domingo, 1 de septiembre de 2019

ABÚ YA'FAR AHMAD B. ALI B. MUHAMMAD B. ALI B. JÁTIMA AL ANSÁRI


Es de Almería, lleva por kunya Abú Ya´far y es conocido por Ibn Játima. Es un sabio al que todos piden consejo; conocedor de todas las ramas del saber ...
Los datos biográficos que de él se conservan son escasos a pesar de su renombre, atestiguado por las numerosas citas que se encuentran en las obras de sus contemporáneos. En efecto, el nombre de Ibn Játima aparece infinitas veces en la Ihata de Ibn al-Jatib, así como en el Nafh al-Tib, y el Azhar al Riyad de al-Maqqari, y lo mismo ocurre en los demás repertorios biográficos de su época.

La biografía más extensa de que disponemos es la que recoge Ibn al-Jatib en su Ihata (1). Sin embargo, a pesar de esta aparente extensión no encontramos en ella las noticias interesantes que habríamos deseado ni el auténtico retrato de su carácter. Tan sólo es una serie de elogios a sus virtudes, sus cualidades y sus obras, envueltos en complicadas figuras retóricas, que nos dejan insatisfechos. Es posible que la delicada situación política de los últimos tiempos de la Granada nazarí contribuyese a fomentar un gusto literario que se caracteriza por su oscuridad.

Dice Ibn al-Jatib al comienzo de la biografía dedicada a Ibn Játima:
"Es de Almería, lleva por kunya Abú Ya´far y es conocido por Ibn Játima. Es un sabio al que todos piden consejo; conocedor de todas las ramas del saber, polifacético en su ciencia, de inteligencia aguda, justo en sus opiniones y penetrante en sus juicios. Frecuenta las reuniones de los intelectuales y se distingue por su buena escritura, su buen carácter y su facilidad para improvisar versos. Es la belleza de las bellezas de Al-Andalus. Escribió en prosa y en verso y escogió el más alto grado en la vida religiosa, dirigiéndose al camino del bien. Fue Katib distinguido, formalizaba contratos y fue muqri´ de la mezquita mayor de Almería (2)."

Un discípulo suyo, Abú Ya´far Ahmad ibn Zarqála, compilador de una de sus obras de la que más tarde hablaremos, dice de él:
"En todos los tiempos hay un hombre al que los demás se dirigen para pedir ayuda, al que todos acuden confiadamente. Y el poeta de nuestro tiempo, el que hizo resplandecer la aurora de la elocuencia y derramó de su sabiduría torrentes de lluvia, el escritor más alto en el edificio de las ciencias, es Abú Ya´far Ahmad ibn Játima..." (3)

El mismo Ibn al-Jatib reconoce su mérito en medio de un ambiente de decadencia cultural manifiesta cuando le dedica estos versos:
 
"Jurad por las estrellas brillantes
-cuando el brillo de los astros se apaga –
que lo extraordinario es algo
que termina con Ibn Játima." (4)
 

Y al final de las líneas que le dedica en al-Katima al-Kamina, llenas de afecto y de admiración, ponderando su saber polifacético, comparándolo con Sibawayhi
por sus conocimientos gramáticos y haciendo resaltar su valor literario, nos repite la misma idea:
"A su muerte se apagaron las estrellas brillantes; los que iban bien guiados, se vieron perdidos; a la viveza de espíritu sucedió la somnolencia..."

Aparte de las frases elogiosas que le dirigen sus biógrafos,6 plenamente justificadas si examinamos la calidad de sus obras, no encontramos noticias ni datos concretos de lo que fue su vida. Ninguno de estos biógrafos nos da la fecha de su nacimiento. Brockelmann y Gayangos, lo mismo que Derembourg en su catálogo, dan la. del año 724 = 1323-24 y Pons Boigues la de 734 = 1333-34 Tanto una como otra son sin duda equivocadas, ya que al estar fechado el Di
wa n en el año 738 = 1337-38, no parece posible que su autor lo compusiera a los cuatro ni a los catorce años. El error nace seguramente de una confusión con la fecha de un hermano menor de nuestro poeta, llamado Muhammad b. ´Ali b. Muhammad ibn Játima al-Ansari, Abúu `Abd Alláh, única persona de su familia de la que tenemos noticia.(7) De este último escritor y poeta almeriense dice Ibn al-Jatib que estudió las bellas letras con su hermano Ahmad, que le sirvió de ejemplo, y si no hubiera sido porque la muerte lo arrebató en plena juventud, habría alcanzado gran celebridad. Esto explica la confusión de fechas de ambos hermanos. Muhammad murió víctima de la peste de 750 = 1350, y si hubiera nacido en el 724, su muerte habría acaecido a los veintiséis años, o sea en plena juventud, como hace notar Ibn al-Jatíb.

Tanto Ibn al-Jatib como Ibn al-Qádi recogen varias poesías suyas; tres el primero y una el segundo. Ambos afirman que fue enterrado en Almería, en la Rawda de los Banu Játima en el arrabal de al-Hawd.

En cuanto a la fecha de la muerte de Ibn Játima, tampoco hay mucha seguridad. Dice Ibn al-Jatib en la Ihata, al final de la biografía que a él le dedica, que en aquel momento vive todavía, y esto es, según el mismo Ibn al-Jatib afirma, el 12 de Sa´bán del 770 = 22 de marzo de 1369.

Ahmad Bábá al-Timbukti en el Nayl y también Ahmad ´Isá Bák en su Mu´ŷam al-atiba´ dicen, tomando como fuente a al-Hadrami, que murió el 7 de sa´bán del 770 = 17 de marzo del 1369, aproximadamente, a los sesenta años.

