AL-MARIYYA
Tras el
s.IX, podemos diferenciar dos amplias etapas en la historia musulmana de
Almería, una ascendente y otra de clara regresión, apenas separadas por una
breve pero decisiva ocupación cristiana
Autor: Editorial - Fuente: Millarenseurcitano
al-Mariya,
siglo XI recreación artística
1. Almería en la época andalusí (*) . Un vistazo general
Sobre lo que hoy es la provincia de Almería tenemos muy pocas noticias antes de finales del siglo IX y estas dejan entrever que es un área mal controlada por el poder central cordobés. A partir de ese momento y a grandes rasgos podemos diferenciar dos amplias etapas en la historia musulmana de Almería, una ascendente y otra de clara regresión, apenas separadas por una breve pero decisiva ocupación cristiana.
La primera comprende desde finales del siglo IX, con el desarrollo del emirato independiente de Pechina ("federación de los marinos de Pechina"), la fundación de la ciudad de Almería (año 955), la etapa de los reinos de taifas (1010-1091) y la presencia almorávide (1091-1147). Este período de 260 años se caracteriza por un creciente desarrollo en todos los ámbitos: el urbanismo, las grandes obras, la actividad comercial y artesanal, etc. que tienen un período de máximo esplendor en el siglo XI.
La conquista de la ciudad por Alfonso VII en 1147 y la ocupación cristiana durante diez años, supuso una inflexión decisiva en la historia de Almería, destrozando su trayectoria de crecimiento.
La segunda gran etapa corresponde con la vuelta a Al-Andalus merced a los almohades (1157- 1237) y a la posterior entrada de Almería en el ámbito del reino nazarí de Granada (1237- 1489). En estos 332 años no se logra volver al esplendor anterio, el comerció nunca llegó a recuperarse, el urbanismo fue más mediocre y hay una evidente dependencia política, con graves problemas fronterizos, que termina con la conquista castellana.
2. Las etapas históricas
2.1 Hacía el esplendor de la Almería andalusí
-Al-Mariyya: una madina de nueva planta. A finales siglo IX la ciudad más importante de la Bahía Almeriense era Pechina (Bayyana) . De los escritos de al-Udri se deduce que ya en el siglo IX, una torre vigía que debía estar situada en la actual Alcazaba, hacía las veces de observatorio de Pechina. Además de esta atalaya, que controlaba la intensa actividad comercial del fondeadero situado en la hasta hace poco rambla de la Chanca, existía un arrabal mantenido por el propio motor del comercio marítimo. Los textos también aportan datos referentes a la existencia en el año 933 de un arsenal califal, encargado de aumentar la flota y repararla. La bahía de Almería acogía a buena parte de la la poderosa flota califal que realizó campañas contra Cataluña (año 940), el Midi francés (943) e Ifrîquiya (Túnez) (945). El puerto de Pechina (furdat Bayyana) se localizaba en la actual Chanca, hasta que el creciente poder fatimí, obligó a Abd al-Rahman III, a convertir en el año 954-955 el arrabal de Bayyana en una madina, rodeando de murallas a la población y reordenando sus defensas, levantando la Alcazaba sobre las ruinas de una fortaleza existente y construyendo la mezquita mayor.
Aparece así, la fundación de una ciudad califal de nueva planta. Al respecto, al-Udri nos dice "que el emir de los creyentes, Abd al-Rahman, mandó rodearla con una sólida muralla de piedra en el año 955".
Hacia finales del siglo X, la extensión de Almería no deja de ser la de una ciudad pequeña, con centro en la mezquita mayor, hoy iglesia de San Juan, y con una calle que la atravesaba de Este a Oeste, denominada calle Real de la Almedina.
Partiendo de la propia Alcazaba bajaban dos lienzos de muralla, uno al Este y otro al Oeste, hacia el mar. El frente Sur quedaba fortificado por otra línea de muralla que corría paralela al mar, de hecho las olas batían sus lienzos y torres. Este rectángulo irregular fue el primer solar fortificado de la ciudad de Almería.
A levante, en el camino que partía hacia Pechina, se localiza la necrópolis más antigua de la ciudad y que hoy sabemos que al menos ocupaba la Plaza Vieja, la Calle Marín, la Calle Mariana y Lópe de Vega.
-La explosión urbana de Almería en el siglo XI
Tras la caída del califato cordobés (1010/1013), Al-Andalus llegó a dividirse en 28 reinos de Taifas que luchaban unos contra otros. En realidad se trataba de poderes dotados de mayor o menor prestigio y dominio, que extendían su autoridad, principalmente el derecho a percibir impuestos, designar las principales funciones jurídico-religiosas y asegurar el orden público, sobre territorios de extensión variable, más que sobre "estados" bien delimitados.
