El resurgir de Al-Ándalus (IV)
Cuando se unificó la España cristiana,
la Granada musulmana entró en una época de luchas internas
15/01/2001
- Autor: Ali Kettani
- Fuente: Webislam
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Ali Kettani
La unificación de los reinos cristianos
Hemos visto como se unificaron los diferentes reinos
cristianos, los cuales se fundaron sobre tierras islámicas conquistadas en la
Península de Al-Andalus. Después de la disolución del estado almohade se
redujeron a tres estados: Castilla, Aragón y Portugal. Fue Castilla el peor
enemigo del Reino Nazarí de Granada después de su fundación. Estudiaremos
primeramente la situación de Castilla en la época Nazarí de Granada.
Después de la caída almohade, se hizo cargo del
reinado de Castilla Fernando III, en el año 611 H. (1214 d.J.). A continuación
le anexionó el Reino de León su padre Alfonso IX en el año 628 H. (1230 d.J.).
Fernando III fue el jefe de los ejércitos castellanos que ocuparon Córdoba (633
H.), Jaén (643 H.), y Sevilla (646 H.). Y trasladó la capital de Castilla desde
Toledo a Sevilla, inmediatamente después de ser ocupada esta última ciudad.
Murió Fernando III el año 650 H. (1252 d.J.) en el
tiempo de Ibn Al Ahmar, fundador del Reino Nazarí, y le sucedió su hijo Alfonso
X, el Sabio. Este último continuó con el mismo plan de sus predecesores en la
lucha contra el estado islámico en Al-Andalus, ocupando la ciudad de Cádiz, de
manos de los musulmanes, en los comienzos de su gobierno, habiéndole ayudado en
la empresa Ibn Al Ahmar. A finales del reinado de Alfonso X el Sabio, se rebeló
contra él su hijo Sancho, emprendiendo una guerra civil en Castilla, en la que
venció el hijo sobre su padre, y Alfonso tuvo que ir a refugiarse al sultán
merinida Abu Yusuf el año 681 H. (1282 d.J.). Sancho IV siguió siendo rey de
Castilla sin oposición alguna hasta que entrara en disputa con los nobles y
algunos príncipes de su familia, por lo que se vio obligado a acceder en la
concertación de una tregua con Granada, lo cuál significó para el Reino de
Granada algunos años de paz.
Al morir Sancho IV el año 696 H. (1292 d.J.), le
sucedió su hijo, siendo niño aún, Fernando IV, bajo la tutela de su madre. El
suyo fue un reinado lleno de agitación y anarquía en Castilla. Pero cuando fue
adulto, empeoró de nuevo la relación entre Castilla y Granada. Y él fue quien
ocupó Gibraltar por primera vez de manos de los musulmanes en el año 709 H.
Cuando murió Fernando IV el año 712 H. (1312 d.J.), le
sucedió en el trono de Castilla su hijo, siendo niño, Alfonso XI bajo la tutela
de dos nobles. Y a pesar de la anarquía que reinaba entonces en Castilla,
prosiguió el estado cristiano con sus incursiones sobre el Reino de Granada.
Sin embargo, los musulmanes granadinos derrotaron a los castellanos en una
batalla decisiva el año 719 H. (1319 d.J.). Cuando Alfonso XI alcanzó la
mayoría de edad, y tomó personalmente las riendas del país, lo devastó,
sembrándolo de venganza y muerte, y continuando con sus ataques sobre las
tierras islámicas, él fue quien infringió la peor derrota a los ejércitos
musulmanes al mando del sultán Abul-Hasan el Merinida en la batalla del río
Salado el año 741 H. (1340 d.J.). Siendo esa la última vez que un ejército
marroquí atravesó el estrecho de Gibraltar para acudir en auxilio de los
andalusíes. Apoderándose Alfonso XI, a continuación, de Tarifa y Algeciras. Sin
embargo, los musulmanes recuperaron durante su reinado la plaza fuerte de
Gibraltar.
Al morir Alfonso XI de una epidemia el año 751 H.
(1350 d.J.), le sucedió su hijo Pedro II, el Cruel. Fue el rey al que se
dirigió Ibn Jaldún como embajador del sultán de Granada, siendo así mismo, el
tirano contemporáneo de Lisan Ad Din Ibn Al Jatíb. Pedro el Cruel, desplegó un
régimen sanguinario, sobre Castilla y sobre su familia, dónde recurrió al
asesinato de su esposa para casarse con su amante. Compuso para sí mismo una
guardia especial de musulmanes mudéjares. Emprendió violentas luchas
fratricidas entre él y sus hermanos, entrometiéndose en ellas Francia, por un
lado, con el apoyo a su hermano Enrique, e Inglaterra apoyándolo a él.
Finalmente Pedro el Cruel, fue derrotado y asesinado el año 769 H. (1368 d.J.),
en la era del sultán Nazarí Al Ganí Billah, con el que le unía un compromiso de
amistad y alianza. Y estuvo Granada al lado de Pedro el Cruel en la guerra
contra su hermano.