¿Cómo compaginar esta fecha con lo que dice Ibn al-Jatib? Por otra parte, al-Y´azzári en su Gayat al-Nihaya nos causa aún mayor confusión cuando afirma en su biografía (395), y según datos procedentes de un discípulo de Ibn Játima llamado Abú `Abd Alláh Muhammad b. Maymúm,s que murió, aproximadamente, a los setenta años, en 768 o 769. Estas fechas no parecen posibles si se tiene en cuenta la afirmación de Ibn al-Jatib de que aún vivía el 12 de sa´ban del 770. Parece más verosímil la que da al-Hadrami, aunque el día que él señala, 7 de sa´ban, tampoco parezca probable. En cuanto a su edad, unos afirman que tenía al morir sesenta años, y otros, setenta. Nada puede asegurarse por tanto.

Por la fecha de composición del Diwan (738 = 1337-38) parece más probable que su muerte acaeciera hacia los setenta años.

Ibn al-Jatib en su al-Katíba al-Ka
mina, de composición posterior a la Ihata, dice de él que ya ha muerto y le dedica los versos elogiosos que hemos citado antes. (9)

Como vemos por las noticias que nos dan sus biógrafos y por la variedad de temas que trata en sus obras, Ibn Játima fue poeta, prosista, historiador, gramático, médico, kátib y muqri´. Según noticias recogidas por Ahmad Isa Bák y Ahmad Bábá al-Timbukti, formó en Almería un Maylis para la gente del pueblo, era hermoso de rostro, generoso con sus amigos y complaciente con ellos.

SUS MAESTROS

La lista más completa de sus maestros nos la da Ibn al-Jatib. Son los siguientes:
Abú-l-Hasan ´Ali b. Muhammad b. Abi-l-´Ays al-Ansári al-Mariyi, m. 740 = 1339, que era originario de Murcia y se estableció en Almería al ser conquistada esta ciudad por los cristianos. Fue qadi de Almería, ocupando el puesto de Abu.

Ya´far b. Farkun al-Qurási, eminente hombre de ciencia, versado en la metafísica. (10)

Abú Isháq Ibráhim b. Muhammad b. ´Ali b. Muhammad b, `Abd al­Rahmán al-Tanúji, conocido por Ibn Abi-l-´Asi, m. 726 = 1325, originario de Tarifa y uno de los notables de aquel lugar. Cuando fue conquistada por los cristianos, en 671 = 1272, se trasladó a Ceuta y finalmente pasó a Granada, donde fue kátib del sultán y dirigió la oración como imám en su aljama en el año 716 = 1315. Según noticias de Ibn al-Qádi comenzó un libro sobre la dinastía nazarí, pero desistió de su empeño.

Se dedicó a la vida ascética y piadosa, favoreciendo a los pobres y repartiendo con ellos su comida. En 721 = 1320 se trasladó a Almería. Fue también poeta y la mayoría de sus versos pertenecen al género gnómico. (11)

Muhammad b. Yábir b. Muhammad b, Qásim b. Qásim b. Ahmad b. Ibráhim b. Hasan al-Qaysi al-Wádi Álsi, m. 749 = 1348, tunecino de nacimiento, que hizo la peregrinación a la Meca y tuvo en oriente maestros notables. Fue muqri´, literato distinguido y hombre piadoso. Ibn al-Qádi conserva en su Durrat al-Hiyal un verso recitado por Ibn Asákir al-Dimasgi, cuando en unión de Ibn Játima se despidió de él en Almería. El lugar de la despedida es, según dice Ibn Játima, una rabita de Almería llamada Rabitat al-Wada´, o sea «rabita del adiós". (12)

Abú-l-Qásim ´Abd al-Rahmán b. Muhammad b. Ahmad b. Muham­mad al-Qaysi, conocido por Ibn Su´ayb, de ilustre familia almeriense, jatib en la mezquita aljama de Almería y qádi en la misma ciudad. Se dice que era ante todo un hombre religioso y asceta, que nunca salió de su país y que siempre obró rectamente. (13)

Ahmad b, Muhammad b, Ahmad b. Muhammad, Abú Ya´far, conocido por Ibn Farkún, m. 729 = 1328-29. Era de Almería, pero se trasladó pronto a Granada. Era de noble estirpe y llevaba el lagab de al-Qurasi. Fue qadi de Ronda, Málaga y Almería y jatib de la aljama de Granada hasta que fue destituido con motivo de los sucesos que obligaron a retirarse al monarca granadino Nasr, que fue sustituido por su sobrino Isma´il I (713 = 1314). Su fidelidad a Naşr fue causa de su destitución y a partir de ese momento su nombre se oscureció. Era buen conocedor del derecho, poeta con dotes de improvisación y amigo de hacer frases ingeniosas y de emplear tawriyas al hablar con sus amigos. (14)

Muhammad b. Muhammad b. Sahl b. Malik al-Azadi, Abú-l-Qásim, conocido por al-Wazir, m. 730 = 1329. Su familia era conocida por los Banú Málik al-Wazir. Era de Granada y luego marchó a oriente, donde murió cuando volvía de la peregrinación. Fue literato, hombre piadoso y asceta "que no recibía nada de nadie y lo daba todo". (15)

 Abú
-1-Barakát b. al-Háŷŷ al-Balafiqi, m. 774 = 1372-73, el famoso qá di, historiador y poeta, cuya vida va estrechamente ligada a la de Ibn Játima y cuya biografía detallada estudié en Al-Andalus, vol. XXVIII(1963), PP. 381-424.

