es la de los eruditos.
Concluye la obra señalando que el saber se adquiere con la educación, que consta de cinco etapas: silencio, saber escuchar, memorización, acción y propagación.
Se le atribuye a Ibn ‘Abd rabí-hi la autoría de otra obra, titulada Anales de Córdoba, aunque la noticia de la misma está recogida por Casiri, sin que se haya visto confirmada por la corroboración de los autores antiguos. Suponemos que Casiri se refiere a la parte histórica de El Collar de la Paloma y no a la que atribuye a ‘Abd Rabí-hi.
Asimismo compuso nuestro autor gran número de poesías, que coleccionó en una obra titulada Al-Mahaçkat, en la que cada una de las piezas exóticas va seguida de otra composición moral o religiosa, con el fin, según decía, de purificar las ideas profanas de las primeras con los sentimientos religiosos que exhortaban las segundas (‘Abd Abî).
Así, pues, no todos sus poemas son de carácter adulatorio y cortesano, y prueba de ello son los siguientes versos amorosos:
Se compone de veinticinco libros con nombres de piedras preciosas, en los cuales el autor nos muestra su gran capacidad selectiva a la hora de cribar las fuentes orientales y de tópicos que anteriormente trataron otros autores; no obstante, esto no disminuye su valor como fuente de información del panorama social, político, moral y literario de su tiempo. La composición se nos presenta como un todo continuo, comenzando cada libro con una introducción que lo relaciona con la temática del anterior.
El Collar se inicia con una introducción en la que Ibn ‘Abd Rabí-hi, declara que compuso la obra con ánimo de recoger en ella cada una de las joyas más selectas de las letras de sus antepasados. Y es por ello que siente la necesidad de llamarla collar único, ya que engarza en un solo hilo torzal, con un orden pulcro y cuidado, una a una, las veinticinco joyas preciosas; epítome de la elocuencia, que justifica el contenido de cada libro.
A grandes rasgos, en él se hace participe al lector de una visión general que comprende aspectos tales como política, gobierno, relaciones entre gobernantes y súbditos, asuntos militares, el lenguaje correcto, la ventaja de saber el modo y el contenido de la educación, esbozos biográficos de hombres famosos, anécdotas, obligaciones religiosas, etc.
Anwar G. Chejne, en su Historia de España Musulmana, nos hace un detallado desglose de cada uno de los libros que componen el ‘Iqd:
Al-lu’lu’ah (la perla) trata del gobierno bueno y justo y de la necesidad de obedecerlo; se recomienda una conducta ejemplar al gobernante. Se cita para este efecto máximas de sabiduría. El gobernante necesita ayudantes como los chambelanes, jueces, consejeros y demás, que tienen que ser leales y capaces. Al gobierno se considera equivalente a la justicia, y al gobernante se compara con un pastor. El gobernante debe procurar el bienestar de la comunidad, juzgar y corregir los casos de injusticia, buscar el consejo de los hombres sabios y prudentes, pero nunca el de un maestro, tejedor, pastor, o que tiene trato con las mujeres.
Al-farîdah (la perla única) trata de la guerra. La define como una lucha cuyo escudo es la paciencia, su hacha es el engaño, su eje es la industria... Se citan antiguas sentencias concernientes al modo en que se debe luchar, y una lista de héroes y caballeros árabes y sus hazañas. Se trata de las armas, los caballos, la estrategia y otros detalles.
Al-chabarchadah (el topacio) trata de la generosidad y los regalos. Gran número de máximas y tradiciones apoyan la generosidad y condenan la avaricia; la concesión de favores es alabada por los sabios, el Profeta, y sus compañeros; hombres famosos por su generosidad, y el mejor modo de pedir favores y cumplir promesas.
Al-chumânah (la perla, o cuenta de plata) trata de las embajadas. Sobre las embajadas a los reyes persas y a los gobernantes musulmanes, el modo de solicitar audiencia o de pedir favores, cómo excusarse, pedir perdón, cómo los comentarios ingeniosos pueden salvar la vida a un condenado y cómo corresponder con un gobernante.