En Almería se inicia su periodo de mayor crecimiento. Tras una lucha interna, en el año 1014, Jayrán manda en la ciudad, su centro de poder era la Alcazaba. Almería y sus distritos fueron consolidados, estableciéndose un reino independiente bajo el gobierno de Jayrán (1014-1028), la taifa de Almería se extendía desde los confines de la Mancha hasta la zona de Valencia, siendo las taifas limítrofes las de Granada, Valencia, Denia y Córdoba. Le sucedió en el gobierno el fatá Zuhary (1028-1038). Su autoridad se extendió tanto que cayó bajo su jurisdicción la ciudad de Córdoba y sus distritos.
Desde la caída del califato, el crecimiento de "al-Mariyya" (Almería) produjo la decadencia de Bayyana (Pechina), cuyos habitantes ya empezaron a trasladarse al nuevo centro neurálgico en los años 1011 y
Almería es ya una ciudad consolidada y de bello aspecto. A su antigua madina, núcleo central y más antiguo, se le han adosado ya dos arrabales más, el citado de al-Musallà (Oratorio) a levante, y al-Hawd (Aljibe), el arrabal occidental y el núcleo más pequeño. Todo el complejo aparece fortificado.
-"El rey poeta" Al-Mu´tasim
Cinco reyes taifas más tuvo Almería, pero sobre todos ellos destacó Al-Mu´tasim, que reinó durante un largo período de tiempo (1052-1091), siendo sin duda el período más brillante de la taifa independiente de Almería a pesar de la reducción de sus zonas territoriales de influencia. A él le atribuyen los textos importantes obras en la Alcazaba, donde se recrean las excelencias del palacio que construyó.
Atraídos por la fama de la generosidad de al-Mutasim, conocido también con el sobrenombre de "el rey poeta", llegó a Almería un cuantioso número de poetas. Los que eran acogidos en su corte se inscribían en su diván poético, y el rey les asignaba con frecuencia una pensión de plata.
Llegó a formar uno de los núcleos culturales más importantes de al-Andalus, y por tanto, de toda la Europa Occidental.
Pero políticamente, como pasaba en el resto de Al-andalus, se debilitó y ante el peligro de conquista cristiana solicitó ayuda, al igual que al-Mutamid (gobernador de Sevilla), al soberano almorávide Yusuf ibn Tashfin. Los almorávides no se conformaron con prestar ayuda, sino que decidieron incurrir en el poder y expulsaron a los reyes de Taifas. A Al-Mu´tasim lo desalojan de la alcazaba en 1091 en la Alcazaba. Toda Al-Andalus fue sometido a la fuerza del poder almorávide.
-El brillo de Almería con los Almorávides
El nuevo régimen almorávide condena las divisiones de los príncipes de taifas, el lujo de sus cortes, su incapacidad de hacer frente a la amenaza cristiana, su alejamiento de las inquietudes religiosas y la ilegalidad de su sistema fiscal. Lógicamente, con unos planteamientos como estos, el esplendor de la poesía y la literatura andalusíes que habían caracterizado el período anterior, se vio inevitablemente afectado.
Sin embargo, bajo los almorávides continuó el florecimiento de Almería, pues durante todo el siglo XI se habían consolidado una serie de factores que influyeron positivamente sobre el desarrollo económico y comercial de la ciudad, que llegó a convertirse en un emporio de riqueza.
La ciudad, por aquellos años, aparecía a los ojos de sus visitantes como una mole cercada con murallas, donde se abrían puertas monumentales que, a veces, estructuraban cementerios, como el recientemente documentado de Bab-Bayyana (Puerta de Pechina), mercados o explanadas de uso religioso. Entre el Cerro de San Cristóbal y el de la Alcazaba, el barranco de la Hoya se encontraba totalmente poblado. En efecto, diversas excavaciones arqueológicas (1993) han puesto de manifiesto la urbanización de este espacio desde el siglo X, y han posibilitado comprobar el buen estado de conservación de sus restos. Pero toda esta situación iba a dar un giro brusco en el año 1147.
