domingo, 29 de julio de 2012

Historia de los judíos en al-Ándalus. Musica judía: Sefardí y Klezmer


MÚSICA JUDÍA: SEFARDÍ & KLEZMER



 
En el 3er Encuentro en la Judería de Toledo celebramos con el Festival de las Estrellas la explosión de conocimiento y ciencia en el Toledo Medieval, en la que de forma tan importante participaron los judíos toledanos.

Pero esta celebración cultural es también festiva y, por lo tanto, no podía faltar la música. Música sefardí y música klezmer, las dos grandes venas de la música judía, estarán representadas en sendos conciertos de Ana Alcaide (viernes 15, 22 h. Sala Círculo) y del grupo Kentokaki (sábado 21 h. en la Plaza del Ayuntamiento); además de un pasacalles sefardí que tendrá lugar la tarde del sábado 16 entre las 18 y las 20 h., a cargo del grupo Cuerno de Cabra; y otro pasacalles klezmer, (el domingo 17 a las 12.30) a cargo del Grupo Histrov. Ambos pasacalles tendrán su punto de partida en la Plaza del Salvador y recorrerán Santo Tomé, la Plaza del Conde, San Juan de Dios, Museo del Greco, Paseo del Tránsito, plaza del Barrionuevo, plaza de los Reyes Católicos, y volverán al punto de partida por la calle del Ángel.

KLEZMER

La música klezmer nace en las comunidades judías del este de Europa, en la época medieval. Klezmer era el término utilizado en yiddish para referirse al músico que interpretaba esta música, “la persona que lleva canciones“.

La música klezmer era generalmente interpretada por un grupo de tres a seis músicos. Los músicos viajaban de pueblo en pueblo tocando en bodas, festivales de Purim y ferias. Los instrumentos habituales eran el violín, el clarinete, flauta, violonchelo y batería. El violín o “fiddle” era el instrumento más popular porque algunas localidades habían prohibido los instrumentos agudos como el clarinete, la trompeta o la batería. Una música secular, informal y casi siempre improvisada, ya que los klezmorim raramente sabían leer música.

Los klezmorim viajaban de shtetl en shtetl buscando trabajo. De hecho, la etiqueta “klezmer” era considerada algo reprobable, una referencia a alguien que carecía de formación y que vivía sin domicilio fijo. Un oficio próximo al de vagabundo, que se transmitía de padres a hijos.

A pesar de su inestable reputación, la música klezmer era muy importante en la vida judía de la Europa del Este, donde aún existe un refrán que dice que “una boda sin klezmer era peor que un funeral sin lágrimas“.

SEFARDÍ

Parece seguro que los judíos participaron en la vida musical de la España medieval junto con árabes y cristianos, según revelan las cuentas de algunas casas reales en las que aparecen juglares judíos a sueldo de la corona.

A pesar de la estrecha e intensa actividad entre árabes y judíos, muy poco sabemos acerca de la práctica musical en las juderías de Al-Andalus.

La música sefardí nace de los judíos instalados en los reinos cristianos de la península ibérica durante el periodo de reconquista, especialmente entre los siglos XI al XV. Aquellos músicos judíos adaptaron canciones populares castellanas fundiéndolas con los usos musicales que habían aprendido de los árabes en Al-Andalus y con las formas líricas que estaban desarrollando los brillantes poetas judíos. Árabe en el ritmo y los instrumentos, judía en la poesía y cristiana por el idioma en que se cantaban, que era el castellano. La temática más corriente de las canciones sefardíes es la amorosa, aunque también había canciones de cuna. Y, como en el caso del klezmer, música para las bodas.

Las coplas sefardíes forman parte de los orígenes de los Romances, un genero arcaico que, como señala Ángel Álvarez Caballero, es semilla probable de la que emergieron las tonás, brote a su vez del martinete, la carcelera, la debla, la siguiriya y la saeta. Y cita: “El contacto de los grupos gitanos con juglares, trovadores y pregoneros moriscos, judíos, y cristianos judíos (conversos) y la adecuación de la temática romanceril a las ansias denunciativas de la gitanería proscrita propició la apropiación del corrido o romance para la formación de las tonás carceleras, plañideras y de resignada protesta”

Hoy este vínculo entre música sefardí y flamenco reaparece con intensidad en el trabajo de interpretes de gran talla como, por ejemplo, Yasmin Leví o Mor Karbasi.

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