AL-ANDALUS
SEGÚN AL-ḤAŶARÍ
El intelectual y
polígrafo morisco Afocay al-Ḥaŷarí (c.1570-c.1641) hace un uso anómalamente
personal de «al-Andalus», concepto enigmático cargado de historia y
sentimiento. Sin embargo, esta anomalía léxica no se debe a un insuficiente
conocimiento de la lengua árabe por parte de al-Ḥaŷarí, sino a su posición
ideológica para con la causa morisca, erigiéndose en defensor a ultranza de los
derechos de sus paisanos por medio de la palabra. Eso es lo que este artículo
argumentará utilizando evidencia textual del propio al-Ḥaŷarí
ISMAIL EL OUTMANI
UNIVERSIDAD MOHAMMED V DE RABAT
Andaluziae nova descript., d
e Jodocus Hondius (1563-1612). Biblioteca Digital Hispánica.
Al-Andalus
Por lo común y salvando matices, el término “al-Andalus”, cuyo origen ha
dado lugar a diferentes hipótesis a lo largo de la historia, remite, desde el
ángulo geopolítico, al territorio peninsular, extenso o reducido, en poder de
musulmanes durante el periodo 711-1492. Evidentemente, no podían faltar en el
presente contexto palabras derivadas como “andalusí”, “andaluz” o “Andalucía”.
La palabra “andalusí” designa o alguien natural de al-Andalus o algo
perteneciente o relativo a al-Andalus o a los andalusíes. En la práctica,
“andalusí” fue sustituyendo al antiguo “andaluz”, adjetivo aparecido a mediados
del siglo XIII para designar el territorio peninsular todavía bajo control
musulmán, mientras que el “andaluz” actual deriva de “Andalucía” y define o a
alguien natural de esa comunidad autónoma o algo perteneciente a ese territorio
o a los andaluces.
Cabe puntualizar que “Andalucía” no se refería originalmente a las ocho
provincias que la forman en la actualidad, sino a los territorios de la zona
sur de la Península todavía bajo dominio andalusí. En cuanto a la etimología del
concepto, no existe consenso al respecto, pero lo más probable es que
“Andaluzia” sea una castellanización del árabe “al-Andalusíya”, que
significaría un “al-Andalus” reducido, como consecuencia de la “conquista
cristiana de al-Andalus”, comparado con “al-Andalus” extenso de los tiempos de
la conquista musulmana.
“Al-Andalusíya” (Andalucía) ocurre una sola vez en la escritura de
al-Ḥaŷarí. Mientras comenta en Náṣir al-Dín el proceso de
expulsión de los moriscos, el autor escribe: “Apenas hubo salido la gente del
reino de Valencia, se ordenó salir a los que estaban en al-Andalusíya” (Cap.
XI). Me limito aquí a citarlo a título anecdótico, pero este caso de
“al-Andalusíya” tiene, sin duda, un valor documental y lingüístico que merece
ser explorado.
Revisando la historia, descubrimos que Alfonso X hace referencia a
“Andaluzia” en la segunda mitad del siglo XIII, que el morisco Alonso del
Castillo (1525-1607), romanceador de escrituras arábigas en Granada y su reino,
utiliza “Andaluzia” en el siglo XVI al romancear textos árabes de la época
musulmana y que Francisco de Orellana (1511-1546), navegador para Carlos
V, reivindicó para España la región amazónica de Macapá llamándola “Nueva
Andaluzia”.
Pero lo que queda por saber es cómo estaba escrito el nombre originalmente
en árabe antes de ser romanceado como “Andaluzia”. A la espera de poderse
averiguar documentalmente, al-Ḥaŷarí seguirá siendo el primer autor que ha
escrito “Andalucía” correctamente en árabe —“al-Andalusíya”—, diferenciándola
netamente de “al-Andalus”.
Afocay al-Ḥaŷarí
Shiháb al-Dín Ahmad Ibn Qásim al-Ḥaŷarí al-Andalusí, conocido también como
Afocay al-Ḥaŷarí, pertenece a la comunidad de andalusíes que fueron perseguidos
en su tierra de al-Andalus entre 1492 y 1609 y obligados a cristianizarse en
los siglos XVI-XVII antes de ser finalmente desterrados como “moriscos” por
orden de Felipe III. Pero al-Ḥaŷarí no es un morisco cualquiera.
Al-Ḥaŷarí, bautizado como Diego Bejarano, nace alrededor de 1570 en España,
de la que se escapa en 1599 para exiliarse en Marruecos. Durante sus cuarenta
años en el país norteafricano, profundiza estudios, trabaja sucesivamente en la
corte de tres sultanes, vive holgadamente, se casa y tiene dos hijos y dos
hijas, antes de acabar sus días en Túnez capital, en la que fallece
después del año 1641.
