Si los andalusíes hubiesen compuesto cantares de gesta, su héroe indiscutible hubiese sido el rey al-Mu`tamid de Sevilla. Al–Mutamid, ocupa un distinguidísimo lugar entre los poetas árabes y por su extraño destino, y por la trágica caída en que arrastró a todos los suyos, aparece como un héroe digno de la poesía. A pesar de su índole malvada, este tirano cruel, no sólo fue amante y favorecedor de las letras, sino también poeta y autor de muchas composiciones. Sirva de ejemplo la siguiente a la ciudad de Ronda:
La perla de mis dominios, mi
fortaleza te llano,
desde el punto en que mi
ejercito, a vencer
acostumbrado, con lazas y
con alfanjes,
te puso al fin en mi mano.
Hasta que llega
a la cumbre de la gloria
peleando, mi ejercito
valeroso no se reposa en el
campo. Yo soy
tu señor ahora, tu mi
defensa y amparo.
Dure mi vida, y la muerte no
evitaran
mis contrarios. Sus huestes
cubrí de oprobio.
En ellas sembré el estrago,
y de cortadas
cabezas. Hice magnífico
ornato, que ciñe,
cual gargantilla. Las
puertas de mi palacio .
V. 1. LA POESÍA DE AL-MU`TAMID.
La poesía de Al-Mu`tamid de Sevilla está, en gran parte, libre del lenguaje hermético para los no iniciados que emplea con profusión la poesía árabe medieval. La clave de su claridad se encuentra, tal vez, en un hecho extraliterario: su condición real, que le permitió servirse de la poesía y no ser el sirviente de ésta.
Su poesía no está libre de retórica, pues utiliza diversos juegos de palabras típicos de la poesía árabe: Tagnís o paranomasia, tadmín o intercalación, e incluso un acróstico, pero siempre con un refinado equilibrio. Su léxico, por otra parte, es sencillo, sin arcaísmos ni palabras rebuscadas.
Su lenguaje poético parece centrarse en la antítesís, especialmente en la contraposición luz/oscuridad, por lo que su poesía se convierte, en su primera época, en nocturna y astral: la noche iluminada por los astros es la única descripción de la naturaleza que se encuentra en sus poemas. Los otros elementos naturales (jardín, flores, animales, agua) sólo aparecen como comparaciones antropológicas. El léon será el guerrero; la gacela, la mujer; el agua será metáfora de la generosidad como rocío o como nube y en sus poemas del exilio, será llanto, hiperbólicamente transformado en lluvia y océano; los pájaros serán, también en Agmat, metáforas de la libertad. La mujer será jardín perfumado, rama por su cintura y rosa por sus mejillas, pero sobre todo astro:
La amada
¡Oh mi elegida entre todos
los seres humanos!
¡Oh Estrella! ¡Oh luna!
¡Oh rama cuando camina,
oh gacela cuando mira!
¡Oh aliento del jardín,
cuando
le agita la brisa de la
aurora!
¡Oh dueña de una mirada
lánguida,
que me encadena!
¿Cuándo me curaré? ¡Por ti
daría la vista y el oído!
Tu frescor aliviaría
la oscuridad de mi corazón .
Y él mismo se describe como un astro, la luna, rodeado de los antitéticos doncellas/estrellas y caballeros/tinieblas. La oposición tinieblas/luz se convierte en tropos de los sentimientos:
La noche de tu ausencia es
larga
¡Que nuestro abrazo de amor
sea como el alba !
Sin el contraste de las tinieblas, al-Mu`tamid no gusta demasiado del sol diurno, símbolo de la gloria:
Nuestra gloria es como el sol, en altura y brillo .
Por eso lo prefiere velado,
por la luna o las nubes:
Se levantó y veló de mis
ojos con su figura,
el disco solar ¡Ojala se
velase igual la desgracia!
Ella sabe sin duda que es
una luna.
¿Qué puede ocultar el sol
sino la faz de la luna?
Cuando te lanzaste al
combate, enlorigado,
velado el rostro con el
almófar,
creímos que tu rostro era el
sol de la mañana,
velado por una nube de ámbar
.
La noche tiene
otro significado para el poeta: el sueño, lleno de visiones eróticas. Sus
poemas oníricos son los más sensuales, como vemos en este poema:
Amor onírico
Te he visto en sueños en mi
lecho
y era como si tu brazo
mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y
sintieses
el amor y el desvelo que yo
siento,
es como si te besase los
labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi
deseo.
¡Por tu amor!, si no me
visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no
dormiría más .
