LA MURALLA ISLÁMICA DE MÁLAGA: REFERENCIAS TEXTUALES Y
CONSTATACIÓN ARQUEOLÓGICA
M. Carmen Íñiguez Sánchez
INTRODUCCIÓN El estudio de la muralla de Málaga es un tema lo
suficientemente complejo, por lo que las siguientes páginas tratan sólo de una primera
aproximación a su estudio, constituyendo una puesta al día, tras los últimos
avances arqueológicos respecto a origen, morfología, transformación y
cronología. En el mismo se conjugan distintos aspectos, ya que no se trata de
un elemento inamovible, sino que como parte integrante de la ciudad, está
sometida a la propia dinámica urbana, tanto en el mundo islámico como en el
posterior cristiano. Dos conceptos convergen en la configuración de la muralla,
el propiamente defensivo, integrado por lienzos de muros, que podían o no estar
almenados, jalonados de torres cuadradas o semicirculares, la barbacana o
antemuro que se sitúa a una distancia próxima delante de la muralla y de menor
altura que ésta y el foso que discurre entre ambas. Y el segundo, de comunicación,
al que corresponden las diversas puertas de entrada y salida de la ciudad, que
como elemento más vulnerable solía flanquearse de sendas torres y con puesto
interior de vigilancia. Obviamos una descripción pormenorizada
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Tras la conquista de Málaga, 711-713,
según las fuentes (ACIÉN 1984a y b) se produce en los primeros momentos, una
colaboración de los árabes asentados en la ciudad con el estado de Córdoba,
siendo durante el Emirato su importancia relativa, frente a Bezmiliana (ACIÉN
1986) y Archidona, capital entonces de la kura. Dos elementos caracterizan el
Califato, la configuración de las estructuras estatales y una vez pacificado el
territorio, la falta de problemas internos. Málaga, ya como capital de la kura,
adquirirá mayor notabilidad, que se verá incrementada, tras la crisis del
Califato, con el establecimiento de la dinastía Hammudí en los inicios del
siglo XI, para pasar a depender de los ziríes de Granada y, posteriormente de
los imperios almorávide y almohade, sucesivamente, hasta mediados del siglo
XIII en que formará parte del Reino nazarí de Granada. Tras un breve período de
esplendor comercial, en el que destacamos la importancia de su puerto (LADERO
1979), incrementada por la decadencia de Almería y la apertura del Estrecho, se
verá inmersa en la problemática de la conquista cristiana. Esta breve
introducción histórica, no es gratuita, sino básica a la hora de interpretar la
edificación de la muralla, ya que su factura y trazado es paralelo a la
secuencia histórica de la ciudad
ESTUDIO HISTÓRICO Para el estudio de la muralla de Málaga
contamos, en primer lugar con las fuentes documentales, tanto musulmanas como
cristianas, sin olvidar a los eruditos locales, que siempre nos aportan
noticias significativas. A esto, tenemos que añadir la propia topografía urbana
de la ciudad, así como la toponimia, que ha mantenido en sus calles nombres
bastante alusivos, por citar algunos ejemplos, los que hacen referencia a
puertas o postigos: Puerta de San Buenaventura, de Antequera, Nueva, del Mar,
Postigo de Arance, de los Abades, Muro de San Julián, de Santa Ana, etc... La
muralla que cercaba la madina, en época Nazarí (Lám. I), partía de la Alcazaba,
a la que no envolvía1 , en línea más o menos recta (su trazado iría por las
actuales calles de Muro de Santa Ana, Plaza de Mª Guerrero), hasta enlazar con
la Puerta de Granada, que quedaría situada un tanto desplazada del inicio de la
calle que actualmente conocemos con tal nombre y que fue tapiada debido a las
torrenteras que bajaban por calle de la Victoria (GUILLÉN 1984), con
posterioridad al siglo XVII (AMATE 1988, p. 88). Su trazado continuaba por la
acera izquierda de la Plaza de la Merced (PASTOR, PÉREZ 1983), prosiguiendo por
C/ Alamos, conectando aquí con el muro que cercaba el arrabal de Fontanella,
que se extendía entre las actuales calles Frailes, Refino, Postigo, Molinillo y
Goleta 2 y dedicados sus habitantes a la fabricación de cerámica, topónimo
mantenido en una de sus calles, Ollerías (ACIÉN, PERAL, RECIO 1989-90).