2.2. 1147-1157: La década desafortunada
Dada la posición estratégica de la ciudad y el desarrollo de dos siglos de comercio con los puertos del norte africano y del próximo Oriente, Almería competía abiertamente con el comercio cristiano, fundamentalmente el genovés y catalán. Por consiguiente, genoveses y catalanes por motivos económicos, y Alfonso VII, rey de Castilla, por motivos políticos, aprovechan la debilidad en que había caído el poder almorávide para organizar la conquista, haciendo sucumbir Al-Mariyya el 17 de Octubre de 1147.
-El impacto de la conquista cristiana
Al-Idrisi nos dice textualmente: "Almería en la época en la que escribimos nuestra obra, ha caído en manos de los cristianos, quienes han hecho desaparecer sus encantos; sus habitantes han sido reducidos a la esclavitud; los edificios públicos han sido destruidos y ya nada subsiste de todo ello".
Los efectos de esta breve conquista, sólo duraron diez años, fueron nefastos para Almería. Su emporio comercial jamás se recuperó.
2.3. Continuidad y cambio: las últimas etapas andalusíes
-Almería almohade: una recuperación imposible
Consolidado en Marruecos el poder del califa almohade, éste es solicitado por los andaluces para que prestara más atención a sus fronteras. El califa decide llevar a cabo una campaña de recuperación contra los reinos cristianos del norte, estimando que el primero y más importante de los objetivos era recuperar Almería, por encontrarse en el punto de enlace oriental y occidental de al-Andalus. Lo que lograron en 1157. Almería pasó a formar parte de la circunscripción de Granada.
Instalados los almohades en la ciudad, Abu-l-Abbás gobernador de la misma, se dispuso a reconstruir todo lo dañado. Reparó la mezquita mayor (aún hoy se conserva el mihrab almohade) y reconstruyó el arrabal de la Musalla, pero la ciudad, como anteriormente señalábamos, nunca llegó a recuperarse.
Desde 1212 (La batalla de Navas de Tolosa) se hizo evidente que el poder Almohade era impotente para frenar la invasión cristiana. Algunos años después, la situación económica de Al-Andalus se hizo crítica a consecuencia de una persistente sequía. La carestía provocó, en el año 1227, un descontento en la población que terminó en disturbios generalizados. Una decena de años después daba paso al reino nazarí de Granada.
-Almería en la órbita del reino nazarí granadino
De la misma manera que en tiempos del califato cordobés muchos príncipes cristianos eran vasallos de los califas musulmanes, a partir del fuerte empuje cristiano en la mitad del siglo XIII, el último reino musulmán, el sultán de Granada, Muhammad b. Yusuf b. Nasr, se declaró vasallo del rey Fernando III de Castilla. En 1238 Almería es obligada a integrarse en el reino Nazarí. El puerto de la ciudad, junto con el de Málaga y Motril, siguió siendo punto importante de transacciones comerciales hacia los reinos cristianos y el Norte de África. Sin embargo, la ciudad seguía su decadencia. El barrio occidental, el-Hawd (El Aljibe), tan populoso antaño, se encuentra ya despoblado, según nos relata al-Umari (s. XIV).
En 1309 la ciudad sufre un nuevo asedio, esta vez encabezado por el rey aragonés Jaime II, pero al final la ciudad resistió.
Tras el período de subalimentación generado por el hambre de 1329, la peste negra encontró un terreno propicio para su desarrollo en las poblaciones del extremo oriental de la provincia de Almería, llegando a la metrópoli de Almería, donde generó hasta setenta muertos por día. Hacia mediados del siglo XV, varios flancos del reino nazarí van cayendo en manos castellanas. La invasión comandada por Isabel I de Castilla, y su marido Fernando de Aragón, hace que Almería sea tomada en el año 1489 firmándose unas capitulaciones que pronto serían violadas por los conquistadores, pero eso ya forma parte de la Almería mudéjar y morisca...
3. Los ecosistemas de la provincia en la época andalusí
Aunque carecemos de estudios específicos de la edad media, podemos suponer que no diferirían mucho de los ecosistemas estudiados por Juan y Jesús García Latorre para la edad moderna.
La documentación histórica y la toponimia castellana (los nombres de lugar creados a partir de la conquista cristiana) nos informan sobre los antiguos bosques de la provincia de Almería, casi totalmente destruidos en el siglo XIX, y la sorprendente fauna que los habitaba. Había encinares hasta media ladera en Sierra Alhamilla. Amplias zona de Pinar autóctono se daban por muchas zonas de la provincia como Sierra de Los Pinos (Cuevas de Almanzora). En la ladera Sur de Sierra de Gador había centenares de miles de encinas, unos pocos miles de madroños y otros árboles. Extensos encinares recorrían Abla y Vélez, en esta última comarca también abundaban los pinos. Y hasta en Cabo de Gata encontramos pinares y Madroños, siendo conocida la sierra de Cabo de Gata como "Sierra del Pinar". En cuanto la Fauna quizas nos sorprenda saber que tenemos noticias de existencia de osos en los montes cercanos a Fiñana, Albox y Huercal-Overa (donde tambíen sabemos había jabalies). Referencia a Ciervos en Lubrín y a Corzos en Olula del Rio.
