Loja islámica. Historia y leyenda: la Cueva de los Durmientes
En la actualidad, este enclave medieval
es un importante pueblo de la provincia de Granada, situado a unas decenas de
kilometros de la capital
20/05/2009
- Autor: Antonio Olmo
- Fuente: Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos
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historia
·
loja
Panorámica de Loja (Granada)-Jesus
Noguera
A continuación, reproducimos un artículo (Loja
islámica. Historia y Leyenda: La cueva de los Durmientes1) de la
revista científica Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos editada por el
Área de Estudios Semíticos de la Universidad de Granada. El texto que incluímos
ha sido sometido a pequeñas variaciones en lo que a las transcripciones se
refiere. En este caso se han eliminado la mayoría de los grafemas o puntos
diacríticos que remiten a fonemas característicos del árabe, para facilitar la
lectura de aquellos que no están familiarizados con el sistema de transcripción
fonética que se utiliza en el texto. Asimismo, con el fin de aligerar el texto,
que por estar extraído de una revista científica y espacializada está plagado
de notas y de referencias bibliográficas, hemos omitido las notas a pie de
página. De manera que quien lo desee, puede dirigirse al texto original para
acceder a las informaciones suplementarias.
Resumen
Loja medieval y su tierra han sido ya notablemente
estudiadas y dadas a conocer en una serie de ediciones y estudios de documentos
cristianos con los que cuenta el rico Archivo Municipal de la ciudad. Acerca de
tiempos anteriores a la conquista cristiana, concretamente sobre “Loja en la
época nazarí”, W. Hoenerbach publicó, ya en 1954, un breve e interesante
artículo. Lo que intentamos ahora es revisar y dar a conocer diversos aspectos
de la Loja Islámica, principalmente hasta la formación del reino nazarí de
Granada, menos estudiados hasta la fecha.
Ello incluye la descripción del lugar transmitida por autores árabes; noticias históricas; la leyenda de la Cueva de los Durmientes; su relación con Loja y la identificación de la Cueva; y, finalmente, una nómina de personajes que, por las fuentes árabes, conocemos que nacieron, vivieron o, de alguna manera, tuvieron que ver con la Loja Islámica.
Ello incluye la descripción del lugar transmitida por autores árabes; noticias históricas; la leyenda de la Cueva de los Durmientes; su relación con Loja y la identificación de la Cueva; y, finalmente, una nómina de personajes que, por las fuentes árabes, conocemos que nacieron, vivieron o, de alguna manera, tuvieron que ver con la Loja Islámica.
Introducción
La mayoría de los autores que se ocupa de algún
aspecto de la historia de Loja
comienza tratando también sobre el origen del nombre de esta ciudad sin que, acerca de este punto, exista, al parecer, demasiada certeza ni unanimidad en las conclusiones.
comienza tratando también sobre el origen del nombre de esta ciudad sin que, acerca de este punto, exista, al parecer, demasiada certeza ni unanimidad en las conclusiones.
Una de las ciudades que Plinio situaba entre el río
Betis y el Océano, era Ilipula
Laus, que es el nombre romano con el que con frecuencia se ha pretendido identificar a Loja.
Laus, que es el nombre romano con el que con frecuencia se ha pretendido identificar a Loja.
No nos ocuparemos en profundidad de este punto, aunque
no dejemos de señalar
alguna bibliografía que trate sobre éste y otros asuntos de la Historia de Loja que no vana constituir el motivo principal de nuestro trabajo.
alguna bibliografía que trate sobre éste y otros asuntos de la Historia de Loja que no vana constituir el motivo principal de nuestro trabajo.
Recordemos, sin embargo, que F. J. Simonet
registra Lauxa , (Lawša) “lapis”,
de los “autores arábigos”, y la relaciona con Laus e Ilipula Laus de Plinio.
de los “autores arábigos”, y la relaciona con Laus e Ilipula Laus de Plinio.
Corominas incluye la voz “Losa” en su Diccionario
Crítico Etimológico y la hace
derivar “del vocablo prerromano Lauxa ‘losa’ o ‘pizarra’, que se extiende por toda la Península Ibérica, sur y sureste de Francia, y Piamonte, de origen incierto”5 .
R. Menéndez Pidal se refiere a la diptongación entre los dialectos mozárabes, y
comenta que en Valencia, Toledo y Andalucía, se decía “lauxa”, como en gallegoportugués “lousa”, frente al castellano “losa”.
derivar “del vocablo prerromano Lauxa ‘losa’ o ‘pizarra’, que se extiende por toda la Península Ibérica, sur y sureste de Francia, y Piamonte, de origen incierto”5 .
R. Menéndez Pidal se refiere a la diptongación entre los dialectos mozárabes, y
comenta que en Valencia, Toledo y Andalucía, se decía “lauxa”, como en gallegoportugués “lousa”, frente al castellano “losa”.
La existencia de canteras de piedras o losas en la
Sierra de Loja, cerca de la población, explotadas, posiblemente, desde antiguo,
explicaría y justificaría el nombre de la ciudad. La aparición de vestigios de
población romana en la demarcación de Loja avalaría también la identificación
de Ilipula Laus en el lugar donde ahora se asienta Loja, o en
sus cercanías.
Las sospechas acerca de la existencia de un
poblamiento hispano-romano en el
barrio nuclear de Loja, se pudieron convertir en certeza a partir de las labores del
Servicio de Investigación y Promoción Patrimonial del Ayuntamiento de Loja, que en 1991 demostró una presencia romana, aunque reducida, en el Cerro de la Alcazaba. Un año antes, el mismo organismo, y con motivo de la construcción de la Casa de la Cultura en la Calle Real, estuvo investigando la conocida, desde entonces, como Necrópolis de las Vinuesas, lo que permitió el reconocimiento de un núcleo de población hispano-romano en aquel lugar.
barrio nuclear de Loja, se pudieron convertir en certeza a partir de las labores del
Servicio de Investigación y Promoción Patrimonial del Ayuntamiento de Loja, que en 1991 demostró una presencia romana, aunque reducida, en el Cerro de la Alcazaba. Un año antes, el mismo organismo, y con motivo de la construcción de la Casa de la Cultura en la Calle Real, estuvo investigando la conocida, desde entonces, como Necrópolis de las Vinuesas, lo que permitió el reconocimiento de un núcleo de población hispano-romano en aquel lugar.
1. Los autores árabes sitúan y describen
Loja
Lawša,
Loja, mantuvo, durante gran parte de su período islámico, la importancia
suficiente, en cuanto a núcleo poblacional y fortificado, como para ser mencionado y descrito por conocidos geógrafos e historiadores árabes (al-Razi, al-‘Udrí, al-Idrísí, Yáqút, al-Himyarí, Abu l-Fida’, al-Qalqašandí, Ibn al-Jatíb o al-Maqqarí). La ciudad se encuentra incluida en las tierras de Elvira-Granada; y dista, según los diferentes autores, 25, siguiendo el río, ó 30 millas de Granada o una jornada.
suficiente, en cuanto a núcleo poblacional y fortificado, como para ser mencionado y descrito por conocidos geógrafos e historiadores árabes (al-Razi, al-‘Udrí, al-Idrísí, Yáqút, al-Himyarí, Abu l-Fida’, al-Qalqašandí, Ibn al-Jatíb o al-Maqqarí). La ciudad se encuentra incluida en las tierras de Elvira-Granada; y dista, según los diferentes autores, 25, siguiendo el río, ó 30 millas de Granada o una jornada.
Los escritores árabes, como hemos visto, adscriben
siempre Loja a la cora de Elvira-Granada; autores que se refieren al topónimo
con las denominaciones de hisn , qal‘a , fuz
’ y madína .
Muchos autores, al tratar de la ubicación de Loja, la
relacionan con el Genil, río que toca a la ciudad. E. Terés, en su Nómina
fluvial , se ocupa de este río, y recuerda que se trata del Singilis de
Plinio, que los árabes transcriben Šiníl , Šaníl,
y también Šinníl, Šanníl, más otras grafías
esporádicas; y refiere, como puede comprobarse, que son varios los escritores
árabes que sitúan a Loja en sus orillas.
La ciudad era vista por estos autores inmersa en un
paisaje casi idílico, apenas hoy
reconocible a causa de la casi desaparición de su patrimonio arqueológico, y de las
“urbanizaciones” y construcciones que no cesan de ocupar sus cercanas vegas.
reconocible a causa de la casi desaparición de su patrimonio arqueológico, y de las
“urbanizaciones” y construcciones que no cesan de ocupar sus cercanas vegas.
Al-Razí (s. X): “Loxa es muy natural tierra de muy
buenos lugares, de muy buenas frutas e huertas (e yaze sobre el rrío de
Xenil)”.
Ibn Sa‘í d (s. XIII), dedica un apartado a Loja, e
indica que se encuentra “entre ríos y sombras de árboles”. Comenta al mismo
tiempo que al-Himyarí (s. XII), había dichoque “si el mundo tuviera un novio de
su tierra, ciertamente sería de aquel lugar”.
Yáqút (ss. XII-XIII): “es una excelente ciudad”.
Abu l-Fida ’ (ss. XIII-XIV) y al-Qalqašandí (ss.
XIV-XV): “entre huertas y jardines”.
La descripción más conocida y reproducida es la que
proporciona Ibn al-Jatíb (s.
XIV):
XIV):
“Su aspecto es maravilloso y su paisaje,
encantador, es inolvidable. Corre a sus pies un caudaloso río, bordeado por
frondosos árboles, en cuyos alrededores abundan los jardines y los manantiales
de agua, que ofrece lugares de descanso y distracción. Sus tierras están
regadas por numerosas acequias. Ofrece al viajero un grato reposo, haciéndole
pensar que se encuentra en su propia mansión. El bienestar que allí se disfruta
nos vuelve hacia Dios. Hallas cuanto quieras de molinos en producción y de agua
pura para curar las enfermedades del pecho. Posee caza y leña abundante;
racimos de uvas que adornan como collares a las vides, y despiertas liebres que
parecen dormitar. Hay minas de sal y molinos de aceite. Produce hortalizas y
otros mantenimientos incalculables. La fertilidad de su tierra es famosa”.
