jueves, 14 de noviembre de 2019

THE GIBRALTAR CRUSADE. CASTILE AND THE BATTLE FOR THE STRAIT, JOSEPH F. O'CALLAGHAN


JOSEPH F. O’CALLAGHAN,
THE GIBRALTAR CRUSADE. CASTILE AND THE BATTLE FOR THE STRAIT

José Enrique López de Coca Castañer
Referência(s):
Joseph F. O’CallaghanThe Gibraltar Crusade. Castile and the Battle for the Strait, Philadelphie, University of Pennsylvania Press, 2011, xv + 376 p.
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1A juicio del autor, la batalla del Estrecho debe ser contemplada en el contexto más amplio de la confrontación entre la Cristiandad y el Islam durante la era de las Cruzadas. A lo largo de los siglos xiii y xiv, el Papado trazó diversos proyectos para recuperar Tierra Santa. Pero los reyes de Castilla lograron persuadir a varios pontífices de la amenaza que suponía la presencia musulmana en la Península Ibérica, quienes garantizaron privilegios como cruzados a los que participaran en la lucha.
2Alfonso X el Sabio hizo suyo un plan que Fernando III había esbozado antes de morir. Era preciso tomar Tarifa, Algeciras y Gibraltar para impedir una nueva invasión africana y aislar a los mudéjares vasallos de Castilla, sin renunciar a poner un pie en África. El profesor O’Callaghan trata el tema en los cuatro primeros capítulos del libro, poniendo al día las opiniones y comentarios vertidos en su biografía de don Alfonso, publicada en 1993.
3Inocencio IV proclama la Cruzada en 1253 y consiente que el rey perciba las tercias de los arzobispados de Sevilla y Santiago. Alfonso X convierte el Puerto de Santa María en base de operaciones y punto de partida de los cruzados que en el otoño de 1260 saquean el puerto de Salé. Posteriormente, el monarca mantuvo relaciones esporádicas con los mamelucos. Aparte de los intereses comerciales, es posible que el rey de Castilla intentara convencerlos para que no entorpeciesen sus planes, según apunta el autor. Pienso, en cambio, que su interés por Jerusalén está relacionado con la custodia de los Santos Lugares y la seguridad de los peregrinos.
4A decir verdad, el sueño africano se desvanece con la revuelta de los mudéjares andaluces y murcianos (1264-1266), instigados por el emir de Granada. La represión del alzamiento contó con el respaldo papal: Clemente IV otorgaba nuevas bulas de Cruzada en marzo de 1265. Muhammad II recurrirá a la ayuda norteafricana: de 1274 a 1284, los benimerines invaden Andalucía en cuatro ocasiones, devastan el territorio y se retiran sin haber ganado ningún lugar o fortaleza importante. Mientras, Alfonso X fracasa en su intento de tomar Algeciras (1278-1279).
5El capítulo v está dedicado al breve reinado de Sancho IV. Este monarca, apodado el Bravo, afronta con éxito la quinta invasión meriní y conquista Tarifa en 1292. Cuando los norteafricanos acudan a recuperar la plaza, el alcaide Alfonso Pérez de Guzmán antepondrá su lealtad al rey al amor filial en un episodio bien conocido. Al autor le extraña que Mercedes Gaibrois llame «mártir» a Guzmán el Bueno y no a su hijo. Pero éste no muere por la fe y la lengua española admite el uso de la palabra «mártir» sin connotación religiosa.
6El tema central del capítulo vi son los asedios de Algeciras y Almería por Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón, respectivamente. Las páginas que O’Callaghan dedica a la Cruzada de 1309 proceden de un artículo publicado en el número 19 de la revista Medievalismo. Llama la atención el malestar que provocó en Castilla la cesión a Jaime II de la sexta parte del territorio por conquistar. La crónica real lo refleja al señalar que los moros no objetaban que Fernando IV pusiera sitio a las ciudades que eran suyas por derecho, pero consideraban deshonroso el ataque del aragonés a Almería. Este es el sentido de lo que el autor considera «a curious remark».
7Alfonso Pérez de Guzmán murió tras la toma de Gibraltar (el 12 de septiembre de 1309). Según O’Callaghan, el día 19, cerca de Estepona, combatiendo con Utman, caudillo de la milicia africana a sueldo de Granada, que había derrotado a un destacamento aragonés en Marchena (Almería) el 17 de septiembre. Esto es imposible debido a la distancia que separa ambos lugares. También yerra al afirmar —siguiendo a Jerónimo de Zurita— que Almería se levantaba sobre las ruinas de la antigua Urci.
8En los capítulos vii-ix se analizan las Cruzadas emprendidas en el reinado de Alfonso XI. El infante don Pedro, regente, y su tío Juan, consiguieron que Juan XXII autorizara en febrero de 1317 la predicación de la Cruzada en Castilla. Pero la derrota y muerte de ambos en la batalla de la Vega (el 23 de junio de 1319) tuvo efectos traumáticos. Según la Gran Crónica de Alfonso XI, don Pedro se había comprometido a no firmar la paz sin permiso del Papa. Como había tregua con Granada, antes de romperla quiso devolver el tributo cobrado a Ismaʿil I. Pero el emir se negó a recibirlo, apelando al juicio de Dios. Una explicación ex post facto que O’Callaghan acepta sin reservas.
9Alfonso XI alcanza su mayoría de edad en 1325. Juan XXII le garantiza una bula de Cruzada y el derecho a disponer de tercias y décimas durante cuatro años. En 1330 conquista Teba y consigue que Muhammad IV se declare vasallo suyo. Los meriníes, que llevaban veinte años sin intervenir en la Península, responden a una llamada de socorro granadina recuperando Gibraltar en 1333. El tratado de Fez (el 26 de febrero de 1334) es la calma que precede a la tormenta.