4. Actividades económicas
A lo largo de los siglos de la almería andalusí la economía tuvo notables variaciones siguiendo las subidas y bajadas del conjunto de la sociedad. El momento de mayor relevancia económica fue, lógicamente, el de la época de auge de esta zona: El Siglo XI (reino de taifa) y la primera mitad del XII (con los almoravides).
A continuación reproducimos, adaptados, algunos framentos de "La Almería Musulmana"(*) que nos dan idea de algunas de las actividades más relevantes de la economía de nuestros antepasados almerienses.
4.1. Productos manufacturados
-Con Jayran: Respecto al desarrollo económico, dos productos, el mármol y las telas de lujo, se constituyeron en sus pilares esenciales. El primero procedente de las minas de Macael, en la Sierra de los Filabres, y el segundo, generado en las hábiles manos de los maestros almerienses, cuyos tejidos de seda con brocados de oro y plata, eran solicitados en todo el Mediterráneo.
Al-Idrisi, que vivió entre los años 1100 y 1165, nos cuenta que: "Almería en la época de los almorávides era la ciudad de al-Andalus. Allí se fabricaban las piezas más maravillosas de la industria artesanal. Contaba, para los tejidos de seda, con 800 talleres. Su puerto era frecuentado por embarcaciones procedentes de Alejandría y Siria y no había en toda Al-Andalus población más rica ni más dada al comercio y a la industria, como tampoco más inclinada a sacar beneficio de las fluctuaciones del libre comercio y de las reservas almacenadas."
La explotación de las canteras de Macael, en la Sierra de los Filabres, convirtió a Almería en una de las regiones andalusíes más ricas en el comercio y explotación del mármol. Empleado como material de lujo, revistió los pavimentos y zócalos de los edificios más significativos de al-Andalus. Las salas de recepción de Madina al-Zahra, el mihrab de la mezquita de Córdoba o numerosos espacios de la Granada nazarí, como el Maristán y especialmente la Alhambra, se beneficiaron de sus productos. En el siglo XI se documenta la ejecución en mármol de Macael de columnas y capiteles, fuentes, pilas, brocales de pozos y una profusa elaboración de lápidas, estelas y macabrillas funerarias localizadas en las necrópolis almerienses. Tanto la ciudad de Almería como el palacio de Al-Mu´tasim, fueron receptores de numerosos elementos de mármol blanco explotado desde el asentamiento de Macael Viejo. Se conoce una estela funeraria esculpida en Almería de los soberanos de Gao, siglo XII, en Malí. Igualmente, las fuentes escritas recogen la exportación de una pila de mármol, tallada en Almería, a la ciudad de Fez, que se instaló en la Madrasa de Al-Misbahiya.
-La producción de cerámica esta muy extendida por toda la provincia, llegando la tradición y forma de construir los hornos hasta la actualidad. Muchos utensilios de uso cotidiano y también objetos de adorno- Se emplearon técnicas muy variadas, algunas de ellas permitían una muy sofisticada decoración.
Con la técnica denominada "cuerda seca" se producen en Pechina y Almería "formas abiertas" (platos y fuentes), y cerradas (jarras). Son elementos de gran riqueza formal y decorativa-simbólica al desarrollar temas que aluden a la eternidad, al paraíso islámico, al árbol de la vida o bendiciendo al poseedor del objeto.
La técnica del manganeso-esgrafiado sirve para perfilar motivos decorativos realizados en otras técnicas y va evolucionando a lo largo de los siglos, su perduración llega hasta el mundo tardo-nazarí, al menos en Almería, donde es habitual encontrarlo en jarras con doble anillo de fondo y temas decorativos ajenos ya a una estética exclusivamente islámica, con temas como, por ejemplo, el león rampante.
En Almería también se fabricó la loza dorada, hecho corroborado por Ibn Said al citarla junto a Murcia y Málaga como productora de dicha especialidad.