La trayectoria de al-Ḥaŷarí es singular por el alto nivel cultural que
poseía (Islam, teología, historia, letras, medicina, geografía, glosa,
astrología, etc.), las lenguas que manejaba (árabe y español con destreza,
portugués medianamente y latín y francés elementalmente) y las amistades y
relaciones que entabló (Alonso del Castillo, El Chapiz y familia, el rebelde
alpujarreño y suegro suyo El Partal, el caíd marroquí Ibn Túda, el Arzobispo de
Granada de Castro y Quiñones, ulemas maliquíes como el célebre egipcio
Al-Uŷhúrí o el inconformista Baba al-Súdání, deportado de Tombuctú a Marrakech
en 1593 por oponerse a la ocupación saädí de su ciudad natal, el príncipe
holandés Mauricio de Nassau y su enviado personal, los orientalistas Erpenius,
Golius y Hubert, y un largo etcétera).
A eso se añaden las ocupaciones que llegó a ejercer (mercader/ pasador de
moriscos, traductor del pergamino de la Torre Turpiana, guardián, secretario
intérprete para Muley Zaydán y dos de sus hijos, curador espiritual, etc.), las
misiones que llevó a cabo (destacando la de emisario del sultán a Francia para
recuperar bienes expoliados a moriscos), las traducciones que realizó (Kitáb
al-‘Izz de Ibn Ghánem, el Almanach perpetuum de
Abraham Zacuto, pasajes del Kitáb al-Šifá del Qáḍī ‘Iyáḍ, la
Orden anti-morisca de Felipe III en 1609, etc.), las disputas religiosas que
tuvo con cristianos y judíos, los viajes que hizo (a Marruecos, Francia,
Flandes, Egipto, Meca, Túnez, etc.), su contribución al nacimiento del arabismo
francés (a través de Hubert) y holandés (a través de Erpenius y Golius), etc.
Al- Ḥaŷarí, autor
La información que acabo de ofrecer sobre el polifacético al-Ḥaŷarí, salvo
la referente a su traducción del libro Kitáb al-‘Izz, está
contenida en su obra titulada Náṣir al-Dín ‘alá al-Qawm al-Káfirín (El
defendedor de la Religión frente a la gente descreída). Escrita en árabe,
combinando autobiografía con crónica de viajes, esta obra es, en realidad, un
extractado de El periplo de Shiháb para reunirse con sus seres queridos,
composición más extensa del propio autor que, a día de hoy, se da por perdida.
Portada de la edición del Kitāb Nāṣir ad-dīn ‘alā al-qawm
al-kāfirīn, editado por Ismail El Outmani (Rabat: Dar al-Aman, 2020).
Además de esta principal fuente en árabe, que es Náṣir al-Dín,
contamos con un apéndice de gran valor autobiográfico que al-Ḥaŷarí inserta al
final de su ya citada traducción al árabe, hecha a petición de su autor,
de Kitáb al-‘Izz, obra escrita originalmente en español hacia 1631
por el patrón de barco y artillero llamado Ibn Ghánem, morisco contemporáneo de
al-Ḥaŷarí exiliado en Túnez.
Contamos asimismo, esta vez en español, con datos (auto-)biográficos
adicionales, aunque escasos y fragmentarios, que se encuentran en la segunda de
las tres partes que forman el MS. 565 B.U.B; manuscrito conservado en la
Biblioteca Universitaria de Bolonia y que J. Oliver Asín fue pionero en
estudiar. Pero por su relevancia, el texto de al-Ḥaŷarí que más nos interesa
del manuscrito es la traducción española, hecha hacia 1625, de su propia carta
escrita en árabe en 1612 desde Paris y destinada a unos moriscos en
Constantinopla.
Material y método
El material que voy a utilizar para sustentar mi argumento sobre el vínculo
ideológico de al-Ḥaŷarí con “al-Andalus” lo constituye, sobre todo, Náṣir
al-Dín y lo complementan el Epílogo de Kitáb al-‘Izz y
la Carta de 1612. Prescindiré del original árabe para evitar que el artículo se
vuelva voluminoso y citaré, en traducción mía, uno por uno todos los casos de
“al-Andalus” y “andalusí(es)”, categorizando cada caso como topónimo (top.),
gentilicio (gent.) o adjetivo (adj.), con su(s) correspondiente(s) significado(s)
contextual(es). Los pocos casos de uso regular de “andalusí(es)” serán
simplemente señalados. Luego, haré lo mismo con la Carta, citando, en su caso,
los equivalentes españoles de los términos árabes en cuestión, con su
correspondiente categoría y significado. Los casos extraídos serán comentados
aunque, por razones formales, figurarán aparte en un apéndice documental.