10El 7 de marzo de 1340 Benedicto XII proclama la Cruzada en Castilla, León, Navarra, Aragón y Mallorca, garantizando tercias y décimas por tres años. El sultán Abu l-Hasan ʿAli cruza el Estrecho en el mes de agosto para tomar Tarifa. Pero su ejército es aniquilado a orillas del río Salado en octubre de 1340. La retirada benimerín facilita la toma de Algeciras en marzo de 1344 tras un largo asedio. Alfonso XI firma con Granada una tregua por 10 años, que incluye la restauración del vasallaje y el pago de un tributo similar al acordado en 1331. Pero el monarca castellano rompe el tratado al poner cerco a Gibraltar, ante cuyos muros perece (el 26 de marzo de 1350) víctima de la epidemia.
11La implicación genovesa en el bloqueo del Estrecho (1340-1344) fue importante. Las galeras portuguesas partícipes en el mismo estaban a las órdenes de Emmanuel Pessagno y de su hijo Carlo. En junio de 1340, Alfonso XI consigue, gracias al papa Benedicto XII, que el dogo Simon Boccanegra le ayude con quince galeras mandadas por su hermano Egidio. Tras la retirada de la flotilla portuguesa durante el asedio de Algeciras, Egidio Boccanegra se queda al mando de una flota castellano-genovesa de 50 galeras y 40 naves. Habría que explicar, no obstante, por qué los castellanos desconfiaban tanto de sus socios ligures.
12El autor destaca la venida de cruzados del norte de Europa en tiempo de Alfonso XI. Incluye a los Pastoureaux, que cruzan los Pirineos en 1320 y son expulsados por Jaime II. Pero los participantes en esta «Cruzada popular» vienen a enmendar el desastre de la Vega y no en busca del honor, la gloria y las indulgencias. Aquí es donde encaja el escocés Sir James Douglas, que murió en la campaña de Teba. Pese a que se trata de un caso bien estudiado, O’Callaghan ignora la crítica a la que han sido sometidas las fuentes, da por válidas leyendas posteriores y extrae datos triviales de una página web.
13Dos crónicas italianas mencionan la presencia de cruzados ultramontanos en la Cruzada del Salado. También hay que considerar como tales a Gastón de Bearn, conde de Foix, y a Felipe de Evreux, rey de Navarra, que estuvieron en el asedio de Algeciras. Pero los auténticos cruzados del norte de Europa serían los «condes»de Derby y Salisbury. También, el caballero del cuento de Geoffrey Chaucer.
14La Gran Crónica y el Poema de Alfonso XI reproducen una carta del Soldan de Babilonia pidiendo a los benimerines que conquistasen España. Joseph O’Callaghan demuestra que se trata de un texto propagandístico cristiano, si bien considera razonable que el mameluco animara a sus correligionarios magrebíes a acometer dicha empresa. Pero ʿUmari, autor egipcio contemporáneo, señala que gracias a Abu l-Hasan ʿAli se mantiene «lo que queda de al Andalus». No se trataba de conquistar sino, más bien, de defender lo que seguía en pie.
15El capítulo x aborda la historia interna de la Cruzada del Estrecho: la naturaleza de la guerra, la organización de los ejércitos, las operaciones militares y su coste. Según don Juan Manuel, se combatía a los musulmanes para recuperar los territorios otrora perdidos. Pero la batalla del Estrecho también tuvo una inequívoca dimensión religiosa: todos los monarcas implicados en el conflicto obtuvieron bulas papales, a excepción de Sancho IV. Alguno llegó incluso a tomar la cruz, o hizo voto de Cruzada, si es correcta la interpretación que O’Callaghan hace de dos fuentes árabes.
16El autor describe la composición del ejército castellano, subrayando la creciente importancia de las milicias concejiles y la desconfianza de la nobleza hacia el peonaje que prefiere el botín al honor. El análisis de los asedios de ciudades es extenso. También explica cómo cristianos y musulmanes aprendieron los unos de los otros en las escaramuzas y recoge el testimonio de don Juan Manuel sobre la superioridad de los moros en este tipo de lances. Pero no presta tanta atención a la guerra en el mar.
17Aparte de la ayuda eclesiástica, para financiar las Cruzadas del Estrecho se recurrió a impuestos extraordinarios: monedaservicio y, con Alfonso XI, la alcabala o impuesto sobre las transacciones comerciales. Aunque las cuentas reales se han perdido casi en su totalidad, O’Callaghan opina que los monarcas castellanos tomaban dinero prestado regularmente para financiar la guerra. Pero exagera la importancia de las parias granadinas como fuente extraordinaria de ingresos. En este sentido, echo en falta una lectura atenta del artículo de Hilda Grassoti.
18En el último capítulo, «Las repercusiones: el Estrecho hasta 1492», el autor se pregunta por qué los reyes de Castilla aspiraron a dominar el estrecho de Gibraltar; cuáles fueron sus logros y sus fracasos; y qué quedó por hacer en el siglo y medio transcurrido entre la muerte de Alfonso XI y la caída de Granada. No contesta a la primera cuestión pues ya lo ha hecho a lo largo del libro. Responde a la segunda con un repaso, reinado por reinado. La respuesta a la tercera cuestión es previsible: acabar la Salus Spaniae.
19El capítulo se cierra con el epígrafe intitulado «Un pie en Marruecos», a mi juicio innecesario. El autor resume en apenas dos páginas la historia de los presidios españoles desde 1497 a la actualidad. Abundan los errores geográficos e históricos: Melilla está en frente de Almería, no de Málaga; Orán fue conquistada en 1509, no en 1507; Tetuán no fue plaza de soberanía, etc.
Para citar este artigo
Referência eletrónica
José Enrique López de Coca Castañer, « Joseph F. O’CallaghanThe Gibraltar Crusade. Castile and the Battle for the Strait », Mélanges de la Casa de Velázquez [Online], 43-1 | 2013, posto online no dia 15 maio 2013, consultado o 03 novembro 2019. URL : http://journals.openedition.org/mcv/5037
Autor
Universidad de Málaga