-A extramuros de la ciudad se situaba un área industrial de importancia fundamental: los alfares. Mal conocidos hasta hoy, ahora empiezan a excavarse algunos hornos que permitirán un mejor conocimiento de las producciones locales. Estas producciones cerámicas almerienses son exportadas a numerosos puntos de al-Andalus y posiblemente a lugares extrapeninsulares, tal como parece sugerir la localización, en las costas del Cabo de Gata, de un barco hundido con un cargamento de cerámica nazarí.
-Las Salinas
La existencia de lagunas costeras y marismas, unidas a un clima seco y cálido permitió la instalación de explotaciones de sal marina en los Campos de Dalías y de Níjar desde la colonización fenicio-púnica.
Aunque son escasas las fuentes documentales, sabemos que en la etapa nazarí se explotaron siete salinas en Almería. Una situada en el Cabo de Gata y las otras seis en el actual término municipal de Roquetas de Mar y que son, de Oeste a Este, Modaguara, Xata, Entinas, Cerrillos, Torre del Esparto y Zetibuzir. Estas salinas eran monopolio de los emires nazaríes, quienes las gestionaban a través de funcionarios. Se desconoce la propiedad de las del Cabo de Gata. La explotación se iniciaba entre los meses de junio a septiembre, elaborando la sal en estanques o depósitos de evaporación. Entre octubre y junio se vendía la sal, tanto para la salazón de pescado como para el consumo humano y, fundamentalmente, para el abastecimiento de los ganados.
En las salinas del Campo de Dalías se producía sal de dos calidades: sal longeli o blanca y sal prieta, la primera de mayor precio. La medida se realizaba en cadahes (un cadáh pesaba 6,320 gr. y cuatrocientos cadahes constituían un montón).
4.2. El Comercio y el puerto
Dadas las particularidades de las comunicaciones interiores y la localización privilegiada de la bahía de Almería, con respecto al norte de Africa y el Mediterráneo, es fácil entender que su puerto se convirtiera en el pulmón comercial de la ciudad. Las dimensiones del mismo eran superiores a las de otros puertos andalusíes, contando con atarazanas, dársena y muelle. En Siglo X, según al-Jatib, podía albergar una flota permanente de
"...la primera sección se halla dedicada a la construcción de navíos de guerra, pertrechos y equipos militares. En la otra parte se halla la alcaicería, donde cada uno de sus productos está ordenado según el grado de semejanza".
Los viajes con destino al reino nazarí se hacen más frecuentes a partir de principios del siglo XV (1406-1409), siendo el puerto de Almería el destino más habitual. En el comercio exterior participaron comerciantes genoveses, mallorquines y catalanes y evidentemente los súbditos de los sultanes nazaríes. La actividad de los mercaderes de Almería también fue intensa, las mercancías importadas eran variadas. Constituían el complemento de la producción local en productos alimenticios: especias de Oriente (pimienta, moscada y canela) y sobre todo trigo de Orán y de Honein descargado en Almería por mediación de los genoveses (siglo XV), así como pieles y cueros del Norte de África. Almería seguía siendo un eslabón fundamental en la escala hacia los puertos africanos de Orán, Honein, Mostaganem y Bugía.
4.3. Economía Rural. La Base Agropecuaria. La Agricultura
A pesar del papel dirigente que en la sociedad andalusí ocupa el mundo urbano, la inmensa mayoría de la población se dedicaba a tareas agrícolas.
Se redactaron tratados agrícolas en los que se recogían todo lujo de detalles. Las fuentes de la época nos hablan de la situación de la agricultura almeriense, variando según se tratase de tierras de secano o regadío, éstas últimas muy localizadas y perfectamente organizada su explotación desde el control de los castillos y la distribución de las alquerías. Se practicaba la técnica del laboreo de los campos siguiendo la tradición de la agricultura mediterránea. Se usaban el rastrillo y el arado tirados por una yunta de bueyes, con rotación bienal de los cultivos y una agricultura intensiva provocada por las necesidades impuestas como fruto de una demografía alta.
El viñedo estaba muy extendido por todo el reino nazarí, tanto en regadío como en secano, se producía uva y vino, aunque también era importante la elaboración de uvas pasas. Cuando la viña se plantaba en secano, aparecía asociada al olivo o la higuera.
Entre los frutales destacaban los perales, manzanos, membrillos, ciruelos, cerezos, etc. Entre la producción de secano, encontramos trigo, cebada, centeno, mijo, panizo. Se siembran también algunas leguminosas, alubias habas y garbanzos.
Como una constante aparece el cultivo de morales para la cría de gusanos de seda, así como el olivo para la producción de aceite.