Náṣir al-Dín
Al repasar los casos en Náṣir al-Dín, observamos que
“al-Andalus” adquiere un carácter polisémico que discrepa a menudo del topónimo
de siempre, desafiando las reglas de la lengua. “Al-Andalus” de al-Ḥaŷarí es
doblemente topónimo y gentilicio a la vez. Cuando es precedido por “tierra de”,
“al-Andalus” equivale a “España”. Lo entendemos así porque, las veces que
utiliza literalmente “España”, el propio autor explica “que es la tierra de
al-Andalus” o que “quiero decir la tierra de al-Andalus”, o habla del español
como “la lengua aljamía manejada en la tierra de al-Andalus”.
Sin embargo, el topónimo “al-Andalus” viene a significar también la
Península Ibérica, es decir España y Portugal, tal y como se puede constatar en
los capítulos V (1) y X (1, 8, 12). Si bien el uso de al-Andalus para referirse
a la Península Ibérica era bastante frecuente en los textos árabes medievales,
no se puede descartar que al-Ḥaŷarí tenga presente aquí el mapa político de su
época, como consecuencia de la Unión Ibérica. Recordemos que fue una unión
dinástica que reunió, durante el periodo 1580-1640, a toda la Península
Ibérica, así como a las posesiones de ultramar portuguesas y españolas, bajo el
mismo soberano español (Felipe I, Felipe II y Felipe III) de la Casa de
Austria. Por lo que concluimos que la tierra de “al-Andalus” se refiere en
principio a España, pero puede referirse también a la Península Ibérica, España
más Portugal.
Cuando es utilizado a solas, “al-Andalus”, exceptuando la única ocasión
(Cap. VI, 3) en la que hace de topónimo, se convierte en un gentilicio,
gramaticalmente anómalo, que significa “gente de al-Andalus” o “andalusíes”,
sea antes o después de la conquista cristiana de al-Andalus. Para al-Ḥaŷarí,
adjetivando a los andalusíes en “moriscos” después de dicha conquista es un
intento pensado para desarraigarles de su identidad, de su tierra y de la
historia. Por eso, como veremos, rehúsa llamarlos “moriscos”, rehuyendo
discretamente del término incluso cuando ejerce su oficio de traductor.
Portada del Kitāb Nāṣir ad-dīn ‘alā al-qawm al-kāfirīn.
Biblioteca de Al-Azhar. Wikimedia commons.
Al-Ḥaŷarí parece desentenderse de las normas de la lengua árabe en aras de
conservar, simbólicamente al menos, intacto e indivisible “al-Andalus”, como
entidad geopolítica y como identidad nacional, sea como forma escritural o como
imagen mental. Por regla general, al-Ḥaŷarí convierte el espacio de al-Andalus
en gentilicio, haciendo que lugar y pertenecientes al mismo sean una y la misma
cosa. Es lo que explica que, a la hora de hablar de los oriundos de al-Andalus,
el autor no utilice “andalusí” o “andalusíes”. Llama la atención en este
contexto que al-Ḥaŷarí, después de utilizar “andalusíes” en dos únicas
ocasiones (Cap. I, 4 y Cap. XIII, 1) en la versión original (cairota) de Náṣir
al-Dín, rectifique, por coherencia, en la versión tunecina sustituyendo la
palabra gramaticalmente acertada “andalusíes” (al-Andalusiyyín) por
“al-Andalus”. Al-Ḥaŷarí fusiona gente y tierra, los entrelaza,
haciéndolos indisociables e intercambiables, llevando, como se verá, su
concepción al extremo cuando escribe en español, con la introducción del
término “nación” para referirse indistintamente a su tierra y a su gente.
Por ahora, veamos cómo gestiona al-Ḥaŷarí un concepto clave como “moriscos”
a la hora de verter el decreto de Felipe III en Náṣir al-Dín. Hay
que señalar que momentos antes, en el mismo Capítulo XI, al-Ḥaŷarí emplea su
vocabulario de siempre, llamando “al-Andalus” a los moriscos durante su
conversación con el príncipe neerlandés Mauricio sobre la orden de expulsión de
1609 precisamente. Pero al pasar a traducir el decreto en cuestión, tratará de
ser también fiel al texto, como es de esperar de un buen traductor.
Así, donde Felipe III dice “moriscos” la primera vez, al-Ḥaŷarí dice
en árabe “cristianos nuevos al-Andalus”, que sería una adaptación de la
definición cristiana de entonces “cristianos nuevos de moros”. O sea, por un
lado evita el uso del término “moriscos” y por el otro anda al uso adoptando la
definición vigente, pero solo a medias, porque al-Ḥaŷarí, fiel a sus
convicciones, va a sustituir “de moros” por “al-Andalus”. Más adelante (Cap.
XIII, 5), afinará la denominación, por boca de un juez en un sueño, llamándolos
“al-Andalus nuevos”.