Al-marchânah (la pequeña perla) trata del arte de dirigirse a un gobernante. El dirigirse al gobernante debe hacerse con claridad y elocuencia, y no sin ceremonia y reverencia. Es acostumbrado el besar su mano, aunque a algunos gobernantes no les entusiasma esta practica. Una respuesta aguda e inteligente puede ser motivo de una recompensa generosa y de la salvación de un condenado; la alabanza del gobernante, la petición de perdón; y la correspondencia entre gobernantes.
Al-yâkûtah (el zafiro) trata del saber (‘ilm) y la educación (adab). La ventaja del saber, y cómo puede adquirirse y propagarse; cómo deben emplearlo los eruditos y cómo deber ser considerado con deferencia y respeto. Hay dos clases de saber: el del cuerpo y el de la religión; los gobernantes deberían saber genealogía e historia. "El que quiera ser erudito que investigue una disciplina, y el que quiera ser hombre educado (adîb), que estudie todas las ciencias" Y entre las tradiciones proféticas se encuentra el dicho Profeta (s.a.s): "Un hombre es sabio miestra busca la sabiduría, y si piensa que todo lo sabe, es un ignorante". Otra máxima es: "Que el saber sea tus bienes y la educación (adab) tu adorno".
Al-chawharah (la joya) trata de los proverbios. Los proverbios son "el adorno, la esencia, y las joyas del lenguaje". A lo largo de los tiempos han sido empleados por árabes; son más duraderos que la poesía y mejores que la oración. Allah se sirvió de ellos en el Corán, y lo mismo hicieron profetas y eruditos. Presenta una buena selección de proverbios atribuidos a hombres ilustres de las épocas islámica y preislámica. Los proverbios con sus connotaciones buenas o malas, describen las cualidades humanas, y corrientemente se acuñan como resultado de la experiencia u observación individual; también se refieren a animales y fenómenos de la naturaleza.
Al-zumurrudae (la esmeralda) trata de las exhortaciones religiosas y el ascetismo. Este libro menciona una gran cantidad de hombres que fueron famosos por sus consejos espirituales y conducta austera –profetas, eruditos, hombres religiosos-; exhortaciones de padres a hijos; sermones famosos. Las exhortaciones y el ascetismo se definen: la mejor exhortación es la que parte de un hombre sincero y está dirigida a un individuo imparcial. El ascetismo es el frenar los apetitos del alma, y el no permitir que la paciencia sea arrollada por lo que está permitido. Seguidamente se considera el miedo, la esperanza, el arrepentimiento, la peste, el llanto, la risa excesiva, las tribulaciones de los creyentes, la templanza, el retiro, la jactancia, el determinismo divino, la invocación a Allah y la petición de perdón.
Al-durrah (la perla) trata de los pésames y elegías. Las elegías van encaminadas a ablandar el corazón, y hacer que las lágrimas retenidas broten ante la muerte y otras calamidades; las lamentaciones en muertes y entierros; elegías famosas a hombres ilustres; necrológicas y epitafios; elegías de padres y madres a hijos, esposas a sus maridos, hermanos a hermanos; y elegías a concubinas.
Al-yatîmah (la perla única) trata de la genealogía y las virtudes de los árabes. "El que no sabe genealogía no conoce a la gente, y el que no conoce a la gente no debe considerarse como perteneciente a ella", dice Ibn ‘Abd Rabí-hi. Hace remontar el origen de la humanidad a los tres hijos de Noé, y trata largamente sobre la procedencia de la tribu Kuraysh y su subdivisión en otras muchas; señala la excelencia de cada una de ellas y los hombres ilustres que tuvieron en épocas preislámicas e islámicas. Hace las distinciones normales entre árabes del Norte y del Sur; llama la atención sobre la pretensión de los Shu’ûbiyyah de igualdad con los árabes, y la refutación de Ibn Kwtaybah.