Ibn al-Qádi cita también como maestro de Ibn Játima a Muhammad b. Muhammad b ´Abd al-Wáhid, Abú-l-Qásim al-Balawi, m. 747 =1346 qádi de Vera y de Almería, que hizo la peregrinación a la Meca. (16)

Finalmente, el mismo Ibn al-Qádi cita como maestro de Ibn Játima a Abú `Utmá
n Sa´ad Ahmad b. Luyún- al-Tuŷibi. (17) En el largo capítulo que le dedica al-Maqqari en el Nafh al-Tib, reproduciendo a su vez palabras de Ibn al-Jatiŷb, recoge un gran número de poesías suyas de tema filosófico y numerosas reflexiones sobre la condición y los defectos del tiempo en que vive, procedentes de sus obras relacionadas con estos temas y tituladas:

1) Kamal al hafiz wa ŷamal al-lafiz fi-l-hikam wa-l-wasaya wa-l­mawa´iz.
2) Nasa´ih al-ahbab wa saha´ih al adab, resumen de la anterior.
3) Kitab anda´al diyam wa-l-wasaya wa-l-mawa´iz wa-l-hikam.

Estas poesías, algunas de las cuales han sido traducidas recientemente por don Emilio García Gómez (Al-Andalus, XXXVII, 1972, pp. 1-75), reflejan una semejanza innegable en cuanto a temas y estilo con las del capítulo IV del Diwan de Ibn Já
tima. Por otra parte, leemos en las últimas líneas de la citada biografía que al-Maqqari le dedica, que sólo compuso panegíricos dedicados al profeta. Es el mismo caso de Ibn Játima, cuyo primer capítulo, f i-l-madh wa-l-tana´, contiene exclusivamente poesías dedicadas a la alabanza de Allah y del Profeta. Ambos literatos eran almerienses, vivieron en una misma época y su estilo es muy semejante. Podríamos colocarlos en un mismo grupo con una serie de poetas y escritores que dan la tónica literaria de esta última etapa de las letras andalusies.

Personajes de la corte granadina relacionados con Ibn Játima, que fueron sus amigos y contertulios, hay muchos. A parte de Ibn al Jatib, cuyas muestras y testimonios de amistad señalaremos, y de Abú-l-Barakát b. al-Haŷŷ, de cuya biografía recogí en mi artículo a él dedicado, la mayor parte de las anécdotas relacionadas con ambos en muchos momentos de su vida, citaremos a Abú ´Abd Alláh Muhammad b. Yuzayy al-Kalbi, (18) uno de los más famosos miembros de la ilustre familia de los Banú Yuzayy, hijo de Abú-l-Qásim Muhammad, el panegirista de Abú-l-Hayyáy Yúsuf, muerto en la batalla del Salado el año 741 = 1340. (19)

Abú ´Abd Alláh Muhammad b. Yuzayy, granadino y panegirista en la corte granadina, primero, y más tarde en la del sultán marini Abú ´Inán de Fez, murió en esta ciudad el año 758 = 1357. Fue el que redactó los viajes de Ibn Battúta, m. 770 = 1368-69, y terminó esta redacción, dirigida por el propio Ibn Battúta, el año 756 = 1356, dos años antes de su muerte. No es este lugar para extenderme en noticias detalladas de Muhammad Ibn Yuzayy, personaje sumamente interesante, que junto a sus hermanos ´Abd Alláh (20) y Ahmad (21) desempeñaron un brillante papel en el mundo literario del reino .de Granada.

Su amistad con Ibn Játima la señala al-Maqqari, (22) que recoge una carta dirigida por Ibn Játima a Ibn Yuzayy, envuelta en artificios retóricos y en frases de doble sentido, siguiendo un estilo empleado por los literatos árabes de todo tiempo, pero que encontró entre los de esta época una especial aceptación. En esta carta, nos dice al-Maqqari, contesta a una qasida en zay, con la que Ibn Yuzayy había contestado a su vez a otra qasida en rá´ que le dirigió Ibn Játima. Ibn Yuzayy evitaba deliberadamente el empleo del ra porque no sabía pronunciarlo y lo cambiaba por el gayn. Otra qasida de Ibn Yuzayy dedicada a Abú-l-Hayyáy Yusuf (23) viene a confirmar esta aversión por la letra ra´, va que ninguna de las palabras empleadas en los 34 versos tiene entre sus consonantes el ra.

Por otra parte, Ibn al-Ahmar, (24) que le dedica una larga biografía, recoge una carta que escribió a Ibn al-Jatib, en la que no hay palabra que no tenga entre sus consonantes un sin.

Vemos, por lo tanto, que no se trata sólo de excluir una determinada letra por defectos de pronunciación, sino de un gusto especial por estas extravagancias que encontramos también en muchos literatos españoles. Recordemos que en el siglo XVII, Castillo Solórzano elimina la y en su novela La quinta de Laura, que Navarrete Ribera suprime la a en Los tres hermosos, y lo mismo Zurita de Haro en Méritos disponen premios. Rubén Darío era muy aficionado a estos juegos de palabras, y Jardiel Poncela justificaba el gusto por este artificioso procedimiento diciendo que era «como si en el bordado de cañamazo se quitasen las flores rojas o las azules y se sustituyesen por otras». En esa divertida tarea dice nuestro mismo escritor: «Escribiendo un cuento normal y transformándolo después en otro sin aes o sin íes es como si se cumpliese el estimulante lema de los artistas circenses: "más difícil todavía".

Este estilo artificioso parece ser el juego favorito de los literatos arabigoandaluces del siglo XIV. Ibn Játima no puede escapar de este ambiente y en el tercer capítulo de su Diwan puede verse abundantes muestras de esta moda literaria. (24 bis)

Entre los amigos de Ibn Játima citaremos también a Abú-l-Qásim ´Abd Alláh b. Ridwán, m. 780 = 1378, ilustre malagueño y destacado personaje de la corte Meriní, a quien Ibn Játima dedicó su Diwdn. (25)

En cuanto a sus discípulos, sabemos tan sólo los nombres de tres: su propio hermano Muhammad, antes citado; Abú ´Abd Alláh Muhammad b. Maymún, (26) y Abú Ya´far Ahmad ibn Zarqála. (27)

De sus antepasados no he podido encontrar noticias. No se conocen biografías de su padre ni de sus abuelos. Como noticia que tal vez pueda relacionarse con su familia, me llamó la atención una cita de un artículo publicado por don José Mª Cossío en la revista Al-Andalus, vol. VII, 1942, pp. 50-112. (28) En este artículo, titulado «Cautivos de moros en el siglo XIII», encontré el nombre de un Abenfatima de Almería.