Sin embargo, al traducir las menciones siguientes de “moriscos” por Felipe
III en el decreto (Cap. XI, 24, 25, 26 y 27), al-Ḥaŷarí retoma pronto su
terminología habitual, utilizando el gentilicio “al-Andalus” o “andalusíes”,
como para decir que, ahora que mi lector sabe de qué va el tema, vuelvo a lo
mío. Con esa estrategia discursiva, al-Ḥaŷarí consigue dos pájaros de un tiro:
no traicionar, como andalusí, su compromiso con la causa morisca y no ser, como
traductor, infiel al texto original (real decreto).
Kitáb al-‘Izz
Son seis casos de “al-Andalus” en la traducción que hace al-Ḥaŷarí del
Epílogo de Kitáb al-‘Izz wa al-Manáfi‘ li al-Muŷáhidín fí sabíl Aláh bi
al-Madáfi‘ (Libro de gloria y utilidad para los luchadores por el
Islam con cañones).
Como podemos observar, al traducir Kitáb al-‘Izz, al-Ḥaŷarí
mantiene la misma actitud, empleando el concepto “al-Andalus” de la misma forma
y con el mismo fin. De hecho, los usos de “al-Andalus” en este texto,
exceptuando el último, se refieren no a la tierra sino a la gente de al-Andalus
aunque, aquí también, topónimo y gentilicio son, para al-Ḥaŷarí, una y la misma
cosa.
Carta de 1612
Al-Ḥaŷarí firma la traducción de su carta así: Ehhmed bencaçim
bejarano andaluz, y en la misma se dirige a sus paisanos como “andaluzes”.
Pero si en este texto en español “andaluz” y “andaluzes” son a todas luces
versiones primitivas de “andalusí” y “andalusíes” respectivamente, resulta
llamativo el descarte total y absoluto del concepto “al-Andalus”, omnipresente
en Náṣir al-Dín y Kitáb al-‘Izz, y su reemplazo
por “la nación”. Pero al-Ḥaŷarí no tardará en iluminarnos al respecto.
Al igual que hizo con el concepto “al-Andalus”, el autor adscribe a “la
nación” (casos 3, 7 y 9) dos indisociables e intercambiables significados en
uno, para ser topónimo y gentilicio a la vez. Tampoco hay que excluir que
al-Ḥaŷarí pretenda hacer algo más con el término “nación”: universalizar la
causa de al-Andalus y los andalusíes, valiéndose del peso idiosincrático y
nomenclatural que, desde luego, tiene el concepto original “Umma”, que en árabe
significa la comunidad de los creyentes del Islam.
F. Núñez Muley, liberal y pionero de la defensa de los moriscos, ya
hablaba de “nación” en su Memorial, pero la suya es una concepción
muy diferente a la de al-Ḥaŷarí. Núñez Muley defiende los valores culturales de
los moriscos desde el acatamiento de la religión y moral católicas y el vasallaje
y lealtad al rey, reivindicando su asimilación, porque “naturales de este
reino”, por nacimiento, ya lo son. Al parecer, “nación” en la visión de Núñez
Muley se circunscribe precisamente al “nacimiento”, o “natio”, latinismo del
que proviene “nación”, lo que hace de los moriscos una comunidad de nacidos en
al-Andalus/ España, aunque con costumbres propias que él solicita preservar.
Por su parte, al-Ḥaŷarí, movido por su celo religioso, defiende ante todo
el carácter musulmán de los moriscos, es decir de aquello que hace de ellos una
“seta” que Núñez Muley vitupera en su Memorial. Al-Ḥaŷarí ampara la causa
morisca con amplio conocimiento de causa y de la coyuntura geopolítica en el
Mediterráneo, enfocándola desde la relación con sus hermanos en la fe, con los
que los moriscos comparten “nación”. Es al menos lo que se
desprende de la lectura de Náṣir al-Dín.
Moriscos en el Trachtenbuch de Christoph Weiditz (s.
XVI), Germanisches Nationalmuseum Nürnberg, Hs. 22474, fol. 100.
La otra particularidad del texto español la constituye la inclusión de
“moriscos”, que el autor descarta completamente cuando escribe en árabe.
Al-Ḥaŷarí rechaza el término “moriscos”, y no es por temor al contagio a la
reputación de su comunidad por parte de un puñado de andalusíes convertidos en
renegados (caso p. ej. de Yahyá al-Naŷŷár), en eclesiásticos fervorosos (caso
p. ej. de F. López Tamarid) o en musulmanes inobservantes (dando lugar a
refranes como: “Andalusíes, maldad y mala estrella”).
Tampoco es porque “morisco” derive de “moro”, pues él mismo llama en su
carta “moros” a los musulmanes y “la morisma” al mundo musulmán. Lo rechaza,
probablemente, por ser considerado por los cristianos como “moro bautizado”.
Los moriscos, según ellos, son “cristianos nuevos de moros”, es decir un grupo
humano de origen musulmán y carácter islámico que ahora forma parte de la
sociedad española cristiana. Es decir una exclusión camuflada de inclusión.