LA MURALLA ISLÁMICA DE MÁLAGA: REFERENCIAS TEXTUALES Y CONSTATACIÓN ARQUEOLÓGICA

LA MURALLA ISLÁMICA DE MÁLAGA: REFERENCIAS TEXTUALES Y CONSTATACIÓN ARQUEOLÓGICA

 M. Carmen Íñiguez Sánchez

INTRODUCCIÓN El estudio de la muralla de Málaga es un tema lo suficientemente complejo, por lo que las siguientes páginas tratan sólo de una primera aproximación a su estudio, constituyendo una puesta al día, tras los últimos avances arqueológicos respecto a origen, morfología, transformación y cronología. En el mismo se conjugan distintos aspectos, ya que no se trata de un elemento inamovible, sino que como parte integrante de la ciudad, está sometida a la propia dinámica urbana, tanto en el mundo islámico como en el posterior cristiano. Dos conceptos convergen en la configuración de la muralla, el propiamente defensivo, integrado por lienzos de muros, que podían o no estar almenados, jalonados de torres cuadradas o semicirculares, la barbacana o antemuro que se sitúa a una distancia próxima delante de la muralla y de menor altura que ésta y el foso que discurre entre ambas. Y el segundo, de comunicación, al que corresponden las diversas puertas de entrada y salida de la ciudad, que como elemento más vulnerable solía flanquearse de sendas torres y con puesto interior de vigilancia. Obviamos una descripción pormenorizada

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Tras la conquista de Málaga, 711-713, según las fuentes (ACIÉN 1984a y b) se produce en los primeros momentos, una colaboración de los árabes asentados en la ciudad con el estado de Córdoba, siendo durante el Emirato su importancia relativa, frente a Bezmiliana (ACIÉN 1986) y Archidona, capital entonces de la kura. Dos elementos caracterizan el Califato, la configuración de las estructuras estatales y una vez pacificado el territorio, la falta de problemas internos. Málaga, ya como capital de la kura, adquirirá mayor notabilidad, que se verá incrementada, tras la crisis del Califato, con el establecimiento de la dinastía Hammudí en los inicios del siglo XI, para pasar a depender de los ziríes de Granada y, posteriormente de los imperios almorávide y almohade, sucesivamente, hasta mediados del siglo XIII en que formará parte del Reino nazarí de Granada. Tras un breve período de esplendor comercial, en el que destacamos la importancia de su puerto (LADERO 1979), incrementada por la decadencia de Almería y la apertura del Estrecho, se verá inmersa en la problemática de la conquista cristiana. Esta breve introducción histórica, no es gratuita, sino básica a la hora de interpretar la edificación de la muralla, ya que su factura y trazado es paralelo a la secuencia histórica de la ciudad

ESTUDIO HISTÓRICO Para el estudio de la muralla de Málaga contamos, en primer lugar con las fuentes documentales, tanto musulmanas como cristianas, sin olvidar a los eruditos locales, que siempre nos aportan noticias significativas. A esto, tenemos que añadir la propia topografía urbana de la ciudad, así como la toponimia, que ha mantenido en sus calles nombres bastante alusivos, por citar algunos ejemplos, los que hacen referencia a puertas o postigos: Puerta de San Buenaventura, de Antequera, Nueva, del Mar, Postigo de Arance, de los Abades, Muro de San Julián, de Santa Ana, etc... La muralla que cercaba la madina, en época Nazarí (Lám. I), partía de la Alcazaba, a la que no envolvía1 , en línea más o menos recta (su trazado iría por las actuales calles de Muro de Santa Ana, Plaza de Mª Guerrero), hasta enlazar con la Puerta de Granada, que quedaría situada un tanto desplazada del inicio de la calle que actualmente conocemos con tal nombre y que fue tapiada debido a las torrenteras que bajaban por calle de la Victoria (GUILLÉN 1984), con posterioridad al siglo XVII (AMATE 1988, p. 88). Su trazado continuaba por la acera izquierda de la Plaza de la Merced (PASTOR, PÉREZ 1983), prosiguiendo por C/ Alamos, conectando aquí con el muro que cercaba el arrabal de Fontanella, que se extendía entre las actuales calles Frailes, Refino, Postigo, Molinillo y Goleta 2 y dedicados sus habitantes a la fabricación de cerámica, topónimo mantenido en una de sus calles, Ollerías (ACIÉN, PERAL, RECIO 1989-90). Continuaba hasta la Puerta de San Buenaventura, calle que aún hoy conserva su nombre, y que identificamos con la puerta musulmana que conectaba con el arrabal de Fontanella. Dicha puerta sufre modificaciones durante el siglo XVII (AMATE 1988, p.98) y la misma pudo ser apreciada por Guillén Robles (1984, p. 477) antes de su demolición en el siglo XIX. A partir de aquí se bajaba, haciendo ángulo por C/ Carretería hasta la puerta de Antequera. En este tramo se localiza en l987 un torreón adelantado de época nazarí, durante el proceso de rehabilitación del palacio de Valdeflores, 3 actual sede del Instituto de la Mujer. La puerta de Antequera4 constituía una de las salidas más importantes de la ciudad. A continuación proseguía el tramo de muralla hasta enlazar con el Pasillo de Santa Isabel5 , donde se situaría la puerta de la Puente, desconociéndose su ubicación exacta (GUILLÉN 1984, p. 473). Conectaba con las atarazanas a las que se adosaba6 y siguiendo la línea costera enlazaba con el espigón natural de la plaza de La Marina7 , donde se emplazaba el castill de los genoveses, dejando atrás las puertas del Mar, Baluarte, Espartería y de los Siete Arcos, que comunicaban la ciudad con la ensenada del puerto. Su recorrido seguía8 por la actual calle Cortina del Muelle, bordeando la línea costera hasta enlazar con el conjunto de la Alcazaba, a cuya Haza se abrían dos puertas, la de la Caba y Puerta Oscura9 . 1 Tan importante era en el mundo musulmán la salvaguarda de la Alcazaba del exterior como de la propia ciudad. 2 Descrito por Ibn al-Jatib y al-Idrisi, citado por GUILLÉN ROBLES, F. p. 471. 3 La sección y una fotografía del mismo se puede ver en. MACHUCA SANTA-CRUZ, L (1987): Málaga, ciudad abierta. Origen, cambio y permanencia de una estructura urbana, Málaga, pp. 104-106. 4 Se conserva tal topónimo, pero desplazado del lugar de ubicación de la misma. Fue derribada en 1785 para dar mayor amplitud a la entrada del Convento de las Catalinas en F. Guillén Robles, p. 478. 5 NAVARRO LARA (1988) detecta un tramo de la muralla musulmana. 6 FERNANDEZ GUIRADO, M. I. (1988) igualmente localiza en la calle Sagasta una parte de la muralla de la ciudad. 7 Como así ha demostrado la excavación de urgencia efectuada en la Plaza de la Marina en 1988, dirigida por M. Acién Almansa a quien agradecemos nuestra participación como miembro del equipo técnico. Existe un informe : "Avance de la actuación de Urgencia en las obras de la Plaza de la Marina. Málaga-Casco Urbano. Abril/88". Inédito. 8 En la excavación de la Plaza de la Marina no se encontró el ángulo de muralla que conecta con este sector, probablemente más desplazado hacia el Este. 9 DE LA CERDA, E.: Planos comparativos de Málaga. Carpeta Archivo Municipal de Málaga. El plano lo recoge GUILLÉN ROBLES, F. p. 471.