Ibn al-Jatíb escribe cuando, tras la pérdida de Alcalá
en 1340, Loja se encuentra
aún más expuesta a los ataques de los castellanos, que no cesan de acosar al Reino de Granada; y concluye comentando que las viviendas de Loja estaban entonces ruinosas porque el enemigo llevaba a cabo frecuentes incursiones contra la ciudad.
aún más expuesta a los ataques de los castellanos, que no cesan de acosar al Reino de Granada; y concluye comentando que las viviendas de Loja estaban entonces ruinosas porque el enemigo llevaba a cabo frecuentes incursiones contra la ciudad.
Al-Maqqarí (ss. XVI-XVII), resume la descripción de
Loja en tiempos musulmanes, insistiendo en su situación privilegiada cerca del
Genil, y describiéndola rodeada de aldeas y castillos.
2. Noticias históricas
Las tierras de Loja constituyeron un lugar de
asentamiento para diferentes tribus
árabes, algunos de cuyos miembros debieron de ser influyentes en la política del gobierno de Córdoba por los días en los que el futuro ‘Abd al-Rahmán I desembarcó en Almuñécar, bien dispuesto a hacerse con el poder en al-Andalus.
Antes de la llegada del patrono a las costas de Almuñécar, su liberto Badr, comisionado por aquél para prepararle el terreno, había parado en la aldea de Turruš , donde vivía Abú ‘Utmán, “que era entonces el más respetable de los clientes (omeyas) y hombre a quien se le guardaba mucha consideración”.
árabes, algunos de cuyos miembros debieron de ser influyentes en la política del gobierno de Córdoba por los días en los que el futuro ‘Abd al-Rahmán I desembarcó en Almuñécar, bien dispuesto a hacerse con el poder en al-Andalus.
Antes de la llegada del patrono a las costas de Almuñécar, su liberto Badr, comisionado por aquél para prepararle el terreno, había parado en la aldea de Turruš , donde vivía Abú ‘Utmán, “que era entonces el más respetable de los clientes (omeyas) y hombre a quien se le guardaba mucha consideración”.
La alquería de Turruš se encontraba
situada, según A. Arjona, entre Loja e Iznájar, y al sur de Fuentes de Cesna.
Cuando, finalmente, ‘Abd al-Rahmán desembarcó en
Almuñécar en el año 138 de la Hégira (755), salieron a recibirle Abú ‘Utmán y
su yerno ‘Abd Alláh b. Jálid, que
tenía su residencia en al-Funtayn , que fue a donde primeramente fue llevado el recién llegado; e inmediatamente después a Turruš , residencia de Abú ‘Utmán.
tenía su residencia en al-Funtayn , que fue a donde primeramente fue llevado el recién llegado; e inmediatamente después a Turruš , residencia de Abú ‘Utmán.
En Turruš se concentró un gran número
de omeyas y yemeníes, que acudieron allí para acompañar y apoyar al recién llegado.
Hay que recordar que las aldeas de Turruš y al-Funtayn habían
sido donadas, con otras propiedades, a Abú ‘Utmán y a ‘Abd Alláh,
respectivamente, por Artobas, hijo de Witiza, que había podido conservarlas
tras la conquista árabe de España.
‘Abd Alláh, disgustado después con el emir ‘Abd
al-Rahmán I, que había matado
en Córdoba bajo engaño a un protegido del primero, “se retiró a su casa de al-Funtayn , donde permaneció hasta su muerte, sin aceptar cargo alguno del Sultán”.
en Córdoba bajo engaño a un protegido del primero, “se retiró a su casa de al-Funtayn , donde permaneció hasta su muerte, sin aceptar cargo alguno del Sultán”.
Durante los años en que se mantuvo la rebelión de Ibn
Hafsún (siglos IX-X), el
territorio de Loja fue escenario de diversos combates entre rebeldes y las tropas del gobierno de Córdoba. Las aldeas y alquerías que circundaban a Loja, de población posiblemente cristiana y muladí en su mayoría, estuvieron del lado de la rebelión, mientras que la población de Loja y al-Funtayn (El Frontil), quizás mayoritariamente árabe, guardaba fidelidad al gobierno.
territorio de Loja fue escenario de diversos combates entre rebeldes y las tropas del gobierno de Córdoba. Las aldeas y alquerías que circundaban a Loja, de población posiblemente cristiana y muladí en su mayoría, estuvieron del lado de la rebelión, mientras que la población de Loja y al-Funtayn (El Frontil), quizás mayoritariamente árabe, guardaba fidelidad al gobierno.
Así, en el año 281/894, en tiempos del emir ‘Abd
Alláh, en el curso de una expedición por el río Genil, al mando del visir, las
tropas de Córdoba atacaron Iznájar, Turruš y Sajna (Fuentes de
Cesna), quemando el terreno entre estos dos núcleos; y continuando después
hacia Sahla , al-Qabdíq (Alcaudete), Bigu (Priego)
y Qal‘at Yahsúb(Alcalá la Real). Las mismas tropas, sin embargo, no
molestaron a las gentes de Loja y al-Funtayn , porque
permanecían, como decía el cronista, en la obediencia.
Loja ya se había convertido, desde el año anterior,
280/893, en un lugar seguro para las tropas realistas, pues al-Mutarrif, hijo
del emir ‘Abd Alláh, a la vuelta de una victoriosa misión contra Ibn Hafsún,
que le llevó a las mismas puertas de la capital rebelde, Bobastro, mandó
reconstruir su fortaleza y mejorar sus defensas.
Entonces nombró gobernador a Idrís b. ‘Abd Alláh, y
continuó su marcha hasta Elvira persiguiendo a los partidarios de Ibn Hafsún.
Unos años más tarde, en el 291/904, Abyn, hijo del
emir ‘Abd Alláh, y Ahmad b.
Muhammad b. Abú ‘Abda, que comandaba la caballería, atacaron las fortalezas de Turruš y al-Rayul , que se encontraban en poder de los rebeldes de Ibn Hafsún.
Muhammad b. Abú ‘Abda, que comandaba la caballería, atacaron las fortalezas de Turruš y al-Rayul , que se encontraban en poder de los rebeldes de Ibn Hafsún.
La fortaleza de Loja había sido tomada como base de
partida para la expedición. El jefe de la caballería avanzó con parte de su
fuerza, mientras que Abyn, hijo del emir, permaneció acampado en la misma Loja.
Los prisioneros y las cabezas de los rebeldes caídos fueron llevados a esta
ciudad.
Loja constituía un núcleo que pareció mantenerse fiel
al gobierno de Córdoba,
rodeado de lugares que, durante todos aquellos años, continuaron inflamados por el fuego de la rebelión y de la disidencia.
rodeado de lugares que, durante todos aquellos años, continuaron inflamados por el fuego de la rebelión y de la disidencia.
Décadas más tarde, en el 364/974, el califa al-Hakam
concedió una audiencia a los notables de las coras militarizadas; y el primero
en ser recibido fue el yund de
Damasco, asentado en la cora de Elvira, que lo componían los distritos de Granada, Jete, Jubiles, Berja, Dalías, Priego, Alcaudete, Loja, y Alcalá la Real.
Damasco, asentado en la cora de Elvira, que lo componían los distritos de Granada, Jete, Jubiles, Berja, Dalías, Priego, Alcaudete, Loja, y Alcalá la Real.
La importancia y el papel de Loja en la región debió
de ir creciendo a medida que lo hacía el de la capital, Granada. Así tuvo que suceder
durante la época de los llamados Reinos de Taifas, cuando gobernaba en Granada
la dinastía de los beréberes ziríes.
Entonces, un personaje llamado Mu’ammal eligió la
plaza de Loja para hacerse fuerte y, desde allí, llamar a la rebelión contra el
rey ‘Abd Alláh a otras facciones de la región.
Era un tiempo cuando los almorávides andaban ya
presionando fuertemente a los
ziríes granadinos para arrebatarles el poder en Granada, y la rebelión y la defección cundían en el reino. En Loja se encerraron en esta ocasión, junto a otros rebeldes, los mercenarios esclavos blancos (a‘lá ), esperando, como anota el rey en su memorias, ocupar más altos puestos al lado de los almorávides. Según escribe el rey ‘Abd Alláh, algunos rebeldes tenían hecho un concierto con los Banu Málik, gobernadores de Loja, para, si se veían en apuros, refugiarse en esta plaza.
ziríes granadinos para arrebatarles el poder en Granada, y la rebelión y la defección cundían en el reino. En Loja se encerraron en esta ocasión, junto a otros rebeldes, los mercenarios esclavos blancos (a‘lá ), esperando, como anota el rey en su memorias, ocupar más altos puestos al lado de los almorávides. Según escribe el rey ‘Abd Alláh, algunos rebeldes tenían hecho un concierto con los Banu Málik, gobernadores de Loja, para, si se veían en apuros, refugiarse en esta plaza.
Ya con un poder musulmán en decadencia, acompañando al
eclipse del dominio
almohade sobre al-Andalus, el rey Fernando III lleva a cabo una serie de incursiones al sur de Sierra Morena donde, por tierras de Jaén, se hace con un aliado musulmán llamado ‘Abd Alláh, al-Bayyasí , el Baezano, que se había salido de la obediencia de los musulmanes, y colaboraba abiertamente con el cristiano.
almohade sobre al-Andalus, el rey Fernando III lleva a cabo una serie de incursiones al sur de Sierra Morena donde, por tierras de Jaén, se hace con un aliado musulmán llamado ‘Abd Alláh, al-Bayyasí , el Baezano, que se había salido de la obediencia de los musulmanes, y colaboraba abiertamente con el cristiano.
En una de sus más devastadoras y crueles incursiones,
el rey castellano y este aliado suyo, al-Bayyasí , tomaron, entre otras plazas,
las de Priego, Loja y Alhama.
Esta temporal conquista de Loja en 1226 ha sido
referida, con mayor o menor amplitud, por diversas fuentes árabes y castellanas.