Dice el Ms., al hablar de cómo sacó a Benito y a Domingo un moro de Almería:

«Que ocho días antes de Navidat, era de 1321, salieron de Murcia el et Miguel. ´Yvan por pescado a la mar e llevaban dos rocines. Yendo al campo de Rolac fallaronse con Yuzaf almocadén de Vera. Aducía cabos e peones moros. Cautivaron estos dos cristianos, llevaronlos a Vera vendieron a Benito por cuatro dobles mas cuarto et a Miguel por cuatro dobles. Llevaronlos a Almería, vendieron a Benito a otro moro que decien Abenfatima por cuatro dobles y media. Este vendioselo a Abolhazam por cinco doblas....»

Dada la fecha, es posible que se tratara del padre de Ibn Játima.

EL AMBIENTE POLÍTICO Y CULTURAL

Como hemos visto, la vida de Ibn Játima transcurre entre los años 700 = 1300 y 770 = 1369, o sea en plenos siglos VIII, XIV de nuestra era. Los hechos políticos de este período son los más apasionantes del reinado de los nazaríes y el clima es muy semejante en Castilla y en Granada. (28 bis bis) Pasando una rápida revista, tenemos, en esta época, el reinado de Muhammad III, su política imperialista y la intervención de los mariníes. Después, los gobiernos de Nasr (1309-14), que se apodera de Ceuta y en cuyo reinado Fernando IV sitia Algeciras y toma Gibraltar. En esos años tiene lugar también el sitio de Almería por Jaime II, hecho que nuestro poeta, niño todavía, debió de conocer. El gobierno de Isma´il I (1314-1325), la intervención en la política de los infantes Juan y Pedro, regente de Alfonso XI. El reinado de Muhammad IV (1325-33), que muere asesinado después de conquistar Gibraltar a las tropas de Alfonso XI y los importantes sucesos de los años de Abú-l-Hayyáy Yúisuf (1333-54) Y Muhammad V (1354-91), cuyos reinados alcanzaría ya Ibn Játima en plena. madurez. Es la época de la batalla del Salado, del sitio de Gibraltar, en el que muere Alfonso XI víctima de la misma epidemia de la peste que describe Ibn Játima en una de sus obras más famosas. Fue testigo de las luchas y vicisitudes que tuvieron lugar en la época de Muhammad V, depuesto por su hermano Isma´il y Muhammad el Bermejo (1359-62), del destierro y vuelta del monarca con su ministro Ibn al-Jatlb. Es época de lucha, ambiente lleno de pasión. Se levanta la Alhambra, y en Sevilla Pedro el Cruel construye su Alcázar. Las letras arábigo-andaluzas a pesar de sus brillantes ropajes de pomposa retórica, decaen visiblemente. La literatura castellana, enormemente influida por la de los árabes, renace. Ahí tenemos al Arcipreste, a Pero López de Ayala, a don Juan Manuel, a Sem Tob de Carrión...

¿Cómo situar la figura de Ibn Játima en este ambiente político y cultural? Sabemos por Ibn al-Jatib que frecuenta la corte granadina y que era considerado en la capital nazarí como uno de los mejores literatos que florecieron en al-Andalus. Sin embargo, nunca le vemos mezclado en la política turbia de aquellos tiempos ni tenemos ningún dato que nos haga sospechar que le moviese la ambición. Eso no quiere decir que viva al margen de los hechos. Ibn al-Jatib y al-Maqqari (29) nos conservan las cartas que se cruzaron entre Ibn Játíma e Ibn al-Jatib. Estas cartas podrían considerarse como modelo de la complicada retórica empleada por los literatos de este tiempo, en la que Ibn Játima era maestro. La riqueza del lenguaje, la profusión de figuras y de imágenes parecen ahogar las ideas.

Por sus biógrafos sabemos que ocupó el cargo de muqri´ en la aljama de Almería y que fue kátib. No parece que desempeñase este cargo durante mucho tiempo, y al-Maqqari recoge unos versos relacionados con su retiro. Dice así:
«Cuando se retiró del cargo de Kátíb y se le pidió que volviese, rehusó diciendo: (30)
 
Dediqué un tiempo al oficio de Kátib
como el esclavo que espera la libertad
Allah me ha concedido ahora esa libertad
que nunca podré agradecerle bastante
ni expresar mi gratitud con palabras.
Me dijeron: ¿Volverás? y dije:
¡De ningún modo!
Acaso un ser libre volverá a pedir la libertad? (31)
 
Como puede verse, no aparece en él ningún deseo de figurar ni de ocupar cargos. Es la misma tónica de sus versos entre los que nunca asoma la adulación ni el panegírico, cuyo principal objeto era siempre conseguir un favor o una situación privilegiada.

Las pocas noticias referentes a sucesos de su vida aparecen envueltas en una tremenda profusión de figuras retóricas.

Siguiendo la Iháta de Ibn al-Jatib, a continuación de la relación de sus maestros encontramos unos versos y una carta que le escribió Ibn Játima después de la visita del cortejo del sultán a Almería. (31 bis)  Ibn al Jatib acompañaba al sultán, y el poeta almeriense manifiesta su alegría al encontrarle. La carta tiene fecha de 10 de rabi´al-awwal de 748 = 20 de junio de 1347. A continuación recoge un conjunto de poesías, once en total, algunas de las cuales están incluidas en el Diwán.