La muralla, como anteriormente hemos señalado, presenta distintas etapas constructivas y continuas reparaciones, dependiendo de las necesidades defensivas de la ciudad, como así señalan las fuentes narrativas. Según una Crónica islámica de los Muluk al-Tawaif, recogida por Torres Balbás (1934, p. 478 y 533; 1982, p. 179), fue Hasan alMustansir, hermano y sucesor de Idris I (1040-1042), el que inicia la fortificación de la ciudad de Málaga. Al-Bakri, la describe hacia 1068, circundada por una muralla con cinco puertas (TORRES BALBÁS 1934, p. 533). Según `Abd Allah (GARCÍA GÓMEZ; LEVI-PROVENÇAL 1980, p. 114), cuyas memorias son una importante fuente coetánea, fue Badis, su abuelo, muerto en el último cuarto del siglo XI, quien edifica la Alcazaba, y suponemos efectuaría trazados de la muralla, citando, en una de las escaramuzas la salida de las tropas por la puerta de la Fontanella (GARCÍA GÓMEZ, LEVI- PROVENÇAL, 1980, p. 186). La muralla no es nombrada por al-Idrisi en el siglo XII (1974, p. 39). Durante el mandato de Ibn Hud (1228- 1237) (VALLVÉ 1966, p. 263), Ibn Zannun fortifica y repara las murallas del recinto abriendo una salida delante de la puerta de Bab Funtanalla y restaura la puerta de los Vientos (Bab al Riwah), cuya ubicación desconocemos. Será en el siglo XIV cuando tanto Muhammad IV (1325-l333) como Yusuf I (1333-1354), consoliden Gibralfaro y la Alcazaba realizando la coracha que une ambos conjuntos (CHABANA 1968, pp. 179), y se repare y amplíe el recinto murado de la ciudad. Ibn al Jatib (1977, p. 116-119) nos describe la alcazaba, protegida por doble y fuerte muralla pero obvia la protección urbana. EL cronista de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar, hace la siguiente descripción de Málaga en el momento de la conquista: "Está asentada en un lugar llano, al pie de una cuesta grande, e es cercada de un muro redondo, fortalecido de muchas torres gruesas, e cercanas unas de otras; e tiene una barrera alta e fuerte do asimismo ay muchas torres. E al cabo de la Cibdat, e al comienço de la subida de la cuesta está fundado un alcaçar, que se dize el Alcaçaba, cercado con dos cercas podimos contar fasta treynta e dos torres gruesas, de maravillosa altura e artificio conpuestas. E allende destas, tiene en el circuito de los dos muros fasta otras ochenta torres medianas e menores, cercanas unas de otras" (MATA CARRIAZO 1940, pp. 283-284). Suponemos que Pulgar se refiere al recinto murado del arrabal de Fontanella, cuando cita un "....muro redondo, fortalecido de muchas torres gruesas, e cercanas unas de otras...", siendo la muralla propiamente dicha "...una barrera alta e fuerte do asymismo ay muchas torres.." Tras la conquista, las fuentes cristianas nos aportan los intentos de reparar las murallas de la ciudad realizados por los Reyes Católicos mediante la emisión de una serie de documentos, en 1494 (MORALES 1906, I, p. 104), para reparar las torres y muros dañadas por un terremoto. En 1497 (MORALES 1906, I, p. 171), otorgando una serie de rentas para igualmente reparar los muros del daño ocasionado por la artillería durante la conquista, en 1500, para que prosigan las reparaciones (MORALES, 1906 II, p. 20) y en l501, obligando a los oficios del barro a pagar el diezmo para el arreglo de las murallas (MORALES, 1906, II, pp. 149-151). Es indudable que los primeros daños sufridos por la muralla se deben a la artillería durante la conquista, como anteriormente ha quedado reflejado. A partir de aquí sufrirá, dependiendo de la situación topográfica de su trazado, una serie de transformaciones.
Mientras que la orientada al mar, es decir, la que discurre desde la alcazaba hasta las Atarazanas, se mantendrá y será constantemente reparada por las necesidades de la defensa de la plaza en los siglos XVI y XVII, e incluso incrementada, como es el caso de la construcción del Torreón del Obispo10, El tramo orientado al interior y al río empezará a sufrir prontas modificaciones, los Repartimientos (BEJARANO 1984; 1985) ya recogen la cesión de solares enfrente de la muralla para casas y conventos, como el sitio para edificar el convento de San Francisco por Real Cédula de 27 de octubre de 1489 de los Reyes Católicos (GARCÍA DE LA LEÑA 1981, III, p. 233). E igualmente se habilita alguna puerta y postigo de nueva factura en su recorrido, como es el caso de Puerta Nueva, siendo corregidor Pedro Gómez de Torres, en 1534 (GARCÍA DE LA LEÑA, 1981, II, p. 203). En época de Felipe II, el corregidor Mendo Rodríguez de Ledesma hace que dos regidores y dos alarifes: "...viesen y tanteasen el daño de las dichas murallas y declarasen la forma y estado en que estaban y lo que costaría el reparo de ellas..." A lo que aluden a uno de sus trazados: "Las murallas que hay desde la puerta Nueva hasta la puerta que dicen de Antequera que mira por maestre tramontana en que hay seis torres con seis lienzos, costaran los materiales y manufactura de ellas mil ducados porque requieren mucho aderezo....11 Tal documentación que nos refleja el número de torres entre ambas puertas no hace sin embargo alusión a tipos de fábrica ni características de las mismas. A pesar de esto el estado del recinto murado en época de Carlos II debía ser tan lamentable que el marqués de Villafiel (AMATE 1988, p. 78) informa "...del riesgo de esta Plaza por estar allanadas todas sus murallas..." (AMATE 1988, p. 78), por lo tanto se efectúa una reparación de muros y puertas, sobre todo, hojas de las mismas, aunque "...sin tocar al pulimento de su antigüedad... dejándolas con las memorias de su fábrica...". Demoliéndose no obstante el llamado postigo de las Abades, situado en la Cortina del Muelle, de probable origen cristiano (AMATE 1988, p. 92). Poco a poco se fueron adosando casas por el interior a la muralla, el foso de la misma se había convertido en un estercolero, incluso la población abría agujeros en los lienzos para verter la basura directamente al foso12. Su situación tenía que ser lamentable, cuando y ante la amenaza de agresiones militares y avenidas del Guadalmedina (1661), se encarga al arquitecto militar Hércules Torelli un plan de obras de fortificación que nunca se llevarían a cabo (OLMEDO 1986). Para solucionar el problema y debido a la importancia urbanística que va adquiriendo el sector de Álamos y Carretería, el regidor Luis de Tolosa propone conceder gratuitos terrenos a vecinos que quisieran hacerse una casa en el tramo comprendido entre la puerta de Granada y puerta Nueva, con la obligación de limpiar la parte que le correspondiera de foso, que al final quedará convertido en una gran alcantarilla (BEJARANO 1984, I, 219; MORALES 1986, pp. 71-76). Es interesante hacer constar la descripción que hace de la muralla Guillén Robles que pudo observar algunos de sus tramos: "...muestra diversas alturas y espesores, según la disposición del terreno y también según las 10 Localizado en la intervención realizada por nosotros en la Plaza de la Marina Junio-Julio 1987. Informe inédito. 11 Este documento procede del Archivo General de Simancas, sección Guerra Antigua, leg. 266, recogido en CABRERA PABLOS, F. y OLMEDO CHECA, F. (1988): El puerto de Málaga, Málaga, , p. 90. 12 Tal documentación procede de los Libros Capitulares, vol. XVII, fol. 267v., recogido por BEJARANO 1984 vol. I, p. 216.