Las fuentes árabes son escuetas y destacan, tanto el vergonzoso papel de
al-Bayyasí como el encarnizamiento de los combates. Las crónicas cristianas
proporcionan más detalles acerca de aquella conquista. Los castellanos sitiaron
la villa y entraron en ella al tercer día, tras horadar los muros y quemar las
puertas. Mataron entonces a todos los musulmanes, menos a los que se acogieron
al alcázar. Los sitiados allí resistieron el cerco, pero tuvieron más
dificultades cuando les fue cortada el agua de la que se abastecían, y que
nacía al pie de una torre. Al parecer, los musulmanes dilataban la entrega de
la fortaleza tras varios plazos de negociación; y cuando los cristianos
entraron por la fuerza, ya no dieron cuartel. Así, mataron o cautivaron a todos
los que hallaron. Los cautivos pudieron ser, se dice, unos trece o catorce mil.
El rey ordenó entonces que se arrasase el castillo para que también sirviese de
ejemplo y escarmiento.
Esta sangrienta incursión en el interior del
territorio musulmán, mostraba ya la
debilidad de lo que iba quedando de al-Andalus. A partir de entonces, las tierras de Loja también quedarían cada vez más expuestas a los ataques castellanos pues, durante los más de dos siglos siguientes, la frontera castellano-nazarí le quedaría peligrosamente próxima.
debilidad de lo que iba quedando de al-Andalus. A partir de entonces, las tierras de Loja también quedarían cada vez más expuestas a los ataques castellanos pues, durante los más de dos siglos siguientes, la frontera castellano-nazarí le quedaría peligrosamente próxima.
3. Loja y la caverna de los durmientes
Una buena parte de la literatura producida sobre Loja
en la época islámica, tiene que ver con la leyenda de la Cueva de los
Durmientes.
Esta leyenda, oriental y cristiana en su origen, y con
ligeras variantes según la fuente, cuenta cómo siete cristianos de Éfeso,
perseguidos en tiempo del emperador Decio, se refugiaron en una caverna, no
lejos de la ciudad. Sus enemigos bloquearon la entrada para que murieran de
hambre. Cuando, casi dos siglos después (196 años), en tiempos del emperador
Teodosio II, un pastor abrió la caverna, encontró allí siete durmientes que
entonces fueron despertados. La cueva se convirtió en lugar de veneración y
peregrinación, desde, al menos, comienzos del siglo XVI. La historia de los
Durmientes se convierte en tema literario tratado en diferentes lenguas
orientales y occidentales, principalmente en griego y en siriaco, y, después de
Muhammad (saw), también en árabe.
La leyenda penetró en la literatura islámica a través de
la azora XVIII de El Corán, titulada al-Kahf ("La
caverna"). En 1933, el célebre dramaturgo egipcio Tawfíq al-Hakím
escribió una obra acerca de este tema titulada Ahl al-Kahf ("La
gente de la Caverna") .
De todas las aleyas de la azora, quisiéramos destacar
las que se refieren a la situación física y orientación de la cueva, donde se
dice:
“cuando ascendía el Sol, hubiese visto
que se apartaba hacia la derecha de su cueva, y cuando declinaba, se dirigía hacia
la izquierda, mientras que ellos le permanecían en el intersticio”.
El versículo permite deducir que la entrada de la
Caverna estaría orientada hacia el Norte.
Existe una larga lista de lugares, tanto en la
Cristiandad como en el Islam, consagrados a los Durmientes y a al-Raqim.
La leyenda fue extendiéndose en el mundo musulmán a medida que se ampliaban las
conquistas. De esta manera iban también fundándose mezquitas referidas a Ahl
al-Kahf (gentes de la caverna) en Argelia, Túnez, Egipto, Siria,
Afganistán, Turquía (tres), Turkestan Chino, Jordania y, en al-Andalus, Loja.
Existían también otros hechos prodigiosos o
milagros, ‘ayá’ib , cuyas menciones
aparecen en diferentes fuentes musulmanas, y que se localizaban en esta parte de Andalucía.
aparecen en diferentes fuentes musulmanas, y que se localizaban en esta parte de Andalucía.
En al-Andalus, el lugar a que se refiere la leyenda de
la Cueva quedó fijado en un
lugar cercano a Loja, y las menciones a este lugar son considerables en la literatura árabe.
lugar cercano a Loja, y las menciones a este lugar son considerables en la literatura árabe.
El primer geógrafo que relaciona una Cueva de los
Durmientes con Loja, y que,
además, visitó el lugar, fue al-‘Udrí (s. XI), que cuenta:
además, visitó el lugar, fue al-‘Udrí (s. XI), que cuenta:
“En el yuz’ de Loja, y situada en
un monte de fácil acceso, existe una caverna cuyo orificio de entrada tiene una
altura aproximada de cuatro codos y junto al cual hay un árbol. Cuando se ha
subido hasta allí es preciso descender hasta la caverna propiamente dicha, a
una profundidad superior a dos brazas; entonces, se descubren cuatro cadáveres
sin que nadie sepa el tiempo que llevan allí, pues las gentes los encontraron
así en épocas remotas. Tampoco es posible esclarecer el origen de su historia,
pues no aparece mencionada por los historiadores (al-tawáríj). Lo único cierto
es que los príncipes (umara’) mantienen un continuo cuidado sobre ellos y les
envían ropas funerarias que son rasgadas y, después, colocadas encima para
evitar que sean robadas por alguien que no sea temeroso de Alláh.
Uno que entró a verles en la citada
caverna me contó que descubrió el rostro del que (reposaba) en el centro y vio
que su brazo descansaba sobre la frente; descubrió también su pecho y su
vientre, el cual, al ser golpeado con los dedos, sonó a cuero seco. Me refirió,
también, que sus estaturas oscilaban alrededor de los doce palmos.
Dice Ahmad b. ‘Umar (al-‘Udrí ): “Pero
yo creo que aquello no es otra cosa que el resultado de la ligereza de su
lengua, pues la verdad solo Alláh la sabe”. Y cuenta (al-‘Udrí) que aquella
caverna era muy oscura y que lo único que encontró en ella fue una soledad tan
espantosa que, a no ser por su gran ánimo y su afición a las cosas fantásticas,
no hubiese permanecido allí un solo momento. Y refiere que, en el lugar donde
se habían visto los cuerpos, sólo había una piedra lisa y dura, y el lugar de
sus (supuestas) cabezas estaba ocupado por algo que, en cierto modo, se
parecía, pero que sólo era una elevación de la misma roca.
Cuenta también que vio en aquella gruta
tres calaveras y restos humanos”.
Al-Idrísí (s. XII), visitó la cueva de Éfeso, en el
año 1115, y observó siete cadáveres con un perro a sus pies, cuya cabeza tocaba
el rabo. Pero entonces el autor, además, comenta:
“los habitantes de al-Andalus se
equivocan al decir que los siete durmientes son los mártires de la ciudad de
Loja”.
La veneración hacia los Durmientes de Loja existía de
todas maneras en al-Andalus; solo que al-Idrísí la considera falsa cuando se la
relaciona con la de Éfeso.
Abú Hamid al-Garnatí (s. XII), que, además, confiesa
ser de Granada, dice:
“A tres parasangas de Granada se
encuentra Loja, una pequeña ciudad, situada junto a una montaña, en cuya falda
se abre una especie de gruta o caverna; el sol, cuando sale, se desvía de la
entrada de la gruta por la derecha, mientras que al ponerse la rebasa por la
izquierda. En su interior pueden verse los cadáveres de siete jóvenes, seis de
los cuales yacen de espaldas, mientras que el séptimo lo hace sobre el costado
derecho; un perro permanece echado de sus pies. A ninguno de estos cuerpos le
falta miembro alguno y todos ellos conservan sus cabellos. Suelen ataviarlos con ropajes diferentes y
acuden a visitarles gentes de todas partes. Sobre esta caverna se ha erigido un
gran oratorio, ya que se les tiene mucha devoción, pues atienden cuantas
peticiones les son hechas. Sobre la cueva luce siempre una inmensa luz”.
Al-Zuhrí (s. XII), que, supuestamente, nació en
Almería, también cuenta que estuvo en la Cueva de Loja en el año 532/1137, y
que, incluso, contó los huesos del perro. Es el autor que mayor atención parece
prestar a la leyenda, sobre la que nos deja unaamplia narración adornada de
otros interesantes detalles que no aparecen en otros autores. Por haber estado
allí, habría que tener en cuenta su descripción del lugar, por lo que queremos
traer aquí su relato:
“En la parte baja de dicho monte (Sierra
Nevada), a poniente, se encuentra la ciudad de Granada (Garnáta), que es grande
y una de las más bellas de al-Andalus. Cerca de ella, a doce parasangas, está
la Cueva y al-Raqim. Esta Cueva está situada en una alta cortadura, y en ella
podría abrigarse una gran tropa. Su entrada destaca sobre el mar. En su
interior hay cinco cuerpos humanos cuya piel se ha secado sobre sus huesos, de
tal manera que, si se les
golpea, se produce un tintineo metálico como (si se hiciera sobre) cobre. La piel de alguno de ellos está algo desollada porque la gente los manosea; pero el (personaje) situado en el centro no ha sufrido variación alguna. Cada uno de estos cuerpos sigue entero y no se ha desencajado ninguno de sus huesos.
golpea, se produce un tintineo metálico como (si se hiciera sobre) cobre. La piel de alguno de ellos está algo desollada porque la gente los manosea; pero el (personaje) situado en el centro no ha sufrido variación alguna. Cada uno de estos cuerpos sigue entero y no se ha desencajado ninguno de sus huesos.