Refiere a continuación Ibn al-Jatib cómo después de haber asistido a una reunión en su casa de Granada le escribió enviándole unos versos que compuso uno de los allí presentes. No dice quién es esa persona, que bien pudiera ser él mismo. En estos versos describe el palacio de Ibn al-­Jatib en `Ayn al-Dam`, en Granada.(32) En ese mismo lugar, siguiendo el relato de Ibn al-Jatib, fue invitado a comer con un grupo de amigos. Entre ellos se encontraba su maestro Abü-1-Barakát b. al-Háyy al-Bala-fiqi, que rehusó la invitación diciendo que ayunaba. Entonces Ibn Játima improvisó estos versos:
 
«Llamamos al -Jatib Abü-l-Barakát
para comer en el banquete del visir más ilustre,
reunidos, por su generosidad, en un jardín
que encerraba las mayores bellezas.
No quiso unirse a nosotros con el pretexto del ayuno,
pero no todos los pretextos son aceptables
El paraíso es un lugar de delicias,
pero no un lugar de privaciones.» (33)
 
Al acabar la comida, Ibn Játima recitó estos versos, y Abu-l-Barakát afirmó que si los hubiese oído antes había dejado el ayuno para comer con ellos.

La parte final de la biografía recoge dos cartas, una dirigida por Ibn Játima a Ibn al-Jatib y la. respuesta a esta carta. Según dice Ibn al-Jatib, la escribió Ibn Játima en ocasión de su salida de al-Andalus con el deseo de hacer la peregrinación.

Es una larga carta de estilo rebuscado, llena de metáforas y palabras de doble sentido, en la que Ibn Játima intenta hacer desistir a Ibn al-Jatib de su empeño. Notemos aquí que parece evidente la poca afición de Ibn Játima a los viajes. En algunas ocasiones apunta esta aversión a moverse de su tierra. Recordemos que hace desistir de un viaje al Magrib a su maestro Abú-l-Barakát, (34) que no se sabe que saliera nunca de al-Andalus, y que cuando su amigo Ibn al-Jatib se va, le escribe para que vuelva a la patria. En ese abrumador exceso de retórica que llena toda la epístola, hay frases expresivas que intentan convencer al amigo:

«... tú eres en esta península el sol de su horizonte, la corona de su frente, la perla central de su collar, 1o más valioso de su reino, el collar de su cuello, lo mejor de su tiempo, el mayor ornato de lo universal y lo particular; eres el centro de sus astros, el cordón umbilical de la política de sus reyes, el trujimán de su elocuencia, la lengua de sus bellezas y el médico de sus hospitales; el que tiene a su cargo la administración y la dirección de sus asuntos ...».

 Después de unas frases animándole a volver, todas en el mismo estilo artificioso, hace un elogio de al-Andalus, que, aunque breve, podría añadirse a los textos representativos del «nacionalismo» de los poetas arabigo­andaluces. Dice así:

«Y ¿cómo puedes comparar a al-Andalus con el Magrib o cambiarlo por algo que no sea la Meca o Yatrib? Bajo su piel hay restos de santos y devotos y sobre ella ribáts para la guerra santa y combatientes por la causa de Alláh que plantan en esta tierra su tienda... Luego, prepara a sus hijos la morada de sus antepasados, y reúne para ellos bienes nuevos y bienes heredados.... ¡Conténtate con un retorno feliz y una vuelta a la patria, merecedora de todo elogio!...»

Ibn al-Jatib, en su respuesta, se muestra desengañado del mundo. El estilo es idéntico al empleado por Ibn Játima. Comienza con estos versos:

«Censura el amor `udri o no lo censures,
el reproche no entrará en mis oidos.
Tu condición es la dureza; la mía es el amor
y todo ser humano es fiel a su naturaleza.» (35)
 
En cuanto a su invitación a volver a al-Andalus, no parece convencerle. Le dice:
«En cuanto a la superioridad de la patria por sus muchas excelencias y sus numerosos bienes; por la baraka de su guerra santa; por estar poblados sus montes y valles con los huesos de santos y ascetas, hasta el punto de que sólo puede superarlas las ciudades santas, es una verdad indiscutible. Sin embargo, yo me dirijo a La Meca y Medina...»

Las noticias biográficas que se encuentran en su Kitab ra´iq al-tahliya f i fa´iq al-tawriya son pocas y de escasa importancia. Las recogeré, sin embargo, por orden de aparición en los manuscritos de El Escorial y París. Son las siguientes:
Fol. 3 b, 4 a, ms. E.: 9 b. París: Noticia de la intercesión de Ibn Játima acerca del qádi Abu-l-Barakát al-Balafiqi para que no condenase a una mujer que entró en el hamman sin velo.

Fol 4 a E.; 10 a. P.: Poesía que hemos citado antes, dedicada a Abu-l­Barakát con motivo de su negativa a comer en el jardín de Ibn al-Játib. Dice aquí Ibn Játima que con motivo de la circuncisión de los príncipes, se reunieron allí tres personas; el qádi Abu-l-Barakát al-Balafiqi, Abú Ya´far b. ´Abd al-Haqq al-Málaqi y él. Probablemente esta noticia tenga relación con la que nos da Ibn al-Jatib en su Ihdta (36) cuando dice que estuvo varias veces en Granada y que una de estas visitas fue para asistir a la circuncisión de los príncipes hijos de Abu-l-Hayyay Yusuf, en el mes de sa´bán del año 751 = octubre de 1350.