exigencias de la defensa... Su construcción también es muy varia; parte de ella la mas escasa, especialmente muchas torres, son de cajones de hormigón: la mayor parte de cajones de tierra y piedra menuda bastante bien apisonada y endurecida, a veces se ven refuerzos de ladrillo provenientes de obras cristianas" (GUILLÉN 1984, pp. 480-482). Respecto a la disposición de la misma "...el muro estaba almenado y de trecho en trecho, bastante corto, lo defendían torres cuadradas y a veces semicirculares... Eran estas torres de piedra, de hormigón y aún de ladrillo..." (GUILLÉN 1984, p. 480). Es indudable que Guillén Robles apreció en la misma distintos momentos constructivos. También menciona la existencia de otra muralla más baja que él denomina falsa braga, que identificamos con la barbacana. El foso, y el paso de ronda que sitúa, aún hoy puede comprobarse, incluso con un lienzo de muro, en las calles Muro de San Julián y Muro de las Catalinas (GUILLÉN 1984, p. 481). ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO. Para el estudio arqueológico nos basamos en sondeos de urgencia realizados hasta el momento en la ciudad, el primero de ellos, del año 1983 situado en la plaza de la Merced (PASTOR, PÉREZ 1983). Lindando con el río Guadalmedina, en el pasillo de Santa Isabel (NAVARRO 1988) y en calle Sagasta (FERNÁNDEZ 1988) los siguientes el año 1987. Y el último realizado en calle Alarcón Luján13. Hemos de mencionar que se trata de excavaciones limitadas por las características de los solares y por la duración de la intervención, por lo que la investigación también se ve limitada. Además de los sondeos ya mencionados contamos con los datos obtenidos en la Plaza de la Marina14, que supone la excepción a lo anterior, ya que se trata de una excavación extensiva y con una secuencia estratigráfica completa, cosa que no ocurre, por ejemplo, en el corte de la plaza de la Merced. Dependiendo de los tramos de muralla excavados encontramos distintos tipos de cimentación y distintos momentos constructivos (exceptuando plaza de la Marina y calle Sagasta) La cimentación se realiza en la línea costera, directamente sobre la arena de la playa, en la que previamente se habrá efectuado una fosa, este es el caso de los tramos de la plaza de la Marina, Alarcón Luján y Sagasta. O abriendo la fosa en el lecho del río como es el caso del Pasillo de Santa Isabel. Mientras que en el tramo excavado en la Merced se haría un foso en el depósito de naturaleza antrópica de las diversas avenidas características, aún hoy en día, en dicho sector. Las facturas de dichas cimentaciones responden a diversos momentos constructivos. En la Merced se advierten dos cimentaciones, la primera, debajo del lienzo de muralla, de tapial, que pensamos obra anterior a dicho paramento, pudiendo corresponder al siglo XI (GARCÍA GÓMEZ, LEVI-PROVENÇAL 1980, pp. 114 y 186). A intramuros en estratos inferiores al paso de ronda, según sus autores, se localiza una segunda cimentación, de grandes piedras cuadradas, desconocemos si se trataban de sillares, pero creemos que podían responder a la obra de época califal de la que recientemente se encontró un paramento en la calle Almacenes15. 133 13 PÉREZ-MALUMBRES, A: Sondeo Arqueológico en la muralla musulmana de Málaga en el solar de calle Alarcón Luján, nº 3. En prensa. Agradezco a su autor la consulta del mismo. 14 Excavación realizada en la Plaza de la Marina, dirigida por M. Acién Almansa. Se prepara su publicación.
El ejemplo más representativo nos lo proporciona la plaza de la Marina16 que por su homogeneidad constructiva y cronológica, en el momento nazarí describimos completo. Un gran lienzo de muralla con factura de mampostería, presentando al exterior restos de enlucido o revestimiento de ladrillo y al interior las huellas de los maderos que formaban los cajones que sostuvieron el mampuesto. Al exterior tenía adosados dos baluartes semicirculares que perdían tal forma a nivel de cimentación. La misma estaba constituida por una escollera fuertemente trabada y un entramado de vigas de madera, dispuestas tanto horizontal como verticalmente en la arena. Similar homogeneidad y cronología presenta el tramo hallado en calle Sagasta, con la particularidad de su adosamiento al muro de las Atarazanas (FERNÁNDEZ 1988). La fábrica es de cajones de piedra con mortero de cal y arena separadas por hiladas de ladrillo, siendo también de este material la esquina. En la cimentación aparecen vigas de madera horizontales. Más conflictivos son el resto de los paramentos detectados, el de la plaza de la Merced, de siete metros, sus autores lo datan en el siglo XIV por la similitud de su fábrica, de mampostería de ladrillo y pizarra al exterior y con mayor abundancia de piedras a intramuros, con el recinto exterior de la Alcazaba. El tramo de Alarcón Luján supone un avance de la ciudad sobre la línea de costa, ya que el trazado de la muralla califal discurre más al interior. En la fosa de cimentación del mismo se pudo apreciar un estrato con materiales constructivos: teja, ladrillo, madera y cerámica quemados, quizás a fin de eliminar pequeñas estructuras asociadas a actividades pesqueras anteriores, como así lo recoge el autor de la excavación en su informe. La construcción muraria se presenta asociada a material almohade y nazarí, encontrándose deteriorada ya que ha perdido el paramento externo, se divide en tres partes transversalmente, la primera de mortero de cal, arena de playa, chinarro y arenisca, la parte central de ladrillo y la situada más al N. con un relleno de piedras, que según su autor colmataría con otro alzado situado más al interior y que no se pudo apreciar en el sondeo (PÉREZMALUMBRES en prensa). Es posible que correspondan a reparaciones realizadas en la muralla tras la conquista. La relación estratigráfica del corte situado junto al río Guadalmedina, se inicia con una serie de fragmentos de época califal de aporte, no asociado a ninguna estructura. En el mismo lecho del río, como ya se ha apuntado, se ejecuta la fosa para la cimentación, posiblemente de época almohade, ya que corresponde a este momento también el material cerámico asociado. La adscripción cronológica del alzado ya es más conflictiva debido a los tipos de factura que presenta. Al exterior de ladrillo y caliza, existiendo una clara diferenciación a intramuros, la primera obra de caliza y mortero, cuyos cajones se verán separados por hiladas de ladrillo en la parte superior del alzado. La barbacana y el foso, sólo se ha localizado en el solar de la plaza de la Merced, la primera de 1,20 m de grosor, con factura de piedra y ladrillo, según sus autores efectuaba un ángulo de 90º en dirección a la plaza que nosotros identificamos como la posible conexión con el arrabal de Fontanella que se encontraba murado. Estas estructuras tenían una continuidad en el trazado en las calles Alamos y Carretería, como se ha comprobado recientemente en esta última calle17, zona más vulnerable desde el punto de vista defensivo. Aunque no queremos entrar en dicho sondeo, cuyo articulo se publica en esta misma revista, si mencionar que este tramo correspondería a la obra del siglo XI, siendo de cronología posterior el primero. 16 Excavación realizada en la Plaza de la Marina..., dirigida por M. Acién.
No se ha podido excavar, por el momento ninguna puerta de la muralla, cosa que sería bastante interesante para determinar cronologías, fábricas y características estructurales, como por ejemplo su disposición en recodo. El paso de ronda, que se mantiene en el trazado de las calles Muro de Santa Ana y San Julián, también se ha detectado a intramuros en los sectores excavados, algunos de ellos ya de fábrica cristiana. CONCLUSIONES. Estas conclusiones van a suponer un punto de partida para proseguir la investigación sobre la muralla de Málaga, que prácticamente está en sus inicios. Aunque la mayoría de las fuentes nos hablan de la edificación de la muralla islámica en el siglo XI, de momento, ya que no contamos con ningún indicio documental ni arqueológico para el Emirato, parece iniciarse en la época califal, de cuya cronología se ha localizado un tramo en la actual calle Almacenes, con fábrica de sillares de arenisca unidos con argamasa y dispuestos a soga y tizón, zarpa también de sillares a soga y fosa de cimentación en la arena de la playa. En esta época incluimos, con las debidas reservas, la estructura de piedras cuadradas de la plaza de la Merced, ya que la secuencia estratigráfica no es muy científica. Así quedarían los límites N. y S. de la ciudad califal, formando la línea costera ángulo, desde la calle Almacenes hasta el espigón natural de la plaza de la Marina. En este espacio de la Plaza de la Marina, se recoge una secuencia ininterrumpida desde el momento emiral, ocupado por una necrópolis y posteriormente por una serie de estructuras dedicadas a actividades portuarias, fuera del recinto murado cuyo trazado transcurriría más al interior. Del siglo XI contamos con la cimentación de tapial cercana a la que posteriormente se conocerá como puerta de Granada. Así como la localizada en calle Carretería. Será en época almohade, con el registro arqueológico de calle Alarcón Luján y Pasillo de Santa Isabel, y nazarí, detectado en la plaza de La Marina y calle Sagasta, frontera ésta de las Atarazanas, cuando se avanzará sobre la línea de costa (Lám. II). Suponiendo el último trazado de la muralla islámica, y por lo tanto de expansión de la ciudad hacia el mar. A partir de este momento, y a pesar de los intentos de mantener y reparar la muralla, ésta terminará sucumbiendo ante la misma expansión urbanística de la ciudad en los siglos XVIII y XIX que acaba por destruirla. La muralla, intrínsecamente, se irá transformando adaptándose a las características defensivas y morfológicas de cada momento. Aunque el trazado en la zona interior se mantendrá con pocas variantes desde el siglo XI, sí sufrirá modificaciones en la estructura y materiales. BIBLIOGRAFÍA ACIÉN ALMANSA, M. (1984a): "La formación y destrucción de Al-Andalus" en M. Barceló, dir., Historia de los pueblos de España. Tierras fronterizas (I) Andalucía. Canarias, Barcelona, pp. 21-45. ACIÉN ALMANSA, M. (1984b): "De la conquista musulmana a la época nazarí", en Málaga, tomo I Historia, Granada. ACIÉN ALMANSA, M. (1986): Cerámica a torno lento en Bezmiliana. Cronología, tipos y difusión, en Actas del I Congreso de Arqueología Medieval Española (Huesca 1985), t. IV, Zaragoza, pp. 243-267. ACIÉN ALMANSA, M.; PERAL, C. y RECIO, A. (1989- 90): "Informe preliminar de la intervención arqueológica efectuada en la calle Ollerías de Málaga". Mainake, XI-XII (1989-90), pp. 233-250. AL-IDRISI (1974): Geografía de España, Valencia AMATE DE LA BORDA, C. (1988): Compendiosa Noticia de lo que ha obrado en esta Ciudad de Málaga el Excmo. Sr. D. Fernando Carrillo Manuel, Marqués de Villafiel. Impreso en Málaga...Año de 1675, ed. facsímil de M. Olmedo Checa: Málaga a fines del siglo XVII, Málaga, 1988, p. 88. BEJARANO ROBLES, F. (1984): Las calles de Málaga. De su historia y ambiente, vol. I, Málaga, 1984 BEJARANO ROBLES, F. (1985): Los Repartimientos de