A los pies del que está en el centro se
encuentran los huesos de un perro. Dice el autor de este libro: “Vi esta cueva
en el año 532 y aquellos cadáveres estaban cubiertos por una túnica de lino y
cada una de sus cabezas llevaba gorro (šašiya). Tenían constitución mayor que
la de la gente de esta época cuando están momificados. Por consiguiente, cuando
estaban vivos, su estatura –y Dios es el más sabio– debía ser aún mayor”. Añade
el autor: “Conté los huesos del
perro y no faltaba ninguno, y respecto a las vértebras de su lomo vi tres o cuatro que estaban unidas, y lo mismo sucedía con sus articulaciones. Si la gente no los hubiera manipulado, dispersando sus huesos, todavía se tendrían de pie. A pesar de esto, no los consumió la tierra ni se alteraron con el paso del tiempo”. Cuentan los historiadores que cuando los musulmanes entraron en al-Andalus en el año 91, preguntaron a los cristianos acerca de la Cueva y de quienes se encontraban en su interior. Los sabios cristianos y sus obispos contestaron: “No sabemos nada de ellos; sólo que nuestros padres nos contaron que, cuando ellos tomaron este país a los godos, que lo habitaban antes que nosotros, les interrogaron sobre la Cueva y sobre la gente que en ella está”. El pueblo respondió: “No conocemos su historia y así los hallamos cuando les invadimos el país a los jazares que estaban desde la época de Abraham –¡sobre él la paz!–”.
perro y no faltaba ninguno, y respecto a las vértebras de su lomo vi tres o cuatro que estaban unidas, y lo mismo sucedía con sus articulaciones. Si la gente no los hubiera manipulado, dispersando sus huesos, todavía se tendrían de pie. A pesar de esto, no los consumió la tierra ni se alteraron con el paso del tiempo”. Cuentan los historiadores que cuando los musulmanes entraron en al-Andalus en el año 91, preguntaron a los cristianos acerca de la Cueva y de quienes se encontraban en su interior. Los sabios cristianos y sus obispos contestaron: “No sabemos nada de ellos; sólo que nuestros padres nos contaron que, cuando ellos tomaron este país a los godos, que lo habitaban antes que nosotros, les interrogaron sobre la Cueva y sobre la gente que en ella está”. El pueblo respondió: “No conocemos su historia y así los hallamos cuando les invadimos el país a los jazares que estaban desde la época de Abraham –¡sobre él la paz!–”.
Prosigue el autor –¡Dios le tenga
misericordia!–: “Lo más extraordinario que he visto y lo más maravilloso que he
observado en el asunto de esta Cueva es que, cuando se mira atentamente su
interior y se aplica la razón, resulta evidente la prueba (de la existencia) de
la gente de la Cueva”.
Se juntaron en la ciudad de Loja
(Lawša), que se encuentra cerca de la Cueva, un grupo de gente de vida libertina
y depravada y estipularon una recompensa para quien penetrara en la Cueva y
regresara con una señal evidente de que había estado en ella. (La hazaña)
habría de tener lugar por la noche. Salió de entre esta gente un hombre de
Granada y se dirigió hacia la Cueva con miedo y temor; pero no entró en ella
durante el día con la mucha gente por temor, y cuando llegó (la noche),
perseveró revistiéndose de valor, y se dirigió al que estaba en el centro: le
cortó una oreja y regresó con ella junto a sus compañeros. Cuando llegó a ellos
con la oreja, se oyó un gran grito que conmovió a toda Loja, no quedando en
ella, ni mayor ni pequeño, que no despertara.
La voz que gritaba decía: “Han cortado
de cuajo la oreja de Yamlija, uno de los hombres de la Cueva”. Por esto, la
ciudad tembló. La gente, como conducida por un qa ’id acudió a aquel lugar,
rompió su puerta y se precipitó sobre ellos diciendo: “¿Dónde está la oreja que
habéis cortado?”. Contestaron: “Este es el que la trajo”; señalaron a aquel
individuo y recogieron la oreja. Luego, Muhammad ibn Sa‘áda, que entonces era
el sáhib al-šurtá de Granada, prendió a aquellos maleantes y los azotó hasta
que murieron. Al amanecer y aparecer la aurora, Muhammad ibn Sa‘áda se encaminó
hacia la Cueva con un grupo de compañeros suyos y de (otra) gente y se
encontraron con que la oreja del que estaba en el centro, conocido por Yamlíja,
había sido cortada. La volvieron a coser con hilo y aguja en su sitio. Luego
Muhammad ibn Sa‘á da mandó la reconstrucción de al-Raqim, que estaba sobre la
Cueva, y, como que se conservaban rastros de una antiguo oratorio, ya derruido,
lo hizo reconstruir, dirigiendo su mihrab hacia la alquibla, en dicho año
532-38 .
Al-Qazwiní (s. XIII), nació en Persia. En su
obra athár al-bilád , el autor reproduce una buena parte
del texto del al-‘Udrí acerca de los Durmientes de Loja, pero no repite las
palabras que ponían en duda la verosimilitud de la historia de la Cueva.
Al-Himyarí (s. XIV), que era de Ceuta y permaneció
durante unos años en la Granada nazarí, también repite gran parte del relato
al-‘Udrí pero, como el autor anterior, tampoco reproduce la parte crítica del
mismo acerca de la leyenda de los Durmientes. Al-Himyarí comenta que el autor
de la fuente que utiliza para su relato había estado en la cueva en el año
504/1110. La parte más interesante para nuestro tema es la que dedica al
apartado de al-Raqim , donde habla de “un oratorio existente
encima de la Cueva; y de una construcción romana de forma circular en la
proximidad, llamada al-Raqim, parecida a un castillo, del que
todavía quedaban algunos lienzos de muralla en pie, en medio de un campo
desierto sembrado de ruinas”.
Recordemos que al-Zuhrí ya había dejado constancia de
la reconstrucción en el año 532/1137, de aquel oratorio sobre la Cueva.
En el Dikr bilád al-Andalus , que es
una crónica anónima de un autor magrebí (ss.
XIV-XV), el relato sobre los Durmientes de Loja parece ser un amplio resumen del texto de al-‘Udrí, y se incluyen los principales detalles, como la situación y características de la Cueva, y el número de Durmientes que, en este caso, también es de cuatro. El autor no menciona, como otros tampoco hicieron, las serias dudas de al-‘Udrí, contra lo que parecía ser la creencia general, acerca de la existencia de aquellos durmientes en la Cueva.
XIV-XV), el relato sobre los Durmientes de Loja parece ser un amplio resumen del texto de al-‘Udrí, y se incluyen los principales detalles, como la situación y características de la Cueva, y el número de Durmientes que, en este caso, también es de cuatro. El autor no menciona, como otros tampoco hicieron, las serias dudas de al-‘Udrí, contra lo que parecía ser la creencia general, acerca de la existencia de aquellos durmientes en la Cueva.
Autores posteriores, éstos orientales, como al-‘Umarí,
que nació en Damasco (m.
749-1348), y visitó la Granada nazarí; y el egipcio al-Qalqašandí (ss. XIV-XV), que
también sigue lo que dicen otros, se limitan a mencionar la Cueva de los Durmientes, relacionándola con Loja.
749-1348), y visitó la Granada nazarí; y el egipcio al-Qalqašandí (ss. XIV-XV), que
también sigue lo que dicen otros, se limitan a mencionar la Cueva de los Durmientes, relacionándola con Loja.
Ahmad b. ‘Alí Mahall (s. XVI), en su obra Tuhfat
al-mulúk , escribe sobre la
Cueva, los cinco hombres, y también acerca de la tradición a que ha dado lugar.
Cueva, los cinco hombres, y también acerca de la tradición a que ha dado lugar.
La Cueva de los Durmientes en Loja tuvo, pues, que ser
visitada por muchos devotos y curiosos durante el período islámico. Tras la
conquista cristiana del territorio, la tradición debió interrumpirse, de manera
tal, que no parece quedar en nuestros días rastro, testimonio o documento
alguno, que indique un lugar más o menos seguro de ubicación.
Es necesario indicar ahora, sin embargo, que en
el Libro de los Repartimientos de
Loja de 1486 aparece el topónimo “Durmientes” en tres ocasiones:
Loja de 1486 aparece el topónimo “Durmientes” en tres ocasiones:
En la primera, al tratar sobre el campo de Abor, se
hace referencia a unas tierras que
“alindan con tierras de mosén Fernando
Rejón, e por la vera del monte fasta el camino que viene de los Durmientes; e
el camino abajo en canto del monte, a una ençina que quedó en ella fecha una
cruz; e dende el enzina atrabiesa fasta dar en el arroio que biene de la dicha
torre de Abor; e el arroio arriba, fasta el dicho camino que biene de los
Durmientes a la torre”.
En la segunda ocasión cuando, al tratar del reparto de
tierras en la parte de
Gibralpulpo, se dice que le corresponde a Pasqual Merino,
Gibralpulpo, se dice que le corresponde a Pasqual Merino,
“un pedaço de monte para que faga una
roça donde a cortado madera, ençima de los Durmientes”.
En la tercera ocasión, al tratar del regadío en la
vega de Tajara, se lee que
“a Germino de Jarandilla, ocho fanegas
de tierra de sequero, de aquella parte del río, como van a la torre nueva, en
satisfacción de las tierras de riego que no le dieron; que alindan con el
camino que va a la dicha torre e con el monte; e diole con la dicha tierra,
dentro en ella, un sitio de colmenar; e es una cañada que viene de los Durmientes”.
Uno de los, posiblemente, últimos testimonios directos
acerca de la existencia de la Cueva lo encontramos en las crónicas castellanas.
La fama de la Cueva de los Durmientes había llegado a Fernando III. Antes de
sitiar a Loja, en 1226, el rey y algunos acompañantes
“pasaron por un lugar donde estauan
siete durmientes que durmían de luengos tienpos, e entrólos el rey a uer.
Entonçes le llegó mandado cómmo su hueste tenía çercado a Loxa, e llegó el rey
a ora de vísperas a su hueste”.