Fol. 4 a, E.; 10 b P.: Pasamos la noche en Granada en casa del noble señor qádi sapientísimo, jatib de la capital y ejemplo de nobleza, Abu-1­-Qásim Muhammad al-Hasani, (37) con Abü-l-Barakát al-Balafiqi y el qádi Abu Isháq b. Su´ayb. (38)

Fol. 4 b E.; 11 a P.: Noticia acerca de la petición que le hace Abú-1- Qásim b. Ridwán del Diwdn de sus versos.

Fol. 6 b E.; P. II a: Poesía dirigida al Qá´id Abú ´Abd Alláh b. Su´ayb durante su gobierno de la alcazaba de Almería, con ocasión de haberse hospedado en su casa el faqih, visir y literato distinguido Abu´Abd Alláh b.Yuzayy.

Fol. 6 B. E.; P i 2 b: Versos con los que logra disuadir de su viaje a Abú-l-Barakát al-Balafiqi, el 26 de Yumáda II de 739 = 1338. El barco naufragó.
Fol. 7 b E.; 13 a P.: Dos versos en los que la tawriya podría interpretarse como alusión a Yusuf de Granada.

Como noticia relacionada con la trascendencia de la fama de Ibn Játima fuera de los países de al-Andalus, tenemos la referencia de al­´Umari en su Masalik al-A bsar (39) noticia que recogemos del artículo del Prof. Colin «Quelques poétes arabes d´occident au XIV siécle», en «Hespéris», 1931, P. 241. Abú `Abd Alláh Siháb al-Din Ahmad b. Fadl Alláh al-`Aqilí al-Yaburi recita a al-`Umari una poesía de. Ibn Játima en El Cairo, el año 740 =  1339, y le dice que el poeta vivía, aunque ya era viejo. Su edad, sin embargo, no podía ser muy avanzada en esa fecha, ya que, como hemos visto, murió el 770 = 1369, aproximadamente, a los setenta años.

OBRAS DE IBN JÁTIMA

El insigne literato almeriense sobresalió entre sus contemporáneos que le admiraban y respetaban y nos ha dejado obras importantes que revelan su saber polifacético y sus cualidades literarias, lingüísticas y cien­tíficas. Daremos a continuación una relación de estas obras.

Obras históricas
1) TahSil al-garad al-qasid fi tafsil al-marad al-wafid. El valor de esta obra entra en el campo de la historia y de la medicina. Estudia Ibn Játima las epidemias en general, sus causas, y de modo particular la famosa peste negra de 749-50 = 1348-49 en la ciudad de Almería, donde causó una tremenda mortandad. Además de su valor desde el punto de vista médico, es de gran interés por los datos que suministra de su ciudad natal. Existe un manuscrito en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Cat. Deremboug n.° 1785, y otro en la Biblioteca Imperial de Berlin, n.° 6369.

El prof. egipcio, Taha Dinanah, hizo una traducción al alemán en Arch. fur Geschd. de Med., XX (1926, pp. 27-81). Sobre el texto alemán tradujo al castellano la parte médica el farmacéutico almeriense don José Fernández Martínez, en Actualidad Médica, de Granada, n.s 403-4 (1958), PP. 449-512, 566-88.
 
2) Maziyyat al-Mariyya ´ala gayriha min al-bilad al-andalusiyya. Desgraciadamente esta obra se ha perdido. Es fuente importante de Ibn al-Jatib, de Ibn al-Qádi, de al-Maqqarí, que dice que la dejó en Tremecén, con otras obras importantes. Su hallazgo sería sumamente interesante, pues posiblemente nos daría noticias de lo que fue la vida de la ciudad de Almería en los últimos años de la dominación musulmana.

Obras de carácter literario
1) Diwän. Cuya traducción presentamos, manuscrito en El Escorial, Derembourg, nº 381, v Rabat, n.° 269 K.
 
2) Kitab ra´iq al-tahliya fï f a´iq al-tawriya. Colección de poesías de Ibn Játima, todas ellas con tawriyas escogidas, recopiladas por un discípulo que las oyó de él y se llamaba Ibn Zarqála. Existen tres manuscritos: en El Escorial, Derembourg, n.° 419; en París, Blochet, n.° 5749, y en Rabát, Catal. 1958, n.° 1826. Un estudio y relación de esta obra publiqué en Études d´orientalisme dédiés á Lévi Provenzal, París, 1962, PP. 543-57. El texto árabe completo está preparado para su publicación en la Revista del Instituto de Estudios Islámicos de Madrid. (40)

3) al-Fasl al-`adil bayna al-raqib wa-l-wasï wa-l-´adil. Pequeño tratado en prosa rimada sobre la distinción entre los enemigos de los enamorados: el espía, el chismero y el censor. El manuscrito está en París, a continuación del texto del citado anteriormente, n.° 5749 de la Biblioteca Nacional. La edición y traducción de este tratadito la publiqué en la re­vista Al-Andalus, vol. XVIII (1954), PP. 1-16.

Obras de carácter filológico
Iräd al-la´ál fi insäda al-dawäl. Resumen de un tratado filológico de al-Zubaydi y de Ibn Makki de Córdoba, comentado por Ibn Hisam y ordenado por Ibn Háni´ al-Sabti. Ha sido editado y comentado por G. S. Colin, en Hesperis, XII, 1931, PP. 1-32. Recientemente se ha hecho una nueva edición por Ibráhim al-Samira´i, en Bagdad, #Nusüs wa diräsät­`arabiyya wa I frïqiyya», pp. 209-235. Ahmad Bábá, en su Nayl, cita el título de otra obra de Ibn Játima sobre temas de gramática, de la que nada se sabe: Ilhäq al-´aql bi-l-hiss, fïl-farq bayna Ism al-yins wa ´alam al yins.


 NOTAS
1. Ed. `Abd Alláh Unan, Cairo, 1955. PP. 247-267.