Continuaba hasta la Puerta de San Buenaventura, calle que aún hoy conserva su
nombre, y que identificamos con la puerta musulmana que conectaba con el
arrabal de Fontanella. Dicha puerta sufre modificaciones durante el siglo XVII
(AMATE 1988, p.98) y la misma pudo ser apreciada por Guillén Robles (1984, p.
477) antes de su demolición en el siglo XIX. A partir de aquí se bajaba,
haciendo ángulo por C/ Carretería hasta la puerta de Antequera. En este tramo
se localiza en l987 un torreón adelantado de época nazarí, durante el proceso
de rehabilitación del palacio de Valdeflores, 3 actual sede del Instituto de la
Mujer. La puerta de Antequera4 constituía una de las salidas más importantes de
la ciudad. A continuación proseguía el tramo de muralla hasta enlazar con el
Pasillo de Santa Isabel5 , donde se situaría la puerta de la Puente,
desconociéndose su ubicación exacta (GUILLÉN 1984, p. 473). Conectaba con las
atarazanas a las que se adosaba6 y siguiendo la línea costera enlazaba con el
espigón natural de la plaza de La Marina7 , donde se emplazaba el castill de
los genoveses, dejando atrás las puertas del Mar, Baluarte, Espartería y de los
Siete Arcos, que comunicaban la ciudad con la ensenada del puerto. Su recorrido
seguía8 por la actual calle Cortina del Muelle, bordeando la línea costera
hasta enlazar con el conjunto de la Alcazaba, a cuya Haza se abrían dos
puertas, la de la Caba y Puerta Oscura9 . 1 Tan importante era en el mundo
musulmán la salvaguarda de la Alcazaba del exterior como de la propia ciudad. 2
Descrito por Ibn al-Jatib y al-Idrisi, citado por GUILLÉN ROBLES, F. p. 471. 3
La sección y una fotografía del mismo se puede ver en. MACHUCA SANTA-CRUZ, L
(1987): Málaga, ciudad abierta. Origen, cambio y permanencia de una estructura
urbana, Málaga, pp. 104-106. 4 Se conserva tal topónimo, pero desplazado del
lugar de ubicación de la misma. Fue derribada en 1785 para dar mayor amplitud a
la entrada del Convento de las Catalinas en F. Guillén Robles, p. 478. 5
NAVARRO LARA (1988) detecta un tramo de la muralla musulmana. 6 FERNANDEZ
GUIRADO, M. I. (1988) igualmente localiza en la calle Sagasta una parte de la
muralla de la ciudad. 7 Como así ha demostrado la excavación de urgencia
efectuada en la Plaza de la Marina en 1988, dirigida por M. Acién Almansa a
quien agradecemos nuestra participación como miembro del equipo técnico. Existe
un informe : "Avance de la actuación de Urgencia en las obras de la Plaza
de la Marina. Málaga-Casco Urbano. Abril/88". Inédito. 8 En la excavación
de la Plaza de la Marina no se encontró el ángulo de muralla que conecta con
este sector, probablemente más desplazado hacia el Este. 9 DE LA CERDA, E.:
Planos comparativos de Málaga. Carpeta Archivo Municipal de Málaga. El plano lo
recoge GUILLÉN ROBLES, F. p. 471.
La muralla, como anteriormente hemos señalado, presenta distintas
etapas constructivas y continuas reparaciones, dependiendo de las necesidades
defensivas de la ciudad, como así señalan las fuentes narrativas. Según una
Crónica islámica de los Muluk al-Tawaif, recogida por Torres Balbás (1934, p.
