LA CONVIVENCIA ANDALUSI
Entre el mito y la realidad
Autor: zineb Abbaci - Fuente: Webislam
La estructura
social en al Ándalus
Si consideramos
los factores que condujeron a la decadencia y caída final de Al Ándalus,
difícilmente podemos omitir la estructuración y composición étnica de la
sociedad andaluza, (1) pues, ¿Quiénes eran los andalusíes?
En su mayoría
procedían de una masa de población local que se incorporó, arabizándose e
islamizándose, a una nueva sociedad compuesta de elementos de origen étnico muy
diverso (árabes, beréberes), que llegaron a la península a partir de 711,
incluyendo también a los esclavos, y a los autóctonos (cristianos y judíos).
La aportación
externa más importante, numéricamente hablando, a esa nueva sociedad, fue la de
los beréberes, aunque la minoría árabe se mantuvo como portadora de los signos
de prestigio social más relevantes.(2)
El islam reconoce
una clase social: la umma o
comunidad de creyentes. Es imposible concebir correctamente la estructura
política de Al Ándalus, como cualquier otra sociedad política islámica, sin
tener una idea correcta de la “Umma”
real. La comunidad islámica diseñada por la predicación vida y obra del profeta
Muhámmad, que la paz sea con él, fue una sociedad para todos, cuya soberanía
pertenece a Dios y que se estructura según la religión única (Din Allah). (3)
La primera
estructura social de al Ándalus constaba de cinco grupos humanos que serán
estudiados en su lugar:
1) los árabes:
fueron la minoría dominante en el al Ándalus, como dueños y señores por derecho
de conquista, y se asentaron fundamentalmente en las ciudades.
2) los beréberes:
fueron la mayoría musulmana de los conquistadores, dueños por el motivo
anterior, pero menos señores por estimación árabe, sin olvidar que fueron el
grupo mas importante que participo en la conquista de Al Ándalus.
3) los muladíes:
son la mayoría de la población andalusí, son los conversos cristianos al Islam
y sus descendientes.
4) los mozárabes:
se llamaron muzárabes a los hispanos romanos e hispano visigodos cristianos que
vivieron bajo la dominación árabe, los muzárabes conservaron sus riquezas, sus instituciones,
su nobleza y su iglesia. Utilizaron la lengua latina, romance entre ellos, y el
atabe con los musulmanes.
5) los judíos:
poco numerosos, con gran cohesión social, y un estatuto social propio por la
misma razón que los mozárabes; vivieron en las ciudades.
Para completar el
variado paisaje humano de el al Andalus, no hay que dejar de mencionar la
presencia de:
— los esclavos:
de orígenes muy diversos, pero sobre todo procedentes de la Europa cristiana y
del África subhariana. Como el resto del Islam medieval, la esclavitud en al
Ándalus era fundamentalmente de tipo doméstico o militar.
Muchas de las
madres de los emires o califas andalusíes fueron esclavas rumies o beréberes; el trabajo doméstico
en las casas de familias acomodadas, dependía a menudo de esclavas gallegas o
francas.
— Los eslavos:
fueron la población blanca y rubia de las fronteras septentrionales del
imperio. Su consideración social era muy alta, tanto en su condición de
esclavos como en la de libertos. (4)
Entre el mito y
realidad. La tolerancia y la convivencia en al Ándalus
Como el islam se
mantuvo fiel a una política de escrupulosa tolerancia en todos los países
musulmanes, incluyendo al Ándalus, la población no musulmana hizo un uso pleno
de las oportunidades que se le brindaban y contribuyó al desarrollo de la vida
social. (5) Así, Américo Castro en su obra “Historia
de España , cristianos, judíos, y moros”, explicó la idea de
tolerancia: «los españoles cristianos
vivían bajo un horizonte de tolerancia trazado por el Islam, y creaban su vivir
en función de aquel horizonte, porque ésa era la vida dentro de la cual
existían…» , además , añadió: «con
el Alcorán, fruto del sincretismo religioso, era ya un momento de tolerancia,
puesto que fundía las creencias islámicas con las del judaísmo y del
cristianismo. (…) esta postura de tolerancia se fortifico durante la expansión
del Islam, a cuyo dominio político hubieran de someterse pueblos de creencias
muy diversos…» además: «la
convivencia religiosa facilitaba la explotación de los países conquistados, y
ofrecía horizonte amplio al musulmán cosmopolita….»