2. Ihata, p. 247.

3. Kitdb rd´q al-tahliya fi fd´iq al-tawriya, Ms. Escorial, n.° 419, fol. i a. 4. Ihdta, p. 264. Metro Jafif.

5. Ed. Ihsán Abbás, Dár al-_tagáfa, Beirut, p. 239.

6. Las biografías y noticias que he podido consultar acerca de Ibn Játima son las siguientes: Ibn al-Jatib, Ihdta, ed. `Abd Alláh´lnán, pp. 247-267; Maqqari, Nafh al-Tib, ed. Cairo, 1949, vol. 8, pp. 139-148; Azhdr al-Riydd, Cairo, 1939-40. vol. I, pp. 23, 25, 265; vol. 2, PP. 252, 254. 302. 305. 340. 346; vol. 3, pp. 202. Ibn al-Jatib, al-Katiba al-Kámina, ed. cit., pp. 239-245; Ibn al-Qádi, Durrat al-HiÑdl, ed. I. s. Alouche, Rabat, 1934, vol. 1, p. 40, n.° 116; Al-Í´azzari, Gdyat al-Nihdya fi tabagdt al-qurrd´, Cairo, 1932, vol. 1, p. 78, n.° 395; Ahmad Bábá Timbukti, Nayl al-ibtihay, Cairo, 135o h., p. 72; Ahmad `Isa Bak, Mu­`yam al-atibbd (Day1 `Uyíin al-Anbá´), Cairo, 1942, pp. III-I I3; Ibn al-Ahmar, Natir fard´id al-yumdn, ed. Mohammed R. El-Dayeh, Beirut, Dár al-_tágafá, pp. 231-232, n.° 20. Jayr al-Din-al-Zirikli, Qdmtits tardyim aghar al-riydl wa-l-nisX min al-`Arab, I, p. 181; Brockel­mann, G.A.L. II, 258 s. II, 329; Gayangos, History of the Mohammedan Dynasties in Spain.... London, 1840-43, P. 358; Pons Boigues, Ensayo bio-bibliogr¿fico sobre los historiadores y geógrafos arábigo-españoles, Madrid, 1898, p. 331; M. F. Antuña, Ibn Játima de Almería y su tratado de la Peste, en Religión y cultura, Madrid, octubre 1928; G. S. Colin, Hespéris, XII (1931), 1-32; Quelques poétes acabes d´occident au XIVe siécle, Hespéris, XII, 1931, p. 241; ´Umari, Masdlih al-absdr fi mamálik al-amsdr, Ms. París, n.° 2327, XVII, fol. 210. El editor de Ibn al-Ahmar cita dos obras que no he podido consultar: Hadiyyat al-´drifin, de Isma´11 Bala al-Bagdadi, I, 113, y Sayarat al-nitr al-zakiya, de Muhammad b. Muham­mad Majlüf (Cairo), p. 229.

7. Puede verse su biografía en Durrat al-HiÑdl, I, p. 194, n.° 518; Nafh al-Tib, 8, PP. 336-37; Ibn Ha~ar al-`Asgaláni, Al-Durar al-Kñmina, Hayderabad, 1931, Iv, p. 201, biog. 4095. En esta biografía no da el nombre de Ibn Játima. Aparece como Muhammad b. Muhammad b. ´Al¡ b. Hámid al-Ansári, Abú´Abd Alláh, de Almería y dice que aprendió de su hermano Ahmad. Lo he podido identificar fácilmente, pues, además, los versos citados como suyos son los mismos que aparecen en Nafh al-Tib y en la Iháta; Ihata, ms. Escorial, fol. 54; ms. París, fols. 47 b-48 a.

8. Sobre este literato, lector del Alcorán y tradicionista granadino que murió en el año 790 ó 793, en el Yemen, después de haber viajado por Túnez, Damasco y Egipto, vide Gdyat al-Nihüya II, p. 255.

9. Pág. 239. ed. cit., vide supra, p. 7.

10. Sobre Ibn Abi-l-`Ay°s, vide Durrat al-Hiyúl, II, n.° 1234..

11. Sobre Ibn Abi-1-`Asi al-Tanñji, vide Durrat al-Hiydl, 1,232; Ihdta, ed. `Abd Alláh Inán, p. 382-85; Gáyat al-Nihdya, I, 24, n.° ioo; Al-Katiba al-Kdmina, p. 32.

12. Sobre Ibn Yábir, conocido autor de una rihla, vide Pons Boigues, Ensayo, n.° 279; Durrat al-Hi~dl, I, 527; Nafh al Tib 8, p. 125; Gayangos, Muhammedan Dynasties, II, 539; Gdyat al-IVihaya, 1, 106; al-Durar al-Kdmina, III, p. 365. Al-`Askaláni dice que hizo dos rihlas. Según Ibn al-Jatib murió víctima de la peste. Otros dicen que murió mártir.

13. Sobre Ibn Su´ayb vide Durrat al-Hiyal, 11, 975, y I, 494. en la biografía de su padre.

14. Sobre Ibn Farkún vide Ihiita `Abd Alláh´Inán, I, 159-163; al-Nubdhi, al-Margaba al-` Ulya, 138-39; Durrat al-HijPdl, I, 48; Nayl, 64-65; Lamha, 5o-58; al-Katiba al-Kdmina, página ioi.

15. Sobre Ibn Sahl, vide Durrat al-Hiydl, I, 525; Gdyat al-Nihdya, I, 240; al-Durar al-Kdmina, IV, 178, n.° 483.

16. Durrat al-Hiydl, n.° 515.

17. Sobre Ibn Luyún vide Nafh al-Tib, 8, pp. 58-114; Durrat al-Hi~dl 1, 352. Es autor de una obra sobre agricultura que fue traducida como tema de tesis doctoral por la señorita Joaquina Eguaras. Es una de las figuras más interesantes entre los literatos del reino de Granada. Véase también al-Katiba al-Kdmina, pp. 86-87, y Nay1, pp. 123-24. Su biografía en el citado artículo de don Emilio García Gómez en al-Andalus, XXXVII, 1972.