478 y 533; 1982, p. 179), fue Hasan alMustansir, hermano y sucesor de Idris I
(1040-1042), el que inicia la fortificación de la ciudad de Málaga. Al-Bakri,
la describe hacia 1068, circundada por una muralla con cinco puertas (TORRES
BALBÁS 1934, p. 533). Según `Abd Allah (GARCÍA GÓMEZ; LEVI-PROVENÇAL 1980, p.
114), cuyas memorias son una importante fuente coetánea, fue Badis, su abuelo,
muerto en el último cuarto del siglo XI, quien edifica la Alcazaba, y suponemos
efectuaría trazados de la muralla, citando, en una de las escaramuzas la salida
de las tropas por la puerta de la Fontanella (GARCÍA GÓMEZ, LEVI- PROVENÇAL,
1980, p. 186). La muralla no es nombrada por al-Idrisi en el siglo XII (1974,
p. 39). Durante el mandato de Ibn Hud (1228- 1237) (VALLVÉ 1966, p. 263), Ibn
Zannun fortifica y repara las murallas del recinto abriendo una salida delante
de la puerta de Bab Funtanalla y restaura la puerta de los Vientos (Bab al
Riwah), cuya ubicación desconocemos. Será en el siglo XIV cuando tanto Muhammad
IV (1325-l333) como Yusuf I (1333-1354), consoliden Gibralfaro y la Alcazaba
realizando la coracha que une ambos conjuntos (CHABANA 1968, pp. 179), y se
repare y amplíe el recinto murado de la ciudad. Ibn al Jatib (1977, p. 116-119)
nos describe la alcazaba, protegida por doble y fuerte muralla pero obvia la
protección urbana. EL cronista de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar,
hace la siguiente descripción de Málaga en el momento de la conquista:
"Está asentada en un lugar llano, al pie de una cuesta grande, e es
cercada de un muro redondo, fortalecido de muchas torres gruesas, e cercanas
unas de otras; e tiene una barrera alta e fuerte do asimismo ay muchas torres.
E al cabo de la Cibdat, e al comienço de la subida de la cuesta está fundado un
alcaçar, que se dize el Alcaçaba, cercado con dos cercas podimos contar fasta
treynta e dos torres gruesas, de maravillosa altura e artificio conpuestas. E
allende destas, tiene en el circuito de los dos muros fasta otras ochenta
torres medianas e menores, cercanas unas de otras" (MATA CARRIAZO 1940,
pp. 283-284). Suponemos que Pulgar se refiere al recinto murado del arrabal de
Fontanella, cuando cita un "....muro redondo, fortalecido de muchas torres
gruesas, e cercanas unas de otras...", siendo la muralla propiamente dicha
"...una barrera alta e fuerte do asymismo ay muchas torres.." Tras la
conquista, las fuentes cristianas nos aportan los intentos de reparar las
murallas de la ciudad realizados por los Reyes Católicos mediante la emisión de
una serie de documentos, en 1494 (MORALES 1906, I, p. 104), para reparar las
torres y muros dañadas por un terremoto. En 1497 (MORALES 1906, I, p. 171),
otorgando una serie de rentas para igualmente reparar los muros del daño
ocasionado por la artillería durante la conquista, en 1500, para que prosigan
las reparaciones (MORALES, 1906 II, p. 20) y en l501, obligando a los oficios
del barro a pagar el diezmo para el arreglo de las murallas (MORALES, 1906, II,
pp. 149-151). Es indudable que los primeros daños sufridos por la muralla se
deben a la artillería durante la conquista, como anteriormente ha quedado
reflejado. A partir de aquí sufrirá, dependiendo de la situación topográfica de
su trazado, una serie de transformaciones.
