domingo, 29 de julio de 2012

Historia de los judíos en al-Ándalus. Hablar de gastronomía en el mundo judío


HABLAR DE GASTRONOMÍA EN EL MUNDO JUDÍO



 

El mundo judío ha ido adoptando platos, ingredientes y formas de cocinar de los distintitos pueblos con los que ha compartido territorio. Todo este repertorio gastronómico pasado por las exigencias religioso-dietéticas del judaísmo ha ido conformando las diferentes tradiciones culinarias del pueblo judío. Los platos que podemos considerar plenamente judíos son, en su mayoría, los que la tradición ha convertido en típicos de las fiestas hebreas.

En la cocina  judía existen dos grandes vertientes: La sefardí mediterránea y la asquenasí centro europea. En la primera, es frecuente el uso de especias y de aceite de oliva teniendo entre sus ingredientes principales, los vegetales, las legumbres y el cordero. La almendra es el componente esencial de su muy variada repostería.

Por el contrario, los asquenasíes además de las verduras suelen tomar buey, patatas, lácteos, farináceos y pescados.

En ambas cocinas, la berenjena toma especial relevancia, convirtiéndose en la protagonista de muchos platos.

La mesa sefardí se abre con un variado surtido de entremeses, el mezé, que se suele tomar con raki, una especie de aguardiente anisado parecido al “pastis”, que reconforta maravillosamente el estómago. Incluso en la farmacopea doméstica se usa para aliviar lo que llaman los males del Korason, y que son desde el dolor de muelas hasta la aerofagia, pasando por la gastritis, úlceras y demás enfermedades relacionadas con el aparato digestivo. Esta especie de aperitivo se toma en casa cuando hay alguna celebración religiosa o familiar, también se puede hacer fuera, en algún bar donde se reúnen los amigos y de algún modo dejan ya casi solucionada la comida. Los platos más habituales suelen ser los fritos de calabaza y berenjena, la “filikas”, el “djadik”, la “tarama”, los “vahtes” o “garato”, el “plaki de avas” y un sinfín de ensaladas de remolacha, berenjenas, calabacines, col, coliflor, escarola, achicoria, judías verdes, habas, pepino, rábanos, pepinillos, sesos, etc.

Otra costumbre sefardí que se respetaba hasta hace apenas dos o tres décadas en España, era la de comer pescado los viernes, una deformación sincrética del ayuno cuaresmal y la preparación del Sabath, que dio como resultado un interminable recetario en el que se puede disfrutar de preparaciones basadas en los métodos antiguos de conservación: ahumados, salmueras, salazones, escabeches, encurtidos, en aceite, etc. Ya que por aquel entonces el pescado fresco no llegaba en condiciones a la meseta.

Respetado el ayuno sabático, todos los miembros de la familia esperan impacientes el retorno de los hombres de la sinagoga para poder desayunar. Era otra fiesta que se repetía cada semana y que da idea del valor que la mesa tiene en esta cultura. En esta ocasión el aperitivo era más contundente ya que se compone de kosas d’orno, o sea, de preparaciones mucho más sofisticadas que se cuecen lentamente en el horno. Estas llamadas kosas d’orno, suelen ser las “borrekas”, empanadillas tiernas rellenas de queso que se cuecen al horno suave; el pastel o pastela, que es un hojaldre relleno de verduras, queso o carne y espolvoreado de azúcar glasé; el “almodrote”, pastel de berenjenas con queso y huevo que se asa al horno y una vez frío y cuajado se corta en grandes dados y las “filas” o “filikas”, citadas anteriormente.

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