MALAGA, UN POCO DE HISTORIA
Los invasores africanos formaron una cora o provincia que abarcaba
sensiblemente el actual territorio provincial malagueño, excepto Ronda y
Campillos, e integraba, por la parte oriental, algo de la provincia de Granada.
Dieron a esta cora el nombre de Rayya, de discutida etimología, y aunque alguna
vez lo aplicaron también a la ciudad, generalmente a ésta le mantuvieron el
nombre y pronunciación antiguos, Malaka, o bien Malica y Malicha. Los musulmanes, no obstante, no mantuvieron en ella la capital del
distrito, que ostentaban bajo los visigodos, sino que, por razones probablemente
estratégicas, la establecieron en Archidona, aunque antes del siglo XI recuperó
la capitalidad. Fue residencia de los wallíes o gobernadores, que tuvieron
importante protagonismo y poder.
Fueron los árabes habilidosos para la agricultura, expertos en el
aprovechamiento de las aguas, buenos constructores de pozos, norias y acequias.
Estas facultades, unidas a la fertilidad del suelo malagueño y a su clima,
hicieron que desde Fuengirola a Vélez la costa fuese un higueral. Los
alrededores de la ciudad se regaban con aguas del Guadalmedina
– Wad-al-medina, río de la ciudad. Ocho siglos de historia árabe Vista de la
Alcazaba de Málaga A principios del siglo VIII comienza el derrumbe de la
monarquía goda y, a mediados de este mismo siglo, la penetración del Islam en la
península ibérica desde las costas del Norte de África.
Este fenómeno se observa en la provincia de Málaga en el asentamiento
de nuevos pobladores, árabes y beréberes y también con la huida a los
montes de la población indígena.
Tras la conquista árabe la ciudad formó parte de la región musulmana de Al
Andaluz, llamada por ellos Malaqa . En el 743 entre definitivamente dentro del
área de influencia árabe, tras años de sublevaciones de sus habitantes hispano
romanos que serían sofocadas por el gobernador de la ciudad Abd Al Ariz, en 716.
Con la sumisión de Bobastro
ante Abd-al-Rahman III se impone totalmente el sistema islámico en la tierra
de Málaga lo que se traduce en una etapa de paz y un nuevo esquema de
población, basado en el desarrollo de las ciudades y la proliferación de
alquerías en el mundo rural, con el florecimiento del artesanado y el comercio,
así como de una agricultura intensiva con base en el regadío, en contraste con
el feudalismo que sufría el resto de Europa.
Málaga, rodeada por un recinto amurallado provisto de cinco
grandes puertas y con gran cantidad de de arrabales y barrios asimismo
amurallados, dentro de los que evolucionaban los adarves, salpicados de huertas
a orillas del Wad-al-Medina, y cruzada de este a oeste por una
vía que comunicaba al puerto y la fortaleza con el interior del recinto
amurallado; junto al recinto, se asentaban los barrios de comerciantes genoveses
y las juderías, de forma independiente del resto de la ciudad.
Seguimos con la historia
Los
musulmanes llegan a España en el año 711 dirigidos por Tariq Ibn Ziyad, el cual derrota al rey
Rodrigo y consigue suplantar al estado Visigodo.. Con ello se inicia una nueva
etapa. Frente a esta sociedad feudal, publica, rural y servil, la islámica se caracterizo
por la hegemonía de lo privado, lo urbano y las relaciones contractuales. A ese
mismo principio de la hegemonía de lo privado obedece la arquitectura y la
distribución de la vivienda, sin fachadas orientadas hacia el exterior. Las actividades económicas
principales de estas nuevas ciudades serán la artesanía y el comercio; no
obstante, la expansión islámica alcanzará pronto, Asia Central y los limites de India, y a partir de
esos contactos se difundirá una agricultura capaz de abastecer los centros
urbanos. Pronto Málaga y las demás ciudades conquistadas se poblaron de gentes
musulmanas de diversa procedencia: unos eran árabes (de Arabia), otros sirios, otros beréberes (del Norte de África).
También vinieron gentes de otra religión, como los judíos. También hubo
hispano-cristianos que se quedaron y que con el tiempo se fueron convirtiendo
al Islam. A veces la convivencia era difícil, porque los árabes no se llevaban
muy bien con los beréberes, mientras que los judíos e hispano-cristianos tenían
otra religión y otras costumbres.