Mientras que la orientada al mar, es decir, la que discurre desde
la alcazaba hasta las Atarazanas, se mantendrá y será constantemente reparada
por las necesidades de la defensa de la plaza en los siglos XVI y XVII, e
incluso incrementada, como es el caso de la construcción del Torreón del
Obispo10, El tramo orientado al interior y al río empezará a sufrir prontas
modificaciones, los Repartimientos (BEJARANO 1984; 1985) ya recogen la cesión
de solares enfrente de la muralla para casas y conventos, como el sitio para
edificar el convento de San Francisco por Real Cédula de 27 de octubre de 1489
de los Reyes Católicos (GARCÍA DE LA LEÑA 1981, III, p. 233). E igualmente se
habilita alguna puerta y postigo de nueva factura en su recorrido, como es el
caso de Puerta Nueva, siendo corregidor Pedro Gómez de Torres, en 1534 (GARCÍA
DE LA LEÑA, 1981, II, p. 203). En época de Felipe II, el corregidor Mendo
Rodríguez de Ledesma hace que dos regidores y dos alarifes: "...viesen y
tanteasen el daño de las dichas murallas y declarasen la forma y estado en que
estaban y lo que costaría el reparo de ellas..." A lo que aluden a uno de
sus trazados: "Las murallas que hay desde la puerta Nueva hasta la puerta
que dicen de Antequera que mira por maestre tramontana en que hay seis torres
con seis lienzos, costaran los materiales y manufactura de ellas mil ducados
porque requieren mucho aderezo....11 Tal documentación que nos refleja el
número de torres entre ambas puertas no hace sin embargo alusión a tipos de
fábrica ni características de las mismas. A pesar de esto el estado del recinto
murado en época de Carlos II debía ser tan lamentable que el marqués de
Villafiel (AMATE 1988, p. 78) informa "...del riesgo de esta Plaza por
estar allanadas todas sus murallas..." (AMATE 1988, p. 78), por lo tanto
se efectúa una reparación de muros y puertas, sobre todo, hojas de las mismas,
aunque "...sin tocar al pulimento de su antigüedad... dejándolas con las
memorias de su fábrica...". Demoliéndose no obstante el llamado postigo de
las Abades, situado en la Cortina del Muelle, de probable origen cristiano
(AMATE 1988, p. 92). Poco a poco se fueron adosando casas por el interior a la
muralla, el foso de la misma se había convertido en un estercolero, incluso la
población abría agujeros en los lienzos para verter la basura directamente al
foso12. Su situación tenía que ser lamentable, cuando y ante la amenaza de
agresiones militares y avenidas del Guadalmedina (1661), se encarga al
arquitecto militar Hércules Torelli un plan de obras de fortificación que nunca
se llevarían a cabo (OLMEDO 1986). Para solucionar el problema y debido a la
importancia urbanística que va adquiriendo el sector de Álamos y Carretería, el
regidor Luis de Tolosa propone conceder gratuitos terrenos a vecinos que
quisieran hacerse una casa en el tramo comprendido entre la puerta de Granada y
puerta Nueva, con la obligación de limpiar la parte que le correspondiera de
foso, que al final quedará convertido en una gran alcantarilla (BEJARANO 1984,
I, 219; MORALES 1986, pp. 71-76). Es interesante hacer constar la descripción
que hace de la muralla Guillén Robles que pudo observar algunos de sus tramos:
"...muestra diversas alturas y espesores, según la disposición del terreno
y también según las 10 Localizado en la intervención realizada por nosotros en
la Plaza de la Marina Junio-Julio 1987. Informe inédito. 11 Este documento
procede del Archivo General de Simancas, sección Guerra Antigua, leg. 266,
recogido en CABRERA PABLOS, F. y OLMEDO CHECA, F. (1988): El puerto de Málaga,
Málaga, , p. 90. 12 Tal documentación procede de los Libros Capitulares, vol.