18. Para su biografía, véase Nafh al-Tib, 8, PP. 40-54; Azhdr al-Riydd, 3, PP. 189-204; Durrat al-Híjál, n.° 751; al-Katiba al-Kamina, PP. 223-28; Natir´ fi fara´id al- Yumdn, PP. 292­306; Nayl, p. 105; Brockelman, G.A.L., 233; Pons, Ensáyo biobibliográfico, n.° 284.

19. Durrat al-Hiycil, n.° 553; Nath al-Tib, 8, P. 28; Azhdr al-Riydd, 2, P. 184; al-Katiba al-Kdmina, PP. 46-48; Dibd~, P. 295; Nayl, P. 235; IAdia, Ms. París, iols. 61 b y 62 a.
20. Nafh al-Tib, 8, PP. 54; al-Katiba al-Iftimina, p. 96-99; Nayl, P. 129.

21. Nafh, 8, p. I3I; Azhdr al-Riydd, 2, P. 187; Durrat al-Hiyd1, n.° 8o; Ihdta, 168; al-Katiba al Kdmina, 138-143.

22. Nafh al-Tib, 8, p. 144­

23. Nafh al-Tib, 8, PP. 42-43.

24. Nadir fara`id al-Yumdn, pp.303-306­

24 bis. No sólo encontramos estas excentricidades literarias en época de decadencia. El gran poeta cordobés, Ibn Suhayd (m. 426 = 1035) improvisó 40 versos en los que no había ninguna palabra que llevase puntos diacríticos. (Humaydi, Yadwa, p. 259, b. 613.)

25. Sobre Ibn Ridwán, véase supra, pág. 3o, nota 4.

26. Véase pág. 14, nota 8.

27. No he podido identificar a este discípulo de Ibn Játima, que fue el que recopiló su colección de tawriyas conservadas con el nombre de Kitiab rd`iq al-tahliya fi fd´iq al-tawriya. Sobre los personajes que llevaron el nombre de Ibn Zargála, véase mi artículo, Una colección de «Tawriyas» de Abtia Í´a´far Ahmad Ibn J&ima, en Études d´orientalisme dédiées la la mé­moire de Lévi Provencal, París, 1962, pág. 546.

28. Trata de la obra de F. Sebastián de Vergara, escrita en Madrid en 1736 y titulada Miraculos romanceados de como sacó Sto. Domingo los cativos de catividad et fizolos escribir Pero Martin monje del monasterio, p. 2.

28 bis. Sobre el Reino de Granada, véase la excelente obra de R. Arié, L´Espagns musulmane au temps de Nasrides (1232-1492), París, 1973. Y para la época de Muhammad V, El Reino de Granada en la época de Muhammad V. por Ahmad Mujtár al-`Abbádi, Madrid, 1973.

29. Ikdta, pp. 249-52 y 261-68 y Najk al-Tib, VIII, pp. 145-48­

30. Metro WdIír, rima bík. Algo semejante encontramos en unos versos de su maestro Abú-l-Barakát al-Balafig1 que traduje en Al-Andalus, XXVIII (1963), p. 397­

31. Esta poesía contiene también una tawriya, que hace que pueda interpretarse con dos sentidos. La palabra Kitúba significa por una parte el cargo de Kátib y por otra el con­trato de libertad. Por lo tanto, el último verso podría traducírse: ¿Acaso un ser libre volverá a pedir la libertad? o bien: ¿Acaso un ser libre volverá a pedir el cargo de Kátib? Aludiendo a la esclavitud que significa este cargo.

31 bis. Sobre esta expedición de Ibn al-jatib a Almería acompañando al sultán Abü-l-Ha"áy Yüsuf, que salió de Granada el 17 de Muharram del 748 (1348), véase Mu­gahaddt Lisdn al-Din Ibn al-Jatib IT bildd al-Magrib wa-l-Andalus, publicado por Mujtar al-`Abb2di, Alejandría, 1958, pp. 27-53.

32. Ihdta, p. 26o; Nafh al-Tib, 8, p. 147.

33. Ihdia, p. 26o; Nall al-Tib, 8, p. 148; Ra´iq al-Tahliya, fol. 4 a.

34 Nafh al-Tib, 7, p. 402; Ra´iq al-Tahliya, fol. 6 b.

35. Ihdta, p. 263. 36. Pág. 252.
37. Sobre Abú-1-Qásim al-Hasáni, maestro de Ibn Zamrak, véase Azhdr al-iRydd, z, PP. 9-r2.

38. Sobre Ibn Su´ayb, véase p. 15, nota 13.

39. Ms. París, tomo 17, fOl. 2107.

40. Esta obra no es un conjunto de reglas sobre el empleo de la tawriya, como la obra de al-Safádi, Fadd al-jitúm `an al-tawriya wa-l-istiidícm, sino una simple colección. Esta figura retórica estuvo muy en boga en esta época. Un autor contemporáneo de Ibn Játima Ibráh1m b. `Abd Alláh b. Ibráhim al-Numayri, Ab{t-l-Qásim, de Granada, conocido por Ibn al-Hayy, es autor de una obra titulada Matdlit al-gawúnin fi-l-tawriya wa-1-istijdún wa-l-tadmin, según noticias de Ibn al-jatib (Iháta ed. `Abd Alláh `Inán, p. 355. y Magqari, Nafh al Tib, 9, p. 315. Al-Zirikli en su obra al-;4`lam cita otras obras de al-Numayri, pero no ésta (op. cit., vol. I, p. 32). 26

ARTE GUIA


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