LA CIENCIA EN AL ANDALUS I
Harrán Gundishapur Bagdad Córdoba
Autor: Eduardo
J. Padial - Fuente: musulmanesandaluces.org
Una representación árabe medieval de Aristóteles enseñando astronomía a
otros sabios griegos (Qatar Foundation)
Hay una especie de
consigna muy generalizada y que en su última forma escrita la he encontrado en
un libro publicado en 2012:”El mundo Islámico no ha desempeñado papel alguno en
el desarrollo de la ciencia moderna ...”
Esta frase es el inicio
del Capitulo décimo intitulado La ciencia en el mundo islámico, del libro “El
Islam” de Jesús Mosterin, publicado por Alianza en 2012. Para mi es solo una
muestra mas del talante con que se trata el tema, no solo se desconoce, sino
que se menosprecia y se considera algo que no interesa.
Por contra se acepta
como valida la idea de que la ciencia griega se oculta como el Guadiana y
reaparece en el llamado Renacimiento por obra y gracia de una serie de señores
que en Italia recuperan el saber antiguo. Claro que no se explica muy bien de
donde lo sacan y tampoco se tiene en cuenta que Italia es un estado que surge
en el siglo XIX, ni cual es la razón de que la Edad Media sea conocida como la
Edad Oscura.
Existe un pequeño grupo
de investigadores, filólogos arabistas, que han desarrollado un notable trabajo
sobre la ciencia en al Andalus que son la escuela de Juan Vernet y su discípulo
Julio Samsó, cuyo trabajo ha sido muy empleado por la Caixa para sus
exposiciones, y que desde luego es un trabajo muy loable, pese a una serie de
problemas intrínsecos debido a su planteamiento metodológico, básicamente
filológico, que se desarrolla en Cataluña mirándose en algunos casos demasiado
a si mismos, pero que en todo caso se ha difundido bien y sin cicatería, era
necesario y es de agradecer.
La elaboración del
conocimiento científico en el mundo antiguo sufrió, lógicamente, los avatares
de la sociedad en la que se desarrollaba.
En la actualidad todos
tenemos claro lo que es una Biblioteca, pero en los tiempos antiguos el
significado era algo diferente, ya que no existía la red de almacenamiento y
acceso difuso de información, no solo se almacenaban los escritos o dibujos en
cantidad proporcional al poder del patrón, sino que este obtenía los beneficios
del progreso cognitivo, se trataba mas bien de un centro de investigación y
difusión del conocimiento. Casi lo que hoy podríamos llamar una Universidad, o
lo que debieran ser.
Pero estas Bibliotecas
– Academias tuvieron problemas a causa de las ideologías en el poder, no todos
los gobernantes han sentido el mismo respeto por la Ciencia en su búsqueda del
análisis de los fenómenos que nos afectan a los grupos humanos.
Así pues la Academia de
Atenas con ser la primera conocida como tal no se libró de todo lo antedicho.
Esta Academia se inicia con Platón, Sócrates y Aristóteles y acabó siendo
clausurada y dispersa en el año 529 por el emperador Justiniano como
consecuencia de la problemática interna del cristianismo y las diversas
herejías surgidas en su seno, principalmente el nestorianismo.
Con anterioridad a esta
desaparición aparece Harrán justo al sur de la actual Turquía, fue declarada
colonia romana por Cómodo en 214 y Justiniano I la embelleció y la amuralló
creándose un importante centro de cultura helenística socialmente pagana en el sentido
religioso y que pronto adquirió una enorme potencialidad científica albergando
una Biblioteca que acogió a muchos de los que salieron de Alejandría y también
de Atenas. La clausura de Atenas ya ha sido mencionada y la de Alejandría
desaparece como consecuencia de hechos muy controvertidos.
La Gran Biblioteca de
Alejandría, llamada así para distinguirla de la pequeña o hermana biblioteca en
el Serapeo, fue fundada por los primeros Ptolomeos con el propósito de ayudar
al mantenimiento de la civilización griega en el seno de la muy conservadora
civilización egipcia que rodeaba a la ciudad alejandrina. Si bien es cierto que
el traslado de Demetrio de Falero a Alejandría (en el año 296-295 a. C.) está
relacionado con la organización de la biblioteca, también es seguro que al
menos el plan de esta institución fue elaborado bajo Ptolomeo Sóter (muerto
alrededor de 284 a. C.), y que la finalización de la obra y su conexión con el
Museo fue la obra máxima de su sucesor, Ptolomeo II Filadelfo.
La destrucción de la
Biblioteca de Alejandría es uno de los temas polémicos de la civilización
occidental, asignándose a romanos, egipcios cristianos o musulmanes,
dependiendo de la fuente consultada. Hay una cita muy curiosa: Cuando el califa
Umar hacía referencia a la Biblioteca de Alejandría, manifestaba: «Si no
contiene más que lo que hay en el Qurán, es inútil, y es preciso quemarla; si
algo más contiene, es mala, y también es preciso quemarla», cita totalmente
imposible, pues cuando nació Umar la Biblioteca llevaba casi tres siglos
desaparecida.