CABRERA PABLOS, F. y OLMEDO CHECA, F. (1988): El puerto de Málaga, Málaga. DE LA CERDA, E.: Planos comparativos de Málaga. Carpeta Archivo Municipal de Málaga. CHABANA, M.K. (1968): "Historia política del reinado del sultán Nasri Yusuf I" Miscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos, Granada. FERNÁNDEZ GUIRADO, M. I. (1988): "Informe del sondeo arqueológico en el solar de calle Sagasta nº 12 (Málaga). Anuario Arqueológico de Andalucía. 1987. Actividades de Urgencia, T. III (1988), pp. 469-478. GARCÍA DE LA LEÑA, C. (1981): Conversaciones históricas malagueñas, vol. III, Málaga, ed facsímil. GARCÍA GÓMEZ, E.; LEVI-PROVENÇAL, E. (1980): El siglo XI en primera persona. Las Memorias de Abd Allah, último Rey Zirí de Granada, destronado por los Almorávides (1090), Madrid. GUILLÉN ROBLES, F. (1984): Málaga musulmana, vol. II, Málaga, p. 476, ed. facsímil. IBN AL-JATIB (1977): Miyar al-ijtiyar fi dikr al-maahid wal-diyar ed. y trad. M.K. Chabana, Marruecos. LADERO QUESADA M.A. (1979): Granada. Historia de un país islámico (1232-1571), Madrid. MACHUCA SANTA-CRUZ, L. (1987): Málaga, ciudad abierta. Origen, cambio y permanencia de una estructura urbana, Málaga, pp. 104-106. MATA CARRIAZO, J. de (1940): Crónica de los Reyes Católicos por su secretario Fernando del Pulgar, vol. II, Madrid. MORALES FLOGUERA, J.M.: (1986): La Málaga de los borbones, Málaga, 1986. MORALES GARCÍA GOYENA, L (1906): Documentos históricos malagueños, vol. I, Granada. NAVARRO LARA, M.R. (1988): "Informe del sondeo arqueológico llevado a cabo en el solar de la calle Pasillo de Santa Isabel nº 8 de Málaga". Anuario Arqueológico de Andalucía. 1987. Actividades de Urgencia, T. III, pp. 449- 456. OLMEDO CHECA, M. (1986): "Guadalmedina, Cartografía e Historia". Jábega, 51, pp. 71-80. PASTOR, P. y PÉREZ, F. (1983): Informe sobre la excavación de la Plaza de la Merced. 1983. Inédito. Agradezco a sus autores la consulta de dicho informe. PÉREZ-MALUMBRES, A. (en prensa): Sondeo Arqueológico en la muralla musulmana de Málaga en el solar de calle Alarcón Luján, nº 3. En prensa. TORRES BALBÁS, L. (1934): Torres Balbás: Ciudades Hispanomusulmanas. Vol. II, Madrid. TORRES BALBÁS, L. (1982): "Excavaciones y obras en la Alcazaba de Málaga. 1934-1943" en Obra Dispersa, t. 3, Madrid. VALLVÉ, J. (1966): "La historia de Ibn Askar. Una fuente importante de la Historia de Al- Andalus", 