Al-´aschadah (la joya dorada) trata del lenguaje de los árabes. Este libro consiste en invocaciones famosas, dichos, exhortaciones, alabanzas, sátira, amor y otros temas que se cree representan el lenguaje árabe más escogido, más claro y más elocuente.
Al-muchannibah (la perla frontal) trata del arte de la conversación. Ibn ‘Abd Rabí-hi dice que la conversación es la forma más difícil del lenguaje, ya que requiere respuestas rápidas, ingeniosas e inteligentes de acuerdo con la ocasión. Da cierto número de ejemplos mostrando el grado de inteligencia y sagacidad necesarios en las diferentes circunstancias.
Al-wâsitah (la perla central) trata de los sermones y discursos. Consiste en una selección de sermones y discursos famosos, de los más elocuentes pronunciados desde los púlpitos, en las ferias y en las cortes de los gobernantes. Están incluidos los sermones del Profeta y sus sucesores, califas, gobernadores y hombres elocuentes.
Al-muchannibah al-thânyah (la segunda perla frontal) trata de la escritura y sus instrumentos, y de la historia de los secretarios. En este libro la escritura árabe se remonta a Adán, y se comenta la evolución de sus caracteres y el modo de escribir un libro. Incluye una alabanza de los secretarios y escritores, y menciona a los más famosos, los requisitos de un secretario, tales como el vestido y la buena letra "la cual es lengua de la mano, la belleza de la conciencia, el embajador del intelecto, la voz del pensamiento, y la armadura del saber". El mejor secretario es aquél que declara su intención al principio y escribe elocuente y claramente; otros requisitos son que tenga una sólida educación en poesía, historia, biografías de hombres ilustres, gramática y estudios religiosos, porque un secretario es: <>. El resto del libro trata de los instrumentos de la escritura: pluma, tinta, tinteros, papel, sellos reales; y acaba con ejemplos de correspondencia para expresar un deseo, cursar invitaciones, recomendaciones y dar las gracias, alabar, etc.
Al-´aschadah al-thânyah (la segunda joya dorada) trata de la historia de los califas. Este libro es una historia política que empieza con Mohammad y acaba en la época del autor. Incluye los califas ortodoxos, los omeyas de Damasco, y los gobernantes omeyas de Al-Andalus. Termina la obra con un poema propio en el que canta, año por año, las expediciones militares de su protector ‘Abd al-Rahmân III. Su técnica consiste en hacer un bosquejo biográfico del gobernante describiendo su físico, fecha de sucesión, virtudes y muerte; incluyendo también los nombres de sus mujeres, hijos, secretarios, chambelanes, visires y jueces.
Al-yatîmah al-thânyah (la segunda perla única) trata de las historias de Ziyâd, al-Hachchâch, los ‘Alíes y los Barmacíes. Este libro es, en realidad, una continuación del anterior, pero centrándose principalmente en Ziyâd y Al-Hachchâch, los dos capaces gobernadores del Irak bajo los Omeya; los ‘Alíes, y la famosa familia de los Barmacíes, que sirvieron a los ‘Abbâsíes. Explica su encabezamiento afirmando que todas estas gentes fueron "el eje del gobierno sobre el que descansaba el pivote de la política; el origen de la administración, la fuente de la elocuencia y epítome de claridad". El libro acaba con un examen de conjunto de los califas ‘Abbâsíes, hasta incluir al califa Al-Mutî (946-974).
Al-durrah al-thânyah (la segunda perla) trata de los tiempos árabes. Ibn ‘Abd Rabí-hi considera importante el período preislámico debido a sus capitales acontecimientos. Trata de las guerras tribales y sus principales protagonistas con especial mención de héroes y poetas y algunas de sus hazañas; sus relatos de los principales acontecimientos del período empiezan generalmente con el encabezamiento del Yawm (día) de tal o tal otra tribu.