Independientemente de
las culpas de cristianos y musulmanes, el fin de la biblioteca debe situarse en
un momento indeterminado del siglo III o del siglo IV, muy probablemente dañada
como consecuencia de varios importantes terremotos ocurridos, o quizá en 273,
cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó la ciudad, o cuando Diocleciano
hizo lo propio en 297. La biblioteca-hija del Serapeo, sucesora de la Gran
Biblioteca, fue expoliada, o al menos vaciada, en 391, cuando el emperador
Teodosio el Grande ordenó la destrucción de los templos paganos de la ciudad de
los Ptolomeos.
Teodosio el Grande en
respuesta a una petición del patriarca de Alejandría, envió un decreto de
prohibición contra el paganismo en Egipto: en el año 391, el patriarca Teófilo
de Alejandría promovió una revuelta durante la cual el templo de Serapis
resultó asaltado pues en él Diocleciano, tras el saqueo de la ciudad, había
mandado erigir en su honor una columna conmemorativa en su calidad de dios
viviente, y este emperador resultaba la personificación de las persecuciones
contra los cristianos, por lo que en el lugar se consagró como iglesia dedicada
a San Juan Bautista la cual subsistió hasta la conquista árabe.
Muy cerca de Harrán se
encuentra Edesa capital de Jorasán en el norte de Irak que se transformó
también en un centro de conocimiento acogiendo principalmente a los
nestorianos, centro que fue clausurado y disperso por el emperador Zenón como
consecuencia de la anatemización declarada por el concilio de Efeso.
La consecuencia de la
clausura de Harrán y Edesa es el traslado del centro científico a una nueva
ciudad, Gundishapur, en el noroeste de Persia, fundada el año 271 por el persa
sasánida Shapur I, prácticamente al mismo tiempo que la ciudad se crea una Academia
en la que se estudiaban medicina, filosofía, teología y ciencias.
En el año 630 el
imperio sasánida fue conquistado por los musulmanes, que no solo respetaron la
ciudad y su Academia sino que la engrandecieron haciendo venir a sabios de la
India, conquistada en el año 711, el año 790 el Jalifa Harun al Rashid trasladó
esta Academia al complejo Bayt al Hikma y esta Academia alcanzará su máximo
esplendor con su sucesor el Jalifa al Mamún (813/833), dentro del complejo Bayt
al Hikma se encontraban varios estudios dedicados a la traducción de textos
tanto del Latín y griego como del persa y el indú, así como al Dar al Hikma que
subsistiría hasta que fue destruida en el 1258 por los mongoles.
Precisamente en Córdoba
durante el reinado de Al Haken II se funda una Biblioteca de la que se dice que
contenía 400.000 volúmenes, aunque la realidad es que sabemos que esta era una
cifra indicativa de enormidad, en realidad por los índices y descripciones que
nos han llegado sabemos que eran entre los 40.000 y los 50.000 volúmenes. Esto
es algo en común con otras Bibliotecas de la antigüedad de las que se ha
afirmado tener 400.000 volúmenes cuando en realidad contenían la décima parte.
Tenía anejo un taller
de escribanía con copistas, miniaturistas y encuadernadores, y se conocen los
nombres de las dos copistas más importantes: Lubna, secretaria de Al Haken II,
y Fátima. Según cronistas, en un solo arrabal de la ciudad podía haber unas
ciento setenta mujeres dedicadas a la copia de libros, lo que da una idea de la
cultura a la que llegó la mujer cordobesa en aquellas fechas. También tenía
agentes para ojear y comprar libros en El Cairo, Bagdad, Damasco y Alejandría.
Desde la biblioteca subvencionaba no sólo a los escritores y estudiosos de
Al-Ándalus, sino de todo el mundo: cuando supo que Abu'l-Faraj al-Isfahani
había comenzado su célebre antología de poesía y canciones árabes (el Libro de
cantos), le envió mil monedas de oro para tener una copia. Isfahani le envió
una especial, con la genealogía de los Omeyas, porque Al Hakén, que leyó y
anotó muchos de los miles de libros de su biblioteca, era un genealogista
consumado, el más importante que haya tenido esta disciplina; todavía hoy es la
máxima autoridad.
El desarrollo de las
ciencias y de las letras se debió a las facilidades que los califas dieron a
los sabios orientales inmigrados, ya que los Abasidas persiguieron sin tregua a
quienes cultivaron el saber más allá de los rudimentos necesarios para la
solución de los problemas jurídico-religiosos. Esto produjo que en Córdoba y en
general en el mundo andalusí hubiese un florecimiento de las ciencias y las
artes como pocas veces se ha conocido en la historia de la humanidad y se puede
asegurar documentalmente que la cultura occidental en su totalidad es una
consecuencia de la expansión de estos conocimientos. La difusión de la cultura
andalusí por Europa quedó asegurada gracias a los continuos viajes de los
monjes mozárabes a la España cristiana, a la Marca Hispánica hasta Lorena.
