EL SECRETO DE LAS TUMBAS NAZARÍES
Boabdil se llevó del cementerio real
de la Alhambra los restos mortales de sus antepasados, cuyo lugar de
enterramiento continúa siendo un misterio
- Autor: Juan Luis Tapia
- «La Alhambra esconde otras zonas de enterramientos, como la rauda que se encuentra en la Sabika que era el lugar de sepultura de los notables nazarí
Una especie de
maldición parecía ceñirse sobre el destino del último rey nazarí de Granada. En
las vísperas de la rendición, con los príncipes nazaríes en manos de los Reyes
Católicos, la tristeza de la reina Morayma se agudizaba. Por su parte, Boabdil,
según dicen las crónicas, no paraba de lamentarse: «¿Por qué la muerte no ha
querido ni quiere de mí nunca!».
Una desesperada
Morayma mandó llamar a un famoso sabio astrólogo, que se llamaba Ben-Maj-Kulmut
y consultó con él en gran secreto el horóscopo del rey Boabdil. El sabio
anciano le contestó: «Dicen las estrellas que el último rey nazarí vivirá mucho
para padecer mucho».
Con esta
profecía, que evidentemente la obviaba a ella, llegan las Capitulaciones de
Santa Fe y la salida de la familia real y sus súbditos hacia la Alpujarra. Los
Reyes Católicos habían cedido a Boabdil para él y sus descendientes un feudo en
el Reino de Granada que se componía de las tahás de Berja, Dalías, Boloduy,
Andarax, (actual provincia de Almería) Marchena, Juviles, Láchar y Ugíjar
(actual provincia de Granada), además de otras pertenencias.
La marcha se hizo
con todo un tesoro material, aunque sin el que más le importaba a Morayma, sus
hijos, Yusuf y Ahmed, que permanecieron retenidos por los Reyes Católicos en
previsión de un nuevo alzamiento de los partidarios de Boabdil.
Antes de partir,
el Rey Chico dio orden de levantar el Cementerio Real de la Alhambra, conocido
como La Rauda, para que sus ascendientes no quedaran en tierra cristiana.
Boabdil trasladó los restos de sus antepasados hasta Mondújar, en donde, camino
de Laujar, mandó construir un nuevo cementerio real en sitio tan secreto que
hasta la fecha tampoco ha sido encontrado.
¿Dónde pueden
hallarse los restos mortales de los reyes nazaríes? Hay que remontarse al
origen de la rauda real, que fue creada por Ismail I, uno de los pocos monarcas
nazaríes por vía materna. El cementerio se sitúa junto a la mezquita mayor,
lugar donde hoy se alza la Iglesia de Santa María de la Alhambra. Los primeros
en recibir sepultura son los antepasados más inmediatos del rey nazarí, entre
ellos Yusuf I y Mohamed II. La ubicación de este campo santo significa que la
Alhambra se consolida como espacio de poder.
El ritual
¿Qué ritual se
seguía a la muerte de un rey nazarí? En este sentido existe una teoría, la
defendida por el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada
Antonio Malpica. El especialista indica que «probablemente el espacio que hay
detrás del Patio de los Leones, una especie de qubba, se utilizara para colocar
el cadáver de los monarcas nazaríes para hacer pública su muerte». La
austeridad debe imperar en los enterramientos. Una simple sábana o lienzo de
color blanco debe envolver los cuerpos y ser enterrados de costado y orientados
hacia el sureste, a la ciudad santa de la Meca. Sobre la tumba, una piedra
marca la existencia de la sepultura. No obstante, el Museo de la Alhambra acoge
algunas de las lápidas salvadas de la rauda, con inscripciones sobre la
historia del rey y sus alabanzas a Alá.
A pesar de estar
documentado el hecho de que Boabdil se llevó los restos de sus antepasados,
«porque el Islam obliga a sepultar los cuerpos para que las almas alcancen el
paraíso», unas excavaciones arqueológicas realizadas en la rauda real revelaron
el cadáver de una mujer.
«La Alhambra
esconde otras zonas de enterramientos, como la rauda que se encuentra en la
Sabika, más abajo de Torres Bermejas, que era el lugar de sepultura de los
notables nazaríes y de algunos familiares de los reyes», comentó Antonio
Malpica. No se ha podido saber lo que contiene esta otra rauda alhambreña, «ya
que en esa zona no se han realizado excavaciones arqueológicas».
Lo que sí está
documentado es que Boabdil se retira con todo su séquito a Mondújar, a la zona
almeriense de Laujar de Andarax y de ahí, tras muchas presiones de los Reyes
Católicos, se marcha a Fez tras embarcar en la localidad de Adra. Boabdil
fallece en la ciudad del norte de África, pero tampoco se sabe con exactitud y
total certeza donde se encuentra enterrado.
El nombre de
Mondújar es el que marca la duda, porque existen dos poblaciones llamadas de
este modo próximas a Laujar de Andarax y en el Valle de Lecrín. Excavaciones
arqueológicas han confirmado la existencia de una rauda «en una zona próxima a
Talará». «Es cierto que los reyes nazaríes tenían propiedades en esta zona del
Valle de Lecrín, en Mondújar, la madre de Boabdil», indicó Antonio Malpica.
Pero insiste en que «no se puede decir que sean los reyes nazaríes».
Manuel
Gómez-Moreno recogió un texto que se encuentra en el archivo de la Alhambra y
que data de 1529, donde se informa, entre otras cosas, de que los restos de la
esposa de Boabdil y de los reyes nazaríes se encuentran en Mondújar, unos datos
que nunca pudieron ser confirmados.
«Hace unos años
aparecieron unos restos junto a la autovía de la Costa, pero no eran más que
las ruinas de unas pequeñas casas donde también afloraron tumbas, pero no se
puede confirmar que fueran las de los reyes nazaríes», explicó el catedrático
de Historia Medieval.
Existe otra
posibilidad y es que el Mondújar sea el almeriense, una localidad próxima a
Laujar de Andarax, en el camino hacia Adra, donde embarcó Boabdil, «pero en
este lugar nunca se ha investigado ni hecho excavación arqueológica alguna».
Leyendas sin
consistencia
El lugar de
enterramiento de los reyes nazaríes sigue siendo un misterio, tal y como deseó
el mismo Boabdil, quien siempre quiso preservar el secreto. Los misterios
llaman a la leyenda y la imaginación se desborda. Es el mismo caso de la
historia que sitúa la tumba de Muley Hacén, padre de Boabdil, en la cumbre de
Sierra Nevada que lleva su nombre. «Eso pertenece a la leyenda romántica, a los
romances e historias fronterizas más que a la realidad, porque nunca se ha
podido confirmar», comentó Malpica.
El especialista
se muestra escéptico ante la posibilidad de que en algún momento se encontraran
estas tumbas, «porque no sabemos si realmente Boabdil se llevó los restos de
sus antepasados cuando embarcó a Fez o los dejó en Granada». «Nunca lo
sabremos», concluyó el especialista. El misterio continúa y el secreto sigue
sin ser revelado.
jltapia@ideal.es
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