XVII, fol. 267v., recogido por BEJARANO 1984 vol. I, p. 216.
exigencias de la defensa... Su construcción también es muy varia;
parte de ella la mas escasa, especialmente muchas torres, son de cajones de
hormigón: la mayor parte de cajones de tierra y piedra menuda bastante bien
apisonada y endurecida, a veces se ven refuerzos de ladrillo provenientes de
obras cristianas" (GUILLÉN 1984, pp. 480-482). Respecto a la disposición
de la misma "...el muro estaba almenado y de trecho en trecho, bastante
corto, lo defendían torres cuadradas y a veces semicirculares... Eran estas
torres de piedra, de hormigón y aún de ladrillo..." (GUILLÉN 1984, p.
480). Es indudable que Guillén Robles apreció en la misma distintos momentos
constructivos. También menciona la existencia de otra muralla más baja que él
denomina falsa braga, que identificamos con la barbacana. El foso, y el paso de
ronda que sitúa, aún hoy puede comprobarse, incluso con un lienzo de muro, en
las calles Muro de San Julián y Muro de las Catalinas (GUILLÉN 1984, p. 481).
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO. Para el estudio arqueológico nos basamos en sondeos de
urgencia realizados hasta el momento en la ciudad, el primero de ellos, del año
1983 situado en la plaza de la Merced (PASTOR, PÉREZ 1983). Lindando con el río
Guadalmedina, en el pasillo de Santa Isabel (NAVARRO 1988) y en calle Sagasta
(FERNÁNDEZ 1988) los siguientes el año 1987. Y el último realizado en calle
Alarcón Luján13. Hemos de mencionar que se trata de excavaciones limitadas por
las características de los solares y por la duración de la intervención, por lo
que la investigación también se ve limitada. Además de los sondeos ya
mencionados contamos con los datos obtenidos en la Plaza de la Marina14, que
supone la excepción a lo anterior, ya que se trata de una excavación extensiva
y con una secuencia estratigráfica completa, cosa que no ocurre, por ejemplo,
en el corte de la plaza de la Merced. Dependiendo de los tramos de muralla
excavados encontramos distintos tipos de cimentación y distintos momentos
constructivos (exceptuando plaza de la Marina y calle Sagasta) La cimentación
se realiza en la línea costera, directamente sobre la arena de la playa, en la
que previamente se habrá efectuado una fosa, este es el caso de los tramos de
la plaza de la Marina, Alarcón Luján y Sagasta. O abriendo la fosa en el lecho
del río como es el caso del Pasillo de Santa Isabel. Mientras que en el tramo
excavado en la Merced se haría un foso en el depósito de naturaleza antrópica de
las diversas avenidas características, aún hoy en día, en dicho sector. Las
facturas de dichas cimentaciones responden a diversos momentos constructivos.
En la Merced se advierten dos cimentaciones, la primera, debajo del lienzo de
muralla, de tapial, que pensamos obra anterior a dicho paramento, pudiendo
corresponder al siglo XI (GARCÍA GÓMEZ, LEVI-PROVENÇAL 1980, pp. 114 y 186). A
intramuros en estratos inferiores al paso de ronda, según sus autores, se
localiza una segunda cimentación, de grandes piedras cuadradas, desconocemos si
se trataban de sillares, pero creemos que podían responder a la obra de época
califal de la que recientemente se encontró un paramento en la calle
Almacenes15. 133 13 PÉREZ-MALUMBRES, A: Sondeo Arqueológico en la muralla musulmana
de Málaga en el solar de calle Alarcón Luján, nº 3. En prensa. Agradezco a su
autor la consulta del mismo. 14 Excavación realizada en la Plaza de la Marina,
dirigida por M. Acién Almansa. Se prepara su publicación.
