Suleimân ibn Hasan ibn Yulyul Abû Dâwûd.
Médico, botánico e historiador.
Nació en Córdoba en 943. Murió en 982.
Hombre
de una extensísima educación, estudia en la madraza de su ciudad natal los
fundamentos de la gramática árabe, y realiza sus primeras lecturas del Corán.
Pronto, a los catorce años, empieza a interesarse por la medicina, llegando a
ser médico de cámara de los califas cordobeses Al-Hakam II y Al-Haksam II.
Escribió
un Comentario a la obra De Materia Médica, de Discórides, que fue introducida
en Al-Andalus en tiempos de ‘Abd al-Rahmân III, y que fue traducida al árabe
por el monje Nicolás, en el 951, quien vino expresamente de Bizancio para
traducir esta obra, y que contó con la colaboración de nuestro autor para dicha
empresa. En el Comentario se describe cada uno de los fármacos a los que dio
nombre el médico griego, explicando a continuación sus cualidades y su uso como
medicamentos.
Es
autor, además, de un tratado sobre las plantas medicinales de Al-Andalus, que
no estaban incluidas en la obra de Discórides, y de una obra donde hace una
exposición de los errores más comunes cometidos por algunos médicos.
A su
faceta como médico unió la de historiador, pues escribió una obra
bibliográfica, Clases de Médicos (Tabakât), escrita por deseo del califa
Al-Haksam II. Esta nos hace referencia a nueve categorías de médicos y abarca
la historia de la ciencia médica desde sus fundadores mitológicos, Hermes y
Esculapio, hasta sus días; contiene biografías de médicos y sabios, tanto
griegos –Hipócrates, Discórides, Platón, Aristóteles, Ptolomeo, Euclides,
etc.-, como del periodo musulmán –Al-Kimdî, Al-Râzi, etc.- y compatriotas.
Esta
obra tuvo pronto una amplia difusión, sirviendo de base para posteriores
estudios médicos, basándose en ella para sus escritos tanto sabios andaluces
como orientales. Su conocimiento es fundamental para comprender el estado y
extensión de los estudios científicos en la Andalucía del siglo X.
Sabemos,
gracias a Ibn Yulyul, que en los primeros años de la revolución islámica, los
médicos andaluces se apoyaban todavía en algunas obras de la Antigüedad
clásica, transmitidas a través de las Etimologías de Isidoro de Sevilla
–entre ellas el Aforismo de Hipócrates.
Ibn
Yulyul nos habla de cómo en aquellos tiempos aún se realizaban prácticas
médicas tan contraproducentes como las famosas sangrías –ejercicio luego
habitual en los siglos XVI-XVII.
Sería
con la expansión y desarrollo de la civilización islámica en Al-Andalus, cuando
la medicina alcanzaría su máximo esplendor.
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