miércoles, 13 de noviembre de 2019

GALLETAS LUCIANO


GALLETAS LUCIANO


Ingredientes
500 gr de harina
200 gr de azúcar glas
1 Huevo entero
3 Yemas de huevo
100 gr de mantequilla ablandada
10 de levadura en polvo
5 gr de bicarbonato sódico
½ vainilla
50 ml de leche entera
Ralladura de 1 limón
1 Huevo para pintar
Azúcar para rociar

Elaboración
Precalentamos el horno a 180º.

En un bol, batimos la mantequilla, el azúcar glas, las semillas de vainilla y la ralladura de limón. Añadimos el huevo y las yemas de huevo, seguimos batiendo gasta integrar todos los ingredientes.

Añadimos la harina tamizada junto con la levadura en polvo y el bicarbonato, añadimos la leche y mezclamos muy bien hasta obtener una masa homogénea.

Sobre una mesa enharinada, extendemos la masa con l ayuda de un rodillo, dejándola de un grosor de 4 mm, y cortamos en rectángulos.

Ponemos sobre una placa de horno forrada con papel vegeta, y cepillamos los rectángulos con huevo batido y espolvoreamos con azúcar granulada.

Metemos en el horno y horneamos durante 20 minutos, hasta que la superficie este dorada. Retiramos del horno, dejamos que las galletas se enfríen, y volvemos a hornear con la puerta abierta del horno a 150º, durante 5 a 10 minutos. Sacamos del horno

Dejamos enfriar y con la ayuda de una espátula las despegamos del papel vegetal.

Ahora a disfrutar de las galletas.

¡Buen provecho!

TARTA DE CARNE CASERA


TARTA DE CARNE CASERA



Fácil de elaborar y barato y su terminación final, bonita y exquisita.