El ejemplo más representativo nos lo proporciona la plaza de la
Marina16 que por su homogeneidad constructiva y cronológica, en el momento
nazarí describimos completo. Un gran lienzo de muralla con factura de
mampostería, presentando al exterior restos de enlucido o revestimiento de
ladrillo y al interior las huellas de los maderos que formaban los cajones que
sostuvieron el mampuesto. Al exterior tenía adosados dos baluartes
semicirculares que perdían tal forma a nivel de cimentación. La misma estaba
constituida por una escollera fuertemente trabada y un entramado de vigas de
madera, dispuestas tanto horizontal como verticalmente en la arena. Similar
homogeneidad y cronología presenta el tramo hallado en calle Sagasta, con la
particularidad de su adosamiento al muro de las Atarazanas (FERNÁNDEZ 1988). La
fábrica es de cajones de piedra con mortero de cal y arena separadas por
hiladas de ladrillo, siendo también de este material la esquina. En la
cimentación aparecen vigas de madera horizontales. Más conflictivos son el
resto de los paramentos detectados, el de la plaza de la Merced, de siete
metros, sus autores lo datan en el siglo XIV por la similitud de su fábrica, de
mampostería de ladrillo y pizarra al exterior y con mayor abundancia de piedras
a intramuros, con el recinto exterior de la Alcazaba. El tramo de Alarcón Luján
supone un avance de la ciudad sobre la línea de costa, ya que el trazado de la
muralla califal discurre más al interior. En la fosa de cimentación del mismo
se pudo apreciar un estrato con materiales constructivos: teja, ladrillo,
madera y cerámica quemados, quizás a fin de eliminar pequeñas estructuras
asociadas a actividades pesqueras anteriores, como así lo recoge el autor de la
excavación en su informe. La construcción muraria se presenta asociada a
material almohade y nazarí, encontrándose deteriorada ya que ha perdido el
paramento externo, se divide en tres partes transversalmente, la primera de
mortero de cal, arena de playa, chinarro y arenisca, la parte central de
ladrillo y la situada más al N. con un relleno de piedras, que según su autor
colmataría con otro alzado situado más al interior y que no se pudo apreciar en
el sondeo (PÉREZMALUMBRES en prensa). Es posible que correspondan a
reparaciones realizadas en la muralla tras la conquista. La relación estratigráfica
del corte situado junto al río Guadalmedina, se inicia con una serie de
fragmentos de época califal de aporte, no asociado a ninguna estructura. En el
mismo lecho del río, como ya se ha apuntado, se ejecuta la fosa para la
cimentación, posiblemente de época almohade, ya que corresponde a este momento
también el material cerámico asociado. La adscripción cronológica del alzado ya
es más conflictiva debido a los tipos de factura que presenta. Al exterior de
ladrillo y caliza, existiendo una clara diferenciación a intramuros, la primera
obra de caliza y mortero, cuyos cajones se verán separados por hiladas de
ladrillo en la parte superior del alzado. La barbacana y el foso, sólo se ha
localizado en el solar de la plaza de la Merced, la primera de 1,20 m de grosor,
con factura de piedra y ladrillo, según sus autores efectuaba un ángulo de 90º
en dirección a la plaza que nosotros identificamos como la posible conexión con
el arrabal de Fontanella que se encontraba murado. Estas estructuras tenían una
continuidad en el trazado en las calles Alamos y Carretería, como se ha
comprobado recientemente en esta última calle17, zona más vulnerable desde el
punto de vista defensivo. Aunque no queremos entrar en dicho sondeo, cuyo
articulo se publica en esta misma revista, si mencionar que este tramo
correspondería a la obra del siglo XI, siendo de cronología posterior el
primero. 16 Excavación realizada en la Plaza de la Marina..., dirigida por M.
Acién.