Al-zumurrudah al-thânyah (la segunda perla) trata de la excelencia de la poesía. Este libro está dedicado a lo más selecto de la poesía, refiriéndose al famoso Mu’allakât, a una evaluación de poetas y a la excelencia de la poesía. Los poetas más importantes se escogen de entre los compañeros de los profetas y generaciones posteriores, y se incluyen algunos de sus poemas de alabanza, sátira, amor y otros temas.
Al-chaawharah al-thânyah (la segunda joya) trata de la prosodia. Este libro trata del arte de la versificación, con detalladas explicaciones en verso y se explican los metros poéticos y las rimas, y se dan las reglas para componer versos. Cada etapa está ilustrada con ejemplos.
Al-yâkûtah al-thânyah (el segundo zafiro) trata del canto y la opinión que de él tiene la gente. Ibn ‘Abd Rabí-hi justifica su inclusión diciendo que este arte es "alimento del oído, la pradera del alma, el manantial del corazón, el campo del amor, el solaz del triste, el compañero del solitario y la provisión del viajero". Más adelante citas las opiniones de filósofos y musulmanes importantes que alaban la excelencia de una buena voz y una buena canción relacionada con la poesía, lo cual se aprecia en la sociedad islámica. Tras exponer los pros y los contras, cita una gran cantidad de cantores y canciones.
Al-marchanah al-thânyah (la segunda pequeña perla) trata de las mujeres y sus cualidades. Este libro incluye numerosas opiniones acerca de las virtudes y defectos de las mujeres. Se supone que Al-Asma’î dijo: "Tras la proclamación de la shahada, nada ennoblece más que un buen matrimonio; y tras la incredulidad, nada envilece más que un mal matrimonio." Salomón dijo: "Una mujer equilibrada construye su hogar, mientras que la mujer de mala lengua lo destruye".
Al-chumâh al-thânyah (la segunda perla) trata de los falsos profetas, los locos, avaros y tramposos. Este libro ofrece historias divertidas sobre estas gentes, con el propósito de entretener.
Al-zarbachadah al-thânyah (el segundo topacio) trata de la naturaleza humana y animal, y de la excelencia de los países. Este libro toma en consideración las principales características del hombre y los animales, y reflexiona acerca de su disposición natural: el alma racional va en pos de las ciencias y la verdad, mientras que el alma bestial aspira a satisfacer sus deseos de comida, bebida y sexo. Se citan las opiniones de físicos y filósofos en lo que respecta a la naturaleza de los seres vivientes, y se discuten las características individuales de animales y pájaros. Se hace una breve descripción de algunas de las provincias y mezquitas del Islam, especialmente las de La Meca y Jerusalem. La última parte trata de asuntos diversos que van desde los ángeles hasta la longitud de la tierra, la magia, el veneno, el mal de ojo y la donación de regalos.
Al-farîdah al-thânyah (la segunda perla única) trata de los alimentos y la bebida. Este libro ofrece una clasificación de los alimentos según sean valiosos a dañinos; nombres de alimentos y la manera de tomarlos; y consejos para mantener la salud; la nutrición y el sueño en relación con las comidas; y las horas adecuadas para comer. Se habla de las varias bebidas, haciendo una distinción entre las que están permitidas y las que están prohibidas.
Al-lu’lu’ah al-thânyah (la segunda perla) trata de las bromas y anécdotas. Bromas y anécdotas son "el recreo del alma, la primavera del corazón, el alimento del oído, la fuente del descanso y la mina de la alegría". Están admitidas por los profetas y los principales musulmanes. El libro incluye un gran número de historias, bromas, anécdotas y adivinanzas.