El vehículo normal de su poesía es la casída (es una forma poética propia de la Arabia preislámica; se trataba de un género poético extenso, de más de 50 versos e incluso más de 100. ) y la métrica clásica árabe. En los siguientes ejemplos presentamos una antología de poemas del poeta, donde creemos que podrá observarse su calidad poética:
TRES COSAS
Tres cosas impidieron que me
visitara
por miedo al espía y temor
del irritado envidioso;
la luz de su frente, el
tintineo de sus joyas
y el fragante ámbar que
envolvía sus vestidos.
Supón que se tapa la frente
con la amplia bocamanga,
y se despoja de las joyas,
más ¿Qué hará con su aroma?
EL COPERO, LA COPA Y EL VINO
Apareció, exhalando aromas
de sándalo,
al doblar la cintura por el
esbelto talle,
¡Cuántas veces me sirvió,
aquella oscura noche,
en agua cristalizada, rosas
líquidas!
DESPEDIDA
Cuando nos encontramos para
despedirnos, de mañanita,
ya tremolaban las banderas
en el patio del alcázar;
eran acercados los corceles,
redoblaban los atabales:
eran las señales de partida.
Lloramos sangre, hasta que
nuestros ojos eran como heridas
al fluir aquel líquido rojo.
Y esperábamos volver a
vernos a los tres días...
¿Qué habría sucedido si
hubiesen sido más?
EL RELÁMPAGO
El relámpago le asustó,
cuando en su mano
el relámpago del vino
resplandecía.
¡Ojalá supiera cómo, si ella
es el sol de la mañana,
se asusta de la luz!
CARTA
Te escribo consciente de que
estás lejos de mí,
y en mi corazón, la congoja
de la tristeza;
no escriben los cálamos sino
mis lágrimas
que trazan un escrito de
amor sobre la página de la mejilla;
si no lo impidiera la
gloria, te visitaría apasionado
y a escondidas, como visita
el rocío los pétalos de la rosa;
Te besaría los labios rojos
bajo el velo
y te abrazaría del cinturón
al collar;
¡Ausente de mi lado, estás
junto a mí!
Si de mis ojos estás
ausente, no de mi corazón.
¡Cumple la promesa que nos
hicimos, pues yo,
tú lo sabes, cumplo mi
parte!
LA AURORA LADRONA
Disfrazó la pasión que
quería ocultar,
más la lengua de las
lágrimas se negó a callar;
Partieron, y ocultó su
dolor, más lo divulgó
el llanto de la pena, tan
evidente y balbuceante;
les acompañé mientras la
noche descuidaba su vestidura,
hasta que apareció ante sus
ojos una señal evidente:
Me detuve allí perplejo: la
mano de la aurora
me había robado las
estrellas.
EL CORAZÓN
El corazón persiste y yo no
cesa;
la pasión es grande y no se
oculta;
las lágrimas corren como las
gotas de lluvia,
el cuerpo se agosta con su
color amarillo;
y esto sucede cuando la que
amo, a mí está unida:
¿Qué sería, si de mí se
apartase?
la casida
clásica estaba formada por una única rima que se mantenía a lo largo de todo el
poema, en su forma más extendida suele componerse de pareados, aunque en la
versión persa posterior sólo hay un pareado al comienzo, mientras que a partir
de ahí sólo el segundo verso de cada par rima con dicho pareado inicial
En el siglo IX,
el escritor de ascendencia irania ibn Qutayba dice en su obra Kitāb aš-šiʿr
wa-š-šuʿarāʾ (Libro de la poesía y los poetas) que la casida se compone de tres
partes: comienza con una apertura nostálgica, denominada naṣīb, en la que el
poeta reflexiona sobre el pasado. Un tópico usual es el del poeta persiguiendo
la caravana de su amor; cuando logra alcanzar el campamento, la caravana ya lo
ha abandonado. Tras el naṣīb suele venir el tajalluṣ, una especie de alivio de
la nostalgia, que sirve de transición a la siguiente parte del poema, el raḥīl,
en que el poeta contempla la dureza de la naturaleza y de la vida alejado de la
tribu. Finalmente, el último apartado está dedicado al mensaje central del
poema, que puede dedicarse a alabar a la tribu (fajr); a bromear sobre otras
tribus (hiŷāʾ); o a presentar máximas morales (ḥikam).
Aunque muchas
de las casidas posteriores se apartan de este esquema, en muchas de ellas sigue
siendo reconocible, al menos como referencia. Una de las casidas más famosas,
especialmente entre los musulmanes suníes, es la Qaṣīdat al-Burda («Casida del
Manto») de Muhammad al-Busiri, que la escribió por atribuir la sanación de su
parálisis a un sueño donde el profeta Mahoma lo había cubierto con su manto.
Publicado
por al-Andalus en 2:11
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