Hemos podido comprobar ya más arriba la notoriedad que
pudo alcanzar el nombre de Loja en la literatura árabe, a propósito de la
leyenda de la Cueva de los Durmientes. Un lugar así merecería ser identificado
con alguna precisión. Que sepamos, en los estudios que se ocupan de la historia
de Loja y de su tierra, aunque se aluda a la leyenda, no se señala,
comprensiblemente, un lugar concreto y suficientemente razonado. Tampoco los
actuales lojeños, desconocedores, por otra parte, en su casi totalidad, de la
existencia de aquella leyenda que tanto renombre proporcionó a su tierra,
pueden dar respuesta a pregunta alguna relacionada con este tema. Una tradición
premusulmana que pudo mantenerse durante siglos, se olvidó precisamente con la
llegada de los nuevos pobladores castellanos.
Si, con el fin de intentar identificar el lugar, se
extraen parte de las citas anteriores
referidas a la geografía de los Durmientes y la Cueva, puede leerse:
referidas a la geografía de los Durmientes y la Cueva, puede leerse:
En el Libro de los
Repartimientos : “Un pedaço de monte para que faga
una roça dondea cortado madera, ençima de los Durmientes; ... una cañada que
viene de los Durmientes”.
Los autores árabes, por su parte, habían escrito:
Al-‘Udrí: “En un monte de fácil acceso existe una
caverna cuyo orificio de entrada
tiene una altura aproximada de cuatro codos. Cuando se ha subido hasta allí es
preciso descender hasta la caverna propiamente dicha, a una profundidad superior a dos brazas”.
tiene una altura aproximada de cuatro codos. Cuando se ha subido hasta allí es
preciso descender hasta la caverna propiamente dicha, a una profundidad superior a dos brazas”.
Al-Zuhrí: “Esta Cueva está situada en una alta
cortadura, y en ella podría abrigarse una gran tropa...Muhammad ibn Sa‘áda
mandó la reconstrucción de al-Raqam, que estaba sobre la Cueva, y,
como que se conservaban rastros de una antiguo oratorio, ya derruido, lo hizo
reconstruir”.
Al-Himyarí: “Una caverna a la que se puede acceder
desde abajo, y en cuyo orificio
hay un árbol. La Caverna se abre en plena roca y tiene una profundidad de dos
brazas...un oratorio existente encima de la Cueva; y una construcción romana en la proximidad, llamada al-Raqim, parecida a un castillo de forma circular... en medio de un campo desierto sembrado de ruinas”.
hay un árbol. La Caverna se abre en plena roca y tiene una profundidad de dos
brazas...un oratorio existente encima de la Cueva; y una construcción romana en la proximidad, llamada al-Raqim, parecida a un castillo de forma circular... en medio de un campo desierto sembrado de ruinas”.
Con estos datos habría que detenerse en un monte de
fácil acceso y una cueva con
un orificio de entrada de unos 2 m., que cuente encima con espacio para una pequeña construcción. También deberían quedar restos de antiguas construcciones por los alrededores.
un orificio de entrada de unos 2 m., que cuente encima con espacio para una pequeña construcción. También deberían quedar restos de antiguas construcciones por los alrededores.
Hemos preguntado e investigado acerca de las cuevas
existentes en el territorio
cercano a Loja, y creemos poder afirmar que, con suma probabilidad, la famosa cueva es una de las que se encuentran en el paraje de los Durmientes, y, aproximadamente, a poco más de unos cien metros del cortijo del mismo nombre. El monte es allí, efectivamente, de fácil acceso. Existe una cortadura, encima de la cual hay una cueva con un orificio de las dimensiones descritas por los autores árabes, y por el que habría que descender para adentrarse en la misma. Un árbol, también surge ahora del orificio. Junto a la cueva existe un promontorio de tierra y piedras que podría corresponder a las ruinas del oratorio; y, algo más alejados, otros que procederían de la construcción romana y de las ruinas que señalan algunos autores. La boca y el interior de la caverna se encuentran, de todas maneras, medio cegados y desfigurados por los escombros y piedras allí arrojados, procedentes, posiblemente, de las construcciones que por allí existirían. El lugar parece haber sido tomado como puesto de caza casi permanente, por lo que se encuentra sembrado con las vainas de cartuchos, y bastante degradado. La extensión por encima de la cueva ha sido roturada en su casi totalidad a lo largo del tiempo, y en los últimos años la maquinaria ha ido allanando el terreno y arrojando montones de piedras hacia la pendiente más rocosa. La superficie así robada al monte ha sido plantada de olivos, allí donde debió existir el campo sembrado de ruinas. Las piedras de aquellas ruinas son las que parecen haber sido amontonadas en diferentes lugares, y empleadas otras en el viejo cortijo con su cerca que por allí se encuentra. Un aceitunero vecino y buen conocedor del terreno informa de la existencia de losas correspondientes a posibles enterramientos dispersos por la zona.
cercano a Loja, y creemos poder afirmar que, con suma probabilidad, la famosa cueva es una de las que se encuentran en el paraje de los Durmientes, y, aproximadamente, a poco más de unos cien metros del cortijo del mismo nombre. El monte es allí, efectivamente, de fácil acceso. Existe una cortadura, encima de la cual hay una cueva con un orificio de las dimensiones descritas por los autores árabes, y por el que habría que descender para adentrarse en la misma. Un árbol, también surge ahora del orificio. Junto a la cueva existe un promontorio de tierra y piedras que podría corresponder a las ruinas del oratorio; y, algo más alejados, otros que procederían de la construcción romana y de las ruinas que señalan algunos autores. La boca y el interior de la caverna se encuentran, de todas maneras, medio cegados y desfigurados por los escombros y piedras allí arrojados, procedentes, posiblemente, de las construcciones que por allí existirían. El lugar parece haber sido tomado como puesto de caza casi permanente, por lo que se encuentra sembrado con las vainas de cartuchos, y bastante degradado. La extensión por encima de la cueva ha sido roturada en su casi totalidad a lo largo del tiempo, y en los últimos años la maquinaria ha ido allanando el terreno y arrojando montones de piedras hacia la pendiente más rocosa. La superficie así robada al monte ha sido plantada de olivos, allí donde debió existir el campo sembrado de ruinas. Las piedras de aquellas ruinas son las que parecen haber sido amontonadas en diferentes lugares, y empleadas otras en el viejo cortijo con su cerca que por allí se encuentra. Un aceitunero vecino y buen conocedor del terreno informa de la existencia de losas correspondientes a posibles enterramientos dispersos por la zona.
No podemos conocer cuándo y por qué pudo surgir la
leyenda y la tradición en un
lugar como aquél. Quizás tuvo que ver la existencia anterior de aquellos cadáveres en la cueva; y la construcción romana, posiblemente ya una ermita u oratorio pagano o cristiano, con cierta tradición en la región. Así puede deducirse del texto de al-‘Udrí cuando habla de que los cadáveres se encontraban allí desde épocas remotas; y del texto de al-Zuhrí, que cuenta cómo cuando los musulmanes entraron en al-Andalus ya preguntaron a los cristianos acerca de la Cueva y de quienes se encontraban en su interior, y fueron informados de que la tradición venía ya de antiguo. El territorio, cerca del cual se encontraba Turruš y otros asentamientos a los que ya nos hemos referido, tuvo, además, bastante protagonismo en determinadas épocas, por los personajes y jefes árabes que por allí residieron; incluyendo la temporal estancia del futuro ‘Abd al-Rahmán I poco después de su desembarco en Almuñécar.
lugar como aquél. Quizás tuvo que ver la existencia anterior de aquellos cadáveres en la cueva; y la construcción romana, posiblemente ya una ermita u oratorio pagano o cristiano, con cierta tradición en la región. Así puede deducirse del texto de al-‘Udrí cuando habla de que los cadáveres se encontraban allí desde épocas remotas; y del texto de al-Zuhrí, que cuenta cómo cuando los musulmanes entraron en al-Andalus ya preguntaron a los cristianos acerca de la Cueva y de quienes se encontraban en su interior, y fueron informados de que la tradición venía ya de antiguo. El territorio, cerca del cual se encontraba Turruš y otros asentamientos a los que ya nos hemos referido, tuvo, además, bastante protagonismo en determinadas épocas, por los personajes y jefes árabes que por allí residieron; incluyendo la temporal estancia del futuro ‘Abd al-Rahmán I poco después de su desembarco en Almuñécar.
Parece normal que en el territorio de Loja existieran
cuevas con restos humanos de cualquier época. La leyenda cuenta un número de
siete Durmientes, y es el número que repite la mayoría. Autores que visitaron
la Cueva de Loja no pueden evitar ser más exactos y así al-‘Udrí cuenta cuatro
y al-Zuhrí cinco , que podrían ser los más visibles y confusos restos de
enterramientos pasados. En El Corán no se especifica, sin embargo,
el número de Durmientes, pues, según la tradición, cuando los creyentes
preguntaron a Mahoma por su número, contestó con la frase: “Eso lo haré
mañana”. Y Dios no lo escuchó por no añadir la fórmula propiciatoria “Si
Dios lo quiere”.
El oratorio junto a la Cueva debió de existir durante
gran parte del período islámico, siguiendo la mención que se hace en El Coráncuando,
en la discusión para señalar el lugar, se impuso la opinión de los que decían:
“Elevaremos sobre ellos una capilla”.
La Cueva de los Durmientes habría que situarla pues en
este territorio de paso,
regularmente poblado desde la Antigüedad a juzgar por los vestigios de diversas épocas que han ido apareciendo. Es una tierra, entre la Sierra de Campo Agro, Abro, Dabro, Dauro, y la Sierra de Gibalto o Gibralpulpo que, por la abundancia de aguas, las salinas, la fertilidad del suelo, y las defensas naturales que proveerían ciertos accidentes de su orografía, pudo mantener una actividad humana permanente a lo largo de diversos períodos históricos, incluido el musulmán. Todas estas circunstancias debieron de ayudar a propiciar el mantenimiento en su interior de una tradición como la de los Durmientes.
regularmente poblado desde la Antigüedad a juzgar por los vestigios de diversas épocas que han ido apareciendo. Es una tierra, entre la Sierra de Campo Agro, Abro, Dabro, Dauro, y la Sierra de Gibalto o Gibralpulpo que, por la abundancia de aguas, las salinas, la fertilidad del suelo, y las defensas naturales que proveerían ciertos accidentes de su orografía, pudo mantener una actividad humana permanente a lo largo de diversos períodos históricos, incluido el musulmán. Todas estas circunstancias debieron de ayudar a propiciar el mantenimiento en su interior de una tradición como la de los Durmientes.