Aunque no solo venían a al Andalus los monjes, muchos estudiosos europeos
hacían sus “doctorados” en al Andalus, sabemos por ejemplo que Gerberto de
Aurillac, posteriormente Silvestre II, durante los años 967 a 969 se dedicó a
recopilar los conocimientos matemáticos de al Andalus desde su residencia en el
Obispado de Vich, regido en esos años por Atón, en estos años ya existía el
sistema de numeración hoy en vigor en occidente, en Física y en Química nos
encontramos con casos similares, hoy ya se admite que el telescopio de Galileo
era en realidad de Lippeheide, holandés, pero todavía se tienen reticencias al
admitir que este conocimiento procedía de al Andalus donde ya existían los
telescopios en el siglo XI fruto de los trabajos en lentes del cordobés
ibn Firnás y de los estudios ópticos de ibn Haytham. Las citas de Roger Bacon
sobre las gafas son simples regurgitaciones del trabajo de al Haytham (muerto
en 1039), cuyas investigaciones cita Roger Bacon, muerto en 1292, con
frecuencia, se cita a Robert Boyle, en el siglo XVII, como el creador de la
Química, pero una gran cantidad de químicos musulmanes, incluidos ar
Razi, al Jabr, al Biruni y al Kindi, realizaron experimentos científicos de
química unos 700 años antes que Boyle. Durant escribe que los musulmanes
introdujeron el método experimental en esta ciencia. Humbolt contempla a los
musulmanes como los fundadores de la Química. Esto es algo trascendental, pues
se sigue manteniendo que la ciencia empírica nace en el siglo XVII pero la
ciencia musulmana desde Jundishapur a Córdoba es totalmente moderna y empírica.
La ciencia griega era totalmente especulativa, sus modelos eran filosófico
ideológicos y no hipótesis de trabajo, en la época musulmana, sin embargo se
plantean hipótesis y se trata de expresarlas en Teoremas matemáticos, que en
muchos casos procedían de los griegos, todo progreso lo es sobre lo
preexistente, pero la imprescindible Algebra es un desarrollo de la época
musulmana.
La Medicina estuvo en
manos de los mozárabes, que la habían aprendido de las escuelas islámicas,
hasta mediados del siglo IX. En esta época llegaron prácticos de Oriente que
desplazaron a los cristianos, y un siglo después se adapta la traducción
oriental del Dioscórides a la terminología botánica de al-Andalus, gracias a la
colaboración del judío Hasday ibn Saprut, del monje bizantino Nicolás, sucesor
de Istifan ibn Basil y del médico musulmán Ibn Yulyul. La compilación botánica
salió con un contenido de especimenes diez veces mayor y además con un
enriquecimiento enorme en ilustraciones que antes no tenia.
Un caso parecido es el
de la Astronomía, no hay que olvidar a Tabit ibn Qurra, natural de Harrán pero
que trabajó sobre todo en Jundishapur muerto en 901, y que se tiene por
inventor del astrolabio, que naturalmente llega a al Andalus y se transforma
mediante la labor de al Zarqaluh y de Maslama en lámina universal y azafeas,
aparatos mucho mas precisos muy mejorados técnicamente, su labor continuada por
Ishaq ibn Hunain, muerto en 911, hijo de Hunain ibn Ishaq, muerto en 873, el
cristiano nestoriano traductor de gran parte de los libros de medicina. Las
tablas alfonsíes producidas en Toledo se usaron en Europa como catalogo estelar
hasta el siglo XVIII.
En educación hay que
decir que Abderrahman III fundó 27 escuelas públicas en las que los eruditos
enseñaban de forma gratuita a los pobres y huérfanos a cambio de atrayentes
salarios, y decretó la enseñanza obligatoria para todos los niños.
Podemos afirmar que los
primeros “textos” universitarios europeos procedían de al Andalus, así
conocemos que en filosofía se empleaban “Comentarios a la filosofía de
Aristóteles” de ibn Rush, en física los escritos de ibn Haytham, por supuesto
el “Dioscorides” de Córdoba era un tesoro en los estudios de Botánica y la
observación astronómica era posible mediante los instrumentos creados en
al Andalus, las tablas alfonsíes y al algebra desarrollada por los musulmanes.
Hasta la pasta que pasa
por ser italiana es documentalmente demostrable que fue introducida desde
Sicilia por los musulmanes, también sabemos hoy que es falso el viaje de Marco
Polo, ya que este no pasó de Siria en sus viajes.
Incluso hay un tema muy
almeriense, los Juegos Olímpicos, antes que Pierre de la Coubertin los
reiniciase, ya habían sido reinizados en Purchena por Aben Humeya.
Lo que resulta evidente
hoy es que la transmisión del conocimiento científico y Técnico desde al
Andalus fue enorme y no solo se realizó mediante estancias de estudio en al
Andalus sino que mucha fue forzada debido a las distintas expulsiones que
sufrieron judíos y moriscos, la técnica del trabajo de la lana mediante
mecanismos hidráulicos, por ejemplo, produjo un enorme resurgimiento económico
de Túnez durante los siglos XVII y XVIII, al igual que las técnicas agrícolas que
aun hoy ambas representan una parte importante de la economía del país.
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