En fin, inclusión de “moriscos” en su texto español sí, pero no sin matices.
De hecho, al-Ḥaŷarí utiliza de manera pragmática este término
religioso-político, más o menos consolidado en aquella época, o cuando está
reproduciendo, con cierta equidistancia y sin la empatía habitual en él, un
mensaje ajeno que lo incluye (casos 6 y 10), o para vehiculizar eficazmente la
información que quiere transmitir sobre unas gentes conocidas en el ambiente
oficial y semioficial, de España y del entorno mediterráneo, con el nombre de
“moriscos” (casos 4, 9 y 10).
A modo de conclusión
Afocay Al-Ḥaŷarí es un morisco volcado con la causa morisca, siendo su
sueño recuperar el carácter andalusí de España y su voluntad “desbautizar”
sociopolíticamente a los moriscos. Y a la espera de lo que haga el Destino y la
diáspora morisca en este sentido, al-Ḥaŷarí, consciente del peso político,
religioso y simbólico de “al-Andalus”, emprende su lucha basada principalmente
en una buena comunicación, mediante el uso adecuado de la palabra.
Tras examinar el uso principalmente de “al-Andalus” en dos textos árabes de
al-Ḥaŷarí, y evocar su equivalente (“la nación”) en español en un tercero,
hemos podido comprobar que ese uso anómalo de “al-Andalus”, lejos de ser
fortuito o fruto de algún error lingüístico, es intencionado y revelador. Ha
quedado demostrado que “al-Andalus”, palabra que para este ingenioso andalusí
no admite flexión, es mucho más que un simple topónimo, lo que le ha llevado a
idear una lexicalización del concepto. Se trata de cambiar el significado
léxico de “al-Andalus”, empleándolo en una forma no autorizada por la gramática
normativa. El resultado es un uso anómalo de “al-Andalus” desde el punto de
vista gramatical pero muy revelador desde el punto de vista ideológico.
En suma, “al-Andalus” según al-Ḥaŷarí es un concepto identitario, perenne e
invariable, que denota a la vez la tierra y la gente de al-Andalus.
Apéndice documental
Náṣir al-Dín
Prefacio
1.
Aláh sembró en mi
corazón la pasión por escapar de la tierra de al-Andalus… (top.: España)
2.
Aláh alivió a
al-Andalus (gent.: los andalusíes) musulmanes
3.
muchos musulmanes
al-Andalus (adj.: andalusíes)
4.
los musulmanes bereberes
trataron bien a al-Andalus (gent.: los andalusíes)
5.
con un hombre de entre
al-Andalus (gent.: los andalusíes) que llevaban algún tiempo en aquella ciudad…
6.
Hablo primero de la
tierra de al-Andalus (top.: España)
7.
… expulsar a al-Andalus
(gent.: los andalusíes) musulmanes
8.
Juez de al-Andalus
(gent.: los andalusíes)
9.
las bendiciones con las
que Aláh me agració en la tierra de al-Andalus…(top.: España/ Península
Ibérica)
Capítulo I
1.
un pergamino bien
grande escrito en árabe y en la aljamía manejada en esa tierra, tierra de
al-Andalus (top.: España)
2.
se convocó a al-Ukayḥal
al-Andalusí (adj. El andalusí/ uso regular), traductor licenciado, al devoto
anciano al-Ŷabbis y a otros al-Andalus (gent.: andalusíes) de edad avanzada
3.
el arzobispo mandó a
los dos al-Andalus (gent.: andalusíes) ya citados, al-Ukayḥal y el alfaquí
al-Ŷabbis y a otros hombres al-Andalus (adj.: andalusíes)
4.
los traductores
al-Andalus (adj.: andalusíes)
5.
Sabed, Señor, que soy
andalusí (gent./ uso regular)
6.
conocí allá a un hombre
médico andalusí (adj./ uso regular)
7.
en ningún otro de la
tierra de al-Andalus,…(top.: España)
8.
el libro de al-Yawharí,
en dos tomos y grafía andalusí (adj./ uso regular) antigua
9.
la trajo consigo a la
tierra de Al-Andalus (top.: España)
10.
la tradujo a la aljamía
manejada en España, que es la tierra de al-Andalus (top.: España)
11.
Y debido a ese pánico,
al-Andalus (gent.: los andalusíes) tenían miedo unos de otros
12.
Instruía a cualquiera
de al-Andalus (gent.: los andalusíes) deseoso de aprender
13.
al verme en esa
situación, al-Andalus (gent.: los andalusíes) decían…
14.
el médico andalusí
al-Háÿ Yúsef, (adj./ uso regular)
15.
la copia del docto
al-Ukayḥal, el traductor andalusí (adj./ uso regular)
16.
el alfaquí e imam andalusí
(adj./ uso regular)
17.
Ambas las había traído
consigo uno de al-Andalus (gent.: los andalusíes)
18.