Subió al trono de Castilla Enrique II y le fue bien,
de forma que fortaleció el poder de Castilla en sus días de reinado. Sin
embargo, dirigió sus fuerzas contra Portugal e Inglaterra. Disfrutando Granada
de cierta seguridad en ese tiempo, que le sirvió para tomar la iniciativa con
el ataque a las tierras castellanas. Y al morir Enrique II el año 780 H. (1379
d.J.), le sucedió su hijo Juan I, emprendiendo disputas en su reinado, entre
Castilla e Inglaterra por una parte, y entre Castilla y Portugal por otra.
Derrotando los portugueses a los castellanos el año 1385 d.J.
Juan I murió asesinado el año 792 H. (1390 d.J.),
sucediéndole su hijo el joven Enrique III, que era débil y enfermizo. A pesar
de ello reforzó el régimen de Castilla y sostuvo la guerra contra Granada hasta
que murió el año 709 H. (1406 d.J.). Le sucedió su hijo Juan II siendo niño,
bajo la tutela de su madre la reina Constanza de Inglaterra y su tío Fernando,
el que ocupó la ciudad de Antequera de manos de los musulmanes, el año 815 H.
(1412 d.J.). Fue Juan II débil de carácter, y después de alcanzar la mayoría de
edad se apoderó del gobierno su ministro. Sin embargo, en su largo gobierno
imperó una cierta paz entre Granada y Castilla. Mientras que Granada estuvo
ocupada en sus disputas internas entrometiéndose en ellas los castellanos de
forma continuada para mermar sus fuerzas y debilitar el estado islámico y
prepararlo para su caída.
Cuando murió Juan II el año 858 H. (1454 d.J.), le
sucedió su hijo Enrique IV. Era tan débil como su padre, debilidad manifiesta
en su carácter y en la resolución de los asuntos, hasta tal punto de ser
apodado el Impotente. Durante sus días de reinado imperó la anarquía en
Castilla, y a pesar de ello mantuvo su opresión al Reino de Granada ayudado por
sus luchas internas como ya hemos visto. Ocupó Gibraltar por segunda y última
vez, el año 1462 d.J.
Ante la muerte de Enrique IV el año 879 H. (1474
d.J.), se opusieron los nobles a la investidura al trono de Castilla de su
única hija Juana, por dudas que tenían alrededor de su filiación, de forma que
estuvieron de acuerdo con su hermana Isabel, la cuál se había casado a pesar de
su hermano, el año 1469 d.J., con Fernando rey de Aragón. Así fue como se
unificaron los dos reinos cristianos, mientras que el Reino de Granada se
fraccionó. Isabel y Fernando fueron los que ocuparon Granada, último reducto
islámico en Al-Andalus como veremos, y recibieron más tarde el apodo de Reyes
Católicos.
Después de la caída almohade, asumió el poder del
reino de Aragón Jaime I el año 610 H. (1213 d.J.), y se prolongó su reinado
hasta el año 675 H. (1276 d.J.). Fue el que ocupó Valencia el año 636 H. (1238
d.J.), y las islas Baleares de manos de los musulmanes, contando con una
completa colaboración de Castilla para la demolición de la existencia islámica
en Al-Andalus, de ahí que fuera apodado por sus conciudadanos como el
Conquistador, siendo Zaragoza la capital de su reino.
A la muerte de Jaime I, le sucedió en el trono de
Aragón su hijo Pedro III, quién extendió la jurisdicción de Aragón hasta
Sicilia y sur de Italia (el reino de Nápoles), por ello fue apodado el Grande.
Al morir Pedro III, las tierras aragonesas, además de las zonas andalusíes de
Cataluña, Zaragoza, Valencia, las islas Baleares, incluía el sur de Italia y
Sicilia, y Provenza en el sur de Francia. Su muerte acaeció en el año 684 H.
(1285 d.J.). Le sucedió su hijo Alfonso III, que al ser débil frente a las
exigencias de los nobles, padeció Aragón estados de agitación en los días de su
reinado.
Cuando murió Alfonso III el año 690 H. (1291 d.J.),
sin sucesión, fue investido su hermano Jaime II, siendo su reinado de
asentamiento y restauración. Después de su muerte el año 727 H. (1327 d.J), le
sucedió su hijo Alfonso IV. Este era débil y los nobles lo subyugaron, de forma
que obtuvieron de él un Manifiesto de unión, por el que renunciaba, a favor de
ellos, a muchos de los poderes del trono aragonés. Murió Alfonso IV el año 736
H. (1336 d.J.), y le sucedió su hijo Pedro IV, siendo éste fuerte al contrario
que su padre. Entró en guerra civil contra los nobles, venciéndoles en la
batalla de Avila el año 1348 d.J., y les obligó a renunciar al Manifiesto que
obtuvieron de su padre. Y Pedro IV se entrometió en las disputas internas de
Castilla.
Pedro IV murió el año 789 H. (1387 d.J.), dejando un
estado fuerte para su hijo y sucesor después de él Juan I. Sin embargo él fue
un gobernante débil que no se interesaba por los asuntos de estado, y terminó
sus días en un accidente, tras el cuál murió, en el año 798 H. (1395 d.J.), y
le sucedió su hermano Martín I. Fue la suya una época de asentamiento y paz, y
se alió con Granada adquiriendo un compromiso de amistad y cooperación el año
1405 d.J.