Las tierras andalusíes estaban cubiertas en gran parte por olivares y viñedos. Los primeros más abundantes en la Baja Andalucía, son citados en las fuentes agronómicas por el almeriense Ibn Luyun. Para Almería, el olivo es citado por Ibn Luyunno como mero contribuyente a la economía doméstica, no era un cultivo predominante. Pechina es la única población almeriense en la que los textos indican la presencia de olivares. Sin embargo, los viñedos tanto de secano como de regadío, aparecen citados en la mayoría de los textos agrícolas andalusíes como una unidad con carácter propio. Es evidente la extensión de su cultivo y la importancia dentro del conjunto de la economía. La uva de Almería ya gozaba de gran fama, siendo exportada a diversos países. Su cultivo aparece confirmado a través de los textos en las fértiles vegas de Almería, sobre todo en Pechina y Fiñana.
-La Ganadería
Los animales de montar corrientes eran el mulo y el burro. Existen evidencias textuales de la cría de animales de carga en Vera. Para los trabajos de los campos se utilizaban los bueyes. Era escasa la cabaña bovina, apareciendo citada a veces como botín de las incursiones fronterizas.
También existen testimonios de las ovejas en los pastizales de Dalías. Algunos de sus productos como la carne de cordero y el queso de oveja de Dalías se vendían en los mercados de las ciudades, donde eran muy apreciados.
-El Trabajo de la Seda
La seda fue el producto capital sobre el que descansaba la economía nazarí, sobresaliendo por su calidad la almeriense, producida principalmente en la Alpujarra, en Almería y su río, en la tierra de Fiñana y en las tahas de Andarax, Alboloduy, Marchena y Lúchar.
Se conoce como cría de la seda a los primeros pasos de la sericultura: cría de la seda e hilado de los capullos en madejas. Estos trabajos constituían una ocupación complementaria para los campesinos, reportándoles unos ingresos extraordinarios.
El primer proceso era la cría del gusano que se alimentaba con hojas de moral, árbol muy bien adaptado a nuestro territorio. La recolección se iniciaba en el mes de Abril, ocupando a las mujeres de modo colectivo. El cuidado de los gusanos se realizaba en cajas de cañizo llamadas paneras o panellas, que se guardaban en las habitaciones superiores de las casas por ser las más secas y aireadas.
En rústicas cabañas (nagüelas) o en las casas, se hilaban los capullos en tornos rudimentarios, formando un hilo continuo que completaba madejas de una libra de peso. Estas madejas de seda cruda, eran marchamadas por oficiales del emir y llevadas a las alcaicerías para su venta.
-4.4 La Construcción
La importancia del mundo urbano, la construcción de casas, palacios, castillos, edificios religiosos y civiles sistemas de aprovechamiento del agua nos remiten a una intensa y perfeccionada actividad constructora como veremos en los apartados que siguen.
5. El espacio urbano: la ciudad
Al ver el desarrollo histórico hemos tratado de la evolución de dos ciudades, la de Pechina y la de Almería. Ahora vamos a dibujar un esquema general esta última y a detallar algunos de sus espacios más significativos para el desarrollo de la vida política, administrativa, social y económica.
Previamente, debemos señalar que en Almería, al igual que en otras ciudades, la arqueología urbana está permitiendo acercarse a la globalidad de los aspectos materiales de su pasado. Desde los espacios de los vivos, -fortificaciones, construcciones públicas y domésticas, etc.-, hasta los espacios de los muertos -necrópolis-.
5.1. La alcazaba de almería
"No se asciende a su alcazaba si no es con fatiga,
ni se trepa hasta ella si no es con pena;
es sólida en su aspereza,
extraordinaria en su inaccesibilidad".
al-Udri, (1003/1085)
"En el punto más elevado de la ciudad se yergue su Alcazaba, que está sobre un monte aislado y aparece cercada por una sólida muralla. Su antigua Madina está rodeada por un admirable cinturón de murallas. Del mismo modo, su arrabal oriental (Musalla) está murallado de forma que su cerca está tocando a la madina. Fue el fatá Jayrán quien amuralló el arrabal. También el arrabal occidental (Al-Hawd) posee un cinturón de murallas que lo une a la madina." al-Udri, (1003/1085)
Al igual que prácticamente todas las fortalezas andalusies, la Alcazaba almeriense responde a una adaptación perfecta al terreno. Su configuración viene determinada por el espolón rocoso sobre el que se asienta. Su origen hay que situarlo en la primera mitad del siglo X, cuando Abd-al Rahman III concede la categoría de madina al núcleo de Almería y ordena construir la Alcazaba, la Mezquita Mayor y la fortificación del espacio urbano. Bajo la protección de la Alcazaba, situada en un cerro aislado que domina la bahía, el puerto de Almería se convirtió en la salida marítima más importante de Al-Andalus.
