JAYRAN AL-'AMIRI
Jayrān al-‘Āmirī. ?, u. t. s. X –
Almería, ŷumādà II de 419 H./27.VI-25.VII.1028 C. Primer
soberano taifa de Murcia y Almería.
Rey de Taifa
Biografía
Jayrān
fue un personaje de relevancia notable en el contexto político del período
conocido como la fitna, es decir, la descomposición del califato
cordobés durante el primer tercio del siglo XI. Aunque ignoramos todo respecto
a sus orígenes, sabemos que Jayrān pertenecía a la elite burocrática de origen
eslavo que desempeñaba altos cargos en la administración Omeya. Desde el
comienzo aparece vinculado al servicio de la dinastía amirí, siendo
habitualmente designado en las fuentes como fatà, término que se
utilizaba para nombrar a los oficiales de condición esclava que ocupaban los
más altos puestos en la jerarquía palatina. No obstante, es improbable que el
fundador de la dinastía amirí le otorgase alguna vez poder ninguno sobre
Almería, como insinúa alguna fuente árabe, dado que este hecho no habría pasado
desapercibido al célebre historiador y geógrafo almeriense al-‘Uḏrī, al que
debemos el relato más detallado de su acceso al poder en dicha ciudad.
Más
que en su función como servidor del califato de Córdoba, la importancia de
Jayrān radica en su condición de soberano de las taifas de Murcia, durante un
breve período, y, sobre todo, de Almería. Al igual que en otras ciudades del
levante mediterráneo, como Tortosa, Valencia o Denia, antiguos servidores de la
administración califal, de origen eslavo, se hicieron con el dominio de la
capital almeriense durante los inicios de la crisis del Estado Omeya, a partir
del año 1009. De esta forma, dos emires eslavos se sucedieron en el gobierno de
la ciudad durante veintiséis años. El primero de ellos fue el Jayrān, que
ejerció el poder a lo largo de catorce años, entre 1014 y 1028.
Las
más antiguas referencias de que disponemos se refieren ya a la época de
la fitna y, en ellas, Jayrān aparece como un personaje muy
implicado en las continuas luchas por el poder que caracterizan la etapa final
del califato cordobés. Su aparición en las fuentes se produce en el contexto de
los primeros conflictos, que en el año 1009 enfrentaban a los partidarios de
dos califas, el omeya Muḥammad al-Mahdī, bisnieto de Abderramán III (proclamado
en febrero), y Sulaymān al-Musta‛īn (elevado a la dignidad califal en
noviembre). En este contexto, Jayrān es mencionado como uno de los esclavos
amiríes que vinieron a Córdoba para ayudar a al-Mahdī a resistir el ataque de
los beréberes tras su derrota frente a ellos en el Guadiaro a finales de šawwāl de
400/15 de junio de 1010. Ibn ‘Iḏārī señala que su fidelidad hacia el
califa al-Mahdī era escasa, siendo la facción de los eslavos, encabezada por el
general Wāḏiḥ, la que acabó ejecutando a al-Mahdī y volviendo a proclamar al
legítimo califa Omeya, Hišām II al-Mu’ayyad.
Jayrān
abandonó Córdoba una vez que los beréberes se hicieron con el control de la
ciudad, el 19 de abril de 1013, dirigiéndose hacia la zona del Levante, donde
radicaban las bases de su poder, pues de allí procedía cuando acudió a Córdoba
para ayudar a al-Mahdī. En cualquier caso, a partir de eso momento Jayrān se
convierte en el principal caudillo de procedencia esclavona. Las noticias de
que disponemos indican que en 403/24 de julio de 1012-12 de julio de 1013 logró
hacerse con el control de Orihuela y de Murcia, de donde desplazó a sus
primeros ocupantes beréberes. Un año más tarde, en muḥarram de
405/julio 1014, se apoderó de Almería tras imponerse a un rival eslavo llamado
Aflaḥ, que finalmente fue ejecutado junto a sus hijos. Tal es el relato del
cronista almeriense al-‘Uḏrī, que se pronuncia en términos favorables respecto
a la figura de Jayrān y su actuación:
“En
el mes de muḥarram del año 405/julio del 1014, entró en la
ciudad de Almería el fatà Jayrān, enfrentándose a Aflaḥ y
a sus dos hijos, a quienes asedió duramente hasta que consiguió demoler la
Torre del Pozo y ocupar la alcazaba. Aflaḥ y sus hijos fueron asesinados y
sus cadáveres arrojados al mar durante la noche. Almería y sus distritos fueron
consolidados por el fatà Jayrān, quien estableció en ellos un
régimen de gobierno digno de elogio”.