Durante época musulmana las ciudades de al-Andalus vivieron una época muy brillante Córdoba fue la mas famosa de todas. Llego a ser la capital de al-Andalus, viviendo en ella 250.000 habitantes. Córdoba tuvo el palacio mas lujoso: Medina al-Zahra; la mezquita mas grande; la biblioteca con mas libros (mas de 400.000). También tenía universidad.
En
el aspecto cultural, los musulmanes nos iban transmitiendo muchos conocimientos
que ellos mismos habían aprendido en paises lejanos.
En
los primero tiempos de los musulmanes, Málaga no era importante. Nunca paso de
15.000 habitantes. En su conjunto la población islamo-malagueña se atuvo a la
ortodoxia religiosa más estricta bajo la tutela de los aliaquíes. Ortodoxia que
respondía más a las normas de comportamiento social
Fue sobre todo a partir del año 1.000 cuando Málaga comenzó a alcanzar la prosperidad, y desde entonces tuvo cada vez mayor actividad comercial. Enormes cantidades de pasas, higos y almendras se vendían a países tan lejanos como Arabia, ya que nuestros productos eran famosos por su gran calidad. Estos productos se exportaban a través del puerto de Málaga, embarcándose en grandes naves. Había también talleres de tejidos y de cerámica; y una fabrica de barcos.
Después de los primeros siglos de dominio musulmán, en Málaga ya quedaban pocos cristianos. Unos se habían marchado a territorio cristiano y otros se habían convertido al Islam. Los habitantes de Málaga tenían ya la misma forma de vida del musulmán, sus costumbres, forma de vestir, su religión… En resumen, Málaga era una ciudad completamente islámica..
LA
ESCUELA: Los niños iban a la escuela desde los 7 años. La escuela (madraza) estaba en las Mezquitas. Un buen
maestro era el que conseguía que los niños aprendieran a leer y a recitar el
Corán de memoria. El Corán es como la Biblia de los cristianos.
LA FAMILIA: En la sociedad musulmana las mujeres tenían poca libertad. No podían salir a la calle a no ser que fuera necesario. Cuando salían tenían que cubrirse el rostro con un velo, aunque esta norma en nuestro país no siempre se cumplía. Los hombres podían tener hasta cuatro mujeres, aunque en la realidad solo los ricos podían permitirse el mantenerlas. A los hijos se les ponía el nombre del abuelo paterno. Jugaban con caballitos, jirafas, toritos, pucheritos y candiles de barro. Cuando tenían suficiente edad, los hijos se casaban con quien los padres querían.
LA
ESCLAVITUD: En la Málaga musulmana había
esclavos. El Corán admitía la esclavitud. Los esclavos eran prisioneros
capturados en las guerras, o traídos desde países lejanos. Muchas familias tenían
esclavos y esclavas. Trabajaban en las casas, en los talleres, en el campo…
Eran mejor tratados que en la época de los romanos. Se cuenta que el Califa
Abd-al-Rahman III tenía en su palacio la sin duda exagerada cifra de 14.000
esclavos y 6.000 esclavas.
EL VESTIDO: Los musulmanes se vestían con ropas anchas, y en la cabeza se ponían un turbante. Por eso llevaban completamente rapada la cabeza.´
PRODUCCIÓN
AGRICOLA: La faceta más destacada de
la agricultura malagueña vino representada por la asociación de viña e
higueral, que se daba sobre todo en la Axarquia. La actividad pecuaria de la
que estaba ausente el cerdo, parece haber desempeñado un lugar secundario.
El carácter fundamentalmente montañoso del paisaje malagueño no favorecía la agricultura, pero el campesino musulmán supo crear, con útiles muy simples, cultivos pendientes y organizar de modo eficiente el regadío. El buen trigo candeal constituya la base de la dieta alimenticia.
La producción de aceite de oliva fue también deficitaria, recurriéndose a las importaciones del Aljarafe sevillano. Otros árboles frutales si eran abundantes, pues las avellanas, nueces, castañas, almendras e higos jugaban un papel importante en la alimentación invernal, incluso los morales, cuyo fruto se utilizaba para fabricar zumos.
LAS
COMIDAS. La comida principal era al
atardecer. Los principales alimentos que se consumían eran los potajes d
verduras, con habas o alcachofas, y sobre todo las frutas, como los melones,
los higos, las uvas, manzanas y granadas. No se usaban los tenedores ni los
cuchillos, en cambio si se usaban cucharas de madera, para las sopas y
papillas, que se servían en cuencos. El plato mas corriente era la “harisa”,
que era una sopa espesa de harina, que podía tener carne picada. En los
banquetes se comía cordero o vaca asada. La carne de cerdo estaba prohibida.
