EXCESO
DE CHOCOLATE, FRAMBUESA Y FRUTOS ROJOS.
Bizcocho
de chocolate:
100 g de mantequilla (yo suelo usar margarina) a temperatura ambiente
100 g de azúcar
8 g de azúcar vainillado
2 huevos grandes (L) a temperatura ambiente
92 g de harina para bizcochos con levadura incorporada (tipo bizcochona, yo uso la del Mercadona)
8 g de cacao en polvo puro Valor
1 pizquita de sal fina
50 g de chocolate para postres Nestlé o alguno similar
un puñadito pequeño de pepitas de choco del Mercadona (opcional)
Precalienta el
horno a 160ºC .
Funde con cuidadín el chocolate troceado (al baño maría con cuidado de que no
le entre líquido o bien al microondas, sacándolo cada pocos segundos y
removiendo para que no se queme). Resérvalo. Mezcla en un bol la harina con el
cacao y la sal y resérvalos también.
Saca unas
frambuesas congeladas (si las tienes naturales y sin congelar, mucho mejor) y
deja que se descongelen bien colocaditas sobre su base (son muy delicadas).
Prepara el molde
que vayas a usar. Yo he utilizado para el paso a paso este molde para brownies de
Wilton, que me encanta. Tiene unos 27×17 cm, es ideal para MSC de 2
huevos y el MSC de choco sale ya liso, no desperdicias apenas nada y está listo
prácticamente en 20 minutos. Úntalo de mantequilla y fórralo con papel de
hornear (el del Mercadona sirve estupendamente y está muy bien de precio). Deja
que sobresalga un poco de papel por los bordes, te servirá después para sacar
el bizcocho del molde y pasarlo a la rejilla.
Como siempre,
bate con las varillas (mejor si son eléctricas, tus brazos seguro que lo
agradecen) la mantequilla o margarina con el azúcar hasta que esté bien cremosa
y esponjosa y haya aumentado su volumen. Ve añadiendo luego los huevos uno a
uno, batiendo bien y esperando a que esté bien incorporado el primero antes de
incorporar el siguiente.
Tamiza la mezcla
de harina, cacao y sal sobre la mezcla y remueve lo justo para incorporar.
Incorpora ahora
el choco fundido y remueve también lo justo para incorporar.
Por último agrega
las pepitas de choco y remueve sólo lo justo para repartirlas.
Vierte la mezcla
en el molde, repártela bien con la espátula para nivelarla y lleva el bizcocho
al horno. En este tipo de molde y con esta cantidad de masa, 20 minutos suelen
ser suficientes, pero ya sabes que cada horno es un mundo. Ten mucho cuidado y
no te despistes, que no se te pase el tiempo o el bizcocho en lugar de tierno y
jugoso quedará duro y reseco. En cuanto esté (puedes usar la consabida prueba
del palillo) saca el molde de inmediato, deja que el bizcocho se asiente unos 5
minutos y, ayudándote del papel, saca el bizcocho del molde con muchísimo
cuidado (es muy delicado) y pásalo a una rejilla para que se enfríe. Con papel
y todo.
Mientras ve
preparando la ganache y el puré de frutos rojos.
Para el puré necesitarás (aquí están las cantidades que usé para la tarta grande, sobrará para helados, tostadas o lo que te apetezca):
300 g de frutos rojos (yo los tengo congelados, de “eissmann”: cerezas, frambuesas, grosellas rojas y grosellas negras creo, pero pueden servir otras mezclas)
50 g de azúcar
55 g de azúcar
5 g de azúcar vainillado
unas gotas de zumo de limón
Pon al fuego los frutos congelados juntos con
Prepara una buena
cantidad de ganache de chocolate
poniendo al fuego un envase de 200 ml de nata para montar al 35% (bueno, el
envase no, lo de dentro). En un bol aparte prepara 200 g de chocolate troceado o
en gotas al 55% (puedes rebajarlo o subirle el tono con chocolate más puro o
menos, teniendo en cuenta que esto afecta a la consistencia, cuanto más puro es
el chocolate, más dura queda la ganache, cuanto menos porcentaje en chocolate,
más blandita queda y más choco tienes que echar para que la ganache quede
consistente).
Cuando la nata
rompa el hervor la retiras del fuego y la echas sobre el chocolate. Espera un
minuto y remueve hasta que tengas una crema homogénea y todo el chocolate se
haya fundido.
Al principio
tendrás algo que la imagen central, que parece que no se amalgama, pero ten fe
y sigue moviendo, al final queda como en la imagen de la derecha. Deja que se
enfríe por completo.
Quita la
“corteza” de la parte superior del bizcocho con la ayuda de un cuchillo y mucho
cuidado. Es tan tierno que no hace falta ni nivelarlo. Divide la plancha de
bizcocho en 3 partes (las 3 capas de la tarta). Dadas las medidas del molde he
preparado 3 mini bandejas de 15 x 8
cm y las he usado de plantilla para dividir el bizcocho
en 3 partes iguales. Si vas a tardar en montar la tarta, guarda las capas en
una bolsa de plástico de congelación apta para uso alimentario para evitar que
los bizcochos se sequen.
Una vez fría,
monta la ganache con las varillas. Cogerá volumen, aclarará en color y espesará
bastante. No intentes hacer esto si la ganache está muy fría porque podría
cortarse, espera a que coja un poco de temperatura en la encimera y luego la
montas.
Si el bizcocho te
quedó muy seco, puedes preparar un almíbar. Si te ha quedado en su punto, no
sería necesario (yo no lo usé). Puedes pasar directamente al montaje.
Pon un poco de
ganache en la bandeja para que la tarta se sujete y coloca en ella la primera
capa de bizcocho. Extiende un poco del puré de frutas en la capa de la bandeja
y una capa de ganache en la base del bizcocho que hará de segunda capa. Cierra
el “bocata” de forma que la ganache quede en contacto con la mermelada y repite
la operación colocando encima la tercera capa “del revés” (o sea, con la parte
del bizcocho que estuvo en contacto con el papel a tu vista). Ayúdate de un
trocito de cartón o de bandeja para dar la vuelta a los bizcochos.
Espolvorea un
poco de cacao puro por encima de la tarta y reparte luego las frambuesas por la
parte superior, cubriendo toda la superficie y tal vez también alrededor por
abajo, como te apetezca, esto ya es decoración pura y dura. Por último funde un
poco de chocolate (yo usé de nuevo del 55% pero usa el que más te cuadre) y
“chorréalo” por encima de las frambuesas.
Guarda la tarta
en la nevera pero sácala al menos media hora antes de servir para que la
ganache pierda dureza.
Nota
Ganache de chocolate, es chocolate hervido con nata y
dejado enfría (se emplea para trufas, rellenos y decoración de tartas)
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