La Málaga musulmana: vida y
urbanismo
No apaga en mí la ausencia la llama del amor...
21/10/2010 - Autor: José Antonio Nieto Castán y Salvador Claros Rivas
- Fuente: Odiseo.es
"A Málaga tampoco mi corazón
olvida;
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
(Aben Said)
Málaga,
ciudad de historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y
ambiciado. Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur
del Sur. ¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de
Málaga una ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de
la llegada de los musulmanes?
Cronistas
musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente
como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena
efervescencia social y económica, al igual que constructiva.
Sin duda, la
Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de
cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien
protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las
mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos
esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el
artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor
social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra
verdadero sentido.
Málaga
cumplía su función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre
todo italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina
amurallada, donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada
auxilio de las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos
de población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan
a los alrededores del núcleo principal.
Habiendo
expuesto las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos
nuestro viaje.
Iniciemos
por el puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera,
desde el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto
romano, sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían
unos almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como
necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la
Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que
existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene
todavía su nombre.
Málaga,
junto a al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del
litoral andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del
norte de África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía
competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al flujo
comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante para
el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras cosas.
Fueron los
Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar
posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la
alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el
fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las
descargas.
También
desde el fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la
parte oeste del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que
ese Arenal era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.
La playa
tenía por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la
población malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la
recaudación de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se
levantarían pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s.
XV.
De gran
importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita.
Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes
italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio
y riqueza de la tierra.
Pero el caso
genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga
eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a
partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el
azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas,
salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza
dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.
Los
genoveses contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia
madina, algo que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de
fortificación y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes
genoveses como los Spínola o los Grimaldi.
Después de
la conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los
genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se
reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan
su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.
A las afueras
de la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal
Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.
El arrabal
Tabbanin estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la
llamada Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente
construido sobre el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de
lo que hoy es el Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y
torres según el cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y
riadas como la del año 1661 y que destruiría el puente.
Este arrabal
llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la
fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y
también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son
los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la actual
Calle Mármoles habría otra torre defensiva.
El arrabal
de Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de
la madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal
de Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona
actual de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la
ciudad, y estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía
el arrabal con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al-
Khul, creada hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad
se llamaría Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería
reformada por Abd Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta
la Puerta de Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra
puerta que daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde
denominada Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.
Siguiendo la
muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta
el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las
actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al-
Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.
El gran
arrabal sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como
hornos, casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o
tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el
desarrollo de la vida urbana.
Desde fuera,
lo que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se
situaría al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con
la ciudad mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab
al- Qasba.
Ya al final
incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su
vida.
Si antes
hemos resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra
estaba mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la
Puerta del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas,
que contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una
auténtica puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana
cuando se abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza
de las Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto
de expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la
ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada aproximadamente
sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.
Llegó la
hora de entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el
componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una
mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a
lo largo y ancho del emplazamiento.
Aproximadamente
unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y
mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad
transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las
Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría
para dar con el Arenal.
Claramente
los elementos más visibles de la ciudad sería la Mezquita Mayor y la alcazaba.
La Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un
espacio de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las
escuelas jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en
el mundo árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal
vía para el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves,
previas a un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban
maestros como Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un
mercadillo. La ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época
almohade, quedando en el momento de la conquista un espacio con trece naves en
forma de T, de las que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer
describe la sala de oración con 113 columnas.
Seguramente
habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la
puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle
Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por
Calle Molina Larios.
Tras el
patio habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza
antes de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración.
Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.
Las
funciones de la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se
administraba justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y
centro político al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de
sumisión.
La Madraza
se confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida
por Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al
proselitismo y misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd
Allah al- Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más
institucional.
Como dato
significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se
colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los
musulmanes.
En el
tránsito a época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería
consagrada como templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor
de los RRCC, y dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían
sucediendo hasta llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del
Perdón en el Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de
1588 se abriría y daría misa por primera vez.
Ya en el s.
XI se tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de
la alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari,
la del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas
funciones que la Mezquita Mayor.
Muchas
mezquitas eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo
a la comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf
ben al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.
Destacan
también mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la
mezquita del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los
perfumistas enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado
igual, sobre la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca
del cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.
Como dato
curioso también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían
fuera del mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a
Beljair, que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra
en la zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de
Humilladero; y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en
memoria suya se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el
Camino de Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos,
celebrándose en la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.
Otro
elemento con el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o
conventos fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas
6 rabitas, variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde.
Podrían definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de
personalidades importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría
estar en el barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el
ribat de al- Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid.
Sin duda podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un
número de seguidores piadosos, y místicos.
Dentro del
plano económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o
la alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia.
De Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de
Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al
vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su
prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre
vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino
que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los
genoveses de los que anteriormente hemos hablado.
Los
principales zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado
que bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al-
gubar o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se
habla de un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.
La
alcaicería malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio
y un Sahib al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la
Mezquita Mayor, y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde
se llevaban a cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles,
orfebrería o paños de seda.
Mientras que
las telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los
talleres particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales,
realizándose en talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda
bordadas con hilos de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes.
Incluso habría un personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los
yalis o inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la
Epidemia y Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga
tenía fama eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a
oriente y tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.
También las manufacturas
del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas
actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías en la
zona actual de La Goleta.
Sobre las
alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la
alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada
de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los
caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y
otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por
mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.
Así mismo,
habría un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y
fibras textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por
talleres gestionados por el Estado.
Si antes
hemos dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro
está que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona
actual de Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que
las zonas pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.
Respecto a los
cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para
catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos),
que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y
Almería a partir del S. XIV.
La judería
estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La
población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del
tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe
o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e
incluso como poetas en la corte de Granada.
De nuevo nos
movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra
índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción,
aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da
Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está
claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial
del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su
situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti
habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como
observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y
denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de
San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergaría navíos castellanos y toda
clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.
Y al fin
llegamos al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba.
Su construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y
se utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación
estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya,
la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones
taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.
El uso del
edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la
ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los
cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del
territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su
defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe
destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por
el beréber Magluf Ben Mallul.
En el s.XIII
de nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de
Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba
dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí
tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del
califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn
Zannun.
Los
almorávides tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad,
cuyo cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada
a Marrakech.
Ya un poco
antes de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los
Banu Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez
combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto
que caerían.
De nuevo le
seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios
del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.
Sobre el
otro ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a
la alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus,la
llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo
religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter
más estable y reformas con Yusuf I.
Se uniría a
la alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio
compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última
resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las
ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.
La despedida
de la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de
Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y
salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los
cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda
un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los
pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre
permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...
BIBLIOGRAFÍA
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