En
la calle también era corriente encontrar puestos en los que hacían asados o
fritos (cabezas de cordero, salchichas,
albóndigas, pinchitos), también buñuelos fritos en aceite y metidos en
miel, tortas de queso blanco y una especie de turrón con almendras, piñones y
especias. Pero la primera ocupación de todos
los días era amasar y hacer el pan. Un encargado de la panadería se pasaba por
las casas para recoger los panes crudos, se los llevaba, los ponía en el horno
a cocer y al rato regresaba con los panes ya hechos, quedándose con uno como
pago. El pan podía comprarse también en la panadería o “tahona”.
LA CULTURA. En las ciudades musulmanas casi todos sabían leer y escribir, cosa que no ocurría en las otras ciudades de Europa. El oficio de poeta era bien valorado por la gente. Hubo en Málaga escritores famosos, como YUSUF IBN AL-SAYI, que escribió una especie de enciclopedia, o AVINCEBRON, que era poeta y filosofo.
EL ARTESANADO: Destacan en las malagueñas, los trabajos del cuero y la piel, metalistería (cuchillos, tijeras) y la cerámica dorada o porcelana de Málaga. De la producción textil, se habla menos, quizás porque se encontraba en decadencia, solo la seda escapa a este declive. La construcción naval también es importante. En las atarazanas de Málaga se construian navíos ligeros para la vigilancia ribereña y el corso..
El nudo malagueño destaca por el papel privilegiado que desempeña en el comercio exterior del reino de Granada. La seda, los frutos secos y el azúcar, van a ser los componentes fundamentales de las exportaciones malagueñas. El puerto malagueño va tomando mucha importancia.
LA VIDA RELIGIOSA. Los musulmanes tenían que rezar cinco veces al día. El no hacerlo así era una grave falta. La Mezquita era el lugar de oración de los musulmanes. Antes de entrar en una mezquita los musulmanes tenían que asearse, en unos locales o fuentes que había en las cercanías. Al llegar a la puerta de la mezquita tenían que descalzarse. Las mezquitas tenían una torre o minarete. Había un encargado de llamar a la oración desde lo alto de la torre. Los viernes era el día festivo, y había lectura solemne, y sermón. En Málaga había más de 20 mezquitas. En Málaga se conserva la torre de una de ellas.
LA MEDICINA: Los médicos obtenían la licencia para ejercer después de reunir testimonios de personas a quines habían salvado. Los musulmanes estaban muy adelantados en la medicina, aunque también había supersticiones. Ejemplos: había quien creía que el dolor de cabeza se curaba poniendo pescado seco encima de la cabeza. Se creía que era muy curativo el hígado y las pezuñas de asnos. Los ojos fritos de los erizos curaban el insomnio….
LAS
CASAS: Eran pequeñas. De una sola
planta. Pero tenían un patio más grande con un pozo y algunos árboles. La
cocina de las casas era también muy pequeña. La cocina disponía de un hornillo
de barro que funcionaba con carbón vegetal. En las casas había también una
despensa donde se guardaban alimentos como el aceite de oliva, la harina, la
miel o la carne. La carne se conservaba en grasa, dentro de unas orzas de
barro. Por las noches las casas se iluminaban con velas o con candiles de
aceite. En invierno la familia se calentaba con braseros.
Las casas no tenían dormitorios, sino que en los extremos de la sala estaban las camas. Unas cortinas separaban este espacio del resto de la habitación. El suelo estaba cubierto de alfombras. No se sentaban en sillas, sino en almohadones de cuero. No había armarios, porque la ropa se guardaba en unos cofres de gran tamaño, protegidos por candados. Todas las viviendas tenían roerte, y un sistema de desagüe de forma que las aguas sucias iban a parar al mar o al río conducida por canales.
LAS
CALLES: Eran estrechas y retorcidas.
Algunas no tenían salida. Otras tenían toldos para protegerse de los calores
del verano. En los alrededores de la Mezquita Mayor había calles llenas de
tiendas y talleres de todas clases: De cerámica, tejidos, de arcilla, el
platero, que fabricaba joyas o el barbero, que era también cirujano. También había espacios más anchos donde se instalaban
“zocos” o “mercadillos”, con tenderetes
y puestos donde se vendía fruta, carne o pan.
Un poco de historia
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
(Aben Said)
Málaga, ciudad de historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y ambiciado. Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur. ¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada de los musulmanes?