A propósito de la
tolerancia del islam en el Al Ándalus, los judíos vinieron a instalarse en
España soposrtando las persecuciones de los cristianos visigodos. Con los
monarcas arrianos se revocaron diez de las leyes romanas que establecían las
condiciones para su discriminación: el proselitismo estaba prohibido y los
castigos previstos para quien convirtiera a un esclavo eran muy duros; no
autorizaban la construcción de nuevas sinagogas; ningún judío podía desempeñar
cargos que le permitiesen ejercer jurisdicción sobre cristianos.
Estas leyes
estaban orientadas a encerrar a los judíos en un círculo de limitaciones. Pues,
entre los mozárabes se conservo viva la memoria de la participación de los
judíos en la pérdida de España. Para las nuevas autoridades, los judíos que se
negaban a abrazar el islam, como antes habían rechazado el cristianismo, no
podían aspirar sino a una generosa tolerancia (6) bajo el poder islámico en al
Ándalus. Con una religión basada en el amor de Dios, que hizo decir a Ibn
Arabi, el gran sufi andalusí:
Mi corazón
puede tomar cualquier forma: es un pasto para gacelas y un convento para monjes
cristianos. Un templo para ídolos; y para la K’aaba de los peregrinos, y para
los tablas de la Tora y para el libro del Alcorán. Sigo la religión de amor,
sea cual fuere el rumbo de los camellos de mi amor, allá están mi religión y mi
fe. (7)
Por consiguiente,
el islam no justifica una guerra agresiva o exterminadora, como hace la Tora en
los primeros cinco libros de la Biblia; El islam es una religión mas realista
que el cristianismo. Cuando Muhámmad, la oración y la paz sean con él, envió a
Zaid como lider del ejército musulman a pelear contra los cristianos, le dijo:
peleen por la causa de Dios valientemente pero haganlo humanamente, sean mas
tolerantes, no debéis molestar a sacerdotes, religiosas, monjes, ni tampoco a
civiles débiles o gente no apta para pelear:
“no debe producirse una masacre entre los civiles ni cortar un solo árbol, ni
ningún edificio se podrá destruir”(8)
Bajo el sol, o
dentro de sí mismo, camina el muslim hacia lejanos y mudables horizontes,
aunque bien anclando en la profundidad de su corazón, sin usar la fuerza para
convertir a los cristianos visigodos ni a los judíos a su propia fe, como Dios
manda en el Alcorán a los creyentes combatientes en la senda de Dios: “no hay violencia en la religión” (9)
Al Ándalus era
una sociedad de pura tolerancia y hermandad y de una convivencia utópica. Así,
en 863, el emir Cordobés Muhámmad I convoca un congreso para la unión y
fraternidad de judíos, cristianos y musulmanes. El erudito español Torroba
Bernando de Quirós nos confirma esta crónica, muy poco conocida, pero
históricamente fidedigna: “…tras la ruina
del estado visigodo, los israelitas irrumpen nuevamente en España de la mano de
los musulmanes; comenzó entonces la época dorada de judíos españoles… se
instalaron por doquier y prosperaron por todas partes. Encontraron un ambiente
de tolerancia, característica de los árabes en sus conquistas.”(10)
Los ideales de la
tolerancia y convivencia alcanzaron su punto más alto durante los siglos X y
XI, a pesar del empuje cada vez más intenso de los conquistadores del norte.