4. Personajes en la Loja islámica
La importancia y el prestigio que el núcleo
poblacional de Loja pudo ir adquiriendo a lo largo del período islámico hizo
que en ella se asentaran familias ilustres y que allí ejercieran oficios de
importancia, como el de juez o predicador, personas de gran categoría
religiosa, intelectual y humana.
Los Diccionarios Biográficos árabes
incluyen un buen número de personajes que por su origen, o por haber ejercido
alguna labor en la ciudad de Loja, se encuentran relacionados con este lugar.
He aquí sus resumidas biografías, incluidas también las referidas a quienes
vivieron o tuvieron algún contacto con la Loja nazarí.
-Comenzaremos refiriéndonos a Ibn al-Jatíb, el más
ilustre de todos los lojeños, y a su familia.
El nombre completo era el de Muhammad b. ‘Abd Allah b.
Muhammad b. ‘Abd
Alláh b. Sa’a d b. Ahmad, al-Salman? 50 . Su kunya era Abú ‘Abd Alláh; su laqab, o sobrenombre, Lisán al-Dín (Lengua de la Religión) y también Dhú l-Wizaratayn (De los dos Visiratos); y fue conocido como Ibn al-Jatíb (Hijo del Predicador). Este gran escritor y político había nacido en Loja el 25 de rayab del año 713 (15 de Noviembre de 1333); y muerto en tristes circunstancias en su exilio de Fez a finales de 776 (Mayo-Junio de 1375). Ibn al-Jatíb ha llamado la atención de estudiosos de prestigio, por lo que ya existen, y no cesan de aparecer, bastantes trabajos acerca de su vida y obra. Como indica el Profesor D. Emilio Molna, a quien seguimos esencialmente en nuestro resumen y comentario acerca del personaje y su familia lojeña, Ibn al-Jatíb es, con mucho, el autor andalusí más biografiado por la historiografía moderna y contemporánea. El mismo Dr. Molina ha llevado a cabo el más reciente y completo estudio acerca de la figura, vida y obra de Ibn al-Jatíb; y parece inevitable dirigirse allí a partir de ahora para hallar la información necesaria acerca del ilustre lojeño.
Alláh b. Sa’a d b. Ahmad, al-Salman? 50 . Su kunya era Abú ‘Abd Alláh; su laqab, o sobrenombre, Lisán al-Dín (Lengua de la Religión) y también Dhú l-Wizaratayn (De los dos Visiratos); y fue conocido como Ibn al-Jatíb (Hijo del Predicador). Este gran escritor y político había nacido en Loja el 25 de rayab del año 713 (15 de Noviembre de 1333); y muerto en tristes circunstancias en su exilio de Fez a finales de 776 (Mayo-Junio de 1375). Ibn al-Jatíb ha llamado la atención de estudiosos de prestigio, por lo que ya existen, y no cesan de aparecer, bastantes trabajos acerca de su vida y obra. Como indica el Profesor D. Emilio Molna, a quien seguimos esencialmente en nuestro resumen y comentario acerca del personaje y su familia lojeña, Ibn al-Jatíb es, con mucho, el autor andalusí más biografiado por la historiografía moderna y contemporánea. El mismo Dr. Molina ha llevado a cabo el más reciente y completo estudio acerca de la figura, vida y obra de Ibn al-Jatíb; y parece inevitable dirigirse allí a partir de ahora para hallar la información necesaria acerca del ilustre lojeño.
-Su familia se había establecido en Córdoba en el
siglo VIII. Entre los ulemas y
personajes que se sumaron a la célebre revuelta del Arrabal en Córdoba, en el año 818, reinando al-Hakam I, se encontraba Ibn Wazír, quien, a causa de su participación en los sucesos, tuvo después que emigrar, estableciéndose primero en Toledo, y fijando más tarde su morada en Loja. Es el mismo Ibn al-Jatíb quien escribe que su linaje se remontaba a este personaje.
personajes que se sumaron a la célebre revuelta del Arrabal en Córdoba, en el año 818, reinando al-Hakam I, se encontraba Ibn Wazír, quien, a causa de su participación en los sucesos, tuvo después que emigrar, estableciéndose primero en Toledo, y fijando más tarde su morada en Loja. Es el mismo Ibn al-Jatíb quien escribe que su linaje se remontaba a este personaje.
-Una rama de los Banu Wazír se estableció en
Montefrío; y otra en Loja donde
fueron conocidos con el nombre de Banu l-Jatíb; pues Sa’a d, cuyo nombre era ‘Abd Alláh b. Sa‘a d b. ‘Abd Alláh, al-Salmán? , conocido por Abu Muhammad, que era el tatarabuelo de Ibn al-Jatíb, había ejercido el cargo de jatíb (predicador) en la mezquita de Loja. El personaje solía sentarse en el muro de una torre, situada en una colina que pertenecía a sus tierras en Loja, cerca del camino que unía Granada con Sevilla, y allí pasaba temporadas recitando El Corán , de manera tan solemne y especial, que los pasajeros que le oían se detenían y se sentaban a escucharle.
fueron conocidos con el nombre de Banu l-Jatíb; pues Sa’a d, cuyo nombre era ‘Abd Alláh b. Sa‘a d b. ‘Abd Alláh, al-Salmán? , conocido por Abu Muhammad, que era el tatarabuelo de Ibn al-Jatíb, había ejercido el cargo de jatíb (predicador) en la mezquita de Loja. El personaje solía sentarse en el muro de una torre, situada en una colina que pertenecía a sus tierras en Loja, cerca del camino que unía Granada con Sevilla, y allí pasaba temporadas recitando El Corán , de manera tan solemne y especial, que los pasajeros que le oían se detenían y se sentaban a escucharle.
-Su hijo ‘Abd Alláh heredó del padre bondad y
virtudes, y también el oficio de
predicador, por lo que el linaje de Ibn al-Jatíb, primero conocido, según se ha dicho, como de Banu Wazír, lo fue entonces por Banu l-Jatíb.
predicador, por lo que el linaje de Ibn al-Jatíb, primero conocido, según se ha dicho, como de Banu Wazír, lo fue entonces por Banu l-Jatíb.
-El hijo de ‘Abd Alláh es descrito por su nieto, Ibn
al-Jatíb, como un hombre muy
afortunado en la vida y con grandes dotes naturales. Mantenía cierta rivalidad y lucha interna en la ciudad de Loja con sus vecinos y parientes, los Banú t-Tanyalí , y tuvo que exiliarse por ello. Exculpado y rehabilitado, vivió entonces en Granada, querido y seguro, y a cargo de los bienes de la Casa Real. Contrajo matrimonio con la hija de un ministro; enviudó, y entonces se volvió a casar con la hija de un jefe del ejército, sobrina de la esposa del Sultán.
afortunado en la vida y con grandes dotes naturales. Mantenía cierta rivalidad y lucha interna en la ciudad de Loja con sus vecinos y parientes, los Banú t-Tanyalí , y tuvo que exiliarse por ello. Exculpado y rehabilitado, vivió entonces en Granada, querido y seguro, y a cargo de los bienes de la Casa Real. Contrajo matrimonio con la hija de un ministro; enviudó, y entonces se volvió a casar con la hija de un jefe del ejército, sobrina de la esposa del Sultán.
-Ibn al-Jatíb describe a su padre como un hombre
sencillo, de humor refinado, y de agradable compañía; y también como atleta,
nadador y ajedrecista. De gran cultura, conocía bien la Lengua y la Historia.
Tras haber residido en Granada, volvió al antiguo domicilio familiar en Loja.
Había nacido en el año 672/1273, y cayó combatiendo contra los cristianos en la
batalla del Salado, o de Tarifa, en el año 741/1340.
El escritor al-Maqqarí resume la biografía de Ibn
al-Jatíb, y de miembros de su
familia, y recoge los datos que proporciona Ibn Jaldún acerca de la situación geográfica de Loja y otros aspectos de la ciudad, y de la familia de Lisán al-Dín; asimismo informa cómo el padre de Ibn al-Jatíb se trasladó desde Loja a Granada para servir al rey.
familia, y recoge los datos que proporciona Ibn Jaldún acerca de la situación geográfica de Loja y otros aspectos de la ciudad, y de la familia de Lisán al-Dín; asimismo informa cómo el padre de Ibn al-Jatíb se trasladó desde Loja a Granada para servir al rey.
Como ya hemos comentado, acerca de Ibn al-Jatíb se ha
escrito de manera considerable por lo que no parece necesario extendernos aquí,
y nos remitimos a la bibliografía ya señalada más arriba.
Hemos indagado por nuestra parte acerca de otros
personajes musulmanes, que
nacieron, vivieron o se relacionaron con la ciudad de Loja, y que presentamos a continuación.
nacieron, vivieron o se relacionaron con la ciudad de Loja, y que presentamos a continuación.
-Aslam es el nombre de una notable familia cordobesa
que descendía de un mawlà del califa ‘Utmán. A ella pertenecían el famoso visir
Hášm b. ‘Abd al-‘Azíz, hermano del cadí Aslam, y un hijo de éste, Sa‘ad b.
Aslam. Aslam b. ‘Abd al-‘Azíz b. Hišám b. Jálid, Abú l-ya‘id, nació en el año
231/845, de una familia que procedía de Loja. Era una familia, como señala Ibn
al-Jatíb, de gente sabia y afortunada, de la mejor y más noble de Elvira.
Al-Nasir lo había nombrado qádí l-qudát o “Cadí Supremo” en el
año 300/912, cargo que ejerció en Granada. El califa lo retiró de su responsabilidad
en el año 309/921, y de esta manera esperó tranquilamente su final.