Cronistas musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena efervescencia social y económica, al igual que constructiva.
Sin duda, la Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra verdadero sentido.
Málaga cumplía su función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada, donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a los alrededores del núcleo principal.
Habiendo expuesto las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro viaje.
Iniciemos por el puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano, sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene todavía su nombre.
Málaga, junto a al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del litoral andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras cosas.
Fueron los Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las descargas.
También desde el fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.
La playa tenía por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.
De gran importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita. Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio y riqueza de la tierra.
Pero el caso genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas, salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.
Los genoveses contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses como los Spínola o los Grimaldi.
Después de la conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.
A las afueras de la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.
El arrabal Tabbanin estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del año 1661 y que destruiría el puente.
Este arrabal llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.
El arrabal de Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.
Siguiendo la muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al- Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.
El gran arrabal sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos, casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el desarrollo de la vida urbana.
Desde fuera, lo que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.
Ya al final incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su vida.
Si antes hemos resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.
Llegó la hora de entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a lo largo y ancho del emplazamiento.
Aproximadamente unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría para dar con el Arenal.
Claramente los elementos más visibles de la ciudad sería la Mezquita Mayor y la alcazaba. La Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración con 113 columnas.
Seguramente habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por Calle Molina Larios.
Tras el patio habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración. Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.
Las funciones de la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.
La Madraza se confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al- Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.
Como dato significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los musulmanes.
En el tránsito a época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se abriría y daría misa por primera vez.
Ya en el s. XI se tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones que la Mezquita Mayor.
Muchas mezquitas eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.
Destacan también mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.
Como dato curioso también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair, que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero; y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.
Otro elemento con el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas, variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al- Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de seguidores piadosos, y místicos.
Dentro del plano económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los genoveses de los que anteriormente hemos hablado.
Los principales zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.
La alcaicería malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor, y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o paños de seda.
Mientras que las telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.
También las manufacturas del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías en la zona actual de La Goleta.
Sobre las alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.
Así mismo, habría un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres gestionados por el Estado.
Si antes hemos dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.
Respecto a los cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos), que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y Almería a partir del S. XIV.
La judería estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e incluso como poetas en la corte de Granada.
De nuevo nos movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción, aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergaría navíos castellanos y toda clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.
Y al fin llegamos al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya, la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.
El uso del edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por el beréber Magluf Ben Mallul.
En el s.XIII de nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn Zannun.
Los almorávides tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a Marrakech.
Ya un poco antes de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto que caerían.
De nuevo le seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.
Sobre el otro ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus,la llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter más estable y reformas con Yusuf I.
Se uniría a la alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.
La despedida de la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...
Málaga, ciudad de
historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y ambiciado.
Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur.
¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una
ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada
de los musulmanes?
Cronistas
musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente
como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena
efervescencia social y económica, al igual que constructiva.
Sin duda, la
Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de
cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien
protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las
mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos
esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el
artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor
social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra
verdadero sentido.
Málaga cumplía su
función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo
italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada,
donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de
las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de
población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a
los alrededores del núcleo principal.
Habiendo expuesto
las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro
viaje.
Iniciemos por el
puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde
el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano,
sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos
almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como
necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la
Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que
existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene
todavía su nombre.
Málaga, junto a
al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del litoral
andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de
África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía
competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al
flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante
para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras
cosas.
Fueron los
Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar
posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la
alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el
fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las
descargas.
También desde el
fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste
del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal
era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.
La playa tenía
por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población
malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación
de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían
pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.
De gran
importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita.
Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes
italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio
y riqueza de la tierra.
Pero el caso
genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga
eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a
partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el
azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas,
salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza
dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.
Los genoveses
contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo
que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación
y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses
como los Spínola o los Grimaldi.
Después de la
conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los
genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se
reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan
su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.
A las afueras de
la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal
Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.
El arrabal Tabbanin
estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada
Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre
el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el
Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el
cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del
año 1661 y que destruiría el puente.
Este arrabal
llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la
fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y
también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son
los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la
actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.
El arrabal de
Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la
madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de
Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual
de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y
estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal
con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada
hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría
Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd
Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de
Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que
daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada
Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.
Siguiendo la
muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta
el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las
actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al-
Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.
El gran arrabal
sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos,
casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o
tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el
desarrollo de la vida urbana.
Desde fuera, lo
que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría
al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad
mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.