Cogió a ciento cuarenta
hombres entre los potentados al-Andalus (gent.: andalusíes) de esta ciudad y
los mató
19.
Vosotros, gente de
al-Andalus (gent.: andalusíes), tenéis una costumbre censurable
20.
Lo que le conté sobre
el andalusí… (gent./ uso regular)
Capítulo III
1.
“¡Cómo puede haber en
la tierra de los cristianos entre al-Andalus (gent.: los andalusíes) quien diga
en tan exquisito árabe semejante cosa!
2.
Se holgaron de ello
todos al-Andalus (gent.: los andalusíes) veteranos del lugar
3.
el rey cristiano de la
tierra de España, quiero decir la tierra de al-Andalus (top.: España), de
nombre Felipe III, mandó desterrar de su país a todos al-Andalus (gent.: los andalusíes)
musulmanes
4.
Al-Andalus (gent.: los
andalusíes) hacían la travesía
5.
acudieron a Marrakech
unos al-Andalus (gent.: andalusíes) hurtados por los franceses
6.
un hombre andalusí
(adj./ uso regular) desde la tierra de Francia había mandado solicitar una procuración
7.
guiados por uno de
al-Andalus (gent.: los andalusíes) que hubiera salido antes que ellos de la
tierra de al-Andalus (top.: España)
Capítulo IV
1.
Sabía la lengua aljamía
andalusí (adj./ uso regular)
Capítulo V
1.
la ciudad de Lisboa, en
la tierra de Al-Andalus (top.: Península Ibérica/España & Portugal)
2.
Al Juez de al-Andalus
(gent.: los andalusíes)
3.
y sustraía a los ricos
entre al-Andalus (gent.: andalusíes) la quinta parte de su dinero
4.
Al confirmársele al
sultán de Estambul la expulsión de al-Andalus (gent.: los andalusíes).
5.
Esa carta sería de
inmensa utilidad para al-Andalus (gent.: los andalusíes)
6.
apoderado y portavoz de
todos al-Andalus (gent.: los andalusíes)
7.
Sabía la lengua aljamía
que se hablaba en la tierra de al-Andalus (top.: España)
8.
el cuento del andalusí
(gent./ uso regular) Ascua
9.
un hombre andalusí
(adj./ uso regular) llamado Ascua
Capítulo VI
1.
Juez de al-Andalus
(gent.: los andalusíes) francés
2.
Está en ese lugar al
que llegan al-Andalus (gent.: los andalusíes) por primero, localidad francesa
adyacente a la frontera entre Francia y la tierra de al-Andalus (top.: España)
que se llama San Juan de Luz
3.
los últimos al-Andalus
(gent.: andalusíes) en salir de al-Andalus (top.: España)
4.
Un hombre andalusí
(adj./ uso regular)
5.
el total definitivo de
al-Andalus (gent.: andalusíes)
6.
despachaba asuntos de
al-Andalus (gent.: los andalusíes)
Capítulo VII
1.
Entiendo decir el Juez
de al-Andalus (gent.: los andalusíes)
2.
Sabía, como ya he
dicho, la lengua aljamía andalusí (adj./ uso regular)
3.
todo cuanto fuera
recuperado de lo hurtado a al-Andalus (gent.: los andalusíes)
4.
veintiún patrones que
habían expoliado, cada cual a bordo de su navío, a al-Andalus (gent.: los
andalusíes) que los habían fletado
Capítulo VIII
1.
el alfaquí Ali Ibn
Mohamad Al-Buryi al-Andalusí (adj./ uso regular)
2.
los patrones que habían
expoliado a al-Andalus (gent.: los andalusíes)
Capítulo IX
1.
En casa del Juez de
al-Andalus (gent.: los andalusíes)
2.
dominaba la lengua
aljamía andalusí (adj./ uso regular)
3.
lo había leído en la
tierra de al-Andalus (top.: España)
4.
la lengua aljamía de la
gente de la tierra de al-Andalus (top.: España)
Capítulo X
1.
se les encuentra en la
tierra de al-Andalus (top.: la Península Ibérica), mayormente en Portugal.
2.
Se deslizaban entre los
cristianos más que al-Andalus (gent.: los andalusíes)
3.
haciéndoles mucho daño,
sobre todo a al-Andalus (gent.: los andalusíes)
4.
contra cristianos o
al-Andalus (gent.: los andalusíes)
5.
Consulté un ejemplar de
la Torá en lengua aljamía andalusí (adj./ uso regular)
6.
Oí en la tierra de
al-Andalus… (top.: España)
7.
el rey de la tierra de
al-Andalus (top.: España y Portugal)
8.
que se extiende desde
el Mar Negro hasta el extremo de la tierra de al-Andalus (Top.: la Península
Ibérica)
9.
Y la tierra de
al-Andalus (top.: España), con las islas que ostenta en el Océano Atlántico y
el Mar Mediterráneo.