-‘Abd al-Samad b. ‘Ubayd Alláh b. Muhammad b. Sa‘áda,
al-Mad.hi? ? , Abú Muhammad, había nacido en Loja y era conocido como Ibn Sa‘a
da, al-Lawší (el Lojeño). Tuvo maestros en Granada, y fue, a su vez, maestro
alfaquí de mérito, y predicador en la mezquita aljama de Qulyar, que era una
alquería perteneciente a al-Zwiya, de Granada. Su fallecimiento se produjo
después del año 500/1106. Ibn al-Zubayr dice aquí haber mencionado también a un
nieto del tío del personaje biografiado, que se llamaba Muhammad b. ‘Abd Alláh
b. ‘Abd al-Rahmán b. Muhammad b. Sa‘áda.
-‘Abd al-Rahmán b. Muhammad b. ‘Abd Alláh b. Málik,
al-Ma‘áfirí , Abú Muhammad, descendía de ‘Uqba b. Na‘ím, que entró en
al-Andalus con el yund de Damasco. Se estableció en Šikanb,
una alquería del Iqlím Tayárát al-yabal , de la
circunscripción de Loja. Era hombre polifacético y de aficiones diversas.
Poseía gran prestancia y educación. Era experto en el pensamiento religioso y
en el hadiz; y también gran literato y exquisito poeta. Comenzó a construir en
el año 509/1115 los baños que se encontraban cercanos a la mezquita principal
de Granada. Seis años más tarde se ocupó también de la restauración de la
mezquita, trayendo materiales de diversos lugares. Encontrándose en Sevilla,
enfermó y entonces se trasladó a Granada, donde empeoró. Falleció en el año 518/1124.
Cuando fue enterrado en el cementerio de la Puerta de Elvira, acudieron para la
ocasión altas personalidades y el pueblo.
-‘Abd Alláh b. al-Yabbár b. ‘Utman b. ísà, al-Yahsub?
, Abú Muhammad,
también era de Loja. Estudió con diversos maestros en Granada, Málaga y Córdoba, y era gran conocedor de la Gramática y de la Lengua. Uno de sus maestros se llamaba S? li.,h b. ‘Abd al-Malik b. Sa‘ad, al-Awsí , Abú l-Hasan, a quien nos vamos a referir algo más abajo. Fue predicador destacado y eminente prosista y versificador. Se interesó mucho por la ciencia religiosa y su transmisión. Era persona agradable y físicamente favorecida. Su inclinación le llevó a alistarse en el ejército de al-Ma’mún b. al-Mu‘tamid b. ‘Abbád, que era hijo del famoso rey y poeta de Sevilla. Este hijo cayó defendiendo bravamente Córdoba del asedio almorávide. El personaje dedica parte de su poesía a al-Ma’mún, una de cuyas piezas la recuerda Ibn al-Jatíb. El lojeño murió en el año 518/112458 .
también era de Loja. Estudió con diversos maestros en Granada, Málaga y Córdoba, y era gran conocedor de la Gramática y de la Lengua. Uno de sus maestros se llamaba S? li.,h b. ‘Abd al-Malik b. Sa‘ad, al-Awsí , Abú l-Hasan, a quien nos vamos a referir algo más abajo. Fue predicador destacado y eminente prosista y versificador. Se interesó mucho por la ciencia religiosa y su transmisión. Era persona agradable y físicamente favorecida. Su inclinación le llevó a alistarse en el ejército de al-Ma’mún b. al-Mu‘tamid b. ‘Abbád, que era hijo del famoso rey y poeta de Sevilla. Este hijo cayó defendiendo bravamente Córdoba del asedio almorávide. El personaje dedica parte de su poesía a al-Ma’mún, una de cuyas piezas la recuerda Ibn al-Jatíb. El lojeño murió en el año 518/112458 .
-Muhammad b. ‘Abd al-Rahmán, al-Madhiyy, Abú ‘Abd
Alláh, era de Granada,
pero su origen estaba en Loja. Fue un sabio muy respetado. Murió antes del año
540/114559 . Puede tratarse aquí del personaje mencionado por Ibn al-Zubayr al biografiar a ‘Abd al-Samad, y con el que lo hemos relacionado un poco más arriba.
pero su origen estaba en Loja. Fue un sabio muy respetado. Murió antes del año
540/114559 . Puede tratarse aquí del personaje mencionado por Ibn al-Zubayr al biografiar a ‘Abd al-Samad, y con el que lo hemos relacionado un poco más arriba.
-Yahyà b. Muhammad, al-Ansárí, Abú Bakr, era de Jaén.
Se le conocía como al-
yayyiní (el Jiennense), y también al-Lawši (el Lojeño), porque vivió en Loja y predicó en su mezquita. Se trasladó a Granada y vivió allí hasta su fallecimiento en el año 558/1162, con noventa años (lunares), o más; siendo su entierro muy concurrido. En esta ciudad fue imán y predicador. Sus sermones eran de gran elocuencia y sus transmisiones del hadiz, eran muy sólidas. Fue persona piadosa, de mérito y muy austera.
yayyiní (el Jiennense), y también al-Lawši (el Lojeño), porque vivió en Loja y predicó en su mezquita. Se trasladó a Granada y vivió allí hasta su fallecimiento en el año 558/1162, con noventa años (lunares), o más; siendo su entierro muy concurrido. En esta ciudad fue imán y predicador. Sus sermones eran de gran elocuencia y sus transmisiones del hadiz, eran muy sólidas. Fue persona piadosa, de mérito y muy austera.
-Muhammad b ‘Ísà b. ‘Utmán, al-Yahsubí, Abu ‘Amr, era
de Loja y trabajó en
Granada. Era conocido como Ibn al-yubayr. Estudió en Córdoba y fue literato preciso y meticuloso. Abú l-Qásim b. l-Abraš le dedicó unos versos que han quedado como ejemplo cuando se trata de alabar a alguien. Murió en el año 559/116361 .
Granada. Era conocido como Ibn al-yubayr. Estudió en Córdoba y fue literato preciso y meticuloso. Abú l-Qásim b. l-Abraš le dedicó unos versos que han quedado como ejemplo cuando se trata de alabar a alguien. Murió en el año 559/116361 .
-Sálih b. ‘Abd al-Malik b. Sa‘ad, al-Awsí, Abú
l-Hasan, nació en Málaga en el
500/1106 y allí murió en el año 586/1190. Tuvo muchos maestros, entre los cuales se contaba Ibn Baqwa en Loja.
500/1106 y allí murió en el año 586/1190. Tuvo muchos maestros, entre los cuales se contaba Ibn Baqwa en Loja.
-Muhammad b. ‘Abd al-Mawlà, Abú ‘Abd Alláh, era un
cadí y sabio alfaquí, anterior al siglo XIII, orgullo de la ciudad de Loja por
sus grandes virtudes. Estuvo dedicado a las ciencias de la religión, y fue
designado para la magistratura del cadiazgo en la misma Loja. Así lo indica Ibn
Sa‘ad cuando se ocupa del territorio granadino en una serie de apartados, o
“libros”, de los cuales dedica el undécimo a la ciudad de Loja, con una
introducción laudatoria del lugar, y tras la cual describe a este personaje.
-‘Abd al-Wahháb b. ‘Abd al-Samad b. Muhammad b. Gayyáb
(según Ibn al-Zubayr) o Gayyát (según Ibn al-Abbár), al-Sadafí, Abú Muhammad,
era asimismo de Loja. Aprendió también de una serie de maestros, entre los que
se contaban al-Nawališí y al-Bayi. Todos ellos le dieron licencia de enseñanza,
salvo Ibn al-Baqwa e Ibn al-Abraš. Ibn al-Zubayr había visto una licencia suya
para enseñar, con fecha de 580/1184. Tuvo muchos e importantes discípulos. Al
final de su vida se estableció en Málaga donde ejerció como cadí. Fue asesinado
en la revuelta de al-yazarí , que tuvo lugar en Sevilla en el año 586/119064 .
-‘Abd al-Quddús b. ‘Abd al-Samad b. Muhammad b.
Gayyát, al-Sadafí , Abú l-Hasan, era también Lawší y, probablemente, hermano
del anterior biografiado, ‘Abd al-Wahháb, por lo que habría que situarlo en la
misma época y ambiente.
-Ahmad b. ‘Alí b. Yúsuf, al-Ansárí, Abu ‘Abbás, se
estableció en Loja. Fue,
entre otras cosas, tradicionista y asceta. Durante mucho tiempo se interesó por las
ciencias religiosas, y por reunirse con los maestros y aprender de ellos. Ejerció como predicador y encargado de la mezquita hasta que los cristianos de Fernando III, en cruel y despiadado asalto, se apoderaron temporalmente de Loja en 1226 y fue entonces hecho cautivo. Se trasladó después a Málaga, donde residió un poco tiempo. Allí murió en el año 624/122666 .
entre otras cosas, tradicionista y asceta. Durante mucho tiempo se interesó por las
ciencias religiosas, y por reunirse con los maestros y aprender de ellos. Ejerció como predicador y encargado de la mezquita hasta que los cristianos de Fernando III, en cruel y despiadado asalto, se apoderaron temporalmente de Loja en 1226 y fue entonces hecho cautivo. Se trasladó después a Málaga, donde residió un poco tiempo. Allí murió en el año 624/122666 .
-La biografía de Muhammad b. ‘Idrís b. ‘Alí, Ibn Murí
, al-Kuhl, se halla en la Iháta de Ibn al-Jatíb, y la
reproduce al-Maqqarí. Allí se indica que escribió unos versos acerca de un atardecer
en el río al-Gunduq, que se encuentra, dice, a las afueras de “nuestro pueblo
de Loja, la hija de la capital”; aunque Ibn al-Jatíb sugiere, al mismo tiempo,
que el río podría situarse en los alfoces de Berja. El poeta falleció en el año
634/123667 .
-Muhammad b. ‘Abd Alláh, Abú ‘Abd Allúh, al-Lawší, fue
médico y ejerció como
tal. Se estableció en Egipto y allí murió en el año 660/126168 .
tal. Se estableció en Egipto y allí murió en el año 660/126168 .