La obra fundamentalmente aborda el saber y la educación. El autor reproduce en ella los conceptos musulmanes del tema tal y como se encontraba en las obras de adab de sus predecesores y contemporáneos del Oriente, señalando la importancia del saber, su utilidad y sus virtudes; exhortando a las gentes a ir en pos de él y repitiendo las reflexiones de sus antecesores acerca de sus múltiples aspectos. Hace referencia a los principales eruditos, sus cualidades y sus posturas ante determinados asuntos y temas. Define el saber y la educación como "los pilares en los que descansa el eje de la religión y del mundo. Diferencian al hombre de los animales, y al ser racional del irracional. Son la esencia del intelecto, la iluminaria del cuerpo, la luz del corazón, y el timón del alma... La prueba es que el intelecto comprende las ciencias del mismo modo que la vista recibe el color y el oído los sonidos. Verdaderamente la persona inteligente a la que nada se enseña, es como la que no tiene ningún intelecto (‘aql). Y si no se educase a un niño, y se le enseñase a leer y escribir, sería como el más estúpido de los animales y la bestia más aberrante" (Chejne).
Para Ibn ‘Abd Rabí-hi, el saber no es sólo útil, sino indispensable para todo el mundo, y en particular para las personas que ocupan ciertos cargos; así, los reyes deben saber genealogía e historia; los guerreros biografía, y los mercaderes matemáticas. Para nuestro autor sólo hay dos tipos de saber: el del cuerpo y el de la religión.
Llama erudito al que se dedica al estudio de una sola disciplina, y el que se dedica a varias es un hombre educado. Hace hincapié en lo incompleto de la formación de los que buscan la religión a través de la filosofía –cayendo en la herejía-, los que buscan la riqueza a través de la alquimia, y los que buscan las tradiciones, no estando a salvo de las mentiras.
El saber debe ser la única mira de todo individuo, ya que es el mejor de los bienes, como se expresa en algunos de los consejos o máximas de su obra. Asimismo, nos refiere una anécdota en la que, preguntando el gramático Al-Sali Ibn Ahmâd sobre -¿Qué es mejor, el saber o la riqueza?, respondió: -El saber; y a la de -¿Por qué, entonces, los eruditos se congregan ante la puerta de los reyes, y no éstos ante la puerta de los eruditos?, contestó: -Porque los eruditos saben cuál es la posición de los reyes, y los reyes no saben cuál es la de los eruditos.
Concluye la obra señalando que el saber se adquiere con la educación, que consta de cinco etapas: silencio, saber escuchar, memorización, acción y propagación.
Se le atribuye a Ibn ‘Abd rabí-hi la autoría de otra obra, titulada Anales de Córdoba, aunque la noticia de la misma está recogida por Casiri, sin que se haya visto confirmada por la corroboración de los autores antiguos. Suponemos que Casiri se refiere a la parte histórica de El Collar de la Paloma y no a la que atribuye a ‘Abd Rabí-hi.
Asimismo compuso nuestro autor gran número de poesías, que coleccionó en una obra titulada Al-Mahaçkat, en la que cada una de las piezas exóticas va seguida de otra composición moral o religiosa, con el fin, según decía, de purificar las ideas profanas de las primeras con los sentimientos religiosos que exhortaban las segundas (‘Abd Abî).
Así, pues, no todos sus poemas son de carácter adulatorio y cortesano, y prueba de ello son los siguientes versos amorosos:
Ella se despidió de mí con suspiros y abrazos,
y luego me preguntó cuándo habríamos de encontrarnos nuevamente.
Presentóse a mí sin velo, al descubierto, y la aurora
recibió de ella nueva luz (por la hermosura de su cuello)
rodeada por las aberturas de la túnica y los collares.
Oh tú, cuyo semblante languidece sin enfermedad: ante los ojos
está el lugar de combate para los amantes.
Ciertamente que el día de la separación es un día terrible
en grado sumo. ¡Ojalá que yo hubiere muerto antes del
día de la separación!
y luego me preguntó cuándo habríamos de encontrarnos nuevamente.
Presentóse a mí sin velo, al descubierto, y la aurora
recibió de ella nueva luz (por la hermosura de su cuello)
rodeada por las aberturas de la túnica y los collares.
Oh tú, cuyo semblante languidece sin enfermedad: ante los ojos
está el lugar de combate para los amantes.
Ciertamente que el día de la separación es un día terrible
en grado sumo. ¡Ojalá que yo hubiere muerto antes del
día de la separación!
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