Aunque en la actualidad se pueden observar tres recintos diferenciados, en su origen la Alcazaba almeriense contó con sólo dos espacios separados por el Muro de la Vela.
En el primero, aunque hoy día está dedicado a jardines recientes excavaciones arqueológicas han permitido conocer su realidad: Casas, aljibes, baños, necrópolis, etc, que constituían una auténtica "madina" (ciudad).
En el segundo, tras el Muro de la Vela se desarrolló un área palaciega dotada de todos sus servicios: baños públicos y privados, mezquita, casas, cuadras, hornos, aljibes y, en el corazón, un palacio con accesos fortificados y patio central. El símbolo más característico de la arquitectura andalusí del siglo XI son los palacios de los príncipes, que resumen perfectamente la personalización del poder que caracterizó la política de las taifas. El tercero es fruto de la conquista castellana (siglo XVI).
5.2. Las murallas de madinat al-Mariyya
Las murallas no son un elemento aislado en el paisaje urbano, sino una de las partes más características de su fisonomía, delimitando claramente su realidad espacial frente al exterior, el mundo rural. También las murallas servían de conexión lineal a lo largo de todo su perímetro. Sin embargo, esta relación era de carácter militar y estaba perfectamente controlada. La Alcazaba, también aparece unida y separada a la vez por los lienzos de muralla. Actualmente, el conjunto de murallas conservadas en nuestra ciudad es importante, destacando el perímetro de la Alcazaba y la muralla que atraviesa la Hoya, formada por un lienzo con diez torres cuadrangulares que sube a San Cristóbal y se encamina hacia la calle Antonio Vico. En la Fuentecica, existe un tramo de lienzo y los restos de una torre que guardaba una puerta. Asimismo, también se mantienen en pie tramos de lienzo y torres en Pescadería y La Chanca. Por último, señalar que varias excavaciones arqueológicas, realizadas en la línea de fachada del Parque Nicolás Salmerón, han permitido documentar el antiguo trazado de la muralla sur de la ciudad. En el actual colegio Inés Relaño se conserva, en su sótano, un lienzo de muralla con una puerta.
5.3. La medina como soporte económico, social y religioso
La fundación de ciudades es esencial para el mundo islámico. haciendo posible que se articule el comercio lejano con pequeño mercado comercio.
-Los grupos sociales con mas poder en la ciudad
Su clase dirigente, diversa, es esencialmente urbana. La integran cortesanos, mercaderes y religiosos. En torno a ellos, con menor importancia social pero con gran peso específico en el nivel económico, están los artesanos.
En el centro de la medina los elementos institucionales (mezquita mayor, baños, alhóndiga, alcaicería y atarazanas) mantenían las conexiones en torno a las cuales giraba la vida política, religiosa y económica de la ciudad. En estos espacios los asuntos públicos y privados se resolvían de manera inmediata y sin dilación.
Desde el centro, calles que se ramificaban, laberínticas y estrechas, salpicadas por escasos huecos en las fachadas, otorgaban privacidad a la vivienda musulmana. En efecto, la casa, aunque de diferentes tipos, siempre se articulaba hacia el interior, con un dominio de lo privado reforzado por sus altos muros y las pocas aberturas externas.
Mientras que en el siglo X la ciudad ocupaba unas
En los siglos siguientes (etapa nazarí), Almería vio reducida su superficie habitada, mientras que Granada alcanzó en el siglo XIV-XV las
A lo largo de la última década, se han excavado numerosos espacios domésticos en los tres barrios de la Almería musulmana. Conocemos así la planimetría de casas taifas/almorávides con grandes patios centrales y entradas geminadas estudiadas en Talleres Cabezuelo (Avda. del Mar, esquina calle General Luque), donde también se documentó la remodelación almohade, que sigue el mismo trazado de las calles y compartimenta más las habitaciones interiores. Pero más numerosas han sido las excavaciones en la almedina y en el barrio de la Musalla. En este último, es frecuente la aparición de estancias cuyas paredes están decoradas con estucos, primero dibujados con un trazado fino inciso y finalmente pintados en rojo, en ocre o en blanco, formando zócalos decorativos como los aparecidos en el Paseo de Almería a finales de 1986.