Ingredientes
1 Lamina de hojaldre
2 Cebollas
250 gr de pechuga pavo
100 gr de tocino o bacón sin corteza
250 gr de carne de ternera picada
250 gr de carne de cerdo picada
1 Huevo grande
Sal
Pimienta negra recién molida
5 cl de brandy

Ingredientes
Precalentamos el horno a 180º.

Pelamos y cortamos la cebolla muy picada.

Cortamos la pechuga de pavo en tiras.

Cortamos el tocino o bacón en dados pequeños.

En un bol, mezclamos, las carnes molidas, añadimos el huevo batido, la cebolla picada, el brandy, la sal, la pimienta negra recién molida. Mezclamos muy bien con las manos, y agregamos las tiras de pavo, volvemos a mezclar.

Forramos un molde de pudin con el hojaldre, Colocamos dentro de él la masa anterior, aprisionamos bien, y cerramos con el hojaldre. Hacemos un agujero en el centro, para que salga el vapor.

Metemos en el horno y cocinamos entre 1 a 1,30 horas en el horno a media altura.

Sacamos, dejamos enfriar y desmoldamos.

¡Buen provecho!

martes, 12 de noviembre de 2019

PATO A LA NARANJA


PATO A LA NARANJA


Ingredientes
1 Pato
50 gr de mantequilla
3 Naranjas
2 Cucharadas de azúcar
½ vaso de brandy
Unas gotas de vinagre
1 Cucharadita de jugo de limón
Sal
Pimienta negra recién molida

Elaboración
Salpimentamos el pato en el interior y atamos las patas.

En una cacerola apropiada, donde quepa el pato, derretimos la mantequilla, y con ella al fuego ponemos el pato y doramos por todas partes, teniendo cuidado, ya que la piel del pato suelta mucha grasa, y puede salpicar. Una vez dorado el pato por todos lados, añadimos el brandy y flambeamos bien.

Mientras tanto preparamos el  caramelo de naranja: Lavamos una naranja y la pelamos, ponemos la cascara de la naranja sobre el pato.

En una cacerola, exprimimos la naranja, ponemos al fuego con el azúcar y unas gotas de vinagre o limón, según preferencia,

Rociamos el caramelo sobre el pato  que ya tiene puesta la cascara de naranja.

Añadimos un vaso grande  de agua. tapamos y dejamos cocer a fuego lento.

Hacia el final de la cocción, pinchando con una aguja sabremos si está bien cocido. Pelamos las 2 naranjas restantes y cortamos en rodajas.

Cuando el pato este cocido, lo cortamos, y ponemos sobre plato o fuente, y lo rodeamos de rodajas de naranjas.

Cubrimos el pato con la salsa que ha soltado la cocción.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

lunes, 11 de noviembre de 2019

PASTEL HERVIDO


PASTEL HERVIDO



La mejor tarta inglesa con frutos secos. Este pastel tiene la peculiaridad de cocinarse en una cacerola, luego agregamos la harina, la levadura y un huevo, y luego horneamos durante una hora y un  cuarto. Es una receta tradicional de pastel inglés para las Fiestas de Navidad.

Ingredientes
1 Huevo
230 gr de harina con levadura
100 gr de mantequilla medio salada
200 gr de azúcar morena
225 m gr de agua
150 gr de pasas
80 gr de almendras peladas
80 gr de pistachos pelados
2 cc de especia de jengibre
1 Vainilla

Elaboración
En una  cacerola, colocamos la mantequilla en trozos, el azúcar morena, el agua, las pasas, la vaina de vainilla partida por la mitad. Añadimos también especias de  jengibre.

Llevamos a ebullición, bajamos el fuego y cocinamos a fuego lento durante 20 minutos.

Dejamos enfriar unos 20 minutos, retiramos la vaina de vainilla. Añadimos las almendras, los pistachos, luego la harina tamizada y el huevo batido. Mezclamos muy bien con una cuchara de madera, luego vertimos sobre molde de pudin de silicona (facilita el desmolde).

Metemos en horno previamente calentado a 180º, durante 1 hora y ¼ a 1,30 minutos, verificamos la cocción con una aguja.

Cuando el pastel esto cocido, sáquelo y déjelo enfriar antes de desmoldar.

Rociamos con una mezcla de jugo de naranja y ron, (yo así lo he elaborado par parle un sabor distinto en estas Fiestas)...

Es posible que el pastel al cortar se desmorone un poco, pero es debido a los frutos secos, pero eso no le hace perder su delicioso sabor.

¡Buen provecho!

TARTAR DE DOS SALMONES, FRESCOS Y AHUMADOS, Y SEMILLAS DE GRANADA


TARTAR DE DOS SALMONES, FRESCOS Y AHUMADOS Y SEMILLAS DE GRANADA



Un dúo de salmón, para una deliciosa  entrada en las Fiestas de Navidad, que es fácil de preparar. El pescado crudo contrasta con el salmón ahumado, y la granada aporta frescura.

Ingredientes
200 gr de salmón fresco
2 Rodajas de salmón ahumado
30 gr de queso crema
20 gr de nata o queso blanco
5 Gr de eneldo o cebollino
1l Jugo de ½ limón
1 Cucharadita de mostaza (2º gr)
½ Granada
Sal
Pimienta negra recién molida

Elaboración
Cortamos los dos  salmones en dados pequeños del mismo tamaño.

Picamos finamente el eneldo o el cebollino y quita las semillas a la granada.

En un bol, mezclamos el queso crema o requesón, la cucharadita de mostaza y la mitad del jugo de limón, sal,  pimienta negra recién molida. Mezclamos bien y añadimos los dos salmones y la granada. Mezclamos y probamos. Añadimos gradualmente el jugo de limón restante si es necesario. Rectificamos el condimento según gusto: más limón o mostaza, sal.

Montar sobre plato a servir en anillo de Emplatar, presionamos con una cuchara, giramos el anillo y destapamos.

La granada, si así lo deseamos se puede reemplazar por grosellas o arándanos frescos, ambos dan el toque de frescura y crujiente muy interesante a este plato, además de color.

Servir frio.

¡Buen provecho!