Al morir Martín I sin sucesión en el año 813 H. (1410
d.J.), estalló una disputa en torno al sucesor en el trono de Aragón, asumiendo
el gobierno del país el Consejo de las Cortes por un tiempo de dos años.
Finalmente recayó la elección sobre Fernando el castellano, hijo de Juan I rey
de Castilla, hermano de Enrique III rey de Castilla, hijo de Eleonor hermana
del difunto Martín I. Éste Fernando fue quién ocupó la ciudad de Antequera de
manos de los musulmanes. Fernando aceptó la invitación al trono de Aragón,
convirtiéndose en su rey bajo el nombre de Fernando I el año 815 H. (1412
d.J.). Así fue como se trasladó el trono de Aragón a la familia gobernante en
Castilla, lo cuál constituiría la peor de las repercusiones en el futuro del
Reino de Granada. Siendo Fernando I un rey fuerte quiso introducir en el
gobierno de Aragón las costumbres absolutistas de Castilla.
Cuando murió Fernando I el año 818 H. (1416 d.J.), le
sucedió su hijo Alfonso V el Graso, sin embargo, se interesó más por el sur de
Italia y Sicilia, estableciéndose en Nápoles y dejando a su hermano Juan que
gobernara en su nombre las tierras de la Península Ibérica.
Al morir Alfonso V en el año 846 H. (1442 d.J.), se
fraccionó el reino de Aragón. Lo heredó en Nápoles su hijo ilegítimo Fernando.
Y lo heredó en las tierras situadas en la Península Ibérica su hermano Juan II,
siendo enérgico y déspota. Prosiguió su lucha por conseguir el trono de
Navarra, y después entró en guerra contra su hijo Carlos que condujo a la
muerte del hijo el año 1461 d.J. A continuación se sublevó Cataluña contra él,
exigiéndole su independencia. Y se hizo con ella el año 1472 d.J. En su reinado
se desencadenó la guerra entre Aragón y Francia a causa de la región del
Rosellón, en la que Francia derrotó a Juan II más de una vez. Después Juan
trató el casamiento de su hijo Fernando con la princesa Isabel de Castilla, teniendo
éxito como hemos mencionado anteriormente. Permaneció en el gobierno Juan II
hasta el año 884 H. (1479 d.J.), convirtiéndose en un decrépito anciano, que
perdió la vista y se debilitaron sus fuerzas. Teniendo que renunciar al trono a
favor de su hijo Fernando.
Así fue como se casó Isabel, la que más tarde se
convirtiera en reina de Castilla, con Fernando, que fue rey de Aragón, con unas
condiciones secretas en las que se comprometía Fernando a respetar las leyes de
Castilla, así como sus costumbres, fijar su residencia en ella, no abandonarla
sin el permiso de Isabel, ni hacer nombramientos ni decretos sin su
consentimiento. Y se comprometió a continuar la guerra contra el Reino islámico
de Granada.
Cuando fue anunciada Isabel como reina de Castilla y
León tras la muerte de su hermano, el año 1474 d.J., el grupo opositor
emprendió la lucha contra ella, poniéndose a la cabeza el arzobispo de Toledo.
El rey de Portugal invadió con sus fuerzas las tierras castellanas, pero se vio
obligado a regresar el año 1476 d.J. De esa forma se consolidaron en el trono
de Castilla, sin discusión, Fernando e Isabel juntos. Cuando Fernando subió al
trono de Aragón, en el año 1479 d.J., se unificaron los dos reinos cristianos
bajo la sombra de un sólo trono, constituyéndose de ese modo el estado español
y llegando a un consenso general después de un largo desmembramiento. El
objetivo básico y principal de Fernando y su esposa Isabel fue el de acabar con
el Reino de Granada y la existencia islámica en la Península Ibérica como
veremos. Y en el tiempo en el cuál se unificó la España cristiana, entró la
Granada musulmana en una época de luchas internas, desmoronamiento y
resquebrajamiento, por lo que los españoles sacaron el mejor provecho como una
confirmación de sus objetivos. Como así mismo Marruecos, el estado aliado
históricamente de Al-Andalus, estuvo en un periodo de debilitamiento y
desmembración interna que le impidió cualquier tipo de apoyo a Al-Andalus
cuando le sobrevino el desastre castellano.
Fernando V el Católico tenía decisión y astucia, y
contaba con una capacidad extraordinaria para la dirección, la política y la
guerra. Sin embargo, al mismo tiempo era desleal, no cumplía su promesa ni se
confiaba en su palabra. No era honrado en el trato con sus oponentes. En cuanto
a su esposa Isabel, poseía una tendencia religiosa subjetiva y fanática,
encendida de odio a los musulmanes. Fue un juguete en manos de los arzobispos
fanáticos que la utilizaron para conseguir sus objetivos, como el de aniquilar
el Islam por todos los medios salvajes, inhumanos y criminales.
Veremos ahora los últimos días del Reino de Granada y
el astuto papel que desempeñaron los Reyes Católicos para acabar con él.
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