Ya al final
incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su
vida.
Si antes hemos
resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba
mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta
del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que
contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica
puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se
abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las
Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de
expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la
ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada
aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.
Llegó la hora de
entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el
componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una
mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a
lo largo y ancho del emplazamiento.
Aproximadamente
unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y
mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad
transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las
Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría
para dar con el Arenal.
Claramente los
elementos más visibles de la ciudad sería la Mezquita Mayor y la alcazaba. La
Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio
de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas
jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo
árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para
el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a
un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como
Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La
ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando
en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las
que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración
con 113 columnas.
Seguramente
habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la
puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle
Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por
Calle Molina Larios.
Tras el patio
habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes
de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración.
Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.
Las funciones de
la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba
justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político
al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.
La Madraza se
confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por
Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y
misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al- Sahili,
mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.
Como dato
significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se
colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los
musulmanes.
En el tránsito a
época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como
templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y
dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta
llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el
Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se
abriría y daría misa por primera vez.
Ya en el s. XI se
tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la
alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la
del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones
que la Mezquita Mayor.
Muchas mezquitas
eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la
comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben
al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.
Destacan también
mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita
del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas
enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre
la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del
cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.
Como dato curioso
también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del
mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair,
que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la
zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero;
y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya
se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de
Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en
la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.
Otro elemento con
el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos
fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas,
variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían
definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades
importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el
barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al-
Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda
podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de
seguidores piadosos, y místicos.
Dentro del plano
económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la
alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De
Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de
Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al
vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su
prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre
vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino
que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los
genoveses de los que anteriormente hemos hablado.
Los principales
zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que
bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar
o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de
un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.
La alcaicería
malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib
al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor,
y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a
cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o
paños de seda.
Mientras que las
telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres
particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en
talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos
de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un
personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o
inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y
Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama
eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y
tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.
También las
manufacturas del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro
de estas actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías
en la zona actual de La Goleta.
Sobre las
alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la
alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada
de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los
caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y
otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por
mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.
Así mismo, habría
un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras
textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres
gestionados por el Estado.
Si antes hemos
dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está
que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de
Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas
pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.
Respecto a los
cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para
catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos),
que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y
Almería a partir del S. XIV.
La judería
estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La
población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del
tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe
o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e
incluso como poetas en la corte de Granada.
De nuevo nos
movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra
índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción,
aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da
Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está
claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función
primordial del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y
arsenal. Su situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista
Al- Basti habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada
como observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería
rebajada y denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el
fuerte de San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergaría navíos castellanos
y toda clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.
Y al fin llegamos
al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su
construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se
utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación
estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya,
la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones
taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.
El uso del
edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la
ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los
cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del
territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su
defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe
destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por
el beréber Magluf Ben Mallul.
En el s.XIII de
nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de
Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba
dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí
tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del
califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn
Zannun.
Los almorávides
tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo
cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a
Marrakech.
Ya un poco antes
de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu
Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez
combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto
que caerían.
De nuevo le
seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios
del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.
Sobre el otro
ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la
alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus,la
llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo
religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter
más estable y reformas con Yusuf I.
Se uniría a la
alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio
compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última
resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las
ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.
La despedida de
la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de
Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y
salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los
cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda
un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los
pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre
permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...
BIBLIOGRAFÍA
CALERO SECALL, M.I. Málaga, ciudad de Al- Andalus. Editorial
Ágora. Univ. Málaga. Málaga, 1995.
LIÑÁN, A. (et alii.). Sobre la estructura urbana de la Málaga nazarí.
Cuadernos de la Alcaicería. Málaga, 1985.
GUILLÉN ROBLES, F. Historia de Málaga y su provincia.
Editorial Arguval. Málaga, 1985.
LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, J.E. El Reino de Granada en la época de los Reyes
Católicos. Biblioteca de bolsillo Univ. Granada. Granada, 1989.
MENÉNDEZ PIDAL. Historia de España. VOL. VIII: El Reino
Nazarí de Granada (1232-1492). Espasa Calpe. Madrid, 1997.
GARCÍA MALDONADO, A. El reino nazarita y Málaga. Ediciones del
Área de Cultura de la Diputación Provincial, 1985.
ARIE, R. El reino nasri de Granada. Mapfre. Madrid, 1992.
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Gracias por el excelente artículo que hace que quiera seguir investigando.
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