De
esta forma, inicialmente el poder de Jayrān se ejerció de forma simultánea
sobre Murcia y Almería, hasta que su sucesor, Zuhayr, a quien el propio Jayrān
había confiado el gobierno de Murcia, cayó en manos de los Banū Ṭāhir en
1038. Desde Almería, Jayrān desempeñó un papel protagonista en los sucesos de
la época. Su actuación, como la de la mayor parte de los dirigentes de esta
época, estuvo marcada por una notoria oscilación de sus fidelidades políticas,
que fueron fluctuando en función de las circunstancias, a veces a favor de los
omeyas y otras en apoyo de los ḥammūdíes.
Desde
Almería, Jayrān siguió manteniendo sus ambiciones políticas y oponiéndose a la
facción beréber. Para ello, no dudó en dar su apoyo a ‘Alī b. Ḥammūd
frente al califa Sulaymān al-Musta‘īn, acompañándolo en su entrada a Córdoba el
primero de julio de 1016. En este contexto se sitúa la detención del célebre
polígrafo cordobés Ibn Ḥazm, que se había exiliado en Almería y fue
encarcelado por Jayrān durante unos meses, acusado de conspirar a favor de la
dinastía omeya, si bien finalmente fue liberado y desterrado. La alianza de
Jayrān con Ibn Ḥammūd no fue duradera, pues se rompió al año siguiente
ante la evidencia de la ausencia del califa Hišām II, que se suponía estaba en
Córdoba. Ibn Ḥammūd quiso entonces matar a Jayrān, quien logró huir hacia
el Levante. Allí se fraguó su alianza con el soberano de Zaragoza Munḏir b.
Yaḥyà y el conde de Barcelona Ramón Borrel, quienes se unieron para proclamar
frente al ḥammūdí a un bisnieto de Abderramán III. Cuando se disponían a
partir desde Játiva hacia Córdoba les llegó la noticia de la muerte
de ‘Alī b. Ḥammūd, proclamando entonces a su candidato con el
sobrenombre de al-Murtaḍà. Sin embargo, al advertir que el omeya no estaba
dispuesto a someterse a sus dictados, Jayrān abandonó la idea de llevarlo a Córdoba,
siendo asesinado por unos emisarios del eslavo en el año 409/20 de mayo de
1018-8 de mayo de 1019 cerca de Guadix. Su cabeza fue enviada a Jayrān y Munḏir
b. Yaḥyà al-Tuŷībī, que estaban en Almería, donde celebraron su muerte.
La
participación de Jayrān en los sucesos de la fitna no cesó
prácticamente hasta el final de su vida. Tras la salida de Córdoba de Yaḥyà
b. ‘Alī b. Ḥammūd, Jayrān entró en la ciudad en rabī‘ I
de 417/mayo de 1026 en compañía de Muŷāhid de Denia, habiendo sido enviados
ambos por el soberano zīrí granadino Ḥabbūs b. Māksan. Allí permanecieron
cerca de un mes, hasta que surgieron desavenencias entre ambos y Jayrān decidió
salir de la capital, concretamente el día 19 de junio, al igual que hizo poco
después el soberano de Denia, quedando la ciudad en un estado de agitación y
tumultos.
A
su continua intervención en los asuntos políticos de la época hay que sumar su
actividad dentro de la capital almeriense, donde llevó a cabo importantes obras
constructivas, tales como la ampliación de la mezquita aljama en 410/1019-1020
y el amurallamiento del arrabal de la Muṣallà, situado en la zona oriental de
la ciudad, en torno al camino de Pechina. Asimismo, las fuentes afirman que la
fortaleza de Almería era conocida como fortaleza de Jayrān, si bien fue
construida por ‘Abd al-Raḥmān III y luego reformada por Almanzor, quien,
supuestamente, habría nombrado a su cliente gobernador de la ciudad, por lo que
tomó su nombre. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que, a partir de Jayrān,
Almería comenzó un desarrollo urbanístico que culminaría en época almorávide,
cuando se convirtió en una de las principales ciudades de al-Andalus.
Tras
su última intervención en la intrincada lucha entre los diversos soberanos por
la supremacía y el control de la legitimidad califal, Jayrān no volvió a salir
de Almería, pasando sus dos últimos años dentro de sus territorios. Su muerte
se produjo dos años después, en ŷumādà II de 419/27 de
junio-25 de julio de 1028, de forma natural, habiendo dispuesto que su sucesión
al frente de la taifa almeriense recayera en otro eslavo amirí, llamado Zuhayr,
como así ocurrió.
Leer menos
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Autor/es
Alejandro
García Sanjuán
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