Precisamente, la excavación arqueológica de las viviendas ha permitido conocer en su propio contexto numerosos materiales muebles que están permitiendo seriar las importantes producciones locales de cerámica que soportaban diversas funciones (almacenamiento, transporte, servicio de mesa, etc).
El conjunto de casas se distribuían en manzanas delimitadas por calles estrechas, que formaban barrios. Gracias, también, a la arqueología, hoy sabemos que las calles constituían el eje del saneamiento de las aguas residuales, en ellas aparecen los pozos negros que recogían la evacuación de las casas.
Los barrios solían estar habitados por personas de la misma profesión (barrios artesanales), de la misma religión o procedencia. Normalmente contaban con su propio baño, su escuela y oratorio o pequeña mezquita.
La ciudad se conformaba así como funcional y simple, en la que también existían calles principales que partiendo de las puertas atravesaban el núcleo urbano. Pero entre los espacios públicos destacaban las mezquitas, lugar de reunión de los fieles para la oración del viernes.
5.4. La Mezquita Mayor
Situada en el centro de la medina (en la zona de la Actual Iglesia de San Juan y el "Cuartel de los soldados"), fue mandada construir por Abd al-Rahaman III, hacia el año 965, ante el creciente aumento de la población, fue necesario llevar a cabo varias ampliaciones.
La mezquita formaba un gran rectángulo de 70 por
5.5. Las Necrópolis: El Espacio de los muertos
Un visitante que llegara a la madina de Almería, vería de lejos la dominancia de sus murallas, ero, poco a poco, al acercarse a sus puertas, lo primero que encontraba era el espacio de los muertos, la necrópolis. El cementerio de las ciudades islámicas se situaba, por lo general, en el exterior o en la periferia del núcleo urbano, en los grandes ejes de los caminos que llegaban a través de sus puertas principales. Las murallas servían así, también, para separar el espacio de los vivos del espacio de los muertos. Como es lógico a lo largo de su larga historia, Almería islámica ha contado con diversos espacios.
Existe una variedad amplia en la tipología de las tumbas: Macabrillas, fosas hechas de muy diversos materiales (piedra, ladrillo, mortero, pequeñas piedras y fragmentos cerámicos) o excavadas en las rocas o la tierra.
En todos los casos, el individuo aparece orientado de Este a Oeste, los pies, al igual que la cabeza, aparecen orientados hacia el Sur. Algunos cadáveres descansan sobre el costado derecho, mientras que otros lo hacen sobre la espalda.
No suelen tener ajuares sino de manera muy excepcional algunas jarras o candiles. Como elemento destacable habría que señalar la utilización de macabrillas prismáticas y las lápidas conocidas como "estelas almerienses" realizadas en mármol blanco de Macael que remarcan la diferenciación social, frente a una mayoría de tumbas hechas con materiales más pobres.
Un estudio del profesor Jorge Lirola sobre lápidas fuenerarias de mármol en al-Mariyya durante la primera mitad del S. XII (final de la etapa Almorávide) señala el inusual hecho de que un tercio de las mismas correspondían a mujeres.
5.6. El espacio doméstico: La casa
La vivienda andalusí responde a diversos tipos de estructura fundamentados en las diferentes clases sociales. Sin embargo, siempre se vertebraban hacia el interior, con un dominio de lo privado reforzado por sus altos muros de cerramiento y las pocas aberturas externas. La puerta, generalmente de madera con aldabón y ventanas, presentaba celosías que permitían a las mujeres mirar sin ser vistas.
Dominaban las casas de una sola planta, aunque también las hubo con piso superior al que se accedía por una escalera situada en un ángulo del patio y una galería sobre éste (saqifa). Las cubiertas se realizaban planas, generando azoteas.
En numerosas estancias se han documentado paredes decoradas con estucos incisos y pintados en rojo, formando zócalos decorativos como los aparecidos en varias casas excavadas en Almería.
En estos espacios se han documentado toda una serie de piezas en cerámica que eran utilizadas en la preparación y cocción de alimentos, almacenamiento y transporte, servicio de mesa, aseo personal, juguetes, etc.
El conjunto de casas se distribuían en manzanas delimitadas por calles estrechas, que formaban barrios. Pero, en Al-Andalus, también se realizaron lujosas mansiones de recreo a las afueras de las ciudades (al-munyas), rodeadas de huertos y jardines. En los alrededores de Almería, en el siglo XI, los nobles tenían mansiones llamadas bury, a las que se retiraban a descansar al término de sus ocupaciones en la ciudad.
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