No se ha podido excavar, por el momento ninguna puerta de la
muralla, cosa que sería bastante interesante para determinar cronologías,
fábricas y características estructurales, como por ejemplo su disposición en
recodo. El paso de ronda, que se mantiene en el trazado de las calles Muro de
Santa Ana y San Julián, también se ha detectado a intramuros en los sectores
excavados, algunos de ellos ya de fábrica cristiana. CONCLUSIONES. Estas
conclusiones van a suponer un punto de partida para proseguir la investigación
sobre la muralla de Málaga, que prácticamente está en sus inicios. Aunque la
mayoría de las fuentes nos hablan de la edificación de la muralla islámica en
el siglo XI, de momento, ya que no contamos con ningún indicio documental ni
arqueológico para el Emirato, parece iniciarse en la época califal, de cuya
cronología se ha localizado un tramo en la actual calle Almacenes, con fábrica
de sillares de arenisca unidos con argamasa y dispuestos a soga y tizón, zarpa
también de sillares a soga y fosa de cimentación en la arena de la playa. En
esta época incluimos, con las debidas reservas, la estructura de piedras
cuadradas de la plaza de la Merced, ya que la secuencia estratigráfica no es
muy científica. Así quedarían los límites N. y S. de la ciudad califal,
formando la línea costera ángulo, desde la calle Almacenes hasta el espigón
natural de la plaza de la Marina. En este espacio de la Plaza de la Marina, se
recoge una secuencia ininterrumpida desde el momento emiral, ocupado por una
necrópolis y posteriormente por una serie de estructuras dedicadas a
actividades portuarias, fuera del recinto murado cuyo trazado transcurriría más
al interior. Del siglo XI contamos con la cimentación de tapial cercana a la
que posteriormente se conocerá como puerta de Granada. Así como la localizada
en calle Carretería. Será en época almohade, con el registro arqueológico de
calle Alarcón Luján y Pasillo de Santa Isabel, y nazarí, detectado en la plaza
de La Marina y calle Sagasta, frontera ésta de las Atarazanas, cuando se
avanzará sobre la línea de costa (Lám. II). Suponiendo el último trazado de la
muralla islámica, y por lo tanto de expansión de la ciudad hacia el mar. A
partir de este momento, y a pesar de los intentos de mantener y reparar la
muralla, ésta terminará sucumbiendo ante la misma expansión urbanística de la
ciudad en los siglos XVIII y XIX que acaba por destruirla. La muralla,
intrínsecamente, se irá transformando adaptándose a las características
defensivas y morfológicas de cada momento. Aunque el trazado en la zona
interior se mantendrá con pocas variantes desde el siglo XI, sí sufrirá
modificaciones en la estructura y materiales. BIBLIOGRAFÍA ACIÉN ALMANSA, M.
(1984a): "La formación y destrucción de Al-Andalus" en M. Barceló,
dir., Historia de los pueblos de España. Tierras fronterizas (I) Andalucía.
Canarias, Barcelona, pp. 21-45. ACIÉN ALMANSA, M. (1984b): "De la
conquista musulmana a la época nazarí", en Málaga, tomo I Historia,
Granada. ACIÉN ALMANSA, M. (1986): Cerámica a torno lento en Bezmiliana.
Cronología, tipos y difusión, en Actas del I Congreso de Arqueología Medieval
Española (Huesca 1985), t. IV, Zaragoza, pp. 243-267. ACIÉN ALMANSA, M.; PERAL,
C. y RECIO, A. (1989- 90): "Informe preliminar de la intervención
arqueológica efectuada en la calle Ollerías de Málaga". Mainake, XI-XII
(1989-90), pp. 233-250. AL-IDRISI (1974): Geografía de España, Valencia AMATE
DE LA BORDA, C. (1988): Compendiosa Noticia de lo que ha obrado en esta Ciudad
de Málaga el Excmo. Sr. D. Fernando Carrillo Manuel, Marqués de Villafiel.
Impreso en Málaga...Año de 1675, ed. facsímil de M. Olmedo Checa: Málaga a
fines del siglo XVII, Málaga, 1988, p. 88. BEJARANO ROBLES, F. (1984): Las
calles de Málaga. De su historia y ambiente, vol. I, Málaga, 1984 BEJARANO
ROBLES, F. (1985): Los Repartimientos de
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