10.
un hombre andalusí
(adj./ uso regular) me contó…
11.
Hemos estimado la
longitud de la tierra de al-Andalus (top. España o la Península Ibérica)
12.
zarpó de Portugal, en
la tierra de al-Andalus (top.: la Península Ibérica)
13.
el rey de España, que
es la tierra de al-Andalus (top.: España)
14.
los pactos que concluyó
con los musulmanes al-Andalus (adj.: andalusíes) al tomar su tierra y que luego
rompería
15.
Tras ordenar a
al-Andalus (gent.: los andalusíes) salir de su país
16.
Nosotros en la tierra
de al-Andalus (top.: España) lo teníamos
17.
Uno de los alfaquíes
al-Andalus (adj.: andalusíes)
18.
todos y cada uno de
al-Andalus (gent.: los andalusíes) poderdantes míos
19.
el alfaquí Ahmad
al-Maeyub al-Fasi, andalusí (adj./ uso regular) por filiación
Capítulo XI
1.
quiero decir de la
tierra de al-Andalus (top.: España)
2.
se habían levantado
contra el rey de España, es decir la tierra de al-Andalus (top.: España)
3.
En la tierra de los
ingleses hay un habla, la gente de Francia tiene una lengua distinta y en la
tierra de al-Andalus (top.: España) una aljamía aparte
4.
algunos al-Andalus
(gent.: andalusíes) decían
5.
el rey de la tierra de
al-Andalus (top.: España) había enviado unas galeras
6.
Yo hablo francés –me
dijo- y comprendo la lengua de España, ]que es, como ya he dicho repetidas
veces, la lengua aljamía de la gente de la tierra de al-Andalus[ (top.: España)
pero no la hablo.
7.
¿Cuál es, a vuestro
parecer, el motivo que ha llevado al rey de España a expulsar a al-Andalus
(gent.: los andalusíes) de su país?
8.
Sabed que al-Andalus
(gent.: los andalusíes) eran musulmanes a escondidas de los cristianos
9.
Entre al-Andalus
(gent.: los andalusíes), no había ni sacerdotes, ni monjes ni monjas
10.
Si llegamos a un
acuerdo con los líderes de al-Andalus… (gent.: los andalusíes)
11.
Al-Andalus (gent.: los
andalusíes) no pueden acordar…
12.
tomarían la tierra de
al-Andalus (top.: España)
13.
Envié la carta a un
hombre andalusí (adj./ uso regular)
14.
Egipto, Marruecos,
al-Shám y la tierra de al-Andalus (top.: España)
15.
Ahora vamos a citar las
alegaciones del rey de Al-Andalus (top.: España) en su decreto para justificar
la expulsión de al-Andalus (gent.: los andalusíes)
16.
las razones que habían
llevado al rey de los cristianos a desterrar a al-Andalus (gent.: los
andalusíes)
17.
Para desterrar a los
musulmanes al-Andalus (adj.: andalusíes)
18.
censar a todos
al-Andalus (gent.: los andalusíes)
19.
en la tierra de
al-Andalus (top.: España) hubo más de doce reyes con el nombre Alfonso
20.
censar a todos
al-Andalus (gent.: los andalusíes), menores y adultos
21.
nadie entre al-Andalus
(gent.: los andalusíes) sabía realmente el secreto que guardaba aquello.
22.
Ordenándole iniciar la
expulsión de al-Andalus (gent.: los andalusíes)
23.
Entendido tenéis lo
que […] he procurado la conversión de los cristianos nuevos al-Andalus
(adj.: moriscos)
24.
todos al-Andalus
(gent.: los andalusíes) de ese reino
25.
queden seis al-Andalus
(gent.: andalusíes) con los hijos y mujer que tuvieren
26.
Los niños hijos de
cristianos han de quedar, y sus madres con ellos aunque sean andalusíes (gent./
uso regular)
27.
Pero si el padre fuere
andalusí (gent./ uso regular)
Capítulo XIII
1.
Con la gracia de los
musulmanes al-Andalus (adj.: andalusíes)
2.
y hablara demasiado de
mí a al-Andalus (gent.: los andalusíes)
3.
En la tierra de
al-Andalus (top.: España), acudió a mí un hombre que padecía hidropesía
4.
El médico andalusí
(adj./ uso regular)
5.
Me preguntó acerca de
al-Andalus nuevos (adj.: los andalusíes nuevos)
6.
Ibrahim al-Qal’i
al-Andalusí (adj.: el andalusí/ uso regular)
7.
Al-Ukayḥal al-Andalusí
(adj.: el andalusí/ uso regular)
8.
Yusef Qalbu al-Andalusí
(adj.: el andalusí uso regular)
9.
El libro quedó entonces
en manos de uno de nuestros hermanos al-Andalus (gent.: andalusíes), que lo
guardó celosamente, porque algunos al-Andalus (gent.: andalusíes), hombres de
la ciencia, lo andaban buscando.