Alfonso X el Sabio crea la primera escuela de traductores que reúne a judíos,
cristianos y musulmanes, aunando los esfuerzos de los sabios de las tres
culturas de al Ándalus, para auspiciar lo que posteriormente se desarrolló como
renacimiento de las humanidades en occidente.(11)
Como nos comenta
C. Sánchez Albornoz en su obra “De la
invasión Islamica al estado continental (entre la creación y el
ensayo): «el convivir constante con los
musulmanes, en el mismo suelo hispano, había creado en las minorías cultas de
los reinos cristianos españoles un espíritu de tolerancia en Europa en los
siglos medíos…»
El estado
musulmán casi siempre, y desde luego en el periodo Omeya, fue de una tolerancia
sorprendente con cristianos y judíos, tan vez favorable para sus intereses
fiscales, (12) pero después de aquel tiempo, almorávides y almohades venidos de
Africa pugnaron por introducir rigidez en la dominante laxitud. Y cuando las
masas comenzaron a atropellar a los judios, éstos no podian ya cobijarse bajo
la misma cúpula, porque se habia roto el orden vigente en España: el pueblo
cristiano guerreaba, el moro le labraba las tierras y el judio lo señoreaba
como agente del fisco y como hábil técnico. Sobre tan extraño complejo se
alzaba el poder de reyes y ricos hombres, que los mantenía juntos en
convivencia. (13)
A partir del
siglo XIV, la idea de convivencia de las tres culturas va cediendo
paulatinamente y los andalusíes pierden derechos ante el auge de la
intransigencia de los ocupantes. Muchos de ellos abandonaron sus tierras y
emigraron al reino de Granada. (14)
Desde fines del
siglo XV, los conquistadores echaron a un lado al moro y arremetieron conta el
judio. España, pues, comenzó a estar regida por una sola creencia, que había
absorbido el ímpetu de las otras dos.
Coexistencia real
y límites de la convivencia social
La relativa
discordancia entre el ordenamiento legal y la dependencia social en al Andalus
dio lugar a una falta de sincronicidad entre la coexistencia real de los grupos
y su convivencia social.
La clase noble
islámica, en tanto que necesitó de los mozarabes y judios como astrónomos,
diplomáticos, financieros, médicos, traductores....etc, convivió socialmente
con ellos. Los notables, en especial, aquellos que por sus funciones públicas
trataban con la nobleza, convivieron también con las clases sociales superiores
mozárabe y judía. La masa por el contrario, no pasó de una coexistencia por lo
general conflictiva. Los mozárabes nobles y algunos de los letrados estuvieron
también bien considerados por el establecimiento Omeya.
Si las criticas
de los mozárabes integristas, como Álvaro y Eulogio, no son exageradas, dichos
grupos convivían con las dos clases superiores islámicas, gozaban de bienes
abundantes y seguian los costumbres y modas islámicas.
La convivencia
cultural fue fructífera, bien es verdad que en provecho de la clase dominante,
como sucedia en tales casos. Ni la resistencia de los mártires mozárabes
cordobeses ni la rebelion y apostasía del muladí Umar b. Hafsún modificaron la
tolerancia religiosa y la convivencia cultural y así, algunas de las fiestas
cristianas eran celebradas tambien por los musulmanes.
La relacion
social de los judios fue más limitada; la monarquía Omeya y la nobleza se
limitaron la convivencia cultural en provecho propio, si bien los judíos
aceptaron los vehículos culturales y lingüísticos de los musulmanes andalusíes.
Pero, mientras las clases productivas judias gozaron de la convivencia
cultural, los ricos fueron odiados y despreciados por las clases superiores
musulmana y mozárabe, ya que ejercieron como financieros y mercaderes que, pese
a tal condición, fueron tenidos por ricos acomodados que disimulaban sus
riquezas ocultas, y así no alcanzaron convivencia alguna y casi siempre les fue
negada una aceptable coexistencia. (15)
La intolerancia
musulmana
En suma, a medida
que esta población hispanorromana vaya convirtiéndose al islam como
consecuencia lógica de una presión duradera desde el poder, irá constituyéndose
el contigente de musulmanes de nuevo cuño -muladíes- que deberán convivir con
los otros musulmanes llegados –baladíes-. Con el tiempo, la tolerancia dejará
de ser necesaria al consumarse la islamizacion de Al Ándalus y así se iniciará
la andadura histórica del ente andalusí. (16)
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