-Ahmad b Muhammad b. Ahmad, al-‘amirí, Abú y a‘far,
era de Granada, del ilustre linaje de los Banu Mas‘uda. Fue juez en diversos
lugares de al-Andalus como Las Alpujarras, Baza, Purchena y, durante tres años,
en Loja. También fue poeta e historiador. Tuvo una especial relación con el
emir, del que supo ganarse su aprecio de manera inteligente y prudente. Había
vivido largo tiempo en Málaga, donde murió en el año 699/129969 .
-Isà b. Muhammad b. ‘Ísà b. ‘Umar, al-Umawí, Abú Músà.
Era de Loja y estudió
y vivió en Granada. Era maestro espiritual y persona de ciencia y de gran cultura.
Poseía un carácter noble y, al mismo tiempo, de gran sencillez. Estudió medicina,
materia sobre la que escribió una obra, y ejerció como médico en la corte del sultán. Fue juez en Loja, su tierra. Falleció en Granada en el año 718/131870 .
y vivió en Granada. Era maestro espiritual y persona de ciencia y de gran cultura.
Poseía un carácter noble y, al mismo tiempo, de gran sencillez. Estudió medicina,
materia sobre la que escribió una obra, y ejerció como médico en la corte del sultán. Fue juez en Loja, su tierra. Falleció en Granada en el año 718/131870 .
-Ahmad b Muhammad b. Ahmad b. Qu‘nab, al-Azdí , Abú Ya‘far,
era conococido
como Ibn Qu‘nab. Ejerció como juez en varios destinos: Baza, al-Masnad , Berja,
Órgiva, y otros. También fue juez en Loja. Había nacido en el año 670/1271, y muerto, siendo juez de Berja, en 732/133171 .
como Ibn Qu‘nab. Ejerció como juez en varios destinos: Baza, al-Masnad , Berja,
Órgiva, y otros. También fue juez en Loja. Había nacido en el año 670/1271, y muerto, siendo juez de Berja, en 732/133171 .
-‘Abd al-Rahmán b. ‘Abd al-Malik, al-Yaniší , Abú
Bakr, procedía de la ciudad de
Priego, pero se crió en Loja. Fue considerado un maestro espiritual de gran integridad y rectitud. Murió de la peste en Granada en el año 750/134972.
Priego, pero se crió en Loja. Fue considerado un maestro espiritual de gran integridad y rectitud. Murió de la peste en Granada en el año 750/134972.
-Muhammad b. Muhammad b ‘Abd Alláh, Abú ‘Abd Alláh, era
conocido como al-
Lawší. Había nacido en el 678/1279 en Loja, donde también estudió. Allí se relacionó con el sultán Muhammad, al-Gálib bi-Alláh, antes de que éste se convirtiera en rey de Granada. Fue un gran poeta, escribía panegíricos y poseía un gran conocimiento de la literatura. Era pobre y vivía casi en la miseria. Sufría frecuentes altibajos de carácter, por lo que podía cambiar de humor en varias ocasiones durante un mismo día. Falleció en el año 752/135173.
Lawší. Había nacido en el 678/1279 en Loja, donde también estudió. Allí se relacionó con el sultán Muhammad, al-Gálib bi-Alláh, antes de que éste se convirtiera en rey de Granada. Fue un gran poeta, escribía panegíricos y poseía un gran conocimiento de la literatura. Era pobre y vivía casi en la miseria. Sufría frecuentes altibajos de carácter, por lo que podía cambiar de humor en varias ocasiones durante un mismo día. Falleció en el año 752/135173.
-Muhammad b. Yúsuf b. Jalsún, Abú l-Qasim, era también
conocido como Rutí
(de Rute), y Lawší (el Lojeño). Vivió, siglo XIV, en Loja, Granada y Málaga. Tuvo
fama de sabio. Fue gran escritor y poeta de mucha dulzura. Era gran conocedor de El Corán y maestro espiritual de la “vía” del sufismo. De sabiduría innata, era de trato fácil y agradable. Nunca contrajo matrimonio. Desde Rute se trasladó a Loja, donde fue imán y predicador de su mezquita. La hostilidad de parte de la sociedad lojeña le hizo abandonar la ciudad. Se trasladó entonces a Málaga, donde aprendió y ejerció como médico.
(de Rute), y Lawší (el Lojeño). Vivió, siglo XIV, en Loja, Granada y Málaga. Tuvo
fama de sabio. Fue gran escritor y poeta de mucha dulzura. Era gran conocedor de El Corán y maestro espiritual de la “vía” del sufismo. De sabiduría innata, era de trato fácil y agradable. Nunca contrajo matrimonio. Desde Rute se trasladó a Loja, donde fue imán y predicador de su mezquita. La hostilidad de parte de la sociedad lojeña le hizo abandonar la ciudad. Se trasladó entonces a Málaga, donde aprendió y ejerció como médico.
-Miembros del linaje de los Tanyalí es vivían en
Málaga, pero la familia procedía de Loja, tierra a la que muchos de sus
componentes volvieron para vivir y ejercer diferentes profesiones. Uno de
ellos, Muhammad b. Ahmad b. Yúsuf, al-Hášimí , al-Tanyalí , había nacido en
Málaga en el año 640/1242, y allí se había criado y vivido. Su linaje
pertenecía a la familia de Mahoma y, por esa razón, gozaba de gran prestigio.
Su familia había poseído en Loja una gran fortuna que el tiempo y adversas
circunstancias le arrebataron, por lo que se trasladó a Málaga. Era persona
accesible y sensible con los necesitados. Sabía mantenerse en silencio y sólo
hablaba cuando se mencionaba el nombre de Alláh y su palabra y sabiduría podían
ser de utilidad. Por nobleza y educación, era conocido por los reyes. A pesar
de su condición, se mezclaba con la gente en el mercado, montaba su burro y
vestía con humildad. Fue predicador en Málaga, donde murió en el año 724/132375
.
-Ahmad b. ‘Abd Alláh b. ‘Abd al-Mun‘im, al-Hašimí ,
al-Tanyalí , Abú Ya‘far, era
otro miembro de esta familia. Fue uno de los maestros malagueños de Ibn al-Jatíb. Ejerció de médico y cadí en Loja, de donde, como se ha dicho, procedían sus antepasados. Murió de la peste en el año 750/1349.
otro miembro de esta familia. Fue uno de los maestros malagueños de Ibn al-Jatíb. Ejerció de médico y cadí en Loja, de donde, como se ha dicho, procedían sus antepasados. Murió de la peste en el año 750/1349.
-Umm al-Hasan era hija del anterior, el qadí Abú
Ya‘far al-Tanyalí. Umm al-Hasan era de Loja, y le cabe el honor de haber sido
distinguida y biografiada por Ibn al-Jatíb como mujer de grandes méritos y
conocimientos en poesía y medicina. Su corta biografía muestra a una dama
refinada, agraciada y culta, de precoz inteligencia; además experta en la
lectura del Corán, en literatura y en la práctica y enseñanza de la medicina.
Ibn al-Jatíb la sitúa tercera, dentro de la relación de mujeres destacadas tras
las muy famosas poetisa Hamda y Walláda, y reproduce algunos de sus poemas en
la propia Iháta.
-La relativa importancia que Loja fue adquiriendo en
el devenir de la época islámica, y la repercusión que tuvo su caída en manos
del enemigo castellano, la muestra Ibn al-Qadí cuando resume la biografía de
Yahyà b. Hámid, Abú Zakariyya’, que era alfaquí y cadí en madínat
al-Bayda’ , y que murió en el año 891 de la Hégira, exactamente en el
mes de yumadà I. El autor resalta la coincidencia de esta
fecha con la pérdida de Loja que, como sabemos, se produjo a finales de Mayo
del correspondiente año, 1486, de la era cristiana.
-Otra mujer de Loja, a la que tampoco habría que dudar
en calificar de culta e ilustre, contemporánea también de Ibn al-Jatíb, es la
protagonista de un episodio con el que quisiéramos finalizar estas páginas.
Al-Maqqarí lo incluye en su obra Nafh al-tíb , y fue traducido
y publicado por E. de Santiago, hace ya algunos años. Dice:
“Cuéntase de cierto cadí de Loja que
tenía una esposa que aventajaba a los ulemas en el conocimiento de los
dictámenes jurídicos (al-ahkám) y de los procedimientos legales (al-nawázil).
Había tenido noticias de sus cualidades antes de desposarla y por esta causa se
casó con ella. Cuando el cadí ejecutaba los procedimientos legales en el
tribunal de su jurisdicción, acudía a ella y ésta le prestaba su consejo acerca
de cómo proceder legalmente. Uno de los amigos del cadí le escribió en son de
cháchara:
En Loja hay un cadí que tiene esposa
y, entre la gente, sus dictámenes son eficaces.
¡Ojalá que él no fuera cadí
y ella lo fuese!
y, entre la gente, sus dictámenes son eficaces.
¡Ojalá que él no fuera cadí
y ella lo fuese!
Como quiera que el cadí lo puso en
conocimiento de su esposa cuando los hubo leído, ella le
dijo:
dijo:
“Dame el cálamo”. Dióselo y escribió:
Es un jeque perverso y despreciable
de blancas canas recalcitrantes.
“¡Cuidado! Si no ceja le arrastraremos
tirándole del flequillo”.
Es un jeque perverso y despreciable
de blancas canas recalcitrantes.
“¡Cuidado! Si no ceja le arrastraremos
tirándole del flequillo”.
Yo escuché de alguno de nuestros
maestros contar que este suceso le ocurrió a Lisán al-Dín Ibn al-Jatíb, pues
fue él que escribió en aire de befa al esposo de la mujer y ella le respondió:
En verdad que el Imám Ibn al-Jatíb
de blancas canas recalcitrantes...
etcétera, pero Dios es más sabio”.
de blancas canas recalcitrantes...
etcétera, pero Dios es más sabio”.
1.Loja islámica. Historia y leyenda :
la Cueva de los Durmientes/ Antonio Olmo. MISCELÁNEA DE ESTUDIOS ÁRABES Y
HEBRAICOS. Sección Árabe-Islam (0544408x)- 2002, v. 51 (Varios) -pp. 161-189.
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