10.
traducción de la carta
del rey de España, que es la tierra de al-Andalus (top.: España), en la que
ordenaba desterrar a los musulmanes al-Andalus (adj.: andalusíes)
Kitáb al-‘Izz
1.
El rey de los
cristianos ordenó a todos al-Andalus (gent.: andalusíes)
2.
El rey de los
cristianos ordenó desterrar a todos al-Andalus (gent.: andalusíes)
3.
Y quise escaparme de
esa tierra hacia la tierra de los musulmanes con un grupo de al-Andalus (gent.:
andalusíes)
4.
Encontré allá entre
al-Andalus (gent.: los andalusíes) muchos compañeros y seres queridos
5.
Me puso al mando de
doscientos hombres al-Andalus (adj.: andalusíes)
6.
El habla española, que
es el habla aljamía manejada en la tierra de al-Andalus (top.: España)
Carta de 1612
1.
La carta la había
escrito muchos años antes de la corte de Paris a los andaluzes que asistían o
vivían en Constantinopla.
2.
Al señor doctor Pérez
Bolhaç y al señor Baldivia y a los demás andaluzes…
3.
Hallamos [en Marrakech]
un barrio poblado de gente de nuestra nación.
4.
También hallé a
Villegas y su hermano que cargaron de moriscos en el navichuelo y aportaron
todos allá.
5.
Los desventurados
andaluzes que había en el reino [de Marruecos] de tiempo antiguo…
6.
Dice [el rey de
Francia] en la comisión que es su voluntad y mandamiento que los bienes de los
moriscos se me entreguen y […] que, sobre los negocios de los moriscos,…
7.
… una nación que
[…] ha sido atropellada en estos tiempos.
8.
Al señor Baldivia beso
las manos que por oídas le conozco y a todos los demás de la nación que ahí [en
Constantinopla] están.
9.
…no se cansen en pedir
en favor de la nación, que los moriscos no eran nada en cuanto al temporal.
Ahora son algo…
10.
Yo he escrito a los
reinos de África cómo el gran Señor [sultán otomano] ha escrito cartas […] en
favor de los moriscos y se han holgado.
PARA AMPLIAR:
- Abad
Merino, Mercedes (2011). “La
traducción de cartas árabes en un pleito granadino del siglo XVI. El
fenómeno del romanceado como acto judicial: Juan Rodríguez y Alonso del
Castillo ante un mismo documento”. Al-Qantara 32/2,
481–518.
- Al-Hindi,
Ihsán (ed.) (2013). Kitáb al-‘Izz wa al-Manáfi‘ li al-Muŷáhidín fí
sabíl Aláh bi al-Madáfi‘ (Libro de gloria y utilidad para los
luchadores por el Islam con cañones). Abu Dhabi: Dar al-Kutub al-Wataniya.
- Asin,
Jaime Oliver (1996). Conferencias y apuntes inéditos (edición
de Dolores Oliver). Madrid: AECI, 123-164.
- Epalza,
Míkel de (1992). Los moriscos antes y después de la expulsión.
Valencia: Fundación Mapfre.
- García
Sanjuán, Alejandro (2003). “El significado geográfico del topónimo
al-Andalus en la fuentes árabes”. Anuario de Estudios Medievales 3/1,
3-36.
- Outmani,
Ismail El (ed.) (2020). Afocay al-Ḥaŷarí : Náṣir al-Dín ‘alá
al-Qawm al-Káfirín (El defendedor de la Religión frente a la
gente descreída). Rabat: Dar al-Aman.
- Ramírez
del Río, José (2017). “Acerca del origen del topónimo al-Andalus”. eHumanista/IVITRA 12,
124-161.
- Sabio
González, Rafael (2004). “Al-Andalus. Una reinterpretación histórica sobre
la etimología del término”. Nouvelle Revue d’Onomastique 43-44,
223-228.
- Vallvé,
Joaquín (1983). “El nombre de al-Andalus”. Al-Qanṭara 4,
301-355.
- Van
Koningsveld, P.S., Q. al-Samarrai & G.A. Wiegers (eds.) (2015). Ahmad Ibn Qasim al-Hajari:
Kitab Nasir al-Dín ala al-Qawm al-Kafirin. Madrid: CSIC,
(1ª ed. 1997).
- Viguera,
María Jesús (1999). “Al-Andalus y España.” En J. Valdeón ed. Las
Españas medievales. Valladolid: Universidad y Fundación Duques de
Soria, 95-112.
- Zaccaron,
Valentina (2017). La edición de la obra en
castellano de Ahmad Bencaçim Bejarano. Roma: Stamen.
- Palabras clave:
Al-Andalus – al-Ḥaŷarí – Anomalía léxica – Causa morisca – Posición
ideológica
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