LA ALIMENTACION EN AL-ANDALUS
Una de las herencias mas importantes que el mundo
andalusí ha dejado entre nosotros ha sido la de la gastronomía, aun hoy se
siguen cocinando muchos de los platos de aquella época, ciertamente con algunas
variantes. Tanto la corte como el pueblo
eran amantes de los placeres que la imaginación y los bienes de la tierra proporcionaban. Se elaboraban riquísimos
alfajores y pestiños, albóndigas con comino, gachas de carne y sémola, cuscús, empanadas
de guisantes y merluza, pescados al
cilantro verde o berenjenas rellenas y de múltiples formas de preparar. La
abundancia de productos hortofrutícolas y cereales, el consumo de carne y
pescados variados, el uso de hierbas aromáticas y especias, y el gusto por la repostería
fueron sus principales características.
Los cereales era la base de la alimentación y fueron
utilizados no solo en forma de pan, sino también de gachas, sémolas y sopas. El
arroz se consumía frecuentemente en las reuniones familiares. Las legumbres se
usaron combinadas con carne y también en puré.
Entre las verduras se introdujo la alcachofa, muy
apreciada, el espárrago y la berenjena. Tan apreciada llego a ser esta última
que a los almuerzos de mucho bullicio y gentío se le llamaba “berenjenales”. Además
de estas, otras hortalizas bastante cultivadas fueron la calabaza, los pepinos,
las judías verdes, los ajos, la cebolla, la zanahoria, el nabo, las endibias,
las acelgas, las habas, las espinacas….
Y es que la huerta floreció en aquellos tiempos como
nunca antes lo hiciera, todo gracias a su invento de las acequias y
conducciones de agua para el regadío de los huertos, llenándose de nuevas
hortalizas, flores que rezumaban fragancias y color. Crecían el alhelí, la
rosa, la madreselva y el jazmín.
El pescado se consumía en las zonas cercanas a la
costa, mientras que en el interior el uso del mismo ofrecía evidentes problemas
de conservación por lo que se recurría a la técnica del salazón. En cuanto a la
forma de prepararlos eran frecuentes los pescados al horno, en escabeche y algo
parecido a las actuales empanadas pero elaboradas con tortas de trigo.
La carne mas común fue la de cordero, aunque también
las de caza y aves. Las clases m as humildes que la comían en días de fiesta,
mientras que era un producto habitual en la dieta de las clases mas pudientes.
La solían comer asada en carbón, rellena, en guisos y picadas en albóndigas.
Las salchichas, elaboradas entonces con cordero, eran ya famosas en la región.
La leche y los huevos constituían el aporte de proteínas más habitual en su
alimentación.
En cuanto a las grasas vegetales el aceite preferido
era el de oliva, que se obtenía en almazaras mediante una gran prensa de
tornillo de madera. El más reputado de todos era el del Aljarafe sevillano,
llegando incluso a exportar, también se hacían aceitunas aliñadas.
Las frutas, muy variadas, se consumían frescas en su época
de recolección, bien como postre o en zumos. También en refrescos. Técnicas de
conservación como la confitura o el secado hicieron que durante todo el año
pudieran incluirse en su dieta y en la elaboración de los distintos platos de
su extensa gastronomía.
Las más consumidas eran las sandias, el melón, la
granada. El hijo llego a exportarse a Oriente. Los cítricos como el limón, el
pomelo, el toronjo y la naranja amarga, eran utilizados para conservar los
alimentos, pero también se extraía de ellos para la elaboración de zumos y de
sus flores, esencias para la elaboración de perfumes. Se aclimataron también,
procedentes de otros lugares, el membrillo, el albaricoque y un sin fin de
frutos mas.
En Europa hicieron fortuna las combinaciones de azúcar
y frutas, en forma de jaleas,
mermeladas, refrescos, que fueron recibiendo curiosos nombres de sabor
oriental, como arropes (jarabe de mosto con trozos de frutas, jarabes y
siropes, o sorbetes).
También les debemos a la cultura andalusí la
introducción de la caña de azúcar, que vino a sustituir a la miel como
edulcorante, aunque esta continúo siempre muy valorada. El azúcar, que durante
siglos solo se conocía en forma de jarabe, paso a consumirse como la conocemos
hoy en día gracias a que inventaron la manera de cristalizarla.
Pero donde realmente brillaban la inventiva y el buen
hacer de los andalusíes fue en los dulces (tanto fritos, como horneados):
buñuelos de varias clases, pasteles de almendras, pastelillos de miel, arroz
con leche, confituras de frutas…, y así todo aderezado abundantemente con agua
de rosas. En la composición de los mismos predomina la harina de trigo, los
frutos secos, el azúcar y la miel.
En los largos y calurosos veranos de Al-Andalus se
mitigaban los rigores del sol con esencia de flores y frutos mezclados con agua fría o con hielos (ver recetas de
refrescos). Para ello (especialmente en el reino de Granada) se excavaban pozos
de diez metros de profundidad, donde metían la nieve de Sierra Nevada, que les
duraba hasta el mes de Julio. Si el pozo era de veinte metros, el depósito de
hielo duraba todo el año.
En cuanto a las especias, muy utilizadas en la cocina
de Al-Andalus, se introdujo la canela (que ejercía de reina de toda es
perfumada corte), así como el azafrán, el, comino, la alcaravea, el jenjibre,
el sésamo o ajonjolí, el cilantro, la nuez moscada y el anís. En las mesas de
cualquier celebración también se daban cita el laurel, el ajo, el cardamomo, la
mostaza, el comino y la pimienta, sin desdeñar las hierbas aromáticas
como, el hinojo, la hierbabuena, el
tomillo y el romero.
Lo que sucedió, fue, en definitiva, lo que los especialistas han dado en llamar una auténtica "revolución verde".
Para los doctos andalusíes, tambien la cocina tenia su importancia conceptual, cientifica, y a su propia filosofia. Los alimentos eran ante todo un medio para conservar y recuperar la salud; existian médicos que poseian amplios conocimientos culinarios y cocineros que tenian conocimientos médicos.
Los andalusíes opinaban que la nutrición y digestión no podían ser totalmente sanadoras si no reinaba el agrado, el deleite y el apetito en el acto de comer.
Lo que sucedió, fue, en definitiva, lo que los especialistas han dado en llamar una auténtica "revolución verde".
Para los doctos andalusíes, tambien la cocina tenia su importancia conceptual, cientifica, y a su propia filosofia. Los alimentos eran ante todo un medio para conservar y recuperar la salud; existian médicos que poseian amplios conocimientos culinarios y cocineros que tenian conocimientos médicos.
Los andalusíes opinaban que la nutrición y digestión no podían ser totalmente sanadoras si no reinaba el agrado, el deleite y el apetito en el acto de comer.
muy bueno
ResponderEliminar